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BLOG VIAJE A LA CIUDAD DE LEÓN, por A. Lopez

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VIAJE A LA CIUDAD DE LEÓN EN AUTOCARAVANA

Día 11 de octubre (miércoles)
Ruta: Madrid-León

Plaza de la ciudad de León

Salimos desde Madrid a las 18,30 horas teniendo que cambiar urgentemente las ruedas traseras. Ya no fabrican las que actualmente llevamos las Michelin Agilis camping de verano, nos ofrecen la posibilidad de poner Michelin CrossClimate camping todo el año, el precio 178 euros, ya veremos el resultado.

Partimos con destino a León y apenas notamos tráfico, un poco la incorporación a la A-6, pro nada fuera de lo normal.

Llegamos a León pasadas las doce de la noche. Pasamos por una de las tres áreas de autocaravanas que ha construido la ciudad. Estaba llena y continuamos hasta la siguiente, en esta había solamente tres huecos.

El parking para autocaravanas en la Palomera de León (España), es una de las tres aéreas que dispuesto la ciudad de León para recibir la intensa afluencia de autocaratavanas, es gratuita, dispone de servicios de llenado de agua potable y vaciado de agua grises y negras. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 42.6078612 W 5.56416.

Día 12 de octubre (jueves)
Ruta: León

Murallas de la ciudad de León

Hoy comenzamos una nueva etapa de nuestra vida, quizás es la definitiva. Es el último fin de semana antes de la jubilación o pre-jubilación. Nos hemos conjurado para aprender a viajar sin horarios, sin tiempo definido, sin prisas.

Decidimos pasar todo el puente en León, en tiempos mozos este puente daría para ver León y dos o tres poblaciones cercanas con un comportamiento más propio de un circuito de una agencia de viajes.

El día de la fiesta nacional comienza en el área donde hemos pasado la noche muy tranquilos. Cuando despertamos vemos que el 50% de las autocaravanas han partido por lo que imaginamos que utilizan el parking para dormir y seguir.

Catedral de León

Intentamos ir de compras porque hemos olvidado cosas de segunda necesidad, pero en León se respeta el día nacional y el comercio cierra todos, pero sin excepciones.

Nuestro primer destino es la catedral (GPS N 42.599376 W 5.567286), está a unos 15 minutos andando del área de autocaravanas. El acceso es de pago 6 euros tarifa jubilados. Horario: de 9.30 h. a 13.30 h. y de 16.00 h. a 19.00 h.

Ante nuestros ojos aparece una mole de piedra coronada de pequeños pináculos La Catedral de León tiene la mayor influencia francesa del gótico que podemos encontrar en España. Fue promovida por Alfonso X el Sabio y su obispo fue Martín Fernández. La fachada occidental tiene un triple pórtico ojival, donde se dedica el tímpano central al Juicio Final, el izquierdo a San Juan (junto con escenas del ciclo de la infancia) y a San Francisco (con escenas de la coronación y dormición de la Virgen) el derecho. La influencia del gótico francés se ve en las similitudes arquitectónicas que vemos con la catedral de Reims, así como el repertorio que se repite en otras catedrales españolas. Las figuras van de acuerdo con el estilo escultórico del gótico español, que deja atrás el hieratismo románico para crear gestos góticos mucho más expresivos y naturalistas. Esto lo vemos claramente en las expresiones de vemos un varón de dolores, ángeles con armas, separación de los bienaventurados y los condenados

Portada central de la Catedral de León

La portada central es conocida también como portada de la Virgen Blanca por la figura de la misma en el parteluz. Hoy en día, esta es una réplica, hecha por el español Andrés Seoane, y la original se ubica en una de las capillas en el interior de la catedral. La Virgen Blanca fue promovida por Diego López de Fenol y realizada por un autor anónimo en piedra caliza. La portada gira en torno a la Virgen Blanca, sirviendo como ejemplo del énfasis que se le hizo al culto mariano durante la Edad Media. Concretamente, el culto a la Virgen Blanca data desde el siglo IV. La estatua marca el inicio de una corriente de escultura humanizadora en el arte gótico, especialmente mostrado en su canon alargado, la leve sonrisa y gestos tanto de la Virgen como del Niño y los pliegues voluminosos de su ropaje.

Portada lateral de la Catedral de León

La portada central tiene la escena del Juicio Final. La componen dos registros. El superior muestra a Cristo Juez o Cristo Varón de Dolores, comúnmente representado con las manos arriba para mostrar sus heridas de la Pasión (aprovechando para mostrar a un Cristo más humano). Está flanqueado por dos ángeles que llevan las Arma Christi, con la intención de recordar a los fieles el sacrificio hecho por Cristo. Finalmente, encontramos a la Virgen y san Juan Evangelista en actitud de súplica. En las arquivoltas aparecen los doce apóstoles y escenas de la resurrección de los santos. Finalmente, el inferior con el pesaje de las almas, con san Miguel como punto de divergencia entre bienaventurados y condenados. La escenas en ambos lados del registro inferior muestra un naturalismo expresionista que se debe remarcar, por su expresividad, desequilibrio y movimiento. En los extremos vemos el paraíso y el infierno. En el infierno, vemos representaciones de demonios torturando a los condenados y de los diferentes pecados. La monstruosidad ejemplificada por las escenas del infierno nos demuestra cómo se usó este creciente naturalismo para crear un mayor impacto en los fieles. Los contornos del tímpano están ornamentados con motivos vegetales que le dan continuidad al estilo gótico de influencia francesa en Hispania. Las tres portadas de la fachada principal me recuerdan a la catedral de Toledo.

Portada lateral de la Catedral de León

En el interior aparece el trascoro desde donde podemos contemplar las famosas vidrieras de la segunda catedral del mundo. En esta parte tienen una decoración vegetal que va cambiando el colorido según la posición del sol.

La catedral de León contó, desde la primera mitad del siglo XV, con un magnífico retablo mayor gótico que fue desarmado, quedando sus tablas dispersas en distintas parroquias de la diócesis. Realizado por Nicolás Francés, ocupaba los cinco intercolumnios centrales del presbiterio, compuesto de cinco calles y cuatro cuerpos, salvo en la calle central, que sólo tenía tres para cobijar un camarín de la Virgen, con dieciocho tablas grandes dedicadas a la Vida de la Virgen, la Vida de San Froilán, el Traslado del cuerpo de san Isidoro a León por san Alvito y el Martirio y traslado a Compostela de Santiago, además de otras veintidós más pequeñas en las entrecalles.

Retablo de la Catedral de León

Pero a mediados del siglo XVIII el cabildo tomó la decisión de sustituir aquel magnífico ejemplar gótico por otro nuevo de Narciso Tomé, el autor del Transparente de la catedral de Toledo, y su primo Simón Gavilán Tomé, y que con las restauraciones de fines del siglo XIX, buscando recuperar la pureza gótica del templo, también se retiró, hoy en la iglesia de los Capuchinos.

La Catedral necesitaba tener un altar apropiado al reabrirse ésta al culto en 1901, el arquitecto Juan Bautista Lázaro diseñó un nuevo Altar, integrado en el centro del retablo, con un doble tablero de mármol, sostenido por cuatro columnas y rodeado con decoración dorada. Sobre ese altar se situó el sagrario de plata de Manuel Rebollo (1826) y, a sus lados, las dos partes de la urna relicario de Enrique de Arfe (1519), que el maestro Suero de Argüello separó en 1570 y que volvieron a unirse en 1826, cuando los restos del Santo Patrono de León fueron trasladados a la urna de Candanedo y Neirá, que es la que actualmente vemos debajo del Altar.

Retablo de la Catedral de León

En la calle central se aloja una escultura barroca de la Virgen y alrededor se distribuyen cinco tablas recuperadas del retablo de Nicolás Francés y otras tablas de Escuela Castellana de dos procedencias, con seis pequeñas escenas de la Vida de la Virgen, cuatro de ellas de la iglesia de Palanquinos atribuidas al llamado Maestro de Palanquinos, otras dos del retablo de la iglesia de Santa María del Mercado de León, que son las que forman el banco, y dos más de Palanquinos con tres Apóstoles cada una: Andrés, Juan y Pablo por un lado y Pedro, Santiago y Tomás por otro.

De las pinturas del antiguo retablo de Nicolás Francés recuperadas, una corresponde al ciclo de la Vida de la Virgen y narra la Presentación en el Templo, tres son del Ciclo de San Froilán, con la Vocación de san Froilán, Alfonso III visita a san Froilán y la Consagración de san Froilán, y otra pertenece al Ciclo de Santiago, con el Traslado de los restos desde Iria Flavia.

Bóveda del altar mayor de la Catedral de León

La tabla con la Presentación de la Virgen muestra una escena en un interior desequilibrado, con enormes figuras a la izquierda, donde se sitúan los santos Joaquín y Ana acompañados de algunos parientes, y una escalera en un templo a medio hacer por el que sube una minúscula figura de María ascendiendo hacia el altar, donde la esperan dos sacerdotes.

La Vocación de san Froilán muestra al santo en un bosque acercándose una brasa a los labios sin quemarse, lo que demuestra la voluntad de Dios de que sea predicador, o mientras una paloma blanca y otra de color fuego se aproximan a su boca, una para quemarle y otra para darle la serenidad de espíritu necesaria para provocar su vocación. La escena es presenciada por dos monjes, uno que observa el milagro y otro que está de espaldas leyendo distraído.

Capilla de la Catedral de León

Alfonso III visita a san Froilán relata como el monarca se desplazó hasta el monasterio de Moreruela para convencer al santo de que aceptara el nombramiento como obispo de León, escena ante un edificio gótico, con nobles que acompañan al monarca, todos ataviados con ricas y coloristas vestiduras, mientras unos monjes descargan los presentes que éste ha llevado al santo.

La presencia de un hombre enseñando sus partes pudendas a una mujer en la esquina inferior izquierda de esta tabla ha sido interpretada por algunos autores como el símbolo de las “procacioribus verbis” con las que el santo buscaba mostrar que era indigno de ocupar la sede leonesa porque se consideraba mal monje y porque había tenido un hijo.

Capilla de la Catedral de León

La Consagración de san Froilán como obispo de León tiene lugar el día de Pentecostés del año 900, cuando el gozo del Espíritu Santo actúa en él en presencia de otros tres obispos, presbíteros, monjes, seglares… entre los que está también san Atilano porque va a ser consagrado con él.

En cuanto al Traslado de los restos de Santiago, muestra una carreta de ruedas macizas, antecedente del “carro chillón” leonés, tirada por dos bueyes, escoltada por dos diáconos con dalmática y sobre la que se ve un arcón cubierto por un paño rico. A la derecha hay una catedral gótica a la que está entrando un obispo y donde un peregrino o un mendigo se acerca a un altar portátil de Santiago. Al fondo se ve una gran iglesia gótica, pastores cuidando ovejas, el castillo del obispo Teodomiro y un peregrino que parece arrojar una piedra a un crucero y que algunos autores han puesto en relación con la costumbre de colocar una piedra en la base de la Cruz del Ferro en el Monte Irago, entre León y Santiago al paso del Camino por el Bierzo.

Capilla de la Catedral de León

Es y ha sido un edificio muy frágil porque el gótico la hizo una estructura muy ligera y alta, lo que permitía construir esos ventanales tan grandes.

Las capillas rodean el ábside con una girola al estilo de las Iglesias francesas. Están decoradas de forma muy sencilla y los retablos no son grandes obras de arte, se aprovechaban como enterramientos.

Un elemento destacado es el coro, fue diseñado en 1461 por el maestro Enrique, comenzó a ejecutarse después de que el Cabildo encargara durante cinco años consecutivos recoger la madera de nogal necesaria en distintos bosques de León. Y necesitó otros catorce años para la talla y montaje definitivo de las piezas, obra de maestros como Juan de Malinas, Fadrique, Theodorico y Diego Copín.

Coro de la Catedral de León

Originalmente se situaba cerca del altar mayor (como en otras catedrales), pero a mitad del siglo XVIII fue trasladado al lugar que ocupa hoy para acercar el culto a los feligreses. Junto al trascoro renacentista de alabastro de finales del siglo XVI, forma un espectacular conjunto que abarca dos tramos de la Nave Mayor del templo próximos al Crucero.

Detalles del Coro de la Catedral de León

En su bancada rectangular se distribuyen hasta 76 sillas en dos alturas; las del primer nivel (con tallas de personajes del Antiguo Testamento) se destinan a los beneficiados, racioneros, bachilleres y otros servidores del templo; y los del segundo nivel (con representaciones de apóstoles y santos), se reservan para los canónigos.

Como en otros coros, toda la sillería tiene asientos giratorios que liberan el espacio necesario para el acceso y permiten también a sus ocupantes estar de pie apoyándose en una discreta repisa situada debajo de los brazos llamada “paciencia” o “misericordia”.

En León, a la sillería del lado de la epístola (por la derecha, mirando al altar), se la conoce como Coro del Obispo y a la del lado del evangelio (por la izquierda), como Coro del Rey, ya que ambas autoridades tienen un asiento reservado en cada lateral de la bancada. Y respecto al programa iconográfico de sus tallas, en el coro podemos encontrar dos líneas maestras, distintas y perfectamente diferenciadas; la de los temas religiosos y la de los temas profanos. Incluso la propia estructura del conjunto está concebida para delimitar los espacios de cada figura o escena, sin mezcla, sin confusión.

Claustro de la Catedral de León

El claustro es uno de los mejores ejemplos del arte gótico, se cubre con excelentes bóvedas estrelladas decoradas con diversos motivos platerescos como medallones, bucráneos, calaveras humanas… Son de destacar las columnillas de los pilares de variada decoración, también plateresca.

Detalles del Claustro de la Catedral de León

Toda esta parte corresponde al siglo XVI y es su autor Juan de Badajoz el Mozo. Como puede observarse, este conjunto está perfectamente armonizado con la sección de la época medieval.

En una de las galerías se encuentra la veleta gafe. Le cayó un rayo y dos veces se desplomó de la Torre Sur, conocida como la Torre del Reloj. En el centro hay dos chapiteles del siglo XVI coronados por san Pedro y san Pablo, que, antes de la magna restauración de la catedral a finales del siglo XIX, remataban el hastial oeste. Además, hay una colección de lápidas funerarias; sin contar los con los sepulcros de Munio Ponzardi, Domingo Juan o la del canónigo Juan Martí

Detalles del Claustro de la Catedral de León

El claustro se puede ver las esculturas de 23 santos apeados de la fachada principal, por su delicado estado de conservación. Su estancia iba a ser temporal, pero llevan trece años en este enclave y sin previsión de mudarse. En 2011 se instaló la pila bautismal del antiguo Hospicio, en la que fueron cristianados más de 30.000 huérfanos.

Algunos visitantes lo confunden con un pozo, pero se trata de la ‘armadura' de piedra de un rosetón de la Catedral, y también encontró acomodo en el claustro.

El templo gótico no es solo un lugar de oración, sino también de juego. Las pruebas, esculpidas sobre algunas piedras, fueron localizadas en 2008 por Juan Carlos Campos, el descubridor de los petroglifos de la Maragatería. Encontró entonces diez tableros de alquerque —el juego precursor del ajedrez y las damas, que se juega con un tablero sobre rayas y doce peones— situados en el interior del templo gótico y en los lugares más soleados del claustro. La mayoría obedecen al clásico diseño del alquerque de doce (también existen las variantes de tres y nueve).

El rey Alfonso X el Sabio mencionó el alquerque y sus tres variantes en su obra Juegos diversos de axedrez, dados y tablas (1238). El monarca explica que el alquerque se parece al ajedrez «porque se juega por seso», es decir, con inteligencia.

Portada policromada Virgen del Dado de la Catedral de León

Desgraciadamente no podemos ver el Museo porque estaba hasta las 12,30 horas. Antes de salir nos dirigimos a la puerta que une el claustro con la catedral donde se encuentra la fascinante Puerta de la Virgen del Dado.

Detalle de la Virgen del Dado de la Catedral de León

Preside la puerta catedralicia de la fachada norte y recibe el nombre de una antigua leyenda, según la cual, la cara del niño que sostiene en sus brazos sangró al recibir el impacto del dado que le arrojó un jugador ebrio al perder una partida en la calle. La escena está plasmada en la vidriera del ventanal del muro opuesto, que se remonta al siglo XV y fue realizado por el maestro Valdovín sobre cartones de Nicolás Francés. Pero alrededor de esta imagen hay mucho más, y el director del Museo Catedralicio Diocesano, don Máximo Gómez, ha resumido en mil palabras el universo iconográfico de esta “Puerta de la Virgen del Dado”.

Además de la imagen de la Virgen del Dado, lo más impresionante de toda la portada es el tímpano, concebido en función de la imponente figura del Salvador, si bien la colocación de las esculturas no responde a un plan orgánico, como podía esperarse cuando hablamos de la Catedral de León. Más bien estamos ante figuras aisladas, con protagonismo propio y sin relato secuencial. No obstante, representan a personajes fundamentales del credo de la fe cristiana.

Discípulos de Cristo de la Virgen del Dado de la Catedral de León

Así, en las jambas, a ambos lados de la Virgen Madre, figuran los apóstoles Pablo, Pedro y Santiago el Mayor, por el izquierdo, y la escena de la Anunciación con San Andrés por el derecho. En el tímpano resalta al Salvador glorioso y, a sus pies, los cuatro evangelistas escribientes auxiliados por sus correspondientes símbolos.

La Virgen está de pie, coronada. Mantiene a su hijo en el brazo izquierdo y con la otra mano sostiene una rosa. Viste velo, manto y túnica rozagante. Esboza una leve sonrisa, aunque lejana ya, como las restantes esculturas, de la que encarna la Virgen Blanca. El niño cubre su cuerpecito con una sencilla túnica, dejando al descubierto sus pies desnudos. Mientras bendice, sujeta el libro cerrado.

Anunción de la Virgen del Dado de la Catedral de León

El grupo apostólico de la izquierda efigia a los tres discípulos de Cristo más relevantes en la piedad medieval del Viejo Reino. San Pablo, el apóstol de los gentiles, viste túnica y manto, y lleva la espada y el libro, evocando su martirio y las cartas que escribió. Llama la atención la fidelidad con que el escultor ha reproducido los rasgos físicos con que la literatura le ha identificado desde tiempos antiguos: estatura baja, la calvicie, larga nariz, ojos pequeños y grandes orejas. Apea sobre dos dragones con cola de reptil. San Pedro, además del libro, sostiene las llaves del cielo y de la tierra. Viste, como Pablo, al modo atemporal.

Podría sorprender el hecho de que no ocupe el puesto que le corresponde como Príncipe de los apóstoles, que suele ser siempre el primero y más próximo a la puerta. Pero, lo mismo que ocurre en las vidrieras del presbiterio de la catedral, ha sido desplazado por Santiago el Mayor, el cual tiene especial preeminencia en este templo, tanto por la protección ejercida durante la reconquista como por lo que significaba para los peregrinos europeos que cruzaban el Camino hacia Compostela. Desde el punto de vista iconográfico, su imagen se sale de las representaciones más comunes y destacan los detalles de su peregrinaje, como la garnacha abotonada que lleva sobre la túnica, el gorro – cónico en este caso-, la venera, etc.

El Salvador de la Virgen del Dado de la Catedral de León

La escena de la Anunciación está representada de manera sintética en las jambas de la derecha. Tanto la figura del arcángel Gabriel como la de María, están dotadas de una belleza singular, en la que armónicamente se entreveran gestos, rostros, ropajes y pigmentos. Ambos aparecen inmersos en la hondura del diálogo que mantienen. El grupo tiene muchas afinidades con la del claustro burgalés. La Virgen, con la mirada caída y la mano derecha apoyada sobre el pecho, escucha con gran serenidad al mensajero de Dios. Son gestos que expresan disposición receptiva y apertura al mensaje. Todo estaba previsto en las Escrituras, cuyo libro sostiene con la mano izquierda. Viste túnica larga y cubre la cabeza con un velo ajustado sobre las sienes mediante una sencilla cinta, fiel a la costumbre de las hijas de Israel.

Portada policromada Virgen del Dado de la Catedral de León

El Arcángel se dirige a María dibujando un movimiento galante, mediante la flexión, sensiblemente insinuada, de su rodilla derecha. Viste un grueso manto y debajo de su túnica quedan sus pies al descubierto, recordando el origen celeste de su ministerio, lo mismo que las alas. Sostiene una palma en su mano izquierda.

En la jamba siguiente se halla la escultura de San Andrés, monolítica como todas las restantes. Viste la indumentaria convencional y, además del libro, sostiene la cruz del martirio. El lugar que ocupa le obliga a permanecer como desvinculado del conjunto, pues abre una diagonal en dirección a la puerta que no llegó a construirse.

El Salvador aparece dentro de la mandorla que tiene como fondo un policromado con multitud de figuras angélicas. Desde el punto de vista bíblico, responde a dos momentos distintos aunque conectados: su Ascensión a los cielos y su Venida gloriosa al final de los tiempos. “Dicho esto, a la vista de ellos, fue levantado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. (…) El mismo ese Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo” (Hch 1, 9-11). Cristo glorioso, en cuyo cuerpo han desaparecido los signos de la pasión -salvo la cruz aspada que decora su nimbo-, se alza sobre una nube, pero en posición emergente hacia el espectador. Sostiene el globo cósmico con su mano izquierda, al tiempo que bendice con la derecha. Por la fuerza expresiva y rasgos del semblante, pletórico de gloria y majestuoso al mismo tiempo, advertimos que ya no quedan connotaciones de carácter severo, judicial.

Virgen del Claustro de la Catedral de León

Debajo, los cuatro evangelistas, alados, escriben su evangelio. Los acompañan sus correspondientes símbolos, aunque en este caso su protagonismo es secundario, pues se limitan a ayudarles materialmente en la tarea.

La arquivolta interior tiene un carácter eminentemente mariano. Toda ella está decorada con figuras femeninas, vírgenes y mártires portando libros o palmas. Entre ellas podemos identificar a santa Catalina, cuya capilla se abre en el costado norte del claustro. Llevan corona y tienen mucho que ver estilísticamente con las figuras de la puerta de san Francisco, dedicada a cantar la Dormición y Glorificación de la Virgen… Y las figuras de la otra expresan un canto a la Iglesia Jerárquica. Simbolizan los distintos ministerios eclesiásticos, desde el romano pontífice hasta los grados inferiores que la sirven.

Virgen del Claustro de la Catedral de León

Una vez fuera en la plaza vemos el Museo Sierra Pambley. Tenemos ocasión de hacer la visita guiada esta tarde a las 19; 00 horas.

Regresamos al área de autocaravanas para vivir como jubilados, una buena comida y una siesta.

Por la tarde nos trasladamos hasta otra de las áreas de autocaravanas, pues pensamos que está más cerca del centro histórico, además de esta forma evitamos estar más de 48 horas en el mismo sitio, como indica sus limitaciones.

El área de autocaravanas de la ciudad de León (España) situada en la zona de la avenida de los Peregrinos, muy cerca del Monasterio de San Marcos. Es gratuita, dispone de servicios de llenado de agua potable y vaciado de agua grises y negras. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 42.604457 W 5.584790.

Museo de Sierra Pambley de León

El área dispone de unas 25 plazas marcadas y reservadas para autocaravanas, situada en el lateral del parking, además, se puede aparcar en la zona central mercada en naranja, pero esta zona tiene limitación del parquímetro, aunque el precio por día es 2,80 euros, mejor poner el ticket porque el controlador va varias veces al día.

Salimos sin prisas para ver la casa de los Sierra Pambley. Está enfrente de la catedral en la plaza de Regla, 1-4 ( N 42.599496 W 5.567657). La visita es guida, previa petición, y gratuita.

La casa Palacio nunca fue habitada porque la mujer que pretendía el constructor le rechazó. Es uno de los tesoros que esconde la ciudad de León. Un pedazo de historia perfectamente conservada la historia de una fundación que tanto ha hecho por la educación y la cultura.

Exterior de la Casa Sierra Pambley de León

El aspecto exterior del edificio no revela las importantes obras que guarda en su interior. Se conserva tal como fue diseñada en el siglo XIX. Es muy curiosa porque tiene detalles que solamente se podían ver en los mejores palacetes europeos.

La casa solariega corresponde como la de una familia acomodada, los Sierra Pambley, qué además tenían inquietudes culturales y artísticas, estaban al tanto de las novedades que se producían en los países de Europa del entorno, y además uno de sus miembros fue parte activa de la creación de la Institución Libre de Enseñanza que desde el siglo XXI y hasta el final de la Guerra Civil introdujo novedosos sistemas y métodos de enseñanza basados en el estudio de campo, en las prácticas y en las enseñanzas fuera del aula. La casa, de dos plantas, musealizada con mobiliario y objetos originales o traídos de la otra casa de la familia, en Villablino, hace un repaso por el árbol genealógico de las familias, por su historia vital, por la de la propia Institución Libre y por los métodos de enseñanza. Hay diversas habitaciones decoradas según la época de construcción de la casa, con los novedosos avances en materia de higiene y de salud. En la planta baja, en lo que fue el cuatro de carruajes, hay una exposición que narra la historia completa de la Institución Libre, mediante objetos, gráficos, amplios textos.

Habitación de la Casa Sierra Pambley de León

La primera planta es la parte que ocupaba en todas las casas la planta de la vivienda que reunía las salas en las que se recibía protocolariamente. Estaba amueblada y decorada con lujo, ya que era espejo de la posición económica y social de sus propietarios: las estancias se organizaban en enfiladas, unas a continuación de las otras, de manera que pudieran formar un espacio continuo que albergara a los numerosos invitados de los bailes y los saraos que se distribuían entre las distintas salas que forman esta planta, como la de Juego, que conserva la mesa de billar y diversos juegos de mesa fabricados en China; la sala de Fumar, destinada a los caballeros, decorada con papeles pintados y cortinas, además de un cómodo mobiliario que favorecía las conversaciones, para dar paso a la Sala, cuya función era servir de salón de baile y de comedor de gala; y finalmente, a la Sala de Compañía, decorada con los colores que el gusto de la época relacionaba con la feminidad: blancos y platas.

Habitación de la Casa Sierra Pambley de León

Además, esta planta conserva otro grupo de estancias reservadas a Francisco Fernández Blanco: el despacho con la mesa de escritorio y la silla giratoria de gutapercha, el innovador retrete con agua corriente instalado en 1912 y decorado con solería de baldosa hidráulica y finalmente, su austero dormitorio.

La planta segunda, de uso familiar, se articula en torno al comedor de diario, que hace también de zona de reunión y de distribuidor, donde se pueden contemplar las vajillas inglesas y de la Real Fábrica de Sargadelos, la platería o la cristalería de la casa. Da paso al tocador, estancia destinada al aseo diario, mediante el uso del baño de asiento o de la bañera, y a la habitación principal, presidida por la gran cama, símbolo del matrimonio y de la familia.

Obras de arte de la Casa Sierra Pambley de León

La perspectiva enfilada que sigue a continuación, está compuesta por el despacho de Segundo Sierra Pambley, la sala de música con el conjunto de piano y taburete del madrileño Vicente Ferrer (1804-1856) decorada con vistosos papeles pintados, y un gabinete, donde se recibiría a los amigos de confianza. Finalmente, se visitan los grupos de dormitorios destinados a los invitados y al resto de la familia, que conservan además del mobiliario y la ropa de cama, objetos de aseo de la fábrica alemana Villeroy & Boch y juegos de mesa adquiridos en Francia hacia 1860 como la Oca.

De regreso al área podemos ver la casa botines de Gaudí iluminado con la bandera nacional, imaginamos que esto solamente lo hacen todos años los días 12 de octubre, a su lado el Palacio de los Guzmanes tienen el mismo tipo iluminación, aunque mucho menos recargada.

Día 13 de octubre (viernes)
Ruta: León

Fachada del Convento de san Marcos de León

El día comienza en el área de autocaravanas de León de los Peregrinos, hemos pasado una noche totalmente tranquila, pese a estar en una zona de mucho transito.

Salimos para seguir descubriendo León sin los agobios de otros viajes con la nueva política de más por menos.

Sin saberlo estamos a pocos metros de un edificio que no habíamos identificado, se trata del antiguo Monasterio que ocupa el parador de San Marcos. Lo más preocupante es que hace 40 años pasamos un fin de semana, pero nuestro disco duro debió de perder el archivo y ya lo habíamos olvidado.

El convento de san Marcas se encuentra situada a unos 15 minutos andando de la catedral (GPS N 42.601936 W 5.581390), plaza de dan Marcos 6. Entrada gratuita, horario; de martes a sábado: 10:00-14:00 y 16:00-19:00, domingos: 10:00-14:00 horas.

Cruceiro del Convento de san Marcos de León

El edificio tiene la parte del monasterio dedicada al hotel y quedó la iglesia y el claustro de uso público. Este edificio tan bello albergó la sede de la Orden militar de Santiago y fue hospital de peregrinos.

Más tarde, fue también prisión –su prisionero más ilustre fue Francisco de Quevedo–, ministerio de guerra y campo de concentración franquista durante la Guerra Civil.

El convento que hoy se conserva en León empezó a gestarse tras un capítulo general celebrado en Valladolid en 1513 precisamente bajo la presidencia del rey Fernando, que destinó una cuantiosa renta anual para la construcción de un nuevo edificio que sustituyera al antiguo, en el que aunque se habían hecho importantes reformas durante la segunda mitad del siglo XV, se consideraba que no reflejaba ni la importancia del Estado ni el poder de la Orden.

Fachada del Convento de san Marcos de León

La historiografía tradicional atribuye las trazas generales de un edificio, con dos partes diferenciadas en iglesia y palacio-convento y una gran fachada de casi cien metros de longitud, a Pedro de Larrea, arquitecto del convento de Alcántara, que las habría entregado en 1514.

Un año después, ya en el reinado de Carlos V, que sucedió a su abuelo como maestre de la Orden santiaguesa, dieron comienzo las obras bajo la dirección de Juan de Horozco. Se empezó por la cabecera de la iglesia al tiempo que se realizaban las primeras labores de derribo de la construcción medieval.

Con la llegada al trono de Felipe III, pues las continuas presiones ejercidas por los partidarios del restablecimiento de la primitiva sede, sobre todo del Concejo de León y del Cabildo de la catedral, y las pésimas condiciones en las que los monjes estaban instalados en la fortaleza de Mérida, dieron su fruto cuando en 1602 Clemente VII y el monarca aprobaron el regreso de la comunidad al convento de San Marcos, una vuelta que en 1615 supuso la reanudación de las obras para culminar las dos alas que faltaban del claustro.

Decoración de la fachada del Convento de san Marcos de León

La última intervención en la edad moderna se produce en torno a 1715 para levantar un nuevo lienzo de fachada entre la entrada y el río que imitó al construido en el siglo XVI y que se remató con una torre palaciega.

A pesar de los años transcurridos entre el inicio de las obras y su culminación, el conjunto denota unidad de estilo porque los freiles siempre abogaron por ello, con obras dirigidas por Pedro del Hoyo y Toribio de la Teja en el siglo XVII y Pedro Salgar en el XVIII, con Martin de Suinaga y Antonio y Pedro de Valladolid como encargados de la nueva fachada.

Francisco de Quevedo, caballero de Santiago, estuvo encarcelado en San Marcos entre 1639 y 1643 por orden del Conde-Duque de Olivares, periodo en el que trabajó en sus obras Vida de San Pablo, Constancia y paciencia del Santo Job y Providencia de Dios. De este periodo dejó escrito:

Decoración de la fachada del Convento de san Marcos de León

“(…) de rigurosísima prisión, enfermo de tres heridas, que con los fríos y la vecindad de un río que tengo por cabecera, se me han cancerado, y por falta de cirujano, no sin piedad, me han visto cauterizar con mis manos; tan pobre que de limosnas me han abrigado y entretenido la vida. El horror de mis trabajos ha espantado a todos”.

Tras la supresión de los conventos de órdenes religiosas entre 1836 y 1837 y la desamortización de sus bienes, los freiles de San Marcos, canónigos reglares de San Agustín fueron exclaustrados y tuvieron que abandonarlo, y aunque en 1844 fue declarado Monumento Histórico Artístico, aquello no evitó que iniciara un largo periodo de cambios legales, patrimoniales y arquitectónicos en el que se sucedieron los usos como Instituto de Segunda Enseñanza, Casa de misioneros, Escuela de Veterinaria, Museo Arqueológico de León, cárcel provincial, hospital para enfermos de viruela…

Portada del Convento de san Marcos de León

La portada de la iglesia fue despojada de toda ornamentación, imaginamos por el abandono de los monasterios a causa de la desamortización de Mendizábal. Solo una pequeña parte de objetos aparecía reflejada en los inventarios o en las descripciones de los Libros de Vista a lo largo de los siglos XVI al XVIII, y aunque es difícil cuantificar su pérdida, es evidente que fue muy considerable. Para dificultar todavía más su estudio, el inventario tras la desamortización apenas aporta datos significativos, limitándose a reseñar el número de objetos de cada clase, tipología, el material a veces y la ubicación que tenían en el edificio. Llama la atención la ausencia de piezas valiosas del mundo medieval y de reliquias, por lo que se supone que hubo ocultación previa de las mismas, las más interesantes a los ojos del pensamiento romántico, que muy probablemente salieron del edificio de forma ilegal. También son muy escasas las obras de plata, sin que exista ninguna de oro, datos que no concuerdan con los abundantes recursos con los que contó San Marcos.

Nave de la iglesia del Convento de san Marcos de León

En 1986 el hostal se convirtió en Parador de Turismo y en la actualidad compagina ese uso con el de parroquia y Anexo monumental del Museo de León.

La iglesia, obra de Juan de Horozco iniciada en 1515, está orientada en el eje norte-sur aprovechando el espacio dejado por una demolición muy parcial del templo primitivo por la necesidad de utilizarlo para los oficios hasta que la capilla mayor del nuevo estuviera terminada.

La portada tiene un gran arco de medio punto que cobija un atrio con cubierta de crucería en el que se aloja la portada, todo ello flanqueado por dos torres inacabadas. La portada es de arco escarzano sobre el que se sitúa otro de medio punto con tímpano sin decoración, toda ella flanqueada por sendos pináculos que se prolongan hacia arriba enmarcando siete calles separadas por pilastras que contienen peanas con doseletes góticos que estarían preparados para esculturas.

Capilla de la iglesia Convento de san Marcos de León

Sobre el pórtico hay una terraza abalaustrada que se antepone al hastial de remate, con un cambio de lenguaje que podría deberse a la sucesión en la dirección de obras de Álava, observándose ya elementos renacientes como la compartimentación rectangular del muro, la división tripartita subrayada mediante pilastras o los frisos decorados con grutescos, que también enmarcan el óculo central que ilumina el coro. Y lo mismo ocurre con la repetición sistemática de veneras y sillares facetados que recorren los muros. El conjunto estaba concebido para ser rematado con un frontón triangular que no llegó a concluirse, dejándose simplemente con un pequeño frontispicio triangular de exaltación del Imperio, con el águila bicéfala de Carlos V flanqueada por las columnas de Hércules con el lema Plus Ultra y dos maceros.

Jesús Nazareno iglesia de san Marcos de León

En el primer cuerpo de las torres destacan sendas hornacinas de medio punto flanqueadas por pilastras que sostienen un entablamento, todo ello con labor esculpida de grutescos, y un frontón trapezoidal. En el del lado de la Epístola el arco contiene un Calvario en muy mal estado de conservación, y por la inscripción junto a uno de los tondos de las enjutas, la obra se atribuye a Juan de Horozco padre. El retablo pétreo de la torre del Evangelio contiene un Descendimiento mucho mejor conservado que se cree que pudo ser realizado por Juan de Juni y que demuestra conocimiento del clasicismo y de la perspectiva renacentista italiana.

El interior muestra una estructura habitual en la época, con planta de cruz latina con nave única de cinco tramos, capillas-hornacina entre los contrafuertes abiertas a la nave mediante sencillos arcos apuntados y comunicadas entre sí, cuerpo de ventanas, bóvedas estrelladas de tradición gótica de diseño variado, coro alto a los pies de gran desarrollo sobre bóveda de crucería en carpanel, crucero que no sobresale en planta, separado por una destacada rejería, y ábside poligonal.

Portada de la iglesia Convento de san Marcos de León

Las ventanas son ojivales ajimezadas y las vidrieras fueron realizadas por Alberto de Holanda y Francisco Valdivieso, vecinos de Burgos, aunque se conservan muy fragmentadas. Las dispuestas en el presbiterio están constituidas por elementos reaprovechados teniéndose sólo en cuenta la mezcla de colores para lograr una luminosidad similar a la de los vitrales góticos, pero sin coherencia iconográfica ni unidad estilística, imposibilitando la lectura iconográfica de las mismas. Las mejor conservadas son las del testero norte del crucero, en las que aparecen San Joaquín y Santa Ana en el lado del Evangelio y Santa Catalina y San Cristóbal en el de la Epístola.

El retablo mayor, del siglo XVIII porque el primitivo no se sabe dónde está después de que fuera llevado a Extremadura cuando el convento fue trasladado allí, presenta una estructura neoclásica con pinturas en las que se representa una Anunciación central rodeada de un Apostolado. También tiene sendos retablos en los testeros de la cabecera de los brazos del transepto.

Dolorosa de la iglesia Convento de san Marcos de León

Una de las obras muebles más destacadas de la iglesia es la sillería del coro, realizada por un grupo de artistas franceses que incorporaron a su trabajo aportaciones españolas e italianas, quizá dirigidos por Juan de Juni mientras estuviera trabajando en el retablo de piedra con una Natividad en la entrada a la iglesia desde el claustro, que varios autores también le atribuyen.

Tiene forma de U con dos niveles, uno alto con cuarenta y cinco sitiales y otro bajo con veintinueve, y desarrolla un complejo programa iconográfico basado, fundamentalmente, en la Biblia. En los respaldos superiores, atribuidos a Juan de Juni, se representan santos, mártires, Padres de la Iglesia y los Apóstoles, aunque no todos fueron realizados por él. Juan de Angers, imaginero con un estilo influido por Juni, sería el artífice de alguna figura de la parte superior y de los medallones inferiores del tramo central y del Evangelio.

Retablo de la iglesia del Convento de san Marcos de León

El transepto del Evangelio cuenta con una sencilla portada de acceso al claustro bajo de medio punto con decoración vegetal, otra portada retablo plateresca por la que también se accede al claustro bajo y una tercera, ya renacentista, para la sacristía y a una de las dos escaleras de subida al claustro alto.

La portada retablo plateresca se organiza mediante arco de medio punto entre columnas que soportan un friso sobre el que se ubica un segundo cuerpo con tres hornacinas aveneradas con una Virgen con Niño central flanqueada por Santiago y un obispo. Por encima hay un vano de arco escarzano que abre a la galería alta del claustro rematado por un frontón triangular.

La decoración de la sacristía, con un ciclo iconográfico relacionado con el Templo de Salomón, es más exuberante que la de la postsacristía y se concentra en las bóvedas, las ménsulas, los nichos que recorren las paredes y un retablo de piedra en el testero norte. También destaca el gran óculo que abre a la escalera del claustro en el testero sur.

Bóveda de la Sacristía Convento de san Marcos de León

La ejecución de esta labor escultórica se atribuye tradicionalmente a los colaboradores que tuvo Juan de Badajoz en la catedral de León o en el monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes, que fueron Juan de Angers, Guillén Doncel, Miguel de Espinosa y Esteban Jamete, algunos de ellos también colaboradores de Juni en la elaboración de la sillería del coro, y los documentos corroboran que, por lo menos Angers, sí que tuvo una importante participación. En las ménsulas que sustentan los nervios de las bóvedas aparecen personajes del Antiguo Testamento, como Judá, Thamar, Noemí, Ruth, Booz, David o Salomón.

Las paredes laterales cuentan con tres nichos cada una. Son de medio punto abocinado con intradós con casetones que alternan florones variados y veneras y los tímpanos muestran tondos con los personajes Moisés, Melquisedec y Samuel del Antiguo Testamento, y San Pedro, San Marcos y Santiago del Nuevo.

Altar de la Secristía Convento de san Marcos de León

El altar tiene un cuerpo bajo con arco de medio punto sobre pilastras con medallones con los bustos de San Pedro, San Juan y varios profetas y decoración escultórica en el tímpano con el Salvador. Está flanqueado por dos columnas abalaustradas y por encima se sitúa un ático con Santiago Matamoros rematado por un óculo que abre a la sala del tesoro.

Frente al altar de la sacristía se ubica la figura orante de don Juan Quiñones de Guzmán, obispo de Calahorra y la Calzada, canciller de la Universidad de Salamanca y comitente del famoso Palacio leonés de los Guzmanes, una de las piezas museológicas más destacadas de este ámbito. Lo conservado, procedente del convento de Santo Domingo de León, no es más que el mencionado orante, el basamento frontal y un tímpano de uno de sus arcosolios, una pequeña parte de lo que fue un espléndido monumento funerario parietal adosado al muro del testero del crucero del Evangelio de la iglesia del convento compuesto por una estructura arquitectónica con más esculturas y escudos de armas y realizado por Jerónimo de Nogueras hacia 1572.

Sala del Tesoro Convento de san Marcos de León

En la sala del tesoro destacan las series pictóricas de la Vida de Abrahamç, del taller de Pedro Orrente, y de Caballeros de la Orden de Santiago, de Miguel Ferreras, Vicente Ponte y otros pintores, de mediados del siglo XVII y del XVIII respectivamente.

Cuando salimos están celebrando la misa y tenemos la ocasión de ver la iglesia iluminada, hacemos la espera para dar tiempo de poder ver el claustro.

El claustro procesional se desarrolla adosado al lado del Evangelio de la iglesia y es de planta cuadrada, con dos crujías, la sur y la oriental, realizadas en el siglo XVI por Juan de Badajoz el Mozo, y las otras dos de los siglos XVII y XVIII a imitación de las primeras, con dos escaleras, una en la crujía occidental y otra en el ángulo noreste, a la que también se accede desde el transepto del Evangelio de la iglesia y desde la que se entra a la sacristía.

Claustro de la iglesia del Convento de san Marcos de León

La galería baja se organiza mediante grandes arcos de medio punto entre gruesos contrafuertes y un friso con putti, medallones con bustos y conchas de peregrino. Se cubre con bóvedas de combados con labor escultórica de bustos de personajes bíblicos, santos, emblemas de Santiago, ángeles, elementos florales y calaveras en los medallones de las claves y en las ménsulas, todo al servicio de un programa iconográfico en torno a la vida, el pecado, la muerte y la redención.

Sala Capitular de la iglesia del Convento de san Marcos de León

La sala capitular es un ámbito rectangular con dos grandes vanos de medio punto abiertos a la fachada principal que también contaron con vidrieras de Nicolás de Holanda y una impresionante techumbre mudéjar del siglo XVI con decoración renaciente de casetones con piñas y florones y friso de querubines, el único trabajo que se conserva de las magníficas labores en madera en cubiertas, marcos y puertas con las que contaron las estancias del claustro y en las que se sabe que participó, entre otros, Guillén Doncel.

Casa Botines de León

Marchamos hacia el centro, tenemos intención de ver la casa Botines, situado en la calle Ruiz de Salazar, 5 (GPS N 42.598267 W 5.570587). Nos dan la hora para la visita guiada a las 16,00 horas, precio 20 euros, tarifa jubilados.

Son casi las 14,00 horas y vemos enfrente el restaurante Victoria que por un precio de 24,50 euros nos ofrece un menú especial, de primero una asombrosa trucha escabechada, con cecina de León y morcilla de cebolla. Y de segundo un asado de cordero, más postre. Cuando terminamos son las 16,00 horas justo para ver la casa Botines.

La Casa Botines o Casa Fernández y Andrés es un edificio de estilo modernista. Originalmente era un almacén comercial y residencia particular. Construido y diseñado por el arquitecto Antoni Gaudí entre 1891 y 1892, es una de sus tres obras fuera de Cataluña, junto al Palacio Episcopal de Astorga —también en la provincia de León— y El Capricho de Comillas, en Cantabria.

San Jorge en la Casa Botines de León

Se encuentra ubicado junto al palacio de los Guzmanes —sede de la Diputación de León— y junto a la plaza de Santo Domingo, lugar de encuentro entre el casco antiguo y el ensanche. Fue declarado Monumento Histórico de Interés Cultural en 1969 y restaurado íntegramente en 1996. En la actualidad acoge el Museo Casa Botines Gaudí gestionado por la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos).

El término «Casa Botines» deriva del apellido del fundador de la sociedad, Juan Homs y Botines, un empresario y comerciante de origen catalán asentado en la capital leonesa. Sus socios Mariano Andrés González-Luna y Simón Fernández Fernández fueron los responsables del encargo de la casa a Gaudí.

Esta obra pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asumió de forma libre, personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales. El neogótico fue en aquella época uno de los estilos historicistas de mayor éxito, sobre todo a raíz de los estudios teóricos de Viollet-le-Duc. Gaudí estudió con profundidad el gótico catalán, balear y rosellonés, así como el leonés y el castellano en sus estancias en León y Burgos, y llegó al convencimiento de que era un estilo imperfecto, a medio resolver. En sus obras de esta época eliminó la necesidad de contrafuertes mediante el empleo de superficies regladas y suprimió cresterías y calados excesivos.

Entrada al Museo de la Casa Botines de León

En la ciudad de León se asentó en el segundo tercio del siglo XIX una prendería regentada por la comerciante catalana Juan Homs y Botines, nota dedicada a la compra-venta de valores. Con el tiempo, dicho comerciante pasó a formar sociedad con uno de sus empleados, Simón Fernández Fernández, más tarde casado con una cuñada suya. Fernández se estableció con el mismo negocio de préstamos en la plaza de Don Gutierre, entonces plazuela de Boteros, y terminó asociándose con otro antiguo empleado de Botines, Mariano Andrés González-Luna, con lo que la primitiva firma Homs y Fernández se convirtió en Fernández y Andrés, con domicilio en la plaza Mayor.

Su labor financiera como casa de banca se conjugó con la de almacén de tejidos. Sus actividades comerciales los relacionaba con los fabricantes catalanes Güell, Parellada y Cía, y fue el empresario Eusebi Güell quien recomendó al arquitecto Gaudí para llevar a cabo la construcción de una nueva casa para el negocio en la plaza de San Marcelo. El inmueble tomó el nombre de Botines por el promotor original de la sociedad, aunque se conoce también como casa Fernández y Andrés. A la muerte de Simón Fernández en 1891 le sucedieron en la sociedad sus hijos José y Aquilino Fernández Riu. En ese momento Gaudí trabajaba en Astorga, en la obra del Palacio Episcopal (1889-1893), por lo que aceptó el encargo debido a su cercanía y consonancia estilística, si bien algunos estudiosos han planteado la posibilidad de que el encargo del Palacio Episcopal y de la Casa Botines se realizara al mismo tiempo; o incluso de que Botines fuera anterior al Palacio Episcopal.

Diseño silla de Gaudí Casa Botines de León

La parcela sobre la que se ubicaría el edificio, de 2390,5 m², fue comprada por Fernández y Andrés al duque de Uceda, Francisco de Borja Téllez-Girón y Fernández de Velasco, y sus dos hermanas, Rosario y María de la Piedad, a quienes la Diputación de León ya había adquirido el contiguo palacio de los Guzmanes en 1882. El precio de compra fue de 17 000 pesetas. Originalmente el proyecto fue objeto de un enconado litigio promovido por el ayuntamiento a instancias del vecino de poniente, Eleuterio González del Palacio, que no veía con agrado la implantación aprobada, por ser atentado contra el ornato público y dejar sin lucimiento la fachada del palacio. Este pleito iría ligado a la cesión del terreno y al dominio de la parte del solar en la plaza de San Marcelo. La resolución judicial, de 1891, reconoció a los propietarios una superficie de 800 m².

Portada de la Casa Botines de León

El arquitecto mandó los planos en diciembre de 1891 y dedicó el invierno a la preparación de la obra. Con la llegada del buen tiempo, Gaudí se trasladó a León con su equipo de maestros y oficiales, donde no había obreros especializados, pero sí canteros que trabajaban en la restauración de la catedral. Las obras comenzaron el 4 de enero de 1892. La construcción estuvo rodeada de intrigas y malos augurios, que Gaudí zanjó pidiendo por escrito y firmados todos los informes técnicos contrarios para, una vez terminada la casa, exponerlos en un sitio visible del vestíbulo.

Que me envíen estos informes técnicos por escrito y yo los colocaré en unos marcos del vestíbulo de la casa cuando esta esté terminada.

Escultura de Gaudi enfrente de la Casa Botines de León

En cualquier caso, Gaudí no disponía de mucho tiempo para enfrentarse a las discrepancias suscitadas, por tenerlo absorbido en Barcelona el estudio de la nueva estructura que pensaba dar a la Sagrada Familia y al colegio de las Teresianas. Estas atenciones le obligaron a espaciar sus visitas a la obra, que suplía con eficacia las más frecuentes de su encargado Claudi Alsina, portador de sus instrucciones. En el equipo figuraban además Antonio Cantó, encargado de la cantería; Mariano Padró, albañilería; y Juan Coll, carpintería. Por otro lado, la carpintería de taller fue encargada a la firma barcelonesa Casas, Planas y Cía —posteriormente Casas y Bardés—; las columnas de fundición se encargaron a Hijos de Ignacio Damians, también barcelonesa; la puerta principal de hierro forjado fue elaborada por los talleres de Joan Oñós, también de la Ciudad Condal; la verja del sótano, las barandillas y el montacargas fueron confeccionados por Kessler, Laviada y Cía, de Gijón; los techos decorados eran de Hermanos Vila; y las rejas de las ventanas del sótano de Bernardo Valero, de León.

Planta comercial de la Casa Botines de León

La construcción se concluyó tras diez meses en noviembre de 1892, un hecho notable por el grado de elaboración artesanal que presenta en la mayoría de sus elementos y que sorprendió a los leoneses de la época. La imagen de San Jorge y el dragón fue colocada con posterioridad al fin de las obras, el 15 de noviembre de 1893.

A comienzos del siglo XX, Mariano Andrés compró la parte del negocio de su socio a sus descendientes, José y Aquilino Fernández Riu. A su fallecimiento en 1911 la propiedad de la casa pasó una mitad a su viuda, Leonarda Lescún Lubén, y la otra mitad a sus hijos, Mariano y Rogelia Andrés Lescún.

La puerta de forja de la Casa Botines antes de su colocación, en el taller de Joan Oñós (Barcelona). Obsérvese la desaparecida inscripción Fernández y Andrés

Venta de telas en la Casa Botines de León

En 1929 el edificio fue adquirido por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León. La compra a los herederos de Mariano Andrés se hizo por 750 000 pesetas. En 1931 esta entidad hizo una pequeña remodelación, en que se suprimió el altillo de madera del centro de la planta baja y la escalera central, al tiempo que se sustituyeron los mostradores de madera por otros de mármol y cristal.

Hubo una nueva reforma en 1953, que fue polémica porque rompió con el diseño original, pues eliminó siete de los 28 pilares del sótano. Se encargó la remodelación al arquitecto Luis Aparicio Guisasola, quien para proporcionar más espacio a la planta noble suprimió las columnas por vigas metálicas horizontales; en el semisótano se forraron las columnas con placas rectangulares de madera, frente al anterior fuste cilíndrico metálico; y en la planta noble se forraron las columnas con mármol blanco y se ocultaron los capiteles bajo un falso techo de escayola.

Planos originales de la Casa Botines de León

El 24 de agosto de 1969, la Casa Botines fue declarada por el Decreto 1794/1969 del Consejo de Ministros como monumento histórico-artístico de carácter nacional, junto a otras dieciséis obras de Gaudí.

El edificio fue propiedad de Caja León hasta que esta absorbió en 1990 a otras cuatro cajas de ahorros y se convirtió en Caja España, entidad que seis años después acometería nuevamente obras de restauración en el edificio para devolverlo a su estado original. Después de estas obras, que le valieron el premio Europa Nostra en 1998, el edificio Botines se convirtió en la sede de la caja de ahorros. En la nueva rehabilitación, realizada por los arquitectos Félix Compadre Díez y Mariano Díez Sáenz de Miera, se procuró respetar al máximo el opus gaudiniano, al tiempo que se buscaba conjugar en la medida de lo posible los valores físicos del edificio con la utilidad y la funcionalidad. Así, se recuperaron los diversos elementos originales suprimidos o transformados en la anterior reforma, a través de su reconstrucción o de su recuperación.

Planta de la Casa Botines de León

Tras la fusión de Caja España y Caja Duero se creó en 2016 la Fundación España-Duero, y la Casa Botines fue reconvertida en museo, el Museo Casa Botines Gaudí, cuya inauguración se produjo el 23 de abril de 2017. El nuevo museo permite una visita al edificio gaudiniano abierto al público por primera vez, y en sus salas se exponen diversos objetos y obras de arte de la Fundación, entre ellos pinturas de Casas, Sorolla, Madrazo, Tàpies, etc. En 2018, la Fundación España-Duero cambió su nombre por Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos).

El proyecto de Gaudí fue un edificio a cuatro vientos de estilo neogótico, resuelto con su inconfundible sello modernista. El edificio sirvió para albergar en sus plantas bajas (semisótano y bajos) los despachos y almacenes del negocio de tejidos, y disponía al mismo tiempo de viviendas en las plantas superiores: en la primera los dos pisos de los propietarios y en las dos superiores pisos de alquiler (cuatro por piso); por último, se ubica un desván —donde estaba la vivienda del conserje—, con cubierta a cuatro vertientes. Se trata de una doble cubierta, ya que su altura equivale a dos plantas, pensada como aislamiento del edificio y, al mismo tiempo, gracias a sus lucernarios, como entrada de aire y luz en el interior.

Tienda de telas en la Casa Botines de León

La planta del edificio es trapezoidal, debido a la forma del solar. Tiene cuatro fachadas: norte, de 35,5 m; sur, de 28,5 m; este, de 25 m; y oeste, de 20 m. Cada acceso tenía una finalidad: la puerta principal, en la plaza de San Marcelo, daba a la tienda y las oficinas; la posterior al almacén; y las laterales a los pisos.

La construcción se realizó con muros de sólida cantería caliza, dispuesta en forma de almohadillado. La talla basta de la piedra da al edificio un aspecto de rusticidad, lo que acentúa su apariencia historicista. El edificio está flanqueado por cuatro torres cilíndricas sobre ménsulas, rematadas con chapiteles de forma cónica hechos de pizarra, que culminan en una veleta —la más alta con forma de cruz de Malta—. El techo es también de pizarra. La casa está rodeada de un foso con reja de forja, con un entramado de espirales dispuestas en forma de losange. Las ventanas son de guillotina, con voladizos inclinados para retener la nieve, muy frecuente en el invierno leonés. Todos los ventanales son lobulados, excepto los de la crestería y los torreones superiores.

Diseño de silla Gaudi en la Casa Botines de León

Gaudí realizó el foso en unas zanjas corridas rellenas de mampostería hormigonada, como era costumbre en Cataluña, por lo que recibió la crítica de varios ingenieros que alegaban que ese sistema no era válido para ese terreno, por lo que la cimentación corría grave peligro. Fue por estas críticas por las que expresó su famoso comentario de enmarcar los informes técnicos recibidos.

La fachada es de estilo gótico, ya que Gaudí procuró que se adaptase a su entorno, especialmente a la catedral y al palacio de los Guzmanes. Así, diseñó las puertas y ventanas con arcos lobulados, y acentuó la horizontalidad de la fachada con cornisas bien marcadas. La puerta principal es de hierro forjado, con un dovelaje heptalobulado, donde destaca la figura de un león, como homenaje a la ciudad. Antiguamente tenía la inscripción Fernández y Andrés en el tímpano, que desapareció tras ser adquirida por Caja León. Sobre esta puerta se encuentra una escultura de San Jorge y el dragón, diseñada en Barcelona por Llorenç Matamala y ejecutada in situ por el picapedrero Antonio Cantó, de 2,9 m de altura y realizada con piedra de Gerona. El modelo para el santo fue el propio Matamala y para el dragón una de las gárgolas del ábside de la Sagrada Familia. Encima de esta estatua hay un reloj. Del resto de portales, cabe destacar en los dos laterales unos remates de hierro forjado con las iníciales del propietario y del fundador de la empresa, M-A (Mariano Andrés) y J-H (Joan Homs).

Casa de alquiler en el edificio Botines de León

En 1953, durante unas obras en las que se pretendía sustituir la estatua de San Jorge por una de la Virgen del Camino, patrona del Reino de León, se encontró detrás de la estatua un tubo de plomo que contenía una serie de documentos relativos a la obra, como los planos del edificio firmados por Gaudí, el contrato de propiedad del solar, el acta de conclusión de las obras y unos periódicos locales. La estatua original fue sustituida en 1956 por una réplica tallada por Andrés Seoane sobre un vaciado de Rafael García Morales.

El interior del edificio presenta un original concepto técnico ajeno a cualquier sistema de la época, ya que Gaudí ensayó unas técnicas innovadoras que aplicaría posteriormente en su obra. En la planta baja y en el semisótano desarrolló una planta libre, al sustituir los tradicionales muros de carga por un conjunto de 28 pilares de fundición de 20 cm de diámetro, que hacen de estos dos niveles unos espacios diáfanos con los que consigue la máxima utilidad espacial, al tiempo que consigue una mejor iluminación natural y renovación del aire. Todo ello le permitiría aplicar la misma fórmula en la casa Milà, aunque esta vez con pilares de piedra.

Ático de la Casa Botines de León

Para una mayor racionalidad en el uso del espacio, Gaudí dividió las plantas interiores en 96 módulos (12 en las fachadas largas y 8 en las cortas), con lo que creó una retícula que le permitía alinear las paredes, colocar los pilares y situar los huecos de escalera y los patios de luces.

Fachada día Nacional de España en la Casa Botines de León

Frente al estilo gótico de la fachada, en el interior diseñó unos acabados del más puro estilo modernista, donde destacan los trabajos en ebanistería, las vidrieras, los esgrafiados y los componentes de forja de hierro, como barandillas, tiradores y mirillas, los cuales aúnan funcionalidad y estética. En la planta noble hay unas vidrieras que representan los Partidos Judiciales de León, el Ahorro, la Industria, el Comercio, el Trabajo y la Agricultura, así como el escudo de León repetido once veces, obra original de David López Merille restaurada en 1996 por Luis García Zurdo.

Baño de la casa de alquiler en el edificio Botines de León

Durante la visita guiada podemos confirmar como el arquitecto diseñaba todo, absolutamente todo, puertas, ventanas, tiradores, inodoros, escaleras, descansillos. Todo había pasado por la cabeza del arquitecto para interactuar con el espacio y crear objetos únicos que solamente son útiles para este edificio.

Los botines no tienen hijos y mueren sin descendencia. El edificio se hace cargo el Monte de Piedad, la puerta de entrada pasa a llamarse Puerta de la Vergüenza porque todos los leonés que querían empeñar pasaban por la vergüenza de dar a conocer a todos los vecinos sus problemas económicos.

Más adelante se hace cargo Caja España que transforma el interior del edificio en un Banco convencional, pero se mantienen los inquilinos alquilados. El Banco trata de echarlos para poder venderlo. Gracias a ello, hoy, podemos ver una parte del edificio con el diseñó original de Gaudí.

Habitación de la casa de alquiler en el edificio Botines de León

Nos damos cuenta que en la actualidad no existen este tipo de personajes como Gaudí que parecen tener conexión directa con el cielo, con una capacidad de trabajo, de innovación, de experimentación para conseguir hacer una vida diferente a la mayoría de los mortales.

Enfrente está el Palacio de los Guzmanes, otra de las familias más ricas y poderosas de León, seguramente el interior del palacio es tan importante como la casa Botines, pero eso será otra historia que mañana contaremos.

Decidimos ir a la catedral para ver el museo, pero cuando llegamos queda menos de una hora para el cierre, nos recomiendan que lo dejemos para mañana.

El día es lluvioso, han bajado las temperaturas, las imágenes de la fachada de la catedral son de postal.

Día 14 de octubre (sábado)
Ruta: León

Plaza de Santo Domingo de León

El día comienza en el área de autocaravanas de León, la noche ha sido silenciosa sin ningún ruido.

Nuestro primer destino es el Palacios de los Guzmanes tenemos que estar antes de las 11,15 horas para ser unas de los ochenta personas afortunadas que tendremos oportunidad de ver el interior en cuatro tandas, todas gratuitas con visita guiada.

Llegamos a las 11,10 y ya hay más de 20 personas esperando. Nos toca la segunda tanda de las visitas a las 13,00 horas.

Para hacer tiempo marchamos a la iglesia de San Isidoro. El templo más antiguo de la ciudad de León.

La Real Colegiata Basílica de san Isidoro en León, una de las paradas más importantes de los peregrinos en el camino de Santiago, es uno de los monumentos más destacados de la península, tanto por su historia como por su arquitectura y los objetos suntuarios que conserva, conocida, sobre todo, por contener el Panteón Real de los reyes leoneses a los pies del templo, decorado con pintura mural y obra excepcional del románico, aunque la larga trayectoria del conjunto ha hecho que se termine conformando como un crisol de estilos, con restos románicos, góticos, renacentistas y barrocos.

Iglesia san Isidoro de León

La iglesia no estuvo abierta a los fieles sino que era una pequeña capilla palatina para uso de los monarcas, con el palacio, pegado a la muralla, adosado a la esquina suroeste de la iglesia, que fue consagrada a fines de 1062.

Siguiendo la costumbre, y como forma de prestigiar la fundación y fomentar las peregrinaciones, una gran fuente de ingresos en la época y en pleno Camino de Santiago, a fines de 1062 y durante la ceremonia de consagración, el templo recibió los restos de san Isidoro de Sevilla, y los de san Vicente y sus hermanas Sabina y Cristeta, que estaban en el monasterio de Arlanza procedentes de la iglesia de san Vicente de Ávila, que se unieron a la ya antigua reliquia de la mandíbula de san Juan Bautista. También se cambió la advocación a san Isidoro en exclusividad. Los reyes, además, dotaron la nueva fundación con un excepcional ajuar litúrgico, hoy conocido como Tesoro de León, e importantes propiedades.

Iglesia san Isidoro de León

En cuanto a la construcción del Panteón Real, los autores no se ponen de acuerdo. Unos lo datan en tiempos de Fernando I y doña Sancha mediante la modificación del espacio dedicado a enterramiento a los pies de la iglesia donde habían recibido sepultura Alfonso V y sus padres, cerrándolo mediante muros alineados con los de la iglesia, y en el que recibieron sepultura Bermudo III, hermano de doña Sancha, los propios reyes, tres de sus hijos, la infanta Urraca de Zamora, la infanta Elvira de Toro y el rey García de Galicia, y el tío de don Fernando I, don García Sánchez de Castilla, de quien él había heredado el condado. El conjunto se habría completado con una galería porticada en L adosada a los muros norte y oeste del panteón y con una tribuna real superior abierta a la iglesia, ámbito muy propio de una capilla palatina y a la que se accedía a través del palacio.

Puerta del cordero en la Iglesia san Isidoro de León

Es a fines del siglo XI o comienzos del XII, cuando se iniciara la construcción de un templo mucho más grande, ya plenamente románico, porque la pequeña capilla palatina se habría quedado pequeña para la gran afluencia de peregrinos que pasaban por León camino de Santiago y veneraban las reliquias de San Isidoro. Según recientes investigaciones arqueológicas este nuevo templo aprovecharía parte del trazado de los muros norte y oeste del anterior para conformarse con tres naves, transepto y tres ábsides semicirculares. Además, la galería porticada que rodeaba al panteón se prolongó por todo el muro del Evangelio de la iglesia hasta llegar al transepto.

Don Pedro Suárez de Quiñones, comendador de san Isidoro, ordenó la transformación la sala capitular en su propia capilla fúnebre y en 1534 el Cabildo decidió transformar la tribuna real en sala capitular.

Portada románica en la Iglesia san Isidoro de León

Ese mismo año el arquitecto Juan de Badajoz el Mozo demolió el primitivo palacio real románico en la esquina suroeste del conjunto para construir una biblioteca, un ámbito con acceso a través de una puerta también renacentista abierta en la antigua tribuna transformada en sala capitular que se cubrió con la primera bóveda elíptica del Renacimiento español.

En el siglo XVIII se modifica el claustro procesional añadiéndole grandes arquerías de medio punto y una segunda altura, pero la galería románica siguió quedando oculta tras el muro para contener los empujes que ejercía la nave central del templo, que ya habían provocado desplomes. También se construye un segundo patio en el que se ubica una hospedería, hoy reconvertida en hotel ocupando también parte de las crujías del claustro procesional.

Escudo real de la puerta del cordero en la Iglesia san Isidoro de León

La iglesia, orientada canónicamente con la cabecera hacia el este y los pies hacia el oeste, presenta toda su fachada sur despejada, con dos portadas, la Puerta del Cordero abierta al cuarto tramo de la nave de la Epístola y la Puerta del Perdón en el brazo del transepto de ese mismo lado, toda ella rodeada por un atrio abierto a una plaza desde la que puede observarse el edificio en todo su esplendor.

La Puerta del Cordero está fraccionada en dos cuerpos, con una peineta ya barroca incorporada en el siglo XVIII compuesta por un escudo real central y rematada por una escultura de San Isidoro a caballo que sigue la iconografía del Pendón de Baeza, pieza conservada en el propio museo de la basílica, y una portada inferior que quedó configurada tal y como hoy la conocemos tras la reconstrucción del oratorio durante el segundo tercio del siglo XII después del colapso producido por la desproporcionada altura de la nave central y que afectó a esta parte de la fachada sur.

Nave en la Iglesia san Isidoro de León

La fachada del transepto de la Epístola está dividida en dos cuerpos mediante una cornisa ajedrezada apoyada en canecillos. En el cuerpo superior se ubican tres arcos de medio punto, ciegos los dos laterales y el central cerrado por una reja románica y el cuerpo inferior contiene la que popularmente se conoce como Puerta del Perdón aunque en las fuentes medievales nunca aparece con ese nombre sino como Puerta de San Pedro porque era el acceso a la homónima parroquia ubicada en el ábside de la Epístola, suprimida en 1782 para unirse a la de Santa Marina. Por ella entraban los peregrinos del Camino de Santiago para conseguir las indulgencias en este templo, aunque ahora solamente permanece abierta en años de Jubileo Compostelano. Su ejecución es posterior a la del Cordero, perteneciente al románico pleno.

El interior del templo presenta planta de cruz latina con tres naves de seis tramos, coro alto a los pies y tres ábsides, los dos laterales, bien diferenciado en las distintas fases conservando el actual transepto y las dos capillas de los ábsides románicos y el central fue ampliado con bóveda con nervaduras góticas. Como las ampliaciones tuvieron que adaptarse a lo existente, el eje y la anchura de las naves laterales, muy estrechas, no coinciden con los de los ábsides.

Imagen de San Isidoro en la Iglesia san Isidoro de León

El crucero, con la misma altura que la nave central y también con cubierta de cañón, abre a los transeptos mediante arcos polilobulados que denotan influencia mozárabe, mientras que las cubiertas de las naves laterales presentan unos potentes arcos fajones pero entre los arcos se disponen unas tempranas bóvedas de arista.

La capilla mayor es fruto de una intervención a partir de 1513 con el patrocinio del padre Juan de Cusanza y bajo la dirección de obras de Juan de Badajoz el Viejo en la que se sustituyó la antigua estructura románica de tiempos de doña Urraca de Zamora por otra gótica. Tiene planta rectangular, con testero plano, ventanas bíforas y cubierta de terceletes.

Retablo de la Iglesia san Isidoro de León

El retablo mayor también es gótico y procede de la iglesia de santo Tomás de Pozuelo de la Orden de Valladolid, cuya parroquia, en 1920, cuando fue trasladado a San Isidoro, todavía pertenecía al obispado de León. Se realizó entre 1525 y 1531 con labores de talla y ensamblado todavía góticos de la mano del maestro Giralte, probablemente Giralte de Bruselas, con banco, tres cuerpos y siete calles, todo ello recorrido por un guardapolvo con decoración vegetal donde asoman animales, dragones y otros seres fantásticos.

Pateón Real en la Iglesia san Isidoro de León

Una de las joyas de León es el museo de San Isidoro, es privado y precio 5 euros por persona. Ah! prohibidas las fotografías.

Lo más destacado es el Panteón Real de san Isidoro, situado a los pies del templo, un ámbito cuadrado de poca altura dividido en tres naves de dos tramos mediante dos columnas centrales y cubierto con seis bóvedas de arista, reposan los restos de más de veinte reyes y reinas, doce infantes y nueve condes, conformado como uno de los ámbitos más importantes del románico, con un ciclo pictórico cuya datación más aceptada en la actualidad lo sitúa entre fines del siglo XI y principios del XII.

La biblioteca es una construcción de fines del siglo XVI proyectada por Juan de Badajoz el Mozo, un espacio rectangular dividido en tres tramos, con grandes ventanales, bóvedas estrelladas en los tramos laterales y una cúpula central ovalada sobre pechinas decoradas con cuatro medallones con los Evangelistas. Las inscripciones en letras doradas sobre la línea de impostas son elogios a san Isidoro.

Arca de San Isidoro Museo de la Iglesia san Isidoro de León

La sala de doña Urraca que tiene depositado el famoso cáliz, construido con dos piezas de Onix recubiertas de oro y piedras preciosas. Una joya magnifica del siglo I. Algunos estudiosos dicen que fue la copa que empleó Cristo en la última cena.

El otro documento de la biblioteca de El Cairo relata cómo un siglo después el poderoso califa egipcio Saladino reclamará la esquirla que fue arrancada del cuenco a fin de curar a su hija que se encontraba muy enferma, dado que se consideraba que esta reliquia tenía poderes curativos.

Podemos ver la galería superior que se utilizaba como residencia de los monjes del monasterio.

Caliz de Doña Urraca en el Museo de la Iglesia san Isidoro de León

El tiempo se nos echa encima y tenemos que acudir rápidamente hasta el Palacio de los Guzmanes (GPS N 42.598160 W 5.570371). Visita guiada con reserva previa mañana: 11:30 y 13:00 y tarde: 15:15 y 16:45. Entrada gratuita.

Patio del Palacio de los Guzmanes de León

Fue mandado construir por D. Ramiro Núñez de Guzmán, antiguo líder comunero, sobre los solares que ocupaban las casas señoriales de su linaje. La familia de los Guzmanes era uno de los linajes leoneses más antiguos. A principios del siglo XVI eran señores de Guzmán, Aviados, Toral y Valle de Boñar. Asentados en la ciudad eran una de las casas nobles más influyentes y con mayor protagonismo en León donde estaban introducidos en los órganos de poder local.

D. Ramiro quiso aprovechar la situación de sus antiguas casas en una de las zonas principales de la ciudad para edificar un palacio de nueva planta que destacase y se diferenciase del entorno urbano por sus dimensiones y por adoptar la tipología y estética de la arquitectura “a lo romano” o renacentista. Para ello encargó el diseño de su traza a uno de los maestros más prestigiosos de Castilla en aquella época, Rodrigo Gil de Hontañón. Este diseñó un palacio rectangular con patio central, exento en sus cuatro costados, que precisaba estar enclavado entre calles alineadas de trazado regular y cuya fachada principal debía abrirse a la plaza existente para poder ser contemplado desde ella. Con relación a su estructura y distribución interna, el edificio tenía que conjugar el ámbito privado como residencia de la familia con la esfera pública en la cual las partes nobles del palacio eran el reflejo de la categoría y nobleza de sus propietarios.

Escaleras del Palacio de los Guzmanes de León

Inmediatamente el ambicioso proyecto tuvo que enfrentarse a las limitaciones existentes. Los solares disponibles eran de traza irregular al igual que las calles con las que limitaban, y su tamaño menor que el necesario para el nuevo edificio. Este necesitaba incorporar una zona ocupada por un tramo interior de la antigua muralla y por otras edificaciones.

En el año 1559 el Consistorio leonés autorizó el derribo de los cubos y lienzo de la muralla y la ocupación de ese terreno. Asimismo, se le solicitó autorización para la ejecución de diversas obras encaminadas a conseguir la alineación de las calles. Este mismo año se iniciaron las obras. El encargado de su ejecución en calidad de aparejador fue el maestro Juan Ribero de Rada quien realizó aportaciones notables al diseño de Gil de Hontañón.

Escudo del Palacio de los Guzmanes de León

En el año 1566 estaba levantada la fachada principal que da a la actual plaza de San Marcelo. En los años 1586 y 1587 se procedió a la adquisición y derribo de casas particulares para proseguir la obra y para ampliar el espacio de la plaza pública. Se buscaba que el palacio pudiese ser contemplado por entero desde ella como manifestación de la posición dominante que el linaje de los Guzmanes ocupaba en la ciudad. Con este fin se llegó a un acuerdo con el Consistorio para que esos terrenos quedasen en adelante libres de edificaciones y se incorporasen a la plaza existente.

A finales del siglo XVI se interrumpen las obras y el palacio queda incompleto. Se habían levantado dos de las cuatro alas, las que dan a la plaza y a la actual calle Ancha, y el patio central. A pesar de ello era la principal residencia de la ciudad y como tal hospedó en el año 1602, a Felipe III y a Margarita de Austria.

Pozo del Palacio de los Guzmanes de León

Pero en esta centuria el palacio dejará de estar habitado de forma regular al dejar de ser la residencia principal de la familia y comenzará su deterioro. Ya en los años 1654 y 1656 serán necesarias obras de reparación y reformas en los tejados, cornisas y en el patio entre otras. Sin uso continuado hubo que esperar al siglo XIX para que se empezase a limitar el proceso de decadencia en el que había entrado. En los años 40 de dicho siglo, el Gobierno Provincial alquiló parte del edificio para instalar sus oficinas llevándose a cabo reparaciones parciales. Posteriormente, en 1881, la Diputación Provincial de León compró el edificio a los propietarios de aquel entonces, los condes de Peñaranda de Bracamonte. Cuando se edificó la Casa Botines, que vimos ayer, ya el Palacio había pasado a la propiedad de la Diputación de León, de lo contrario nunca se hubiera construido.

Galería del Palacio de los Guzmanes de León

El palacio tiene planta trapezoidal articulada en torno a un patio interior y esta torreado en sus cuatro esquinas. Su fachada principal tiene un marcado desarrollo horizontal, es de tres alturas separadas por impostas, la inferior tiene ventanas enrejadas, el cuerpo central balcones de los cuales los cercanos a la portada y los situados en las esquinas se coronas con frontones triangulares y semicirculares, y el superior presenta una galería que recorre la fachada hasta las torres formada por arcos de medio punto separados por pilastras corintias. Sobre estas y sobresaliendo de la cornisa se disponen un conjunto de gárgolas.

Las torres tienen una altura más, la última reconstruida en la restauración de 1975 buscando devolverles el aspecto que tuvieron antes de ser desmochadas en 1840. Tres de ellas lucen ventanas angulares y la suroeste lleva adosada una escalera de caracol.

Vidriera del Palacio de los Guzmanes de León

La fachada sur que da a la calle Ancha es de estilo más clasicista. Se relaciona con Juan del Ribero Rada al que también se le atribuyen las ventanas angulares de la torre sudeste decoradas con pilastras dóricas y columnas jónicas y corintias, y la portada abierta a la calle del Cid.

La portada principal se abre descentrada siguiendo la tradición medieval hispana. Su diseño es característico del estilo de Rodrigo Gil de Hontañón. Formada por un arco de medio punto, está enmarcada por columnas jónicas sobre las que se apoya el entablamento que sustenta un balcón rematado por un frontón triangular decorado. A sus lados siguiendo la vertical de las columnas, dos guerreros portan los escudos de armas de la familia.

Atravesando el zaguán se accede al patio columnado. Es de dos plantas, la baja formada por arcos escarzanos apoyados en columnas jónicas que presentan la particularidad de que sus capiteles se muestran de perfil. La superior tiene arcos carpaneles sobre columnas corintias. Entre estas los antepechos están labrados con los escudos de los Guzmanes. Los huecos se cubren con vidrieras. Rematan el conjunto gárgolas al igual que en la fachada. En cuanto a su autoría su atribución es dudosa descartándose que se deba a Gil de Hontañón.

Galería superior del Palacio de los Guzmanes de León

En la zona sur del patio se sitúa la escalera claustral de tres tramos sobre bóvedas rampantes. Aunque su estructura es de la época de construcción del edificio lo que podemos ver debe su aspecto a las restauraciones de los siglos XIX y XX.

Respecto a las dependencias interiores han sido totalmente modificadas en las sucesivas obras llevadas a cabo en los pasados siglos. De los elementos originales ha sobrevivido la chimenea basada en modelos de Serlio que preside el salón principal. La decoración actual a base de cuadros, tapices y vidrieras de temas alegóricos de la historia leonesa corresponde a la etapa en que la diputación se ha hecho cargo del edificio

La decoración del Palacio está repleta de imágenes renacentistas con el escudo de los Guzmanes, un caldero y las serpientes.

Sala de plenos del Palacio de los Guzmanes de León

Solamente nos permiten visitar, además del patio y la escalera, una de las estancias que corresponde con el actual Salón de Plenos de la Diputación, como es sábado no hay actividad.

Todavía conserva la techumbre de madera de pino original que sigue la tradición musulmana. En las paredes decoradas con cuadros destacados de Demetrio Monteserín como la Concesión del Fuero de León, que plasma la importancia del rey Alfonso V y su fuero, origen del parlamentarismo, y la Abdicación de Fernando I y Doña Sancha, impulsores de la expansión cristiana en la Reconquista y de la fundación de la Basílica de San Isidoro. Y las sargas de Francisco Amérigo (1884), que representan los pilares del buen gobierno.

Chimenea de la Sala de plenos del Palacio de los Guzmanes de León

Aquí terminamos la visita porque las distintas estancias del palacio se han convertido en oficinas.

Menú del restaurante Victoria de León

Queríamos comer en el restaurante Ecequiel, dicen que es el más demandado por los locales, pero nos han dicho que esta semana no tienen reserva.

Nos toca repetir el restaurante Victoria que la conocemos, de primero: cecina de León, morcilla de cebolla y trucha escabechada; de segundos Bacalao a la leonesa, postre helado, precio 24,50 euros.

El resto de la tarde lo dedicamos a pasear por la plaza del ayuntamiento y el barrio húmedo. Encontramos la zona muy degradada.

Antes de marcharnos de León no podemos dejar de visitar dos monumentos que casi todo el mundo pasa inadvertidos:

La muy bonita capilla en plena Calle Ancha, 20 de León (GPS N 42.5981581 W 5.569984), en el centro histórico de esta localidad cargada de historia y cultura, se encuentra Capilla del Cristo de la Victoria.

Capilla del Cristo de la Victoria de León

De estilo neorrománico, su leyenda indica que fue construida sobre el solar de la casa del santo y mártir centurión romano de la Legio VII Gémina, San Marcelo.

En un principio, la capilla era de mayor tamaño, pero las sucesivas adaptaciones urbanísticas de la ciudad, y más concretamente la que tuvo lugar hacia 1.885, por el arquitecto Demetrio de los Ríos, dio un considerable recorte a esta capilla, para dar lugar a la actual en la calle Ancha.

En ella se venera un Cristo de proporciones colosales que el Marqués de Lozoya cataloga como obra del siglo XII y Gómez-Moreno del XIII.

Además, acudimos a La parroquia de San Marcelo puede que sea uno de los edificios de culto más antiguos de la ciudad de León, situada en la calle Hospital, 1 (GPS N 42.597763 W 5.571423).

Iglesia de San Marcelo de León

Fundada en al año 850 por el rey Ramiro I sobre una capilla preexistente edificada en el lugar que la leyenda marca como sitio en el que el centurión Marcelo hizo confesión pública de su fe; se supone que fue destruida por Almanzor, circa 995, y reconstruida varias veces. Donada a la catedral por el rey Sancho el Gordo, es el obispo Don Pedro quien acomete la primera reforma en el año 1096.

A finales del siglo XII es monasterio agustino, donde se formó el joven Santo Martino; y hospital de peregrinos, uniéndose a los vecinos hospitales de San Lázaro y San Antonio Abad, del cual tomó el nombre. Es, en tanto que hospital y hospedería de peregrinos, la primera de que hay noticia en León. En 1254 alcanza el estatus de parroquia secular regida por un canónigo catedralicio con el título de "Abad de San Marcelo" hasta el año 1737, año en el que los regidores pasan a denominarse "Provisor de San Marcelo".

Nave de la Iglesia de San Marcelo de León

El azaroso traslado de los restos del mártir desde Tánger a León, donde fueron fervorosamente recibidos por el rey Fernando el Católico, cabildo, consistorio y pueblo llano en el año 1493 y depositados en la capilla existente, motiva, junto con la caída de la torre en 1559 (reconstruida en ladrillo sobre la base de la antigua torre y coronada por una veleta del cerrajero Pedro Flamenco en 1577) la definitiva reforma que llevarán a cabo los maestros Juan del Ribero y Baltasar Gutiérrez entre los años 1588 y 1628. El proceso de reconstrucción del templo significó un gasto extraordinario en el que se vieron implicados, morosamente, todos los estamentos ciudadanos, clericales y nobiliarios de la ciudad, produciéndose pleitos entre los diversos directores de obra y entre estos y las instituciones. El litigado autor de “La Pícara Justina” llega a decir:

"que es obra que ha tiempo se ha comenzado a hacer de por amor de dios. Y por qué tan buen amor no se acabara, no se acaba la obra"

Cristo de los Balderas en la Iglesia de San Marcelo de León

Durante los siglos XIX y XX fue objeto de obras menores que le dan su actual aspecto; demoliéndose, en 1919, el hospital de San Antonio Abad, con el que comunicaba, para abrir paso a la calle Legio VII y reformándose el altar para adaptarlo a la nueva liturgia.

Arquitectónicamente es un edificio de planta basilical de piedra de sillería, sencillo y de reducidas dimensiones, de planta cuadrangular, con tres naves, pilastras toscanas, capillas laterales y diversos tipos de bóvedas.

Alberga en su interior valiosas piezas ornamentales y tallas de gran valor artístico y devocional, entre las que cabe citar:

Retablo mayor, de estilo churrigueresco, realizado entre 1722 y 1738 en el que están representados san Marcelo, su mujer santa Nonia con una niña, y sus doce hijos santos, seis en cada lateral; siendo algunas de las figuras obra del escultor leonés Santiago Velasco.

Retablo mayor en la Iglesia de San Marcelo de León

El Cristo de los Balderas, que preside la capilla de su mismo nombre, obra de Gregorio Fernández, policromada por Diego Díaz. Una copia de este crucificado procesiona el Miércoles Santo y el Viernes Santo con la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, de la que es imagen titular.

Imagen de san Marcelo, representado con armadura medieval, que no romana. Preside el retablo mayor. Obra de Gregorio Fernández, policromada por Diego Díaz.

Retablo en la Iglesia de San Marcelo de León

Imagen de La Inmaculada, sita en la capilla de los Villafañe, que no se puede atribuir con certeza a Gregorio Fernández.

Arqueta relicario de plata labrada, obra de Hernando de Argüello fechada en 1627 que, a su vez, contiene otra arqueta de madera con engastes de aguamarinas y escudos de castillos y leones realizados también en plata y embellecidos con esmaltes. Este segundo contenedor guarda las reliquias del santo. Esta pieza doble está ubicada bajo el altar mayor de la iglesia.

Día 15 de octubre (domingo)
Ruta: León-Madrid; distancia 339 km; tiempo estimado 3h45'

La noche ha sido muy tranquila y cuando nos despertamos el área está completamente llena, además, de todo el parking pone el cartel de completo con autocaravanas. Esto hace que la salida sea complicada porque las calles del parking no son anchas y nos exige muchas maniobras para poder salir.

Ciudad de León

Partimos a las 10,30 horas con destino a Madrid, salimos pronto en previsión de los posibles atascos que afortunadamente, Hacemos una parada en la quesería de Valdeovejas, era un sitio mítico y parada habitual en los viajes al norte por la A-6 (GPS N 41.7851329 W 5.3435782).

FIN

 

 

by

Ángel López

© Fotografías y textos son propiedad:

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