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BLOG DEL VIAJE A LA CIUDAD DE MÁLAGA EN AUTOCARAVANA PARTE I, por A. López
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INTRODUCCIÓN

Calles de Torredonjimeno

Tenemos unos días de vacaciones y miramos el mapa, lógicamente estamos a finales de octubre, pronto comenzará el invierno, acudimos a nuestra filosofía en los viajes en autocaravana: en verano al norte y en invierno al sur.

Esta claro que nos toca Andalucía, volvemos a mirar el mapa y todas las capitales de provincia las hemos visitado recientemente, solamente nos queda una, es la ciudad de Málaga que hace muchos años que la visitamos, tantos como que fuimos jóvenes una vez en la vida.

Pues decidimos que Málaga es la elegida, pasamos todos los años varias veces por sus inmediaciones camino de Marruecos, vemos sus sombras y su crecimiento pero apenas hemos tenido tiempo de hacerla una visita.

Tenemos conocimiento del cambio tan grande que ha tenido esta ciudad, la verdad la primera vez que estuvimos no nos gusto mucho, claro comparado con las otras capitales de Andalucía, nos parecía la hermana menor.

Esta vez vamos a Málaga con tiempo suficiente para extraer sus esencias, para valorar con mayor rigor todo lo bueno que ha incorporado durante este tiempo.

Si te interesa Málaga, sigue esta aventura…..

EL VIAJE

 

Día 30 de octubre (miércoles)
Madrid-Torredonjimeno Km 348 tiempo 3 h 32'-Ciudad de Málaga

Fuente de los Leones en Torredonjimeno

Siempre que viajamos a un lugar de más de 500 Km. elegimos para el viaje una localidad intermedia que nos ayuda al obligado descanso, y además, si es un lugar con un atractivo cultural y arquitectónico, pues matamos dos pájaros de un tiro.

Miramos el mapa y elegimos la localidad de Torredonjimeno que esta, más o menos, a la mitad del recorrido.

Entre unas cosas y otras salimos a las 10,00 horas por la A-4, nos confundimos siguiendo al tom-tom y nos mete en la R-4 con su peaje, al principio nos sentimos mal pero enseguida nos damos cuenta que los precios desde que es propiedad del Estado, han bajado tanto, creo que un tramo son 0,75€ y el otro no llega a 3,00€. Enseguida estamos en el llano de la localidad de Ocaña.

Pacientemente y con buena letra llegamos a Torredonjimeno, no habíamos leído mucho de esta localidad pero si sabíamos donde aparcar con posibilidad de pernocta.

Avión de Tintin en Torredonjimeno

El parking para autocaravanas en Torredonjimeno de Jaén, se encuentra situado en la calle de Jaén y la Travesía del Parque, es de propiedad municipal y gratuita, no tiene limitaciones para nuestros vehículos, carece de servicios. Las coordinas GPS del lugar corresponden con: N 37.7639076 W 3.9496162.

Por cercanía lo primero que vemos es el parque Municipal, es un amplio jardín muy bien cuidado y con mucha sombra, esto nos anima, pensamos que hemos elegido un buen sitio para parar.

Hemos llegado en época de recolección agricola, huele a aceite, a almazara, la gente se ve como esta muy centrada en la aceituna, se ven muchos vehículos 4x4 con sus remolques repletos de sacos de aceitunas, es un ajetreo constante, un ir y venir de una localidad que se decía casi en exclusiva a un monocultivo.

Andando llegamos a la rotonda que une calle Real, avenida de la Paz y avenida de Jaén (GPS N 37.7649 W 3.9546595). En el frente que mira a la Avenida de Jaén tiene en una plataforma inclinada el Escudo de Torredonjimeno.

Plaza de la Constitución en Torredonjimeno

En el centro de la plaza una conocida asociación cultural Vientos del Tiempo ha decorado esta rotonda a la iniciativa municipal “Decora tu pueblo por Navidad” con un homenaje al personaje de Tintín, con un avión que pertenecía a una antigua carroza del propio colectivo. Simboliza el despegue de Torredonjimeno en todos los ámbitos.

Guiados por nuestro teléfono móvil, atravesamos estrechas calles para llegar a la plaza de la Constitución donde se encuentra unos de los edificios más importantes.

Esta plaza es el centro del recinto amurallado medieval. Al oeste podemos ver el edificio del Ayuntamiento (GPS N 37.7658584 W 3.9589296), declarado bien de interés cultural el 9 de octubre de 2007. Se trata de un palacio renacentista de poco fondo y amplio desarrollo latitudinal de la fachada en dos pisos, dividida simétricamente por la portada y el balcón. El piso superior se convierte en una galería porticada con once arcos de medio punto que descansan sobre parejas de columnas dórico-toscanas sobre pedestales perpendiculares a la fachada. La planta inferior destaca por la ausencia de vanos, ya que solo hay dos parejas de ventanas a ambos lados de la fachada, entre las del lado derecho podemos ver una lápida alusiva a la inauguración del edificio en 1642:”TORREDONXIMENO SIENDO ALCALDES DON ANDRES DE GUEVARA CALATAYUD Y DON JUAN LLORENTE AÑO DE 1642”. A la derecha del edificio destaca la torre del reloj.

Plaza de los Cobos en Torredonjimeno

Seguimos hasta que llegamos a la plaza de los Cobos (GPS N 37.7658733 W 3.9593082). Es una plaza ajardinada en cuyo centro se eleva una cruz de hierro forjado rodeada de cuatro farolillos, nos recuerda a la ciudad de Córdoba. Esta es una de las localizaciones del asentado Mercado Medieval. Destaca la Casa de la Plaza de los Cobos nº 2 y la Casa de Don José Calabrus.

A través de esta Plaza, se accede al Castillo de Torredonjimeno y a la Iglesia de San Pedro siendo, por lo tanto, uno de los recorridos más interesantes de la localidad.

Llegamos al castillo de Torredonjimeno (GPS N 37.7651291 W 3.9600472), esta muy restaurado, es de origen musulmán, fue construido entre los siglos XII y XIII.

El castillo se halla en la plaza de San Pedro, nos gustaría ver el Museo Visigodo, hay un cartel a la entrada con un número de teléfono pero nadie contesta.

La primitiva fortaleza islámica era de dimensiones medianas, formada por un recinto regular jalonado por torres circulares y una cuadrada, dotada de un posible acceso a través de una barbacana.

Castillo fortaleza de Torredonjimeno

Posteriormente fue muy transformado por la Orden de Calatrava y se convirtió al final de la Edad Media en residencia señorial.

En el siglo XVIII buena parte de las estancias y áreas de servicio fueron alteradas para construirse en su interior una almazara que mantuvo su uso hasta el siglo XX.

Se conserva un torreón circular con su altura original, situado en el patio del colegio público Puerta de Martos, otro circular sobre el foso del que sólo se conserva su base, otro circular esquinero que salió en las excavaciones arqueológicas del molino, otro circular que sólo queda la parte de la muralla exterior y otro semejante al anterior.

Conserva gran parte de sus murallas con sus adarves con parapetos.

Es el momento cuando cambia su función militar por la residencial. En su interior, posiblemente adosada a la Torre del Homenaje, la familia Guzmán construyó una casa señorial, organizada en torno a dos patios, a la que pertenecen varias dependencias techadas con alfarjes policromos de estilo mudéjar, en los que abundan los motivos decorativos vegetales, geométricos, epigráficos y heráldicos.

Castillo fortaleza de Torredonjimeno

De los dos patios uno el Patio de Armas y el otro de planta cuadrada que sería el patio del posterior palacio con su fuente central.

En un lateral del patio posterior existe una edificación que en su día tuvo varias plantas y que fue dedicada a bodega de la anterior almazara. Conserva restos de las antiguas tinajas.

Algunos autores derivan el nombre actual de la localidad de Torredonjimeno de un maestre o comendador de de la Orden de los Calatrava llamado Jimeno. Según otros de un Jimeno de Raya que conquistó el lugar.

La historia quiere decirnos que esta plaza fuerte fue conquistada por Fernando III el santo el 29 de junio de 1225. Y entregada a la orden de Calatrava pocos años después (en concreto, el 8 de diciembre de 1228).

La crónica mantiene que el monarca estuvo en este Castillo a fin de situar los limites jurisdiccionales entre el término asignado a la Orden de Calatrava y el Concejo de Jaén.

Castillo fortaleza de Torredonjimeno

El primer alcaide designado por Fernando III fue Don Ximeno de Raya, infanzón o caballero del rey.

Así, el nombre de la ciudad se debe precisamente a este caballero infanzón, con el aditivo de torre proporcionado por la figura del castillo, quedándose en un principio con el nombre de Torre de Don Ximeno, nombre que evolucionó al Torredonjimeno actual.

De un texto de Jimena Jurado se desprende que el lugar tenía recinto murado en 1369. El recinto amurallado de 1369 sería demolido para aprovechar sus piedras en otras construcciones.

Entre los hechos de las cuales este castillo ha sido testigo destaca la defensa llevada a cabo por bizarro Don Diego Fernández de Martos, alcaide de la fortaleza y descendiente de Martín Fernández de Arciniega, caballero de la Banda que por conquistar la Puerta de Martos de las murallas de Córdoba recibió el privilegio de apellidarse Martos, siendo el origen del linaje de los Martos que pueblan España, a su descendiente, Don Diego Fernández de Martos, se le otorgó la Carta de Privilegio dada por los Reyes Católicos en pago de los destrozos sufridos por una incursión de musulmanes granadinos en 1471, y en cuya liza perdió, según la tradición, a dos de sus hijas que fueron secuestradas por el Moro y, una vez en Granada fueron martirizadas al negarse a abrazar la fe de Mahoma, canonizándose como Santa Juana y María.

Castillo fortaleza de Torredonjimeno

También destaca la visita del Emperador Carlos I en febrero de 1526, camino de Sevilla en sus bodas con Doña Isabel de Portugal, de cuyo resultado se construye la Iglesia de Santa María.

En 1526, estando Carlos V en Torredonjimeno, el emperador accedió a que se demoliese las murallas para construir la parroquia de La Inmaculada Concepción de Santa María. Es muy posible que para aquel entonces el recinto estuviese muy deteriorado.

Como dato curioso, podemos decir que en la sala de la Torre del Homenaje de este castillo se escribió el primer libro sobre el arte de torear, compuesto por el comendador de la Orden de Calatrava don Fernán Chacón, impreso en 1551 y cuyo único ejemplar se encuentra en la biblioteca de Salamanca.

Por el lado Norte no hay restos del posible muro exterior, pero el interior se conserva espléndidamente, con su ángulo Noreste protegido por un torreón contrafuerte redondo.

El ángulo Sureste exterior se resuelve en forma de amplio bastión circular muy ataulado en su base, que protege el sector de la entrada.

La aproximación a la entrada es lateral de acuerdo con la más exigente preceptiva de la fortificación antigua. Pasada la entrada se penetra al castillo siguiendo un largo callejón entre dos muros, uno de los cuales ha desaparecido hoy.

La estructura interior del castillo se ha visto modificada a lo largo de su historia por sucesivas obras de uso civil.

En el recinto interior se instaló, quizá en la primera mitad del siglo XIX, una vivienda señorial.

Iglesia de San Pedro de Torredonjimeno

Actualmente ocupa este espacio el Centro de Interpretación del Tesoro Visigodo de Torredonjimeno, replica exacta de las piezas originales repartidas en los museos de Madrid, Córdoba y Barcelona. Y la explosión permanente de “Fósiles: Testigo de Vida”, donación de Don Manuel Cañada Blasco y su esposa Doña Carmen Cortez de Blasco en 2012, siendo Alcaldesa de Torredonjimeno María Isabel Lozano Moral.

Ante la imposibilidad de ver el museo, seguimos y enfrente se halla la iglesia de San Pedro (GPS N 37.7651871 W3.9595372), afortunadamente esta abierta, la entrada es libre.

Las obras finalizaron en 1592 y se abrió al culto el 28 de julio de 1594, la autoría de este templo se debe a Francisco del Castillo “el Mozo”.

Todo el templo tiene una proporcionalidad “brunelleschiana” de sus medidas, así la planta es un rectángulo perfecto de cuarenta por veinte metros. Así mismo la nave central supone dos veces la anchura y la altura de las laterales. Los muros laterales alojan capillas con hornacinas de arcos de medio punto, cuya profundidad supone tres cuartas partes del espesor del muro. El templo está cubierto con armaduras mudéjares apoyadas en 6 columnas de orden gigante toscano. Estas columnas están adosadas en el arco triunfal del presbiterio y en pilastras en el muro de los pies y dividen la planta en tres naves, la central y dos laterales que acaban en capillas de testero plano, separadas por arcos de medio punto, de ladrillo y cubiertas con bóveda de medio cañón, decoradas con pinturas de motivos vegetales. La de la derecha dedicada a la Virgen de las Angustias, presenta un pequeño camarín horadado en el muro, construido en 1778.

Nave lateral iglesia de San Pedro de Torredonjimeno

La de la izquierda está ocupado por el Cristo del Amor. En el fondo podemos ver la capilla de la Virgen del Carmen y al otro lado la entrada al coro y a la torre.

Sobre el presbiterio se puede ver la bóveda de cuarto de esfera sobre pechinas, recubiertas con frescos que representan la Gloria Celestial acoplados en grandes casetones fechados en 1597. El retablo actual es del primer tercio del siglo XVII y proviene de un convento de Valladolid.

El 29 de julio de 1981 mientras se hacían trabajos de reparación del tejado, cedió toda la cubierta y las columnas que lo soportaban. La reconstrucción que hoy podemos ver tardó 3 años, volviéndose a abrir al culto el Miércoles Santo de 1984.

Después de ver la iglesia hacemos tiempo y nos tomamos un café con hielo en la plaza de San Pedro a la espera de ver si el teléfono del museo del castillo nos atiende, pero vemos que es imposible.

Retablo mayor de la iglesia de San Pedro de Torredonjimeno

Volvemos por nuestros pasos hacia la plaza de la Constitución, tomamos una de las calles con más historia: Calle Salsipuedes, que por el taponamiento con la misma, dejaba sin salida al que se adentraba en ella desde la calle Postiguillo.

Llegamos a la iglesia de Santa Maria (GPS N 37.7676897 W 3.9579034), se halla en la plaza de los Dolores, afortunadamente también se encuentra abierta, entrada libre.

La primera noticia sobre la necesidad de crear una nueva iglesia data de 1490, pero no será hasta 1526 cuando comienzan las obras, durando 3 años, hasta el 11 de octubre de 1529 que se consagró este templo al Misterio de la Inmaculada Concepción de María. Para la construcción de esta iglesia se utilizó parte de las piedras de la muralla. Sobre la puerta principal se puede observar una pequeña hornacina con dos escudos de la orden de Calatrava a cada lado.

Esta hornacina debía estar sobre la puerta de Jaén, que fue la primera que desapareció con el derribo de parte de la deteriorada muralla con el objetivo de la construcción de la iglesia de Santa María.

Iglesia de Santa María de Torredonjimeno

La iglesia de Santa María, que es como se conoce en la actualidad, es de estilo gótico tardío. Se accede a través de la puerta principal situada bajo en la torre campanario. La portada es de pequeño tamaño, formada por un arco apuntado conopial. Presenta una sola nave dividida en tres tramos por pilares rectangulares que encierran capillas laterales, excepto en el presbiterio. La nave se cubre con bóvedas ojivales estrelladas cuyos nervios arrancan de rudas ménsulas decoradas con bolas. Las capillas laterales se cierran con bóvedas de tercelete, las dos primeras, y de maya, las segundas. El retablo antiguo era de 1537 y fue destruido en 1936, solo se conserva la corona y las cortinas, perfectamente incluidas en el retablo actual, que es obra de Amadeo Ruiz Olmos.

La primera ampliación del templo es del año 1671, y consiste en una capilla junto al presbiterio, de igual anchura que el resto de las capillas, pero de menor altura. Originariamente fue una capilla funeraria, en la actualidad está destinada al Santísimo. Esta obra se debe a don Gonzalo Serrano de Aguilera, su escudo está situado sobre el arco de medio punto de la entrada, decorado con un alfiz que arranca a la altura de las líneas de imposta, pintado de estuco almagro y con rosetas de yeso en el centro de las albanegas. El intradós igualmente decorado de yeso, se organiza en compartimentos por medio de figuras geométricas dispuestas a modo de eslabones, que enmarcan figurillas de angelotes, y que albergan en óvalos, a media altura de los pilares los nombres de Joseph y María.

Bóveda de la Iglesia de Santa María de Torredonjimeno

La cubierta es una bóveda de medio cañón con lunetos, terminada en cuarto de esfera en la cabecera. Fue decorada en 1756 con estucos y relieves de yesería con motivos vegetales en tonos dorados y granates. La iluminación se efectúa por medio de una pequeña ventana decorada con venera en la parte superior. En su interior cabe destacar el cuadro “Los discípulos de Emaus” obra del artista local don José López Arjona.

Retablo de la iglesia de Santa María de Torredonjimeno

La segunda ampliación del templo es del primer tercio del siglo XVIII, dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, inaugurándose en 1736.

Cabe destacar el camarín, al que se accede desde la sacristía. Cuenta con una abultada decoración a base de estucos dorados sobre fondo azul, con motivos vegetales que, en forma de candelabros, ocupan los espacios interradiales en los que se organiza el interior de la bóveda, con querubines en los plementos y los nervios. Las pechinas presentan hojas de acanto que enmarcan óvalos con bustos de los cuatro evangelistas.

Volviendo a la nave, esta tiene poca altura, se comunica con las capillas laterales con sendos vanos abiertos en los muros de cierre de la primitiva iglesia. Estos dos arcos ojivales con tratamiento neogótico, con molduras de perfiles rectilíneos y estucado marmóreo son de principios del siglo XX. Esta nave cuenta con acceso directo desde la calle, a través de una portada muy deteriorada, en la que destaca el anagrama de los Siete Dolores de María. En la esquina se puede observar una gran piedra con escritura romana.

Monumento a los Emigrantes en Torredonjimeno

A la salida, en la calle de Santa María se encuentra un curioso monumento a los Emigrantes indica: Doña Egisipa Tirado Gómez 1996. Obra de Ángel Sierra nació en el año 1931 en Torredonjimeno. Pintor y escultor.

Aquí damos por terminado la visita a esta localidad, nos ha gustado mucho. Seguimos el camino teníamos previsto dormir unos kilómetros antes de Málaga pero decidimos seguir hasta llegar a la ciudad.

Llegamos a Málaga pasados las 23,00 horas, damos muchas vueltas porque debe haber algún evento importante en la ciudad y encontramos muchas calles cortadas con continuos desvíos.

Parking para autocaravanas en la ciudad de Málaga

Al final nos decantamos por el lugar de pernocta en las espaldas de supermercado Carrefour los Patios, hay un enorme parking donde en el momento que llegamos hay más de 40 autocaravanas.

El parking para autocaravanas en la ciudad de Málaga-Oeste se encuentra situado en la calle Lexicógrafa María Moliner, es gratuito, tiene como favorable que se encuentra situado al lado de la parada del metro Palacio de los Deportes que te lleva directamente al centro de la ciudad. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con N 36.685302 W 4.459815.

Día 31 de octubre (jueves)
Ruta: Málaga

El día comienza con la luz típica de una ciudad del Mediterráneo que bien supo captar Sorolla en sus lienzos, en el cielo esta parcialmente cubierto que la matiza un poco.

Metro Palacio de los Deportes de Málaga

Desde aquí hay varias opciones para llegar al centro de la ciudad, aunque nosotros preferimos el uso del metro. A unos 100 metros se encuentra la ultima parada de la línea de metro L2, Palacio de los Deportes (GPS N 36.6846389 W 4.4585503), en seis paradas estas en El Perchel. Tienes que sacar un billete monedero que vale 0,30€ donde vas cargando, mínimo 5 euros, el precio del trayecto son 0,82€, en realidad es muy barato. El intervalo de trenes es de media cada 10 minutos.

Metro de Málaga

En unos 30 minutos estamos en el final de la línea El Perchel (GPS N 36.7127011 W 4.4323561). Cuando salimos a la calle nos llama la atención porque parece que nunca hayamos estado en Málaga. Tenemos ocasión de ver toda esta parte nueva que aún esta en construcción.

Vamos andando por la calle de los Cuarteles hasta que llegamos a la Plaza de Toros Vieja donde se encuentra la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (GPS N 36.7134135 W4.4303406), afortunadamente se encuentra abierta y podemos visitarla.

La parroquia está ubicada en el barrio del Perchel. En 1584 se construye el convento carmelitano de San Andrés. A partir de entonces, comienza a difundirse la devoción a la Virgen del Carmen; devoción que llegará con fuerza hasta nuestros días; habiéndose convertido, incluso, en una de las señas de identidad de este barrio y de toda Málaga. El templo es erigido como parroquia unida a la más antigua de San Pedro en 1883.

En 1931 se produce la destrucción de todo el patrimonio artístico y mobiliario del Templo. Los retablos e imágenes, entre ellos obras de Pedro de Mena, fueron destruidos a golpe de martillo y maza, y sus restos esparcidos por el suelo de la iglesia Ambas son asumidas por los Claretianos el 1 de junio de 1937. La separación se produce de nuevo en 1943; pero sólo a comienzos de los ochenta vuelve la de San Pedro a manos del clero secular.

Nuestra Señora del Carmen de Málaga

El templo presenta tres naves con capillas y ancho crucero, pues de esta manera respondía a las necesidades de la población, ya que estaba situada como se explicó inicialmente en un barrio popular de Málaga, el Perchel, el cual tuvo un gran crecimiento en aquella época.

La capilla mayor y brazos del crucero se cubren con bóvedas de medio cañón con lunetos, fajones y marcos para yeserías. Encontramos un pequeño camarín en el que se sitúa la Virgen del Carmen (obra realizada por el escultor granadino José Navas Parejo en 1945).

En la nave de la epístola se abren dos capillas: la Cofradía de la Misericordia y la capilla bautismal. La capilla de la Cofradía de la Misericordia tiene planta octogonal y bóveda de media naranja con decoración de yeserías carnosas muy restauradas. En el interior de la misma encontramos las imágenes de Jesús Nazareno de la Misericordia (tallada por el granadino José Navas Parejo en 1944) y la Virgen del Gran Poder (imagen del círculo malagueño del siglo XVIII, restaurada en nuestros días por el escultor sevillano Álvarez Duarte).

Monumento a Blas de Infante de Málaga

Seguimos por la calle de los Cuarteles, más adelante llegamos ante una mole de piedra que tiene por una de las caras esculpido el Monumento a Blas Infante (GPS N 36.71541 W 4.4271881).

Cita el monumento: El Pueblo de Málaga y en su nombre la Corporación Municipal conmemora el Día de Andalucía en el recuerdo permanente a Blas Infante, obra de Jesús Martinez. 28 de febrero de 1983.

El Día de Andalucía se celebra el 28 de febrero y conmemora el día de la celebración del referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía del año 1980 que dio autonomía plena a la comunidad andaluza.

Antes de ello la celebración del referéndum este día se identificaba más con el 4 de diciembre, cuando se celebraron las grandes manifestaciones autonomistas en 1977.

Blas Infante Pérez de Vargas fue un ensayista, notario y político español, conocido por su condición de ideólogo del andalucismo, en sus vertientes regionalista, federalista, islamófila y nacionalista.

Mercado Central de Atarazanas (Málaga)

Seguimos en dirección al centro y hacemos una parada necesaria para ver unos de los mercados con más solera de la ciudad, es Mercado Central de Atarazanas (GPS N 36.7184517 W4.4262775). Se encuentra situado en la calle Atarazanas, 10.

Este mercado es fascinante, en su interior podemos encontrar unos pescados superfrescos a unos precios de derribo para los que vivimos en Madrid, pargos y lubinas salvajes a 15€, salmonetes de roca a 9€, pantarrofa a 6€, pulpo 9€, calamares 12€ chirlas, almejas, coquinas, cañaillas, bolos, busanos, erizos. El apartado de variantes es destacado con pepinillos y aceitunas de todo tipo a unos precios que rondan los 8€ el kilo. Las verduras son especiales destacan los pimientos verdes y los tomates de Coria.

Preguntamos en las pescaderías por poder comprar pescado para congelarlo pero el mercado solamente funciona hasta las 14,00 horas y no es plan llevar el pescado todo el día por la ciudad.

Según salimos nos llama la atención un edificio muy estrecho y con una especie de torre que termina en una cúpula (GPS N 36.7187957 W4.4242323), se encuentra en la calle de Sagasta nº 5, esquina con la calle Herrería del Rey, ha sido atribuido al arquitecto malagueño Guerrero Strachan, aunque, según el arquitecto Enrique Atencia, fue realizado por Daniel Rubio en 1925.

Edificio Guerrero Strachan (Málaga)

El solar es irregural y estrecho y la casa se adapta a una esquina formando una especie de quilla. Lo más destacable es su torre circular, en la esquina, que constituye el eje de la casa y la gran variedad de fórmulas decorativas bajo las ventanas.

En cuanto a su estilo pertenece a la corriente del regionalismo ecléctico local, que surge como alternativa al modernismo, en la búsqueda de una arquitectura representativa de la ciudad. Aunque este edificio es de principios del siglo XX, debemos recordar que las formas neoárabes gozaron de enorme éxito en la arquitectura occidental a partir del siglo XVIII y, sobre todo, del Romanticismo.

Seguimos en el entorno del mercado y se nos hace la hora de comer vemos un sitio curioso donde puede satisfacer nuestro deseo de comer, se trata de Pollos San Juan, es una sitio que hace comida, especializada en pollos asados y comida casera para llevar, en la puerta tiene dos mesas donde podemos degustarla, que mejor de probar la comida recién hecha. Se encuentra situada calle de la Herrería del Rey, 9 (GPS N 36.7187817 W 4.4237268). Pedimos filetes de pollo empanados, las croquetas son tan variadas que tenemos problemas para poder elegir, una fuente de patatas fritas, de postre caseros elegimos arroz con leche, con la bebida no llega a 30€.

Patatas Paco y José (Málaga)

Continuamos por la calle Moreno Carbonero en el 5 vemos una tienda curiosa por la antigüedad se llama Patatas Paco y José, estaba dedicada a la fabricación y venta de patatas fritas pero ahora ha ampliado el negocio. Es uno de esas tiendas icónicas que todo el mundo en la ciudad las conoce y que llama la atención de los turistas. Os puedo asegurar que la fachada y el colorido te invitan a entrar y comprar.

Seguimos por la estrecha calle de San Juan, estamos siendo guiados por una torre que nos atrae como si fuera un minarete musulmán. Es la torre campanario de la Iglesia De San Juan Bautista (GPS N 36.7201248 W 4.4236694).

El templo, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.

Torre de la Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio las instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.

En 1620 se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.

El templo De San Juan Bautista (Málaga)

El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna , de la Exaltación , y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen , había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (siglo XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.

Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación ; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.

Nave de la Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.

En el exterior hay una hornacina dedicada a san Nicolás de Bari, así como un mural cerámico que conmemora el centenario de la unión de la Hermandad Sacramental y las Reales Cofradías Fusionadas. Otra cerámica recuerda que en esta iglesia se fundó en 1637 la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón y María Santísima de la Paloma, que permaneció hasta 1995 cuando se trasladó a su capilla en la plaza de San Francisco.

El aspecto barroco de la iglesia responde a la intervención de 1760, realizada según las fórmulas arquitectónicas del momento. El espacio de culto se cubría con bóvedas de medio cañón con lunetos, con decoración floral; los pilares se forraron de mármoles polícromos.

La dieciochesca decoración que cubre la nave se realiza mediante un sencillo pero elegante molduraje mixtilíneo y placas, mucho más denso en bóveda y lunetos donde se añaden pinjantes. Esta actuación en el siglo XVIII ocultó la armadura mudéjar que aun se conserva bajo el embovedado. La tribuna se alza sobre el último tramo de la nave central, de balcón curvo con barandilla de hierro forjado y la típica ventana coral. Otra tribuna, más pequeña, se levanta a los pies de la nave de la Epístola. Las naves laterales se cubren mediante bóveda de arista entre arcos fajones, formando también cinco tramos, con elegantes molduras mixtilíneas y pinjantes.

Bóveda de la Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

La capilla mayor —de planta rectangular con bóveda vaída en la que se inserta una bóveda semiesférica con medallón central de líneas vegetales— es obra de principios del siglo XIX y fue restaurada en 1962. Está presidida por el Cristo de la Vera Cruz (último tercio del siglo XVI), titular de las Reales Cofradías Fusionadas, que junto con la Archicofradía de los Dolores de San Juan tienen cobijo permanente en la iglesia. Sobre el Cristo está la figura de san Juan Bautista.

El púlpito, de mármol rojo jaspeado, está ubicado en la parte izquierda del presbiterio; es del siglo XVIII y tiene 2,5 metros de altura. A la izquierda del altar mayor, presidiendo la nave del Evangelio hay un cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y a la izquierda de este, abajo, hay una puerta que conduce, por unos peldaños, a la sacristía.

Las capillas que se disponen a ambos lados de las naves laterales están patrocinadas por las cofradías con sede en la iglesia y entre ellas —que son nueve en total— se intercalan altares neobarrocos, hornacinas, dedicados a diferentes devociones. Entre las imágenes de las hornacinas figuran la de san Juan Evangelista, la de san Antonio de Padua, flanqueada a la izquierda por una estatuilla del apóstol Santiago el Mayor y a la derecha, por una de santa Gema. Hay también estatuillas del Sagrado Corazón de Jesús y del Buen Pastor, entre otras; además, la Asociación de Paraguayos en Málaga donó una réplica de la Virgen de Caacupé, que fue entronizada en la iglesia el 4 de diciembre de 2016.

Nuestra Señora de los Dolores Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

En el templo se encuentran radicadas dos cofradías de Semana Santa, la Archicofradía de los Dolores de San Juan y Reales Cofradías Fusionadas.

La Muy Antigua, Venerable y Pontificia Archicofradía Sacramental de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Redención y Nuestra Señora de los Dolores ocupa dos capillas. La Sacramental , que alberga el Sagrario de la parroquia y la imagen del Santísimo Cristo de la Redención , está a la cabecera de la nave lateral derecha o nave de la epístola del templo parroquial. La efigie del Cristo crucificado y muerto, de tamaño natural, es de madera de cedro policromada y fue realizada en 1987 por el escultor Juan Manuel Miñarro López.

La capilla de la Virgen de los Dolores se encuentra asimismo en la nave de la epístola y, como su nombre los indica, cobija una talla de madera de esta Virgen, de tamaño natural. De autor anónimo, data de fines del siglo XVIII y fue donada a la Archicofradía en 1941 por el anticuario malagueño Antonio Pons y Ramírez de Verger para reemplazar a la imagen titular primitiva —una Dolorosa atribuida a Pedro de Mena y adquirida en 1675 para la Hermandad — perdida en los trágicos sucesos de 1931.

Santa Lucia en la Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

La Primitiva Hermandad Sacramental y Reales Cofradías Fusionadas de Nuestro Padre Jesús de Azotes y Columna, Santísimo Cristo de la Exaltación , Santísimo Cristo de Ánimas de Ciegos, María Santísima de Lágrimas y Favores, e Ilustre Archicofradía de la Santa Vera +Cruz y Sangre, Nuestra Señora del Mayor Dolor y San Juan Evangelista ocupa en la nave lateral izquierda o del Evangelio la capilla de las Ánimas, presidida por el Cristo de Ánimas y Ciegos, protector de los paracaidistas españoles. La escultura, de madera tallada y policromada, fue realizada en 1649 por Pedro de Zayas.

En la misma nave está la capilla del Cristo de Azotes y Columna. Nuestro Padre Jesús de Azotes y Columna es una imagen de autor anónimo datada hacia 1730; es titular de la hermandad homónima que estaba radicada en el desaparecido convento franciscano de San Luis el Real y que en 1891 se fusionó con las cofradías de la Vera Cruz y de las Ánimas de Ciegos, ambas también de procedencia franciscana, pero que en ese momento residían en la iglesia de la Concepción.

Cristo de la Redención Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

Las capillas de la Virgen de Lágrimas y Favores, Nuestra Señora de las Tres Avemarías y el baptisterio están en la nave de la epístola. La imagen de la Virgen de Lágrimas y Favores es obra de Antonio Dubé de Luque, que la talló en reemplazo de la anterior perecida en el incendio de 1980. Del mismo autor es también otra Virgen de esta iglesia, la de los Dolores. Antonio Banderas es, desde su infancia, hermano de las Fusionadas, suele acudir a la Semana Santa malagueña donde la mañana del Domingo de Ramos participa como mayordomo del trono de la Virgen de Lágrimas y Favores. La letra de la marcha Lágrimas de San Juan —con música de Abel Moreno, que se ha convertido en un himno a esta virgen— es del actor, quien también creó en 2011 junto al compositor y director Juan Manuel Parra (Málaga, 1984) la marcha Cuatro Estampas para una Virgen, dedicada a dicha virgen. Banderas es, asimismo, presidente del Patronato de la Fundación Lágrimas y Favores de Málaga, su ciudad natal (su hermano Javier es el tesorero).

Capilla lateral Iglesia De San Juan Bautista (Málaga)

El baptisterio alberga, en forma temporal, desde el 13 de diciembre de 2015 están también, los Sagrados Titulares de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima del Rosario en su Misterios Dolorosos mientras se realizan obras de restauración en la iglesia de Santiago Apóstol, donde tiene su sede canónica esta corporación.

Portada Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Desde aquí marchamos andando hasta nuestro primer plato fuerte de la ciudad de Málaga, llegamos a la calle Compañía número 10 donde se encuentra el Museo Carmen Thyssen (GPS N 36.7213342 W 4.4230139). Los horarios: martes a domingo de 10.00 a 20.00 h. La tarifa de entrada única son 10 €.

El museo de encuentra en el Palacio Villalón es considerado una de las joyas de la arquitectura doméstica malagueña del renacimiento. Edificado en el siglo XVI se ubica entre la calle de la Compañía 6 a 10 y calle de los Mártires 4 a 8, dentro del conjunto histórico de la ciudad, con fachada principal a la primera de las calles. En el archivo Temboury se denomina a esta casa palacio Mosquera, por lo que puede tratarse del mismo edificio, que a lo largo del tiempo ha sido propiedad de varias familias aristocráticas. Desde septiembre de 2000 es propiedad del Ayuntamiento de Málaga, y la edificación más emblemática de las que conforman la sede del Museo Carmen Thyssen.

Si bien existen restos arqueológicos de su ocupación desde la época tardorromana como factoría de salazones, y su posterior integración en el urbanismo musulmán, es a partir de los libros de Repartimiento de Málaga, 1493, donde aparecen las primeras noticias acerca de sus ocupantes.

Patio central Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

El solar donde se encuentra el palacio fue otorgado por los Reyes Católicos al portugués Arias Pinto, ayo de los hijos del duque de Braganza, que había llegado a Castilla en 1484, aunque no será hasta el 13 de abril de 1488 cuando acuda a Málaga, recibiendo en noviembre de 1489 dicha propiedad, anteriormente ocupada por otros vecinos. A la primitiva edificación, muy probablemente, según García Ruiz, se le añadió poco después la casa-algorfa o casilla-soberado que cruza la calle de los Mártires, que también había correspondido a otro propietario.

La casa palacio de Villalón fue construida en el siglo XVI y ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo del tiempo, en función de los gustos de la época, siendo la realizada en los años 60 la que más dañó la edificación original. Su promotor fue la poderosa familia de los Fernández de Villalón, naturales de Setenil de las Bodegas (Cádiz) que fueron conquistadores y repobladores de Ronda (Málaga).

En el siglo XVIII, por mor del enlace en 1707 de Catalina Victoria de Villalón y Mendoza con Gaspar de Bracamonte y Zapata, IV marqués de Fuente El Sol, la edificación adquirirá gran significación, incorporándose los escudos de armas de ambos linajes familiares (Villalón, Mendoza, Narváez y Zapata), con la corona del marquesado, presidiendo la fachada principal del mismo.

Placa inagural Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Al extinguirse la familia por no tener descendientes, el edificio permaneció sin habitar hasta el siglo XIX, siendo ocupado por Avelino España, procedente de Yanguas Soria, cuya familia fue propietaria del mismo hasta los años 40 del pasado siglo, siendo vendida a Trinidad Romero en dichos años, que pondrá una tienda de tejidos. A finales de los 50 o comienzos de los 60 la firma comercial Álvarez la convierte en una tienda de cristalería y loza, realizándose una intervención que desfiguró por completo el edificio. En septiembre de 2000 es adquirida, mediante expropiación, por el Ayuntamiento de Málaga con el fin de destinarlo a Museo de Historia de la Ciudad , convirtiéndose finalmente en sede del Museo.

El palacio de Villalón, como ya se ha indicado, es un edificio renacentista del siglo XVI y consta de dos plantas que se estructuran alrededor de un patio central, con galerías formadas por arcos y columnas, y un segundo patio que reintegra parte de un antiguo adarve. Tiene adosada una algorfa sobre la calle de los Mártires y cuenta en su extremo noroeste con un pequeño torreón.

Originariamente poseía una portada renacentista de piedra arenisca labrada, que fue destruida en los años 50, permaneciendo únicamente el escudo familiar del siglo XVIII, y se revistió la fachada principal con un terrible “gresite” azul. Además, en esta terrible intervención, se derribaron los muros, convirtiéndolo en un espacio diáfano, se ocultaron o desmontaron las columnas, desapareciendo el patio central, que fue, cubierto con un forjado que no permitía el paso de la luz. Desde el lateral derecho del patio parte la escalera principal de tres tramos del palacio, rematada con una bellísima armadura de par y nudillo a cuatro aguas.

Linterna Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La rehabilitación realizada por el Ayuntamiento de Málaga ha perseguido la recuperación y puesta en valor del edificio del siglo XVI, atendiendo a minuciosos estudios y análisis, realizándose en primer lugar la restauración de las armaduras, artesonados y cubierta. El proyecto de rehabilitación del inmueble renacentista ha sido realizado por el estudio de arquitectura rg+asociados, habiéndose recuperado el patio y construido su frente oeste, que había desaparecido, así como las arcadas y las columnas de mármol, que permanecían ocultas o desaparecidas, evidenciándose de manera notable unas de otras. Además, se han recuperado las fachadas originales, rehaciendo la portada de la fachada principal, puerta de acceso al museo, restaurado el ajimez sobre la escalera y la portada interior aparecida en la galería de patio de la planta baja. La portada renacentista en la que se sitúa un gran portón de acero corten, enmarca la entrada al palacio. También se ha recuperado el pequeño torreón, cuya fachada había permanecido oculta más de un siglo, así como la algorfa, elemento singular inscrito en la construcción medieval. El Palacio en sí cuenta con una superficie de 1300 m2, aunque la totalidad del conjunto edificado del Museo Carmen Thyssen es de 7147 m2, de los cuales 5185 son de uso expositivo, 612 están destinados a la Fundación y, 1350 de uso administrativo y de servicio.

Galería alta Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Una armadura está compuesta por una serie de piezas, generalmente de madera, que ensambladas entre sí constituyen el esqueleto de la cubierta de un edificio. Pueden adoptar diferentes formas, pero la que se da en el palacio de Villalón es la de par y nudillo. Este tipo de armadura se caracteriza por ser a dos aguas y de perfil triangular; la cual se forma por una serie de parejas de vigas llamadas pares o alfardas dispuestas oblicuamente. Las cabezas de los pares se apoyan en una viga superior, horizontal y longitudinal llamada hilera que forma el vértice de la cubierta a dos aguas. A los paños inclinados de la armadura soportados por los pares se les denomina faldones. Y, para buscar mayor refuerzo de los pares, se colocan entre ellos una viga horizontal llamada nudillo, formándose así la armadura de par y nudillo.

Un artesonado es un techo de madera que se deja al descubierto, el cual presenta la forma de una artesa invertida compuesta por artesones que son elementos constructivos con forma poligonal, cóncava, moldurada y con adornos que, dispuestos en serie, constituyen el artesonado.

Vista alta patio Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

En el edificio se han conservado siete techumbres de madera. Cuatro de ellas estaban visibles cuando se llevaron a cabo las tareas de recuperación del inmueble; tres pertenecen a techos de la primera planta: el Salón, la Escalera y la Capilla ; y la cuarta, que está ubicada en la segunda planta, al Torreón. De las otras tres, dos de ellas eran desconocidas por estar ocultas por falsos techos de escayola: una de ellas, en la primera crujía de la planta baja, es la de la Entrada ; la segunda, es la de los Artesones de la primera planta; y la última, también en la planta baja, se corresponde con las de las Caballerizas.

Salón principal. Está ubicado en la primera planta y es el espacio más importante de todo el edificio. Está cubierto con una armadura trazada con lacería de par y nudillo resuelta a cuatro aguas, con limas moamares en sus cuatro ángulos y equilibrada con tres parejas de tirantes. Los cinco planos que conforman la estructura son: el almizate, que es la parte horizontal; dos faldones, que son los paneles inclinados de mayor longitud; y dos testeros. En el almizate se desarrolla un trazado compuesto por formas geométricas, entre las que destacan dos octógonos y dos parejas de nudos muy bien elaborados. En la intersección entre el almizate y los faldones hay cinco medias estrellas de doce puntas. En la parte superior de los faldones hay unas medias estrellas de ocho puntas que enlazan, como si de una misma estrella se tratara, con las mitades de las doce estrellas antes mencionadas.

Artesonado Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Escalera. La escalera principal de tres tramos es la que da acceso a la primera planta. Cuenta con una cubierta a cuatro aguas construida sobre armadura de par y nudillos y remata sus cuatro ángulos con limas moamares. Presenta una interesante labor de lacería que se desarrolla alrededor de un conjunto de estrellas de diez puntas distribuidas estratégicamente por el almizate y los faldones. El centro del almizate desarrolla la figura de un octógono que define y enmarca el motivo decorativo central, que es una piña de mocárabes, único en todo el edificio. Flanqueando a esta piña se han dispuesto dos estrellas de diez puntas, que completan la labor de lacería desarrollada en el plano del almizate. El resultado es una composición que recuerda un firmamento formado por 38 estrellas.

Capilla. Es una estancia de planta rectangular de pequeñas dimensiones. Está ubicada en la misma planta que el salón principal y pudo tener la función de capilla del palacio. Está cubierta con armadura de par y nudillo, a cuatro aguas con limas moamares en sus cuatro ángulos, pero sin lacería. Los pares se adornan con menado de perfil almenado en sus tablas y, en ellas, se recortan pequeñas estrellas de ocho puntas. Es la más sencilla de todo el edificio.

Galería Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Torreón. Se trata de una habitación de planta cuadrada y pequeñas dimensiones a la que se accede a través de una escalera ubicada al lado de la capilla. Es la estancia más elevada del antiguo edificio y resalta como un torreón ubicado en el ángulo noreste. Está cubierto por una armadura de par y nudillo, resuelta con limas moamares a cuatro aguas iguales. Su almizate presenta un sencillo trazado de lazo que se desarrolla alrededor de cuatro estrellas de ocho puntas ubicadas en las cuatro esquinas y una más situada en el centro. Cuenta con ocho azafates que limitan el almizate y otros ocho situados alrededor de la estrella central. En la tablazón y los faldones se repiten la labor de menado y de estrellas de ocho puntas de la capilla.

Artesones. En la crujía de la primera planta hay una estancia rectangular que tenía su techumbre original oculta tras un falso techo de escayola. El techo original estuvo constituido por cuatro filas de seis artesones cada una dispuestas en sentido perpendicular a la fachada. Como consecuencia de actos vandálicos desaparecieron tres de ellas; es decir, dieciocho artesones. Este techo cuenta con pinturas geométricas, vegetales y figuradas que presentan una rica gama de tonalidades, entre las que destaca el pan de oro.

Columnas entrada Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Caballerizas. En la zona más oculta del palacio se encuentra una estancia que, por su ubicación y características, se ha considerado que en ella se pudieron realizar funciones de cochera, caballerizas o guadarnés, entre otras. Está cubierta por un alfarje, o techo plano, formado por ocho vigas de madera principales y por once viguetas o jaldetas apoyadas sobre cada par de vigas; las cuales presentan gramiles o hendiduras que decoran la cara de los perfiles y definen espacios divididos por cintas y otros motivos de la decoración en madera.

Entrada. El techo de esta estancia se caracteriza por ser un alfarje, o techo plano, formado por dieciocho vigas de madera perpendiculares a la fachada. Sobre cada pareja de vigas, y en sentido perpendicular a su eje, se apoyan dieciséis viguetas o jaldetas que sostiene a su vez la tablazón del techo que cubre la crujía. Por encima de las jaldetas y las tabicas hay una decoración de cinta y saetino, recortándose las primeras en forma de arco conopinal.

Carmen Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

El museo cuenta con 285 obras que forman parte de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza, y hace un recorrido por los diferentes géneros de la pintura española del siglo XIX, desde el Romanticismo hasta los inicios de la modernidad en las primeras décadas del siglo XX, prestando especial atención a la pintura andaluza. El acuerdo inicial suscrito establece que la institución disponga de las pinturas hasta el año 2025. No obstante, se contempló una posible prórroga del préstamo.

La colección se articula en cuatro secciones:

Maestros Antiguos, a modo de introducción en la que fuera capilla del palacio de Villalón, con obras que se remontan hasta el siglo XVII, con Francisco de Zurbarán y Jerónimo Ezquerra, a la cabeza.

Paisaje romántico y costumbrismo, que refleja la visión que los viajeros románticos tenían de España, de su pasado, la arquitectura morisca, las gitanas, las corridas de toros, las fiestas, el flamenco, etc. Fritz Bamberger y su 'Paisaje de la costa de Estepona' abren este espacio, que lo componen obras de Genaro Pérez Villaamil, Rafael Benjumea, José García Ramos o Guillermo Gómez Gil, entre otros.

Pintura andaluza Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Preciosismo y paisaje naturalista, que evidencia la profunda evolución que, durante la segunda mitad del siglo XIX, sufrió la pintura española hacia obras de pequeño formato, coloristas y cuidadosas en los pequeños detalles, la denominada pintura preciosista, y por otro, las transformaciones desde el paisaje subjetivista romántico hacia el paisaje más realista del naturalismo. Aquí se encuentran obras de artistas como Mariano Fortuny, José Benlliure, Raimundo de Madrazo, José Moreno Carbonero o Emilio Sala, y paisajistas como Carlos de Haes, Martín Rico o Sánchez Perrier.

Fin de siglo, que revela como la pintura española de final del siglo XIX comenzó a dialogar abiertamente con la pintura internacional. Joaquín Sorolla, Aureliano de Beruete, Darío de Regoyos, Ramón Casas, Ricard Canals, Francisco Iturrino o José Gutiérrez Solana son algunos de sus exponentes. Mención aparte en este periodo merecen Ignacio Zuloaga y Julio Romero de Torres.

Miradas Palacio Villalón, museo Carmen Thyssen (Málaga)

En el museo se celebran habitualmente exposiciones temporales centradas principalmente en el arte de los siglos XIX y XX y cuenta con varios espacios expositivos. En la sala principal de exposiciones se han organizado dieciséis muestras temporales.

Han predominado las exposiciones temáticas (sobre el paisaje, el Pop español, el realismo español, el cubismo, el Mediterráneo, entre otras temáticas) y las monográficas, dedicadas a artistas de la colección del museo como Anglada-Camarasa, Julio Romero de Torres, Darío de Regoyos, Casas y Rusiñol y Francisco Iturrino. El museo ha ampliado su oferta expositiva con el uso de la Sala Noble del Palacio de Villalón donde se presentan pequeñas exposiciones, entre las que destacan Sorolla. Apuntes de Nueva York, Japón. Grabados y objetos de arte, Goya-Ensor. Sueños al vuelo, Gustave Doré. Viajero por Andalucía y Henri Matisse.

La colección del museo comienza con una retrospectiva dedicada al Fin de Siglo. Durante el periodo de fin de siglo se anuncia y se gesta toda la modernidad, y la pintura española empieza a mirar a la pintura internacional. Los artistas se desprenden de las formas y de los modelos del pasado, para crear formas y modelos nuevos sobre los que sentar las bases del futuro.

Detalle de gitana, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Dario Regoyos es uno de los primeros artistas españoles decididamente integrados en la vanguardia internacional; su pintura representa el vínculo de la modernidad con los asuntos de la España internacional.

La renovación de la pintura del paisaje se produce, por un lado, de la mano de Aureliano Beruete y Moret, muy influido por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, y, de forma paralela por la escuela valenciana, Joaquín Sorolla personifica, en este sentido, la genuina aspiración de modernidad, luminosa y optimista, de la pintura española.

España era un país romántico por excelencia y, como tal, había sido convertido en uno de los tópicos artísticos y literarios de la segunda mitad del siglo XIX. Europa demandaba temas “españoles” y los jóvenes artistas vivieron la modernización de su propia pintura condicionados por esa mirada extranjera: los artistas de mayor éxito obtuvieron en París fueron aquellos que, de forma más evidente, contribuyeron a la elaboración de esta España “diferente”, desde propuestas que oscilaban entre las decorativistas gitanas de Hermen Anglada, Camarasa o Iturrino, las tragedias y eróticas andaluzas de Julio Romero de Torres o la esencia de las figuras de Ignacio de Zuloaga.

“Lavanderas y Pescadores en un paisaje costero”, obra del pintor Andrés Cortes y Aguilar, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

El primer cuadro de esta sección “Lavanderas y Pescadores en un paisaje costero”, obra del pintor Andrés Cortes y Aguilar (1815-1879), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1863. Tiene unas medidas de 37,5 x 55, 3 cm.

Esta obra tiene como escenario un lugar imaginado a través de alguna estampa, compuesto por tres planos horizontales correspondientes respectivamente a la tierra, el agua y el celaje. En el primero, en la orilla, se sitúan los personajes principales de la representación: cuatro figuras emparejadas; ellas, lavanderas que llevan cestos con ropas; ellos, pescadores que les ayudan en su tarea. Visten la indumentaria habitual desde el siglo XVII: vestidos amplios ellas, chaqueta y calzón recogido en la pantorrilla con polainas y sombrero, ellos. Están flanqueados por un robusto árbol y una barca varada con remos y ancla. La zona de agua podría corresponder a un ancho y cristalino río, o más bien a una lengua de mar, surcada a media distancia por barcazas de blancos velámenes y pequeñas barcas de remo. Al fondo, a los pies de una montaña, se divisa una hermosa ciudad costera de la que sobresalen altas torres catedralicias. Encumbrada en la cima de una empinada colina boscosa, situada a la izquierda del espectador, se destaca una adormecida ciudad amurallada en cuyo interior sobresalen dos cilíndricas torres coronadas por agudos chapiteles. Ilumina la escenificación un amplio celaje de tonos brillantes y nubes aborregadas.

“Fiesta popular en los alrededores de Sevilla”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Fiesta popular en los alrededores de Sevilla”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1863. Tiene unas medidas de 56 x 72 cm.

La obra se sitúa en los alrededores de Sevilla desde una orientación norte, con un punto de vista sobre la vega del Guadalquivir en donde se divisa escueto su cauce y aparece el perfil de torres y murallas de la ciudad en el horizonte. A la izquierda de la composición sitúa un núcleo urbano o cortijada, que puede aludir a las inmediaciones del convento de San Jerónimo o tal vez a los alrededores de la población de la Algaba , en cuya vega parece querer situarse el encuadre. Una composición sin duda resultado de la conjunción de elementos memorizados y escenificados con posterioridad en la pintura, a la que el artista ha añadido, como justificación temática, un animado grupo de tipos con trajes tradicionales.

Vista del puerto de Miravete, camino antiguo de Madrid”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vista del puerto de Miravete, camino antiguo de Madrid”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1869. Tiene unas medidas de 72 x 105 cm.

La obra describe con bastante comicidad y eficacia narrativa, el asalto a una diligencia por un grupo de bandidos, concediendo a los personajes un protagonismo realmente inusual en las obras de este artista. El carruaje ha sido detenido por los bandoleros, que han hecho bajar a sus ocupantes. Apenas repuesta del sobresalto, una mujer tendida en el suelo, en medio del camino, es atendida por su acompañante. En el recodo, otra dama se lleva las manos a la cabeza ante el despojo que los asaltantes hacen de sus baúles. Tal atropello provoca el llanto de otra mujer, al fondo, y la rendida desolación de un viajero, sentado sobre su maltrecho equipaje.

“Emboscada a unos bandoleros en la cueva del Gato”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Emboscada a unos bandoleros en la cueva del Gato”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1869. Tiene unas medidas de 72 x 105 cm.

Entre los numerosos paisajes de la ciudad malagueña de Ronda y sus alrededores pintados por Barrón a lo largo de toda su vida, fue sin duda el pintoresco paraje de la famosa cueva del Gato lugar predilecto del artista, a juzgar por las varias versiones conocidas pintadas por el artista sevillano de esta impresionante gruta.

“Playa de Estepona con la vista del Peñón de Gibraltar”, obra del pintor Fritz Bamberger, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Playa de Estepona con la vista del Peñón de Gibraltar”, obra del pintor Fritz Bamberger (1814-1873), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1855. Tiene unas medidas de 73 x 112,7 cm.

El cuadro, realizado por Bamberger en Múnich después de su segundo viaje a España, presenta una combinación de vistas de la costa meridional española desde la playa de Estepona, en la provincia de Málaga, hasta el muy distante Campo de Gibraltar, dominado por la roca de la colonia británica. No se trata de una perspectiva con precisiones topográficas, sino de una recreación de efecto monumental, por la amplitud y virtual profundidad de la vista del extremo oeste de la costa mediterránea española. Representa una especie de epítome de esa vasta geografía, que incluye paisaje de montaña, dunas, marisma, playas y acantilados, y en cuyo horizonte se recorta con nitidez el Peñón de Gibraltar.

“Capilla de los Benavente en Medina de Rioseco”, obra del pintor Genero Pérez Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Capilla de los Benavente en Medina de Rioseco”, obra del pintor Genero Pérez Villaamil (1807-1854), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1842. Tiene unas medidas de 96 x 112 cm.

Este cuadro es una buena interpretación de los monumentos del pasado hicieron los artistas románticos, que, lejos de limitarse a la reproducción objetiva de su fisonomía, no dudaron en transformarlos con apasionada fantasía para aumentar sus proporciones, la brillantez de su cromatismo o el abarrocamiento de su decoración, hasta extremos que, a veces, apenas los hacen reconocibles. Tal es el caso de esta vista de la capilla de los Benavente, perteneciente a la iglesia de Santa María de Mediavilla en Medina de Rioseco, Valladolid, y que por fortuna todavía conserva todos sus elementos decorativos, aunque deteriorados.

Corrida de toros en un pueblo”, obra del pintor Genaro Pérez Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Corrida de toros en un pueblo”, obra del pintor Genaro Pérez Villaamil (1807-1854), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1838. Tiene unas medidas de 64 x 81,5 cm.

El cuadro muestra los arrabales de una población, y sobre la gran explanada que se extiende ante sus murallas, tiene lugar una corrida de toros, bajo la imponente silueta de su iglesia parroquial, de arquitectura grandiosa y monumental, con apariencia de colegiata, que se yergue majestuosa sobre un pequeño cerro.

En el centro del ruedo, construido con carretas formando un círculo, tiene lugar el festejo taurino, concurrido por un bullicioso gentío, en el momento en que un picador se dispone a ejecutar la suerte de varas, mientras otros toreros están al quite, a su alrededor. En el balcón del edificio que se destaca del caserío de la derecha se encuentra el palco presidencial, en el que se adivinan las autoridades locales, vestidas de negro. En torno a la cruz de término, situada en ese extremo, se apostan grupos de lugareños para contemplar mejor la lidia. Mientras, en el primer plano se distinguen los variopintos personajes que acuden al festejo: frailes, paisanos, tratantes, damas que pasean en calesas descubiertas, feriantes, músicos y vendedores ambulantes.

Cruzando el Guadalquivir”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Cruzando el Guadalquivir”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1855. Tiene unas medidas de 73 x 100,3 cm.

El cuadro se representa en el primer término, una pareja de paseantes aguarda en el embarcadero a una de las barcazas para cruzar a la otra orilla, mientras surcan las fulgentes aguas del río otras embarcaciones repletas de gente.

Este delicioso paisaje es un ejemplo bien característico del estilo maduro de Barrón, plenamente formado y convertido ya en un maestro reconocido de este género en la Sevilla de su tiempo. Gustoso siempre de las amplias vistas panorámicas, que conceden un gran protagonismo al celaje, perdiéndose en delicadísimas lejanías, resueltas con un especial esmero en la descripción de las pequeñas figurillas y las construcciones que las pueblan, Barrón demuestra una singular exquisitez en los matices tonales de la línea del horizonte, al tiempo que emplea un colorido brillante y esmaltado, de indudable efecto decorativo. Por otra parte, dedica una especial atención a los personajes del primer término, primorosamente descritos con su vistosa indumentaria, dentro del más auténtico pintoresquismo de raíz romántica, especialmente asumido por los pintores sevillanos.

“Vista Guadalquivir”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vista Guadalquivir”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1854. Tiene unas medidas de 92 x 125 cm.

El cuadro obedece a un concepto de paisaje topográfico, urbano, descriptivo y monumental, donde de manera escenográfica y un tanto teatral aparecen recortados e iluminados por la luz del ocaso el convento de los Remedios, la Torre del Oro, el palacio de San Telmo, y la gran fábrica de la catedral con la Giralda despuntando sobre el perfil del horizonte.

Puerto de Málaga”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Puerto de Málaga”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1847. Tiene unas medidas de 45 x 84 cm.

El cuadro representa una panorámica de la ciudad de Málaga con una vista desde una orientación suroeste, en el final de una tarde sombría animada por vientos del interior. Una visión con luces de ocaso en una atmósfera muy del gusto romántico, pero en contradicción con la orientación real del poniente, en el lado contrario al del lienzo; a no ser que se tratara de una vista al amanecer, cosa que consideramos improbable en el caso de Barrón. Más bien hemos de pensar que el artista partió de una imagen previa, realizada con esa iluminación, y que desarrolla con sus propias soluciones plásticas, por lo que con seguridad se trata de un paisaje elaborado a partir de una estampa o iconografía previa de la ciudad.

Vista de Cádiz”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vista de Cádiz”, obra del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1814-1884), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1854. Tiene unas medidas de 58,5 x 93 cm.

En esta vista de Cádiz, tomada desde el lugar extramuros de Punta de Vaca, es de destacar el aire de veduta napolitana, en la que el amplio plano de mar desempeña un papel fundamental en la composición. Presenta un perfil en perspectiva de la ciudad en una animada escena con personajes en primer plano, con trajes policromos y tipos populares de pescadores cercanos al espectador.

“Baile en un interior”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Baile en un interior”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer (1817-1879), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1841. Tiene unas medidas de 69 x 47 cm.

El cuadro es compañero una pareja de majos citaba por señas a dos mozas para verse después, ésta podría ser la secuencia posterior, en la que, libres ya de la presencia incómoda y vigilante de la huraña dueña, los jóvenes se divierten bailando en el interior de una taberna o venta, concurrida por numeroso gentío. Una de las parejas está de pie, castañuelas en mano, comenzando a ejecutar pausadamente los primeros pasos de su baile, mientras los demás se agrupan en torno a ellos, aunque la mayoría están distraídos en amena conversación.

Cita de Paseo”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Cita de Paseo”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer (1817-1879), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1841. Tiene unas medidas de 69 x 47 cm.

El cuadro representa una estrecha callejuela donde pasean dos mozas envueltas en sus mantillas negras, seguidas de su encorvada y vieja dueña. A su paso por una confitería, cuyo letrero semiborrado puede leerse sobre la puerta, una pareja de majos embozados, apostados en la esquina contraria, les hacen una señal, indicando uno de ellos con la mano que requieren a las dos, seguramente para una cita posterior.

“El Refresco”, obra del pintor José María Romero López, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El Refresco”, obra del pintor José María Romero López (1815-1893), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1855. Tiene unas medidas de 83x62 cm.

La obra se puede ver a una pareja de mozas recibe, a la altura de un puesto de aguas, el cortés requiebro de un muchacho para que le acompañen a tomar un refresco. Con un gesto pretendidamente sofisticado, el galán, de pobladas patillas de hacha y con traje corto de paseo que subrayan su castizo atractivo, señala el vaso que acaba de servirle el aguador. Al mismo tiempo, su acompañante parece brindar a las dos jóvenes también el suyo. Las muchachas, cargadas de cestos y típicas lozas de la ciudad, encarnando con ello la iconografía más tradicional y arquetípica de las sevillanas, se detienen a mirar a sus pretendientes, con un gesto rayano en el descaro.

Maja y Torero”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Maja y Torero”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer (1817-1879), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1838. Tiene unas medidas de 62 x 41,5 cm.

Esta obra recurre a una atractiva iconografía que presenta dos prototipos andaluces pintorescos: el torero y la maja, cuyo encuentro tiene lugar en un mesón iluminado alternativamente de luces y sombras. Él, fumando un habano y exhibiendo con aplomo una galana postura; ella, con sonrisa insinuante y haciendo ademán de sacar una prenda para entregar al torero como talismán. Completa el conjunto la presencia de otras dos figuras en segundo plano y que también forman pareja: el picador agitanado, sombrero en mano izquierda y pica en la diestra, y la criada. Completa el ambiente típico de la estancia el cuadro mariano colgado en la pared.

“Paisaje fluvial con lavandera y pescador”, obra del pintor Andrés Cortés y Aguilar, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Paisaje fluvial con lavandera y pescador”, obra del pintor Andrés Cortés y Aguilar (1815-1870), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1863. Tiene unas medidas de 35,7 x 55,3 cm.

La obra muestra un soleado valle surcado por un río de cristalinas aguas con riberas bordeadas por promontorios rocosos, una pareja, de lavandera y pescador, se despide. Él, sentado plácidamente a la orilla, sostiene la caña con su mano derecha; ella, cual ménade clásica, marcha acompañada por un perro llevando en la cabeza un cesto de ropa. Ambos llevan vestiduras intemporales usadas desde el Seiscientos. La bucólica escena se desarrolla en medio de un bellísimo paraje en uno de cuyos extremos inmediatos puede verse una espesura boscosa poblada por una alta arboleda, arbustos, enredaderas y en la cima una casa rústica. A media distancia se halla una lengua de río o lago, cuyas aguas son surcadas por sencillas barcas orilladas, y que queda encajonada al fondo, por elevadas masas rocosas constituidas por una hilera irregular y decreciente que corta el cielo. Sobre ellas se hallan varios torreones cilíndricos, que recuerdan la romana tumba de los Plautii pero modificada y vuelta a situar por la imaginación del pintor, así como una iglesia medio oculta por la frondosidad, construida con torreón poligonal rematado por chapitel. Le sigue a más baja altura una sucesión de edificios de diversas estructuras, enmarcados al fondo por altas montañas nevadas.

“La Giralda, vista desde la calle Placentines”, obra del pintor José Domínguez Bécquer, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La Giralda, vista desde la calle Placentines”, obra del pintor José Domínguez Bécquer (1805-1841), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1836. Tiene unas medidas de 57,4 x 40,2 cm.

Todos los vedutistas románticos que pintaron perspectivas panorámicas urbanas de Sevilla quedaron irresistiblemente seducidos por la esbelta y majestuosa silueta de la Giralda , minarete de la antigua mezquita árabe de la ciudad, construida a fines del siglo XII, a la que se añadió en el siglo XVI un grácil campanario de cinco pisos, rematado por una gigantesca veleta de bronce con la figura de la Fe , conocida popularmente como «Giraldillo» por su carácter giratorio, dando nombre a la torre, convertida así en campanario de la nueva catedral gótica y emblema máximo de la ciudad.

“La Feria de Sevilla”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La Feria de Sevilla”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer (1817-1879), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1867. Tiene unas medidas de 56,5 x 101 cm.

En el cuadro se puede ver al pie de muralla los feriantes instalan sus tiendas, casetas y entoldados. Entre ellos, varios caballeros y damas de la alta sociedad pasean a caballo o en coche, para no mezclarse con el gentío. En el extremo izquierdo, unos ganaderos se aprestan a comer de una olla común, a la sombra de un árbol. A su lado, otro exhibe para su venta un caballo árabe, pudiendo verse la hilera de casetas multicolores, ante las que una fríe y vende buñuelos y otros intentan vender un burro maltrecho a un inocente comprador.

Baile en el interior de una venta”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Baile en el interior de una venta”, obra del pintor Joaquín Domínguez Bécquer (1817-1879), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1867. Tiene unas medidas de 56,5 x 101 cm.

El cuadro muestra una composición del paisaje, de marcado formato horizontal, desplazando los principales centros de atención hacia los extremos, y salpicando toda la campiña de elementos diversos que van conduciendo la mirada del espectador desde el primer término hasta la lejanía. Así, a partir del grupo principal, y siguiendo por la venta situada junto al camino, por el que transitan dos caminantes, las cabañas que se levantan más atrás flanqueando la calzada y el monasterio visible al fondo, tras la arboleda, los diferentes ingredientes del paisaje están tratados con una ejecución primorosa y atenta que no descuida, sin embargo, los elementos naturales de la campiña y, sobre todo, el amplio despliegue del cielo, surcado de nubes, que demuestran las indiscutibles facultades del pintor para este género, en el que destacó entre el resto de los pintores sevillanos del romanticismo tardío.

“El puesto de buñuelos”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El puesto de buñuelos”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1854. Tiene unas medidas de 63,5 x 50 cm.

El pintor resuelve esta pintura de forma virtuosa, atento a los detalles anecdóticos, e interesado también por las composiciones de alguna complejidad incluso para el pequeño formato, dada la disposición de las figuras en torno a la del caballista central. Sin embargo, el pintor cometió ciertas incongruencias compositivas, como la dirección del viento que despliega las banderas sobre las casetas, contraria a la que mueve la copa del árbol situado inmediatamente detrás, o las escalas, no siempre consecuentes, de las figuras humanas. Pese a ciertas zonas de dibujo más rígido, como el perfil de la gitana que ofrece el plato al jinete, o la propia silueta del protagonista y su montura, enfatizadas por la luz fría y cenital, como de estudio, a la que está sometida toda la composición, prevalece en esta pintura lo atractivo del color, que el maestro hispalense maneja de un modo valiente, seguramente inspirado en la viva experiencia de la feria, famosa precisamente por lo atractivo de su típico encanto local.

Jaleando a la puerta del cortijo”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Jaleando a la puerta del cortijo”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1854. Tiene unas medidas de 64 x 50 cm.

El cuadro representa una muchacha vestida de rosa toca palmas, mientras se dispone a bailar la música que otra joven interpreta con su guitarra. Varios personajes las contemplan o las siguen con las palmas, como un chiquillo sentado en el suelo, a la derecha, que recuerda a los pilluelos de los cuadros de Murillo. Detrás de este grupo se ven los muros de un cortijo y, a la izquierda, tras una pareja de caballos, se divisa en la lejanía un garrochista a caballo llegando a una pequeña aldea, y algo más lejos, otra población de mayor importancia.

“Una bolera”, obra del pintor Antonio Cabral Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Una bolera”, obra del pintor Antonio Cabral Bejarano (1798-1861), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1842. Tiene unas medidas de 53 x 42 cm.

El cuadro fue pintado a la orilla del río Guadalquivir, en la ribera sevillana del barrio de Triana, frente al Arenal y a la Torre del Oro, que se aprecian nítidamente al fondo, una muchacha baila y toca las castañuelas. Vestida con el atuendo característico de las boleras, identificado tanto por el corte y los picos y volantes del vestido como por las zapatillas de media punta –útiles exclusivamente para la danza–, describe un paso típico del baile de palillos. Resulta significativa la composición, que ubica a la danzarina frente a uno de los lugares con más valor icónico de Sevilla, pues en esta representación se unen los aspectos más seductores de la ciudad hispalense durante la primera mitad del siglo XIX: sus fascinantes ruinas árabes y construcciones antiguas con el baile bolero, que desde el romanticismo se convirtió en una de las más exitosas danzas teatrales en toda Europa, identificadas claramente con España y, tempranamente, con Andalucía.

En la romería de Torrijos”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “En la romería de Torrijos”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1883. Tiene unas medidas de 69 x 99 cm.

El artista busca un preciosismo cromático que va unido a menudo a cierta afectación en las actitudes de las figuras. Como en otras obras del artista, éstas son muy numerosas en el lienzo, distribuyéndose en torno a dos parejas que bailan a los sones de guitarra y pandereta, acompañándose con castañuelas. El sombrero en el suelo, en primer término, indica cómo se ha iniciado el baile, pues era costumbre que los hombres lo arrojaran a los pies de una moza para incitarla a bailar, como ha debido hacer el majo del centro, que no lo lleva. Los romeros, cuyos engalanados carros se ven a izquierda y derecha, han hecho un alto en el camino, que muestra al fondo un cortijo o hacienda, quizá la de Torrijos.

En la feria de Sevilla”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “En la feria de Sevilla”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1855. Tiene unas medidas de 73,5 x 91 cm.

Este cuadro ofrece una visión del acontecimiento en el Prado de San Sebastián, ejido de la ciudad, fuera de su perímetro urbano. En él aparecen los tipos que definen no sólo esta celebración concreta sino también los que había en una ciudad que se ofrece como singular para el viajero extranjero y nacional, así como para sus propios habitantes. Encontramos caballistas –demostración del nuevo poder conquistado por la burguesía agraria–, señores del caballo y del cortijo, que ocupan un lugar central y bien destacado en la composición.

“No más vino. Escena de taberna”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “No más vino. Escena de taberna”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández (1819-1887), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1847. Tiene unas medidas de 40 x 31 cm.

La escena se desarrolla en el interior de una bodega o taberna, en la que se distinguen a la derecha los barriles para conservar los caldos, un joven trata de escanciar más licor a una muchacha que, sentada en un banco, de espaldas al espectador, tapa la boca de su vaso con las manos, mientras la mesonera –una anciana mujer con tocas de viuda– con su mano derecha sujeta el brazo del animoso mozo y con la izquierda le reprende. Junto a ellos, un segundo individuo, ya sin chaqueta, rasguea las cuerdas de una guitarra. Este último parece uno de los Fígaros que vio Richard Ford por esos mismos años en las veladas nocturnas en mesones y posadas de toda España: «se empieza a oír el rasgueo de una guitarra, pues nunca falta un patilludo Fígaro que esté enterado de la llegada de los huéspedes, y acuda a la reunión por puro amor al arte y al encanto de un cigarro».

“El cante de la moza. Escena de taberna”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El cante de la moza. Escena de taberna”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández (1819-1887), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1846. Tiene unas medidas de 40 x 31 cm.

Enmarcada por el alféizar de la ventana, como un cuadro dentro de un cuadro –de hecho es el más importante elemento de decoración de toda la estancia–, puede distinguirse perfectamente la más significativa construcción sevillana, la catedral hispalense, con la Giralda a un lado. Esta vista de Sevilla desde la ventana, original recurso de composición empleado por Cortellini para enfatizar el carácter andaluz de su obra, coincide perfectamente con la visión que en ese momento muchos lienzos andaluces ya popularizaban por toda Europa, de la mano de los viajeros que se los llevaban como recuerdos de sus jornadas andaluzas, o de comerciantes que los compraban en Sevilla y en Cádiz para venderlos en el extranjero.

“Salida de la plaza”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Salida de la plaza”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández (1819-1887), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1847. Tiene unas medidas de 40 x 31 cm.

El cuadro representa el momento de la multitudinaria salida del gentío al finalizar una corrida de toros por una angosta calle que va a dar a la plaza, cuya silueta se vislumbra al fondo. Hacia el primer término camina con su pareja la misma joven que en el cuadro compañero se disponía a servir un vaso de vino a «Paquiro», y que ahora se pasea agarrada del brazo de un gallardo mozo de largas patillas, impecablemente vestido con traje corto, y que porta una larga vara en su mano izquierda. La mujer atiende arrobada su conversación, mientras pasan junto a un puesto de buñuelos situado en una esquina de la calle, resguardado a la sombra. El resto de los bulliciosos personajes que pueblan la escena apenas están esbozados, centrándose así la atención del espectador en la pareja protagonista.

Francisco Montes “Paquiro” antes de la corrida. Despedida de Torero”, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Francisco Montes “Paquiro” antes de la corrida. Despedida de Torero“, obra del pintor Ángel María Cortellini Hernández (1819-1887), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1847. Tiene unas medidas de 40 x 31 cm.

El pintor nos muestra la habitación de una casa, el maestro acaba de terminar de vestirse el traje de luces y se dispone a salir hacia la plaza de toros, apremiado por su mozo de espadas, que recoge de una silla la muleta y los estoques. Dos mujeres le detienen para obsequiarle con un vaso de vino, que la más joven se dispone a servirle y que el diestro rechaza con la mano, ante la inminente responsabilidad de la lidia.

“Baile en la venta”, obra del pintor Rafael Benjumea, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Baile en la venta”, obra del pintor Rafael Benjumea (1825-1887), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1850. Tiene unas medidas de 46 x 50 cm.

En el interior de un modesto ventorrillo, una joven danza al son de sus castañuelas y del pandero que toca una mujer, jaleada por los numerosos concurrentes del mesón. Mientras, una tañedora de guitarra ha interrumpido su toque para atender a un viajante, sentado junto a ella. El traje de la bailarina y el vistoso tocado con que se adorna el cabello indican que se trata seguramente de una artista ambulante, que viaja acompañada de las otras dos mujeres para actuar de venta en venta. De la viga central de la estancia cuelgan dos paletillas, viéndose al fondo una alacena con diverso ajuar de cacharrería y vajilla.

“Un borracho en un mesón”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Un borracho en un mesón”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1850. Tiene unas medidas de 60 x 74,5 cm.

El cuadro representa unos formas casi caricaturescas de la mayoría de los tipos, acordes por otra parte al tono burlesco del argumento, Cabral Bejarano siempre da muestra de una particular elegancia en el dibujo de las figuras, especialmente apreciable en este caso en las dos mujeres y, sobre todo, en la que está sentada a la derecha y vuelve su cabeza, tanto en su propia pose como en el tratamiento de los pliegues del vestido de volantes y su mantilla de flecos, resueltos además con un colorido limpio y brillante, que fueron en buena medida la clave de su éxito en los años posteriores a su presentación en la corte.

“La Reyerta”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La Reyerta”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1850. Tiene unas medidas de 60 x 74,5 cm.

En la pintura se sintetizan todos los tópicos que conforman el repertorio de este género de costumbres, convocados en el escenario más arquetípico al uso, la venta, para dar cuenta del violento y vehemente carácter español –que pasa en un instante de una alegre juerga a la más peligrosa pendencia– y que los viajeros por Andalucía querían llevarse consigo en cuadros como éstos.

“Un baile de gitanos en los jardines del Alcázar, delante del pabellón de Carlos V”, obra del pintor Alfred Dehodencq, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Un baile de gitanos en los jardines del Alcázar, delante del pabellón de Carlos V”, obra del pintor Alfred Dehodencq (1822-1882), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1851. Tiene unas medidas de 111,5x161,5 cm.

El cuadro muestra una animada juerga flamenca de un grupo de gitanos, ante uno de los pabellones árabes de los Reales Alcázares de Sevilla, conocido como Pabellón de Carlos V, rodeado de naranjos. En medio del corro, una gitana baila al son del cante, la música y las palmas de los compadres que la jalean mientras siguen con sus miradas el contoneo incitante y sensual de la bailaora.

Una cofradía pasando por la calle Génova, Sevilla”, obra del pintor Alfred Dehodencq, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Una cofradía pasando por la calle Génova, Sevilla”, obra del pintor Alfred Dehodencq (1822-1882), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1851. Tiene unas medidas de 111,5x161,5 cm.

El pintor representa el paso de una procesión durante la celebración de la Semana Santa sevillana por la calle de Génova, repleta de gentío, que se agolpa a los lados de la calzada empedrada, flanqueada por hileras de damas principales, sentadas al borde de la calle y ataviadas con mantilla negra como señal de luto por la muerte de Cristo, acompañadas por distinguidos caballeros, de pie tras ellas. Desfilando ante la muchedumbre, dos hileras de nazarenos con hábito negro.

“Escena en una venta”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Escena en una venta”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1855. Tiene unas medidas de 62 x 52 cm.

El pintor representa a dos viajeros, ricamente vestidos como majos andaluces, son, seguramente, contrabandistas, pues van armados. Uno de ellos parece vigilar en el porche de la venta y, en primer término, en la penumbra figuran unos fardos. El viajero que está de pie lleva zahones de paño de color castaño ribeteado y con vuelta de terciopelo azul oscuro, a juego con la chaquetilla, con botonadura de oro, cubierta por la manta de rayas. El otro, sentado sobre su propia manta, viste chaleco, faja roja en cuyos pliegues, al costado, se ve una daga. Ambos llevan polainas de cuero que, desabrochadas, dejan al descubierto la pierna. Se cubren con pañuelos para evitar el polvo del camino, que asoman bajo el sombrero calañés. La maja, a la que habrán pedido que toque la guitarra, lleva un vestido azul ribeteado en negro y se adorna con gargantilla y brazaletes a juego y flores en el pelo. El ventero, de pie ante una mesa en la que hay una pequeña fuente con olivas, dos vasos para cañas y una botella de manzanilla o amontillado, lleva en la mano un plato con un guiso.

“En la feria”, obra del pintor Rafael Arroyo Fernández, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “En la feria”, obra del pintor Rafael Arroyo Fernández (1860-1908), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1886. Tiene unas medidas de 47,5 x 64 cm.

En el cuadro se puede ver en el lado derecho, en riguroso alineamiento, se disponen hacia el fondo una hilera de casetas, rematadas la mayoría por banderas nacionales, menos una en la que cuelga un cartel de despacho de «vino». En la primera caseta también puede leerse un rótulo semiborrado de «caracoles y vino», y en su interior se ve una pareja que conversa tranquilamente sentada a una mesa. Otros paseantes, pulcramente vestidos a la moda burguesa de esos años, son atendidos en otra mesa de fuera por una tabernera. En primer término, un joven con traje corto brinda gallardamente con un vaso de manzanilla por la moza sentada junto a él, que recibe su requiebro con gesto atento, envuelta en su mantón. Ante la arboleda del fondo transitan carros, caballerías y paseantes a lo largo de otra fila de casetas, asomando detrás la silueta de la Giralda que se recorta sobre un cielo nublado.

“Bailando”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Bailando”, obra del pintor Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1889. Tiene unas medidas de 56 x 44 cm.

El cuadro describe un patio en el que sobre una mesa baila una joven que dirige su mirada hacia el punto de vista del espectador, donde probablemente hay una persona que la mira. En torno la mesa sólo hay dos sillas, lo que indica que la joven está bailando para su cortejador o enamorado cuyo sombrero de catite está en el suelo. Allí aparece también una botella y un plato roto que aluden a la precipitación con que se ha limpiado la mesa para que la joven pudiera bailar sobre ella. Es, pues, una pequeña fiesta privada entre dos enamorados la que el artista describe.

“Banquete interrumpido”, obra del pintor Juan José Gárate y Clavero, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Banquete interrumpido”, obra del pintor Juan José Gárate y Clavero (1870-1939), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 49 x 78 cm.

El cuadro representa el momento en que un toro asalta, en efecto, el banquete que tiene lugar en el patio de una hostería a finales del siglo XVIII, época dorada para los aficionados a los toros. Con la minuciosidad preciosista que caracterizó la mayor parte de su producción, en la que abundan escenas amatorias y de ronda protagonizadas más bien por los toreros, Gárate describe minuciosamente el desastre que supone la inesperada llegada del animal a la celebración.

“El baile en Triana”, obra del pintor Francisco de Paula Escribano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El baile en Triana”, obra del pintor Francisco de Paula Escribano (1820-1900), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1850. Tiene unas medidas de 90 x 135 cm.

El cuadro representa una escena del barrio de Triana, probablemente delante de las huertas del convento de los Remedios, junto al río Guadalquivir, se arma un jaleo en la puerta de un pobre ventorrillo. En el centro de la composición una pareja, vestido él de majo y ella de calle, baila un bolero tocando las castañuelas, al son de otro majo que, acompañado también de una moza, toca la guitarra. A su alrededor la concurrencia, compuesta por hombres y mujeres vestidos como ellos, se entremezclan conversando animadamente entre sí, mientras algunos de los presentes comen y beben en torno a una mesa.

"Escena costumbrista en el Alcázar de Sevilla”, obra del pintor Manuel Wssel de Guimbarda, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Escena costumbrista en el Alcázar de Sevilla”, obra del pintor Manuel Wssel de Guimbarda (1833-1907), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1872. Tiene unas medidas de 84 x 63 cm.

El cuadro representa la crujía norte del patio de las Doncellas en el palacio del Rey Don Pedro en el Alcázar de Sevilla, pródigo en una espléndida decoración de alicatados y yeserías mudéjares. A la derecha de la pintura se abren las puertas, de madera de pino ataujerada, pintadas y doradas, de carpintería toledana, que dan al Cuarto Real. Todo ello lo interpreta el artista con cierta libertad, no sólo en lo relativo a los complicados motivos ornamentales sino también a los aspectos puramente arquitectónicos. Así, la diferencia de nivel de la solería no está donde indica el pintor, sino entre el corredor y el patio, no representado en la pintura. El umbral del ajimez está en realidad mucho más abajo y el pintor cambia la forma de los arquillos y elimina el cimacio de la columnilla.

“Andaluces en la venta”, obra del pintor José Rico Cejudo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Andaluces en la venta”, obra del pintor José Rico Cejudo (1864-1939), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en siglo XIX. Tiene unas medidas de 37 x 54 cm.

En un característico patio andaluz dos grupos de personajes se manifiestan en distintas actitudes, con una cierta simetría ponderada según un imaginario plano diagonal que va de la esquina de la alberca, en primer término a la izquierda, al ángulo del patio. En el de primer término, en la mitad derecha, Rico Cejudo nos presenta a un vendedor de flores que, en cuclillas, negocia su mercancía con la mujer de blusa blanca, ataviada, como todas las figuras en esta pintura costumbrista, con vestimenta regional; la mujer parece estar eligiendo las flores para su tocado del pelo, tal como las llevan sus compañeras que asisten atentas a la transacción. El grupo más lejano, en el lateral izquierdo, está formado por personajes que charlan amigablemente; una última figura, que pasa prácticamente desapercibida, se insinúa en la oscuridad del interior a través de la ventana del fondo.

“Cortejo ante la verja”, obra del pintor José Moreno Carbonero, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Cortejo ante la verja”, obra del pintor José Moreno Carbonero (1858-1942), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1874. Tiene unas medidas de 37,5 x 47 cm.

En el cuadro se puede ver una estructura de madera actúa como un emparrado, como un arco de acceso a un camino vallado rodeado de macetas, álamos y plataneras. Sin duda, en Patio sevillano estamos ante un estudio de luces y ensayo del natural, mientras que Cortejo ante la verja es una composición más medida y realizada con otra intención, más dependiente de modelos sugeridos en donde el preciosismo está más presente.

“Un lance en la plaza de toros”, obra del pintor José Jiménez Aranda, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Un lance en la plaza de toros”, obra del pintor José Jiménez Aranda (1837-1903), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1870. Tiene unas medidas de 51 x 46 cm.

Un grupo de espectadores asomados al palco de la popular plaza taurina de Sevilla, la Maestranza, contempla lo que parece ser –por la evidente gesticulación– un emotivo momento de la lidia que se está desarrollando a la izquierda y fuera del alcance del espectador, pero que no puede ser otro que la acometida y derribo del picador, episodio del que da testimonio la galopada del caballo suelto por la arena (al que se le suma otro blanco, ya corneado y abatido en el lateral derecho). A ello se añade la vivaz presencia de la multitud de fondo, cuyo griterío suponemos, y que en lo yuxtapuesto de su recortado cromatismo parece poseer casi calidades de esmalte.

“Cortejo español”, obra del pintor Juan García Ramos, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Cortejo español”, obra del pintor Juan García Ramos (1856-1911), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1883. Tiene unas medidas de 54,3 x 33,5 cm.

El cuadro representa el cortejo de las parejas durante su noviazgo, prolongado en interminables conversaciones de largos paseos o, como en este caso, a ambos lados de la reja de la casa de la novia, muralla infranqueable para cualquier intento de escarceo de los amantes, casi siempre vigilados estrechamente por amigos o parientes.

“Cogida en un capea de un pueblo”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Cogida en un capea de un pueblo”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1855. Tiene unas medidas de 114 x 184,5 cm.

El pintor es el máximo representante de la huella de Goya en los años centrales del siglo XIX, espléndidamente ilustrada en esta ocasión con uno de los temas predilectos del universo goyesco: el mundo de los toros, a los que, como es sabido, el aragonés mostró una especial afición durante toda su vida, de la que dio buena cuenta tanto en sus pinturas como en sus grabados, y que Lucas heredó, reinterpretando los más diversos aspectos de esta fiesta a través de un lenguaje enteramente personal.

Caravanas árabes arribando a la costa”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Caravanas árabes arribando a la costa”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1860. Tiene unas medidas de 62,9 x 88,9 cm.

El cuadro representa varias caravanas que convergen en una gran llanura para dirigirse hacia la flota de veleros que se adivina en la lejanía, amarrados en la costa, bajo el rojizo atardecer del sol de poniente. Caminando a pie o a lomo de sus caballos, entre las bulliciosas hileras que forman las figuras menudas de los caminantes, apenas puede distinguirse la identidad árabe de sus ropajes, quedando también a la imaginación del espectador el motivo de su larga travesía, seguramente para depositar sus mercancías en navíos de comerciantes o bien para embarcase con destino a lejanas tierras.

La maja del perrito”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La maja del perrito”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1865. Tiene unas medidas de 100 x 150 cm.

El cuadro representa una maja joven, sentada en un despejado paisaje campestre, junto a un río, y recostada en una peña. Posa con gesto sereno, peinada con un llamativo cardado de su cabello negro, a la moda de 1785-1790, adornado con una «caramba» –tocado de rasos y encajes de febril de moda durante esos años, aunque entre damas de cierta clase, con grandes lazos que le caen tras el cuello – .

El Rosario de la Aurora”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El Rosario de la Aurora”, obra del pintor Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1860. Tiene unas medidas de 67,5 x 94,8 cm.

El cuadro intenta emular con la máxima fidelidad la estética goyesca, como puede advertirse tanto en su gama cromática como en la factura extraordinariamente enérgica y desenvuelta con que resuelve toda la composición, dejando la mayoría de las figuras apenas bosquejadas, contribuyendo así a subrayar la confusión de tan violento paisaje, espléndidamente plasmada su tensión dramática y el movimiento frenético e incontrolable de las masas, desenfrenadas en plena batalla campal.

“La fuente Reding”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La fuente Reding”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1880-1885. Tiene unas medidas de 100 x 142 cm.

El cuadro representa la fuente de Reding, hito que personaliza los planes urbanísticos de proyección hacia el este de Málaga. En origen fue símbolo de un programa de modernización de las infraestructuras de la ciudad en el siglo XVII (1675), según consta en las lápidas que adornan su frontal, reformado con un mascarón en forma de pez en época de Carlos IV. La fuente de Reding abría una de las principales vías de acceso a la ciudad –el llamado camino de Vélez–, y fue el elemento generador de una placeta en donde se propiciaban escenas costumbristas, como pueden ser las referidas al aprovisionamiento de agua por las clases populares.

“Vendedoras de rosquillas en un rincón Sevilla”, obra del pintor Manuel Wssel de Guimbarda, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vendedoras de rosquillas en un rincón Sevilla”, obra del pintor Manuel Wssel de Guimbarda (1833-1907), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1881. Tiene unas medidas de 107 x 81 cm.

El cuadro una escena que tiene lugar en plena calle. Todo lo que en aquél respiraba la calma íntima y doméstica de una tertulia familiar, aquí se convierte en la charla bulliciosa de personajes apostados en la calle, y la sobriedad de la modesta arquitectura del patio se transforma aquí en una típica encrucijada de calles del casco antiguo de Sevilla, marcada por las esquinas de las fachadas oblicuas del caserío.

Lavando en el patio”, obra del pintor Manuel Wssel de Guimbarda, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Lavando en el patio”, obra del pintor Manuel Wssel de Guimbarda (1833-1907), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1877. Tiene unas medidas de 106 x 80 cm.

El cuadro representa y una estampa familiar en un soleado patio de vecindad sevillano. Una mujer joven hace la colada en el pilón situado en una esquina, mientras otra de mayor edad le acerca un cesto de ropa. Junto a ellas, una familia toma el sol con sus hijos, apostados junto a uno de los pilares del patio, y observados por una vecina desde el corredor alto. El hombre atiende a su hija, que le muestra una naranja, mientras la madre acaba de dejar a su hijo pequeño en brazos de otra vecina o criada. Delante de ellos, una niña sentada contempla absorta varias gallinas y patos que comen junto a un banco repleto de macetas, entre las que destaca una pita. Resguardado a la sombra, faena un zapatero de viejo. En primer término se ven las alforjas y aperos de una caballería.

“El chico de la gallina”, obra del pintor Manuel Benedito Vives, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El chico de la gallina”, obra del pintor Manuel Benedito Vives (1875-1963), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1913. Tiene unas medidas de 67 x 48cm.

El muchacho aparece representado en primer término, sobre un fondo de color neutro. Viste con camisa blanca y gorro, y sostiene una gallina en los brazos. Ausente de cualquier artificio, el pintor muestra con gran naturalidad y sencillez al chico. Utiliza una paleta de colores más bien austeros, destacando, sin embargo, una única nota de color más vivo aportada por el plumaje amarillo y rojizo de la gallina. Cabe señalar que la técnica del dibujo y la iluminación son manejadas a la perfección por el pintor.

“Recién casados”, obra del pintor Ricardo López Cabrera, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Recién casados”, obra del pintor Ricardo López Cabrera (1864-1950), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1905. Tiene unas medidas de 67 x 48cm.

El cuadro se representa bajo el hermoso emparrado de un patio enlosado, adornado con farolillos de papel, se celebra la fiesta de un banquete de bodas. Una cantaora, tocada con sombrero cordobés y envuelta en su mantón, se ha levantado de su silla, en la que ha dejado la guitarra, para brindar por la felicidad de los recién casados. Éstos reciben complacidos sus palabras ante la mirada satisfecha del sacerdote, sentado junto a ellos, y la alegría general del resto de los invitados.

“Vendiendo melones”, obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vendiendo melones”, obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1890. Tiene unas medidas de 52,2 x 78,6 cm.

El cuadro se representa bajo un emparrado que cubre las encaladas paredes del edificio se lleva a cabo la transacción que da nombre al lienzo. Pero al mismo tiempo la composición introduce una escena de labor femenina, una escena de solaz en la figura aislada tocando la guitarra, diferentes bodegones y naturalezas muertas, estudios de cerámica y artesanía popular valenciana, un estudio de animales, en la pequeña charca con patos del ángulo inferior izquierdo, e incluso un esquemático paisaje sugerido en el fondo de la composición, a través de las dobles puertas entreabiertas. Pero este variado cúmulo de temas secundarios, dentro de un solo tema, alcanza verosimilitud mediante al tratamiento extremadamente realista de las figuras. Cada una está descrita con la máxima minuciosidad y el heterogéneo grupo queda unificado por un suave y matizado tratamiento de las luces y las sombras.

“Patio interior de Sevilla”, obra del pintor Manuel García Rodríguez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Patio interior de Sevilla”, obra del pintor Manuel García Rodríguez (1863-1925), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1920. Tiene unas medidas de 50,7 x 69,9 cm.

El cuadro representa una escena donde se recoge la tranquila vida doméstica en el interior de un patio sevillano en una soleada mañana dominical. La mantilla con peineta de una de las mujeres de la pareja que conversa, así como el misal que porta entre sus manos, parecen confirmarlo. Su compañera, en cambio, porta mantoncillo, flores en el pelo y abanico; parece de extracción popular, pudiendo tratarse de una vecina o sirvienta.

Compás del Convento de Santa Paula, Sevilla”, obra del pintor Manuel García Rodríguez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Compás del Convento de Santa Paula, Sevilla”, obra del pintor Manuel García Rodríguez (1863-1925), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1920-1925. Tiene unas medidas de 73,7 x 97,8 cm.

El cuadro recoge un pintoresco y sevillanísimo rincón perteneciente al compás del célebre convento de Santa Paula, un lugar emblemático y de carácter de lo que ha venido tradicionalmente, incluso desde los primeros viajeros románticos, considerándose como sevillano.

“Galanteo en un puesto de rosquillas en la Feria de Sevilla”, obra del pintor Rafael Benjumea, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Galanteo en un puesto de rosquillas en la Feria de Sevilla”, obra del pintor Rafael Benjumea (1825-1887), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1852. Tiene unas medidas de 35 x 30 cm.

El cuadro tiene una clave popular mostrando el ambiente ferial que ayer como hoy está animado tanto por el cante y el baile como por la comida y bebida. De esta suerte, sitúa en primer término la trilogía clásica formada por la vendedora ambulante, de espalda y con mantoncillo de flecos, sentada en silla de enea y ofreciendo rosquillas a la joven pareja formada por el majo de largas patillas, sombrero calañés y embozado en su capa; y la maja, a su izquierda, vestida con vistoso traje en tono rosa de volantes y toquilla de color claro. Al fondo se divisan diversas casetas de lonas blanquecinas, en una de las cuales aparece un majo sentado sobre burda mesa entre toneles de vino.

"Plaza de la Alfalfa de Sevilla”, obra del pintor Joaquín Turina y Areal, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Plaza de la Alfalfa de Sevilla”, obra del pintor Joaquín Turina y Areal (1847-1903), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en siglo XIX. Tiene unas medidas de 26 x 17,5 cm.

Todas las personas representadas están ataviadas con atuendos típicos pero reservados para los momentos de mayor lucimiento, como parecen los trajes de corto de los caballeros y los costosos mantones bordados –típicamente sevillanos– que exhiben las mujeres, y que recuerdan a los actores en plena escenificación de un texto de su repertorio, cuyo argumento está basado en la exaltación de lo regionalista. La joven morena, envuelta en su confortable mantón encarnado, mira al espectador de manera sugerente, invitándole a tomar parte en el idílico paraíso en el que Turina ha convertido la plazuela, en una cálida pose de modelo fotográfica que es evidente preludio de las escenas de seducción que tienen lugar en ella. Aparecen dos parejas más, una tras la muchacha, en la que el mozo galantea a una joven con un ramillete de flores, y otra junto a la entrada de un establecimiento, en la que el hombre mira descaradamente a una moza que con recato aparta la cara, pero con su abanico insinúa una comprometida complicidad entre ambos.

“Salida triunfal de la Maestranza de Sevilla”, obra del pintor Joaquín Turina y Area, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Salida triunfal de la Maestranza de Sevilla”, obra del pintor Joaquín Turina y Areal (1847-1903), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en siglo XIX. Tiene unas medidas de 27,5 x 32 cm.

El pintor solamente define las figuras del primer término, contribuye a la recreación del bullicio, festivo y alegre, de la celebración de la faena. Aunque a lo largo de su carrera Turina se diferenció de otros artistas de su misma talla por su forma de trabajar, dibujada y precisa, esmaltando las superficies de los cuadros, en esta pequeña pintura sólo mantiene las características físicas de sus tipos, realizando sin embargo un trabajo mucho menos acabado, en el que la descripción pormenorizada de las figuras cede ante la recreación del ambiente festivo, como remate de la corrida.

“Plazuela sevillana”, obra del pintor Joaquín Turina y Area, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Plazuela sevillana”, obra del pintor Joaquín Turina y Areal (1847-1903), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en siglo XIX. Tiene unas medidas de 26 x 17 cm.

El cuadro representa una factura acuarelada de las figuras con la sutileza abocetada de los colores de las fachadas de la calle, que por medio del sombreado procuran un agradable y equilibrado relieve a la arquitectura del fondo, condensan en esta pequeña tablita la característica manera de trabajar del artista sevillano, de producción muy regular en lo que hasta ahora se conoce. Así, el detenimiento miniaturista con que resuelve cada pequeño detalle de la obra suple la vaga intrascendencia de su argumento.

En el Mercado”, obra del pintor Joaquín Turina y Area, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “En el Mercado”, obra del pintor Joaquín Turina y Areal (1847-1903), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en siglo XIX. Tiene unas medidas de 26 x 17,5 cm.

El cuadro representa el mercado que tenía lugar alrededor del postigo del Aceite, en el Arenal de Sevilla, a unos pocos metros de la Real Maestranza , fue uno de los más importantes de la capital hispalense durante todo el siglo XIX, al menos en lo que a su repercusión social se refiere.

“Caridad y Amor a Dios”, obra del pintor Bernardo Ferrándiz Badenes, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Caridad y Amor a Dios”, obra del pintor Bernardo Ferrándiz Badenes (1835-1885), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1871. Tiene unas medidas de 24 x 33 cm.

El cuadro representa una fuente de estructura cuadrada y el amplio brocal, en perspectiva, marca unos ejes en donde se distribuyen las figuras y posibilita una narrativa en clave de la costumbre, como esta parada de un cura de Ferrándiz que literaturiza en el título: Caridad y Amor de Dios, dosis de contenido ejemplarizante para cubrir las necesidades de contenido de la pintura ecléctica y comercial.

“Carmen de Málaga”, obra de la pintora Mercedes Lasarte, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

Subimos al último piso, en una pared podemos ver “Carmen de Málaga”, obra de la pintora Mercedes Lasarte (1940), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 2011. Tiene unas medidas de 171 x 97 cm.

Los cuadros recuerdan la esencia de los trabajos de Gauguin. Está lleno de color que la hace muy visual. La Baronesa Carmen Thyssen vio por primera vez el trabajo de Mercedes Lasarte cuando vivía en Los Ángeles en la década de 1970.

“Pareja de ángeles en vuelo”, obra de un escultor anónimo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la parte del museo dedicada al arte clásico “Pareja de ángeles en vuelo”, obra de un escultor anónimo castellano, realizado en madera policromada, esta datados entre 1600-1700. Tiene unas medidas de 128 x 124 cm.

Estilísticamente, son piezas de cuidado estudio volumétrico y suave modelado, con especial interés en la precisa definición de las siluetas y planos escultóricos. Este rasgo se antoja fundamental en figuras destinadas a sugerir efectos escenográficos en su ubicación original, ya sea al recortarse a contraluz en las zonas altas o como motivos escultóricos exentos que despuntan en solitario para reforzar el protagonismo del elemento más relevante del altar. El artista se complace en describir ritmos curvilíneos y envolventes, apelando al diálogo entre la forma natural inherente al dinamismo y tratamiento plástico de los cuerpos y la forma abstracta implícita por el plegamiento de los paños y la disposición de las telas en torno a las líneas maestras definidas por las formas anatómicas.

“Nazareno”, obra del pintor Niccoló Frangipane, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Nazareno”, obra del pintor Niccoló Frangipane (1563-1597), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado 1574. Tiene unas medidas de 40,5 x 40,5 cm.

El cuadro se representa de frente y concebida como un busto, con la cabeza coronada de espinas y ligeramente inclinada hacia su izquierda, vestida con túnica roja que deja ver brevemente el borde de un ropaje interior blanco y con una cuerda anudada sobre su pecho. Numerosas gotas de sudor y de sangre surcan el doliente rostro de Jesús, quien con su mano derecha sostiene la cruz, de la cual sólo se aprecia un fragmento vertical. El Nazareno –o Cristo con la cruz a cuestas o Portacroce– es una imagen tradicional de devoción, cuya iconografía se remonta al arte paleocristiano. Aunque en sus orígenes más remotos se daba al tema un sentido fundamentalmente simbólico, y la cruz, más que un instrumento de martirio, era el símbolo del triunfo del Redentor sobre la muerte, a partir del siglo XIII se empezaron a destacar los aspectos narrativos y dramáticos de la escena.

“La Virgen con el Niño”, obra de un escultor anónimo francés, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Virgen con el Niño”, obra de un escultor anónimo francés, realizado en piedra de arenisca, esta datado entre 1250-1275. Tiene unas medidas de 181 x 60 x 67 cm.

La Virgen está representada de pie en posición frontal, sobre un pequeño pedestal hexagonal, con el Niño Jesús en brazos en el costado izquierdo. Se toca con un velo corto, sostenido sobre la cabeza por una corona con pedrería y dirige la mirada al Niño. Se cubre los hombros con un largo manto que cae hasta el suelo y que se sujeta al cuello mediante un tirante que cierra con un broche en forma de bulbo. Por debajo lleva una túnica con cinturón. Sostiene al Cristo niño con la mano izquierda y éste extiende su mano derecha para tocar el broche. El Niño va vestido con una túnica larga. El manto de la Virgen y la túnica del Niño son azules con dibujo dorado, en tanto que la túnica de la Virgen es roja, pero seguramente nada de esta pintura visible es original (en algunas zonas existen varias capas de pintura).

"Divina Pastora”, obra del pintor Alonso Miguel de Tovar, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Divina Pastora”, obra del pintor Alonso Miguel de Tovar (1678-1758), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII. Tiene unas medidas de 43,2 x 31,5 cm.

En el cuadro se representa a la Virgen aparece sentada sobre una peña, tocada con velo y un sombrero de paja. Vestida con túnica roja y manto azul, en clara alusión a los ropajes de las inmaculadas, lleva un blanco pellico pastoril, anudado a su cintura, y un cayado, motivos ambos vinculados al ambiente bucólico que preside la escena. Un grupo de ovejas, que representan a los creyentes, la rodean y comen de su mano las rosas que simbolizan el rezo del Santo Rosario. Al fondo, una de ellas, apartada del grupo, es acechada por un fiero animal, imagen del mal y del pecado, ante el que enarbola un cartel con la inscripción «Ave María», invocando la ayuda de la Virgen , que envía la protección divina representada por el arcángel san Miguel armado.

“Huida a Egipto”, obra del pintor Abraham Bloemaert, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Huida a Egipto”, obra del pintor Abraham Bloemaert (1566-1651), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XVIII. Tiene unas medidas de 46x 35 cm.

El cuadro representa a la Virgen con el Niño y san José cobijados junto a un frondoso árbol y rodeados de ángeles que, arrodillados, adoran a la Sagrada Familia y parecen protegerla. El paisaje se reduce al monumental árbol que protagoniza la escena, completada con un luminoso cielo en el que revolotean ángeles y querubines en variadas posturas. La fusión del tema evangélico de la Huida a Egipto con la imagen devocional de la Madre amamantando a su Hijo fue creada por los pintores flamencos del siglo XV.

“La Coronación de la Virgen”, obra del pintor Bernardo Germán Lorente, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Coronación de la Virgen”, obra del pintor Bernardo Germán Lorente (1680-1759), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII. Tiene unas medidas de 35 x 26 cm.

El pintor centra la composición con la figura de María, que, arrodillada en una actitud algo forzada, protagoniza más de la mitad de la escena. Aparece vestida con túnica blanca y manto azul, con su cabeza rodeada por doce estrellas, «revestida de sol y con la luna a sus pies», según la visión de san Juan en el Apocalipsis. Un coro de ángeles y querubines forman la corte celestial que rodea su cuerpo, destacado sobre un luminoso rompimiento de luz. El carácter inmaculadista de la representación se acentúa mediante la presencia de algunos de los atributos de las letanías del Rosario que sostienen los ángeles, como las rosas y los lirios, símbolo de pureza, y el espejo de justicia, que representa su ejemplaridad.

“Inmaculada Concepción”, obra de un pintor anónimo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Inmaculada Concepción”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 165,2 x 106,5 cm.

En esa etapa la figura presentaba una concepción estática, de perfiles cerrados, con la factura lisa y apretada característica del momento y con una amplia presencia de los símbolos de las letanías del Rosario en torno a la Virgen. Con el paso de las décadas, y especialmente en la segunda mitad de la centuria, gracias a la influencia de Murillo.

“Bodegón II”, obra del pintor Diego Valentín Díaz, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Bodegón II”, obra del pintor Diego Valentín Díaz (1586-1660), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 36 x 40 cm.

El cuadro ofrece una riqueza y variedad del colorido, que destaca sobre un fondo neutro algo oscurecido, y el movimiento de las formas realzan el carácter decorativo de las pinturas, acentuado también por la luminosidad que subraya la zona central de cada ramo. Este interés ornamental supera los modelos más estáticos y convencionales de las primeras décadas del siglo y permite recordar también la influencia de cuadros más decorativos de origen italiano.

“Bodegón I”, obra del pintor Diego Valentín Díaz, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Bodegón I”, obra del pintor Diego Valentín Díaz (1586-1660), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 35 x 40 cm.

Estos temas, aislados, en parejas –como en esta ocasión–, o en series, estaban destinados al ornato de las viviendas de nobles y gentes acaudaladas, que deseaban embellecer sus residencias con una pintura decorativa, amable y de rico cromatismo, ya que la ornamentación era la principal función de estos cuadros.

“Santa Marina”, obra del pintor Francisco de Zurbarán, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Santa Marina”, obra del pintor Francisco de Zurbarán (1598-1664), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado entre 1640-1650. Tiene unas medidas de 111 x 88 cm.

El cuadro representa a la santa de tres cuartos y aislada, ligeramente girada hacia su derecha, recurso utilizado habitualmente por el pintor para aumentar la definición volumétrica de la figura y también para conseguir el carácter procesional que suele tener este tipo de obras. Pertenece a su mejor estilo el tratamiento plástico de las formas, lo que consigue con el uso de una factura algo prieta y compacta, y resaltando el cuerpo sobre un fondo oscuro con un intenso foco de luz que destaca las carnaciones, confiere brillantez a los colores y geometriza los contornos.

“Nacimiento de la Virgen”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Nacimiento de la Virgen”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

El pintor Jerónimo Ezquerra presenta todavía importantes lagunas, comenzando por la del año de su nacimiento dadas las informaciones contradictorias que él mismo proporcionó en distintas ocasiones. De su relación con Carreño se tiene constancia por el documento de tasación de las pinturas de Andrés Gómez de la Real , fechado en 1682, donde llamándose ya pintor, decía vivir «en la casa donde vive Juan Carreño, pintor de cámara del rey nuestro señor».

“Los desposorios de la Virgen y San José”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Los desposorios de la Virgen y San José”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

El cuadro representa los desposorios que fue el origen de Jesús: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».

La Anunciación”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Anunciación”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

La Anunciación es seguramente uno de los temas iconográficos más habituales en la historia del arte cristiano. Su representación pictórica sigue un modelo arquetípico, en el que aparece la Virgen María vestida de azul en un interior arquitectónico, y el ángel San Gabriel irrumpiendo desde el exterior, en el extremo opuesto de la composición. Sobrevolando estas dos figuras se distingue siempre una paloma blanca que simboliza al Espíritu Santo, y en ocasiones también unos rayos de sol u otro elemento alusivo al poder de Dios Padre, quien también puede aparecer representado. Además de lo expuesto, la escena se completa con otros símbolos, como un jarrón con flores o un ramo de azucenas, que hacen referencia a la pureza, inocencia y belleza de la Virgen María.

La Visitación”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Visitación”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

La Virgen María visita a su prima Isabel embarazada de San Juan, según relata el Nuevo Testamento (Lucas 1, 39-45), momento en el que la Virgen entona el Magníficat. Las dos figuras se distinguen por su edad, María está representada como una muchacha joven mientras que Isabel, a la derecha, se representa mucho más mayor.

La Adoración de los pastores”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Adoración de los pastores”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

La Adoración es empieza a representar en la pintura mediante esta escena bíblica del Evangelio de Lucas comenzó a plasmarse en el arte europeo a partir del siglo XII, coincidiendo con el surgimiento de algunos movimientos ascéticos propiciados por monjes y laicos que defendían un Cristo más humano, ensalzaban la pobreza y criticaban la opulencia del clero. A partir de entonces gozó de gran popularidad entre los artistas porque les permitía mostrar su maestría en el tratamiento de la luz.

La Adoración de los Reyes Magos”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Adoración de los Reyes Magos”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

La Huida a Egipto”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Huida a Egipto”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

“La Trinidad de la Tierra”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “La Trinidad de la Tierra”, obra del pintor Jerónimo Ezquerra (1660-1737), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

“Cristo muerto”, obra de un escultor anónimo italiano, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Cristo muerto”, obra de un escultor anónimo italiano, realizado en madera de álamo policromada, esta datado entre 1230-1250. Tiene unas medidas de 174 x 90,5 x 40 cm.

Es posible que este Cristo muerto de la Colección Carmen formase parte de un conjunto sobre el tema de la Deposición de Cristo, en el que probablemente figurarían otros cuatro personajes al pie de la cruz – la Virgen , san Juan, José de Arimatea y Nicodemo–. Un ejemplo completo de una representación de la Deposición se conserva todavía en la catedral de Tívoli, a cuyo Cristo se parece mucho a este, el perizonium o paño de pureza está colocado del mismo modo en ambos casos y el rostro y el cabello presentan una gran semejanza.

“Pareja de ángeles portando candelero”, obra de un escultor del taller de Della Robbia, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En la misma sala dedicada al arte clásico “Pareja de ángeles portando candelero”, obra de un escultor del taller de Della Robbia (Italia), realizado en terracota parcialmente vidriada, esta datado entre 1525-1550. Tiene unas medidas de 52,2 x 41 cm.

Este tipo de figuras estaban en las casa de los ricos, los candeleros son utensilios para sujetar y mantener derecha una vela o candela que consiste en un cilindro pequeño hueco, donde se coloca la vela, unido a un pie.

Parece ser que los ángeles se cocieron a temperatura más baja de la que se solía utilizar en el taller Della Robbia, y su vidriado, defectuoso y en parte saltado, denota que podría tratarse de piezas ejecutadas en la última época del taller.

“Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza” obra del escultor Nison Tregor, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

Saliendo de la sala encontramos “Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza” obra del escultor Nison Tregor, realizado en bronce, esta datado en 1954.

Miembro destacado de la saga alemana Thyssen, una de las más poderosas de la industria europea, el barón lideró un emporio multinacional con más de 200 empresas, pero es mayormente recordado ahora como mecenas. Impulsó la fundación del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, inaugurado en 1992 para exhibir el núcleo más valioso de su fabulosa colección privada de pintura antigua, moderna y contemporánea, considerada la más importante del siglo XX y que habían reunido él y su padre a lo largo de siete décadas.

“El Carnaval de Roma”, obra del pintor José Benlliure Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En otra sala dedicada de la parte alta “El Carnaval de Roma”, obra del pintor José Benlliure Gil (1855-1937), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1881. Tiene unas medidas de 38,8 x 54,4 cm.

El cuadro representa un momento del carnaval romano, donde pervivían las más antiguas tradiciones del carnaval. En el balcón de un palacete romano, probablemente uno de esos de la popular vía del Corso por donde transcurría la fiesta, engalanado con tapices, guirnaldas, cirios y argollas, varios personajes, ataviados algunos con ropajes propios del momento, otros con sus mejores galas, disfrutan de lo que acontece en la calle.

El mercado de flores”, obra del pintor José Benlliure Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En otra sala dedicada de la parte alta “El mercado de flores”, obra del pintor José Benlliure Gil (1855-1937), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1881. Tiene unas medidas de 64,3 x 104,3 cm.

El cuadro se representa bajo unas ramas de plátano que enmarcan y delimitan la mitad derecha de la composición se sitúa el punto temático central del conjunto. La vendedora viste traje típico valenciano, así como el huertano que descarga flores de un burro enjaezado como para una fiesta. Las dos compradoras, sin embargo, visten trajes de manola de inspiración goyesca, tal como los había popularizado Fortuny en La vicaría. El puesto es en realidad una clásica balaustrada de piedra cubierta con una alfombra oriental y rodeada de flores y uvas verdes y negras en el interior de los más variados contenedores: tibores chinos, jarrones de cerámica morisca de reflejos metálicos, jarrones de jardín renacentista, cestos de mimbre y espuertas de esparto6. El grupo de la izquierda está formado por mujeres jóvenes y niñas que recomponen pequeños ramilletes utilizando flores desechadas; todas ellas van vestidas con trajes de campesinas romanas, tal como las difundieron las diferentes colonias de artistas extranjeros que trabajaban en Roma.

“Rumores”, obra del pintor José Gallego y Arnosa, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En otra sala dedicada de la parte alta “Rumores”, obra del pintor José Gallego y Arnosa (1859-1917), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1893. Tiene unas medidas de 55,3 x 23,2 cm.

El pintor se concentró sobre todo en la descripción de las texturas y entonaciones de la escena, resaltando tan sólo sus valores plásticos, a imitación del estilo preciosista de Fortuny. Sobre la pared de la improvisada casa de huéspedes se recorta la sombra proyectada por las copas del olivo, las adelfas, la parra y otros frondosos frutales que casi tocan ese muro, en cuya entonación se reconoce la influencia del maestro catalán.

“Los Mayos”, obra del pintor Ignacio Pinazo Carmarlench, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En otra sala dedicada de la parte alta “Los Mayos”, obra del pintor Ignacio Pinazo Carmarlench (1849-1916), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado entre 1898-1899. Tiene unas medidas de 70,6 x 98,8 cm.

El cuadro muestra como la puerta abierta deja ver, destacando sobre la oscuridad del interior, la clara figura femenina que se inclina a recoger el ramo de rosas depositado en el suelo. Pese a la oscuridad del interior, se vislumbra la alacena para el menaje de la cocina, frecuente en las casas rurales. El desarrollo de la composición introduce otra serie de elementos costumbristas. Por ejemplo la alusión a la vestimenta y tocados de los dos personajes, la guitarra, los elementos de arquitectura rural –la pequeña cubierta de teja árabe en el extremo izquierdo y la acentuada diagonal en el extremo superior derecho que alude a la cubierta de la barraca–, el peculiar sistema de ajardinamiento del espacio exterior –dos grandes masas de adelfas en flor a ambos lados de la puerta y los realistas racimos de uva pendiendo de la parra–.

“Al escondite”, obra del pintor Vicente Palmaroli, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En otra sala dedicada de la parte alta “Al escondite”, obra del pintor Vicente Palmaroli (1834-1896), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 70 x 92 cm.

El pintor nos presenta un bonito escenario un muchacho baja las escaleras hasta un patio, buscando al resto de las participantes en el juego que da título a la obra, mientras los otros ocupantes del suntuoso decorado leen o meditan. Sus jóvenes compañeras, modelos habituales y reconocibles en muchas otras obras del autor, se esconden interrumpiendo a un viejo lector y a un religioso.

“Llegada al teatro en una noche de baile de máscaras”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Llegada al teatro en una noche de baile de máscaras”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1895. Tiene unas medidas de 31 x 40 cm.

La escena, de un marcado aire parisino recreado por la fantasía del artista, tiene lugar ante la imponente fachada monumental de un teatro en una noche de lluvia. A sus puertas se aglomeran los asistentes a un baile de máscaras, ataviadas las damas con llamativos disfraces, que envuelven en sus capas para guarecerse del agua, protegidas por los paraguas de sus caballeros acompañantes, con la intención de entrar a toda prisa al interior, decorado con una iluminación deslumbrante para la ocasión.

“Paseo en barca”, obra del pintor Francesc Miralles i Galaup, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Paseo en barca”, obra del pintor Francesc Miralles i Galaup (1848-1901), realizado en óleo sobre tabla, esta datado entre 1888-1890. Tiene unas medidas de 74 x 91,5 cm.

El cuadro representa un grupo de mujeres junto a un río con barcas. Es un tema típico de su época de París, ya que en Cataluña este tipo de excursiones fluviales no era nada frecuente; y aunque a veces rehacía temas parisinos en su última etapa catalana, éste, por las características estilísticas de la obra, hay que situarlo en la época central de madurez del pintor.

“La lectura, Aline Marson”, obra del pintor Raimundo de Madrazo y Garreta, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La lectura, Aline Marson”, obra del pintor Raimundo de Madrazo y Garreta (1841-1920), realizado en óleo sobre tabla, esta datado entre 1841-1920. Tiene unas medidas de 45 x 56 cm.

Madrazo quedó deslumbrado por la bellísima hija de los porteros de la residencia parisina de los marqueses de Casa Riera, a quienes solía visitar con otros amigos pintores, Aline Masson se convirtió en la modelo favorita y casi exclusiva del artista, protagonizando a partir de entonces la inmensa mayoría de los cuadros de tipos y costumbres suministrados por Raimundo de Madrazo a sus marchantes, y difundidos por el mercado internacional.

Travesuras de la modelo”, obra del pintor Raimundo de Madrazo y Garreta, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Travesuras de la modelo”, obra del pintor Raimundo de Madrazo y Garreta (1841-1920), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1885. Tiene unas medidas de 95,2 x 66 cm.

El pintor dispone de unas extraordinarias cualidades para el retrato femenino, que le valieron la enorme fama de que disfrutó entre la alta sociedad parisina de su tiempo, y evidentes tanto en el modelado sensual y mórbido de las carnaciones, como en su asombrosa facultad para reproducir las calidades de las telas del vestido y las joyas con que se adorna la modelo. Desde el punto de vista compositivo, llama especialmente la atención la facultad de Madrazo para construir un argumento narrativo, por liviano que éste sea, con tan sólo un personaje, utilizando recursos procedentes en última instancia de la pintura barroca, al hacer coprotagonista de la escena a alguien que se encuentra fuera del campo de visión.

“Entrada a los toros, sol”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Entrada a los toros, sol”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1885. Tiene unas medidas de 28.5 x 55 cm.

El pintor ilustra con indudable gracia y evidente acento anecdótico, el aspecto de los alrededores de una plaza de toros antes de una corrida en un día luminoso y soleado y la apresurada salida del coso –seguramente interrumpido el festejo– durante la caída de una tromba de agua con aspecto de tormenta de verano.

Salida de los toros, lluvia”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Salida de los toros, lluvia”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1885. Tiene unas medidas de 28.5 x 55 cm.

El cuadro representa a varias damas tocadas con mantillas se apresuran a subir a un coche de caballos, mientras otros personajes tratan de sujetar sus paraguas, impulsados por el viento, en medio de un gran barrizal.

“Niños del coro”, obra del pintor José Gallego y Arnosa, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En otra sala dedicada de la parte alta “Niños del coro”, obra del pintor José Gallego y Arnosa (1859-1917), realizado en óleo sobre tabla, esta datado entre 1885-1890. Tiene unas medidas de 91,4 x 62,2 cm.

Un grupo de monaguillos que se aproxima al espectador casi en diagonal, portando diversos objetos de la liturgia procesional, se complementa con unas más distantes figuras de clérigos adustos. Les enmarca el coro de una iglesia a rebosar de un mobiliario eclesiástico y litúrgico lleno de citas artísticas –en algunas otras obras de este tipo, fácilmente reconocibles–, desde el vitral gótico hasta la reja renacentista, pasando por la orfebrería de cruces y candelabros.

“Recepción en el pueblo”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Recepción en el pueblo”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 38 x 56 cm.

La composición del cuadro es muy escenográfica, se ve invadida por una procesión de personajes entre los que se aprecian actitudes, prendas y expresiones de marcado contraste. Aislado y destacado frente al resto, se adelanta un hombre de mediana edad, vestido con capa azul de la que sobresalen las vistosas chorreras blancas de su camisa. Por la postura inclinada, parece presentar sus respetos ante una pareja igualmente elegante y bien ataviada, ella, completamente de blanco, le devuelve el saludo, mientras enlaza con su brazo el de su marido que, ufano y arrogante, parece actuar de introductor.

“La chica de las flores”, obra del pintor Emilio Sala Francés, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “La chica de las flores”, obra del pintor Emilio Sala Francés (1850-1910), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1906. Tiene unas medidas de 28,2 x 35,5 cm.

El cuadro representa una figura femenina en entornos naturales o jardines tiene precedentes en la obra de otros pintores de la época. Todas ellas coinciden en la anécdota circunstancial, centrada en escenas de figuras en un jardín o bosque. Un recurso para integrar a las figuras en un medio natural, luminoso y claro, que, sin renunciar a los criterios estéticos tradicionales, atraían la atención del público francés de la época.

“Días de verano”, obra del pintor Vicente Palmaroli, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Días de verano”, obra del pintor Vicente Palmaroli (1834-1896), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1885. Tiene unas medidas de 44 x 32 cm.

Sentada frente al mar, junto a la orilla, una dama abandona un momento su lectura para volver la mirada al espectador. A pesar de su ubicación en plena playa, aparece vestida con un traje de falda larga de color morado con suntuosos adornos de encaje negro y delantal blanco, envuelta en un confortable echarpe, con un sombrero con blondas y plumas y pertrechada con una pequeña sombrilla. Parece estar tranquilamente acomodada, apartada del resto de veraneantes, junto a las sillas de anea que se empleaban para descansar cerca del mar y a otros útiles de playa y algunas ropas.

“Salida de un baile de máscaras”, obra del pintor José García Ramos, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Salida de un baile de máscaras”, obra del pintor José García Ramos (1852-1912), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1905. Tiene unas medidas de 70.5 x 104.1 cm.

El cuadro representa las puertas del teatro donde podemos observar, pintado con agudo realismo y singular inmediatez, a un pilluelo con un cigarrillo en la boca esperando abrir la puerta de los carruajes para obtener unas pocas monedas de propina, lo cual, obviamente, constituye una suerte de competencia para el sorprendido portero con uniforme que mira nervioso. Detrás de éste aparece un músico dejando el teatro tras acabar su trabajo y un anciano cochero, sosteniendo un caballo por la brida –sin duda una de las más interesantes figuras de la composición– quien está anunciando a voces su presencia a los clientes potenciales que todavía permanecen dentro del teatro. Así, lejos de reflejar únicamente la actividad de la muchedumbre, en esta pintura García Ramos completa estudios individualizados de cada figura, estableciendo entre ellas lazos de enorme sutileza los cuales sólo pueden ser leídos tras estudiar la escena atentamente.

“Ca d'Oro”, obra del pintor José Moreno Carbonero, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Ca d'Oro”, obra del pintor José Moreno Carbonero (1858-1912), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1895. Tiene unas medidas de 49.5 x 40 cm.

El cuadro fue realizado probablemente durante el viaje del artista a Venecia en 1897, el cuadro es testimonio de la faceta aún poco conocida de Moreno Carbonero como vedutista de la ciudad de los canales, representando en esta ocasión el aspecto de la famosa Ca d'Oro, lujoso palacio construido entre 1422 y 1440 por M. Raventi, situado en el Gran Canal, y sin duda una de las construcciones civiles más bellas de la Venecia gótica.

“Río San Lorenzo con el campanario San Giorgio dei Greci, Venecia”, obra del pintor Martín Rico Ortega, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Río San Lorenzo con el campanario San Giorgio dei Greci, Venecia”, obra del pintor Martín Rico Ortega (1833-1908), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1895. Tiene unas medidas de 47 x 71,8 cm.

El cuadro representa uno de los canales menores de Venecia, identificado con el río San Lorenzo, situado en uno de los barrios más populares de la ciudad, y flanqueado en sus riberas por un variopinto caserío, entre el que puede distinguirse, tras el puente, la silueta de un campanario, que habría de ser, por tanto, el de la iglesia de San Giorgio dei Greci, situada en el arranque del río dei Greci, que desemboca en la Riva degli Schiavoni. Bajo los toldos que flanquean la calle, se adivinan un pequeño puesto y un merendero, a cuya sombra las gentes se protegen del sol. Mientras, otros paseantes transitan por la calzada y una góndola surca plácidamente el canal.

“Canal de Venecia”, obra del pintor Antonio María Reyna Manescau, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Canal de Venecia”, obra del pintor Antonio María Reyna Manescau (1859-1937), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 47 x 71,8 cm.

El cuadro representa una visión del canal prácticamente en el mismo eje de penetración del cuadro, o sea, en la línea de fuga central, tímidamente sugerida por el difuminado reflejo en el agua de los blancos campanarios del fondo y de la aneja proyección acuática en azul de la sombra adyacente. Con tal enfoque la presentación frontal del puente doble refuerza su tipismo. Si la ribera izquierda, paralela al imaginario eje de penetración, respeta y refuerza esta visión tan directa, la derecha se abre en amplia curva hacia el lateral, integrado por una vivienda palaciega y el frondoso árbol del jardín tras la tapia; zona en la que se cobijan las dos barcas amarradas de mayor tamaño. Pero el pintoresquismo de este tipo de vistas se apoya, sobre todo, en la vivacidad de los pequeños detalles secundarios, como la bottega de rayado toldo, las menudas figurillas entre las palomas, el brocal del pozo, los tiestos u objetos similares.

“Vista de Venecia”, obra del pintor Antonio María Reyna Manescau, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vista de Venecia”, obra del pintor Antonio María Reyna Manescau (1859-1937), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 34,5 x 74 cm.

El cuadro representa el contraste entre la zona oscura del primer término a la izquierda (barcas y velas) y la luminosa de la lejanía, en cuanto recurso que acentúa la profundidad, se refuerza con la oposición entre las verticales de ese mismo lateral izquierdo y el horizonte de ese bello perfil costero, puntuado por los campanarios venecianos (tan característicos como las ingrávidas cúpulas) o los desnudos palos del velero de la derecha. La calidez cromática del arrebol vespertino, reflejado éste quizás un tanto esquemáticamente en las aguas de la mitad derecha del lienzo, se acompasa igualmente con el colorido grato de las carnaciones de los niños que se bañan en primer término.

“Venecia”, obra del pintor Antonio María Reyna Manescau, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Venecia”, obra del pintor Antonio María Reyna Manescau (1859-1937), realizado en óleo sobre lienzo sobre cartón, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 28,8 x 49,5 cm.

El protagonismo de las masas a la izquierda (con la iglesia vista casi longitudinalmente, lo que obliga a un acusado escorzo para esa fachada barroca que podría ser la de Santa Maria del Giglio) y en el centro (donde se sitúan varias barcas con velas desplegadas) deja campo libre a la zona del mar (primer término y derecha) y el celaje, que se funden en una bella gama azul grisácea.

“El galán del sarao”, obra del pintor Eduardo León Garrido, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El galán del sarao”, obra del pintor Eduardo León Garrido (1856-1949), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 80.5 x 100 cm.

El cuadro destaca la colocación en círculo de las mujeres de primer término, enlazadas por sus manos para justificar la danza en corro que motiva el asunto de esta tabla, descifra lo irónico del título (el doble sentido que se descubre en lo equívoco de la escena) cuando nos apercibimos de la ubicación secundaria del único caballero del rondo, un petimetre de gesto apocado y aspecto anodino francamente superado por la actitud dinámica y la desbordante sensualidad de las damas, en especial de la que en posición central tira del grupo.

“Baile en palacio”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Baile en palacio”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1897. Tiene unas medidas de 55 x 110 cm.

En el cuadro se pueden ver parejas bailando el rondó, a los compases del clave visible en el extremo derecho. Al fondo, en el centro de la sala, se adivinan las figuras de los anfitriones, flanqueados por un obispo y un cardenal. En el lienzo compañero, y en disposición contraria, los invitados atienden las evoluciones que ejecuta un ilusionista junto a su ayudante, pudiéndose ver por el suelo varios naipes y otros instrumentos de su oficio.

“Paisaje con personajes”, obra del pintor Baldomer Galofre i Giménez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Paisaje con personajes”, obra del pintor Baldomer Galofre i Giménez (1849-1902), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 77 x 130 cm.

El cuadro representa a unos elegantes personajes atentos a la llegada de un grupo de excursionistas, que andando o montados en burros se dirigen alegremente al punto de reunión.

“Vista tomada en las cercanías del Monasterio de Piedra, Aragón”, obra del pintor Carlos de Haes, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vista tomada en las cercanías del Monasterio de Piedra, Aragón”, obra del pintor Carlos de Haes (1826-1898), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1856. Tiene unas medidas de 81.8 x 112.8 cm.

El representa la captación de la luz crepuscular de un sol muy bajo, que proyecta grandes zonas en sombra, marcando contraluces de gran efecto, demuestran ya la agudísima sensibilidad de Haes en la observación directa de la naturaleza; aspecto que constituye la innovación fundamental introducida por este pintor en las enseñanzas del paisaje en España en la segunda mitad del pasado siglo.

“El mago en el palacio”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “El mago en el palacio”, obra del pintor Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1894. Tiene unas medidas de 55 x 110 cm.

En el cuadro destacan vivamente las figuras, donde se resalta así toda la brillantez de los trajes que lucen los personajes, de vivísimo colorido y lujoso diseño, que acaparan irremediablemente la atención del espectador. En efecto, los bordados de las casacas, los reflejos de los rasos y los detalles ornamentales del mobiliario están descritos con singular primor, en contraste con la factura mucho más deshecha y abreviada de alfombras y arquitecturas.

“Amenaza de naufragio”, obra del pintor José Navarros Llorens, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Amenaza de naufragio”, obra del pintor José Navarros Llorens (1867-1923), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1894. Tiene unas medidas de 175 x 270 cm.

El cuadro representa un grupo de familiares observa el naufragio del barco que no consigue llegar al puerto. La obra tiene una compleja composición; una línea diagonal marcada por la rota barandilla del espigón divide el cuadro en dos partes: la zona del cielo y el mar por un lado, la zona con construcciones y figuras por otro. En este sentido la pintura incluye dos variantes temáticas: la marina y el cuadro de género, con todas las características de anecdotismo social y sentimentalismo de la pintura costumbrista de la época.

“Marina”, obra del pintor Emilio Ocón y Rivas, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Marina”, obra del pintor Emilio Ocón y Rivas (1845-1904), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1884. Tiene unas medidas de 200 x 148 cm.

La luz es la protagonista de este cuadro que reproduce un excelente contraluz ejecutado a base de tonalidades frías. La gama de azules, tales como el cerúleo y ultramar, mezclados con blancos y grises que sirven de telón de fondo, entran en diálogo con los «tierras», los pigmentos más utilizados en la historia del arte, que van desde los sombra y siena hasta las hematitas y el verdacho.

“Paisaje de montaña”, obra del pintor Carlos de Haes, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Paisaje de montaña”, obra del pintor Carlos de Haes (1826-1898), realizado en óleo sobre papel pegado a lienzo sobre lienzo, esta datado entre 1872-1875. Tiene unas medidas de 18 x 26 cm.

En primer término y entre piedras, el lecho de un arroyuelo que corre por la planicie. Al fondo, masa de arbolado entre la que despuntan tejados y edificaciones de alguna población y sobre ella, una gran masa montañosa cuyas cimas están semi cubiertas por brumas y masas nubosas.

“Campesinos”, obra del pintor Martín Rico Ortega, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Campesinos”, obra del pintor Martín Rico Ortega (1833-1908), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1862. Tiene unas medidas de 27,7 x 52 cm.

El paisaje del cuadro aparece acotado, casi en su integridad, por una colina de cima llana, que resalta la horizontalidad del paisaje, de modo que el punto de vista elegido acentúa su estabilidad. La colina, junto con las casas que la coronan, fueron objeto de diferentes estudios dibujados a lápiz en un cuaderno de campo realizado en buena parte en Suiza, que revelan el interés con el que abordó esta composición.

“Invierno en Andalucía”, obra del pintor Emilio Sánchez-Perrier, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Invierno en Andalucía”, obra del pintor Emilio Sánchez-Perrier (1855-1907), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1880. Tiene unas medidas de 49 x 31.9 cm.

La obra es rica en sutiles y sorprendentes detalles, recoge una escena de un bosque de álamos despojados de sus hojas en una silenciosa mañana gris de invierno. Un hálito al fondo, húmedo y neblinoso, confunde las lomas cercanas con las copas de los árboles, que muestran con detalle las peculiaridades de troncos y verdinas en una confrontación de formas y ritmos de despojada sensualidad.

“Orilla del Guadaíra con barca”, obra del pintor Emilio Sánchez-Perrier, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Orilla del Guadaíra con barca”, obra del pintor Emilio Sánchez-Perrier (1855-1907), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1890. Tiene unas medidas de 31.7 x 40.6 cm.

La escena se desarrolla bajo la luz del mediodía andaluz. Una pareja de campesinos orillan una barca de remos a un banco de arena, en los laterales del cauce calmo y espejeante por la retención de las azuladas aguas del río Guadaíra. La orilla se ribetea de una densa vegetación de tarajes, zarzas y sauces, salpicada de chopos con hojas nuevas que se decoran sobre un sutil cielo de primavera; a lo lejos se dejan ver las alturas de roquedales y arbustos.

Un paseo en el río”, obra del pintor Emilio Sánchez-Perrier, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Un paseo en el río”, obra del pintor Emilio Sánchez-Perrier (1855-1907), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1890. Tiene unas medidas de 26.7 x 34.3 cm.

La escena se sitúa al borde de una ribera, algo casi permanente y característico en los paisajes del pintor. Esta vez ha escogido el espacio abierto de la campiña sevillana, donde serpentea un arroyo afluente de otro río de mayor cauce, tal vez el Guadaíra a su paso por los llanos de Gandul desde las tierras de Arahal.

“Costa acantilada”, obra del pintor Ramón Martí i Alsina, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Costa acantilada”, obra del pintor Ramón Martí i Alsina (1826-1894), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado entre 1880-1888. Tiene unas medidas de 57,5 x 100 cm.

El cuadro representa un paisaje de la costa norte de Cataluña: una estrecha franja de mar entre dos altas paredes de un acantilado, donde aparecen diversas barcas y figuras de pescadores que portan cestas con el marisco que encuentran entre las rocas. El punto de fuga de la composición señala una pequeña franja de horizonte, desde donde fluye la luz rosada del crepúsculo que ilumina suavemente el cielo y las pequeñas brumas de la puesta de sol, y donde se destaca una bandada de gaviotas que vuelan atraídas por el olor y el rumor de la pesca.

“Vista del puerto de Málaga”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Vista del puerto de Málaga”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre tabla, esta datado en 1896. Tiene unas medidas de 56 x 105 cm.

En la tabla se puede ver un marinero arregla los aperos de pesca de su barca, anclada en el espigón, y surcan las aguas portuarias algunas modestas embarcaciones de vela. En una pequeña embarcación aparece una pareja que se pasea por el mar en una barca, en compañía del remero que les guía entre los barcos del puerto en lo que parece, quizás, una excursión romántica.

“Puerto de Bilbao”, obra del pintor Antonio Muñoz Degrain, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Puerto de Bilbao”, obra del pintor Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1900. Tiene unas medidas de 83 x 129,5 cm.

El lienzo muestra un cuadro con una gama de color sobria y entonada, de tonos fríos y plomizos, que reflejan espléndidamente la luz del cielo vasco, que baña por completo el paisaje, convirtiéndose en protagonista absoluta de la composición.

“Puerto”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Puerto”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1899. Tiene unas medidas de 48 x 91 cm.

El cuadro representa un mar apacible, el paseo en barca de unas señoras en medio de un puerto, barcos fondeados y, en primer término, otro en reparación, nos muestran actividades y movimientos que dan vida y cargan de narrativa la supuesta ausencia de ésta en una composición paisajística.

“Retorno de la pesca”, obra del pintor Emilio Ocón y Rivas, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Retorno de la pesca”, obra del pintor Emilio Ocón y Rivas (1845-1908), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1897. Tiene unas medidas de 76 x 130 cm.

El cuadro representa en la parte superior un espacio abierto y claro que ilumina toda la composición contrarrestando la abundancia de masas en la parte inferior. Solamente aparece interrumpida por la verticalidad de los mástiles de los barcos y sus adrizamientos. A su vez, el agua, espejo de todo lo que en ella se refleja, también actúa como componente de luminosidad en la mitad inferior del lienzo.

“Atardecer en la costa de Málaga”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Atardecer en la costa de Málaga”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1918. Tiene unas medidas de 90 x 116 cm.

El cuadro representa la costa de la bahía de Málaga, ciudad que se define por el faro, la catedral y las chimeneas de las industrias del siglo XIX; esquema del que conocemos otra versión en una colección particular malagueña, en la que se repite el mar, la ola que acaricia la orilla, el leño con cuerda que ha sacado la marea y el trozo de alga sobre la arena.

“Paisaje costero”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Paisaje costero”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1920. Tiene unas medidas de 87 x 117 cm.

El lienzo tiene una clara definición por la línea de expresión de la mediterraneidad o por la de la dramatización del regeneracionismo en manos castellanas o vascas. La superficie está construida a base de zonas trabajadas con una pasta y unas pinceladas fluidas y suaves, contrastando las zonas de luz, para conseguir efectos llamativos de características escenográficas.

“Marina II”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Marina II”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado entre 1895-1910. Tiene unas medidas de 89 x 115 cm.

En esta Marina el pintor nos invita a sumergirnos en un mar apacible, apenas exaltado por rayos de sol que se filtran con sosiego entre unas nubes que no desestabilizan anunciando un drama. Los dos puntos de rudeza, equilibrados en la composición para no herir, son esas masas rocosas que se han elegido en el encuadre para activar la composición con ciertos juegos lineales. Van a ser los verdes y los grises los que en suave armonía construyan un paisaje sereno y sincero.

“Marina”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Marina”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado entre 1900-1910. Tiene unas medidas de 90 x 100 cm.

El cuadro es una descripción literal de la naturaleza, en la que encontramos fragmentos que parecen inspirados en otras obras, como en esas rocas que asoman del mar del plano inferior izquierdo de la composición, lo que nos hace suponer que la vista puede ser de la costa malagueña, o inspirada en ella y en sus accidentes geográficos, al igual que las barcas.

“Preparándose para la pesca”, obra del pintor Emilio Ocón y Rivas, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Preparándose para la pesca”, obra del pintor Emilio Ocón y Rivas (1845-1908), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1897. Tiene unas medidas de 76 x 130 cm.

El cuadro representa la costa este de Málaga; se ha situado en el centro de la bahía y ha registrado faenas pesqueras, como son las de la preparación de las redes para disponerse a pescar. En el fondo se adivina la barriada de El Palo y, sobre ella y a su izquierda, el cerro de San Antón.

“Puerto exterior y Abra de Bilbao con Punta Galea”, obra del pintor Juan Martínez Abades, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Puerto exterior y Abra de Bilbao con Punta Galea”, obra del pintor Juan Martínez Abades (1862-1920), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1903. Tiene unas medidas de 90 x 200 cm.

El cuadro muestra una disposición de las olas siguiendo un ritmo muy medido que pone de manifiesto los distintos términos de profundidad, es asimismo característica en el pintor; desde una orientación paralela al horizonte las olas avanzan con progresiva oblicuidad, de modo que la del primer plano llega a trazar una diagonal casi perfecta de la mitad inferior del cuadro y aumenta así el dinamismo del choque con la ola del reflujo, que protagoniza con su movimiento la composición. Las nubes, dispuestas al fondo de forma paralela al horizonte, también aparecen en el primer término en dirección oblicua, contraria a la de las olas.

“Playa” obra del pintor Modest Urgell i Inglada, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Playa” obra del pintor Modest Urgell i Inglada (1839-1919), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX. Tiene unas medidas de 97 x 158 cm.

En el cuadro se puede ver una playa casi desierta destaca la presencia de una barca de pescador y otra auxiliar, con unas pocas figuras de hombres dedicados a unas labores que no se llegan a percibir con claridad. El punto de vista y el horizonte, muy bajos, permiten ver en primer plano, con detalle, la arena y las piedras de la playa solitaria. La luz y el viento invernales bajo un cielo inmenso, que son en definitiva el tema principal del cuadro, se presentan repletos de presagios imprecisos para la vida de los hombres del mar.

“Recogida de algas en la ribera del Berbés, Vigo”, obra del pintor Juan Martínez Abades, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Recogida de algas en la ribera del Berbés, Vigo”, obra del pintor Juan Martínez Abades (1862-1920), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1892. Tiene unas medidas de 40 x 76 cm.

La obra representa una escena marinera ambientada en el barrio vigués de La Ribera , popularmente conocido como el Berbés, situado en la parte occidental de la ciudad, en la pequeña ensenada de San Francisco. A la derecha se ven las características casas de pescadores, construidas sobre lonjas o porches con arcos de medio punto, y cuyos pisos altos se abren en corredores que se asoman en voladizo sobre fuertes canes de piedra. De las balaustradas de madera solían prender redes o, como aquí, ropas, que se tendían para secarse el aire libre.

“Buscando conchas en la playa”, obra del pintor Ricardo Verdugo Landi, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Buscando conchas en la playa”, obra del pintor Ricardo Verdugo Landi (1871-1930), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1892. Tiene unas medidas de 50 x 80 cm.

En el cuadro se puede ver en la segunda línea un apunte de una playa en la que la población vecina se vuelca casi en estrecha fusión con ella y testimonia su dependencia al medio por los recios muros de la fortaleza, que la convierte en punto de estrategia defensiva de la costa.

“Paisaje asturiano”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil , Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte “Paisaje asturiano”, obra del pintor Guillermo Gómez Gil (1862-1942), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1902. Tiene unas medidas de 182 x 340 cm.

El cuadro se realiza con numerosos apuntes y bocetos previos que le permitieron estudiar la cambiante y mortecina luz de los frecuentes días grises asturianos, los verdes de sus campos y vegetación y tomar notas de la arquitectura local. Con ellos compondría esta escena, en la que las únicas figuras, una pareja de niños sentados en el cierre de piedra de una finca, sirven de foco de atención dentro de una gran vista panorámica, trabajada en varios planos de profundidad, desde el viejo castaño del primer término, hasta la casa y las lejanas montañas, y ejecutada con factura suelta, pero ligera, sin apenas empastes.

Museo Carmen Thyssen (Málaga)

Pasamos a las siguientes salas del museo donde se exponen las pinturas de Fin de Siglo XIX y principios del siglo XX, momento en que los estilos de la Belle Epoque , de moda por toda Europa, invadieron también España. Escritores, poetas, artistas, o simplemente adinerados y elegantes iban a París y, de regreso, crearon también una Belle Epoque española. En España revistas ilustradas, como Blanco y Negro, dedicadas a la clase media acomodada introducía e idealizaba con sus fotografías y dibujos las formas y modelos de los estilos más populares de las corrientes modernistas europeas francesas, inglesas o alemanas. De esta manera la burguesía española se unió a la moda europea, sobre todo a la francesa, que comenzó así a ser imitada en Madrid y Barcelona y, en menor grado, en las demás ciudades.

La corriente del tradicionalismo en las artes está oscurecida por el llamado “modernismo”. Desde el punto de vista cultural, forma éste parte del complejo movimiento de reacción, por una parte, contra la naturaleza y los sentimientos que impone una contemplación realista, dependiente del objeto, por otra contra el aburguesamiento, la "vulgaridad" que se perciben en las manifestaciones de arte que tienen más atractivo para las masas.

Museo Carmen Thyssen (Málaga)

En este sentido el modernismo es profundamente elitista. En su deseo de apartarse del vulgo y para demostrar su alejamiento de los valores burgueses, los "modernistas" con frecuencia se vestían de manera desaliñada, descuidando su apariencia con largas melenas, lo cual les atrajo las burlas de muchos de sus contemporáneos, como había ocurrido con los “románticos” medio siglo antes.

El modernista no acepta los sentimientos que emanan naturalmente de los objetos o situaciones románticas o realistas, sino que, por el contrario, parte de un subjetivismo, más o menos absoluto, de unos afectos, sensaciones, sentimientos o ideas que quiere suscitar; de aquí el impresionismo, el naturalismo idealizado y el simbolismo que impregna la pintura modernista, la vaguedad idealizada de la escultura, el simbolismo y pureza abstracta de la poesía.

Característica también de los movimientos modernistas es la preocupación por fundir los géneros artísticos: la poesía pretende ser escultura y música, ésta insiste en su carácter poético, mientras que la pintura busca las armonías cromáticas. Se trata de una especie de sinestesia artística, sobre todo literaria, en la que abundan "versos azules" y se conciben los poemas como sinfonías, sonatas y sonatinas. Y en pintura el color pierde su valor representativo en su aplicación al objeto para demostrar una mayor importancia al significado o a la percepción emotiva.

Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La Belle Epoque española fue un poco provinciana y menos original si se la compara con la francesa, pero tuvo momentos de auténtico valor cultural y artístico. A la vez, su actitud en favor del casticismo hispano, nunca totalmente olvidado, ofrece a veces más interés todavía que esta continuación de la vida francesa. Sólo Barcelona parece adoptar la nueva moda de una manera completa, imitando más que las otras ciudades la moda francesa, y creando al mismo tiempo unas propias con formas específicas regionales.

Fueron los artistas del fin de siglo quienes dieron el paso definitivo hacia la renovación de la pintura española. Pintores como Regoyos, Casas, Sorolla o Iturrino protagonizaron el cambio artístico de los últimos años del XIX e inicios del XX. Con ellos se sentarán las bases de la modernidad y de la vanguardia, en la técnica pictórica, las temáticas y en la conquista de la libertad creativa.

“Almendro en flor” obra del pintor Dario de Regoyos y Valdés, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

El primer cuadro de esta sección “Almendro en flor” obra del pintor Dario de Regoyos y Valdés (1857-1913), realizado en óleo sobre lienzo. Tiene unas medidas 61 x 46 cm.

La obra representa una escena en la costa mediterránea española durante los meses de enero o febrero. Aunque se desconoce la ubicación exacta, debe corresponder al área alrededor de Castellón de la Plana , que Regoyos visitó en 1905, cuando vivía en San Sebastián.

Es habitual en el trabajo de Regoyos que aparezca una figura humana en medio del paisaje y aquí hay una en el centro. De hecho, es inusual que sus paisajes no incluyan figuras. Como motivo anecdótico, Regoyos incluyó una sombrilla roja del tipo que a menudo se encuentra en las pinturas impresionistas de Monet y su amiga Camille Pissarro.

“La Concha, nocturno” obra del pintor Dario de Regoyos y Valdés, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “La Concha, nocturno” obra del pintor Darío de Regoyos y Valdés (1857-1913), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1906. Tiene unas medidas 54 x 65 cm.

Cuadro nocturno de la Concha de San Sebastián, que corresponde a su período impresionista maduro y que fue realizado durante su residencia en esa ciudad, en la calle Trueba 8 entre 1905 y 1906, Regoyos recogió magistralmente el ambiente clásico de un anochecer en el que las personas dialogan al lado de un mar en calma, delante de las siluetas del monte Igueldo y de la isla Santa Clara, y donde sólo un barco al fondo altera su tranquilidad.

“Paisaje de Hernani” obra del pintor Dario de Regoyos y Valdés, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Paisaje de Hernani” obra del pintor Darío de Regoyos y Valdés (1857-1913), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1900. Tiene unas medidas 50 x 61 cm.

El cuadro representa una vista panorámica parcial de Hernani. A la derecha de ella, sin pintar, quedaría la parte monumental de la ciudad. En primer plano, a la izquierda, se puede ver el puente viejo y detrás el monte Adarra, sobre el cual quedan todavía restos de nieve, que indican que la obra fue llevada a cabo en la estación invernal.

“Ávila” obra del pintor Aureliano de Beruete y Moret, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Ávila” obra del pintor Aureliano de Beruete y Moret (1845-1912), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1900. Tiene unas medidas 67 x 100 cm.

El cuadro representa panorámica de la ciudad castellana, que se despliega a lo largo de un horizonte alto con su característica fisonomía, desde la iglesia de San Vicente y la catedral, perfectamente identificables en el extremo izquierdo, hasta los perfiles de las montañas que asoman tras las murallas, en el lado opuesto. Pero, más que las construcciones monumentales de la ciudad, que relega a la lejanía, interesa sobre todo al artista la orografía cambiante y sinuosa de las afueras de la ciudad que se extienden hasta el primer término.

“El Embovedado” obra del pintor José María López Mezquita, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El Embovedado” obra del pintor José María López Mezquita (1883-1954), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1904. Tiene unas medidas 50.5 x 71 cm.

El Embovedado, una vista de la cuidad de Granada en la que se integran y relacionan armoniosamente muchos elementos: algunos edificios, entre ellos uno tan emblemático como la basílica de Nuestra Señora de las Angustias con sus torres y crucero; la explanada de tierra ocre que cubre el cauce del río Darro a su paso por la población y que da nombre a este espacio urbano.

“Vista del río Guadalquivir” obra del pintor Gonzalo Bilbao Martínez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Vista del río Guadalquivir” obra del pintor Gonzalo Bilbao Martínez (1860-1938), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1910-1912. Tiene unas medidas 62 x 84 cm.

El cuadro representa la comarca del Aljarafe sevillano y a la vera de una de sus frondosas fincas rústicas. Muestra en primer término a personas y animales que en grupos o individualmente deambulan por los alrededores de un cercado, cuyo perímetro limita una empalizada abierta por la parte anterior en dirección al cauce fluvial. A izquierda y derecha de la espléndida perspectiva se sitúan, respectivamente, el antiguo Betis deslizándose suavemente en la sinuosa curva de un meandro, y la rústica pero a la vez elegante fábrica de un cortijo: a destacar, la torre, que a modo de cimborrio cubierto de tejas se eleva airoso con nobleza y cuyo remate corona una veleta en forma de cruz; la capilla con su espadaña; así como sus frondosos alrededores cubiertos de árboles de diversa naturaleza, palmeras y cipreses, tal como si de un pequeño oasis se tratase.

“La Puerta del Sol, Madrid” obra del pintor Enrique Martínez Cubells, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “La Puerta del Sol, Madrid” obra del pintor Enrique Martínez Cubells (1874-1947), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1902. Tiene unas medidas 75 x 96,5 cm.

El cuadro representa una vista urbana realizada por el pintor al regreso de uno de sus muchos viajes por Europa entre 1901 y 1906. Refleja el espíritu cosmopolita que caracteriza la personalidad del artista y que hace patente, sobre todo, sus años europeos y la consagración de su forma de pintar más personal.

“Lavanderas de Galicia” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Lavanderas de Galicia” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1915. Tiene unas medidas 38.3 x 45,5 cm.

El cuadro que aquí se presenta, sorprendente por la potencia del color de las aguas, está tomado sin duda en un día despejado, ya que el azul del cielo es el que se refleja en ellas, lo mismo que ocurre con su panel La romería. Galicia, de gama también encendida. El otro estudio de la ría, aunque también luminoso, está realizado en un momento de cielo cubierto de ligeras nubes, dando una suavidad al conjunto, y unas tonalidades violetas y verdosas acordes con las características de esa región.

“Mujeres en el jardín” obra del pintor Cecilio Pla Gallardo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Mujeres en el jardín” obra del pintor Cecilio Pla Gallardo (1859-1934), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1910. Tiene unas medidas 42.1 x 66.4 cm.

El cuadro se representa al pie de la escalinata de un jardín un grupo de mujeres sentadas en sus sillas y butacones se concentran en sus labores de costura como bien lo indican sus cabezas inclinadas y brazos. Las cuatro figuras cobijadas bajo la fresca sombra de una tupida vegetación en una mañana soleada, son observadas por el pintor, cuya presencia no interfiere en el mundo aparte que compone el grupo, incluso son como un elemento más del paisaje con el que se compenetran formando una unidad. El paisaje del jardín, ya de por sí representación de una naturaleza controlada y ordenada por la mano del hombre, alcanza aquí un tono sensiblemente doméstico o costumbrista con la presencia de estas figuras femeninas.

“Patio de la Casa de Sorolla” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Patio de la Casa de Sorolla” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1917. Tiene unas medidas 95,9 x 64,8 cm.

Patio de la Casa Sorolla forma parte de una serie de estudios que Sorolla pintó sobre el jardín y los patios de su casa de Madrid. Aunque en general no tienen fecha ni están firmados, sabemos que fueron realizados entre 1914 y 1920, en diferentes horas del día y en distintas estaciones, aunque el jardín sería captado la mayoría de los casos en primavera, cuando la floración luce con mayor esplendor.

“La Verbena” obra del pintor Cecilio Pla Gallardo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “La Verbena” obra del pintor Cecilio Pla Gallardo (1859-1934), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1905. Tiene unas medidas 48 x 38 cm.

La escena gira, pues, en torno al encuentro fortuito entre la joven del pueblo, cubierta con mantón de Manila, y un joven dandi que pasea por la calle. A la izquierda aparece de perfil otra joven, de cabellos más claros, cubierta con un mantón azul, que parece ajena al suceso; casi oculta queda la tercera que se sitúa más al fondo mirando con curiosidad el encuentro de la pareja. El joven tiene una imagen muy cuidada, va vestido con chaqueta, chaleco, pajarita y un sombrero, ligeramente echado hacia delante, que ensombrece parte del rostro y le da un aire más seductor; lleva el bigote bien atusado y sus manos son delicadas y finas. La muchacha está delante de varias macetas de claveles del puesto de una florista donde quizás ha comprado la planta que lleva.

“Patio” obra del pintor Eliseo Meifren i Roig, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La primera obra de arte de esta sección “Patio” obra del pintor Eliseo Meifren i Roig (1857-1940), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XX. Tiene unas medidas 49 x 62 cm.

El pintor puso en sus patios modernistas: un lugar cerrado, un microcosmos particular y privado, donde todo está ordenado, y donde las analogías formales hacen que se unan los elementos, determinando un ritmo. Aquí ese ritmo lo vemos en las macetas alineadas y semejantes. La explosión de la vida, en las flores rojas, frente a la soledad del patio, sin personas ni animales. La vegetación descontrolada y el espacio deshabitado son las características que le diferencian de las primeras obras.

“Lavanderas” obra del pintor Antonio Muñoz Degrain, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Lavanderas” obra del pintor Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1903. Tiene unas medidas 62 x 98 cm.

Es un trabajo realizado por puro placer, ya que las dimensiones, el tema y la personalidad de la obra nos hace entender ese impulso artístico por detener el tiempo y el espacio con la capacidad de la instantánea, huyendo de la fidelidad artesanal que pueda asociarse a la máquina, a la fotografía, de la que con tanto interés trataba de alejarse, como contundentemente se manifiesta en su discurso de entrada a la Academia de San Fernando.

Marina. Vista de la bahía de Palma de Mallorca” obra del pintor Antonio Muñoz Degrain, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Marina. Vista de la bahía de Palma de Mallorca” obra del pintor Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1905-1910. Tiene unas medidas 89 x 133,5 cm.

En este es un estudio del color: morados, anaranjados, amarillos y azules. La pincelada es muy amplia, suelta y de factura desigual para adaptarse a las diferentes calidades visuales del agua, las rocas, el cielo, etc. El valor de estos gestos es tan intenso que la eventualidad de una semejanza topográfica o cromática con el lugar real deja de tener importancia para el espectador, que se siente arrastrado tras el sentimiento emocionado del pintor frente a la luz y sus efectos cromáticos, así como por su capacidad de utilizar el natural como fuente de producción de sensaciones que el pincel habría de transformar en forma y color.

“Llegada de la pesca” obra del pintor José Navarro Llorens, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Llegada de la pesca” obra del pintor José Navarro Llorens (1867-1927), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1904-1910. Tiene unas medidas 77 x 90 cm.

La obra tiene una inspiración en el pintor Sorolla, esta pintura se separa de la de éste sobre todo por la utilización de una gama cromática mucho más rica; mientras que Sorolla tiende a limitarse a los azules, blancos y ocres, en Llegada de la pesca la gama se complica con la adición de rojos, verdes, amarillos, malvas y rosas. Pero además, estos colores son utilizados con unas calidades brillantes y casi metálicas.

“Pescadores arrastrando la barca” obra del pintor Enrique Martínez Cubells, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Pescadores arrastrando la barca” obra del pintor Enrique Martínez Cubells (1874-1947), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XX. Tiene unas medidas 65,6 x 56 cm.

El cuadro representa el momento que recoge la escena: unos pescadores se disponen a meter la barca en el agua para dar comienzo a las labores de pesca, mientras el viento remueve las olas que mueren espumosas en la playa e hincha la vela latina del falucho, esa barca, vista en innumerables lienzos de pintores valencianos, con la que los pescadores barloventeaban por las costas del Mediterráneo.

La vuelta de la pesca” obra del pintor Enrique Martínez Cubells, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “La vuelta de la pesca” obra del pintor Enrique Martínez Cubells (1874-1947), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1911 Tiene unas medidas 83 x 105 cm.

Expresa un sentimiento de recogimiento e intimidad, el pintor mantiene en casi todos sus cuadros una tendencia a ofrecer un punto de vista muy alto, lo que condiciona sin duda la necesidad de elevar la línea de horizonte, recurso que podemos visualizar también en otros pintores.

“Rompeolas de San Sebastián” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Rompeolas de San Sebastián” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1917. Tiene unas medidas 95,9 x 64,8 cm.

La obra forma parte de una serie de diecisiete cuadros del rompeolas de San Sebastián y de vistas desde el rompeolas con el monte Ulía al fondo. Es una serie de obras de gran soltura, pintadas con prontitud, y en las que plasma con prodigiosa veracidad las diferentes luces, tan distintas a las de su Mediterráneo, pero que le permiten reflejar los colores con una serie de matices que difícilmente los encuentra en el levante español. También captan los distintos estados del mar.

“Jugando en la playa” obra del pintor Cecilio Pla Gallardo, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Jugando en la playa” obra del pintor Cecilio Pla Gallardo (1859-1934), realizado en óleo sobre cartón, está datado en el siglo XX. Tiene unas medidas 13 x 18 cm.

El cuadro representa armonía y placidez en una escena de playa, en la que nada hay que rompa la quietud de la tarde, sólo el rumor del agua que se imagina por las blancas ondas en la orilla. Marcando una línea del horizonte muy alta, conformando una banda de azul intenso con dos o tres toques de pincelada de color verde, aparece el mar. En primer plano, sentadas sobre la arena, pueden observarse dos niñas con vaporosos vestidos de color claro, tocada una de ellas con un primoroso lazo rosa en el pelo y la otra con sombrero, ambas jugando entretenidas.

“Lavanderas gallegas” obra del pintor Francisco Pradilla Ortiz, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Lavanderas gallegas” obra del pintor Francisco Pradilla Ortiz (1848-1921), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1887. Tiene unas medidas 37 x 59 cm.

Este cuadro es un bello croquis de color, donde lo que se busca es el efecto de mancha cromática, la yuxtaposición de las masas coloreadas dentro de ese marco de verdes que propicia la escena campestre. La vivacidad, la inmediatez de lo representado, vienen logradas por la naturalidad con que son captadas las posturas de ese grupo de lavanderas, el mayor número de las cuales, hasta siete, se dispone diagonalmente de izquierda a derecha por bordear la orilla derecha de ese riachuelo que penetra en el lienzo por el ángulo inferior izquierdo.

“Mujer bretona” obra del pintor Enrique Martínez Cubells, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Mujer bretona” obra del pintor Enrique Martínez Cubells (1874-1947), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1887. Tiene unas medidas 76,5 x 50,5 cm.

El cuadro es una entrañable escena de interior doméstico rural. Una figura femenina se presenta sentada con una bandeja en el regazo y la cabeza vuelta hacia una cocina. La joven aparece rodeada de sombras y sólo iluminada parcialmente en el cuello, el torso y las manos. En primer plano un enorme cesto pone énfasis en las características rurales del tema. El hecho de que la figura aparezca sin el característico tocado bretón puede estar relacionado con la reacción en contra de estos temas costumbristas, que se había generalizado en la época. Mujer bretona es, en realidad, un estudio de luz de interior.

“El baño de las ninfas” obra del pintor Antonio Muñoz Degrain, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El baño de las ninfas” obra del pintor Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1915. Tiene unas medidas 76,5 x 50,5 cm.

El cuadro representa la noche donde el pintor imagina un grupo de mujeres completamente desnudas y con el pelo suelto introduciéndose en el agua de un remanso. Como en un ritual, rodeadas de una lujuriosa naturaleza que, lejos de esconderlas, enmarca su misteriosa acción dotándola de un sentido verdaderamente escenográfico, unas toman baños de agua sumergiéndose hasta las rodillas y otras se tienden a recibir los rayos de la luna en la orilla. La captación nocturna del bosque permite además un despliegue cromático alejado de la realidad que potencia la concepción onírica de la escena; los troncos y las raíces que hay en la orilla, punteados de vivos magentas o de turquesas eléctricos, quedan iluminados por una fantasiosa luna amarillenta que ribetea de dorado y de gris brillante las nubes y las crestas del ligero oleaje del río, así como los pequeños cuerpos femeninos que se entregan al baño o al descanso y que colman la carga lúbrica de la pintura hasta convertir al espectador, prácticamente, en un sátiro espía.

“Boceto del Poema de Córdoba” obra del pintor Julio Romero de Torres, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Boceto del Poema de Córdoba” obra del pintor Julio Romero de Torres (1874-1938), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1913. Tiene unas medidas 32 x 84 cm.

El Boceto del Poema de Córdoba presenta un formato marcadamente horizontal, resaltando las verticales impuestas por la división de las escenas y siete figuras femeninas –de las ocho que aquí pinta– de pie. De izquierda a derecha representa a Almanzor (posteriormente reconvertido en el Gran Capitán), san Pelagio, Maimónides, Séneca, Góngora y Lagartijo. Guerrero, santo, filósofos, escritor y torero que se reconocen como algunos de los personajes más sobresalientes de la historia local.

“Monja” obra del pintor Julio Romero de Torres, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Monja” obra del pintor Julio Romero de Torres (1874-1938), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1911. Tiene unas medidas 50 x 35 cm.

La composición está centrada por el retrato de medio cuerpo de una joven novicia, con un rosario colgando de su mano derecha sobre un fondo neutro, repitiendo en el ángulo superior derecho algunos de los elementos paisajísticos y arquitectónicos tan queridos por el maestro cordobés, como cipreses y arcadas de un patio con tejadillo, en esa evocación de la arquitectura y urbanismo de su ciudad natal que Romero traslada reiteradas veces a sus lienzos.

“Baile Gitano” obra del pintor Hermen Anglada Camarasa, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Baile Gitano” obra del pintor Hermen Anglada Camarasa (1871-1959), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1911. Tiene unas medidas 71 x 101 cm.

El cuadro representa un pretexto plástico que un mensaje ideológico, alternó las escenas de la vida nocturna de París con las de bailes gitanos. Las primeras le daban pie a trabajar con una especial morbidez y tonos claros en una versión personal del postimpresionismo, mientras que las segundas le permitían plasmar un dinamismo expresivo y frenético, con colores cálidos y detonantes.

“Julia” obra del pintor Ramon Casas i Carbó, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Julia” obra del pintor Ramon Casas i Carbó (1866-1932), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XX. Tiene unas medidas 85 x 67 cm.

El cuadro representa Julia Peraire, la bella vendedora de lotería de la plaza de Cataluña, a la que Casas conoció en la tertulia de la Maison Dorée. Deslumbrado por la lozanía de su juventud –ya que contaba veinticinco años menos que el pintor–, y tras varios años de vida en común, llegaron a casarse el 29 de septiembre de 1922, falleciendo algún tiempo después de su esposo, el 17 de enero de 1941.

“Baile flamenco” obra del pintor Ricard Canals i Llambí, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Baile flamenco” obra del pintor Ricard Canals i Llambí (1876-1931), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1915 . Tiene unas medidas 61.5x 74.5 cm.

El pintor formó parte junto con sus amigos los pintores Nonell, Mir, Pichot y Juli Vallmitjana de la Colla del Safrà (Grupo del Azafrán), llamado así por el colorido empleado en sus obras. En 1897 junto con Isidre Nonell viajó a París donde expuso en la galería Chez Dosbourg. En esos años diseñó ilustraciones para revistas como Le Rire. Nonell regresó a Barcelona y Canals se quedó trabajando para el marchante Durand-Ruel y entrando en contacto con Picasso.

“Garrochista, Sevilla” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Garrochista, Sevilla” obra del pintor Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), realizado en óleo sobre cartón, está datado en 1914. Tiene unas medidas 75 x 105 cm.

Sorolla se desplaza a la finca El Cuco, invitado por el Sr. González, para pintar sus viñas con el tono dorado del momento de la vendimia. En la semana que reside en dicha finca, pinta diez cuadros de estudios de vides, según relata a su mujer en las cartas que diariamente le escribe. Pero no sólo dedica esos días a pintar aquellos estudios, también realiza breves desplazamientos por la región buscando el fondo de su panel, después de comprobar que no es el pueblo de Jerez el lugar para pintar su cuadro, pues como comenta a su mujer «enfermaría de tristeza», ni es el paisaje de vides el que desea únicamente para su fondo.

“El baño (Sevilla)” obra del pintor Francisco Iturrino, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El baño (Sevilla)” obra del pintor Francisco Iturrino (1864-1924), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1908. Tiene unas medidas 200 x 174 cm.

Iturrino no sólo da forma y color a los cuerpos de las mujeres, sino también a su emoción. La luz y la atmósfera que circundan las figuras, así como el movimiento y la vibración de los cuerpos de piel color tabaco, exaltan la alegría y el perfume de la carne. Este grupo de mujeres, pintadas al aire libre, que se mueven y se componen al ritmo y la intensidad de la luz, se desnudan ante nuestros ojos. Dejan caer los vestidos largos y transparentes que se rompen en sus bordes.

“Una muchacha con mantón y Una bailadora” obra del pintor Gonzalo Bilbao Martínez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

Las siguientes dos obras de arte de esta sección “Una muchacha con mantón y Una bailadora” obra del pintor Gonzalo Bilbao Martínez (1860-1938), realizado en óleo sobre lienzo, están datados en 1913. Tienen unas medidas 100 x 40 cm.

Envuelta en un mantón de Manila bordado de colores vivos, una muchacha de espaldas se vuelve hacia el espectador con los brazos apoyados en las caderas, en un gesto genuinamente castizo. Colocada ante una pared decorada con pañuelos de flecos sin bordar, la joven luce una peina de carey y claveles rosas en el pelo, adornos propios de la vestimenta más popular de las sevillanas del cambio de siglo.

El siguiente cuadro representa una gitana tocada con un sombrero cordobés y envuelta en un mantón chinesco baila y toca las castañuelas en un modesto interior. Al fondo se distingue claramente una guitarrista que acompaña su arte con el cante y a su lado parece proyectarse todavía la sombra de una tercera figura que queda oculta. Sobre las paredes se reconocen sin dificultad los objetos de la vida cotidiana de una modesta vivienda sevillana de principios del siglo XX.

Romería” obra del pintor Gonzalo Bilbao Martínez, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Romería” obra del pintor Gonzalo Bilbao Martínez (1860-1938), realizado en óleo sobre lienzo, están datados en 1915. Tienen unas medidas 107,5 x 168 cm.

Esta pintura representa una escena de la popular romería de la Virgen del Rocío. En primer término una pareja a caballo sigue, sobre el camino de arena, a una carreta engalanada con banderas españolas, bandas y cintas, en la que cinco muchachas cantan y se mueven a los sones de la guitarra que toca una de ellas. Las jóvenes van ataviadas con vestidos andaluces de seda y mantoncillos de vivos colores y se adornan los cabellos con claveles. Llama la atención el dinamismo de su movimiento, que contrasta con la mayor serenidad de la pareja que va a caballo, en la que el hombre viste el traje corto campero, de paño oscuro, camisa blanca y polainas. A la derecha, asoma la cabeza de otro caballo que marcha en la misma dirección, hacia el santuario de Almonte. Al fondo aparece un paisaje de marisma con algunas construcciones encaladas.

“Dos Gitanas” obra del pintor Francisco Iturrino, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Dos Gitanas” obra del pintor Francisco Iturrino (1864-1924), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1901-1903. Tiene unas medidas 180 x 129 cm.

La escena representa a dos gitanas de pie en un jardín, ofreciéndose en pose de charla a los pinceles del pintor. Sobre un fondo que se divide en dos planos, siguiendo esquemas compositivos y la tonalidad cromática de Cézanne, destacan las figuras de dos mujeres bañadas en la luminosidad del deslumbrante sol del cielo andaluz y que estalla en el colorido denso de los vestidos. A través de sus colores, amarillo, violeta, naranja y el negro del pelo adornado por el rojo de una flor, Iturrino transmite su emoción y circunda las mujeres de un áurea que trasciende al realismo.

“Feria” obra del pintor Gustavo Bacarisas, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Feria” obra del pintor Gustavo Bacarisas (1872-1971), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XX. Tiene unas medidas 80 x 100 cm.

El cuadro representa un tema tan emblemático como son las ferias y romerías, de tanta tradición en la pintura costumbrista andaluza desde mediados del siglo XIX, vuelve a tener presencia a través de los pinceles de Bacarisas. El pintor interpretó en varias ocasiones el tema de la feria, donde recoge el evento lúdico y popular en todo su esplendor cromático y decorativo tan caro al quehacer del maestro, con sus características gamas de colores malvas, rojos, verdes, amarillos, aquí en una escena nocturna.

“Feria de ganado en Salamanca” obra del pintor Francisco Iturrino, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Feria de ganado en Salamanca” obra del pintor Francisco Iturrino (1864-1924), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1898. Tiene unas medidas 95 x 110 cm.

Es cuadro que el pintor plasma la vida campesina de los pueblos de Castilla, como nos relata Juan de la Encina : «Vive en una sociedad semipastoril, semilabradora. La casa que habita está en lugar estratégico: por allí pasan viandantes, gitanos, santeros, mendigos, titiriteros, saludadores; pasan rebaños, caballistas, labriegos de los pueblos circunvecinos y, además, se abre al campo y a la sierra azulenca. ¡Un paraíso de pintor!...». A lo largo de toda su trayectoria artística, compuso versiones o variaciones de los diferentes temas recurrentes en su obra.

“Composición. Desnudo” obra del pintor Celso Lagar, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Composición. Desnudo” obra del pintor Celso Lagar (1891-1970), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1922. Tiene unas medidas 181 x 221 cm.

Lagar realiza una verdadera síntesis de géneros pictóricos en esta obra, en la que se concita el bodegón, el paisaje y el desnudo. El bodegón que porta el personaje oferente no deja de ser una suerte de tributo a las enseñanzas cézannianas. En él, todas las piezas de frutas están prácticamente reducidas a formas geométricas. Tal pureza se transmite al personaje, ya que, del mismo modo, algunas de sus partes son descritas por formas puras, manifestando esa voluntad de construcción tan escultórica.

“Corrida de toros en Eibar” obra del pintor Ignacio Zuloaga y Zabaleta, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Corrida de toros en Eibar” obra del pintor Ignacio Zuloaga y Zabaleta (1870-1945), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1899. Tiene unas medidas 95 x 110 cm.

El cuadro carece de una evidente falta de unidad compositiva, no tanto entre las figurillas del fondo y las arquitecturas como, sobre todo, en los personajes del primer término, concebidos de forma aislada y luego encajados algo forzadamente en la composición. Sin embargo, esta galería de tipos dispuestos a modo de friso en el plano más próximo al espectador anticipa ya las líneas maestras de la producción madura del pintor en este campo, con algunas figuras de especial belleza plástica que demuestran las excepcionales cualidades para este género, en el que dejaría algunas de las obras maestras de toda su producción, sin que falte tampoco algún detalle anecdótico, como el labriego que ronda a varias muchachas asomadas al balcón en el caserío del fondo, o el improvisado palco adornado con una bandera nacional a modo de repostero.

“Valencianos” obra del pintor Julio Vila y Prades, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Valencianos” obra del pintor Julio Vila y Prades (1873-1930), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1908. Tiene unas medidas 164 x 189 cm.

El cuadro se puede ver como una de las muchachas sujeta las riendas del caballo y viste indumentaria masculina con la característica rodina o sombrero negro de forma redondeada sujeto por una cinta en la barbilla, jupa o chaqueta de mangas sobre la camisa, pantalón hasta la rodilla y calzas blancas. La otra muchacha, en segundo término, viste la característica indumentaria femenina. Destaca especialmente el peinado o moño tradicional valenciano adornado con la peineta (peineta) y llamativos pendientes, vistiendo camisa blanca y falda o guardapiés de colores. El caballo de color blanco está adornado en la cabeza y en la grupa con borlas y telas de vivos colores.

“Coristas” obra del pintor José Gutiérrez Solana, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Coristas” obra del pintor José Gutiérrez Solana (1886-1945), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1927. Tiene unas medidas 160 x 211 cm.

El cuadro representa los aspectos sórdidos de la vida cotidiana y con preferencia los que guardan relación con el mundo del erotismo y el sexo. En la mencionada narración sitúa las figuras en «un teatro de mala muerte de los Barrios Bajos», cuando, terminada la función, ha concluido la brillantez del espectáculo –que nunca debió de ser mucha–, cuando predominan fealdad y suciedad. En la pintura dispone a las protagonistas ante el espectador como si de un friso se tratara, a la manera en que, también, coloca los objetos de las naturalezas muertas.

“Paisaje al atardecer” obra del pintor Valentín de Zubiaurre, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Paisaje al atardecer” obra del pintor Valentín de Zubiaurre (1879-1943), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XX. Tiene unas medidas 44 x 59 cm.

El cuadro puede considerarse un arquetipo de la pintura regionalista vasca y, por extensión, del pueblo vasco de comienzos del pasado siglo. Obviamente, por el asunto representado, cinco dantzaris y un txistulari; además de por la caracterización fisonómica de todos ellos, especialmente «racial» en las cabezas, acentuada, aún más, en las mostradas de perfil. También, por supuesto, por el paisaje con los típicos caseríos entre los campos cultivados y las zonas arboladas.

“Costa vasca al atardecer” obra del pintor Valentín de Zubiaurre, Museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Costa vasca al atardecer” obra del pintor Valentín de Zubiaurre (1879-1943), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1949. Tiene unas medidas 34 x 44 cm.

Pintura Orientalista en España durante el periodo de 1860-1900, museo Carmen Thyssen (Málaga)

El cuadro muestra la línea del horizonte muy alta, acentúa el punto de vista elevado de la composición, en la que el reflejo del sol que se oculta tras la última porción de costa, sirve de eje vertical. Las velas de las tres lanchas que se acercan a tierra y destacan sobre el mar se compensan con los dos grupos de pinos que se recortan sobre el monte más cercano al espectador. Como en otros cuadros del artista, la gama cromática dominante es fría.

Pasamos a las salas dedicadas a la Pintura Orientalista en España durante el periodo de 1860-1900. La expansión colonial europea en el norte de África en el siglo XIX alentó los viajes de numerosos artistas, sobre todo franceses y españoles, por Marruecos, Argelia o Túnez. De la representación de sus paisajes, costumbres y paisanaje surgió la llamada pintura orientalista, un género con personalidad propia dentro del arte decimonónico, que se recrea en la luz, el color y el preciosismo de los detalles, y que cultivaron apasionadamente grandes maestros como Eugène Delacroix o Mariano Fortuny.

Pintura Orientalista en España durante el periodo de 1860-1900, museo Carmen Thyssen (Málaga)

El éxito contemporáneo de la literatura de viajes, el deseo de encontrar temas pictóricos novedosos y un espíritu aventurero e inquieto llevaron a muchos artistas a una suerte de huida de la civilización moderna, nacida con la revolución industrial, en busca de un paraíso soñado e ideal que asimilaron en sus obras con la invención de un oriente exótico y cautivador. Entre la observación realista y la fantasía, este universo tuvo como escenarios, sin embargo, lugares tan poco orientales, pero más fácilmente accesibles, como Granada o el Magreb.

A través de tres secciones, esta exposición recorre los territorios, la vida cotidiana y los rostros de los habitantes de este espacio de evasión del occidente burgués, reflejados en el arte español de la segunda mitad del siglo XIX por Fortuny, Lameyer, Fabrés, Tapiró y otros muchos artistas. Su visión de esta temática se acompaña de varios ejemplos de la pintura francesa contemporánea, de Delacroix, Benjamin-Constant o Dehodencq, que permiten relacionar a los principales artífices de este género en ambos países.

Pintura Orientalista en España durante el periodo de 1860-1900, museo Carmen Thyssen (Málaga)

a en sus mismos orígenes, la pintura orientalista española comienza a ocuparse de Marruecos, primeramente por lógicas razones de vecindad y, posteriormente, por los intereses coloniales que se despiertan a partir de la llamada Guerra de África de 1859-1860. Los sucesivos conflictos entre España y el imperio marroquí que, en una espiral ascendente de violencia, se producen a partir de esa romántica contienda, aparte de su lógica connotación negativa de confrontación, actuarán también de motores para despertar el interés de la sociedad española por Marruecos, que acabará así convirtiéndose en el auténtico protagonista del orientalismo pictórico español.

“La matanza de los Abencerrajes Granada” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La primera obra de arte de esta sección “La matanza de los Abencerrajes Granada” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1870. Tiene unas medidas 73,5 x 93,5 cm.

En 1860 estalló la Primera Guerra de Marruecos, y la Diputación de Barcelona encargó a Fortuny que viajara a este país con el fin de convertirse en cronista gráfico de la contienda en compañía de Pedro Antonio de Alarcón. Allí se integraría como pintor en el regimiento del general Juan Prim, también originario de Reus. El 12 de febrero de 1860, se registró su llegada a estas tierras y comenzó su trabajo como cronista de los acontecimientos.

África va a suponer un descubrimiento para Fortuny, deslumbrado por la luz norteafricana y encandilado por las planicies abiertas, las luces y los habitantes de Marruecos, llegando incluso a aprender nociones de árabe para integrarse mejor. Se liberará desde este momento de convenciones y academicismos, sintiéndose atraído intensamente por los temas orientales.

Los Abencerrajes fueron muy importantes en la vida política granadina del siglo XV y participaron en las diversas revueltas sociopolíticas que tuvieron lugar en ese periodo clave, contribuyendo a desencadenar la guerra civil que debilitó al reino nazarí y condujo al fin del dominio musulmán con la Guerra de Granada.

“Paisaje y casa árabe en Marruecos” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Paisaje y casa árabe en Marruecos” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela y grafito sobre papel, está datado en 1862. Tiene unas medidas 12.5 x 19 cm.

Fortuny nos presenta unas casas al atardecer, creando acentuados contrastes lumínicos que refuerzan el volumen y el naturalismo de la escena, empleando tonalidades coloreadas para las sombras como también luego harian Monet o Pissarro.

“Paisaje marroquí. Estudio para el cuadro «batalla de Tetuán” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Paisaje marroquí. Estudio para el cuadro «batalla de Tetuán»” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela, está datado entre 1860-1862. Tiene unas medidas 26 x 37 cm.

Esta obra forma parte de un numeroso conjunto de estudios, acuarelas y dibujos que Fortuny hizo en la zona del Rif, en los escenarios del conflicto bélico hispano-marroquí que tuvo lugar en el primer trimestre de 1860. De entre ellos destacan los vinculados a la batalla de Tetuán.

“Tetuán vista desde la altura de Benigomar”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Tetuán vista desde la altura de Benigomar”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela, está datado entre 1860. Tiene unas medidas 17,6 x 32,1 cm.

El viaje a Marruecos sirvió a Fortuny para tomar contacto directo con un Oriente que, como le había ocurrido a Delacroix, transformaría su pintura. Su primera estancia en Tetuán se prolongó entre el 12 de febrero y el 23 de abril de 1860 y en ella realizó numerosos bocetos y apuntes de paisajes, de los participantes en las batallas, los campamentos de la tropa, de los episodios bélicos que presenció.

Escena pueblo marroquí”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Escena pueblo marroquí”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en dibujo con pluma y tinta sobre papel, está datado entre 1860-1862.

El dibujo de Fortuny es un ejercicio en positivo. El realismo se valió de lo verosímil y hasta lograr ejemplarizar. De distinta suerte, aunque parezca lo mismo, el naturalismo pretendió la verdad, una verdad con minúscula, para ojos que sólo ven de tejas abajo. Las verdades del naturalismo del arte se quedaran en la materia; que lo fueran sólo respecto a lo superficial aprehensible con la visión del pensar creador, libre de su también congénita sensibilidad.

“Escena pueblo marroquí”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Paisaje marroquí”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en carboncillo sobre papel, está datado en 1860.

Fortuny utilizo mucho la técnica del carboncillo, es para el dibujo la formula más adecuada porque usado con delicadeza sobre un papel adecuado, tiene la ventaja de que se puede borrar y rectificar una y otra vez, –durante varios durante varios días o semanas– hasta conseguir ajustar los valores y proporciones del dibujo a los del modelo.

Playa africana”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Playa africana”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1860. Tiene unas medidas 31,5 x 61 cm.

En este paisaje de playa reconocemos los elementos característicos de su código visual, así como la incorporación de algunos de los componentes más comunes del lenguaje y del repertorio figurativo correspondiente a su etapa de estancia en el norte de África En ese sentido, merece la pena destacar la utilización de una poética que, a pesar de su aparente simplicidad y la casi total ausencia de elementos narrativos, consigue efectos de gran lirismo estético.

“Paisaje norteafricano”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Paisaje norteafricano”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1862. Tiene unas medidas 51,5 x 122,5 cm.

La obra muestra una extremada sequedad del aire confiere a la atmósfera una rara calidad cristalina ya que, con la ausencia de brumas o calimas, los colores mantienen su intensidad a pesar de la distancia; traza, así, una franja oscura casi en el horizonte por la parte izquierda de la composición y también va oscureciendo el azul del agua hacia los planos más alejados del espectador. La pincelada, rápida y nerviosa, no pretende seguir las formas, sino que únicamente genera una vibración cromática que las envuelve.

Estudio para el cuadro «Árabes subiendo una colina»”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Estudio para el cuadro «Árabes subiendo una colina»”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela sobre papel, está datado entre 1862-1864.

El cuadro puede representar una escena que Fortuny presenció en Marruecos. Una línea de cautivos de piel oscura con las manos atadas a la espalda es impulsada por una colina empinada por un soldado marroquí con un rifle y un uniforme. Otro soldado armado a caballo conduce a otros cautivos sobre la cresta de la colina a la derecha, mientras el humo se eleva en la distancia de una ciudad en la costa.

Árabes caminando bajo la tempestad”, obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Árabes caminando bajo la tempestad” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela sobre papel, está datado entre 1862-1864. Tiene unas medidas de 17 x 25 cm.

El cuadro es una exaltación del medio acuoso, del diálogo entre la mancha opaca y la leve transparencia. Dos árabes anónimos avanzan contra corriente en un paisaje grandioso y romántico, potenciado por la gran nube negra, pronta a descargar, que proyecta su sombra sobre la loma. La sensación atmosférica conseguida con la iluminación y el efecto de la ventolera se enmarcan en los presupuestos del impresionismo y también en la estampa japonesa.

“Caballero de la guardia del sultán de Marruecos” obra del pintor Eugéne Delacroix, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Caballero de la guardia del sultán de Marruecos” obra del pintor Eugéne Delacroix (1798-1863), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1845.

Delacroix entró en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore Géricault y el Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre, estudiando y copiando a los grandes pintores que admiraba: Rubens, Velázquez, Rembrandt, Paolo Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las apariencias, la realidad.

“Jinete árabe” obra del pintor Eugéne Delacroix, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Jinete árabe” obra del pintor Eugéne Delacroix (1798-1863), realizado en óleo sobre tabla, está datado en 1854. Tiene unas medidas de 35 x 26,5 cm.

El cuadro muestra a un árabe sentado en el suelo, con la espada colgada al cinto y un arma entre las manos, descansando delante de un fuego. A su lado un brioso caballo negro, de elegantes proporciones y largas crines, se ajusta a la descripción que el pintor hizo de estos animales. La tabla se inscribe dentro de una serie de representaciones que el artista nos legó de ese mundo árabe, en este caso jinetes, que captó cabalgando velozmente, en lucha, al iniciar una carrera, o simplemente preparando la montura del caballo; composiciones en las que el pintor no está interesado en transcribir con verismo –movimiento estético que se desarrolló en Italia a finales del siglo XIX– una realidad, sino en reproducir la materialidad con el color y el movimiento.

“El rellano de las ejecuciones en la Alhambra de Granada” obra del pintor Edmond de Boislecomte, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El rellano de las ejecuciones en la Alhambra de Granada” obra del pintor Edmond de Boislecomte (1849-1903), realizado en óleo sobre tabla, está datado en 1878. Tiene unas medidas de 130 x 100 cm.

Edmond de Boislecomte estudió en el taller de Jean-Paul Laurens en las academias Julian y Rivey. Realiza escenas de cuentos y orientales que exhibió en el Salón desde 1879.

“Panel de alicatado de jamba nazarí” obra de un taller artesano no identificado, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Panel de alicatado de jamba nazarí” obra de un taller artesano no identificado, realizado en cerámica vidriada, está datado entre 1370-1380.

La cerámica como decoración en la arquitectura alcanzó gran importancia en época nazarí superando incluso a las etapas anteriores. Las fachadas exteriores de los edificios por el contrario continuaron siendo discretas y trabajadas en ladrillo. La arquitectura de los palacios nazaríes utilizó materiales más pobres que en épocas anteriores (los Omeyas de Córdoba fueron suntuosos). Todo el esplendor de esta época nazarí se limitó a la decoración de interiores con estucos, maderas y azulejos. En zócalos, pórticos, suelos y puertas se hizo visible la decoración del azulejo y el alicatado, bien con la técnica de cuerda seca, bien con el relieve o el pintado, eligiendo especialmente el azul cobalto y el dorado.

“Patio de la Alhambra” obra del pintor Jean-Joseph Benjamin-Constant, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Patio de la Alhambra” obra del pintor Jean-Joseph Benjamin-Constant (1845-1902), realizado en óleo sobre tabla, está datado en 1880. Tiene unas medidas de 55 x 44 cm.

El pintor llegó a Granada en el verano de 1871, y antes de pasar a Marruecos conoció la Alhambra de la mano de Fortuny, como explicaba al pintor Jean-Joseph Weerts (1846-1927) en una carta desde Gibraltar, con fecha del 21 de octubre de 1871. Después de conocer la ciudad andaluza buscó el oriente vivo viajando a Tánger.

El palacio andaluz fue uno de los lugares más altos de la imaginación artística europea a finales del siglo XIX. El famoso pintor catalán Fortuny había establecido un taller allí a fines de la década de 1860. Los pintores franceses Regnault y Clairin, junto con Benjamin - Constant en 1869 aprendieron a ver la Alhambra a través de los ojos de Fortuny. Benjamin - Constant utilizó la decoración del palacio como telón de fondo de muchas escenas históricas, monumentales o no. Aunque el pintor descubrió Marruecos poco después, la Alhambra debía permanecer en el centro de su meditación en Oriente.

“Una sirvienta en la Alhambra” obra del pintor Adolf Seel, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Una sirvienta en la Alhambra” obra del pintor Adolf Seel (1829-1907), realizado en óleo sobre tabla, está datado en 1876. Tiene unas medidas de 67.3 x 42,2 cm.

El pintor estudio en la academia en Düsseldorf entre 1844-1850, donde se formó con Wilhelm Sohn. Luego continuó practicando un año en París, pasó 1864 y 1865 en Italia, 1870 y 1871 España, Portugal y la costa norte de África, así como 1873 y 1874 Oriente, donde desarrolló su preferencia por la pintura arquitectónica encontró una gran inspiración. Sus piezas de arquitectura, particularmente los edificios árabes, generalmente se proporcionan como hermosos paisajes pintados con una perspectiva magistral, iluminación y colorido.

“Patio de los Arrayanes” obra del pintor Isidoro Marín Garés, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Patio de los Arrayanes” obra del pintor Isidoro Marín Garés (1829-1907), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1868..

Isidoro Marín Garés fue uno de los mejores acuarelistas granadinos de su época, pintor de óleo, ilustrador de libros, decorador, restaurador de obras de arte, profesor de pintura y de cerámica en la escuela de artes y oficios, conservador de la Alhambra, miembro fundador de la Sociedad de Acuarelistas y del centro artístico.

“A la puerta de la Medina” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “A la puerta de la Medina” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer (1825-1877), realizado en técnica mixta sobre cartón, está datado en 1861. Tiene unas medidas de 33 x 24,3 cm.

El dibujo representa un arco de herradura apuntado sostenido por columnas, a través del que se aprecia una calle que asciende en curva perdiéndose en el punto de fuga de la composición -lo que denota claramente que se trata de la puerta de entrada a una medina o zoco- aparece, en primer plano, una mujer sentada con un cántaro, quedando a la izquierda y algo más rezagado con respecto a ella un anciano en idéntica posición con un bastón entre sus brazos. Ambas figuras presentan un tratamiento abocetado. La zona central, con un tratamiento más rotundo y definitivo –con leves toques de aguada blanca–, la ocupa una mujer con chilaba y cabeza tapada con velo portando un cántaro sobre la cabeza y un chiquillo cogido de la mano derecha.

“La justicia del Pachá” obra del pintor Alfred Dehodenco, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “La justicia del Pachá” obra del pintor Alfred Dehodenco (1825-1877), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1866.

El artista realizó sus estudios en París en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, donde coincidió con Léon Bonnat, bajo la tutela del pintor Léon Cogniet.

En torno a 1849 el Gobierno francés le encargó la ejecución de una obra en España, por lo que el artista se traslada a este país. El interés por la pintura española que poseía el artista debió surgir tras su asiduidad a la Galería Española de Luis Felipe, coincidiendo su vigencia con su período de aprendizaje e inicios profesionales.

“Boceto para «café árabe»” obra del pintor Tomás Moragas i Torres, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Boceto para «café árabe»” obra del pintor Tomás Moragas i Torres (1837-1906), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1891. Tiene unas medidas de 48,5 x 71 cm.

El pintor comenzó a trabajar en el taller del orfebre y grabador José Pomar Llaró, que acabaría siendo su suegro, al tiempo que acudía a las clases de la Escuela de La Lonja , donde conoció a José Tapiró y Baró y a Mariano Fortuny, y donde tuvo como profesores a los puristas nazarenos Claudio Lorenzale y Pablo Milá Fontanals. Muy amigo de Fortuny, formaría parte del círculo de sus íntimos en Roma.

“Fondak del Trigo” obra del pintor Mariano Bertuchi Nieto, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Fondak del Trigo” obra del pintor Mariano Bertuchi Nieto (1837-1906), realizado en óleo sobre tabla, está datado entre 1915-1920. Tiene unas medidas de 63 x 79 cm.

El pintor descubrió el arte árabe tras un primer viaje a Marruecos a los catorce años, quedó totalmente entusiasmado y ganado por el mundo marroquí, como un escenario apasionante para su pintura. Y, a partir de aquí, a él se dedicó. Primeramente en España, cultivando en su juventud los asuntos orientales de inspiración marroquí y, luego, en su madurez, yéndose a vivir a Marruecos, a Tetuán, como ya hemos dicho, ciudad en la que permaneció hasta su muerte.

“Herrador marroquí” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Herrador marroquí” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1863.

Fortuny mostró gran preocupación en su obra por los pequeños detalles, como se aprecia en este óleo, en el que estudia los movimientos fugaces de las aves y en particular de las gallinas. Así, introdujo estos animales como parte de la ambientación en varias de sus mejores composiciones.

“Músico” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Músico” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer (1825-1877), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1870.

Lo que caracteriza los dibujos de Lameyer es el interés por las luces y sombras, lo que se corresponde con el resto de la obra de este artista, como es el caso de sus óleos, en los que se muestra interesado por los efectos lumínicos. Esto, en los dibujos, lo resuelve con contrastes de luces conseguidos con un claro dominio de las técnicas dibujísticas. Destaca la violencia de los trazos que, a veces, no hace ver relación entre sus obras gráficas y, de nuevo, con sus pinturas, siendo común el interés por el movimiento violento de los personajes con los que refuerza la expresividad. Por todo esto se le ha visto relacionado con la obra de Delacroix, a quien conoció en París y que tanto le influyó, sobre todo en sus temas orientales.

Interior con moros” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Interior con moros” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer (1825-1877), realizado en óleo sobre tabla , está datado en 1870. Tiene unas medidas de 38 x 54 cm.

Escena típica de Marruecos: varios moros de ropas nada llamativas tocan, mientras otros escuchan, la música que surge del interior de una rústica habitación. Otros personajes se hacen difusos hacia un fondo que se abre a un espacio muy poco definido. El tratamiento tan controlado del color sugiere una apacible velada. Parece que el espectador ha sorprendido en un fugaz instante de la historia de gentes muy alejadas de otros afanes.

“El vendedor de tapices” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El vendedor de tapices” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela con temple blanco, está datado en 1870. Tiene unas medidas de 59 x 85 cm.

Fortuny se integró especialmente en el mundo marroquí gracias a su guía Ferrachi que le enseñó árabe y le vistió con una chilaba para alejarle de los circuitos turísticos por lo que los temas elegidos por el pintor catalán son siempre alusivos a la vida cotidiana, mostrándonos las calles, los encantadores de serpientes, los cafés o el vendedor que aquí observamos, en una tienda del zoco de Tánger exhibiendo su mercancía a dos posibles compradores mientras un soldado beréber armado con su espingarda contempla la escena.

Fantasía árabe” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Fantasía árabe” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1866.

No queda muy claro si la escena es tan oscura porque se celebra de noche o porque tiene lugar en una especie de cueva, ya que la luz proviene de una abertura superior que parece la entrada a un espacio subterráneo, tapado a propósito con una estructura geométrica y plana que deja al aire un pequeño espacio. Las tímidas pinceladas de color azul claro sugieren que se ve un poco del cielo y la luz diurna.

“Estudio para el cuadro «La batalla de Wad-Ras»” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Estudio para el cuadro «La batalla de Wad-Ras»” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en lápiz de grafito y tinta de pluma sobre papel, está datado entre 1860-1861.

Fortuny testigo directo, el artista eligió el momento más heroico del enfrentamiento, que permanecería imborrable en su imaginación. En medio de la lucha entre las dos fuerzas enemigas, la vanguardia de las tropas españolas constituidas por el segundo cuerpo bajo el mando del general Ramón de Echagüe fue sorprendida por un grupo de jinetes marroquíes que les obligó a replegarse.

“Calle marroquí con fumadores” obra del pintor Enrique Simonet Lombardo, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Calle marroquí con fumadores” obra del pintor Enrique Simonet Lombardo (1866-1987), realizado en óleo sobre tabla, está datado entre 1895-1900.

El pintor tuvo en la infancia una vocación eclesiástica, pero la abandonó para dedicarse a la pintura. A pesar de ser valenciano de nacimiento y de que estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de su ciudad natal, se vinculó al círculo malagueño tanto por su pronta llegada, como por su origen familiar, su formación artística y su actividad profesional en la ciudad de Málaga. Y también estudió en el taller del valenciano Bernardo Ferrándiz en Málaga, formando parte de la llamada escuela malagueña de pintura.

“El barbero del zoco” obra del pintor Enrique Simonet Lombardo, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El barbero del zoco” obra del pintor Enrique Simonet Lombardo (1866-1987), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1897. Tiene unas medidas de 32 x 50 cm.

Simonet viajaría a Marruecos como corresponsal de guerra fijando su residencia allí y solo volvería a España a pasar los veranos. La escena que se representa sugiere un ambiente de descanso, de un grupo de árabes disfrutando de su tiempo libre con actividades diferentes, y donde la escena principal la protagoniza la figura del barbero que queda totalmente identificada por la navaja, que sujeta en su mano derecha y la posición del hombre que agacha la cabeza para ser afeitado. Destacamos la precisión del artista para representar, en el detalle del humo que sale de la cabeza del hombre sentado, esta escena haciendo referencia al agua caliente que mantiene el sirviente, que observa la escena con gran interés.

“El fumador” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El fumador” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1867.

La acuarela fue realizada en Tánger, ciudad por la que el pintor sentía una atracción especial, conviviendo con sus habitantes para lo que aprendió a hablar árabe y se vestía con chilaba, en compañía de su guía y amigo Ferrachi.

“Fumador de kif” obra del pintor Emilio Sala Francés, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Fumador de kif” obra del pintor Emilio Sala Francés (1850-1910), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1872. Tiene unas medidas de 81 x 151 cm.

Esta obra realizada en Madrid en 1876, Sala proclama su pasión por lo oriental o más bien marroquí. De esta nueva realidad participaron también pintores como Muñoz Degraín y Fortuny, en cuyas obras encontramos una espontaneidad de pincelada y un fresco colorido especialmente agradables.

“Judío árabe en Tánger” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Judío árabe en Tánger” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1871.

En 1860 estalló la guerra entre España y Marruecos. La Diputación de Barcelona envió al joven pintor para que documentara gráficamente la contienda. El pintor quedó maravillado por la luz, el color, los tipos y las costumbres marroquíes. Plasmó con intensidad, precisión y colorido escenas en las que predomina el movimiento. Fue Fortuny un artista de fama internacional, un maestro de la acuarela, el aguafuerte y el óleo y un gran contribuyente al orientalismo europeo.

“Café moro” obra del pintor José Benlliure, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Café moro” obra del pintor José Benlliure (1838-1874), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1871.

Durante su estancia en Roma, en 1888, el segundo hermano de la saga Benlliure viajó primero a Túnez y después a Marruecos y Argelia, donde se empapó de ese influjo exótico y orientalista que tan en boga estaba en aquella época. Realiza una pintura realista luminosa, suelta y manchista al mundo cotidiano marroquí alejado de los literaturismos y ensueños orientalistas, desprovisto de tópicos, y mostrando escenas callejeras, de zocos, fiestas y oficios, generalmente sin protagonismos específicos, salvo algún tipo popular concreto.

“Interior de harén” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Interior de harén” obra del pintor Francisco Lameyer y Berenguer (1825-1877), realizado en óleo sobre tabla, está datado en 1863. Tiene unas medidas de 138 x 210 cm.

Escena orientalista, representada en un interior, donde aparecen diversas mujeres, ataviadas con túnicas y cubiertas con velos. El lienzo encarna el mundo escondido y prohibido del harén y sus embriagadoras féminas. Este tipo de imágenes en las que aparecen inmortalizadas las damas musulmanas, tendrían algo de imaginativo y misterioso, ya que a los pintores orientalistas no les estaría permitido entrar en contacto con el mundo femenino.

“Fumador de kif” obra del pintor Emilio Sala Francés, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Las Chérifas” obra del pintor Jean-Joseph Benjamin-Constant (1845-1902), realizado en óleo sobre tabla, está datado en 1884. Tiene unas medidas de 247 x 420 cm.

En esta escena del harén, Benjamin-Constant representa todos los ingredientes del Oriente fantaseado por los occidentales: cuerpos lánguidos apenas velados, disfraces y objetos populares.

El pintor que tiene mucho cuidado al describir los muebles, accesorios y tapices pone sus cualidades excepcionales como colorista al servicio de los tonos extravagantes. La penumbra, calentada por una luz de pastoreo, deja una impresión de calor intenso y lujuria inerte.

“Danza de velos” obra del pintor Enrique Simonet Lombardo, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Danza de velos” obra del pintor Enrique Simonet Lombardo (1866-1927), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1896. Tiene unas medidas de 46 x 76 cm.

El pintor muestra el interés por la cultura árabe queda reflejada en esta obra, la composición de pincelada suelta queda dominada por la figura central, una danzarina árabe de elegancia exquisita que nos deleita con su baile de sensual movimiento. Es el eje principal de un lienzo donde podemos apreciar diferentes escenas: eunuco preparando el té en primer término; noble árabe rodeado de sus mujeres que disfrutan del espectáculo en el harem y los músicos situados en un patio exterior, abierto a la sala interior, que deja paso a la luz natural del día y logra un efecto de luz excepcional que define el espacio y el color en toda la composición.

“Odalisca” obra del pintor Francesc Masriera i Manovens, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Odalisca” obra del pintor Francesc Masriera i Manovens (1842-1902), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1889.

El pintor en 1877 compaginó orfebrería con pintura, a partir de ese año ya sólo se dedicó a pintar. En los años 1878 y 1881 Masriera hizo varios viajes al balneario francés de Eaux-Bonnes-Gourette, donde realizó diversos oleos. En 1879 hizo también un viaje a Andalucía que le despertó un fugaz interés por el género popular y costumbrista de tema andaluz.

“El encantador de serpientes” obra del pintor Salvador Viniegra y Lasso de la Vega, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El encantador de serpientes” obra del pintor Salvador Viniegra y Lasso de la Vega (1862-1915), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 18966.

El cuadro muestra la conversión de Andalucía desde comienzos del siglo XIX para los artistas románticos en un preludio exótico de un oriente cercano hasta la segunda mitad de la centuria, en la que la visión del Magreb se vuelve más moderna y realista pero igualmente apasionada.

“El encantador de serpientes” obra del pintor Antonio Fabrés, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El encantador de serpientes” obra del pintor Antonio Fabrés (1854-1938), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1899.

En 1902 la Academia de San Carlos, de la capital mexicana, decidió renovar sus técnicas clásicas con las del realismo que eran entonces tan populares en Europa. Llamaron a Antonio Fabrés para dirigir el área de pintura de esta importante institución, sustituyendo a Santiago Rebull. Aunque algunos de sus estudiantes desarrollaron lo que fue conocido más tarde como el Movimiento Postrevolucionario en el arte mexicano, la Academia tuvo dificultad para adaptarse a su estilo duro y a su personalidad.

“El encantador de serpientes” obra del pintor José Villegas y Cordero, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “El encantador de serpientes” obra del pintor José Villegas y Cordero (1848-1921), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1878. Tiene unas medidas de 70,4 x 54,6 cm.

El cuadro representa a una pareja de músicos, uno de los cuales tañe un rabel y canta mientras que el otro, en cuclillas, sopla una flauta doble a cuyo son se mueve una serpiente. Esta serpiente es la misma que aparece en otra acuarela, Odalisca (1878), pintada también en Roma, pero de factura más acabada.

“Viejo ceramista árabe” obra del pintor Tomás Moragas y Torras, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Viejo ceramista árabe” obra del pintor Tomás Moragas y Torras (1837-1906), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1890.

El 1870 se reúne en Granada con Fortuny, le acompaña a Marruecos y profundiza su pasión por el tema oriental, la sensualidad y el cromatismo. Después de pasar por Barcelona, en 1873 se instala nuevamente en Roma e inicia un periodo muy productivo, con obras como La peixateria romana en Quaresma y Grup de cavalls abeurant a les runes de La campanya romana. Sus acuarelas consiguen una gran fama, son piezas delicadas y bellas.

“Cabeza de Cabileño” obra del pintor Isidore Alexandre Auguste Pils, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Cabeza de Cabileño” obra del pintor Isidore Alexandre Auguste Pils (1813-1875), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1860-1861.

El pintor tiene una salud frágil por una tuberculosis, viajó convaleciente a Ischia durante el verano de 1839 y aprovechó su estancia en Italia para visitar Nápoles, Venecia y Florencia. Sus primeras pinturas fueron de inspiración religiosa, pero, habiendo seguido a las tropas francesas a la Guerra de Crimea, marchó al cercano Oriente entre 1854 y 1855 y comenzó a orientarse hacia la pintura militar.

“Centinela árabe” obra del pintor Vicenç Miquel Pous, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Centinela árabe” obra del pintor Vicenç Miquel Pous (1875-1929), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1893. Tiene unas medidas de 77 x 47 cm.

Pintor catalán casado con la vinarocense Elvira Ten hacia 1928, residió en Vinaròs hasta su muerte. Pintó para el Centro Republicano la imagen de la República. El Museo Municipal conserva de él el magnífico retrato de Paco Argemí (1930) procedente de la Escuela Municipal de Arte que este dirigía. Con motivo de la dedicación del paseo a Blasco Ibáñez en julio de 1932, coincidiendo con el año de su muerte, pintó un cuadro del gran escritor valenciano que recibió muchos aplausos en el momento de ser mostrado al público asistente. Vicent Miquel murió a los 56 años y el acto de su entierro se vio muy concurrido.

“Moro con espingarda” obra del pintor Rafael Senet, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Moro con espingarda” obra del pintor Rafael Senet (1856-1926), realizado en acuarela y gouache sobre papel, está datado en 1882. Tiene unas medidas de 97,4 x 67,2 cm.

El personaje aparece en pie, apoyado sobre un panel de azulejos, portando en su mano derecha la espingarda. El colorido es brillante, denso y muy rico. La acuarela nos ofrece gran profusión de detalles como las vestiduras del personaje o la aparición de un narguile a los pies del mismo.

“Sirviendo el té” obra del pintor Mariano Bertuchi, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Sirviendo el té” obra del pintor Mariano Bertuchi (1884-1955), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1899.

El pintor viajó al norte de África a los catorce años, momento del que datan sus primeras obras. En 1918 se instaló en Ceuta, donde ejerció desde 1922 como académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Tetuán y, a partir de 1928, como inspector jefe de los servicios de Bellas Artes del Protectorado español de Marruecos.

“Retrato de muchacha tangerina” obra del pintor Josep Tapiró, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Retrato de muchacha tangerina” obra del pintor Josep Tapiró (1836-1913), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1880.

Tapiró se embarcaba en un vapor que lo llevaba desde Tánger “la puerta de África”, donde se había instalado a vivir en 1877, hasta Londres, donde vendía la media docena de acuarelas que había pintado durante el invierno en esta ciudad africana. Así durante años. Por eso, la mayor parte de las detallistas obras que pintó Tapiró en sus últimos cuarenta años de vida están dispersas por medio mundo.

“Novia” obra del pintor Josep Tapiró, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Novia” obra del pintor Josep Tapiró (1836-1913), realizado en acuarela sobre papel, está datado entre 1890-1900.

Presenta a una novia enjoyada a la manera tradicional y capta con detalle el magnífico vestuario del ceremonial.

El pintor desde Tánger hizo un acercamiento a la sociedad magrebí, que en la pintura se tradujo en un rigor realista, el cual a veces convirtió sus creaciones en verdaderos documentos testimoniales. A pesar de recibir importantes reconocimientos internacionales y ser considerado uno de los pintores orientalistas capitales en el ámbito internacional.

“Muchacha mora” obra del pintor Francesc Masriera i Manovens, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Muchacha mora” obra del pintor Francesc Masriera i Manovens (1842-1902), realizado en óleo sobre lienzo, está datado en 1888.

El artista tuvo la habilidad de compaginar el frescor de las nuevas tendencias plásticas con la larga tradición neoclásica marcada por la Academia.

Tiene una esmerada dedicación al dibujo, el cuidado de la composición y el estudio riguroso de los antiguos maestros.

“La carta” obra del pintor Antonio María Fabrés y Costa, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “La carta” obra del pintor Antonio María Fabrés y Costa (1854-1938), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1883.

El cuadro nos muestra una preciosa imagen con una mujer magrebí vestida con el traje de fiesta donde en su cara muestra la preocupación de un texto que acaba de leer en una carta sobre el suelo.

“Santón Darkawia” obra del pintor Josep Tapiró y Baró, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Santón Darkawia” obra del pintor Josep Tapiró y Baró (1836-1913), realizado en acuarela sobre papel, está datado entre 1895-1900. Tiene unas medidas de 68 x 46 cm.

Retrata el personaje de un morabito de la respetadísima cofradía Darkawi, originario del Tafilalt, la puerta septentrional del desierto y el destino final de muchas caravanas transaharianas. Los darkawa practicaban los preceptos sufíes de Al-Arabi ad-Darqawi (1760-1823) cuya tumba o qubba está en Bu Berih, en territorio de la cabila de Bni Zarwal, en el norte de Marruecos. Ad-Darqawi fue un renovador de la gran orden sufí fundada hacia finales del siglo XII por Abu l-Hasan Al-Shadhili. Sus numerosísimos discípulos difundieron sus pensamientos por todo el norte de África y fundaron numerosas zawiyas o cenobios que todavía hoy continúan en funcionamiento.

“Retrato de derviche” obra del pintor Josep Tapiró y Baró, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Retrato de derviche” obra del pintor Josep Tapiró y Baró (1836-1913), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1908.

En el siglo XIX la ciudad de Tánger se convirtió en fuente de inspiración de los artistas que querían representar un mundo oriental exótico. La mayoría conocieron sus calles de paso y, en casi todos los casos, sus obras reflejaron una imagen epidérmica que reproducía los clichés habituales del género orientalista.

“Tangerino con tarbouche rojo” obra del pintor Josep Tapiró y Baró, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Tangerino con tarbouche rojo” obra del pintor Josep Tapiró y Baró (1836-1913), realizado en acuarela sobre papel, está datado entre 1890-1900.

El orientalismo peninsular se inscribe plenamente en el orientalismo europeo y se adapta a los planteamientos estilísticos de cada momento. Sin embargo, la herencia musulmana y la proximidad geográfica con África lo hacen singular. Para los románticos, Andalucía era el único reducto oriental que quedaba en Europa. La evocación del pasado musulmán fue una verdadera moda, y así se refleja en el arte, la literatura e incluso en la arquitectura, con la aparición del estilo neomudéjar en las últimas décadas de la centuria.

“Moro con turbante” obra del pintor Joaquín Agrasot Juan, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Moro con turbante” obra del pintor Joaquín Agrasot Juan (1838-1914), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1872-1880.

Ignoramos si Joaquín Agrasot estuvo en algún momento en el norte de África, foco de atención de pintores como Fortuny, cronista de su guerra con España, que quedó prendado de su exotismo y puso de moda la pintura de sus tipos y costumbres, viajero por su territorio en distintas ocasiones.

“Enseñando el Corán” obra del pintor Antonio María Fabrés y Costa, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Enseñando el Corán” obra del pintor Antonio María Fabrés y Costa (1854-1938), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1882.

Era un excelente dibujante, cualidad frecuente entre todos los pintores del momento, minuciosos, detallistas, excelentes compositores de escenas y ambientes. Como todas las tendencias, acabó en un manierismo, despectivamente llamado “art pompier”, caracterizado, según descripción de sus contemporáneos como una pintura de un dibujo muy acabado y detallista, con tendencia a seguir unas fórmulas fijas. La pincelada corta y precisa, que modela la figura con precisión. La coloración adquiere tonalidades claras y brillantes; al mismo tiempo busca con insistencia la obtención de toda clase de trucos y efectos lumínicos. La composición, por último, tiende al movimiento, a la acumulación de objetos y a una excesiva insistencia en los elementos decorativos.

“La plegaria” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La primera obra de arte de esta sección “La plegaria” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en tinta a pluma y a la aguada y gouche sobre papel, está datado entre 1871 y 1872. Tiene unas medidas 61.7 x 44.5 cm.

Fortuny, como buen pintor orientalista, se interesó por las costumbres musulmanas y por eso representó uno de los temas más cotidianos de la religiosidad islámica, la plegaria en la mezquita. De manera parecida a la mayoría de pintores de su tiempo, supo combinar la experiencia vital con la imaginación y, en ese sentido, cabe indicar que el escenario arquitectónico se ha inspirado en la iglesia de Santa María la Blanca de Toledo.

“El rezo del árabe” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La primera obra de arte de esta sección “El rezo del árabe” obra del pintor Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874), realizado en acuarela sobre papel, está datado en 1868.

El estilo de la pintura oriental, gracias a sus viajes al norte de África, le supuso la creación de numerosos apuntes que después transformaba en acuarelas o pinturas al óleo. En esta ocasión refleja el rezo en el interior de una mezquita, en el suelo una alfombra roja que ayuda a reflejar una espingarda debajo de un hombre haciendo sus rezos con chilaba azul, el resto de la escena esta difuminado para centrarse en la parte principal.

“Mahometano orando” obra del pintor Francisco Pradilla y Ortiz, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La primera obra de arte de esta sección “Mahometano orando” obra del pintor Francisco Pradilla y Ortiz (1848-1921), realizado en acuarela sobre papel, está datado entre 1874-1878. Tiene unas medidas de 45 x 27 cm.

En cuanto al dibujo, creció con papel y lápiz en las manos, esbozando todo lo que veía y le interesaba. Su amigo el pintor Hermenegildo Estevan cuenta que en Madrid, el joven Pradilla no perdía un minuto tomando apuntes a lápiz e impresiones de color de cuanto llamaba su atención. Lo mismo hacía en Roma de pensionado y en Venecia, donde se pasó los más de tres meses de estancia en febril excitación desarrollando el síndrome stendhaliano, recorriendo sus iglesias y descubriendo las obras del Veronés, Tiziano y Tintoretto. En su adolescencia, antes de pasar a Roma, acudía con frecuencia a copiar al Museo del Prado y a la Biblioteca Nacional. Llama la atención el hecho de que, entrando en la cuarentena y siendo ya un pintor consumado, seguirá con esta práctica aprovechando una estancia en Madrid.

“Esclava en venta” obra del pintor Antonio María Fabrés y Costa, museo Carmen Thyssen (Málaga)

La siguiente obra de arte de esta sección “Esclava en venta” obra del pintor Antonio María Fabrés y Costa (1854-1938), realizado en óleo sobre lienzo, está datado entre 1882-1883.

Representa a una mujer ajusticiada por haber robado las joyas que penden ante ella, como confirma el letrero en árabe sobre su cabeza: Muerte de ladrón.

Pintura del siglo XIX, museo Carmen Thyssen (Málaga)

El pintor ofrece una visión romántica del castigo y ejecuciones, con una interpretación peculiar de la acción justiciera. Fabrés, a pesar de la crueldad manifestada por la forma de mantener inmovilizados a los dos protagonistas de ambas obras, que contemplan el inalcanzable fruto de su delito, no deja de recrearse en la elegancia de la disposición de las ropas, en la belleza del colorido, en la justeza de las proporciones, en la simetría de las formas y en la sensualidad con que ha representado a la mujer.

Aquí damos por concluida la visita a este museo, en principio no disponíamos de una información de la importancia de la colección de Carmen Thyssen en Málaga. Después de la visita lo único que podemos decir que estamos maravillados porque nos ha permitido descubrir una parte de la pintura española del siglo XIX y en particular las obras que reflejan la influencia que tenia para los pintores la vida en Andalucía.

La pintura española del siglo XIX siguió desarrollándose por unos caminos propios, aunque se apoya en el neoclasicismo, incluso aparece el romanticismo y el naturalismo.

Pintura del siglo XIX, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Hay un pintor que sirve de conexión entre la pintura del siglo XVIII y el siglo XIX es Goya y que consigue trasmitir las enseñanzas de los viejos maestros a los nuevos pintores.

Los artistas del siglo XIX tienen que desarrollar su arte al margen de la protectora sombra de los reyes, la iglesia deja de pedir sus grandes obras y la nobleza que hasta ahora había sostenido la pintura, pero, con la llegada de la burguesía será imposible sostener.

Pasamos a una época en que se socializa la creación del arte con la acción de las academias del arte. Ellas imponían a sus alumnos reglas muy rígidas de los antiguos maestros pero los más importante es que se crean las condiciones para aprender el oficio de pintor. En las academias se aprendía a dibujar, a componer, a manejar el color, a usar la perspectiva, a interpretar el natural.

Los pintores españoles que querían ser algo en la pintura debían de viajar a París o a Roma para aprender la disciplina académica y remitían sus obras para poder interpretarlos en España.

Pintura del siglo XIX, museo Carmen Thyssen (Málaga)

De esta forma se rompieron lo rígidos gremios de pintores de los siglos anteriores donde solamente se podía estudiar la pintura, en este siglo los pintores tenían que buscarse la vida y era mucho más difícil vivir de la pintura.

Aunque, sin embargo, la corte real sigue utilizando la pintura para conmemorar sus efemérides pero se reduce a una minima actividad que apenas pasa de una serie de retratos reales de familia.

Aparecen los pequeños maestros españoles que se dedican a pintar: paisajes, costumbres, fiestas, temas novelescos o evocaciones históricas. Ellos nos han trasmitido un conocimiento social de la época superior a los retratos, aunque estos últimos vuelven a ser demandados por una parte de la burguesía.

Son mayoría los pintores modestos, no tienen el apoyo del mundo cortesano, no disfrutan de pensiones; algunos, sin enseñanza académica; en cambio, son captadores del mundo real, hacen cuadro asequibles en tamaño y precio para que tengan acceso la clase media. Fáciles de interpretar por los no entendidos por ausencia de literatura.

Pintura del siglo XIX, museo Carmen Thyssen (Málaga)

Con la llegada de los grandes premios internacionales los pintores ven otras nuevas metas para obtener premios materiales y que publiciten su nombre y su obra. Las medallas de los Premios Internacionales eran muy apreciadas, y no digamos los premios honoríficos. Los jurados no solían ser imparciales, pues pesaban en ellos prejuicios académicos, de amistad incluso políticos, y se fijaban criterios sobre obras de gran tamaño y de asuntos históricos, que llegaron a absorber los premios; mientras que los paisajes, los cuadros de género y los retratos no merecían sino recompensas modestas. Aún así, no había pintor que se mereciese que dejara pasar la posibilidad de enviar sus cuadros aunque simplemente para que apareciese en su currículum.

En la última parte del siglo XIX el arte se vuelve hacia la realidad paralelamente a la literatura. Una oleada de naturalismo invade las artes y las letras y sobretodo un aspecto nuevo: el interés por asuntos de ambiente social, puesto que los movimientos sociales son derivados de la transformación industrial.

Pintura del siglo XIX, museo Carmen Thyssen (Málaga)

El paisaje se aprovecha de esa tendencia naturalista, abandonando las anteriores fantasías románticas, se lanza a la pintura directa para retratar la vida natural al aire libre.

El movimiento naturalista se conecta en su raíz con el impresionismo, y se crea un nuevo movimiento que se llamo «modernismo». Es un movimiento de integración artística donde se puede ver el interés por la arquitectura, la escultura, las artes decorativas, etc.

Desde aquí marchamos hasta la calle del Marqués de Larios, una de las más importantes arterias comerciales donde se ubican firmas de reconocido prestigio nacional e internacional. Esta calle, inaugurada en 1891, es el exponente de la remodelación urbanística decimonónica, que rompe definitivamente con el trazado árabe en esta zona, con la finalidad de abrir una vía directa hacia el puerto.

“Ave Quiromántica” obra del escultor José Seguiri (Málaga)

Por la calle de la Bolsa (GPS N 36.7192629 W 4.4216925) llegamos donde se levanta la escultura “Ave Quiromántica” obra del escultor José Seguiri, para conmemora a Rafael Pérez Estrada (1934-2000), realizada en bronce, está datada en el año 2000.

La escultura consiste en una forma mitad paloma y mitad mano abierta, basada en un dibujo del escritor novelista, poeta, artista plástico y dibujante malagueño. Simboliza la hospitalidad de la ciudad de Málaga.

Plaza del Obispo (Málaga)

Seguimos andando hasta la plaza del Obispo donde se encuentra la catedral de la Encarnación de Málaga (GPS N 36.7196981 W 4.4200908).

Una vez conquistada Málaga, se erigió la sede episcopal en la mezquita mayor, cuya consagración fué inmediata. Noticias poco posteriores la describen como un edificio grande, ricamente decorado, de cinco naves, con columnas exentas. Tenía un bello patio poblado de altos naranjos y bordeado galerías en tres de sus lados, en las que se celebraban después de su cristianización.

Formaba la ciudad islámica un conjunto apretado de casas pequeñas y de estrechas calles, sin plazas apenas. En la actualidad hay que imaginar la misma mezquita mayor como un edificio poco monumental, más destacado por su extensión que por su altura. El asedio dejó la ciudad medio ruinosa; los lienzos de murallas y torres necesitaron grandes rehabilitaciones poco después. Expulsados los musulmanes, acudieron a habitar sus desiertas casas, en cuyos pequeños patios había un pozo y árboles, un buen número de cristianos. Esto consiguió una nueva y activa vida urbana, acorde con su destino, el comercio y sobre todo ser centro de embarque y avituallamiento de las expediciones y campañas marítimas y militares que durante los reinados de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe se emprendieron comunicando Italia y por el Mediterráneo. Málaga vivió, pues, de la gran actividad desarrollada por España en ese mar durante los últimos años del siglo XV y gran parte del XVI.

Catedral de la Encarnación (Málaga)

Las mezquitas mayores de las ciudades de Andalucía oriental, entre ellas las de las tres grandes del reino de Granada últimamente conquistadas como: Málaga, Almería y Granada, no satisfacían las necesidades del culto cristiano, cuya celebración debería realizarse con solemnidad y riqueza excepcionales allí durante tantos siglos se había invocado el nombre de Alá. Al mismo tiempo, esas ciudades, al carecer de tradición arquitectónica religiosa cristiana, eran lugares propicios para la implantación de formas nuevas y exóticas que no tenían que luchar con las góticas tradicionales, como sucedía en Castilla. Surgieron así, en ese ambiente, los grandes templos del renacimiento andaluz, mientras en Castilla la arquitectura religiosa continuaba conjugando en pleno siglo XVI las tradicionales formas góticas, como muestran las catedrales de Salamanca y Segovia.

En la Málaga islámica subsistían, además de la mezquita mayor, murallas y fortalezas medio arruinadas y frágiles palacios, recatadamente ocultos sus interiores tras inexpresivas paredes de tapial. Los cristianos comenzaron a levantar en el siglo XVI un gran y monumental edificio, la catedral, de sillería profusamente labrada dentro y por fuera, conforme al nuevo estilo de renacimiento creado en Italia, casa de Dios al mismo tiempo que de todos los fieles. En las inmediaciones del puerto, al pie de la alcazaba, surgió así en la segunda mitad del siglo XVI la gran mole del templo cristiano. Sobresaliendo por encima de las murallas, dominaba con su masa el caserío urbano.

Puerta del Sagrario de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

La arquitectura de la catedral reanudaba, después de un paréntesis de ocho siglos de orientalismo, dentro de una arquitectura del clasicismo helenístico con todos sus temas tópicos: el tamaño como expresión de grandeza; deseo de suntuosidad; la piedra sillería profusamente labrada; las ordenaciones de columnas; la decoración exterior ... Surgía el templo en un ambiente urbano totalmente extraño a la ciudad medieval orientalizada como reacción más o menos consciente contra ella. Entre callejuelas angostas y serpenteantes se empotraba un edificio que, como todos los de la nueva arquitectura venida de Italia, se imaginó para estar aislado y poderse contemplar por todos lados y no fragmentariamente, en un escenario de amplias perspectivas y de regularidad urbana, entre calles a escuadra, tiradas a cordel. Desde Roma venía una vez más la nueva fórmula arquitectónica, el retorno a la tradición universalista y unitaria de Occidente. El programa de la catedral era ambicioso y cuya ejecución hubo de ser lenta. Como los grandes templos medievales se fue construyendo, con admirable constancia, para las generaciones futuras y eternidad, sabiendo los que la levantaban con sus plegarias, sus limosnas o su trabajo que no la verían terminada. Pasados algo más de cuatro siglos de su comienzo, aún sigue inacabada.

Decoracion Puerta del Sagrario de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

La puerta del Perdón y el Sagrario era el lugar que ocupaba la mezquita mayor de Málaga, al parecer, un solar sensiblemente rectangular situado entre las actuales calles del Cister o de Santo Tomás, a su norte; la de Molina Larios, a poniente; unas callejuelas estrechas, desaparecidas en el año 1598, situadas donde hoy el llamado atrio de las Cadenas, a oriente, y la torre norte y las cuatro capillas de la nave lateral del Evangelio, a mediodía, solar ocupado hoy por el Sagrario, las oficinas de la catedral y el jardín y parte de esa torre y capillas. La puerta principal, ingreso al patio, abríase en la calle de Molina Larios; donde el estaba mihrab, pues, bien orientado hacia sudeste, en dirección a la Meca. En fecha reciente se han encontrado, en dependencias inmediatas al patio jardín del Sagrario, en donde existía una capillita gótica, restos de muros y arcos de ladrillo agudos y enjarjados –arco en el que las dovelas laterales se colocan horizontal mente en vez de radialmente– sobre impostas de nácela. Debieron de formar parte de las naves de la mezquita, así como algunos canecillos con talla plana vegetal, atribuibles al siglo XIII o XIV.

Decoracion de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

El oratorio islámico sufrió, sin duda desde poco después de la conquista de la ciudad, gran número de reformas para adaptarlo al culto cristiano. Obispos, capitulares prebendados, y fieles levantaron altares y edificaron capillas en su recinto. Según un Ordenamiento, en 1498 se estaba haciendo una puerta nueva. Probablemente se trata de la grande, tapiada hasta fecha muy reciente, aprovechada para ingreso en 1714, al hacer el nuevo Sagrario, en la calle de Santa María o Santo Tomás, de piedra y arco agudo.

La mayor parte de esa ostentosa obra, una «delantera», como entonces se decía, se labraría en el pontificado del generoso prelado Ramírez de Villaescusa de Haro (1500-1518) y debió de ultimarse a comienzos del de don César Riario (1519-1540), obispo no residente y cuyas armas –dos rosas–, labradas en piedra, figuran en las albanegas –en la arquitectura musulmana y mudéjar, cada uno de los dos ángulos rectos que forma en el paramento– de la portada, que ostenta también el letrero:

Naranjo de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

En la parte superior, en un alto friso, se representaron en relieve al cardenal don Pedro de Mendoza y al confesor de la Reina fray Hernando de Talavera ofreciendo a la Virgen la mezquita por ellos consagrada en 1487, recién conquistada la ciudad.

La portada es obra gótica castellana de arte isabelino, de la escuela de los Egas y Guas; tal vez la labraron algunos de los escultores que trabajaban en estilo hispano-flamenco hacia 1517 en la puerta norte de la Capilla Real .de Granada. Es la primera huella artística de los conquistadores en la ciudad islámica. Su estilo y algún dato documental demuestran que los escudos del obispo absentista Riario que en ella figuran deben de responder, más que a ser obra suya, a lisonja del cabildo, que tuvo conflictos con su antecesor, durante cuyo prelaciado se labró en su mayor parte.

Antes de 1515 se levantó una pequeña nave gótica, al lado de la epístola del altar mayor, dedicada a capilla de San Gregorio. En su pavimento hay una losa de mármol blanco de un canónigo fallecido en 1532. Hoy está incluida en las oficinas de la catedral.

Detalle portada principal de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

El obispo don fr. Bernardo Manrique construyó en 1542 otra capilla destinada a Sagrario o parroquia mayor en el ángulo nordeste de la mezquita, previo sin duda el derribo de esa parte del oratorio islámico. También se hizo entonces la nave que hoy une la catedral con el Sagrario, y su doble arquería adosada a poniente. Los arcos del piso bajo son de medio punto y los apean columnas con capiteles jónicos lisos y escarzanos los del alto, sostenidos en columnas toscanas. En la fachada oriental de la nave se abrió una puerta a una estrecha calleja que entonces había donde hoy está el atrio llamado de las Cadenas, puerta finamente labrada, con guarnición de pilastras clásicas, escudo episcopal en el tímpano y en el entablamento la inscripción:

NOVISCVM HIC HABITAT COELO QVI REGNAT BERNARDO MANRRICO PRAESVLE. V. AN. MDXLII.

Tras estas obras, el edificio de la mezquita debió de quedar muy trasformado. En él siguió celebrándose el culto diocesano hasta 1588, fecha de su traslado a la nueva catedral.

Bóveda de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

A comienzos del siglo XVIII se levantó una nave sobre la parte de la antigua mezquita, en la que quedó empotrada la portada gótica. Se destino al nuevo Sagrario, consagrado en 1714. Sus altos muros lisos conservan pinturas geométricas, de tradición mudéjar, de colores negro, rojo y blanco. El retablo, fechado en 1565, de talla, lleno de relieves y esculturas, procedente de la iglesia de San Pablo de Becerril de los Campos (Palencia), se atribuye al escultor Juan de Balmaseda (entre 1516 y 1548), artista a caballo entre la tradición gótica y el nuevo arte del renacimiento. A los pies de la nave hay una buena tribuna barroca.

El 29 de marzo de 1528 el cabildo eclesiástico de Málaga acordó acometer la construcción de una nueva catedral. Antes de celebrarse la reunión capitular en la que se tomó ese acuerdo, el provisor había mandado hacer una traza o planos y fue llamado a Málaga al maestro mayor de la iglesia de Toledo, Enrique Egas, para que los viese, así como el lugar en que el templo se había de edificar. Egas, juntamente con el cantero Pero López, maestro del gótico de la obra de la catedral de Jaén en 1494, en cuyo cargo seguía en 1512, juzgaron de muy buena la traza y tamaño del edificio y señalaron sitio para edificarle, con lo que se comenzó a levantar según dicho proyecto y en el lugar elegido.

Púlpito de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Ignorase quién fue el autor de esos planos. Lázaro de Velasco, hijo de Jacobo Florentino, el Indaco, escribió hacia 1563 en el proemio –introducción de un discurso o de un tratado– de su «Vitrubio», que Siloe «que truxo a esta Andaluzia la buena arquitectura» (en 1526 se hizo cargo de la obra de la catedral de Granada), «erigió la cabecera de la iglesia de Málaga».

En 1720, los maestros de la catedral de Granada, ante los planos de la de Málaga, afirmaron ser la planta de ésta «del maestro Siloe, quien planteó y ejecutó esta iglesia, aunque la ejecución de lo que ésa tiene fabricado, asegura el maestro José de Bada, que es de otra mano que la de Siloe, porque la tiene bien vista y registrada».

Se ha atribuido la planta del templo malagueño, cosa poco verosímil, al maestro burgalés Hernán Ruiz el Viejo ( t 1547), que comenzó la de Córdoba dentro de la gran mezquita.

Plaza de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Como de costumbre en casos análogos se empezó a levantar el nuevo edificio sin tocar al antiguo, para no interrumpir el culto. Al estar el solar elegido pobladísimo de construcciones, fuéronse derribando tan sólo las necesarias para las obras de momento, hasta su terminación a finales del siglo XVIII. Dio comienzo la obra en el año 1528. El citado Pedro López consta que era maestro mayor de ella en 1530 y 1534. En 1541 se paró por encontrase un error de calculo; proseguía dos años después; pero en 1549 el deán propuso, como remedio de la equivocación, se trajesen maestros de fuera para hacer nuevos modelos. Se encargaron a Andrés de Vandaelvira, maestro mayor que residía en Úbeda, en la que el año siguiente de 1550 dio fin al templo de El Salvador, y a Diego de Vergara, maestro mayor de esta iglesia de Málaga, «que había venido de Toledo (en 1528) con el maestro Enrique Egas». En 1550 o 1554, llamose al segundo de los Hernán Ruiz (+1569) maestro de las obras de la catedral de Córdoba, en cuyo cargo sucedió a su padre, y más tarde de la de Sevilla, para que diese su parecer sobre los dos modelos. Se ha perdido desgraciadamente el informe del arquitecto cordobés. Tan sólo se sabe que Diego de Vergara siguió dirigiendo las obras hasta su muerte (en 1582) y que le sucedió como maestro mayor su hijo del mismo nombre (+1598).

Leones de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Al fallecer en septiembre de 1564 el obispo don fray Bernardo Manrique, estaban concluidas las siete capillas de la girola, la antesacristía (hoy sacristía mayor) y abiertos los cimientos de sacristía y de la sala capitular.

Durante el obispado de don Francisco Blanco de (1565-1574) levantáronse los dos brazos del crucero. Su sucesor don Francisco Pacheco (1575-1587) cubrió y adornó la capilla mayor y construyó la cúpula del tramo que la precede; al morir en 1587 se desmontaban las cimbras y andamios de los arcos del crucero. Antes, en 1581, César Arbassia había pintado, estofado y dorado la bóveda, arcos y pilares de la capilla mayor. La fecha de esta decoración y de la conclusión de todo su adorno figuraba en las pechinas de la bóveda del tramo central del crucero, con el escudo del obispo Pacheco; fecha y armas se borraron al dorar de nuevo el presbiterio en 1769 y 1770, data esta última que sustituyó a las anteriores en las pechinas de la bóveda. En 1579 estaba concluida la sacristía mayor, sobre cuya puerta figura el escudo del obispo Manrique. En 1588, terminados crucero y cabecera, pero sin levantar las portadas del primero ni los cubos que las flanquean, se trasladó el culto del viejo al nuevo edificio, cerrando provisionalmente los arcos de comunicación de los brazos del crucero con las naves laterales no construidas. La solemne dedicación tuvo lugar el 31 de agosto. En el comienzo de la nave mayor donde se levantó un coro provisional. Para hacerlo llegaron, a Málaga, en 1588, desde Córdoba:, el maestro Hernán Ruiz (el tercero), y de Cádiz, Cristóbal de Rojas. Se acordó seguir la traza, que se conserva, del primero; cuatro años después fue en tres ocasiones a Málaga desde Sevilla el maestro mayor Juan de Minjares, por disposición del monarca, para tratar del mismo asunto. De este coro se encontraron en 1599 trazas, modelos e instrucciones entre los papeles que dejó al morir Juan de Minjares. Nueva traza, que fue la seguida, dio para el coro, en 1598, el arquitecto mayor Francisco de Mora. Terminado en 1631, fue demolido en el siglo siguiente.

Virgen de las Angustias en la Catedral de la Encarnación (Málaga)

En 1598 sucedió al segundo de los Vergara como maestro mayor de la catedral su aparejador Pedro Díaz de Palacios, de Trasmiera, antes maestro de la catedral de Sevilla, que había trabajado en muchas construcciones en Castilla la Vieja. Seguía en el mismo cargo en 1623, cuando se suspendieron las obras por falta de dinero .

Cristo en la Cruz en la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Fallaron repetidos intentos para proseguirlas activamente. Con lentitud continuaban algunas, como la de las portadas del crucero, cuyas columnas y capiteles se labraban en 1632. En 1680 padeció el edificio, sobre todo 1a capilla mayor y su arco toral, a consecuencia de un fuerte terremoto.

Bóveda de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

El cabildo eclesiástico acordó en 1719 continuar la obra de la catedral, para lo que llamó al maestro mayor de la de Granada de José de Bada. Empezaron a derribarse los edificios que estorbaban la continuidad del templo, y en 1721 se colocó la primera piedra en los cimientos de la torre norte, por donde dio comienzo. En ellos se encontraron al año siguiente ochenta y siete monedas oro de emperadores romanos, desde Nerón a Commodo, enviadas al monarca.

Sin duda había varios modelos de la catedral, pues Bada pregunto al Cabildo cuál seguía. La contestación fue que se sujetase al modelo o planos del maestro Ayala, al parecer malagueño que había intervenido en las obras en la segunda mitad del siglo XVII, pero dejándola Bada en libertad para hacer las variaciones que estimase convenientes.

En 1722 presentó al Cabildo el plano de la fachada, no acorde con la dibujada por Ayala. Se termino su primer cuerpo y el de las torres en 1735. Inmediatamente hizo un diseño del segundo cuerpo, que aprobado, pero fueron sustituidas las pilastras por columnas. Al mismo tiempo avanzaba la obra de las naves y capillas laterales. En la sala capitular se conservan unos planos de Bada, fechados en 1738, que copian fielmente, pero con poca gracia, el alzado de los muros de la cabecera en la parte alta de los exteriores de las naves, aún no construidos. A este criterio purista y conservador se opuso parte del cabildo, partidario de enriquecer con ornamentación barroca, como así se realizó, esos muros altos de las naves laterales y el correspondiente de la fachada principal, según aparecen en los planos del aparejador y arquitecto don Bartolomé Antonio Ramos (+1782), que trabajó cincuenta y seis años en la primera la iglesia catedral. Parece que ese enriquecimiento ornamental no se debe a éste, sino al malagueño fray Miguel de los Santos o de los Ángeles, arquitecto de los Trinitarios calzados, de la misma ciudad, igual que los cuerpos altos de la torre concluida, que difieren también de los de la dibujada por Bada.

Vitrales de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

En marzo de 1753 el Cabildo recibió del obispo dos libranzas de 40.000 ducados para el cerramiento de las bóvedas. Los arcos de las naves inmediatos al crucero se cerraban al año siguiente. Al fallecer Bada en 1756 le sustituyó el ya citado aparejador de las obras don Antonio Ramos, autor del inmediato palacio episcopal. Bajo la dirección de este se labraron, de 1759 a 1763, las bóvedas de la nave mayor. Previo informe favorable de don Ventura Rodríguez, en 1764, conservado en el archivo, sobre la marcha de las obras, en 1768, según Medina Conde, se unió la obra nueva con la vieja, derribando los paredones levantados en el siglo XVI, que separaban la cabecera y crucero de las naves construidas en el siglo XVIII.

En 1776 se hicieron las puertas de caoba. El año 1768 se enlosó el templo con losas de mármol blanco de la cantera de Mijas y jaspe encarnado de los Torcales de Antequera, y fue inaugurada la sala capitular situada en la planta baja de la torre del sur, a la que poco antes se había dado comienzo. La torre norte se terminó en 1769. Pocos años después, en 1782, llegó orden real mandando que los recursos con los que se levantaba el templo se destinasen a otros fines. Inútiles fueron las gestiones e intentos para proseguir las obras realizadas a lo largo del siglo XIX.

Vitrales de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Casi al mismo tiempo, en la tercera década del siglo XVI, los cabildos de las catedrales de Granada y Málaga proyectaron levantar sendos edificios para sustituir las mezquitas mayores en las que se celebraba el culto cristiano. En 1523 se puso la primera piedra de la de Granada, comenzada a levantar con planos de Enrique Egas. En marzo de 1528 fue encargado de su dirección Diego Silóe; en esa fecha estaban ya hechos los planos de la más reducida catedral de Málaga y aprobados por Enrique Egas y Pedro López.

Como la planta de la de Granada, trazada por Egas, la de Málaga corresponde a un templo «canónico», de dimensiones menores que aquélla, con tres naves en lugar de cinco, más ancha la central y capillas poco profundas abiertas en las laterales, entre los estribos; otra nave transversal de crucero, enrasada con las longitudinales; girola poligonal cerrada por siete paños, a la que se abren otras tantas capillas rectangulares; capilla mayor, simple semidecágono ceñido a las líneas de la girola y sendas torres a los pies, destacadas respecto de las naves, dejando libres sus fachadas. En la planta de la cabecera del templo de Málaga es bien patente la influencia del granadino, sobre todo en la disposición de las sacristías de las capillas de la girola y en la de los estribos de los arcos de separación de los tramos. Ambas soluciones arquitectónicas claramente denotan ser hábiles simplificaciones de las adoptadas en la sede de la capital del antiguo reino. Respecto a las sacristías, en la catedral de Granada se colocaron al fondo las capillitas de la girola correspondientes a sus tramos triangulares; al no existir éstos en Málaga, por no ceñirse en ese aspecto a la girola de la catedral de Toledo, se situaron muy ingeniosamente ahuecando los estribos que contrarrestan los arcos de separación de los tramos de la girola y separan las capillas abiertas a ella. Pero a estas soluciones, y al empleo de la ordenación corintia para los apoyos, redúcese la influencia de la catedral de Granada sobre la de Málaga. Aquélla, como es bien sabido, la transformó genialmente Silóe, al levantar sobre su planta gótica, inspirada en la de la catedral de Toledo, un gran templo del renacimiento, con lo que inició y dio normas al grupo de catedrales andaluzas de ese estilo. Además, al hacer un presbiterio en forma de grande y elevada rotonda, aportó una nueva solución al difícil problema de unir una iglesia de planta central con otra de planta basilical.

Vitral Descendimiento de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Silóe siguió en la disposición del alzado de la catedral granadina la tradicional gótica de elevar la nave central sobre las laterales. Con un criterio más moderno, al autor de la elevación de la de Málaga adopto la estructura típica del siglo XVI, que consiste en dar a las tres naves y por tanto a todas las bóvedas, la misma altura, como era frecuente entonces, aun en los templos góticos, seguida, entre otros, en la catedral de Plasencia (a partir de 1498); en la catedral de Barbastro (1500-1533); en San Benito de Alcántara (1505-1576), y la catedral de Jaén (a partir de 1548). En 1523, Juan de Rasines y Vasco de la Zarza propusieron hacer de igual elevación las tres naves de la nueva catedral de Salamanca, con lo que ahorrarían arbotantes. La llamada a Málaga de Andrés Vandelvira, en un modelo del templo mayor y el ser maestro de Jaén, por lo menos desde 1554, plantea el problema de la prioridad de solución de las tres naves de igual altura separadas por pilares con ordenaciones clásicas comunes a ambos.

Los pilares de separación de las naves de la catedral de Málaga están directamente inspirados, como se dijo, en los que flanquean la nave mayor de la de Granada: núcleo cuadrado con cuatro columnas de orden corintio, empotradas en sus frentes, sobre pedestales curvos que siguen el movimiento de los fustes. La única diferencia, aparte la de dimensiones, es que a las pilastras situadas detrás de las columnas se añaden en los pilares de Granada otras intermedias, acusadas en toda la altura del orden por un tercer resalto, en lugar de los dos del templo malagueño. Sobre el entablamento descansa en Málaga un pilar cuadrado con altas pilastras toscanas en sus frentes, de las que arrancan los arcos fajones y formeros. Pilastras semejantes, no tan elevadas, se adosaron en la catedral de Granada a la parte alta de los muros de la nave mayor, por lo que apenas se las percibe; en las naves laterales, de menor altura, tan sólo descansa sobre el entablamento del orden corintio de sus apoyos una pilastra de poca elevación, bien proporcionada respecto al pilar que la soporta y que sin abrumarle deja visibles los arranques de los arcos de apeo de las bóvedas. El desconocido maestro de Málaga pudo imitar para los diez apoyos exentos de su catedral esa solución de las naves laterales granadinas, como hizo con indudable acierto de proporciones Vandelvira en la catedral de Jaén, pero en su deseo de dar mayor elevación al edificio colocó las altas pilastras, apenas visibles, de Granada sobre apoyos totalmente exentos, con lo que éstos quedaron formados por la superposición de dos órdenes casi de la misma altura. La capilla mayor, describe casi un polígono de diez lados, también tiene los dos órdenes superpuestos de columnas corintias y elevados pilares con pilastras en sus frentes, apeando a gran altura arcos que la hacen esbeltísima y muy diáfana. En la girola y en los muros exteriores repítese idéntica disposición, que ordena toda la arquitectura en el interior del templo. El efecto, extraño, es de falta de unidad y armonía. Al ser los dos órdenes casi de la misma altura y no estar bien trabados, parece haberse colocado un edificio sobre otro. En las bóvedas falta también unidad –en la del presbiterio es aún de tradición me dieval – , y las de las naves y crucero se hallan recargadas de ornato menudo y poco fino, tallado con independencia de su forma. Nada pierde la fama de su autor con ignorarse su nombre. Era un mediano tracista, sin el sentido «clásico» de las proporciones de un Vandelvira ni la genialidad de un Silóe. Sin embargo, el interior del templo impresiona por su monumentalidad, conseguida por sus dimensiones, sobre todo por su excepcional elevación y diafanidad interior. Hay en él bellos efectos de perspectiva.

Exterior de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Los huecos de iluminación son ventanas semicirculares triples, abiertas a la altura de las pilastras, como en la catedral de Granada. Pero en la de Málaga, por la mayor elevación de los muros exteriores, a este orden de ventanas se sobrepuso en cada tramo otro formado por una semicircular central y un ojo de buey a cada lado. Con ello, el interior quedaría inundado de luz a no ser por la colocación reciente de vidrieras que la ensombrecen. Las capillas de la girola se cubren con bóvedas de medio cañón, adornadas con ornatos caprichosos de piedra, de líneas curvas y sinuosas. Las de los tres tramos de la nave del crucero y de los de la girola son cúpulas semiesféricas sobre pechinas; en algunas, éstas forman parte de la misma superficie, es decir, son bóvedas vaídas, aunque una moldura separe ambas partes. Todas se adornan con fusa decoración pétrea: las cúpulas, a base de nervios radiales que se prolongan para formar arquillos entrecruzados; las pechinas, fingiendo conchas o veneras muy deformadas. La bóveda del presbiterio es de horno o cuarto de esfera, con cuatro anchos nervios lisos, radiales y de poco resalto, que arrancan sobre las pilastras.

Campanario de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

En las naves, las bóvedas, también vaídas, tratan de seguir la forma y decoración de las de la cabecera. Pero al ser rectangulares los tramos, hubieron de reducirse los casquetes esféricos y prolongarse las pechinas, con perjuicio notorio para su aspecto. El ornato que pródigamente las recubre -palmas y follajes- es muy tosco, obra de malos tallistas.

Al levantar las naves en el siglo XVIII para dar fin al templo respetándose, como se ha visto, su ordenación seudo clásica pero la sobria decoración mural de la cabecera fue enriquecida de acuerdo con las normas del barroquismo andaluz imperante entonces.

Exteriormente, la catedral de Málaga fue construida de sillería de piedra franca y asperón de las canteras Almayate, Nerja y Almugía, se presenta como una gran masa compacta y pesada de considerable altura, destacada sobre los edificios que la rodean, con predominio de líneas horizontales –impostas y cornisas– sobre las verticales de los estribos. Contribuye a esa impresión la falta de cubiertas, cuya construcción aconsejó don Ventura Rodríguez. Por fuera, el templo, sin el escalonamiento de alturas de los góticos, aún seguido en la catedral de Granada, pertenece por completo a la nueva arquitectura de renacimiento, sin apenas resabio medieval.

Anunciación de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

La parte de mejor arquitectura es la más antigua, es decir, la cabecera, cuyo grandioso aspecto durará hasta que se construyan edificios de gran elevación en torno. De un alto basamento levantado sobre una valiente escocia destacan estribos triangulares con una o dos pilastras por lado. Pasan luego a ser rectangulares flanquean enérgicamente los paños murales, calados en lo alto dos órdenes de huecos, tres iguales y semicirculares inferiores no bien trabados con los más reducidos altos. Remata el edificio en una fuerte cornisa con dentículos y ovas. De los estribos bajo ella sobresalen las gárgolas.

En el exterior de los tramos de las naves laterales se dispusieron sobre la imposta que separa los dos órdenes de ventanas, y sin duda con objeto de enriquecer decorativamente esa parte del edificio, arcos ciegos semicirculares y moldurados que aligeran los muros. La fachada principal, es decir, la de oeste, entre las dos torres salientes, se dividen en tres tramos, correspondientes a las naves por estribos formados por dos órdenes superpuestos de columnas gemelas de mármol sobre altos pedestales, corintias las inferiores y compuestas las de arriba. Entre las primeras se construyeron arcadas semicirculares, en cuyo fondo se abren las puertas, con arcos de la misma traza, flanqueadas por columnas que apean frontones partidos y curvos. Estos, las columnas salomónicas que hay sobre la puerta central y la ornamentación, profusa sobre todo en las guarniciones de las Ventanas del cuerpo superior de la fachada, pertenecen a un avanzado barroquismo andaluz. Al mismo ciclo artístico corresponden un medallón ovalado con un mediano altorrelieve de mármol representando la Anunciación que hay sobre puerta principal, y las esculturas, del mismo material, de los patronos de Málaga San Ciriaco y Santa Paula, situadas sobre las puertas laterales en medallones análogos. Proyectándose para coronar el tramo central de la fachada con un frontón partido y curvo, del que tan sólo existen los arranques. Además del frontón, faltan las balaustradas y estatuas de coronación. Las hojas de las tres puertas, de madera de roble, nogal y caoba, las dibujó, en 1764, don Ventura Rodríguez y se colocaron dos años después. Delante de las tres portadas, entre el saliente de las dos torres, extiéndese una lonja o atrio enlosado, al que se llega desde la calle por amplia escalera. Lo cierra una balaustrada de mármol, y en el centro una verja de hierro, obra ésta del rejero malagueño Luis Gómez, en 1783. Las portadas de los brazos del crucero se levantaron en el siglo XVII. Las flanquean cubos semicilíndricos, a modo de enormes fustes estriados, unidos por un profundo arco semicircular apeado en pilastras corintias, con repisillas destinadas a sostener estatuas, en cuyo fondo se abren las puertas de ingreso a los brazos del crucero. Decoran sus albanegas toscos relieves de grandes cabezas de ángeles. Sobre cada puerta hay tres arquillos ciegos y encima del portal se repiten los dos órdenes de ventanas de todo el exterior del edificio. De estas portadas dijo don Antonio Ponz que estaban llenas «de ornatitos y menudencias que no vienen al caso», juicio que hoy no parece desacertado.

Reja de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

Otras dos puertas se abren en las naves laterales, en las capillas del segundo tramo del templo a contar desde la fachada. Tienen nichos entre los dos órdenes de columnas exentas que a cada lado las flanquean, de orden corintio y proporciones poco felices. Recuerdan el tipo creado por Silóe. Algo más avanzado de estilo y probablemente de cronología es su cuerpo alto, en el que se repiten las columnas corintias que apean frontones independientes y tres huecos ciegos en el centro. La torre de noroeste, única terminada (lo fue en 1779) es cuadrangular, de 84 metros de altura. Los dos cuerpos inferiores siguen la ordenación de la fachada. Flanquean sus frentes parejas de dobles columnas sobre altos pedestales con sus entablamentos; son corintias las del piso inferior y compuestas las del alto. A este último orden pertenecen en la misma disposición hay en el cuerpo tercero, de campanas, de la torre. Sobre él se levanta otro octógono, coronado por una linterna cilíndrica cubierta con bóveda semiesférica.

Las dimensiones interiores de la catedral son: 99,12 metros de longitud, 51,70 de ancho total y 16,80 el de la nave central, la altura de las naves son 41.79 metros. Destaca la catedral por su altura, semejante a la de las naves mayores catedrales góticas más atrevidas, elevación a la que se sacrificó la armonía interior. Aplicándose un sentimiento medieval un edificio de formas pseudo clásicas, audaz propósito condenado al fracaso.

Comenzamos el recorrido por la catedral y descripción de las capillas por los pies del edificio y nave de la epístola.

1.- Capilla nueva.—Su retablo es moderno; el Crucifijo, procedente de un convento de capuchinos, se labraría hacia 1630 y •es del tipo, tan repetido, de los de Montañés. En el fondo hay un hermoso cuadro de la Purísima Concepción , atribuido a don Juan Niño de Guevara (r632-r698), discípulo de Alonso Cano, cuyas obras más significativas se conservan en esta catedral. Una puerta da entrada al piso bajo, único construido de la torre meridional, inaugurado en 1768. También se guarda en esta capilla una emocionante Dolorosa de Pedro de Mena, llamada de Camponuevo.

2.- Capilla del Sagrado Corazón.—Su retablo procede de la iglesia de San Pelayo de Becerril de Campos. Es una obra interesante primer tercio del siglo XVI, del llamado por Angulo maestro de Becerril representante máximo de una activa escuela de pintura en Tierra de Campos influida por Berruguete y Juan de Flandes.

En el retablo se narran gráficamente escenas del martirio de San Pelayo ( + 925), niño mozárabe cordobés. Mezclándose en fábulas mitológicas paganas con escenas del santoral. Merece la pena destacarse la afición del pintor al paisaje y a las arquitecturas del renacimiento.

3.- Capilla del Rosario.—En su retablo hay un excelente cuadro de la Virgen del Rosario, obra de Alonso Cano. La Virgen está representada en Gloria, con el Niño en brazos y varios santos en actitud de adoración. Pertenecieron al antiguo tabernáculo de la capilla mayor dos estatuas de San Ciriaco y Santa Paula que flanquean cuadro de Cano, atribuidas a Jerónimo Gómez.

Capilla de la Purísima Concepción.- obra Mateo Cerezo de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

4.- Capilla de la Purísima Concepción.— El retablo de esta capilla fue quemado y se ha reconstruido imitando al anterior. El cuadro representando la Purísima Concepción, en el retablo central, es una buena pintura de escuela madrileña del siglo XVIII, obra Mateo Cerezo.

Brazo sur.- Retablo Palama el Viejo de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

5.- Brazo sur del crucero.— En él se abre la puerta del Sol. Se conserva en este lugar un precioso retablo, dividido en varios compartimentos, fechado y firmado, con representaciones de Santa Catalina, Santa María Magdalena, San Sebastián, San Bartolomé, encima la Adoración de los Reyes, pinturas de Jacobo Palma el Viejo (+ 1528), y un altar con un cuadro del arcángel San Miguel, obra de don Juan Niño de Guevara.

6.- Capilla de Nuestra Señora de los Reyes.— Es la primera de la cabecera del lado de la epístola. En el año 1676 se encargó a Pedro de Mena un retablo para el altar de Nuestra de los Reyes, cuyo dibujo y traza hizo Niño de Guevara. Lo doró en 1681 Juan de Mora. Fue quemado y ha sido reconstruido en lo posible. A uno y otro lado, esculturas polícromas de madera de los Reyes Católicos, obra de Pedro de Mena. La Virgencita con el Niño, muy bella talla policromada, es tradición que la llevaban esos monarcas en sus expediciones militares. En la misma capilla hay un cuadro de gran tamaño del pintor malagueño Enrique Simonet, representando la degollación de San Pablo (1889). Bajo él se conserva una tabla grande, con la representación del Bautismo de Cristo, atribuida a Juan de Juanes. Por esta capilla se entra a la antesacristía menor o sacristía de los beneficiados, no terminada. En ella, en un nicho, se encuentra la imagen con la Virgen de los Remedios, venerada en la antigua iglesia.

7.- Capilla de San Francisco.— Se estaba haciendo esta capilla en el año 1574. Hay en ella dos sepulturas con estatua yacente. De bronce, sobre urna de mármol negro, es la del arzobispo de Salerno don Luis de Torres, muerto en 1553 en Roma, trasladada desde la iglesia vieja. En el sepulcro frontero yace un arzobispo de Monreal (+1584), sobrino del anterior. Su estatua, de mármol, se representó recostada sobre la urna. El retablo de esta capilla, al que se ha añadido un banco moderno y una imagen de bulto de San Francisco, que estaba antes en ella, procede de un convento Clarisas de Plasencia. Dentro de estas capillas de la girola, los arcos ciegos, en cuyo fondo encajan los retablos, son conopiales, y carpaneles, con alguna decoración los de ingreso a las sacristías del presbiterio, últimos vestigios góticos del edificio, en unión de la bóveda de la capilla mayor.

Capilla de Santa Bárbara de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

8.- Capilla de Santa Bárbara.— En el suelo, hay una losa de mármol del canónigo Pozo (+1531), trasladada desde la mezquita, donde fundó la capilla. De ella procede el retablo gótico, dedicado a la santa titular, bella y bien conservada obra de los primeros años del siglo XVI. Está dividido en tres calles, y tiene polsera o guardapolvo y banco. En lo alto de la calle de enmedio hay una Crucifixión un tanto teatral; bajo ella, la imagen de Santa Bárbara es lo más flojo del conjunto. En las calles laterales, imágenes policromadas, como todas, sobre peanas y bajo doseletes de tracería gótica muy rica. En cada una de las polseras hay cuatro tablas pintadas. Otra, con representación de la misa de San Gregorio, ajena al retablo, oculta la parte central del banco. En los altares laterales de esta capilla existen sendos lienzos representando la Ascensión del Señor y la Asunción la Virgen, de Niño de Guevara ambos, colocados en ese lugar en 1683.

Capilla de la Encarnación de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

9.- Capilla de la Encarnación.— Es la central de la girola y sepulcral del obispo Manrique (+1564), cuyos restos se trasladaron a ella en 1588; su busto de alabastro se representó orando ante un crucifijo. Dibujó el retablo don Juan de Villanueva y lo ejecutaron don Antonio Ramosy, a la muerte de éste, Aldehuela. Es obra de gran riqueza de materiales, en la que destacan cuatro grandes columnas de ágata, de 5,25 metros de altura, de la cantera de Mijas. Se terminó en 1785. Las esculturas que lo adornan, lo mismo que los medallones, con representaciones de la visita a Santa Isabel y del nacimiento de la Virgen , son obra del granadino don Juan de Salazar y Palomino. Originariamente pintó y decoró esta capilla César Arbassia; pero todo ello fue borrado en al recubrir en gran parte sus muros de mármol.

10.- Capilla del Pilar o de las reliquias.— Tan sólo merece citarse en ella una tabla representando a Jesús atado a columna.

11.- Capilla del Santo Cristo del Amparo.— La sigue la del Santo Cristo del Amparo. Al pie de la imagen titular hay una urna de madera y en ella una Virgencita de vestir, moderna, y en los testeros dos cuadros de Niño de Guevara; uno representa a San Juan de Dios abrazando a un crucifijo mientras lo corona un ángel, y el otro, los últimos momentos de San Francisco Javier. De la iglesia vieja procede un cuadro de Santa Agueda firmado por Luqueto.

Capilla de San Julián de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

12.- Capilla de San Julián.— Trasladada con el nombre de San Jerónimo en 1592 de la iglesia vieja, cambió su nombre por haberse colocado en ella, en 1638, un cuadro representando a San Julián, obispo de Cuenca, lienzo regalado por el prelado y cabildo de esa ciudad. En el fondo, un cuadro grande que representa el convite del Fariseo, de los primeros años del siglo XVI, obra del pintor, nacido en Flandes, don Miguel Manrique (hacia 1503-1647), seguidor de Rubens, «cuya pintura llena de opulencia y de fuego barroco revive en los cuadros de la catedral de Málaga, que son un curioso brote del arte de Amberes en este extremo meridional de España» (Lafuente Ferrari). Manrique que fue maestro de Niño Guevara. En esta capilla, por la que se ingresa a la sacristía mayor, hay un lienzo con la Virgen de la Piedad y su Hijo muerto, tal vez de Manrique o de Pedro de Moya.

13.- Sacristía mayor.— De planta cuadrada, con tres arcos ciegos por frente. Se terminó en 1579. Sobre las cajoneras, en una urna, un calvario de Pedro de Mena.

14.- Capilla de Nuestra Señora de las Angustias.— La capilla de las Angustias, lo mismo que las tres siguientes, se abre a la nave lateral del evangelio. El altar es de fines del siglo XVIII. Enfrente, pintura en tabla de grandes dimensiones de la Encarnación o Anunciación, obra incorrecta, muy dura y poco grata de Césare Arbassia, fechada en 1579.

15.- Capilla de San Rafael.— Su retablo barroco era obra de Fernando Ortiz (+1771). Incendiado, tan sólo subsiste la parte alta, aprovechada en su reconstrucción.

16.- Capilla del Cristo de la Buena Muerte.— Se conservan en ella sendas tallas de Pedro de Mena, que representan a San Blas, San Pascual Bailón y San Luis, obispo de Tolosa. Pertenecieron al antiguo tabernáculo de la capilla mayor. El órgano, verde y dorado estilo Luis XV está fechado en 1781.

17.- Capilla del Cristo de los Niños.— Su retablo es moderno. La talla inmediata de San Sebastián está muy repintada.

Capilla Mayor de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

18.- Presbiterio o capilla mayor.— El obispo don Francisco Pacheco de Córdoba (1585-1587) acabó de cerrar sus arcos, hizo colocar las estatuas y dorar columnas, molduras y adornos (1581-1588).

En los intercolumnios y sobre unos arcos bajos que los enlazan hay cinco cuadros pintados al fresco por César Arbassia, piamontés, artista de escasas facultades, en los que representó la Pasión ; comienzan con la Cena y no pasan de la Flagelación. En 1580 se colocaron en los frentes de las pilastras, sobre el orden corintio inferior, ocho estatuas de santos de cuerpo entero, de San Ciriaco, Santa Paula, San Lorenzo, San Sebastian, San Esteban, Santa Catalina, Santa Águeda y Santa Eufemia, de autor desconocido.

19.- Tabernáculo.— Se terminó hacia 1859 y es obra del escultor don Francisco Enríquez Ferrer. Los púlpitos, de mármol rojo de Cabra, se acabaron en 1677. Su traza se debió al dominico fray Juan Bautista.

Órgano de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

20.- Órganos.— El del evangelio se terminó en 1781, el frontero, al año siguiente. Sus suntuosas y bellas cajas, obra del arquitecto conquense José Martín de Aldehuela, son verdaderos retablos de tres cuerpos: jónico, corintio y compuesto, cuyos espacios libres cubriéronse de tallas y calados; sobre los frisos se representaron Virtudes teologales y varios ángeles. Dentro de unas líneas arquitectónicas bastante puras, el detalle es de un fino y elegante rococó. La policromía, verde oliva y oro, contribuye a la agradable impresión que producen. La enorme altura de las naves obligó a Aldehuela a elevar los órganos para armonizar con aquélla. De muy elegante traza y excelente ejecución, se adaptan admirablemente al lugar que ocupan.

Sillería del Coro de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

21.- Sillería del coro.— EI cabildo catedral tomó el acuerdo, en 1631, de hacer una sillería para el coro, y dos años después convocó concurso para elegir el mejor modelo. Se encargó la obra al escultor Luis Ortiz de Vargas y al italiano José Micael Alfaro. Ambos labraron, con maderas finas traídas de América, cedro, caoba, granadillo, etc, la parte del ensamblaje y decoración de las sillas altas y bajas, la del obispo y el trono de la Virgen que está sobre ella.

Sillería izquierda del Coro de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

En la silla prelada figura la fecha 1635 y el nombre y armas del obispo don fray Antonio Enríquez. Micael es también autor del San Pedro y San Pablo que están sobre las sillas de los asistentes, de los apóstoles que siguen en uno y otro coro, y de uno de los discípulos que precede a la imagen del Bautista en el coro del deán. Se suspendió la labra hada 1647 por muerte de Micael, terminada la labor de ensamble y decoración que éste hacía pero tallados pocos tableros. Reanudándose en 1658, fecha en la que se contrató con Pedro de Mena (1628-1688) en 40.000 reales los cuarenta tableros que faltaban al morir Micael. El San Lucas se cree es obra de Alonso Cano, al que tal vez encargaran la sillería y la cedería su discípulo más destacado Mena. Comprometiéndose este a que «la escultura tiene que tener una terminación excelentísima», exclusivamente de su mano y a terminar la coronación como estaba empezada. El año 1662 terminaba la obra, que, según Palomino, podría ser la octava maravilla del mundo. En esos cuarenta tableros talló Pedro de Mena, más libre que en sus obras anteriores de la influencia de su maestro Alonso Cano, una serie de figuras de santos en alto relieve, esplendidos estudios del natural, de un realismo sencillo e ingenuo, bien manifiesto, por ejemplo, en la figura de San Antonio, en la cabeza de San Isidoro o en grupos llenos de emoción, como el de San Juan de Dios con el pobre a cuestas. Algunas otras tallas no poseen cualidades tan excelsas. En todas ellas supo En todas ellas supo interpretar Pedro de Mena la sensibilidad popular religiosa contemporánea.

El atril de bronce que hay en el coro, con representación un águila, es una bella obra hecha en 1681.

Trascoro de la Catedral de la Encarnación (Málaga)

22.- Trascoro.— En el altar del centro Piedad de mármol, obra los hermanos Pisanos, de Florencia, de hada 1800, traída Génova. En los altares laterales, esculturas de madera, talladas por Salazar y pintadas de blanco.

Calle Molina de Lario (Málaga)

Aquí damos por concluida la visita la catedral, marchamos andando por la calle Molina de Lario, es una de las más importantes arterias comerciales donde se ubican firmas de reconocido prestigio nacional e internacional. Esta calle, inaugurada en 1891, es el exponente de la remodelación urbanística decimonónica, que rompe definitivamente con el trazado árabe en esta zona, con la finalidad de abrir una vía directa hacia el puerto. Enseguida llegamos a la Plaza del Parque (GPS N 36.718511 W 4.419644 ).

El paseo del Parque fue una idea de Antonio Cánovas del Castillo impulsó un ambicioso proyecto para ampliar el recinto portuario y conformar la estructura moderna que ha conservado hasta la actualidad.

La idea visionaria del político malagueño se convirtió en una realidad gracias al proyecto que el ingeniero Rafael Yagüe terminó en el año 1876. La propuesta incluía el diseño de un puerto amplio que contemplaba la construcción de los diques para los muelles 1 y 2 tras una compleja obra para la época que hacía necesario ganarle al mar unos 150 metros de longitud. Debido al alto precio de los trabajos de construcción, sobrevino una crisis en la financiación que ascendía a una alta cantidad económica, 6 millones de pesetas de aquella época, lo que llegó a plantear la privatización de los terrenos conseguidos al rebajar la línea de muelle. Cánovas del Castillo evitó que hubiera que vender los terrenos ganados al mar proponiendo que el Estado español adelantara el dinero necesario a la entonces Junta de Obras del Puerto para que pudiera terminar la obra. Los terrenos finalmente fueran regalados a la ciudad de Málaga para construir uno de los jardines de flora subtropical más importantes de Europa.

Puerto de Málaga

Se comenzó la plantación del parque en 1899, después de que veinte años atrás se fuera rellenando el terreno con los restos del derribo que se llevó a cabo en las casas situadas en la falda sur de la Alcazaba y los acarreos que se extrajeron tras el dragado del cauce del río Guadalmedina. Para construir las escolleras de los nuevos diques del puerto se utilizó, en cambio, el material procedente del monte El Morlaco que tuvo que ser llevado en barcazas hasta el puerto y más tarde por tierra desde la cantera de Almellones, en el barrio de El Palo.

En el Parque de Málaga además de encontrar la arboleda y flora, existen rincones de estilo romántico y detalles de tipo regionalista como bancos de obra revestidos con azulejería sevillana; o distintos bustos y obeliscos en memoria de ilustres malagueños y personajes culturales importantes como Rubén Darío, Salvador Rueda o el pintor Antonio Muñoz Degrain. Los paseos se complementan con fuentes, como la Fuente de la Muñeca o la Fuente de la Ninfa, pero la más relevante es la Fuente de las Tres Gracias ubicada en la Plaza del General Torrijos.

Muelle Dos Puerto de Málaga

A finales del siglo XX, el Puerto de Málaga vivió un importante punto de inflexión cuando dejó de recibir su principal tráfico hasta la fecha, el de petróleo. Al mismo tiempo, los buques crecían en tamaño y los muelles interiores comenzaban a ser insuficientes. Estas dos cuestiones llevaron al Puerto de Málaga a formular un Plan de Ampliación, según el cual se construirían muelles más grandes con aguas más profundas para poder atraer nuevos tráficos que aportarían nuevos ingresos al puerto. Este plan se acompañó del Plan Especial del Puerto, con el objetivo de remodelar esos muelles internos, que lindaban con la ciudad, y cuyo uso había disminuido.

El Plan Especial, aprobado en el año 1998, contemplaba actuaciones en todo el perímetro del Puerto de Málaga, con un total de 4.000 metros lineales y 200.000 m2 de nuevos espacios urbanos. El objetivo era transformar estas áreas en una parte activa de la ciudad, con zonas culturales y de ocio, comercios y restauración, manteniendo tráficos portuarios adecuados a cada zona, para lograr así una auténtica integración del puerto y la ciudad.

Muelle Dos Puerto de Málaga

El Muelle 2 discurre paralelo al Paseo de los Curas, alberga el Palmeral de las Sorpresas, gestionado por la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de la Junta de Andalucía, y se abrió al público en 2011.

El proyecto, que resultó ganador en un concurso de ideas internacional, está firmado por los arquitectos Jerónimo Junquera y Liliana Obal. Consiste en una zona de paseo bajo una trama de palmeras y una pérgola que discurre paralela al muelle. Como parte de los escenarios del Palmeral, se levantan tres edificios que permiten una máxima permeabilidad visual desde la ciudad. Uno de ellos es una estación marítima para buques de crucero de lujo, y los otros dos se destinan a uso educacional y cultural.

Esta zona urbana está separada del muelle, aunque sin interrumpir su visión, con el fin respetar el código internacional de seguridad ISPS. En esta zona atracan buques de crucero de lujo y megayates.

Muelle Dos Puerto de Málaga

Llegamos al Muelle Uno que discurre paralelo al Paseo de la Farola, y es gestionado por la empresa Muelle Uno. Se abrió al público igualmente en 2011.

Cuenta con dos alturas, siendo la superior una continuación del propio Paseo de la Farola , acercándolo al mar, con zonas de paseo y áreas de juegos infantiles. Por su parte, su plano inferior, a la altura del muelle, mezcla la restauración con el comercio, así como otras actividades de ocio, y pone a disposición de malagueños y visitantes dos aparcamientos subterráneos. Cuenta con una oferta cultural muy interesante, liderada por el Centre Pompidou Málaga. En este muelle operan embarcaciones deportivas y embarcaciones de uso turístico, entre otras.

Entre los Muelles 1 y 2 podremos visitar El Centre Pompidou Málaga. Es el primer centro que el prestigioso espacio parisino abre fuera de Francia. Ubicado en el edificio conocido como El Cubo, ofrece un recorrido permanente de varias decenas de obras de la imponente colección del Centre Pompidou de París, siglos XX y XXI. Destacan nombres de grandes artistas como: Francis Bacon, Georg Baselitz, Constantin Brâncu?i, Alexander Calder, Marc Chagall, Giorgio de Chirico, Tàpies, Picasso

El Centre Pompidou Málaga

En mitad de esta nueva concepción del puerto de Málaga encontramos aislado un pequeño edificio antiguo, tiene forma de oratorio romano, se trata de la capilla del Puerto.

El Centre Pompidou Málaga

El nacimiento de la Capilla del Puerto data del 1531. En principio nació como un simple oratorio para la despedida de los marineros.

El Centre Pompidou Málaga

En este año y dado el espíritu religioso del gremio de la mar, se construyó un altar en Puerta del Mar, donde se colocó una imagen de la Virgen y que se llamó Nuestra Sra. del Mar.

Este oratorio fue erigido y posteriormente derribado en los asedios que sufrió la ciudad por las armadas de Flandes. En 1593, se construyo otra capilla y en 1649 fue mejorada. En ella se decía misa todos los sábados. Se llevo al muelle viejo, al comienzo del actual paseo de la farola.

Dado de que poco a poco se fue ampliando las lindes del puerto, a principios de 1719, a mediados del paseo de la Farola, se construyó un pequeño Castillo, Delante de este castillo, recientemente derribado, se inició la construcción de la Comandancia de Marina. Y así mismo, y ya en la linde del puerto se construyó lo que hoy es la Capilla del Puerto.

En 1725, se inaugura la Capilla, bajo la advocación de la Purísima Concepción, y fue dedicada para dar misa para la gente del Mar.

El Centre Pompidou Málaga

Posteriormente, ha sufrido cambios de sitio, se ha traslado de un sitio a otro y vuelta a su sitio inicial. Ahora, ya por fin y con las obras actuales de remodelación del Puerto, ha quedado un lugar privilegiado donde todo el mundo puede ver la imagen mas querida por los marinos y visitantes , como es la Virgen del Carmen, De la cual existe una pequeña imagen en su interior.

No se conocen datos sobre el uso de dicha capilla. Solo se sabe que estuvo mucho tiempo cerrada. La historia es muy sabia y después de ese tiempo cerrada, nos cuenta un hecho muy curioso que cambió totalmente el destino de la capilla del Puerto de Málaga.

Capilla del Puerto de Málaga

Ya en el siglo XXI, y más exactamente en el año 2006, se encontraron un grupo de amigos, todos titulados náuticos, prácticos, capitanes, pilotos, etc. Todos Marinos Mercantes. Se daba la circunstancia de que todos ellos fueron amigos y compañeros de estudios y posteriormente algunos incluso navegaron juntos. Como pasa en todas las reuniones, acordaron una vez jubilados crear un grupo de amigos que decidieron llamarle Junta de Desguace.

Puerto de Málaga

Entre los componentes de la Junta de Desguace estaba el que era Dr. del Apostolado del Mar. situado en el Muelle nº 4 de este puerto. Dado de que el Dr. de este Apostolado, tenía acceso a la Capilla del Puerto, hubo negociaciones para estudiar la posibilidad de reactivar la actividad en dicha Capilla.

Después de un corto periodo de tiempo tras gran trabajo por parte de todos los componentes, llegó el día en que la Capilla del Puerto se viera engalanada y vestida para el uso que fue concebida. Cierto es que no hubo nadie que no aportara su granito de arena.

Autoridades, particulares, componentes de dicha Junta, todos tuvieron su premio. En abril del 2006, la Capilla se reinauguró con una misa. La misa fue oficiada por el Conciliario del Apostolado del Mar. D. José Carretero. A esta misa siguieron otras.

No obstante, y algunos años después, se iniciaron unas obras en muelle nº 1, donde está ubicada la Capilla. Estas obras eran de gran envergadura, y duraron algo más de 3 años. Actualmente esta cerrada por este motivo, en espera de reabrirse de nuevo.

La Farola de Málaga

Nuestra próxima meta se encuentra justo enfrente. Cruzaremos el Paseo del Parque y entraremos en el Paseo de la Farola que desemboca en el hito que le da nombre: La Farola (1817), símbolo por excelencia de la ciudad de Málaga.

El antiguo Faro de Málaga existió en el mismo espacio urbano una linterna de madera que cumplía con las funciones de un faro y que diseñó en 1717 el ingeniero francés Bartolomé Thurus.

El terremoto de Andalucía de 1884, que afectó a la ciudad de Málaga, dejó inoperativos los mecanismos luminosos del faro, reparándose en 1885 los destrozos técnicos sufridos. En 1909 se amplió la vivienda del farero y se reformó la base añadiéndole un piso más que le da la fachada original actual, y en 1913 se reformaron los mecanismos de la óptica de nuevo. En estos trabajos participaron el ingeniero Mauro Serret en los cálculos y la casa Julius Pintsch AG antes Bauklempnerei fundada por Carl Friedrich Julius Pintsch (1815-1884) de Alemania en los mecanizados, quedando la característica de 31 destellos, que se conserva en la actualidad. En mayo de 1916 se instaló un basamento de flotador bañado en mercurio fabricado en Madrid por la Sociedad Española de Construcciones Metálicas.

Durante la Guerra Civil Española, el 28 de agosto de 1936, la Farola de Málaga se apagó por orden de la Comandancia de Marina, todavía a las órdenes de la República, pues su silueta servía de referencia a la artillería naval y a la aviación del Ejército sublevado. El Comité Central de la Flota Republicana ordenó que se pintara de color tierra, con manchones oscuros y claros para camuflarla. Pese a ello, sufrió serios daños durante el conflicto bélico, a causa de la cual tuvo que ser reconstruido en 1939.

Puerto de Málaga

A finales del siglo XX, debido a las obras de ampliación del perímetro funcional del puerto, La Farola ha quedado situada en medio del recinto portuario. Debajo de La Farola se construirá un aparcamiento, mientras que el faro está llamado a ser acondicionado para alojar el futuro Museo del Puerto de Málaga, cuya apertura está prevista para 2018.

Playa de Málaga

Desde la Farola disfrutaremos de unas espectaculares vistas del Puerto de Málaga y de la ciudad, a cuyo centro histórico volveremos atravesando el Muelle 1, que alberga una zona comercial y de ocio, donde podemos aprovechar para realizar compras en los exclusivos establecimientos allí instalados, y reponer fuerzas en cualquiera de sus bares y restaurantes junto al mar.

Llegamos a la Playa de Málaga a esta hora poca gente todavía disfruta de los últimos rayos del sol. En los chirigüitos se llena de humo y la zona huele a sardinas a la parrilla, se trata de los famosos espetos.

La sardina era una alternativa nutricional y barata para las gentes humildes del sur de España. En Málaga, a finales del siglo XIX, El Palo era un pueblo de pescadores que estaba en pleno desarrollo social y económico. Cuando aparecen el tranvía y el tren, gran parte de los ciudadanos que habitaban en pueblos o ciudades de alrededor acudían a sus playas para pasar una agradable jornada de descanso.

Espetos en las playas de Málaga

En 1882, se crea un merendero por Miguel Martínez Soler: la Gran Parada. Un lugar de estancia y paso donde la mayoría de malagueños disfrutaban de reuniones con familiares y amigos. Pronto se convertiría en un chiringuito emblemático con un gran interés social para todos los ciudadanos. Entre ellos, Anita Delgado (que pasaría a ser después Maharajaní de Kapurtala). El sitio tenía un ambiente bohemio que atraía a renombrados del mundo del baile, del toreo y la farándula.

Y más aún aumentaría su popularidad cuando recibió, el 21 enero de 1885, la visita de su majestad el rey Alfonso XII, que venía de comprobar 'in situ' las ruinas de un devastador terremoto en la Axarquía malagueña. El profesor de Historia, Fernando Rueda, nos cuenta así el momento: «'Cuando Miguel le ofreció uno de sus famosos espetos, el rey “atacó” el plato con cuchillo y tenedor. En aquel momento él se adelantó y dijo: Majestad, asina no, con los deos'». Con esta genialidad “Migué el de las sardinas” se hizo una gran popularidad.

Muelle 1 de Málaga

Los vendedores de El Palo aprovechaban los cañaverales que crecían en las playas para espetar las sardinas, con la caña justo por debajo de la espina —para que no se partiera y se cayera a las ascuas de la leña—, ensartadas en la arena, inclinadas al fuego y a favor de la brisa, método que ahora se mejora gracias a unas pequeñas barcas giratorias en la playa.

En esa época también se le daba la vuelta para dorar la otra parte de la sardina, y el punto justo de sabor se lo otorga “la sal y la marisma”. También se espetan brecas y jureles, aunque ensartados por la boca del pez y uno por caña.

La gente del mar ha llamado a este método de espetar: “amoragar”, palabra derivada de moraga, procedente del término árabe ‘múhraqa' —quemar o cosa quemada—, ya que, a pesar de que la civilización de Al-Andalus se solía adobar el pescado con especias, también se preparaba en parrillas similares a barbacoas o en cazuelas.

Puesta de sol en el Puerto de Málaga

El atardecer desde el Muelle Uno es una verdadera experiencia visual que nos ocupa más de media hora. Estamos en el lugar apropiado para disfrutar de la noche malagueña. Aunque nosotros estamos suficientemente cansados y decidimos marcharnos hasta la autocaravana para cenar y descansar.

Puesta de sol en el Puerto de Málaga

Vamos andando hasta la parada de metro de El Perchel y marchar hasta el final de la Linea 2 Palacio de los Deportes donde tenemos la autocarava.

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BLOG DEL VIAJE A LA CIUDAD DE MÁLAGA EN AUTOCARAVANA PARTE II

 

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