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BLOG DEL VIAJE POR LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DE ANDALUCÍA EN AUTOCARAVANA (ZUHERO,CARMONA, ARCOS DE LA FRONTERA, JEREZ DE LA FRONTERA, CÁDIZ, MEDINA SIDONIA, VEJER DE LA FRONTERA, TARIFA) PARTE II, por A. LÓPEZ
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Este blog es continuación del siguiente enlace:

BLOG DEL VIAJE A LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DE ANDALUCÍA EN AUTOCARAVANA PARTE I

Día 4 de diciembre (miércoles)
Ruta Jerez de la Frontera- Cádiz Km. 31; tiempo estimado 30'

El día comienza soleado, la noche la hemos pasado muy tranquila y después de desayunar salimos hasta el edificio de Correos del Parque Empresarial para coger el bus 17 que nos lleva hasta el centro en La Alameda Cristina (GPS N 36.687336 W 6.137358).

Estamos muy cerca de la Plaza del Mamelón. Es considerada una de las plazas más elegantes de la ciudad. Formada en grandes dimensiones, constituye un entorno agradable y descansado que sirve de conexión entre el centro histórico y comercial de la ciudad con una de las principales arterias principales de expansión y crecimiento de la ciudad en el siglo XX., la Avenida Alcalde Álvaro Domecq.

González Byass “Feliz Navidad” con el famoso cartel publicitario de Tío Pepe Jerez del Frontera

Nos recibe en la plaza de Mamelón la felicitación navideña de González Byass “Feliz Navidad” con el famoso cartel publicitario de Tío Pepe.

Monumento al enganche de Jerez del Frontera (Cádiz)

En el centro de la plaza se halla el monumento al Enganche de Jerez de la Frontera (GPS N 36.688111 W 6.137514). Se trata de un conjunto escultórico de grandes dimensiones, en el que además del propio enganche o coche de caballos aparecen también dos personajes más a lomos de un caballo.

Es ésta una obra que representa al tipo de coche de caballos conocido con el nombre de “Gran Break a la calesera”, obra del escultor Eduardo Soriano, realizado en bronce, cuenta con un peso de unas seis toneladas, y de un tamaño casi real.

El Break es un carruaje que consta de cuatro grandes ruedas, alto pescante y un doble asiento en la zona posterior; va tirado por cuatro o por cinco caballos, dos en tronco y los demás en potencia haciendo de guías.

Tradicionalmente fue éste el medio de transporte más característico de los que se usaban para ir a la feria por la clase pudiente, y precisamente esta plaza del Mamelón el lugar desde donde salían los carruajes que se alquilaban para ir hasta ella.

Así, el monumento rememora aquellos primeros años de la hoy famosa Feria del Caballo, en el mismo sitio donde antiguamente los coches de caballos esperaban a su clientela.

Fuente Ronda Casinos de Jerez del Frontera (Cádiz)

Se ubica en un espacio en alto sobre una pequeña zona ajardinada, en uno de los extremos de la citada plaza y junto a la calle Sevilla, al pie de un amplio estanque artificial que aparece alimentado por numerosos surtidores.

Marchamos andando por la calle Larga hasta llegar a la ronda de los Casinos, allí se levanta La gran fuente ornamental dinámica (GPS N 36.684908 W 6.136343), se ha convertido en uno de los monumentos favoritos de la ciudad y ocupa el centro de atención de la plaza, destacando por la armonía de sus formas acuáticas, su perfecta simetría de bellas proporciones y por las evoluciones acuáticas de los surtidores, que permiten que la fuente muestre una amplia diversidad de escenarios de gran dinamismo.

Seguimos nuestro camino hasta que llegamos ante uno de los edificios más emblemáticos e interesantes se encuentra su popularmente conocido como “El Gallo Azul” (GPS N 36.682654 W 6.136633), un edificio de estilo regionalista que preside uno de los espacios urbanos más importantes de Jerez, en que supone el encuentro de esta calle con las calles Lancería, Santa María y plaza Esteve.

El Gallo Azul de Jerez del Frontera (Cádiz)

Esta construcción singular fue realizada en el año 1927 según diseño del célebre arquitecto sevillano Aníbal González.

Su planta es de forma prácticamente circular, con cuatro pisos de altura, el último de ellos retranqueado, y aloja en su planta baja a uno de los bares más populares del centro de Jerez.

Realizado todo él en ladrillo visto aplantillado, su fachada está organizada a partir de pilastras adosadas entre las que se abren calles verticales con los distintos huecos al exterior, dos superpuestos entre pilastras. Se corona con un balcón corrido y cerrado con reja que deja ver el cuerpo superior, que a su vez se corona con un original elemento decorativo rematado por jarrones y escudo.

Un poco más adelante hay un Poste indicador que más parece un monumento justo enfrente del mencionado edificio. Un punto donde se mezcla el bullicio y el gentío jerezano y que confluye entre la plaza de abasto, la calle Larga arteria principal jerezana y Lancería en dirección a la Plaza del Arenal.

Calle de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

Tenemos entonces que viajar al año 1934 donde la Casa Domecq, presenta un proyecto para un concurso convocado por el Ayuntamiento que pretende instalar un poste indicador de direcciones justo en frente del edificio Gallo Azul. La familia Domecq a este fuste añadió un reloj de dos caras con tres luces en la parte superior, siendo fundido por el sevillano Domingo de la Prida, respondiendo a los gustos de la moda conocida como la arquitectura del hierro. Su base tiene el mismo tipo de ladrillo de estilo regionalista que emplea Aníbal González en el Gallo Azul. El ‘monumento' es una auténtica Joya, posee las direcciones de Sevilla y Cádiz, incluyendo la marca Domecq del famoso León bebiendo de una botella rota, encontrándose también en la cúspide del edificio de Aníbal González.

En la basa se representa en las dos caras del poste indicador, dos leones fundidos en la casa madrileña CODINA Hnos, ambos leones son obra del escultor jerezano José María Rivelott. En la base monumental, encontramos los escudos del reino de España; Aragón, Navarra, Castilla y León.

También es anecdótico la palabra Coñac en el mismo poste monumental, esto es debido a que aunque la denominación Brandy era conocida a nivel nacional no fue oficial hasta los años cincuenta.

Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

Seguimos andando por la calle de san Miguel, se trata de la zona de Jerez más profunda tiene una arquitectura de pueblo, dispone de unas fachadas de color blanco con unas cornisas pintadas de albero. Al fondo de la calle aparece la figura con la torre de la iglesia de san Miguel.

Guiados por la torre fachada porque es el punto más alto de Jerez. La obra original fue labrada por Diego Moreno Meléndez entre 1675 y 1700, aunque los dos cuerpos superiores fueron reconstruidos tras el terremoto de Lisboa.

Llegamos a la plaza de San Miguel, es de estos sitios que no se olvidan fácilmente porque en cada rincón están presentes los naranjos. En el centro se encuentra la iglesia de San Miguel (GPS N 36.679829 W 6.137494). Horario de 11,00 a 16,30 horas. Entrada conjunta con la catedral 7 euros.

La iglesia de San Miguel se comienza a levantar a finales del siglo XV, y por la fecha de la placa existente en la puerta de la fachada gótica del evangelio (1484), cabe pensar que su construcción fue consecuencia de la súplica de la ciudad a los Reyes Católicos en la visita realizada por éstos en el año 1484 para la edificación de un nuevo templo en esta zona en la que la feligresía se servía de una antigua ermita. Su construcción, no obstante, se prolongaría durante varios siglos, dando lugar a un excelente conjunto de porte catedralicio donde se conjugan elementos propios del último gótico jerezano con otros del inicio y plenitud del renacimiento y del barroco.

Portada gótica de la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

De planta rectangular, el templo se divide en tres naves, la central más alta que las laterales, por pilastras de estilo gótico florido adornadas por doseletes de gran variedad entre sí, las más cercanas a la cabecera que se cubre con una magnífica bóveda de crucería, y de mayor simplicidad las que se encuentran cerca de los pies de la iglesia; y con un crucero que no sobresale en planta pero sí en altura.

Considerado como uno de los mejores templos de la ciudad de Jerez, se trata de una iglesia muy transformada, donde intervienen grandes maestros de la talla de Francisco Rodríguez o Diego de Riaño, y más tarde Hernán Ruiz II El Joven entre 1564 y 1568, a quien se debe la realización de su majestuosa Sacristía sobre una primera construcción de Martín de Gaínza, arquitecto mayor de la archidiócesis hispalense que trabaja en ella hasta su muerte, dejándola a la altura del entablamento.

Al exterior presenta tres fachadas, dos de ellas en estilo gótico: la del lado del evangelio, acabada en 1515, y la otra correspondiente al lado de la epístola.

El santo en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

Diego Moreno Meléndez, arquitecto local, diseña y levanta la espléndida fachada principal de este templo según el concepto de torre-fachada a los pies de la iglesia, entre 1672 y 1701. Concebido en el estilo del barroco sevillano afín al realizado en aquella ciudad por Leonardo de Figueroa, con quien colaboró, su cuerpo principal de acceso a la iglesia se enmarca por dobles columnas con hornacinas entre ellas y se eleva en tres cuerpos más, sucesivamente retranqueados, el último de planta octogonal y rematado por un vistoso chapitel revestido por azulejos en azul y blanco. Con gran profusión decorativa en columnas y pilastras, es una obra muy imaginativa, plena de espíritu barroco.

El interior, es de planta cuadrada y bellas proporciones y muy relacionada con la sacristía mayor de la catedral hispalense, se coronada por una airosa cúpula renacentista con casetones y decorada con placas de pizarra, que da como resultado en su conjunto uno de los espacios interiores más logrados de la arquitectura renacentista andaluza.

En su interior se encuentra un valioso conjunto de piezas mueble, en su mayoría barrocas. Destacan el Santo Crucifijo de la Salud atribuido a José de Arce, el tabernáculo de la Capilla del Sagrario, obra del siglo XVIII relacionado con los trabajos del ensamblador jerezano Andrés Benítez, o la custodia procesional labrada por Juan Laureano de Pina en el siglo XVII.

Bóveda de la sacristía en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La primera estancia que se visita es la sacristía con una puerta de Francisco Rodríguez. El conjunto queda flanqueado por dos columnas jónicas que sostienen un entablamento decorado con putti.

La bóveda fue construida en 1547 y está firmada por su autor, Pedro Fernández de la Zarza. Se trata de un hermoso experimento que aúna las técnicas constructivas del último gótico con las del renacimiento, porque aunque veamos una bóveda de crucería, se pueden ver hiladas circulares de modo que sostiene tanto como los nervios. La peculiar edificación permite incluir profundos relieves escultóricos a modo de procesión en la que personajes grotescos armados de mazas y alabardas acompañan a otros que sostienen elementos que se pueden relacionar con la Virgen María.

Sacristía en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La sacristía se comenzó en 1547 por Martín de Gaínza, quien construyó la obra hasta el entablamento. Hacia 1564 se encarga del cerramiento Hernán Ruiz II. Se trata de una amplia sala cuadrangular, cuyos muros laterales están decorados con grandes arcos de medio punto en cuyas enjutas podemos ver medallones con la representación de los Doctores de la Iglesia. El conjunto está coronado por una cúpula de media naranja acasetonada decorada con elementos de color negro, sustentada por pechinas en la que se pueden apreciar medallones con la efigie de los evangelistas, quedando en el centro la figura de El Salvador. En el frente de esta estancia podemos ver un retablo en piedra formado por un arco de medio punto flanqueado por balaustres, y en él una talla en madera del crucificado del siglo XVI. Este retablo fue terminado en 1564. La cajonería fue construida por José Santiago en 1725, mientras que las imágenes que de Jesús y la Virgen que la rematan, así como los serafines que la decoran, son obra de Diego Roldán del año 1733. Las dos grandes pinturas de la Batalla de los Ángeles y Jesús entre los Doctores fueron realizadas en 1699. Otras pinturas que podemos hallar en esta dependencia son: El martirio de San Caralampio, de comienzos del siglo XIX y obra de Juan Rodríguez, el Tahonero; un retrato de Domingo Canubio, de autor anónimo del siglo XIX; un cuadro reciente de la Virgen de Guadalupe; San Antonio de Padua y un donante, de autor anónimo del siglo XVII; Cristo ofreciendo su muerte a Dios Padre, de autor anónimo del siglo XVII.

Jesús pasionario en la Sacristía en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La capilla mayor aparecen elementos renacentistas, como el entablamento clásico o las columnas de orden gigante, es más abundante, aunque el cerramiento se hace con bóvedas de crucería.

Retablo Mayor de la Sacristía en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

El retablo actual se inicia a comienzos del XVII y en un principio iba a ser pictórico y escultórico realizado por Juan de Oviedo, Gaspar del Águila y Juan Martínez Montañés. Este último quedó en solitario al frente del proyecto, variándolo para sustituir los lienzos por relieves escultóricos. Montañés estuvo al frente de los trabajos hasta 1641, cuando anciano y agobiado por los pleitos que le había interpuesto la parroquia por la tardanza de la ejecución, traspasa la obra al escultor flamenco José de Arce, quien la concluyó en 1645. A Martínez Montañés corresponden los relieves centrales, con las historias (de abajo a arriba) de la Batalla de los Ángeles, la Transfiguración y la Ascensión , además de las esculturas exentas de San Pedro y San Pablo (sobre el banco) y los dos Santiagos del ático. El resto son de Arce, representando los relieves de abajo a arriba y de izquierda a derecha la Adoración de los Pastores, la Adoración de los Magos, la Anunciación y la Circuncisión , y las esculturas exentas a los Santos Juanes (en el segundo cuerpo) y San Gabriel y San Rafael en el ático. La policromía y el dorado son extraordinarios, y se deben a artífices como Jacinto de Soto y Gaspar de Ribas. Antes de salir de la capilla mayor, paremos en los púlpitos, labrados en 1673 por José del Castillo, y en dos pequeños muebles que hay en los muros. Sirven de relicario a la cabeza de uno de los miembros de la Legión Tebana y a otras dos de las Once Mil Vírgenes. Fueron el bizarro regalo de un soldado jerezano que a mediados del siglo XVII batalló en Alemania y se las trajo como souvenir.

Cristo de la Salud en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La siguiente capilla que nos encontramos es la del Cristo de la Salud, que en su día funcionó como sagrario y enterramiento de la familia Pastrana. Cerrada en 1544, se cubre con una bóveda de crucería con combados decorada con motivos renacentistas. En el testero, un retablo neoclásico idéntico en forma y cronología que el ya citado de la Virgen del Socorro. En él se encuentra la escultura del Santo Crucifijo de la Salud, soberbia talla de mediados del siglo XVII atribuida a José de Arce. En el ático de este retablo, una pintura de autor anónimo de la Virgen de las Angustias.

Santa Faz de Zurbarán en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

En la capilla de la Santa Faz se pueden ver una de las iconografías más repetidas en la producción de Francisco de Zurbarán es la del paño de la mujer Verónica. En la España del siglo XVII, el paño de la Verónica con el rostro de la Santa Faz alcanzó una especial devoción por permitir mostrar la cercanía de un momento de la Pasión , un motivo y un tamaño ideal para oratorios y capillas que acercaban el rostro de Cristo al fiel: el ideal perfecto de los ideales triunfantes sobre la imagen que se alentó desde el concilio de Trento.

La imagen no tiene duda que pertenece al obrador de Zurbarán y es una de las distintas versiones que Zurbarán realizó sobre la iconografía de la Santa Faz , en la cual repitió de forma exacta la descripción de los pliegues del paño y también la expresión del rostro de Cristo. De esta obra se conocen actualmente una docena de ejemplares catalogados a nombre de Zurbarán.

En la obra destaca el juego de los pliegues del paño perfectamente definidos y simétricos junto con la descripción de los cordeles de los que cuelga de la pared y de los alfileres que sujetan la tela produjo un armonioso conjunto de dobleces contrapuestos y equilibrados que enmarcan el rostro de Cristo de manera vistosa y efectista. El resultado que produce el rostro de Cristo, que mira fijamente al espectador, es la transmisión de sus padecimientos físicos y espirituales que, al mismo tiempo le producirían un profundo sentimiento de compasión y arrepentimiento de los pecados, junto con la manifestación de pedir perdón por ellos.

Virgen de la Encarnación en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La siguiente capilla de la Encarnación se cubre por una bóveda de cañón acasetonada. Cuando en la década de los 80 del XVI el espacio se vendió a la familia Ceballos para que la utilizasen como panteón, se construyó la portada actual, de estilo manierista, y atribuida a Diego Martín del Oliva. En el interior hay un retablo barroco de finales del siglo XVIII que alberga la figura de Nuestra Señora de la Encarnación, dolorosa de candelero hecha en 1929 por Antonio Castillo Lastrucci. También en esta capilla, una escultura de San Cayetano de autor anónimo del siglo XVIII, y una pintura que representa la Subida al Calvario, obra magnífica de escuela española de comienzos del XVII.

Capilla del Sagrario en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La Capilla del Sagrario tiene planta de cruz griega con perímetro central achaflanado con columnas pareadas de orden corintio. El centro se cubre con cúpula octogonal con media naranja y linterna, y los brazos con bóvedas de cañón. Se atribuye a Ignacio Díaz, sobre probable diseño de su hermano Diego Antonio Díaz, por entonces arquitecto diocesano hispalense. Construida entre los años 1718 y 1759, su estilo, al igual que el de la fachada principal del templo está asociado al barroco sevillano, tan pujante en aquella época.

Se pueden ver las figuras de San Miguel y los reyes David y Melquisedec. Ya en el interior, justo sobre el dintel de la puerta hay una pintura del Sagrado Corazón de Jesús, obra de finales del siglo XIX de José María Rodríguez de Losada, y a un lado y a otro del acceso las esculturas de Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura. Más adelante, sobre las puertas laterales, hallamos, a la derecha, una pintura donde aparecen los israelitas trayendo las gigantescas uvas de la Tierra Prometida, y sobre ella una vidriera con la escena del Sacrificio de Isaac; a la izquierda una pintura de Moisés contemplando la Tierra Prometida , y sobre ella una vidriera en la que vemos al mismo Moisés haciendo brotar agua de la peña en el desierto. En las pechinas de la cúpula hay cuatro óvalos pintados con los cuatro Evangelistas, y en el tambor de la cúpula 7 vidrieras: San Pedro, Santa Clara, San Miguel, Santa Elena, San Pablo, Nuestra Señora y San Joaquín. El retablo, terminado en 1768, ha sido atribuido a Gabriel de Arteaga. Es un baldaquino enmarcado por un gran arco de medio punto decorado con espejos y motivos de rocalla. El baldaquino tiene en su centro el tabernáculo, coronado por San Miguel, y sobre éste una escultura contem­poránea de la Inmaculada, quedando rematado el conjunto por las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. En la parte superior del arco, el Paráclito y la representación simbólica de Dios Padre. Resulta muy interesante el frontal de altar de plata, también de la segunda mitad del siglo XVIII.

Capilla del Pilar en la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La capilla es la del Pilar, fue construida a mediados del XVII cubierta con una bóveda de crucería con terceletes. Tiene un retablo neoclásico de fines de siglo XVIII en cuyo centro se puede observar la figura de Nuestra Señora del Pilar, proveniente del antiguo del Hospital de Pilar. La escultura es obra de Cristóbal Voisín, del año 1556. El retablo queda rematado por una pintura de la Virgen del Pilar, de autor anónimo del siglo XIX. En el banco, un relieve ovalado de mármol con el motivo de la Adoración de los Pastores. En el muro lateral, el retablo y la imagen de la Virgen de los Reyes, ambos son obra de Antonio Illanes de 1947. Por último, destacar un lienzo de mediados del XVII que tiene como motivo la Subida al Calvario, que en fechas recientes ha sido atribuido a Juan de Valdés Leal.

Tras el cancel barroco (que junto al que cubre le puerta de la epístola fue realizado en 1778 por Vicente Cresi) un lienzo de la Oración en el Huerto pintado a finales del XIX por José María Rodríguez de Losada. Junto a ella, el retablo de Ánimas. Terminado en 1740, su arquitectura se ha atribuido a Agustín de Medina y Flores y la escultura a Francisco Camacho de Mendoza. En él, las Ánimas del Purgatorio son auxiliadas por San Miguel quien las conduce a través de San Pedro, a la Gloria del Paraíso.

Órgano de la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

El cancel y el órgano fueron construidos siguiendo el modelo del arquitecto José Esteve y López, mientras que las esculturas son obras del artífice valenciano Vicente Bañuls. Se concluyó en 1896.

La pequeña capilla bautismal, fue construida en el siglo XVI que se abre al templo mediante un arco coronado por un desarrollado gablete –remate decorativo de líneas rectas y ápice agudo, a manera de frontón triangular– pentagonal que se puede relacionar con el último gótico portugués. El espacio se cubre por una compleja bóveda de crucería con combados. Sobre la pila bautismal hay una pintura del Bautismo de Cristo, de autor anónimo del siglo XVIII. En el exterior de esta capilla encontramos dos cuadros: una Sagrada Familia de escuela italiana del siglo XVII, y la Inmaculada con Duns Scotto y Santa Teresa, obra de Miguel Luna fechada en 1777.

Capilla de San Pedro de la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

Mas adelante, llegamos a la capilla de San Pedro perteneció a una cofradía de venerables sacerdotes y sabemos, por el docto canónigo Francisco de Mesa Xinete, que se encontraba en construcción en 1754, justo en el momento en que él se encontraba escribiendo su monumental Historia Sagrada y Política de Xerez. Hay aquí una serie de retablos neogóticos de finales del siglo XIX de escaso interés. Por un lado tenemos el de San Antonio de Padua, en el que podemos ver al titular, talla de finales del siglo XIX. También está el de la Virgen del Carmen, con otra talla de finales del siglo XIX, y junto a ella dos esculturas de la misma época: El Sagrado Corazón de Jesús y El Sagrado Corazón de María también. Por último, el retablo de San Pedro, que alberga una talla del siglo XVIII atribuida a Ignacio López. En los muros, dos lienzos contemporáneos: El Beato Manuel Jiménez Salado y La Virgen del Perpetuo Socorro.

Capilla de los Pavones de la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

La siguiente es la capilla de los caballeros Pavones, fue levantada en el siglo XVI, casi con seguridad por el mismo Pedro Fernández de la Zarza que por aquel entonces dirigía el cierre de las bóvedas del templo. Dentro se conserva el sepulcro de un miembro de la familia Pavón, realizado en mármol rojo en 1650, sobre el que podemos ver un Cristo del siglo XVII de autor anónimo. Encontramos también un retablo barroco del siglo XVIII en el que figura una escultura de San José, de autor anónimo del XVIII, entre las pinturas de San Miguel y San Juan Bautista, quedando rematado el conjunto por una pintura de Dios Padre. Por último, señalar la presencia de dos lienzos: La Virgen de Guadalupe apareciéndose al Indio Juan Diego (del siglo XVIII) y la Virgen de la Salud , del XVII. Este último cuadro en su día estuvo colocado en el Postigo del Corregidor de la muralla que se levantaba entre las plazas del Arenal y Monti y fue demolido en el XIX.

Detalle del Retablo Mayor de la Iglesia de San Miguel de Jerez del Frontera (Cádiz)

Aquí terminamos de ver un verdadero museo en lo que se ha convertido la iglesia de san Miguel, nos encanta ver como las iglesias toman la delantera para exaltar el interior de una forma museística, con buena iluminación, carteles explicativos de cada obra, audio guía y otra cosa que nos parece importante es que se permite fotografiar y la visita esta acompañada de música sacra. Además, tan bien nos parece importantísimo que el horario de apertura corresponde con el de cualquier museo de la localidad. En la actualidad la ciudadanía pide una separación necesaria entre el arte y la exaltación de la fe.

Bodega Cayetano del Pino y Cía de Jerez del Frontera (Cádiz)

En este punto deseamos continuar nuestro descubrimiento de lo que nos ha atraído la ciudad: “caballos, flamenco y vinos”. No existen tres palabras que resuman mejor la ciudad de Jerez de la Frontera , convertidas en sus principales señas de identidad.

Caminamos hasta la plaza de Silos, 3 donde se halla la Bodega Cayetano del Pino y Cía (GPS N 36.679130 W 6.140212) . Entrada gratuita: horario de 8,00 a 15,00 horas.

En nuestra mente estaba ver una de esas bodegas que no son famosas que hacen su trabajo en la sombra y consiguen producir unos vinos honestos, donde podemos ver como lo que pagamos se corresponde con lo que recibimos, sin añadir nada más de lo que no demandamos.

El inicio de la bodega comienza cuando Don Cayetano del Pino y Vázquez nace en La Carlota (Córdoba), en 1858. Ya desde muy joven mostró interés por el mundo del vino. Tras su primera asociación con don Alberto Romero, funda con el banquero de Sevilla don Manuel de la Calzada el 19 de noviembre 1886, la sociedad Cayetano del Pino y Cía., con domicilio en el número 16 de la calle Rosario de Jerez de la Frontera.

Bodega Cayetano del Pino y Cía de Jerez del Frontera (Cádiz)

Desde 1890 las bodegas se trasladaron a la calle Armas de Santiago 13, donde se ubicó la parte de la producción más importante.

Merecen especial mención las bodegas de San Bernabé, la de San Vicente y la de Santísima Trinidad, ésta última destinada al embotellado para cumplir las demandas del mercado peninsular y de los mercados de Asia, América y Oceanía.

Existen también departamentos de maquinaria, taller de tonelería, aparatos destiladores, imprenta y amplios escritorios.

Además de las bodegas anexas a la casa de extracción, se contaba con sedes de almacenado en la calle Lealas, en la calle Circo, para mostos y en la calle de Ventura Misa, todas, de Jerez de la Frontera.

La bodega fue en su día innovadora por acometer la elaboración de nuevos productos como la patente del vermut achampanado Santa Elena o el aperitivo reconstituyente Monja–Quina, además de diferentes tipos de aguardientes anisados extraídos de la uva, como las marcas “Cartujo“ y “ Guacamayo”.

Bodega Cayetano del Pino y Cía de Jerez del Frontera (Cádiz)

La bodega tiene más de 600 etiquetas comercializadas y participando sus marcas en certámenes en donde obtuvo reconocimientos como Chicago 1893, Filipinas 1895, Alejandría 1901 , Viena 1902.

Los vinos y licores conocieron una época dorada a finales del siglo XIX y principios del XX, en la que además de la variedad de productos y patentes, eran conocidos en medio mundo desde Asia a América.

Fueron famosas: Manzanillas «Manolito El Espartero», Manzanilla «EL LITRI »;Amontillado Fino «Viva Sevilla», “Adela Carta Dorada” y “Adela Carta Azul”.

Don Cayetano del Pino y Vázquez contrajo matrimonio con doña Bernabea Balbontín Gil, de cuyo matrimonio nace en Jerez de la Frontera Cayetano del Pino Balbontín en 1896.

Don Cayetano del Pino y Vazquez fallece en el año de 1918, sucediendo en la gestión de la bodega su hijo Cayetano, quién se casa con doña Maria Angeles Bohórquez Ruíz. Tras diecisiete años al frente de la bodega fallece en 1935.

Bodega Cayetano del Pino y Cía de Jerez del Frontera (Cádiz)

Sucede en el negocio su hermano Enrique del Pino Balbontín, que destacaría también como futbolista del Jerez Deportivo. A su fallecimiento, se hacen cargo sus hermanas, hasta que en 1962 asume el negocio la familia Del Pino Bohórquez, hijos de Cayetano del Pino y María Ángeles Bohórquez: María Jesús, Cayetano, Ángel y Enrique.

Tras la muerte de don Cayetano del Pino Balbontín, la Bodega convierte su negocio en Almacenista para suministrar sus viejos vinos a las grandes Bodegas de Jerez.

En 1976 los hermanos del Pino Bohorquez construyen una nave en la carretera de Arcos donde continúan con la crianza de vinos. Entre otros destaca su Palo cortado 1/5.

En 1983 adquieren las instalaciones de plaza Silos que, con capacidad para unas 1.700 botas, permite continuar el negocio almacenista, a pesar de las dificultades de la década para los bodegueros de Jerez. Este tiempo ha servido para envejecer y criar los vinos que hoy disfrutamos.

Bodega Cayetano del Pino y Cía de Jerez del Frontera (Cádiz)

En el año 2015 se inicia una nueva etapa con el embotellado de Amontillado y Palo Cortado Solera 1/10. Más de 20 años de cuidados y trasiegos han envejecido los vinos ganando en calidad por su vejez.

De nuevo comienzan a embotellar para compartir este oro líquido con todos aquellos que sepan apreciar la excelencia.

Viajar a Japón, Reino Unido, Viena, Bruselas, Países Bajos, reconocimientos internacionales, incluso como almacenistas de grandes marcas como Lustau y Viniberia, declaran como un referente a recomendar dentro de los mejores Palo Cortado y Amontillado Solera del Marco De Jerez.

Con una trayectoria de más de 133 años, queremos compartir parte de nuestra historia ofreciendo la excelente calidad de nuestros vinos Amontillado y Palo Cortado Solera, fruto de la artesanal crianza y elaboración que llevamos a cabo dentro de la mejor tradición de los vinos de Jerez.

Nuestro siguiente destino esta muy cerca se trata del Alcázar de Jerez (CPS N 36.681389 W 6.139960) se halla la calle de la Alameda Vieja s/n. Horario de 9,30 a 14,30 horas. El precio de la entrada: visitas al Conjunto Monumental Alcázar de Jerez y Cámara Oscura, la tarifa normal, por persona es de 7,00 €.

Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El Alcázar de Jerez de la Frontera es un conjunto de edificaciones fortificadas de origen almohade (probablemente siglo XII, siendo el edificio almohade más antiguo de la península ibérica), al que posteriormente se añadieron edificaciones barrocas palaciegas, y que es uno de los principales monumentos de la ciudad; Se encuentra en el ángulo suroeste de la muralla que rodeaba a la ciudad, junto a la Alameda Vieja.

Con el fin del Califato y con la aparición de los reinos independientes de Taifas, Jerez era en está época, un pequeño núcleo urbano vinculado al Reino de Arcos. Pero a mediados del siglo XII, con el declive de los almorávides, Jerez logró independizarse por un corto periodo de tiempo, hasta la llegada de los almohades. Con ellos, la ciudad de Jerez y su alcázar, adquieren verdadera importancia política y económica, constituyéndose en este momento en un núcleo urbano de considerables dimensiones.

Es en este momento cuando se construye la muralla de la ciudad (existió un amurallamiento anterior, mucho más pequeño, y que desconocemos por dónde discurría exactamente)

Murallas del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

La planta del recinto amurallado tiene forma de cuadrado irregular, con cuatro puertas que se abrían a cada lado de este cuadrado. El perímetro del recinto amurallado era de 3 kilómetros, y estaba jalonada de torres a tramos regulares. Las torres eran rectangulares y macizas hasta la línea de la muralla, excepto dos octogonales: una ubicada en el vértice sur del alcázar, que está perfectamente conservada, y otra en el recinto amurallado de la ciudad, en el ángulo formado por las calles Porvera y Ancha.

La ciudad estaba constreñida y delimitada por la muralla, ya que como cualquier ciudad medieval, independientemente que fuera musulmana o cristiana, debía cumplir dos requisitos fundamentales: ser fortaleza y mercado. Los muros eran sagrados y fuera de ellos no se podía vivir con garantías. Los accesos a la ciudad se hacían solo a través de las cuatro puertas, desde las que partían los caminos que conducían a las principales ciudades del entorno y que se cerraban de noche para mayor seguridad. Las puertas se abrían entre torres y nunca con acceso directo, sino que eran puertas en recodo, formando varios giros, de tal forma que formaban parte de las defensas de la ciudad.

En el extremo sur del recinto amurallado, sobre la zona más elevada del casco histórico, se levanta el alcázar. La ubicación no fue elegida al azar, ya que desde aquí se tiene un completo dominio de la ciudad y de su entorno.

Tapial del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El Alcázar formaba parte de las defensas de la ciudad, aunque independizado y protegido por sus propias murallas, torres, y dos puertas, una que comunicaba directamente con la ciudad, y la otra situada en el extremo opuesto, que daba al exterior, al extramuros, de tal modo que se encontraba aislado y cerrado por sus propios muros del recinto urbano.

Las defensas eran fundamentales en una fortaleza que era la sede del poder político y militar. Los almohades, pueblo procedente del Norte de África, que llegaron a la Península imbuidos por su profunda fe religiosa, y completamente convencidos de que con su lucha y renovado credo pararían el avance de los reinos cristianos del norte, fueron verdaderos maestros en este tipo de edificaciones militares, de tal modo que sus fortalezas eran prácticamente inexpugnables.

El Alcázar tuvo originalmente 12 torres, de las que se conservan siete, algunas muy modificadas por las reparaciones y diversos usos de que han sido objeto a lo largo de los siglos. Así mismo se conservan las dos puertas que tuvo originalmente, la puerta de la ciudad, que comunicaba directamente con la medina, de carácter más representativa y monumental y la segunda puerta, la del Campo, que daba al extramuros, fuera de la ciudad. Esta segunda puerta constituía un punto vulnerable desde el punto de vista defensivo, por eso se diseñó formando un triple recodo, abierta entre torres, con un pasillo muy angosto y con bóvedas a gran altura.

Alcázar cristiano de Jerez del Frontera (Cádiz)

Las construcciones islámicas que se conservan son del periodo almohade, siglos XII y XIII, aunque el interior del recinto se ha visto muy modificado por las intervenciones y modificaciones que desde el siglo XVIII hasta nuestros días se han llevado a cabo en el interior.

Se considera uno de los escasos ejemplos de arquitectura almohade que existen en la península ibérica. Actualmente se encuentra recogido en el denominado Conjunto Monumental del Alcázar y Cámara Oscura, cuya superficie visitable se ha multiplicado por dos tras la última restauración.

El Alcázar tenía funciones defensivas y militares primordialmente, pero también residenciales, ya que era la residencia del Wali en periodo almohade, y después en época cristiana de los alcaides.

Jerez se incorpora definitivamente a la corona de Castilla tras la toma de la ciudad por el rey castellano Alfonso X y tras una violenta revuelta, conquistando definitivamente la ciudad el 9 de octubre de 1264. Jerez se rinde a las tropas castellanas, siendo expulsados todos los habitantes islámicos que buscaron refugio en poblaciones cercanas o emigraron a África.

Portada Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El Alcázar pasó a ser propiedad del rey, se convierte en residencia de los alcaides que debían custodiarlo y conservarlo para la corona, jugando desde este momento un importante papel en la defensa y organización de la frontera.

A medida que la frontera se va alejando y el peligro constante de los ataques de los ejércitos musulmanes va desapareciendo, sobre todo a partir de la Batalla del Salado, librada en 1340, es cuando comienza a crecer la población, se puede poner en cultivo la fértil campiña jerezana y la economía comienza a despegar desde mediados del siglo XIV a finales del XV.

Motivado por esta relajación y sin la constante preocupación de conflictos y guerras, comienza en el Alcázar un periodo de franco deterioro y abandono, ya que los alcaides que debían conservarlo para la corona, hacen dejación de sus funciones.

En el 1470, comienza otro periodo de reformas y actividad en el Alcázar, emprendidas por D. Rodrigo Ponce de León, cuando fue nombrado corregidor de la ciudad y alcaide de esta fortaleza, realizando importantes obras de mejora y reparaciones en el alcázar, en sus murallas y torres muy deterioradas ya en este momento, siendo lo más destacado de esta etapa la construcción de una torre en el ángulo occidental del Alcázar, la denominada Torre del Homenaje o Torre de Ponce de León.

Fuente del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El concepto de esta torre es de torre del homenaje, ya que además de ser concebida como último reducto defensivo en caso de asedio, tiene también funciones residenciales, porque podía alojar a una guarnición militar en su interior y servía de residencia de D. Rodrigo cuando se encontraba en la ciudad, ya que disponía de aposentos privados.

Durante los siglos XVI y XVII se vuelve a un estado de ruina y abandono. La conservación y el mantenimiento de la vetusta fortaleza y la reparación de sus muros y torres, ya no interesaba en una fortificación que se consideraba obsoleta para esa época, y los informes emitidos y documentos conservados, hablan del estado ruinoso en que se encontraban la mayoría de edificios y muros del Alcázar.

Este grado de deterioro, culminará al finalizar el siglo XVII, donde volverá a resurgir una nueva etapa de brillantez y esplendor en el Alcázar. Por Real cédula expedida por Felipe IV la tenencia del Alcázar pasa por juro de heredad, a Don Lorenzo Fernández de Villavicencio, uno de los linajes más poderosos e influyentes de Jerez y que emprenden una serie de importantes reformas en el alcázar, entre lo que cabe destacar la construcción del molino de aceite y el Palacio de Villavicencio, palacio barroco construido para residencia de esta familia sobre las ruinas del primitivo palacio islámico.

Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Con la edificación de este palacio y con la ocupación continuada por sus propietarios, el Alcázar vuelve a recuperar parte de su antiguo esplendor.

Los descendientes de D. Lorenzo Fernández de Villavicencio, los Duques de San Lorenzo, habitaron en el Alcázar hasta el año 1926, momento en el cual y de nuevo debido al estado de abandono en que se encontraba, se vende el alcázar por 176.000 pesetas, al industrial bodeguero perteneciente a la alta burguesía jerezana, D. Salvador Díez y Pérez de Muñoz, quien acomete una serie de reformas y obras en este recinto del Alcázar, encargando el proyecto al arquitecto D. Teodoro Anasagasti.

El Alcázar de Jerez fue declarado monumento histórico-artístico por el gobierno provisional de la República en el año 1931.

La propiedad pasó después de la muerte de D. Salvador Díez a sus herederos, quienes la mantuvieron hasta finales de la década de los sesenta del pasado siglo XX, pasando en este momento a ser propiedad municipal, ya que el Ayuntamiento realiza la compra en 1968 y se acometen las primeras intervenciones y restauraciones de carácter científico, siendo la primera la dirigida por el arquitecto D. José Menéndez Pidal que interviene en la mezquita.

Jardines del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El Alcázar de Jerez se abre al público en mayo de 1998. Desde el momento en que pasó a ser propiedad municipal, el Ayuntamiento de Jerez tomó la firme determinación de recuperarlo para la sociedad y para su puesta en valor y en uso. Desde entonces, y en sucesivas campañas, se han realizado obras e intervenciones tendentes todas ellas a la recuperación integral del Conjunto Monumental.

Nada más traspasada la puerta de entrada se llega al hoy denominado Patio de Armas formó en su día un conjunto con el Patio de San Fernando.

Además de albergar a soldados y caballos, este espacio sirvió para la formación de las tropas antes de salir a la batalla, ya que no hay que olvidar que la función primordial del Alcázar durante otro tiempo fue militar.

En el muro que lo separa de la calle podemos ver la técnica constructiva con la que originalmente se construyó el edificio. Se trata del tapial, compuesto de tierra fraguada con cal.

Entrada a la mezquita de Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Para construir una tapia, se colocaban dos tablones paralelos unidos por dos agujas metálicas. A continuación se echaba la tierra con la cal para fraguarla, apisonándose muy bien para que la obra quedase compacta.

Una vez terminada, se retiraban las tablas y las agujas, y de ahí que en las paredes de tapial se puedan ver unos grandes agujeros denominados mechinales. Al ser obra de tierra el agua de la lluvia la ha ido deteriorando con el paso de los años, habiéndose rellenado los huecos con ladrillo o piedra.

Jardines del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Este sorprendente espacio era la sala de oración del Alcázar en el que habitualmente residía un número no muy elevado de personas, de ahí que se trate de un recinto de pequeñas dimensiones. No obstante, está tratado con un gran sentido de la monumentalidad, al cubrirse con una cúpula sobre trompas de ocho paños, siendo un caso bastante singular en el arte islámico español.

Al fondo se puede ver una pequeña habitación que se abre mediante un arco de herradura. Es el Mihrab, un pequeño espacio que rememora la primera sala de oración que tuvo Mahoma en Medina. Hacia aquí se dirigía la oración, que los fieles hacían arrodillados en el suelo, y de ahí a que el suelo esté cubierto de esteras.

A la izquierda podemos observar un altar de vivos colores. Se levantó durante la restauración del siglo XX en memoria de Santa María del Alcázar. Cuando en 1248 Fernando III conquista Sevilla llegó a un acuerdo con los musulmanes de Jerez, de modo que la población islámica continuó viviendo aquí, si bien el Alcázar fue ocupado por las tropas cristianas. En ese momento, la mezquita fue transformada en iglesia bajo la advocación de Santa María del Alcázar.

Mihrab en la mezquita del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

En 1262 una revuelta de los musulmanes trajo consigo un asalto al Alcázar, la matanza de todos los cristianos que en él había y el incendio de la mezquita. Alfonso X, el monarca que tomó de nuevo la ciudad dos años más tarde, consideró que había sido un milagro que la imagen de la virgen que aquí se encontraba no hubiese ardido durante el asalto, de ahí que escribiese una de sus famosas cantigas que hoy se encuentra escrita en el muro.

Bóveda de la mezquita del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Los musulmanes están obligados a hacer una limpieza ritual llamada ablución antes de acceder al recinto de oración. Eso explica que ante cada mezquita haya un patio con una fuente como el que se encuentra en el recinto. En nuestro caso el patio cumple una doble función ya que bajo el pavimento hay un aljibe que recoge y almacena las aguas pluviales, algo fundamental en un edificio de carácter militar como el Alcázar.

En los rezos tienen que realizar cinco oraciones a lo largo del día a diferentes horas. Para avisarlos de que tienen que cumplir con sus obligaciones religiosas, en cada mezquita hay una torre denominada Alminar, desde la que se realiza la llamada. En tiempos, era el almuecín quien realizaba el canto ritual desde el piso alto de la torre, si bien en la actualidad en muchos países islámicos el aviso se realiza mediante una grabación.

En estas dependencias hay un molino de aceite, de los que fueron tan frecuentes en Andalucía en otra época. Este molino se componía de tres salas: una sala de molienda o molino y dos salas de prensa perpendiculares entre sí y confluyendo ambas en la torre del contrapeso. No obstante, después de la restauración, una de ellas quedó vacía y suele utilizarse como sala de exposiciones.

Molino de aceite del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Este es un molino de tracción animal, o también llamado de sangre. La piedra circular en el centro de la sala se llama cama o solera y en torno a ella giraba el animal. La bestia, normalmente un asno, se uncía al yugo y era espoleado para que diese vueltas en torno a la máquina. Esto hacía que se moviese la pesada piedra cónica, que iba aplastado las aceitunas que caían por la tolva. La pasta de aceitunas se iba recogiendo, colocando sobre unos esternones de esparto y trasladando a la sala contigua donde se encuentra el molino de viga.

Volvamos a la pasta de aceitunas. En la regaifa, que es la estructura circular situada bajo la viga, se colocaba esta pasta en unas esteras redondas, que en Jerez se llaman redores. Se iban apilando unos encima de otros hasta llegar al nivel de la viga. Entonces se activaba el tornillo sin fin, situado en el otro extremo de la sala, dejando caer todo el peso sobre los redores. A continuación se producía la segunda molturación y por fin nacía el aceite, que, a través de ese pequeño canalillo, se dirigía a la tinaja que puede verse enterrada en el suelo.

La historia de la España musulmana fue por lo general convulsa y llena de conflictos. A la presión que ejercían desde el norte los reinos cristianos había que sumar las tensiones internas de un territorio que si bien tuvo tiempos de unión conoció otros de luchas intestinas que en ocasiones llegaban al interior de las propias ciudades. La manera de acceder al poder solía ser violenta y los gobernantes mantenían su hegemonía a través de la fuerza militar, de ahí que, por lo general, la población estuviese descontenta y no fuesen extrañas las revueltas.

Portada almohade del Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Eso explica que la puerta que separaba el Alcázar de la ciudad fuese una compleja estructura fortificada de codo, ya que fueron frecuentes los ataques de un pueblo insatisfecho.

No obstante, esta puerta también cumplía una función áurica como ingreso al palacio de gobernante de la ciudad.

La entrada está precedida por una hermosa puerta de estilo almohade formada por un arco de herradura. Ésta era en realidad la portada principal del recinto y, por tanto, la más ornamentada. Se trata de un modelo muy frecuente en la zona durante los siglos XII y XIII, encontrándose puertas muy similares en Fuengirola, Verger de la Frontera , Badajoz y en Jerez, en el claustro principal del monasterio de Santo Domingo, edificio que en otro tiempo fue un recinto fortificado construido por los almohades.

Tras el arco se desarrolla un espacio cubierto por una bóveda vaída por el que se accede, mediante un giro de noventa grados, al patio de armas.

Alfonso X fue el rey que conquistó la ciudad de manera definitiva a los musulmanes el 9 de octubre de 1264. En ese momento donó una cantidad considerable de terrenos inmediatos a la Puerta de Sevilla a los Dominicos, quienes establecieron allí su convento. En 1741, y como homenaje a su benefactor, los Dominicos ubicaron una estatua del monarca sobre la portería del monasterio. El siglo XIX conoció la exclaustración de los frailes y la venta del monasterio, que fue utilizado como bodega y granero.

Alfonso X en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

En 1868, el entonces propietario del conjunto Manuel María González, decidió retirar la estatua de su ubicación original y colocarla dentro del claustro, debido al clima antimonárquico que se vivía en el país tras del derrocamiento de Isabel II.

Ahí se la encontró Salvador Díez cuando compró el inmueble en 1908, trasladándola al Alcázar en 1929 donde fue colocada en un pedestal, pero no como Alfonso X, sino como su padre, Fernando III el Santo.

Con el tiempo la escultura conoció varios traslados, pues fue transformada en monumento conmemorativo y colocado en las calles de la ciudad. Sin embargo, tras sufrir en varias ocasiones los efectos del vandalismo, el ayuntamiento decidió colocarla en su ubicación actual.

Alfonso X fue un monarca muy avanzado en el aspecto cultural, pero nefasto desde el punto de vista político. Durante su reinado Castilla perdió el Algarbe a manos de Portugal y la comarca de Orihuela a manos de la corona de Aragón, siendo especialmente vergonzosa su sucesión, que quedo en manos de su hijo Sancho IV, a quien no correspondía la corona.

Alfonso X en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

No obstante Alfonso X se encargó de compilar e incluso escribir numerosos poemas conocidos como cantigas, resultando crucial para la historia de la cultura occidental y la creación de la escuela de traductores de Toledo, que introdujo numerosos textos, muchos de ellos de la antigüedad clásica, que de otra manera se hubieran perdido.

La puerta del Campo se abre a la Calle de las Armas, pero en origen Jerez no había llegado a ocupar esta zona.

Puerta del Campo en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

De hecho, esto era campo, y por tanto, esta puerta era el principal objetivo del enemigo que quería conquistar el Alcázar, de ahí que en este lugar se levante esta imponente estructura fortificada.

En la época en que se construyó el Alcázar aún no estaba generalizado el uso de la pólvora, de hecho no se conocían las armas de fuego en la Península Ibérica. El único modo de acceder a un recinto de este tipo era el asalto, que se realizaba con catapultas, torres móviles, escalas y arietes.

Precisamente la estructura en triple recodo de la torre dificultaba mucho este último método, pues apenas si dejaba espacio para que los soldados que arremetían contra la puerta con un tronco pudiesen coger carrera.

Además, desde la zona superior, los invasores eran atacados con aceite y agua hirviendo, amén de piedras, palos, flechas y, en suma, todo lo que estuviera en manos de los habitantes del Alcázar para repeler el ataque.

En época cristina, una vez pacificada la sociedad, la entrada original impedía el tránsito de mercancías, carros y personas, por lo que se decidió abrir una puerta, hoy cerrada, que permitiera la entrada directa.

Baños en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Esta puerta estaba enfrentada a otra similar que se abrió cerca de la puerta de la ciudad. Ambas puertas permitieron crear un lugar de tránsito en el interior del Alcázar comunicando la calle Armas y la Alameda Vieja.

Una de las dependencias mejor conservadas de la época almohade en el recinto del Alcázar son los baños.

El baño formaba parte inherente de la vida cotidiana de Al-Andalus, tanto por sus funciones religiosas, ya que mediante las abluciones mayores se conseguía la purificación ritual, como por sus evidentes funciones sociales e higiénicas, pues era un lugar de encuentro de ocio y de esparcimiento donde se podía dialogar en un ambiente distendido, relajado e íntimo.

Herederos de las termas romanas, los baños denominados en el mundo árabe como hammand responden al esquema tradicional del baño en el mundo clásico, consistente en tres salas contiguas: fría, templada y caliente. Reúnen de esta manera una serie de estancias en las que se desarrollaba el proceso de aseo personal que se realizaba de manera colectiva.

Baños en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Bajando la escalera y dirigiéndose a la estancia final se pueden apreciar unas circulares en el suelo. Eran hornos en los que se quemaba leña para calentar el agua, ya que, en este lugar, los bañistas se sumergían en un pilón de agua a alta temperatura y luego pasaban a la sala anterior, donde permanecían durante un largo espacio de tiempo recibiendo un reconfortante baño de vapor.

En el techo se aprecian unas aberturas en forma de estrella que permitían la salida del vapor, ya que, de lo contrario, este se habría condensado precipitándose en la sala. El proceso del baño terminaba en la estancia por la que se baja, en la que había una gran tina con agua fría.

En uno de los extremos de la sala caliente se puede ver una puerta. Fue abierta durante el siglo XVI cuando el edificio cambió de uso. Después de la conquista cristina los baños siguieron utilizándose como tales, pero a finales del siglo XV Isabel la Católica prohibió este tipo de establecimientos en toda Castilla, ya que en la práctica se convirtieron en prostíbulos. Los baños del Alcázar fueron transformados en una iglesia, que dio servicio religioso a la tropa acuartelada entre sus muros.

Bóveda de los baños en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

La zona arqueológica ocupa una parte del recinto del Alcázar fue la última en abrirse al público, ya que se ha excavado en fechas recientes. Pueden observarse los últimos descubrimientos arqueológicos que afloraron a la luz y que proporcionaron a los especialistas materiales de diferentes etapas históricas. Desde un muro de época califal (siglo X) hasta estructuras plenamente almohades (siglo XII) y cristianas (siglos XIV y XV).

También quedaron al descubierto una serie de infraestructuras asociadas al pabellón real, como una letrina, cuyo funcionamiento parece ser de gran complejidad, resultando de gran valor al ser de las pocas documentadas del periodo islámico. Se trataba de una pequeña habitación, oculta por tabiques a la vista, en la que la evacuación se producía gracias a una cisterna que se alimentaba con agua de la noria vecina, dirigiéndose los residuos al campo por una serie de canalizaciones.

A la derecha se puede observar una gran estructura que era un enorme pozo de más de veinte metros de profundidad que alimentaba a los baños, como se puede comprobar mirando el acueducto que se levanta a su derecha.

La zona arqueológica en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Uno de los aspectos que más interés ha despertado entre los investigadores es el entramado del conjunto hidráulico que abastecía al Alcázar de agua potable, tanto para el baño, como para el riego de los jardines y huerto. Viendo el sistema de canalizaciones así como su nivel tecnológico, se puede aseverar que eran muy avanzadas para la época.

El pozo, del que se extraía el agua mediante una noria, tiene dos fases constructivas. La zona inferior es de mampostería y fue construida en el siglo X, en época califal. La superior, de tapial, es de época almohade y se hizo a finales del siglo XII. Se ha especulado con la posibilidad de que este pozo se alimentase en su día de una conducción externa, ya que la presencia de unos baños en el recinto nos hablan de un abastecimiento constante y abundante. De hecho, en la barriada rural jerezana de los Albarizones hay una captación de época islámica, pero hasta hoy no se han encontrado restos del hipotético acueducto que habría de unir ambos puntos, ubicados a seis kilómetros de distancia.

Tras la conquista cristiana en 1264 se produce un cambio de uso y funcionalidad de esta red de canalización de agua, que implicaría la anulación de una serie de estructuras, el aprovechamiento de algunas otras, así como el desarrollo de otras nuevas que se alejaban del espíritu cultural almohade.

La zona arqueológica en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

En cuanto al muro califal antes mencionado, realizado en mampuestos pequeñas piedras sin labrar, constituye uno de los restos constructivos más antiguos de la ciudad, fechándose en torno al siglo X. Dada su anchura y potencia podemos considerar que más que parte de una construcción residencial, fuera muro de un pequeño baluarte defensivo en torno al pozo central. Era crucial proteger las fuentes de abastecimiento de agua, especialmente en recintos diseñados para soportar asedios.

Pocos elementos constructivos del periodo califal, incluso de las segundas taifas sobrevivieron a la llegada de los almohades a mediados del siglo XII. Estos, quizás con una marcada intención política, arrasaron construcciones anteriores y reutilizaron los materiales para la cimentación de sus edificaciones. Los restos de las construcciones pre-almohades fueron cubiertos por un estrato de arena de río amarillenta limpia, tal vez para purificar el espacio.

El Pabellón Real en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

También se puede observar un horno de cerámica de época cristina que se construyó emulando una serie de estructuras hidráulicas almohades que comunicaban los baños con el pozo. Su datación sería posterior al periodo islámico, puesto que una estructura de cocción de cerámica que provoca humos y suciedades jamás se hubiera ubicado al lado de los baños. Además, en las excavaciones realizadas se han localizado restos de cerámica de fallos de cocción, del siglo XV, confirmando de esta manera su datación.

La estructura del horno responde a un esquema básico que se repite, tanto en el periodo islámico como cristiano, que consiste en una sencilla estructura cerrada y cupuliforme en cuya parte inferior se hacía fuego. Encima de este se ubicaba la parrilla, hoy desaparecida, que se apoyaba sobre dos arranques de pilares centrales, donde se colocaba la cerámica para su cocción. A su lado, puede observarse una noria de tracción animal de época cristiana, de menores dimensiones que la islámica. Por la escalera que se encuentra a la derecha, se puede subir al torreón almohade y disfrutar del panorama urbano.

El Pabellón Real en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El Pabellón real se encuentra junto a la Torre Octogonal, apoyado sobre la muralla y a gran altura, se conserva el único edificio de carácter residencial del primitivo Alcázar almohade (siglo XII). Se trata de un pabellón de descanso o salón de protocolo, que estaría destinado a residencia de invitados y zona privada del Wali. El conjunto está compuesto por el pabellón, la alberca y el huerto. Originalmente, un pórtico con arcadas y decoración de yesería, del que solo se conservan los restos de los pilares, daría sombra a la entrada y, bajo éste, una fuente daría la bienvenida al salón central.

El llamado pabellón real, repite una distribución clásica de este tipo de edificios en el mundo islámico. Acceso al salón central mediante un arco de herradura con alfiz rehundido, que da paso a una sala cuadrada cubierta con cúpula de ocho lados. Se trata de una Qubba, en la arquitectura islámica se denomina así a los edificios de planta cuadrada y central, cubiertos por cúpula. A ambos lados, tras dos arcos de herradura con alfiz, se abren las alcobas, cubiertas con bóvedas de cañón. Estos espacios estaban destinados a la intimidad y el reposo.

El Pabellón Real en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

La ubicación del pabellón situado en una posición elevada y con vistas a la alberca y al huerto encajan perfectamente con este tipo de edificaciones, muy habituales en el mundo islámico, donde la arquitectura, el agua y la vegetación se conjugan en perfecta armonía.

La alberca servía para almacenar el agua necesaria para el riego del huerto. Por otra parte, la presencia constante del agua a través de la alberca y los surtidores cumplía una función lúdica y estética, un elemento más que propiciaba el goce de los sentidos. El huerto reproduce, tanto en el sistema tradicional de regadío, como en el tipo de plantas y árboles, un huerto andalusí.

En el punto más elevado del Alcázar, en el vértice sur, se levanta desde época almohade uno de los mayores referentes de este recinto monumental: la Torre Octogonal.

Conocida en otro tiempo como Torre del Oro, nos explica porqué los musulmanes eligieron esta ubicación para construir el Alcázar. Desde aquí se tiene una visión privilegiada de los campos que rodean la ciudad.

Torre en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Más allá de las bodegas de Gonzales Byass están las suaves lomas que ocultan Sanlúcar, Chipiona y Rota.

A su izquierda la Sierra de San Cristóbal, de la que se extrajo la piedra para construir la mayor parte de los edificios jerezanos y que separa la ciudad de El Puerto de Santa María.

Más a la izquierda se puede ver Medina Sidonia perdida entre molinos de vientos y si seguimos hacia la izquierda, la hermosa Sierra de Cádiz, llena de pequeños y preciosos pueblos blancos.

Igualmente desde esta torre se podía establecer también comunicación aérea con los otros cuatro grandes torreones del recinto amurallado. Uno en la esquina de la calle Ancha, igualmente en la Porvera, otro en la calle Muro y otro en la calle Larga, en la actualidad ubicada en el bar La Moderna, de ahí su potencial defensivo. Además había otras torres menores que servían de garita para los soldados que realizaban la ronda por el pasadizo ubicado en la parte superior de la muralla y alcanzaba a dar la vuelta completa del perímetro del recinto amurallado.

Torre en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Todas las torres de la muralla de la ciudad y de las que jalonaban el Alcázar eran rectangulares, excepto esta que nos ocupa y otra situada en los ángulos del recinto amurallado, que son octogonales. En el occidente de Al-Andalus proliferan este tipo de torres poligonales, a las que se les atribuye carácter propagandístico vinculado con el poder almohade y su interés por crear una imagen estatal.

Está construida con la técnica del tapial, al igual que gran parte de la muralla. Esta técnica consiste en un encofrado de madera dentro del cual se vierte y apisona el material, compuesto por una mezcla de arcilla, cal y mortero de arena, cantos rodados, huesos y restos de cerámica. Una vez fraguado el material se retira y se repite en el tramo siguiente del muro.

Desde el punto central de la torre se accede al camino de ronda o adarve, es el paso superior que circundaba todo el recinto del Alcázar discurriendo junto a las almenas de las murallas. Permitía hacer la ronda a los centinelas y distribuir a los defensores.

El agua en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

El aljibe para la cultura islámica en la península ibérica supuso nuevas técnicas de cultivo, importadas desde lugares en los que el agua era un bien muy escaso y preciado. Así se llevó el riego a numerosas tierras, posibilitando la creación de huertos como el que podemos contemplar aquí. El líquido elemento era canalizado mediante acequias que dirigían el agua según las necesidades de los diversos cultivos.

Una de las principales necesidades de un edificio de carácter militar, como en el caso del Alcázar de Jerez, era el abastecimiento de agua, de ahí la importancia del aljibe que se encuentra entre sus muros. Hay evidencias que dejan claro que en otro tiempo hubo un suministro constante desde el exterior, ya que la presencia de unos baños indica que llegaba agua en abundancia.

El gran pozo cercano al muro oriental del recinto hubo de estar alimentado por un acueducto que, casi con total seguridad, recogía el líquido elemento que le llegaba desde el manantial de los Albarizones, ubicado a unos seis kilómetros del casco urbano. Como es lógico en tiempos de guerra el enemigo cortaría el acueducto que alimentaba al Alcázar, algo que queda claro en la estancia en la que estamos.

Los jardines en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Durante la época de dominio cristiano ya no entraba agua en el recinto desde el exterior, hasta el punto que hubo que construir un aljibe para almacenar las aguas pluviales sin importar que al hacer la obra hubiese que condenar la alberca de época almohade. Esto indica que por aquellas fechas toda función áulica palaciega había desaparecido del Alcázar, que ya no era utilizado como palacio.

El aljibe es un sugerente espacio que se cubre por una serie de bóvedas que se sostienen en pilares cuadrados. En origen, las paredes y el suelo estaban recubiertas de un enlucido de cal muy resistente, de modo que el agua no pudiese escapar.

En origen el patio de San Fernando y el Patio de Armas fueron solo uno, que se vio dividido en el siglo XVIII con la construcción del Palacio de Villavicencio, ya que, por aquel entonces, el uso del conjunto pasó a ser meramente residencial.

La presencia de este gran espacio vacío era lógica en un edificio destinado al acuartelamiento de tropas. Durante la Edad Media la guerra se hacía a caballo, de ahí que en los cuarteles hubiese grandes superficies dedicadas a instalar cuadras y almacenes en los que guardar el alimento de los caballos. Estas edificaciones, nada monumentales, estarían fabricadas con madera y en casos excepcionales con mampostería, si bien en ningún caso presentarían excesivas concesiones a la ornamentación. Su misma naturaleza, hizo que con el tiempo fueran desapareciendo dando lugar a estos grandes patios.

Los jardines en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Sabemos que en el siglo XVI, primera época en que el conjunto del Alcázar fue abandonado, ya no existía nada construido en esta zona que, por aquel entonces, se utilizaba como tierra de cultivo.

Debido a la debilidad de la monarquía, muy mermada a causa de las cesiones de poder que hubo de hacer la entronización de la rama bastarda de los Trastámara en la persona de Enrique II, a mediados del siglo XV la nobleza castellana se debatía en cruentas luchas de bandos. Esto tuvo su reflejo en la baja Andalucía, dominada por dos grandes casas señoriales: los Ponce de León, marqueses de Cádiz, y los Guzmán, duques de Medina Sidonia.

Jerez siempre fue ciudad real, pero la nobleza local también se alineó con una de estas dos grandes casas, así que el clima era de tensión generalizada, y consta documentalmente que hubo verdaderas batallas campales en las calles de la ciudad.

En 1471 don Rodrigo Ponce de León, marques de Cádiz, en el marco de estas luchas que mantenía con el duque de Medina Sidonia, tomó por la fuerza Jerez y se hizo fuerte en el Alcázar. Entre esta fecha y 1478, en que fue desalojado del edificio por los Reyes Católicos, hizo una serie de reformas destinadas, por un lado, a hacer más habitable el recinto y, por otro, a mejorar el sistema defensivo, especialmente de cara a la población local, dado el modo en que se había hecho con el poder.

Torre del Homenaje en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Fray Esteban Rallón en el siglo XVII describe muy bien en estas obras:

“En el ángulo entre Oriente y el mediodía está el Alcázar palacio de sus antiguos reyes, fabricado dentro de los muros de la ciudad, cuadrada y cercada de una famosa muralla, que quedo maltratada con un foso que le hizo el marqués de Cádiz, don Rodrigo Ponce de León, cuando gobernaba esta ciudad en tiempo de Enrique IV. El agua que echó en él ofendió los cimientos por algunas partes, tanto que se les han demolido las paredes principales y no han quedado más que los terraplenes tan fuertes que sirven hoy de murallas.

Tenía este caballero poca satisfacción de los xerezanos por haber entrado con violencia en su gobierno y para su seguridad circundó el Alcázar de una cava que hoy dura y labró una torre donde hoy se conserva el escudo de sus armas independiente del Alcázar, tan grande como un palacio con todos sus repartimientos, de modo que cabía en ella una familia tan copiosa como la suya con sus salas y divisiones y en las bóvedas bajas, atahonas, hornos y cocina. Y con una puente levadiza donde se comunicaba con el Alcázar cuya habitación era conforme a la grandeza de sus Reyes con muchas salas, jardines, huertas y baños.”

Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Poco queda de la grandeza descrita por Rallón. Es posible comprobar que la torre que construyó don Rodrigo es una sencilla fábrica de tapias adosada a la primitiva torre almohade. Al interior se disponen cuatro niveles totalmente austeros, deornamentados, lo que hace pensar que en esta construcción primó el carácter defensivo frente al residencial.

Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

En 1644 Felipe IV concedió a Lorenzo Fernández de Villavicencio el título de alcaide del Alcázar. Por aquel entonces el cargo estaba vacío de toda responsabilidad militar, pero llevaba aparejada la tenencia del Alcázar, por lo que la familia Villavicencio pasó a ocupar el edificio.

Comenzaron entonces una serie de reformas que transformaron de manera sustancial el recinto, la más importante fue la construcción de un gran palacio que se apoyaba en una de las torres de origen islámico. Es una obra de mediados del siglo XVIII y un magnifico exponente del barroco local. En el dintel de la puerta principal puede verse el escudo de Castilla y León, porque al fin y al cabo el edificio nunca dejó de pertenecer a la corona. Por eso están en la cornisa los castillos y los leones, como símbolo del poder Real.

En 1794 Carlos IV concedió al entonces alcaide Lorenzo Fernández de Villavicencio el título de duque de San Lorenzo de Valhermoso. Fue esta la época de mayor esplendor del palacio, cuando incluso se representaban óperas italianas en los jardines y lo más granado de la nobleza local acudía a fiestas de ensueño.

Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera (Cádiz)

Pero poco a poco la familia Fernández de Villavicencio fue decayendo, y con ella la magnificencia de su palacio, hasta que a comienzos del siglo XX los duques decidieron abandonarlo, vendiéndoselo a Salvador Díez. Este industrial bodeguero realizó una serie de reformas para adaptar el palacio a un nuevo uso, el de hotel, pero el proyecto nunca llegó a buen fin y a la muerte de don Salvador el edificio quedó cerrado. Fueron largos años de abandono que se llevaron por delante todo vestigio de grandeza del que apenas ha llegado hasta nosotros algún eco.

En cuanto a la distribución del palacio, en la planta baja se encontraban las zonas de trabajo y algunos salones. A la izquierda de la escalera está la puerta de entrada a un salón conocido como “Salón de los Arcos”, aunque no tiene ninguno. La razón es que en este lugar existían dos salones con bellos arcos, cuyas bóvedas se derrumbaron en 1984. Aprovechando esta circunstancia se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas que descubrieron la alberca de los jardines del antiguo palacio almohade.

Vistas desde el Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera

En la segunda planta, que se corresponde con la zona noble del palacio, nos encontramos con salones de gran amplitud e iluminación, que ofrecen bonitas vistas al Patio de Armas y al Patio de San Fernando.

En la tercera planta se exhibe la antigua farmacia municipal del siglo XIX y la cámara oscura, curioso artefacto que nos permite una visión privilegiada de lo que está pasando en ese instante en la ciudad.

En la actualidad los salones del palacio se utilizan para actividades, como exposiciones, conferencias, presentaciones de libros y otros eventos, siempre relacionados con el mundo de la cultura.

La farmacia Municipal del Alcázar Durante el siglo XIX el ayuntamiento gestionó el hospital de Santa Isabel, un hospital municipal en el que se ubicaba una farmacia. Esta farmacia dispensaba medicinas de manera gratuita a aquellas personas que no tenían recursos económicos para pagarlas, con lo que se cumplía una importante labor social.

Farmacia municipal en el Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera

Con la creación de la seguridad social y el actual sistema de prestaciones desapareció la farmacia municipal y todo su instrumental fue guardado. En fechas recientes se ha recuperado todo ese material, exponiéndose en el Alcázar desde el año 2007. Los muebles, de estilo neogótico, son propios de las boticas y reboticas de entonces y pertenecieron a una antigua farmacia de la ciudad situada en el número 73 de la Calle Larga, que hoy ya no existe. Estos muebles han sido restaurados de forma magistral por el técnico Antonio Perdigones Galera.

Los visitantes pueden contemplar los más raros artilugios, como morteros de mármol, bronce y cristal, balanzas de todos los tamaños, probetas, granatorios, microscopios, estufas de cultivo, autoclaves y moldes para píldoras y supositorios.

Farmacia municipal en el Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera

La mayor parte de este aparataje, así como el botamen y los albarelos que componen la colección, fueron adquiridos por el municipio en la segunda mitad del ochocientos. La pieza más antigua de toda colección es un mortero de bronce del siglo XV en el que los farmacéuticos molían los componentes de sus fórmulas.

Cámara oscura Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera

La Cámara Oscura es un sistema de lentes y un espejo basado en un sencillo principio óptico conocido desde la antigüedad y que actualmente, perfeccionado y adaptado, se ha convertido en un interesante atractivo turístico.

Está ubicada en la parte superior de la torre del palacio, y su funcionamiento es parecido al de una cámara fotográfica. Dentro de una sala (que tiene que estar completamente oscura y pintada de negro) hay una pantalla cóncava entorno a la cual se ubican los visitantes. En la azotea de la torre está instalado el sistema óptico, compuesto de un espejo y un par de lentes de gran precisión. Cuando se abre el espejo, la luz del sol entra por la ventana, pasa a través de las lentes y se refleja sobre la pantalla. Junto con la luz del sol se reflejan imágenes en vivo y a tiempo real de todo lo que hay y sucede en el exterior. Como además el espejo gira sobre sí mismo, durante la visita, haremos un giro de 360º entorno a la ciudad.

Cámara oscura Palacio Villavicencio en el Alcázar de Jerez del Frontera

Un guía les irá explicando lo que aparece ante sus ojos: monumentos, las grandes bodegas, el entramado de calles del Jerez histórico, conventos, iglesias, torres y espadañas.

Se puede decir que es una impresionante y agradable forma de hacer un recorrido por la ciudad sin salir del Alcázar. La visita es siempre guiada. Las sesiones tienen una duración de unos 20 minutos, y pueden ser en distintos idiomas. Tanto el horario como el idioma de las mismas se irán estableciendo en función de la llegada de los visitantes. (Para grupos hay que reservar previamente). Tiene un aforo máximo recomendado de 16 personas por sesión.

Las vistas son privilegiadas, dado que el alcázar está ubicado en la máxima elevación del casco histórico, sobre una colina. Y la cámara se sitúa en la torre del palacio, por lo que podemos observar desde esa altura toda la ciudad y la fértil campiña jerezana.

La Parra Vieja en Jerez del Frontera

Aquí damos por finalizada la visita al Alcázar, son las 14,00 horas, hora de comer. En estos momentos recordamos un sitio que hemos visto esta mañana, tenia unos menús aceptables y el sitio era muy bonito. Se trata del restaurante La Parra Vieja, está ahí desde 1886.

Marchamos andando hasta la calle de San Miguel y tomamos mesa en la Parra Vieja , la imagen que nos ofrece es la de un antiguo tablao flamenco convertido en restaurante. La carta tiene 8 platos de primero y 12 segundos con pan y bebida + postre, el precio es imbatible 8 euros.

Dicen que es el bar más antiguo de Jerez y mantiene su encanto: Azulejos de colores en las paredes, un vistoso botellero de madera que corona la barra, también de este material enriquecido con unos posa brazos, columnas de hierro forjado o una bonita luz que entra desde un patio interior. Todavía conserva algunas parras de decoración que hacen honor a su nombre.

Plaza de Mamelón en Jerez del Frontera

El resto de la tarde la dedicamos a las compras, vemos como en algunos bares como La zambomba es la expresión más genuina de la Navidad jerezana y se constituye en el principal argumento en el que se sustenta la convivencia y la participación inherentes a estas fiestas, según se viven en Jerez. Los vinos de la tierra, la repostería tradicional y los villancicos ‘aflamencados' son los ingredientes de las zambombas que en estos días se celebran por cualquier rincón de la ciudad.

La navidad en nuestra autocaravana en Jerez del Frontera

Los orígenes de esta peculiar fiesta navideña se localizan en las convivencias que se organizaban en los patios de las casas de vecinos, donde se compartían viandas, vinos y cantes cuyas letras y ritmos formaban parte de la cultura popular. Pero en Jerez, la mezcla de esos compases tuvo en el flamenco su hecho diferenciador. Así, hoy en día, la zambomba jerezana es seña de identidad de esta tierra.

Marchamos andando como ayer hasta la plaza del Mamelón donde se encuentra la parada del bus nº 17 Santo Domingo II (GPS N 36.687498 W 6.137129) que nos conduce hasta el edificio de Correos Parque Empresarial en la avenida de la Ilustración. Desde aquí son 200 metros andando hasta el área de Autocaravanas de Jerez.

Aprovechando que estamos en el área de autocaravanas de Jerez, antes de partir, hacemos un reset a la autocaravana: vaciamos las aguas, llenamos los depósitos.

Enseguida marchamos, hemos dejado en Jerez muchas cosas por ver: la pinacoteca de las Bodegas, el museo arqueológico, la cartuja, la iglesia de san Mateo y sobretodo empaparnos de flamenco. Estamos seguros que Jerez hubiera dado para otros dos días más. Bueno! lo aplazamos para otra ocasión.

Nuestro siguiente destino es la ciudad de Cádiz, tardamos poco menos de una hora en llegar, lo hacemos por el nuevo puente de Cádiz, hacemos una grabación del tramo entero y lo hemos subido a Youtube:

Vídeo del Puente de la Constitución 1812 de Cádiz

El puente de la Constitución de 1812 (denominado en un principio puente de la Pepa ) es un puente atirantado que cruza la bahía de Cádiz, dando acceso a Cádiz desde el continente, siendo el tercer acceso a la ciudad, después del enlace por el istmo de San Fernando y del puente Carranza. El puente es la continuación de la autopista del Sur, formando parte integrante de la autovía de Acceso a Cádiz, siendo responsable de ésta el Ministerio de Fomento del gobierno estatal. El tablero se reparte entre la autovía de doble calzada (dos carriles por sentido) y otra calzada reservada para el transporte público.

Parking del muelle del puerto de Cádiz

El puente se empezó a construir en 2008 y fue abierto el 24 de septiembre de 2015. Una vez inaugurado se convirtió en el puente de mayor luz de España con 540 metros. Considerando los puentes atirantados sería el tercero de mayor luz de Europa, después del puente de Normandía (856 m) y el de Rio-Antirio (tres vanos de 560 m). La obra total se compone del puente sobre la bahía, con una longitud total de 3092m, 1440 de los cuales sobre el agua, más el Viaducto Río San Pedro de 796m. Con los accesos a los puentes, la obra se extiende a lo largo de 5 Km.

El proyecto fue redactado por el ingeniero Javier Manterola y ha sido ejecutado por la empresa española Dragados. El costo total del proyecto fue de 511 millones de euros.

Nuestro destino es el parking del muelle de la ciudad de Cádiz para autocaravanas situado en el mismo el Puerto de Cádiz ( N 36.537639 W 6.290114). Se halla en el paseo Almirante Pascual Pery, 4. Precio autocaravanas 3,10 € diarios.

Nos cuesta mucho trabajo encontrar la calle de acceso al parking, nos parece liosa y además no nos ayuda nada el TomTom. Una vez dentro buscamos un buen emplazamiento para tener una buena recepción de televisión. sin conseguir una señal óptima.

Nuestra trabajo encontrar la calle de acceso al parking, nos parece liosa y además no nos ayuda nada el TomTom. Una vez dentro buscamos un buen emplazamiento para tener una buena recepción de televisión, sin conseguir una señal óptima.

Día 5 de diciembre (jueves)
Ruta: Cádiz- Medina Sidonia Km 43 tiempo estimado 45 minutos.

La noche ha sido tranquila, apenas hemos escuchado ruido, estamos en un sitio muy recomendable, desayunamos tranquilamente y salimos para descubrir la ciudad milenaria de Cádiz.

Monumento a la Constitución 1812 en Cádiz

Marchamos hacia el Monumento a la Constitución de 1812, se encuentra situado en la plaza de España (GPS N 36.535132 W6.293053). En estos momentos esta llena de turistas que inician la visita a la ciudad de Cádiz como nosotros hacemos.

La historia comienza con la dominación de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), la Junta Central de Gobierno se traslada; a la ciudad de Cádiz atendiendo principalmente a dos motivos: el ambiente liberal que se respiraba en la ciudad y las murallas que convertirían la ciudad en una gran fortaleza. El ejercito francés sitio la ciudad en febrero de 1810, retirándose el 24 de agosto de 1812, tras varios ataques infructuosos.

El 24 de septiembre de 1810, se reunieron las Cortes en la Isla de León (San Fernando). Posteriormente, las Cortes Españolas se trasladaron a Cádiz donde se reanudan las sesiones y se aprueba la Constitución de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”.

Aunque el monumento tardo en realizarse su construcción fue entre los años 1912 y 1929, pese a que tenía autorización del B.O.E y su realización por el Municipio Gaditano al Congreso Nacional con fecha 27 de marzo de 1812. La petición fue leída y aprobada en la sesión de las Cortes que tuvo lugar al día siguiente, convocando el Ayuntamiento de Cádiz un concurso de proyectos en abril de ese mismo año. Sin embargo, a consecuencia de la inestabilidad política y del desgaste económico y humano provocado por las sucesivas guerras, pasarán cien años para que pueda llevarse a cabo la construcción del Monumento.

La Agricultura Monumento a la Constitución 1812 en Cádiz

Posteriormente, en 1910 la Comisión Provincial de Monumentos y la Real Academia Hispano-Americana de Cádiz piden al Gobierno que cumpla lo acordado, para lo cual, en 1911 se convocó en Madrid un nuevo certamen, exigiendo la convocatoria que para su realización fueran asociados un arquitecto y un escultor, estableciéndose el premio en un millón de pesetas.

El concurso lo ganó el Proyecto presentado por el arquitecto Modesto López Otero y el escultor Aniceto Marinas García. Según consta en un artículo publicado en la Revista “Raza” en 1919, ambos autores leyeron, en repetidas ocasiones, la Constitución para conseguir la necesaria inspiración con la que realizar el Monumento.

Conmemoran la Constitución de 1812, conjunto de grandes proporciones diseñado por el escultor Aniceto Marinas y el arquitecto Modesto López Otero en 1911. Tiene forma de hemiciclo hacia el muelle, como si fuese un intento de puerta monumental a la ciudad desde el mar, y una metáfora visual de la Cámara Legislativa.

Su estructura está formada: en su plano inferior, por el hemiciclo y un sillón presidencial vacío. Diversas inscripciones jalonan la parte alta de este hemiciclo. En cada brazo aparecen las estatuas ecuestres de la paz y la guerra, en bronce.

Ciudadanía en el Monumento a la Constitución 1812 en Cádiz

En el eje central diseñado de forma tal que articula simétricamente el monumento, como presidiendo el conjunto, sobre un pedestal una escultura de una matrona vestida con túnica cuyos atributos permiten significarla como el símbolo de la Constitución que refrenda el rótulo que aparece debajo de la imagen: CONSTITUCIÓN.

Aparece con unos atributos que simbolizan la época de la Constitución, la ley escrita en la mano derecha, y la Guerra , la espada en la izquierda.

En el prendedor o broche que recoge en el pecho los pliegues de su túnica, figura el escudo de la nación española. Lleva el cabello recogido y cubierto por un casco, rematado por una pequeña figurita semejante a la que aparece en la parte superior del Monumento que es símbolo del poder y la justicia.

La escultura de la matrona que preside el conjunto observamos que se apoya sobre un pedestal que sostiene un basamento prismático en cuya cara frontal aparece el rotulo CONSTITUCIÓN y escudo de España. Delante un sillón vacío del rey Fernando VII.

La representación de este sillón vacío y las tres flores de lis que aparecen en el respaldo simbolizan o representa la ausencia del rey, que está en el exilio porque el rey de España estaba secuestrado por Napoleón en Francia.

Símbolo de la Guerra en el Monumento a la Constitución 1812 en Cádiz

Arriba y detrás, en el basamento de forma prismática que sirve de base a la escultura de matrona el escudo de España existente en la época de las Cortes.

A la izquierda se representa un conjunto escultórico que significa la agricultura era un tema relevante, de gran importancia que ocupa un papel muy importante en el orden social y económico de nuestro país.

La reforma de la agricultura, principal recurso de la economía española del momento, fue una de las principales cuestiones de los debates de las Cortes de Cádiz.

La iconografía se representa por grupo de figuras que simbolizan a la agricultura. Dos bueyes tiran de un carro triunfal presidido por una figura femenina, coronada de espigas, con el cuerno de la abundancia lleno de frutos. Esa figura se corresponde con la diosa latina Ceres, que enseñó a los hombres a sembrar y cultivar la tierra; a su lado la acompaña una mujer con paso decidido, mientras que otra, sentada sobre uno de los bueyes, amamanta a su hijo, como símbolo de la fecundidad de la tierra. En primer plano, presidiendo el grupo, avanza un campesino llevando sobre su hombro aperos de labranza.

El lateral izquierdo muestra un altorrelieve en el que se representa la jura de la Constitución por los diputados el 19 de marzo de 1812, antes de su solemne promulgación. El personaje central es el secretario de Las Cortes, que se dirige a los diputados invitándoles a jurar sobre los Santos Evangelios.

Símbolo Hércules el Monumento a la Constitución 1812 en Cádiz

El grupo escultórico situado en el lado derecho simboliza y representa a la ciudadanía que está formada por personajes de distinta clase social que marchan a la guerra. Esta composición parece inspirarse en los ideales de la Revolución Francesa, presentes en los discursos de los diputados de las Cortes y en el texto de la Constitución.

Analizando el conjunto podemos describirlo señalando que aparece una figura femenina con el cabello suelto guía, con impetuosa actitud, un caballo al que sujeta por las riendas. Sobre éste va un jinete erguido vestido con casaca. A ambos lados, otros personajes a pie forman un cortejo que acompaña al principal: por un lado, un soldado tocando un tambor y un abanderado llevando una gran bandera que ondea airosa tras el caballo; por el otro, una mujer con un niño en brazos despide al marido que marcha a la guerra.

En la parte baja derecha, sobre el friso se representa la Junta de Defensa de Cádiz en el momento de contestar al ultimátum que el mariscal Soult, al frente del ejército francés, había enviado a Cádiz, solicitando la rendición de la ciudad al rey José Bonaparte.

Casa Cuatro Torres en Cádiz

Vamos andando hasta la plaza de Arguelles donde en el número 4 se halla la Casa de las Cuatro torres (GPS N 36.535960 W 6.293798). Destaca por su diseño, la casa está rematada con las peculiares torres miradores gaditanas en sus cuatro esquinas y se caracteriza por la decoración en almagra pintada y la incorporación de elementos arquitectónicos marcadamente gaditanos: bóvedas, cúpulas, tragaluces, merlaturas, aljibe… Como en la fecha de construcción del edificio las ordenanzas urbanísticas prohibían que las casas tuvieran más de una torre mirador el propietario hizo construir cuatro casas independientes dentro de un mismo edificio.

Construida entre 1736 y 1745 como uso residencial en la que muchas habitaciones estaban alquiladas durante largo tiempo a personas que esperaban en la ciudad la salida de sus barcos hacia América, pero también era una casa para trabajar, cerrar acuerdos comerciales o almacenar pertrechos.

Monumento a Francisco de Miranda en Cádiz

En el centro de la plaza se encuentra el monumento que inmortaliza a Francisco de Miranda (GPS N 36.535794 W 6.293935); se levanta en plaza de Arguelles de Cádiz.

Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza, conocido como Francisco de Miranda (Caracas, 28 de marzo de 1750-San Fernando, provincia de Cádiz, 14 de julio de 1816), fue un político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano considerado El Precursor de la Emancipación Americana contra el Imperio español.

Nave del Convento de San Francisco en Cádiz

Desde aquí, seguimos andando hasta la plaza de San Francisco (GPS N 36.534593 W 6.295989), se halla el Convento de San Francisco.

El convento de San Francisco fue fundado en 1566 y en el siglo XVII fue reedificado. Durante el siglo XVIII se le realizó una reforma importante, bajo la dirección de José Francisco Badaraco, que confirió a la iglesia su fisonomía barroca actual. Dicha reforma encubre, a través de yeserías y bóvedas encamonadas, distintos elementos constructivos antiguos.

El antiguo convento de San Francisco ocupaba el actual Museo de Cádiz, con huerto en la actual plaza de Mina y compás en lo que hoy es la propia plaza de San Francisco. Tras la desamortización, se redujeron bastante las dependencias conventuales, que están formadas actualmente por el claustro de planta rectangular manierista y la iglesia. Este convento tuvo una gran importancia en su tiempo, en la formación y envío de frailes hacia América, entre ellos el célebre fray Junípero Serra.

Convento de San Francisco en Cádiz

La planta de la iglesia es de cruz latina. Se compartimenta en tres naves de las cuales la central posee mayor altura. Las cubiertas son de varios tipos. La capilla de los portugueses, en la nave de la epístola posee bóveda poligonal sobre trompas, en la misma nave de la capilla de los cántabros se cubre con bóveda esquifrada, a ésta capilla se abre igualmente la puerta dedicada a San Antonio de carácter muy barroco, la central tiene cubierta de cañón formando lunetos donde se abren las ventanas. Esta se refuerza por arcos fajones. El crucero presenta en el transcepto una cúpula sobre tambor con dos cuerpos, ambos pueden ser reconocidos por un balconaje fíneo. Los brazos de un crucero se cubren así mismo con cúpulas, pero en ésta ocasión, al igual que en la principal, son sustentadas por pechinas.

De su interior destaca su retablo mayor de finales del XVIII, obra de 1763 de Gonzalo Pomar de estilo rococó en madera dorada, así como el Cristo Crucificado de la Veracruz , que algunos estudiosos suponen traído a la ciudad desde Nápoles en el año 1733.

Retablo del Convento de San Francisco en Cádiz

El ingreso se hace por la ya comentada portada de San Antonio y por otra de igual barroquismo que se sitúa a los pies de la iglesia, en ésta última hay en su pilastra una moldura que forma un arco partido para dar lugar a la colocación del escudo de la Orden , sobre ésta se abre la hornacina rematada con arco de medio punto tras el cual aparece la ventana de fachada enmarcada por molduras de carácter muy barroco. El tejado a dos aguas.

En el convento, destacan las escaleras con cúpulas decoradas y el claustro, donde se puede apreciar un forjado de madera de muy buena factura. Las cuatro puertas tienen columnas toscanas soportando arcos de medio punto.

De su apariencia primitiva sólo se conserva la capilla de bóveda esquilfada que da a la puerta lateral y la capilla de la Virgen de la Paz. El templo es de planta rectangular con una sola nave y capillas laterales.

Nave de la Iglesia de San Agustín de Cádiz

Seguimos andando hasta que llegamos a la calle de Rosario, 20 donde se halla la iglesia de san Agustín (GPS N 36.531993 W 6.294209); visita en horario Martes a Viernes de 10.00 y 20.00h. Domingos a las 10.00, 12.00 y 20.00h.

La iglesia de San Agustín de Cádiz forma parte del antiguo Convento de San Agustín, del que en la actualidad sólo se conservan el claustro, junto con algunas dependencias, y esta iglesia, situada en esquina hacia la mitad de la popular Calle de San Francisco.

Las obras de este conjunto religioso comenzaron en 1617, y se finalizaron treinta años después, en 1647.

Es este un templo compuesto por tres naves con amplio crucero cubierto con cúpula sobre pechinas, que cuenta con capillas adosadas fundadas por conocidas familias de comerciantes gaditanos.

Exteriormente destaca su portada de mármol realizada en el año 1647 en estilo manierista. Se trata de una magnífica portada en dos cuerpos de altura, donde el inferior presenta una amplia puerta adintelada flanqueada por parejas de pilastras cajeadas sobre pedestal único que soportan un entablamento corrido que sirve de arranque para el segundo cuerpo. Éste queda formado por un frontón curvo partido en cuyo centro se alza un pequeño retablo centrado por la imagen de su titular, San Agustín, alojado en una hornacina avenerada. Una serie de bellos elementos decorativos, donde destacan los altos pináculos piramidales, se despliegan por la superficie de esta portada, una de las más conseguidas de la arquitectura manierista en Cádiz.

Cristo de la Buena Muerte en la Iglesia de San Agustín de Cádiz

En el interior cuenta con un Retablo Mayor de estilo neoclásico, obra del arquitecto Pedro Ángel Albizu, con imágenes del siglo XVII y pinturas de Domingo Álvarez Enciso. Posee además importantísimas imágenes procesionales, como son el Cristo de la Buena Muerte, atribuido por algunos autores a Martínez Montañés y por otros a Alonso Cano, y el Cristo de la Humildad y Paciencia, obra de Jacinto Pimentel.

El amplio claustro del convento contiguo a la iglesia pertenecía hasta hace poco tiempo al Instituto de Enseñanza Nuestra Señora del Rosario, y presenta similares características estilísticas que aquella, con cuatro importantes pórticos de columnas de mármol de orden toscano, con cuerpos superiores de huecos adintelados a modo de balcones.

La pieza más importante es la talla del Cristo de la Buena Muerte, crucificado de madera policromada, realizada en 1649. Esta preside la capilla del enterramiento de los frailes del convento al que pertenecía la iglesia. Está considerada una de las obras cumbres de la escultura española del siglo XVII.

San Nicolás en la Iglesia de San Agustín de Cádiz

Seguimos hasta la plaza de San Juan de Dios, en el centro nos recibe el monumento a Segismundo Moret (GPS N 36.530279 W 6.292227), se inauguró el 28 de noviembre de 1909, en la Plaza de San Juan de Dios, denominada entonces “Plaza de Isabel II”.

Es la obra póstuma del escultor Agustín Querol y Subirats, y está compuesto de basamento de mármol, fuste y estatua de bronce.

Monumento a Segismundo Moret de Cádiz

Bajo la figura de Moret en pie ante un sillón, se ven esculpidas en el fuste, en alto relieve, alegorías a sus cualidades y que se leen por los cuatro costados:

PATRIOTISMO. LIBERTAD. LEALTAD. ELOCUENCIA

En la cara de la base lleva una gran cartela, biselada, con estas letras bronceadas:

CÁDIZ A MORET

A la espalda:

ESTE MONUMENTO FUE ERIGIDO POR SUSCRIPCION POPULAR INICIADA POR EL EXCELENTISIMO AYUNTAMIENTO A PROPUESTA DE SU ALCALDE PRESIDENTE EXCMO. E ILMO. SR. DON CAYETANO DEL TORO Y QUARTIELLERS. AÑO 1906

Entonces lo rodeaban completamente unos inmensos escalones de blanco mármol y una balaustrada primorosamente labrada.

En el Museo Histórico Municipal existe una reproducción del mismo, en su versión original, hecha por Antonio Benítez (hijo), en madera y barro, donada por Cayetano del Toro.

Plaza de San Juan de Dios de Cádiz

Durante el reinado de Amadeo I Segismundo fue ministro de Ultramar y ministro de Hacienda; durante el reinado de Alfonso XII, ministro de Gobernación; durante la regencia de María Cristina de Habsburgo, ministro de Estado, ministro de Fomento, nuevamente ministro de Gobernación y ministro de Ultramar; y finalmente, durante el reinado de Alfonso XIII, ministro de Gobernación, presidente del Consejo de Ministros y presidente del Congreso de los Diputados.

El arco del Pópulo de Cádiz

Llegamos a la calle Fabio Rufino y atravesamos el arco del Pópulo es la primitiva Puerta del Mar (GPS N 36.529448 W 6.293657), pues por ella se accedía a la zona portuaria, y estaba flanqueada por dos cubos. A comienzos del siglo XVII se construyó ante ella la capilla de Nuestra Señora del Pópulo, que le ha dado el aspecto de pasadizo que presenta en la actualidad. Las características del paramento interior coinciden con las técnicas edilicias de las murallas islámicas de los siglos X y XI, mientras que el arco, enjarjado, es muy posible que originalmente fuese de herradura. La disposición de sus dovelas permite situarlo en el siglo XII, en época almohade, como todo el perímetro murado original.

Seguimos andando hasta la preciosa plaza de la Catedral, donde se encuentra el edificio religioso más grande Cádiz (GPS N 36.529386 W 6.294836). Horario: lunes a sábado: de 10:00 a 16:30; El precio es de 6€, incluye: Visita de la Catedral , Cripta, Coro, Sacristía, Casa de Contaduría (Lugar donde se encuentran los tesoros de la Catedral )

Catedral de Cádiz

Torre del Reloj (Parte alta de la Catedral desde donde se puede contemplar la mejor panorámica de la ciudad de Cádiz)

El aumento progresivo de la actividad comercial del puerto gaditano tras el descubrimiento de América y en consecuencia el aumento de población, fue evidenciando a lo largo de los siglos XVI y XVII la necesidad de construir una nueva catedral de mayores proporciones y esplendor acorde con la situación de prosperidad económica que vivía la ciudad. El traslado de la sede del monopolio desde Sevilla en 1717 afianzó a Cádiz como cabecera en el control del comercio americano y no es casualidad que las obras de la nueva catedral comenzaran en 1723 según el proyecto inicial de Vicente Acero.

La construcción de un edificio de grandes proporciones era problemática en una ciudad en plena expansión con un territorio urbanizable muy limitado. Se eligió ubicarla no lejos de la antigua catedral en el lado occidental de la villa medieval, ocupando parte del caserío del arrabal de Santiago.

Fue necesario comprar y derribar una serie de edificios para conseguir espacio suficiente donde construir la nueva catedral. En el siglo XIX se derribaron otros situados ante la fachada principal del templo para abrir una plaza. La huella de esta operación urbanística aún se puede observar en la medianera de un edificio situado en la calle Vicente Acero.

Portada de la Catedral de Cádiz

En 1721 se presentaron distintos proyectos entre los que se eligió el de Vicente Acero, arquitecto que había trabajado con Hurtado Izquierdo en la catedral granadina y que había dirigido también las obras de la catedral de Guadix.

El diseño de Acero consistía de un templo de tres naves con potente girola en su cabecera. En alzado tendría igual altura que longitud su planta, con esbeltas torres y cúpulas sobre el presbiterio y crucero, que conseguían una monumentalidad excepcional como reflejo del poder económico de la burguesía gaditana. La influencia del diseño para la catedral de Granada de Diego de Siloé es patente en la obra de Acero, fundamentalmente en el desarrollo de la capilla mayor concebida como una gran rotonda.

Lo más llamativo del proyecto es el fuerte movimiento que domina toda la construcción, tanto en el interior como en el exterior, fundado en el original diseño de los pilares con columnas adosadas dispuestas de forma oblicua a las naves y paredes del templo. La fachada principal, articulada en tres cuerpos de perfil cóncavo-convexo, se enmarca por dos torres de planta octogonal, con cuerpos de campanas rematados por chapiteles bulbosos. La cúpula que cubría el crucero era casi tan alta como las torres, con un elevado tambor y linterna de remate también bulboso.

Torre de la Catedral de Cádiz

En 1723 se colocó la primera piedra, comenzando las obras por la cripta, única zona de la catedral realizada íntegramente por Vicente Acero. Ocupa el subsuelo de la cabecera del templo, con una gran rotonda cubierta por bóveda casi plana bajo el presbiterio y de la que parten en forma radial una serie de dependencias unidas entre sí. Es una construcción en la que el arquitecto demuestra su profundo conocimiento y dominio de la técnica de la cantería, especialmente en el diseño de las techumbres, en las que utilizó únicamente sillares de piedra ostionera colocados a hueso.

Cuando los muros de la iglesia apenas comenzaban a elevarse se planteó un grave problema en la cimentación de la fachada principal y fundamentalmente de la torre de poniente. Casi todo el terreno ocupado por la catedral es de roca, pero en esa zona se dio con el borde del primitivo canal que cruzaba en la antigüedad la ciudad desde la plaza de San Juan de Dios hasta la playa de la Caleta. Los enfrentamientos con el cabildo sobre la forma adecuada de cimentar y las dudas sobre su seguridad debido a la gran altura del templo, llevaron a la ruptura total en 1729, marchando definitivamente Acero a Sevilla para trabajar en la construcción de la Fábrica de Tabacos.

Nave de la Catedral de Cádiz

El 1732 el cabildo nombró Maestro Mayor de las obras a Gaspar Cayón, arquitecto que había dirigido la construcción de la catedral de Guadix. Cayón realizó un nuevo plano en el que incorporó una capilla sacramental, pero fundamentalmente siguió el proyecto original de Acero. Tras largos años de trabajo y altibajos en la construcción por cuestiones económicas dejó las obras en 1759 por motivos de edad. Le sustituyó en el cargo su sobrino Torcuato Cayón, que introdujo importantes reformas en el proyecto original.

Los cambios esenciales del nuevo proyecto afectaron fundamentalmente a la altura de las torres y cúpula, así como a algunos aspectos decorativos, enseñados bajo la influencia clasicista que se iba imponiendo durante la segunda mitad del siglo XVIII.

Tras la muerte de Torcuato Cayon en 1783 se hizo cargo de las obras Miguel de Olivares. Una serie de disputas entre arquitectos y eruditos de la ciudad sobre cómo continuar los trabajos llevaron a que el cabildo solicitara a la Academia de San Fernando de Madrid que enviara una comisión para solucionar el problema, fundamentalmente en cuanto al diseño para la terminación de la cúpula, torres y cuerpo central de la fachada principal. La Academia envió al teniente de arquitectura de S. M. Manuel Machuca, que fue nombrado arquitecto Mayor de la catedral por Carlos IV en 1790. Con ello se garantizaba la terminación según los gustos clasicistas de la corte del edificio catedralicio, cuyas fases barrocas habían sido duramente criticadas.

Nave de la Catedral de Cádiz

A finales de siglo se suspendieron las obras tras una serie de problemas, fundamentalmente económicos, que impidieron su reanudación hasta que en 1832 es nombrado Maestro Mayor Juan Daura. A él se debe el cierre del tramo de la nave central que permanecía abierto y el diseño de una nueva cúpula mucho más modesta por la escasez de recursos económicos. También diseñó la sacristía. En 1838 se consagró la catedral a falta de la finalización de las torres, que serían terminadas por Juan de la Vega en 1853 según el proyecto de Machuca.

El proyecto inicial de Vicente Acero condicionó todo el desarrollo de la obra y los proyectos posteriores no pudieron con el dinamismo de formas que se derivan de la planta. La fachada principal se articula en tres cuerpos de plantas cóncavas y convexas con pilastras cajeadas de capitel jónico, flanqueados por dos torres octogonales. El cuerpo central está rematado por un cascarón con casetones coronado por un frontón triangular, en él que se sitúa la portada principal realizada en mármol con dos cuerpos. El inferior tiene vano de medio punto entre columnas pareadas de capitel compuesto y fustes decorados sobre pedestales. El segundo cuerpo tiene vano adintelado también flanqueado por dos pares de columnas con capitel compuesto y fuste decorado, que sostienen un frontón triangular. A sus lados se sitúan las esculturas de San Servando y San Germán patronos de la ciudad.

Nave de la Catedral de Cádiz

Las portadas laterales, dedicadas a San Pedro y San Pablo, tienen baquetones mixtilíneos sobre los que se disponen complejos frontones que albergan jarros de azucenas, símbolo de la pureza de la Virgen.

Otras puertas de pequeñas proporciones como las que dan acceso a las torres son simplemente decorativas. Sobre ellas hay relieves que representan el escudo papal y el de la catedral.

Las torres tienen tres cuerpos, el primero con almohadillado dispuesto en forma de machón en sus ángulos con óculos y vanos adintelados enmarcados por almohadillados rematados por frontones curvos o triangulares. El segundo cuerpo alcanza la altura del central de la fachada y se resuelve de forma sobria alternando vanos adintelados con frontones curvos en sus frentes. El tercer cuerpo, el de campanas, evoca un templete clásico con columnas de capitel compuesto y fuste liso.

Las fachadas laterales tienen portadas similares en los extremos del crucero dedicadas a San Servando y San Germán que repiten líneas movidas como la fachada principal y se estructuran en dos cuerpos, el primero con gran vano adintelado enmarcado por baquetón mixtilíneo a cuyos lados van pilastras cajeadas de capitel corintio entre las que se disponen hornacinas, y el segundo con vano de arco escarzano enmarcado por molduras con remate en frontón triangular. A ambos lados se repiten pilastras similares a las del cuerpo inferior. En la fachada de poniente, calle Vicente Acero, se puede observar con claridad que hay zonas inacabadas, porque allí se iban a construir la capilla sacramental y el claustro.

Trascoro de la Catedral de Cádiz

El templo, como ya hemos indicado, tiene tres naves y cabecera con girola. Las naves están separadas por pilares con columnas adosadas, casi exentas, de capitel corintio y fuste estriado; sobre ellas va un entablamento con cornisa muy saliente que repite el movido perfil de los pilares. En las naves trasversal y central hay un segundo cuerpo que sustituye las columnas por pilastras, solución que evoca la siloesca para la catedral de Granada.

Las naves laterales tienen capillas coincidiendo con los espacios que hay entre los pilares. En ellas se acentúa aún más el dinamismo del espacio arquitectónico. Los extremos de la nave trasversal se cierran en semicírculo y en la girola se abren también capillas que se van adaptando a los espacios delimitados por los pilares. El lugar más destacado del templo es el presbiterio de planta circular abierto a la girola por pilares que cambian el color de sus columnas adosadas para dar majestuosidad al espacio. Las paredes de los pilares se recubren de taraceas de mármoles policromos. Se abre a la nave principal por un gran arco de perfil ondulado para adaptarse a la anchura de la nave central. Tras el presbiterio, en el eje del templo, se sitúa la capilla de las reliquias.

Esculturas de la Catedral de Cádiz

La Catedral Nueva de Cádiz, como es usual en este tipo de edificios, cuenta con un importante conjunto de elementos artísticos que enriquecen su arquitectura o constituyen, como objetos de culto, piezas destacadas de sus capillas y dependencias.

La construcción del edificio debió generar una demanda no sólo de buenos canteros, sino de escultores capacitados para ejecutar el repertorio decorativo de determinadas zonas de la estructura arquitectónica. Conocemos algunos nombres del siglo XVIII, como Carlos Vargas, autor en 1735 de los relieves de las pequeñas puertas situadas junto a las entradas laterales de la fachada principal, y Cayetano Acosta, escultor de origen portugués que permaneció unos años en la ciudad antes de afincarse definitivamente en Sevilla. Él se encargó de tallar la mayoría de los capiteles corintios del interior, las quicialeras de la Portada principal, el relieve del techo del pasillo de la sacristía, etc.

Esculturas de la Catedral de Cádiz

A mediados del siglo XVIII, cuando aún quedaba gran parte del edificio por cubrir, se abrió al culto la capilla de la Asunción, presidida por un retablo de mármoles con columnas salomónicas. Ha sido considerado por algún autor como diseño de Gaspar Cayón y por otros como obra de origen italiano, al igual que la Virgen de la Asunción también de mármol ubicada en él.

A partir de la consagración del templo en 1838, se incorporan otros elementos de nueva construcción como los púlpitos o la reja del coro, diseñados por el arquitecto isabelino Juan de la Vega y el tabernáculo, realizado según proyecto de Manuel Machuca por el escultor José Frapolli bajo la dirección de Juan de la Vega. El sagrario y expositor de bronce, cobijados en el tabernáculo fueron diseñados por Juan Rosado. También se realizaron algunos retablos, los del Beato Diego y los Patronos, siguiendo esquemas clasicistas característicos de finales del siglo XVIII.

Entre las pinturas realizadas para la catedral se encuentran las que decoran el presbiterio y algunos lienzos situados en capillas o en el crucero, casi todos procedentes de miembros de la escuela de Bellas Artes. José García Chicano realizó el San José que preside una capilla, Victoria Martín un San Lorenzo, Antonio Quesada una copia del Santo Tomás de Villanueva de Murilio y Joaquín Fernández Cruzado el Santo Ángel de la Guarda y San Benito.

Pinturas de la Catedral de Cádiz

Pero la mayoría de las pinturas y esculturas del templo catedralicio tienen distintas procedencias. Las fechas de la consagración de la catedral, 1835, no eran propicias para plantearse conseguir el patronazgo sobre las capillas de instituciones o familias importantes que aportaran su capital y así sufragan los gastos de ornato relacionados con su acondicionamiento al culto.

Una de las principales fuentes de abastecimiento fue la propia catedral vieja, que se vio pronto despojada de muchos de sus retablos, pinturas, esculturas, coro e, incluso, de su gran portada lateral, realizada en mármol a finales del siglo XVII por el genovés Esteban Frugone. Las esculturas que formaban parte de ella se encuentran distribuidas en distintos lugares de la nueva catedral: Santiago sobre la bóveda del presbiterio, el Salvador presidiendo la fachada, sobre el frontón central, los patronos integrados en la portada principal, y San Pedro y San Pablo en el interior.

Proceden también de la catedral vieja varias esculturas de mármol ubicadas originalmente en el retablo de los genoveses, fechado en torno a 1671. San Lorenzo y San Bernardo se colocaron en la capilla de San Benito, San Jorge y San Juan Bautista en la de San José. Las tallas procesionales de los patronos de la ciudad, San Servando y San Germán, fueron encargadas en 1787 por el ayuntamiento a la escultora sevillana Luisa Roldán, que se encontraba en la ciudad desde hacía un tiempo trabajando en el monumento de Semana Santa. La Roldana realizó estas dos interesantes esculturas siguiendo un diseño de su padre Pedro Roldán, y fue su marido Luis Antonio de los Arcos el encargado de la policromía.

Esculturas de la Catedral de Cádiz

Las pinturas procedentes del viejo templo son también diversas, entre ellas algunos lienzos del siglo XVII. De origen italiano es uno de San Sebastián de vigorosa composición, realizado en 1621 por el pintor genovés Andrea Ansaldi. De escuela sevillana son Pablo Legot y Cornelio Schut. El primero, autor de la Adoración de los Reyes (hacia 1642), nació en Luxemburgo, se afincó en Sevilla y posteriormente en Cádiz, donde alternó su actividad como pintor con el cargo de Alguacil fiscal del Real Almirantazgo. Su obra aparece vinculada a la corriente naturalista introducida por Roelas, utilizando en sus cuadros fuertes contrastes de clarooscuro y personajes de aspecto popular. Cornelio Schut, pintor de origen flamenco, fue un seguidor de Murillo; en 1668 realizó el lienzo de Santa Teresa y también se le atribuye uno de San Firmo actualmente en el Museo Catedralicio.

Otro importante lote, sobre todo de esculturas, procede de los conventos desamortizados en el siglo XIX, fundamentalmente del convento de los Descalzos de Cádiz y de la cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla. Del primero es un Ecce Homo de Luisa Roldán, y un conjunto de obras del valenciano Ignacio Vergara, entre ellas la inmaculada de la capilla del Sagrario y una serie de esculturas repartidas por distintas capillas. Procedente también de la exclaustración es una Virgen de mármol situada en la cripta, obra barroca italiana de gran calidad artística.

Capilla Reliquias de la Catedral de Cádiz

Tras la consagración de la nueva catedral se trasladaron a ella tanto el amplio conjunto de relicarios de la antigua capilla de reliquias, como todos los ornamentos formados por ricos ropajes ceremoniales y otros objetos Iitúrgicos, especialmente piezas de orfebrería, acumulados a lo largo de siglos por el cabildo catedralicio en el antiguo templo de Santa Cruz. Actualmente se exponen en el nuevo Museo Catedralicio, que es aconsejable como complemento al itinerario didáctico por la Catedral. Entre las piezas bordadas allí expuestas destacan un terno rojo del siglo XVI y otro de brocado de oro sobre rojo, llamado de los patronos, realizado en Toledo en el taller de los hermanos Medrano en 1729.

La orfebrería cuenta con piezas destacadas, especialmente algunas custodias. La más antigua, conocida popularmente por el “Cogollo”, al ser en ella donde procesiona el Santísimo el día de Corpus Christi; es de plata sobredorada con estructura turriforme gótico-flamígera muy decorada, atribuida a Enrique de Arce. Evoca en pequeño formato a las custodias procesionales de Toledo y Córdoba. Su basamento es un añadido de época barroca.

Orfebrería de la Catedral de Cádiz

La custodia procesional del Corpus Christi y sus andas, ambas de plata repujada se realizaron en varias etapas. La estructura turriforme, compuesta de tres cuerpos sostenidos por columnas de fustes entorchados o abalaustrados, fue realizada según diseño de Alejandro Saavedra por Antonio Suárez entre 1649 y 1664. A finales de siglo se reformó añadiéndole un pequeño zócalo realizado por el orfebre italiano Centollini, y en el siglo XVIII, en 1740, se construyeron las andas por Juan Pastor. En ellas los relieves aparecen enmarcados por estípites, elementos que también se repiten en los faroles, realizados en 1740 por Sebastián Alcaide.

La custodia denominada del “Millón” por la cantidad de piedras preciosas que acumula y que veremos más adelante en una vitrina del Museo Cardenalicio.

Hay otras muchas piezas de interés, algunos cálices, la cruz procesional del siglo XVI y la custodia donada por Ana de Villa en el siglo XIX, una de las pocas piezas importantes de orfebrería realizadas para la nueva catedral. En ella se manifiestan las formas neogóticas características de la época.

Capilla de San Pedro de la Catedral de Cádiz

La Capilla de San Pedro posee un interesante retablo neoclásico en piedra y mármol; en la hornacina hay una imagen en mármol del titular de tamaño natural obra del genovés Esteban Frugone (1672). Estuvo colocada en la portada de la antigua catedral. El retablo está rematado con frontón curvo y una pintura de San Pedro

Capilla de la Asunción de la Catedral de Cádiz

2 Capilla de la Asunción. Su retablo de mármol italiano de estilo barroco de mármoles y sustentado por columnas salomónicas, está presidido por una imagen de la titular de estilo barroco de gran calidad con la imagen también en mármol de la Asunción , obras italianas del siglo XVIII. En las hornacinas laterales se encuentran las imágenes de San Martín y San Fermín atribuidas a Ignacio Vergara de madera policromada; el pavimento forma un rico mosaico de mármoles de colores.

Esta capilla fue la primera que se abrió al culto antes de ser terminadas las obras. En Marzo de 1775 se celebró la primera misa.

Capilla de San Sebastián de la Catedral de Cádiz

3 Capilla de San Sebastián. El altar esta presidido por un cuadro que representa el martirio del Santo, la pintura del Santo titular realizada por el pintor genovés Andrea Ansaldi en 1621 y escultura en madera policromada del Ecce Homo realizada por Luisa Roldán en 1684. En las hornacinas laterales dos esculturas de mediados del siglo XVIII del escultor valenciano Ignacio Vergara.

Capilla de Santo Tomás de Villanueva de la Catedral de Cádiz

4 Capilla de Santo Tomás de Villanueva. Cuadro del titular, copia de Murillo, e imagen del niño Jesús con hábito de la orden trinitaria realizada por el pintor gaditano Antonio Quesada en 1839. En las hornacinas laterales hay dos esculturas en mármol de José Bover (1856) y en el suelo, ante el altar, una talla barroca de San Sebastián.

Capilla del ÁNgel de la Guarda de la Catedral de Cádiz

5 Capilla del Ángel de la Guarda. Con altar presidido por el gran lienzo del Ángel de la Guarda realizado por Fernández Cruzado (1837) y talla dieciochesca de San Antonio, de escuela levantina del siglo XVIII. En las hornacinas laterales se encuentran imágenes de San Lorenzo y San Bernardo, esculturas italianas procedentes de la Capilla de los Genoveses de la Iglesia de Santa Cruz.

Capilla del Beato Diego José de la Catedral de Cádiz

6 Capilla del Beato Diego José de Cádiz. Sencillo retablo neoclásico con la imagen del titular en tamaño natural, obra de Diego García Alonso (1890). El ático del retablo está ocupado por un relieve en mármol de Santa Gertrudis y sobre ella hay una pequeña pintura del Santo Ángel de la Guarda.

Capilla de San Benito la Catedral de Cádiz

7 Capilla de San Benito. Pintura con el santo titular de Fernández Cruzado (1838). En las hornacinas laterales Virgen del siglo XVI y San Antonio del siglo XVII, ambos realizados en mármol, de origen flamenco.

Capilla de San Servando la Catedral de Cádiz

8 Capilla de San Servando. Retablo neoclásico en mármol con uno de los patronos de la ciudad, talla realizada por Luisa Roldán en 1687.

Capilla de San Germán la Catedral de Cádiz

9 Capilla de San Germán. Capilla con retablo igual que la anterior con la imagen del otro patrón de la ciudad, también obra de Luisa Roldán.

Capilla de San Teresa la Catedral de Cádiz

10 Capilla de Santa Teresa. Presidida por un lienzo de Santa Teresa realizado por Cornelio Schut en 1668. Delante de ella se encuentra una imagen contemporánea de San Pío X y en las hornacinas laterales tallas del siglo XVIII de San francisco Javier y San Ignacio de Loyola.

Capilla del Sagrario la Catedral de Cádiz

11 Capilla del Sagrario. Talla de la Inmaculada realizada por el escultor valenciano Ignacio Vergara.

Capilla de San José en la Catedral de Cádiz

12 Capilla de San José. El altar tiene un lienzo del titular y otro de San Antonio de Padua, obra del gaditano José García Chicano (1838). En la parte superior se encuentra una pintura de la Virgen del Carmen y a ambos lados imágenes en mármol del siglo XVII de San Jorge y San Juan Bautista.

Capilla de San Juan Bautista de la Salle en la Catedral de Cádiz

13 Capilla de San Juan Bautista de la Salle. Con retablo en mármol y la imagen contemporánea del titular. En las hornacinas laterales se sitúan las imágenes de la Virgen y San José, ambas de Víctor de los Ríos obras del barroco sevillano del siglo XVIII.

Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en la Catedral de Cádiz

14 Capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Presidida por una escultura del titular en bronce, obra de Benlliure en 1935, que fue realizada para un monumento público. A ambos lados están las imágenes de San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola de mediados del siglo XVIII.

Capilla de la Adoración de los Reyes en la Catedral de Cádiz

15 Capilla de la Adoración de los Reyes. Cuadro que representa la adoración de los Reyes de Pablo Legot (1635) y talla del Nazareno de Pedro Campana (1703). En las hornacinas laterales se sitúan las imágenes barrocas de Santo Tomás y San Patrico.

Capilla de San Pablo de los Reyes en la Catedral de Cádiz

16 Retablo neoclásico con escultura en mármol de San Pablo, obra de Esteban Frugone (1 672).

Presbiterio en la Catedral de Cádiz

17 Presbiterio. En su centro se levanta un templete neoclásico realizado en mármoles de colores proyectado por Manuel Machuca en 1790 y construido bajo la dirección de Juan de la Vega entre los púlpitos situados a ambos lados del presbiterio son isabelinos, diseñados por Juan de la Vega. 1862-1866.

Coro en la Catedral de Cádiz

18 El coro es el espacio destinado para aquellos miembros “capitulares” que tienen encomendado el rezo del Oficio Divino. En el caso de la Catedral de Cádiz, este espacio supone un conjunto extraordinario cargado de historia, arte y simbolismo, desde la sillería hasta las rejas.

Sillería del Coro en la Catedral de Cádiz

Dicha sillería se divide en dos cuerpos: la parte alta, procedente de la Cartuja de las Cuevas de Sevilla, de esmerada ejecución; y una baja, obra posterior de adaptación. La imaginería del coro corresponde a la mano de varios autores, pudiendo destacar la firma de artistas como Agustín de Perea y de sus discípulos, que trabajaron en la realización a finales del siglo XVII.

Esta magnífica talla en madera llegó hasta Cádiz gracias a la capacidad de gestión del obispo don Juan José Arbolí y Acaso, a mediados del siglo XIX.

Es imposible admirar el coro de la catedral gaditana sin reparar en los dos imponentes órganos, el más antiguo de ellos proveniente de la catedral vieja de la Santa Cruz y realizado, presumiblemente, a finales del siglo XVI o principios del XVII. El otro, más reciente, es obra de los organeros Otín y Roqués inaugurado en la festividad de la Inmaculada del año 1870.

Cierra el conjunto una hermosa reja dividida en cuerpos y blasonada realizada en los talleres sevillanos de Manuel Grosso siguiendo el diseño de Juan de la Vega Correa, y cuyas puertas laterales están timbradas por las efigies de los santos Servando y Germán, patronos de Cádiz.

Sacristía en la Catedral de Cádiz

19 El espacio reservado para la sacristía esta dividido con la antesala de la misma. La parte principal de ellas, es un espacio octogonal coronado por una linterna sustentada sobre pilastras jónicas. A través de la reja puede contemplarse el espacio rectangular de la sacristía, cubierto por una bóveda esquifada y, al fondo, un llamativo altar neoclásico realizado en mármol en cuyo centro aparece un maravilloso medallón ilustrando la aparición de Cristo a Santa Catalina.

La estancia se decora con fabulosos lienzos y la cajonera ricamente tallada en madera cubierta por mármol, donde destacan las figuras estofadas de San José y El Resucitado.

El espacio central queda cubierto por una mesa de mármol blanco sostenida por cuatro balaustres y un juego de sillones rojos con tapizado rojo para el presbiterio.

Cripta en la Catedral de Cádiz

20 La Cripta se construyó entre 1732 y 1730 realizada en piedra ostionera. Contrasta el esplendor del mármol de la parte superior con la sobriedad de este recinto.

Cripta de la Catedral de Cádiz

Con la realización de esta bóveda vaída, casi plana, el maestro Vicente Acero llevó a cabo sus conocimientos de arquitectura demostrando que, con los cálculos adecuados, el material podía resistir, dando cobijo de esta forma a uno de los espacios más emblemáticos de la Catedral de Cádiz: la cripta.

Es un espacio circular dotado de magnífica sonoridad por su cercanía con el mar (lo que puede notarse fácilmente en la humedad del ambiente) e incluso sentir, ya que al tocar sus muros se pueden sentir las olas del mar, cuya visita es posible, se da paso a la capilla de los sepulcros de los Obispos, donde descansan los prelados que han muerto en Cádiz desde la consagración de la Catedral Nueva. Preside el recinto el Cristo de Aguiniga, traído de América a principios del siglo XVII.

En el otro extremo se conservan las reliquias incorruptas de la mártir romana Santa Victoria, cuyo rostro aparece cubierto por una mascarilla de cera.

Santa Victoria era una niña que al tomar la sagrada forma por primera vez, fallece instantáneamente. Se cuentan varias versiones. Unos que falleció en su casa a los pocos días. Otros que fue en el mismo momento de la comunión. Otros, que era una persona que asistía asiduamente a rezar a la Catedral … La historia más aceptada es que cuando toma la Sagrada Forma cae fulminada. Así pues, fue enterrada con su traje de comunión. Pero al cabo del tiempo, por una disputa familiar, toman la determinación de abrir el féretro. Y encuentran su cuerpo incorrupto.

Esto alarmó a la población y a la Iglesia. Fue momificada y la metieron en una urna de cristal para que se viera el milagro que se había producido. A sus pies le pusieron un recipiente en el que se dice que depositaron la sangre de la niña sin coagular.

Santa Victoria en la Catedral de Cádiz

Y esta es la leyenda. La realidad es bastante más difusa. Unos dicen que eso ocurrió. Otros, que en el momento en el que ocurrieron los hechos había una gran decadencia de fieles y el obispo de aquella época, Juan Acisclo Vera Delgado, consideró, para incentivar la concurrencia de fieles, darle pábulo a esta historia. Se sabe, según refiere un rescripto de 24 de agosto de 1816, que el cardenal Julio María de Somalia, obispo de Túsculo, hizo entrega al obispo gaditano del Cuerpo Sagrado de Santa Victoria, Virgen y Mártir extraído por Nos, Por mandato de S.S. el Papa Pío VII del Antiguo cementerio de Priscila, Vía Salaria Nova, con un recipiente de cristal conteniendo sangre, y que, vestido con varias túnicas decoradas en oro al estilo frigio, según la costumbre de las mujeres nobles de Roma, colocamos en una urna de madera dorada y pintada de color pórfido, guarnecida su parte delantera con dos tablas de cristal unidas entre sí, bien cerrada y atada con una cinta de seda de color rojo, y sellada con nuestro sello.

Dicho queda que por lo visto la niña no era de Cádiz, si no que la trajeron de Valencia. Sea como fuere, una de tantas historias y leyendas de nuestra ciudad.

Digna de reseña es la imagen de la Virgen del Rosario, en mármol italiano, obra de Alejandro Algardi.

Allá, donde se hunden las raíces
de piedra ostionera,
tierra adentro,
cerca del mar, donde envejecen
los muros, techumbres y vientos
al rozar con la sal, se esconde allá la casa del silencio

Allá, donde compone Falla su
última pieza y escribe sus versos
Pemán, el poeta, donde vive
la niña eterna vestida de blanco
oculta tras cristal

Allá, donde pocos huecos quedan
por recibir a su huésped,
donde las ánimas descansan
bajo el canto del credo y el réquiem
allá en la cripta, allá,
el silencio habla.

Poesía de Jose Antonio Retamosa

Santa Victoria en la Catedral de Cádiz

También en la cripta de la Catedral de Cádiz se encuentran sepultados dos hijos ilustres de esta ciudad: el compositor don Manuel de Falla (1876-1946) y el poeta y ensayista don José María Pemán (1898-1981).

Sepulcro Manuel de Falla en la Catedral de Cádiz

Llama la atención el material con el que está realizada la tumba de Falla, piedra de Sierra Elvira, que evoca su cercanía con la ciudad de la Alhambra y la inscripción: Solo A Dios Honor y Gloria.

Sepulcro de José María Pemán en la Catedral de Cádiz

El sepulcro de Pemán, en mármol blanco, está protegido con balaustres de bronce que sostienen un Toisón de Oro.

Cristo de la Aguiniga en la Catedral de Cádiz

En la cripta se puede observar una capilla presidida por un crucifijo, que es el Cristo de la Aguiniga, proveniente de América de la época del siglo XVII. Esta capilla es donde se encuentran los sepulcros de los obispos de la ciudad de Cádiz, desde la designación del templo como Catedral.

Torre del Reloj de la Catedral de Cádiz

Después de ver el interior de la catedral subimos hasta la Torre del Reloj, sin lugar a duda, uno de los elementos exteriores más característicos de este primer templo gaditano, desde sus torres puede apreciarse una vista completa de toda la urbe y maravillosas vistas al Océano Atlántico.

Destaca su estructura tan propia de la influencia neoclásica fruto de la época en la que fue levantada, coincidiendo con el período dorado de la historia gaditana y su resurgir urbano como consecuencia del monopolio del comercio con América, en el siglo XVIII; la torre ha sido testigo de primer orden del devenir histórico de la ciudad de Cádiz y es por ello protagonista, arte y parte, de mil y una anécdotas.

Desde la Torre del Reloj podemos advertir la imponente mole de la Catedral Nueva de Cádiz, cuando el aumento de la población y la intensa actividad económica hacían necesaria una catedral de mayores dimensiones acorde con la nueva situación que se estaba viviendo por aquel entonces.

La dilatación en el proceso de construcción hizo que los primitivos proyectos, de trazos barrocos, fueran sustituidos siguiendo las nuevas formas artísticas imperantes del Neoclasicismo, ya en el siglo XIX.

Torre del Reloj de la Catedral de Cádiz

Fue a mediados del XIX cuando se le añadió el reloj del cual toma nombre, un reloj realizado por el maestro José Miguel de Zugasti que, gracias a los esfuerzos del Cabildo y la inestimable colaboración de la UCA ha sido recientemente restaurado, pudiendo ser vista por los visitantes la impresionante monumentalidad de uno de los relojes más antiguos de España, apreciando la minuciosidad de su mecánica a la que le ha sido devuelta su apariencia original, respetando al máximo las piezas originales.

Plaza Fray Félix de Cádiz

Desde aquí vamos andando hasta el Museo Catedralicio situado en la Casa de la Contaduría está asentada sobre la cávea del Teatro Romano, en el lado que da al poniente, que construyó para sus conciudadanos Cornelio Balbo el Menor en el siglo I a. C. Es un conjunto compuesto de varios elementos aglutinados en torno a la torre de la Catedral Vieja de Santa Cruz: La Casa de la Contaduría y la Casa del canónigo Termineli, que datan documentalmente del siglo XVI, y el Patio Mudéjar o Casa del deán Rajón, levantado por éste en 1500. Lo habitaron primero los capellanes y mozos de coro de dicha dignidad y se convirtió después en el Colegio de acólitos y seises con varias interrupciones hasta los años cuarenta del pasado siglo.

El edificio de La Casa de la Contaduría es un conjunto compuesto de varios elementos aglutinados en torno a la torre de la Catedral Vieja de Santa Cruz: La Casa de la Contaduría y la Casa del canónigo Termineli, que datan documentalmente del siglo XVI, y el Patio Mudéjar o Casa del deán Rajón, levantado por éste en 1500. Lo habitaron primero los capellanes y mozos de coro de dicha dignidad y se convirtió después en el Colegio de acólitos y seises con varias interrupciones hasta los años cuarenta del pasado siglo.

Casa de Contadurías de Cádiz

La Casa de Contadurías ocupa la planta baja y primera con acceso, en la plaza de Fray Félix, s/n, por una portada de estilo manierista, adornada con puntas de diamante, que soporta el balcón con herraje de forja con el escudo catedralicio. Un largo zaguán, cubierto con artesanado de vigas y canes, sirve de entrada y recepción. A la derecha y en un hueco abierto, que muestra la mampostería de la torre, se expone una mediana escultura de alabastro, con restos de su dorado, de San Sebastián (siglo XVII).

El Patio Mudéjar fue levantado sobre la cávea del Teatro Romano, el llamado Patio Mudéjar constituye la más antigua expresión en nuestros días de lo que podemos considerar “arquitectura civil” en Cádiz. La contemplación de este espacio, recogido y coqueto, evoca la reminiscencia de las construcciones árabes por sus arcos escarzanos de ladrillo visto inscritos en el alfiz y en las finas columnas de mármol blanco con capitel de moño.

La tinaja central procede de las excavaciones de la zona, pleno centro neurálgico de la Gades romana, siendo posible la contemplación de unos hermosos lienzos realizados al óleo ilustrando temas hagiográficos, además de unos mapas que desvelan la ciudad de Cádiz en el siglo XVI.

Patio Mudéjar en la Casa de Contadurías de Cádiz

Sala de la Inmaculada de la Contratación en este espacio se dan cita, de la mano y al unísono, la historia política y religiosa no sólo de la Ciudad de Cádiz, sino de España.

La deriva del río Guadalquivir y el mayor tonelaje de los barcos en el siglo XVIII, hace que el monopolio del comercio con las Indias se traslade desde Sevilla a Cádiz. El nuevo monarca de la recién entronizada dinastía Borbón, Felipe V, decide que se instale en Cádiz la Casa de la Contratación de Indias. Esto dará un impulso definitivo a la ciudad, que se plasmará en todos los niveles: artístico, económico, social…

En esta sala se encuentra la Inmaculada realizada en 1723 por el artista Alonso de Tobar, de acusada influencia murillesca, gracias a la cual vio su fama acrecentada.

El fuerte carácter marianista de la ciudad gaditana y del cabildo catedralicio se puede notar en las obras expuestas en esta sala, de una calidad relevante, que conforman un espacio pleno de belleza y armonía.

Sala Inmaculada en la Casa de Contadurías de Cádiz

Sala de la Plata es denominada como “de la Plata”, en ella se hace presente el siglo de Oro en Cádiz.

Constituye una extensión de la sala de las Custodias, en tanto al material empleado en la ejecución de los vasos sagrados expuestos cuidadosamente en las vitrinas para ser admirados celosamente.

Las reminiscencias a la música cobran relevancia con la batuta expuesta del Maestro don José Gálvez, maestro de Capilla y fundador del Conservatorio de Música de Cádiz.

Llama la atención la conservación de juegos completos es escribanías, con pluma, tinteros, salvaderas y abrecartas que datan de su época.

Sala de las Custodias dedica a la orfebrería es el arte que muestra cómo la fundición de nobles metales, junto a un exquisito diseño previo, puede dar lugar a auténticas joyas al servicio de la religión; prueba de ello es el monumental tesoro que se puede apreciar en la llamada Sala de las Custodias del conjunto catedralicio gaditano.

Sala en la Casa de Contadurías de Cádiz

En ella se custodian auténticas obras de arte sacro sublimes, que abarcan la técnica de afamados artesanos del metal, como Enrique de Arfe, desde los siglos XVI al XIX condensados en la delicada factura de custodias, bandejas, cruces pectorales y procesionales y demás vasos sagrados. Un ejemplo de ello es la llamada Custodia del Millón, realizada en el siglo XVIII por Vicente Gómez de Ceballos bajo el patronazgo de Miguel Calderón de la Barca , del Consejo de Indias, enriquecida con piedras preciosas procedentes de diversos lugares del mundo.

Sala de Levante tiene en influjo orientalizante del icono griego San Juan dictando su Evangelio a Prójoros, obra de Damaskinós, maestro del Greco. En esta obra aparece un anciano San Juan dictando su evangelio al joven discípulo. Es admirable la valía artística de esta joya del arte cristiano oriental, como también lo es el lienzo de la Magdalena Penitente , obra barroca que nos recuerda la pintura de Ribera.

También el arte flamenco del XVI está presente en las obras de Juan de Borgoña la Coronación de Espinas y el Prendimiento de Cristo, obras muy interesantes (en la primera aparece representado el Emperador Carlos V).

Salas en la Casa de Contadurías de Cádiz

Los relieves policromados expuestos en esta sala junto a otros tesoros del arte cristiano son de estilo barroco y de una excelente factura, salidos de la gubia (formón de mediacaña que usan los tallistas) del maestro Andrés de Ocampo en el siglo XVII.

Sala de los Asaltos “29 de Junio de 1596, frente a las costas de Cádiz se presenta una poderosa flota integrada por 157 naves inglesas y holandesas armados en pie de guerra, al mando del Conde de Essex, general inglés, favorito de la reina Isabel I de Inglaterra. Tenía por misión apoderarse de la Flota española que, cargada con innumerables riquezas, se encontraba en el puerto de Cádiz, pronta para zarpar a las Indias.

Los habitantes de Cádiz se preparan con rapidez para la defensa. Algunos llevaron pesadas piedras a las azoteas para arrojarlas sobre las cabezas de las tropas invasoras en las calles. Incluso, las mujeres trabajaron en la defensa.

El 1º de Julio de 1596, los navíos ingleses atacan y después de varias horas de intenso y mutuo cañoneo contra los principales galeones españoles logran dejarlos fuera de combate. Ante lo cual, y a fin de evitar que la Flota que iba a las Indias cayera en manos enemigas, los españoles ordenan el incendio de la Flota y de todos sus galeones.

Salas en la Casa de Contadurías de Cádiz

Después de un par de semanas en Cádiz, el ejército angloholandés se embarca en la flota rumbo a Inglaterra, llevándose a los rehenes españoles, no sin antes incendiar y saquear la ciudad de Cádiz, la cual quedó reducida a cenizas.”

Como bien nos describe la crónica, tal asedio sufrió la Ciudad de Cádiz que, durante generaciones, la tragedia quedaría grabada en la memoria de los gaditanos, pasando este ingrato recuerdo de generación en generación. A él hace referencia esta sala, en la que es posible observar un retrato del Obispo que vivió las tribulaciones en aquellos días: el Cardenal Zapata de Cisneros.

La “Cruz de Tablas”, expuesta también en la sala junto a las demás obras de arte, recuerda cómo la Catedral Vieja fue incendiada, y a ella se une un valor sentimental muy fuerte, ya que presidió la primera misa tras el abandono de la ciudad por las tropas anglo-holandesas.

Sala de los Diezmos es posible contemplar el boceto realizado en 1780 por Torcuato Cayón de la Vega del Monumento de Semana Santa, tan característico de las catedrales antaño, y que dejó de instalarse a mediados del siglo XX.

Sala Libros Corales en la Casa de Contadurías de Cádiz

Llama la atención que, como en el resto de salas, la presencia de obras de arte es sobrecogedora. Pero sin duda es la Tabla de los Diezmos lo que centra la atención de todas las miradas, donde se recoge la contribución de las parroquias del obispado en el siglo XVII al diezmo eclesiástico.

Es posible contemplar, la curiosa vara y las pesas de cerería del Cabildo.

Sala de los Libros Corales dedicada a la música tiene especial relevancia en el arte sacro, ya que ayuda a elevar los sentidos y dispone el ánimo para el recogimiento y la oración.

En esta sala se exponen maravillosos libros corales de los siglos XVII, XVIII y XIX, de delicada composición y extraordinarias miniaturas en sus páginas.

En las vitrinas igualmente es posible observar una carta autógrafa de Santa Teresa firmada en 1581.

Sala de los Marfiles destaca por las soberbias esculturas crisoelefantinas de los santos mártires patronos de Cádiz, san Servando y san Germán, realizadas en Filipinas por artesanos de origen chino dedicados a la factura de delicadas piezas de arte que podemos considerar más que sobresaliente. Fueron donadas al Cabildo por un misionero dominico.

Pedro de Alcántara en la Casa de Contadurías de Cádiz

En las vitrinas se encuentran expuestas obras de arte de un marcado estilo barroco ante las cuales es conveniente deleitarse, todas de excelente calidad y gran valía, como la soberbia escultura del Varón de Dolores atribuido a los Hermanos García, realizado a lo largo del siglo XVII y de acentuadas características de escuela barroca granadina: no en vano fue una donación del célebre Alonso Cano a la Catedral de Cádiz.

Sala de los Ternos exhibe el bordado en oro a realce es un tipo de arte decorativa muy prodigado en las vestimentas sacras. En esta sala podemos contemplar tres ejemplos sobresalientes de la maestría del arte del bordado, reflejado en los llamados “ternos”.

En la sala se muestra el Terno de San Pedro o de los apóstoles, bordado en el siglo XVI que tiene la particularidad de ser el más antiguo. El llamado terno de los Patronos, fue realizado en Toledo en el siglo XVIII y utilizado en la festividad de los santos mártires Servando y Germán. El llamado “de las Flores” fue encargado para ser utilizado en la festividad del Corpus Christi.

Sala Libros Corales en la Casa de Contadurías de Cádiz

En la sala, es posible apreciar la belleza de una escultura de San Cristóbal, realizada en mármol de Carrara en el siglo XVII.

Sala Romántica y Sala de 1812 tienen un fuerte sabor decimonónico de las obras de gran valía expuestas en esta Sala hace que sea conocida como “Sala Romántica”. En ella, como decimos, se exhibe una rica colección de obras realizadas no sólo en el siglo XIX, sino algunas anteriores, como el documento autógrafo de Luisa Roldán, hallado en el interior del Ecce Homo de la Catedral , en el que la artista reconoce su autoría.

A la familia Ruiz de la Puente se debe la cesión de cinco grandes lienzos de tema hagiográfico realizados a mediados del siglo XIX por autores de primera fila como Payer y el pintor de Corte Gutiérrez de la Vega.

A Mariano Benlliure se atribuye un crucificado realizado en bronce que también puede contemplarse en esta Sala Romántica.

Relicario en la Casa de Contadurías de Cádiz

La Sala 1812 es un compendio de la vinculación de la ciudad y del clero gaditano con la elaboración de la primera Carta Magna que abre el período constitucional español hasta nuestros días, pues en ella se halla la mesa del Obispo Acisclo Vera (cuyo retrato también es posible contemplar) en la que se afirma fue firmado el primer ejemplar de la Constitución el 19 de marzo de 1812, fiesta de San José. Por este motivo fue apodada como “La Pepa”.

En la soberbia cajonera y en las vitrinas es posible apreciar detalladamente toda una pléyade de objetos históricos y artísticos testigos de primer orden de los acontecimientos de las Cortes que proclamaron en la Ciudad de Cádiz la primera constitución española a la que hemos hecho referencia.

Nada más entrar hay una vitrina donde se expone el “Libro de honor” de la sala. Está abierto por la página donde firmaron los Reyes de España cuando se inauguró este Museo catedralicio.

En esta sala encontramos retratos de aquellos Obispos que destacaron en Cádiz, que son los más conocidos en la ciudad y que han contribuido más significativamente a las obras de la catedral.

“Retrato de Fray Domingo de Silos Moreno”, del pintor Javier de Urrutia Museo Catedralicio de Cádiz

Entre los Obispos, cuyos retratos se exponen “Retrato de Fray Domingo de Silos Moreno”, obra del pintor Javier de Urrutia, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX.

Quizás el más popularmente conocido sea Fray Domingo de Silos Moreno. Fue quien consiguió finalizar las obras de la catedral después de 116 años y con fecha 28/11/1838 la consagraba.

“Aparición de la Virgen a San Ildefonso de Toledo”, José María Romero Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Aparición de la Virgen a San Ildefonso de Toledo”, obra del pintor José María Romero, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el año 1847

La pintura religiosa en la obra de José María Romero viene planteándose, casi exclusivamente, como una derivación decimonónica del estilo murillesco. Esta afirmación, en gran parte cierta, puede ocultar las cualidades técnicas de este pintor para abordar este tema, dado que lo conocido de su obra religiosa demuestra que sus actitudes en este campo son tan notables como para el retrato. Más aún, puede afirmarse que sus pinturas religiosas superan en muchas ocasiones a los retratos, por la corporeidad de sus figuras y acertado de la composición. El objeto fundamental de este artículo es presentar seis nuevas pinturas religiosas de José María Romero, en cuya presentación y comentario intentaremos analizar las cualidades del pintor como intérprete de este tema.

“Virgen con el Niño”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Virgen con el Niño”, obra de un pintor anónimo de la escuela sevillana, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII.

El siglo XVIII la escuela sevillana de pintura representa, siguiendo la tónica nacional, un momento de decadencia para la escuela pictórica. Nota característica es el culto a la tradición murillesca que representan numerosos pintores. La acción cultural del despotismo ilustrado se hizo realidad con la fundación de la Escuela de las Tres Nobles Artes, que si bien continuó la tradición murillesca, representó el comienzo de una renovación que había de cosechar sus frutos en la posterior centuria con el advenimiento del romanticismo.

Rey San Fernando”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Rey San Fernando”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX.

Fernando III de León y de Castilla, llamado «el Santo» (1199-1252), fue rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de León entre 1230 y 1252. Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó dinásticamente los reinos leonés y castellano, que permanecían divididos desde 1157, cuando Alfonso VII el Emperador, a su muerte, los repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.

“Santa Inés”, obra del pintor J. Payer Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Santa Inés”, obra del pintor J. Payer, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX.

El cuadro representa a “Agnes”, asociado a “agnus” que significa cordero. Según la leyenda más conocida, Santa Inés era una joven hermosa, rica y pretendida por muchos nobles romanos. No aceptó a ninguno, aduciendo que ya estaba comprometida con Cristo, y la acusaron de ser cristiana.

“Santa Filomena”, obra del pintor José Gutiérrez de la Vega Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Santa Filomena”, obra del pintor José Gutiérrez de la Vega, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX.

De todos los pintores del siglo XIX fue el que mejor supo interpretar románticamente la tradición de Murillo, hasta trasladar la sensibilidad amable y tierna de su mundo celestial e inmutable a otro contingente, aunque igualmente delicado, pero por humano mucho más inmediato y sensual, donde incluso santas y vírgenes se revelan próximas.

“San Hermenegildo”, obra del pintor J. Payer Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Hermenegildo”, obra del pintor J. Payer, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XIX.

San Hermenegildo fue un príncipe y noble visigodo, hijo del rey Leovigildo y de su primera mujer, y hermano de Recaredo. Fue educado en el arrianismo imperante entre los visigodos de la Península en ese entonces (a diferencia de los hispanorromanos, que eran mayoritariamente católicos). Su conversión al catolicismo lo enfrentó con su padre y provocó una contienda militar, que acabaría con su captura y muerte. Fue canonizado en 1585 como mártir de la Iglesia católica; es patrono de los conversos y su festividad se celebra el aniversario de su muerte, el 13 de abril.

“Inmaculada Concepción”, obra del pintor Francisco Bayeu Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Inmaculada Concepción”, obra del pintor Francisco Bayeu (1734-1795), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII.

Uno de los lienzos más bellos es un cuadro de la Inmaculada Concepción pintado en el año 1758 por Francisco Bayeu (1734-1795). Es todavía una obra temprana del artista, que contaba con veinticuatro años y por aquel entonces realizaba encargos para iglesias y conventos.

Posteriormente fue requerido Raphael Mengs, primer pintor de la corte española, para que le ayudase en la decoración del Palacio Real, por aquel entonces denominado “Palacio Nuevo”. Tras ello participó en otras obras llevadas a cabo en los reales sitios, por lo que finalmente fue nombrado pintor de cámara. Tuvo que compaginar los trabajos de la corte con otros importantes encargos, como las pinturas del claustro de la catedral de Toledo, o unas de sus empresas más conocidas, la decoración de las bóvedas de la Santa Capilla de la basílica de Nuestra Señora del Pilar.

“Mesa donde se firmo la constitución de 1812”, obra de un ebanista anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Mesa donde se firmo la constitución de 1812”, obra de un ebanista anónimo, realizado en madera caoba de Cuba, esta datado en el siglo XVII.

En cada saliente de la ménsula, aparece el símbolo de un evangelista. En una esquina se encuentra un buey, que es el emblema de Lucas, símbolo de animales rituales de sacrificio. En otro vértice se distingue el Ángel que representa a Mateos, debido a que su evangelio es una clara muestra de la humanidad de Cristo. En otro punto, el León de Marcos, cuyo evangelio comienza haciendo referencia a San Juan Bautista, el Precursor, que gritaba en el desierto. Por analogía el león es el rey del desierto y de ahí viene su símbolo iconográfico. Y por último en el cuarto punto se distingue el águila, emblema de San Juan, como símbolo de altura teológica.

“Crucifijo”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Crucifijo”, obra de un escultor anónimo de la escuela española, realizado en marfil, esta datado en el siglo XVII.

Este crucifijo presidía las sesiones de las Cortes de Cádiz. Fue posiblemente la constitución con mayor participación religiosa. Por eso, una de las instituciones más importantes y con más dilatada historia de la Iglesia gaditana, su Cabildo Catedral, inmortaliza la influencia religiosa en el texto constitucional de 1812.

San Pablo Apóstol”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Pablo Apóstol”, obra del pintor anónimo de la escuela de Ribera realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

Ribera es una de las figuras capitales de la pintura, no solo de la española, sino de la europea del siglo XVII y, en cierto modo una de las más influyentes ya que sus formas y modelos se extienden por toda Italia, Centroeuropa y la Holanda de Rembrandt, dejando una gran huella en España.

Florero”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Florero”, obra del pintor anónimo de la escuela sevillana, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

Las naturalezas muertas o bodegones, género pictórico con presencia desde la Antigüedad Clásica , alcanzará en el Barroco español un gran esplendor, convirtiéndose en uno de los temas más demandados por la sociedad. Estas pinturas, que reflejaban la economía y el modo de vida, tendrán un gran desarrollo en la Escuela Sevillana, donde se trabajará como tema principal en el lienzo o supeditado a otra temática principal, mayoritariamente de carácter religioso.

Asunción con flores”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Asunción con flores”, obra del pintor anónimo de la escuela flamenca, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII.

La guirnalda, cerrada y prieta, recuerda muy directamente, tanto en su disposición como en el detalle de las flores que la componen, los artistas flamencos. Es frecuente que los pintores de flores y guirnaldas no sean los autores de las figuras humanas de la composición que envuelven.

Florero”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Florero”, obra del pintor anónimo de la escuela sevillana, realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XVII.

La naturaleza muerta en España tuvo un desarrollo desigual a lo largo del siglo: frente a la crisis artística de la primera mitad, en la segunda se producirá una recuperación. A finales del siglo XVII el futuro de la pintura de género en España era bastante prometedor, especialmente gracias a la excelente pléyade de artistas que durante la segunda mitad del seiscientos se habían dedicado a él. A ello debemos unir la presencia durante el último periodo del reinado de Carlos II de los mejores especialistas napolitanos. Junto a ellos habrá una serie de artistas españoles herederos de los modos de hacer de los grandes floristas de la segunda mitad del siglo XVII.

San Juan Evangelista”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Juan Evangelista”, obra del pintor anónimo de la escuela manierista, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

Las obras de esta corriente artística reflejan una tensión interior que termina en el irrealismo y la abstracción, olvidando la relación obra representada/escenario, tan clara al Renacimiento rafaelesco. Convencionalismo en el color, proporciones y disposiciones o posturas de las figuras humanas pintadas o esculpidas. Los nuevos alientos estéticos coinciden con la época receptiva del racionalismo, cuya huella es evidente en el grado de reflexión, refinamiento y e intelectualismo manierista.

“Encarnación”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Encarnación”, obra del pintor anónimo de la escuela sevillana, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado primer tercio del siglo XVII.

Encarnación para los cristianos es el momento en que el Verbo de Dios (Dios Hijo) se encarnó en Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo, asumiendo la naturaleza humana en obediencia a Dios Padre para reconciliar a la humanidad perdida por el pecado.

Anunciación a la Virgen María por el Arcángel San Gabriel”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Anunciación a la Virgen María por el Arcángel San Gabriel”, obra del pintor anónimo de la escuela barroca, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado primer tercio del siglo XVII.

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

“La Encarnación”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “La Encarnación”, obra de un escultor anónimo de la escuela sevillana, realizado en madera policromada, esta datado en la transición entre el siglo XVI y XVII.

El origen de la veneración a la advocación de la Encarnación es muy antiguo ya que es unos de los primeros dogmas de la Iglesia ya que va estrechamente ligado a la doble naturaleza humana y divina de Jesucristo, por cuanto esto es declarado por los Padres de la Iglesia en el Credo niceno-constantinopolitano promulgado en el año 381.

“Retrato de Antonio de Zapata y Cisneros”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Retrato de Antonio de Zapata y Cisneros”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en la transición entre el siglo XVI y XVII.

Retrato de Antonio de Zapata y Cisneros, religioso nacido en Madrid en 1550 y fallecido el 27 de abril de 1635 en esta misma ciudad. Fue hijo del conde de Barajas y sobrino del cardenal Cisneros estudió la carrera eclesiástica en el Seminario de San Bartolomé de Salamanca.

Con apenas 37 años fue nombrado obispo de Cádiz. En la diócesis gaditana estuvo durante nueve años, hasta que en 1596 fue designado obispo de Pamplona. Como prelado de Cádiz Antonio Zapata destacó por la creación del seminario de San Bartolomé, el 2 de noviembre de 1589. Antonio Zapata también tuvo una decisiva influencia en la construcción de las murallas de Cádiz.

“Crucifijo del Viernes Santo”, obra de un escultor y pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Crucifijo del Viernes Santo”, obra de un escultor y pintor anónimo, realizado en óleo sobre madera chapado en ébano, esta datado en la segunda mitad del siglo XVII.

Este Crucifijo de los que salían procesionalmente el Viernes Santo de Pasión, está inspirado en los crucifijos bizantinos italianos donde se representa el Cristo muerto, con sus efectos patéticos y conmovedores, de acuerdo a la indicación devocional promovida por las órdenes mendicantes.

“San Juan Evangelista”, obra del pintor Michael Damasceno Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Juan Evangelista”, obra del pintor Michael Damasceno, realizado en óleo sobre tabla, esta datado el siglo XVI.

La obra representa a San Juan Evangelista en la Isla de Patmos, tiene un claro estilo de tradicional bizantino por el pintor cretense Michael Damasceno. Esta tabla, proveniente de la capilla de la Casa de Viudas de la Fundación Fragela. En la tabla tiene un anciano San Juan, inspirado por la Santísima Trinidad, el Evangelio a un joven discípulo.

“Santa María Magdalena”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Santa María Magdalena”, obra de un pintor anónimo de la escuela sevillana, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en la segunda mitad del siglo XVI.

Esta obra de la escuela sevillana esta inspirada en las obras de Murillo, representa a la santa con las manos cruzadas y sujetando el paño amarillo que la cubre el cuerpo, levanta los ojos al cielo y llora delante de una calavera y la cruz. Al fondo, gruta; a la izquierda sobre una piedra un libro y un resplandor de gloria.

“El Prendimiento”, obra de un pintor anónimo de la escuela de Juan de Borgoña Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “El Prendimiento”, obra de un pintor anónimo de la escuela de Juan de Borgoña, realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XVI.

El cuadro representa ocho personajes. En el centro de la composición, a modo de eje vertical, se sitúa la figura de Jesucristo, a la cual está besando Judas en la mejilla. Por el otro lado, un soldado agarra a Jesús por el brazo para atarlo, y otros tres soldados ataviados con lanzas, alabardas, antorcha y un senatus colaboran en el prendimiento. Una tercera acción se desenvuelve en la misma escena, de forma contemporánea, Pedro va a cortar la oreja a Malco. Se trata de una composición en la que armonizan las figuras en una casi compensada simetría. Como novedad en el Renacimiento, se puede observar que la composición toma una forma piramidal y se empieza a tener en cuenta la geometría. En esta disposición simétrica resalta la figura principal de Jesús en el centro, de mayor tamaño que los demás personajes situados a ambos lados. A un lado se sitúa Judas y por detrás de él dos soldados, al otro lado de la figura de Cristo otros dos soldados y la figura de San Pedro, parecen compensar la simetría del conjunto. No obstante, la figura arrodillada de Malco, rompe levemente esta simetría. Sin embargo, debido a la posición de Malco, que mira hacia arriba, hace que el punto central de la composición no deje de ser el rostro de Jesucristo”.

La Coronación de las Espinas”, obra de un pintor anónimo de la escuela de Juan de Borgoña Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “La Coronación de las Espinas”, obra de un pintor anónimo de la escuela de Juan de Borgoña, realizado en óleo sobre tabla, esta datado en el siglo XVI.

El cuadro nos muestra a Cristo entronizado en un estrado, flanqueado por dos soldados que aprietan con dos palos entrecruzados una corona de espinas. Está vestido con una clámide púrpura y sujeta entre las manos un cetro de caña, que le entrega un tercer personaje arrodillado junto a él. La corona, al igual que el cetro y la clámide, es el emblema de la soberanía, pero aquí son usados como burla hacia Cristo por parte de los sayones. La composición usada por el artista ha sido sacada sin duda de un grabado flamenco, tan frecuentes en el ambiente artístico de esa época. El pintor toledano Juan Correa de Vivar usó la misma composición para el Breviario de Carlos V perteneciente al Museo del Prado y para la Coronación de Espinas que actualmente se encuentra el Museo de Santa Cruz de Toledo. Es una composición habitual, que ya usaron otros maestros antes. Valga como ejemplo un retablo de estación del claustro del convento de San Juan de la Penitencia en Toledo, atribuido al círculo de Juan de Borgoña.

“Adoración de los Pastores”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Adoración de los Pastores”, obra de un escultor anónimo de la escuela sevillana, realizado en madera policromada, esta datado en la transición entre el siglo XVI y XVII.

El relieve en madera representa la adoración de los pastores. En primer plano se puede ver a la Virgen María , en el centro el niño Jesús con los brazos abiertos llama la atención de sus padres, a la derecha san José.

En el segundo plano los pastores a la izquierda y los ángeles a la derecha y en la parte más alta los angelotes y puttis revolotean en el cielo.

San Servando y San Germán”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Servando y San Germán”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera policromada, esta datado en el siglo XIX.

Los Santos patronos de la ciudad de Cádiz, tiene iconografía variada en las ciudades de Cádiz, Sevilla y Medina, a las que estuvieron vinculados por una razón u otra. Cádiz tiene una de las tallas más bellas de estos santos hermanos, sirvieron como modelo para los enviados de Filipinas por un fraile hijo de la ciudad y como donación a la obra catedralicia del siglo XIX. Las imágenes situadas en las casas consistoriales, los triunfos de Puerta Tierra nos recuerdan su patronazgo y protección sobre la ciudad y diócesis de Cádiz.

La Iglesia gaditana celebra a estos hermanos como confesores de la fe en grandes tormentos dando así ejemplo de ánimo y virtud.

“San Servando y San Germán”, obra del pintor Franz Xavier Riedmayer Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Servando y San Germán”, obra del pintor Franz Xavier Riedmayer, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1806.

Las figuras de los santos patronos pisan en una franja de tierra que se abre al mar sobre el que se alza un amplio fondo de cielo. De él desciende un ángel que, portando sendas coronas de laurel, se dispone a coronar a los santos mártires.

“Inmaculada”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Inmaculada”, obra de un escultor anónimo, realizado en marfil, esta datado en el siglo XVIII, pertenece al estilo neoclásico italiano.

Durante casi dos siglos, desde mediados del siglo XVII, las Cortes europeas consideraban la escultura de marfil como una de las formas más sublimes y sofisticadas de expresión artística. Los escultores más importantes, tanto dentro como fuera de Italia –incluso en lugares tan lejanos como las colonias portuguesas y españolas–, probaron suerte en la muy compleja y difícil técnica de la escultura, en la que la habilidad del artista solo es comparable con la preciosidad y rareza de la materia prima.

“Cristo expirante del Arzobispo Vera”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Cristo expirante del Arzobispo Vera”, obra de un escultor anónimo, realizado en marfil y la cruz en madera de ébano, esta datado en el siglo XVIII.

Su cabeza está ligeramente levantada hacia la izquierda, ceñida de gruesa corona de espinas y cabellos de rizos tratados como finos hilos, la boca abierta dando las ultimas bocanadas de aire, en el cuerpo un pequeño paño tapa su cintura, a los pies una calavera y dos huesos en cruz.

“Crucifijo”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Crucifijo”, obra de un escultor anónimo de la escuela sevillana, realizado en marfil y la cruz en madera de ébano, esta datado en el siglo XVII.

España es el país donde los preceptos barrocos alcanzan su mayor expresión, girando siempre en torno a dos circunstancias: la difusión de los valores de la Contrarreforma y el origen popular de los encargos, dada la ausencia de pedidos oficiales. Las tres principales escuelas escultóricas del XVII están en Valladolid, Sevilla y Granada.

“El buen pastor”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “El buen pastor”, obra de un escultor anónimo de la escuela indo-portuguesa, realizado en marfil, esta datado en el siglo XVII.

La figura del Buen Pastor alude al momento en el que Jesús reencuentra al pecador penitente y lo devuelve al redil, y se refiere a la promesa de salvación cuando la imagen aparece en un contexto funerario. Hay ocasiones, en estos primeros tiempos, en las que se une la imagen.

La obra ofrece una síntesis de elementos cristianos, europeos y del sur de Asia, visibles estos últimos tanto en la técnica utilizada como en la densidad decorativa y que, por su magnífica complejidad y la curiosidad de su representación iconográfica.

Crucifijo”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Crucifijo”, obra de un escultor anónimo de la escuela hispano-filipina, realizado en marfil, esta datado en el siglo XVII.

El marfil utilizado procede de Siam en las tallas hispano-filipinas, tienen una textura suave, tonalidad blanco-rosada y bastante brillo. La cabellera de las tallas hispano-filipinas tienden a marcar líneas curvas, utilizando un marrón más oscuro para policromar el pelo de las figuras masculinas. Los ojos presentan un mayor tamaño en las piezas nacidas en Filipinas.

“Crucifijo”, obra atribuida al escultor Alonso Cano Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Crucifijo”, obra atribuida al escultor Alonso Cano (1601-1667), realizado en marfil y la cruz en madera de ébano, esta datado en el siglo XVII.

Alonso Cano tiene un temperamento barroco, cuya mentalidad se ha formado en un ambiente intelectual manierista que le ha reforzado su admiración por los grandes maestros italianos y que le ha inculcado una idea espiritualista del arte que queda en él como una verdad de fe de su credo artístico.

“Cristo Crucificado”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Cristo Crucificado”, obra de un escultor anónimo de estilo flamenco, realizado en marfil y la cruz en madera de ébano, esta datado en el siglo XVII.

Escultura en marfil tallado de expresión torturada y talla extremadamente minuciosa, con brazos añadidos, escuela flamenca, manufactura manual siglo XVII, representando Cristo con boca abierta, paño de pureza y piernas separadas.

“Varón de Dolores”, obra de los escultores Francisco y Miguel J. García Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Varón de Dolores”, obra de los escultores Francisco y Miguel J. García, realizado en terracota policromada, esta la transición del siglo XVI y XVII.

Los hermanos García, Miguel y Jerónimo Francisco García, canónigos de la Colegiata del Salvador de Granada, quienes se especializaron en el barro cocido y en la temática relativa al Ecce Homo y al Varón de Dolores.

La obra de estos autores se enclava en la transición entre el renacimiento y el barroco, siendo esta obra de Cádiz de finales del siglo XVI o principios del XVII. Representa una figura alegórica de Jesucristo como Vir Dolorum, “Varón de Dolores”. Se trata de un busto largo, de tres cuartos, hasta los muslos, realizado de bulto redondo. En él se representa el Varón de Dolores entrelazando las manos en el centro de su pecho, y su cabeza, con mirada ascendente, gira un cuarto hacia su derecha. Lleva corona de espinas y collar cordífero en el que se anudan las muñecas, quedando así maniatado.

“Varón de Dolores”, obra de los escultores Francisco y Miguel J. García Museo Catedralicio de Cádiz

La imagen del Varón de Dolores es alegórica, no representa ningún momento concreto de la Pasión de Cristo. Tiene su origen en la devoción bajomedieval en el que los temas religiosos adquieren independencia del control estrictamente eclesiástico, siendo el fiel el que demanda estos nuevos motivos religiosos. De este modo, aparece la figura de Cristo, no sólo como hombre, sino representado en su extrema humanidad, doliente y sufriente, inaugurando la imaginería devocional, menos teologizada que la gótica, pero sobre todo que la románica; la Contrarreforma, a finales del siglo XVI, profundizará en esta senda de la imaginería religiosa, desarrollando un arte tremendamente emotivo, siendo la máxima expresión del arte devocional. Este Varón de Dolores es expresión de esta sensibilidad contrarreformista, pues Jesucristo es representado en su naturaleza humana, expresando el dolor de la pasión, con ojos entreabiertos, en gesto de serena entrega al sufrimiento, en la observancia del deseo del Padre. Sus ojos se tiñen de lágrimas pictóricas como finos regueros de color blanco. Su cuerpo aparece lacerado por el castigo, y la sangre roja inunda su espalda: su humildad modela su divinidad. Esta imagen tremendamente emotiva, de sereno dolor, es la imagen que el fiel contempla, como cordero llevado al matadero, sereno y resignado, dando y reclamando amor: paradigma y modelo ante el que se planta la mirada del fiel y los ojos de cualquier espectador que quiera mirarlo y leerlo.

“San Cristóbal”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “San Cristóbal”, obra de un escultor anónimo de la escuela italiana, realizado en mármol, esta datado en el siglo XVIII.

Este tipo de esculturas, de pequeño formato, se realizaban para decorar habitaciones. Temáticamente, era habitual encontrarlas de figuras importantes de la Historia o del Arte, dependiendo de la sala a la que fueran destinadas. En este caso, resulta probable que el mármol hubiera ido destinado a decorar una biblioteca o un estudio de algún clérigo.

“Inmaculada Apocalíptica”, obra del pintor Michael Cabrera Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Inmaculada Apocalíptica”, obra del pintor Michael Cabrera, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII en México.

En pleno fervor concepcionista, la devoción se trasladó al Nuevo Mundo como uno de los pilares de la evangelización; la dinastía de los Habsburgo aspiraba a ocupar un papel preponderante en el plan global de la Iglesia para cristianizar todo el mundo conocido. Especialmente en el virreinato de Nueva España, que tenía en la actual ciudad de Méjico su capital, se creó un culto mariano asentado sobre la inmaculada y el mito de la Virgen de Guadalupe que sustituía a otros de la mitología azteca. Cundieron entonces, desde mediados del XVII, las representaciones de purísimas apocalípticas, aún más que en España.

“Santa Lucia”, obra del pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Santa Lucia”, obra del pintor anónimo, realizado en óleo sobre cobre, esta datado en el siglo XVII.

Lucía se vanaglorió de su virginidad ante el cónsul, lo que provocó las burlas de Pascasio y su decisión de torturarla arrastrándola hasta un lupanar para que la violasen. Sin embargo, ella no retrocedió ante las amenazas. Pascasio entregó a Lucía al pueblo para que la causasen todo tipo de torturas. Pero cuando trataron de llevarse a Lucía para atormentarla, ésta quedó inmovilizada, pegada al suelo, gracias a la ayuda divina. Los paganos trataron de arrastrarla con la ayuda de mil hombres, de mil bueyes, vertiendo orín sobre ella, pero cualquier intento fue inútil y Lucía se mantuvo inmóvil. Intentaron quemarla viva, pero el fuego tampoco la consumió. Finalmente atravesaron su garganta con una lanza, aunque aún le dio tiempo a hablar antes de morir, proclamándose patrona de Siracusa.

“Inmaculada”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Inmaculada”, obra de un escultor anónimo de la escuela genovesa, realizado en mármol, esta datado en el siglo XVIII.

Génova cuenta con una importante tradición artística en trabajos marmóreos que incluso llega a superar a otras ciudades italianas. A este desarrollo influye decisivamente la cercanía de las canteras de Massa de Carrara.

La distancia que separa la Liguria del Sur Peninsular no fue obstáculo para que llegaran a las ciudades andaluzas retablos, portadas, monumentos, esculturas, columnas o solerías. Todo ello, gracias a las fluidas y constantes relaciones marítimas entre Génova y Cádiz.

“Cabeza de San Pablo”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Cabeza de San Pablo”, obra de un pintor anónimo de la escuela Valdés Leal, realizado en lienzo sobre tabla, esta datado en el siglo XVII.

El ejercicio de la pintura en esa época tenía como marco legal un gremio, que obligaba tras el aprendizaje a un examen de maestría sin el cual no se podía practicar pública y libremente. Pero esta vetusta estructura corporativista permitió en esa misma etapa la fundación de una Academia de Pintura, donde una nueva organización formativa refrendó y después divulgó la barroquización total que vertebró esa escuela. Murillo y Valdés Leal tuvieron especialmente un papel esencialísimo en ambos logros y por ello han recuperado su puesto de pintores sevillanos más importantes de aquella época.

“Santiago Apóstol”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Santiago Apóstol”, obra de un pintor anónimo de la escuela Valdés Leal, realizado en lienzo sobre tabla, esta datado en el siglo XVII.

Los seguidores de la pintura de Valdés Leal eran muchos porque el maestro era grandemente estimado de sus contemporáneos, porque sus obras eran solicitadas con gran empeño, haciendo que su obra fuera muy extensa, pues apenas si hubo iglesia, incluso la misma Catedral, convento, hermandad, o casa particular de persona rica, o siquiera acomodada, que no contase con alguna del admirado y fecundísimo maestro, que compartía con Murillo la supremacía de la pintura sevillana.

Cabeza de san Juan Bautista”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Cabeza de san Juan Bautista”, obra de un pintor anónimo de la escuela Valdés Leal, realizado en lienzo sobre tabla, esta datado en el siglo XVII.

En la pintura de Valdés todo está en ellos perfectamente observado, todo expresado con exactitud y verdad. El colorido es brillante, fluido y transparente; la entonación armoniosa y fuerte, y el dibujo más correcto que el de otras producciones. Los paños están pintados con mucho gusto y plegados con abundancia y riqueza.

“Inmaculada Concepción”, obra del pintor Alonso Miguel de Tovar Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Inmaculada Concepción”, obra del pintor Alonso Miguel de Tovar de la escuela sevillana, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

Tovar se trasladaría a Sevilla a finales del XVII, ingresando en el taller con unos diez años, comienzos de la década de los noventa. Justo en 1690 Matías de Arteaga entusiasmaba a los hermanos de la Sacramental del Sagrario con las nueve tablas que pintó sobre temas eucarísticos. Sin embargo, se ha considerado que pudo ser Pedro de Medina Valbuena el tutor elegido por García Hidalgo para la instrucción del pequeño Tovar. También se ha mencionado a Juan Antonio Fajardo como posible maestro. Sin embargo, parece más razonable considerar al tercero de los dados por la historiografía, Juan Antonio Osorio, toda vez que también fue maestro de Domingo Martínez. Martínez era diez años más joven, por lo que era aprendiz en tanto que Tovar ejercía como oficial. En esa coyuntura se produjo la cercanía laboral y el conocimiento que devino en amistad.

“Rostro de Crucificado Expirante”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Rostro de Crucificado Expirante”, obra de un pintor anónimo de la escuela italiana, realizado en lienzo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

La obra refleja un barroquismo elegante y luminoso pero alejado del maestro italiano, pues fue realizada con pincelada empastada, evitando las veladuras y fusión de colores. La pincelada dibuja orgánicamente el modelado de las formas. La mirada ascendente del rostro del Señor con sus labios entreabiertos, es un modelo artístico del misticismo barroco: la serena entrega a los designios del Padre.

“Crucificado”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Crucificado”, obra de un pintor anónimo de la escuela sevillana, realizado en lienzo sobre tabla , esta datado en el siglo XVII.

La escuela sevillana trascendió el ámbito andaluz. El papel que jugo Sevilla en el comercio de ultramar favoreció la continua exportación de obras a todo el continente americano a medida que las nuevas ciudades demandaban imágenes para las necesidades litúrgicas y evangelizadoras de iglesias y monasterios. Si en el siglo XVI la llegada de obras sevillanas corrió paralela a la llegada de obras de otras zonas de España, incluso de esculturas y pinturas flamencas o italianas, a comienzos del siglo XVII se impusieron los talleres hispalenses.

“Vera efigie de la Virgen de Guadalupe”, obra del pintor Antonio Torres Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Vera efigie de la Virgen de Guadalupe”, obra del pintor Antonio Torres de México, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII.

Del pintor mejicano Antonio de Torres son escasas las noticias biográficas que se conservan, no conociéndose con certeza la fecha de su nacimiento, que tuvo lugar en la ciudad mejicana de Puebla a finales del siglo XVII, e ignorándose, igualmente, la fecha de su fallecimiento que hubo de ocurrir, probablemente, en Sevilla, en el último tercio del siglo XVIII. Sí se tienen noticias que le mencionan como maestro de uno de los obradores más prolíficos de México y que refieren que, a pesar de contar con una ejecución pictórica de variable calidad técnica, se convirtió en un artista de reconocido prestigio, merced a las representaciones que llevó a cabo de la imagen de la Virgen de Guadalupe, pudiéndose afirmar que su estilo creó una coherente escuela con numerosos discípulos que trabajaron fundamentalmente en la primera mitad del siglo XVIII.

“Sagrada Familia”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Sagrada Familia”, obra de un pintor anónimo seguidor de Corregio, realizado en lienzo sobre tabla, esta datado en el siglo XVII.

Correggio es un virtuoso del claroscuro con una sensualidad, una luminosidad y una alegría en su paleta que parece anunciar el XVIII francés. El pintor fue uno de los miembros más destacados de la escuela de Parma de pintura y desarrolla estos vibrantes colores que según los críticos facilitaron la transición del Renacimiento al Barroco.

Ecce Homo”, obra de un pintor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Ecce Homo”, obra de un pintor anónimo, realizado en lienzo sobre plancha de cobre, esta datado en el siglo XVII.

Las pinturas sobre soporte de planchas de cobre y otros metales fueron concebidas como obras de arte refinada y elegante. La práctica de la pintura sobre soporte de cobre parece surgir en la ciudad de Florencia en el tercer cuarto del siglo XVI llegando a ser una verdadera especialidad de algunos pintores italianos. Desde aquí esta técnica se exporta por todo Europa pero no deja de ser un soporte ocasional.

“Relicario de la Santa Espina”, obra de un orfebre anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Relicario de la Santa Espina”, obra de un orfebre anónimo, realizado en plata sobredorada y cristal tallado, esta datado en la primera mitad del siglo XVIII. Estilo barroco.

Detalle Espina de Cristo en la Casa de Contadurías de Cádiz

Las reliquias de la Pasión siguen fascinando a estudiosos y literatos. Podríamos nombrar a la Edad Media como el periodo en el que comenzó el auge de las reliquias. La historia, atribuye a Santa Elena, madre del emperador fundador de Constantinopla, Constantino. Fue ella quien fue encontrando en Tierra Santa la mayor parte de las reliquias que aun en nuestros días son veneradas en distintos puntos de la religión cristiana. Todas y cada una de ellas fueron enviadas a la capital del reino creado por su hijo, atribuyéndole pues una mayor gloria en un escaso periodo de tiempo. De entre todas las capitales del ecúmene cristiano, Constantinopla, paso por ser la que mayor elenco y valía de reliquias albergaba, de hecho la ciudad había nacido como una prórroga de la nueva Roma.

Elena es conocida por haber organizado la primera restauración de los lugares santos Cristianos de Jerusalén. Viajó hasta Jerusalén en el año 325 a fin de encontrar las reliquias de la Pasión de Cristo. Según la leyenda, el 3 de mayo de 326 descubre en Jerusalén la cruz de Cristo, conocida mundialmente como la Vera-Cruz. Se afirma que Elena descubrió también el lugar del Santo Sepulcro. En esa época es cuando aparecieron y proliferaron las reliquias de la Pasión: la madera y los clavos de la cruz, la corona de espinas, la lanza, la esponja, el sudario, la túnica, el velo de la Verónica, la columna de la flagelación y hasta la escalinata de Pilatos; y, por supuesto, el Santo Grial.

La Piedad”, obra de un orfebre anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “La Piedad”, obra de un orfebre anónimo, realizado en plata, bronce dorado y ébano, esta datado en el siglo XVIII. Estilo barroco.

Se trata de un grupo escultórico de sobremesa realizado para la devoción particular. El barroco fue un periodo de vital importancia para el desarrollo de este arte de la joyería. Gracias a las colonias españolas en América, seguían siendo de especial interés por el suministro de materias primas, entre ellas oro, plata y piedras preciosas, y las perlas provenían del caribe y Filipinas.

“Custodia del Millón”, obra del orfebre anónimo Pedro Vicente Gómez de Caballos Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Custodia del Millón”, obra del orfebre anónimo Pedro Vicente Gómez de Caballos, realizado en oro, esmaltes, piedras preciosas y perlas finas, esta datado en el siglo XVIII. Estilo barroco.

La custodia denominada del “Millón” por la cantidad de piedras preciosas que acumula, es muestra de la riqueza alcanzada por los comerciantes de la ciudad en el siglo XVIII. Fue donada por un miembro del Consejo de Indias en 1721 y es obra del orfebre madrileño Pedro Vicente Gómez de Ceballos.

“Inmaculada Concepción”, obra de del pintor Clemente de Torre Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Inmaculada Concepción”, obra del pintor Clemente de Torre (1662-1732), realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVIII. Estilo barroco.

El pintor aunque natural de Cádiz debió de formarse en Sevilla y en relación con Juan de Valdés Leal, heredando su bravura pictórica aunque sea escasa la producción que puede atribuírsele. Dominó el óleo y el fresco. En cualquier caso parece probable que sean suyos, junto a otros pocos cuadros, seis Apóstoles pintados en los pilares de la Iglesia dominica de San Pablo de Sevilla, cuyo ímpetu de impostación y factura corrobora la tradición que le hace discípulo valdesiano. Visitó la Corte madrileña en 1724 logrando conectar allí con sus círculos pictóricos, como lo atestigua su amistad con Antonio Palomino, pintor de la Corte.

“Santa Gertrudis”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

La siguiente obra de arte “Santa Gertrudis”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera policromada, esta datado entre el siglo XVI-XVII. Estilo barroco

Santa Gertrudis es la mezcla de una síntesis entre una santa monja cisterciense del siglo XIII, santa Gertrudis de Helfta, y una madre abadesa, Gertrudis de Hackeborn, del siglo XIII también y del mismo nombre.

“Santa Gertrudis”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

Esta identificación se concreta en el siglo XVII, con amplio desarrollo en el siglo XVIII, en una estrategia, por parte de la Iglesia Católica de reducir e intentar neutralizar la expansión de la Reforma en los condados alemanes, precisamente porque Gertrudis de Hackeborn se dice que nació en el condado de Mansfel, el mismo que Lutero, con el que se contrapone como modelo alemán. De esta manera, santa Gertrudis se transforma, a partir del Concilio de Trento, ya desde la segunda mitad del siglo XVI, en herramienta iconográfica de la Contrarreforma Romana.

Su advocación suele estar relacionada con el culto al Sagrado Corazón de Jesús y al Sagrado Corazón de María, pues santa Gertrudis presenta como elemento iconográfico identificativo, su corazón habitado por el Niño.

Esta escultura de Santa Gertrudis es representada con sus hábitos característicos de la orden benedictina, de color negro, sobre el cual se desarrollan amplios motivos decorativos estofados sobre dorado. Aunque se aprecia una composición, hechuras de la figura, y rasgos característicos de una escultura del siglo XVII, su policromía lo es, sin embargo, del siglo XVIII.

Detalle “Santa Gertrudis”, obra de un escultor anónimo Museo Catedralicio de Cádiz

Esta escultura formó parte de un retablo de Santa Gertrudis que se levantaba en el siglo XVII en la Antigua Catedral de Cádiz, la actual iglesia de la Santa Cruz. En el siglo XVIII fue repolicromada y trasladada en el siglo XIX a la recién consagrada Nueva Catedral, como así ocurrió con muchas otras imágenes y enseres.

Arco de la Rosa de Cádiz

Aquí damos por concluido la visita apretada de la mañana, es la hora de la comida y queremos saborear, aunque tenemos muchas referencias de donde comer pescaito frito pero en estos momentos nos quedamos en blanco.

De camino pasamos por el Arco de la Rosa (GPS N 36.529269 W 6.294491) es la antigua puerta occidental enclavada en las murallas de la Cádiz medieval, se halla en la plaza de Pío XII.

Dicha muralla se construye en el siglo XIII en tiempos de Alfonso X el Sabio. Sobre el origen del nombre existen dos teorías: una dice que se denomina así en honor a una advocación mariana homónima que tenía una capilla cercana; la otra, que se llama así al arco por el capitán Gaspar de la Rosa , que vivió en la ciudad en el siglo XVIII. Denominado en tiempos Arco de Santiago, por dar al arrabal del mismo nombre, donde se reunían los pescadores; fue restaurada en 1973.

Ante nuestros ojos aparece en la calle Nueva 1, Restaurante Casa Sobrina (GPS N 36.530906 W 6.292778) en su interior tiene el estilo de una antigua freidura con comida para llevar. La verdad es que íbamos buscando el menú del día que tuviera pescadito frito y aquí encontramos raciones para tapear. Pedimos raciones de cazón, croquetas, puntillas, tortas de camarones. El precio un poco más alto al de otros lugares del viaje y la calidad no ha sido destacable, por un momento nos sentimos que era un lugar para turistas, aunque la verdad no comimos mal pero no como esperábamos.

Escultura de Blas de Lezo de Cádiz

Nada más salir vemos en la avenida del Cuatro de Diciembre de 1977, la escultura de Blas de Lezo (GPS N 36.531764 W 6.293105). Blas de Lezo y Olavarrieta fue un almirante español —conocido por la singular estampa que le dieron sus numerosas heridas de guerra (un ojo tuerto, un brazo inmovilizado y una pierna arrancada)—, considerado uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española y conocido por dirigir, junto con el virrey Sebastián de Eslava, la defensa de Cartagena de Indias durante el asedio británico de 1741.

Vamos andando hasta la calle Mesón 11-13 donde se encuentra el Teatro Romano (GPS N 36.528781 W 6.293798). Se descubrió en el año 1980 en unas excavaciones arqueológicas destinadas a localizar el Castillo de la Villa. Hasta entonces solamente se habían visto algunas de sus galerías interiores sin identificar a que edificio pertenecían.

Desde 1980 hasta ahora se han ido sucediendo las actuaciones de recuperación del teatro romano de Gades. Actualmente, cuenta con un centro de interpretación al que se accede desde la calle Mesón, 11-13 (Barrio de El Pópulo), en el que se pueden observar mediante pozos excavados en el suelo distintas zonas del teatro, como el escenario, la orchestra o las gradas de la proedria. Además, el centro ofrece al visitante la posibilidad de ver la cavea del teatro a través de grandes ventanales, conocer su historia por medio de paneles informativos, restos arqueológicos y un audiovisual en el que se muestra cómo era este edificio. Se puede acceder a la galería del teatro a través de uno de sus vomitorios, excavado bajo el suelo de la Posada del Mesón, un edificio que está junto al centro de interpretación. Asimismo, desde la galería se puede acceder por una pasarela a una zona acotada de la grada. El teatro fue abandonado en el siglo IV d. C. Sobre sus ruinas los musulmanes edificaron una fortaleza. En el siglo XIII el rey Alfonso X El Sabio reconquistó la ciudad. Hoy en día, hay edificios que se superponen al teatro como la Guardería Municipal , la Posada del Mesón, la Casa de Estopiñán y la Casa de Contaduría, construcciones que conforman parte del barrio del Pópulo que conserva en sus calles el trazado del antiguo barrio medieval, las murallas y tres de sus puertas.

Teatro Romano de Cádiz

El Teatro de Cádiz tiene ciertas características, que lo diferencian del resto de teatros romanos hallados hasta la fecha, como son:

Es el segundo teatro más grande de la Hispania romana, superado solamente por el de Córdoba por escasos metros. El diámetro de la cavea del teatro romano de Cádiz es de unos 120 metros, y su aforo sería de alrededor de unos diez mil espectadores, bastantes si tenemos en cuenta que su población rondaría los cincuenta mil habitantes.

Es el teatro más antiguo entre los conocidos hasta ahora de la Península. De hecho, es el segundo teatro más antiguo de todo el Imperio Romano, por detrás tan sólo del Teatro de Pompeyo en Roma.

Es de los pocos edificios públicos de la Hispania Romana a los cuales personajes tan relevantes como Cicerón o el historiador griego Estrabón mencionan en sus obras. En una carta de Asinio Polión, entonces gobernador de la Bética , a Cicerón se dice que Balbo, el menor, fundador de la Neápolis , la ciudad nueva, representó en el teatro de Gades una obra escrita por el mismo, que recordaba su colaboración con Julio César y que en este mismo teatro hizo de una vez las elecciones de dos años, reservó catorce gradas de asientos a los caballeros gaditanos, premió a un actor con el anillo de los caballeros y a otro actor lo mandó ejecutar por ser muy feo.

Fotografía de la ciudad Teatro Romano de Cádiz

Cuenta Estrabón que los gaditanos en un principio vivían en una ciudad muy pequeña; "más Bálbos el Gaditanós, que alcanzó los honores del triunfo, levantóles otra que llaman Nueva; de ambas surgió Didyme, cuyo perímetro, aunque no pasa de veinte estadios, es lo suficientemente grande para no sentirse agobiada de espacio". Y así se inició la construcción de la Neápolis y la de un teatro que, actualmente, está considerado como el más antiguo y el segundo más grande de Hispania. Todo un ejemplo del esplendor que vivió Gades en la Antigüedad clásica.

El edificio se abandonó a finales del siglo III y fue saqueado a partir de la centuria siguiente, aunque en época tardorromana, islámica y cristiano-medieval, los restos de su estructura fueron utilizados como almacenes, cuadras, parte de viviendas, etc.

El teatro romano de Cádiz surgió “dentro de los planes urbanísticos de una familia gaditana, los Balbo, en su intención de dotar a su ciudad de importantes edificios públicos, a imitación de su capital, Roma”, cuenta el arqueólogo Ángel Muñoz Vicente. Los Balbo proyectaron ampliar el antiguo asentamiento fenicio construyendo otro nuevo junto a él. Este núcleo urbanístico es conocido como Neápolis, y de él se conocen, además del teatro, numerosos restos urbanos excavados en los últimos años. “Igualmente tenemos noticias de la existencia de otro importante edificio público, el anfiteatro, en el barrio adyacente al Pópulo, el de Santa María, en las cercanías de las actuales Puertas de Tierra”, apunta Muñoz, para quien el teatro romano es "uno de los pocos edificios antiguos de nuestra Península que cuenta con referencias directas de los autores importantes de la época. Así, Cicerón, refiriéndose al mandato político de Balbo en Cádiz, alude a ciertos usos del edificio por este personaje en beneficio propio".

Teatro Romano de Cádiz

Si los restos del anfiteatro fueron visibles al menos hasta el siglo XVI –su perímetro aparece representado en un grabado de esa época de Antón de las Viñas– el teatro, por el contrario, estaba ya cubierto, o sus estructuras reutilizadas e integradas en la villa medieval erigida por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII.

Del teatro no se sabía nada fuera de los textos clásicos, entre los cuales algunos indicios señalan que ya en el año 44 a. C. se habían representado en Gades obras de teatro como Iter, una autobiografía de Lucio Cornelio Balbo “El Menor”, para conmemorar su elección como magistrado local y en la que narraba su intervención en las guerras civiles; crónicas posteriores relatan que el propio autor lloró al contemplar la representación y recordar a Julio César, que había sido asesinado sólo unos meses antes. También se habla del teatro en las Cartas a familiares de Cicerón en 43 a. C.: Asinio Polión, en carta a Cicerón afirma que, en los juegos organizados por Balbo en Gades, había en el teatro catorce filas de asientos reservadas a los caballeros.

Y aunque desde el siglo XVIII existen referencias a subterráneos en la zona –sin duda relacionadas con algunas de las galerías del monumento, y que hablan de pozos que permiten acceder a una rotonda con asientos de mármol– hubo que esperar hasta octubre de 1980 para que, de una manera inesperada y casual, afloraran los restos del teatro.

Gradas Teatro Romano de Cádiz

En 1980 los sondeos arqueológicos encargados por el Ministerio de Cultura al entonces director del museo de Cádiz, Ramón Corzo Sánchez, para delimitar la zona de expropiación para descubrir la alcazaba medieval deparara el hallazgo del monumento romano. Posteriores catas permitieron localizar las gradas superiores, y, poco a poco, se excavó un tramo de la galería y del graderío.

Hoy, del teatro romano perduran un buen número de filas de gradas de la media cavea y se han documentado las gradas inferiores de la ima cavea y la proedria, además de parte de la orchestra. Piedra ostionera, mármol y Hormigón romano, mortero de cal con piedras y un revestimiento de cal son los materiales con los que se construyó el monumento.

Ángel Muñoz indica que el sector superior de la summa cavea ha desaparecido tanto por la utilización de sus materiales para construir inmuebles en la época medieval como por la propia acción del mar. Pero junto a este sector socavado se ha conservado "excepcionalmente", dentro de otras construcciones, un tramo de muro curvo que corresponde a la fachada trasera del teatro, "así como parte del entramado que sostendría el graderío y el inicio de un pasillo o deambulatorio tras la fachada".

Galería del Teatro Romano de Cádiz

Entre esta zona y la primera línea de gradas conservadas se observa también una hilada de sillares de piedra ostionera "que quizás corresponda a la pared lateral de mayor radio de una galería superior, perdida en su mayor parte al arrancar la misma desde la cota de suelo que hoy pisamos". Por el oeste, el graderío se adentra bajo el ábside de la Catedral Vieja, la Casa de Contaduría eclesiástica, la Posada del Mesón y la Casa de Estopiñán, que conserva restos en la planta baja. Y por el extremo oriental el graderío entra bajo la Guardería Municipal y, por consiguiente, bajo los cimientos del castillo medieval.

Otro sondeo permitió en 1999 comprobar la existencia de otra bóveda simétrica a la documentada en la Casa de Estopiñán y permitía establecer la orientación del monumento y su diámetro: 120 metros.

Para Muñoz, el futuro del teatro "pasaría por un replanteamiento de la ordenación urbanística actual de un grupo de inmuebles de escaso o nulo valor arquitectónico e histórico" del siglo XIX, “cuyo derribo permitiría sacar a la luz el resto del edificio, pudiéndose visualizar totalmente la orchestra, el resto del graderío y la scaena del teatro más antiguo de Hispania”.

Gradas del Teatro Romano de Cádiz

Un nuevo proyecto de rehabilitación prevé recuperar el acceso primigenio y el perfil de su graderío. Desde el año 2017 hasta 2020, el proyecto de rehabilitación y restauración, dotado con 4.908.618 €, se propondrá mejorar los accesos y reforzar la relación e integración del enclave con su entorno urbano. El objetivo es dar valor al yacimiento “desde el punto de vista cultural, patrimonial y turístico”.

El teatro de Gades, al ser muy antiguo, conserva muchas características de los teatros griegos, aunque con adaptaciones hechas por los romanos. Como era corriente hacer por ellos, se utilizó un desnivel del propio terreno para apoyar en la roca gran parte del graderío, que era de hormigón. Las técnicas constructivas son las características de la etapa republicana, sobre todo usaban el hormigón (opus caementicium), mortero de cal, cascotes y arena que era más resistente y salía más económico que la cantería tradicional.

Todo el graderío en la zona superior e intermedia iba cubierta con un revoco de cal y cerámica triturada, y la zona más cercana a la orchestra llevaba sillares.

Gradas del Teatro Romano de Cádiz

Todos los teatros romanos eran en realidad una representación de la sociedad romana y sus clases sociales bien diferenciadas y separadas por pasillos llamados praecintios.

El graderío está construido en forma de herradura, de semicircunferencia para conseguir la acústica deseada. Está orientado al Norte, hacia el mar divisándose desde las caveas superiores toda la Bahía de Gades.

El muro exterior, además de para cerrar el edificio, se utilizaba como hoy día hacemos para colocar los anuncios de los espectáculos que se iban a ofrecer mediante rótulos pintados sobre el propio muro.

El porticus en la Summa Cavea era la zona más alejada del escenario, ahí se situaban las mujeres y los niños.

Summa cavea, donde estaban los libertos, esclavos, mendigos, transeúntes...

Media cavea, donde se colocaría el público en general, trabajadores libres, ciudadanos, funcionarios públicos...

La ima cavea estaba destinada para los equites, sector de la población con alta capacidad económica. Existía una ley que obligaba a reservar las primeras 14 filas de los edificios de espectáculos públicos para los equites. En el caso de Gades se menciona que había 500 équites, lo que da idea de la importancia económica que tenía la ciudad.

Columnatio del Teatro Romano de Cádiz

Proedria. Tres filas de asientos, los más cercanos al escenario, situados sobre la orchestra y destinados para las clases sociales más altas, como senadores, magistrados, sacerdotes...

Orchestra. Es la zona semicircular entre el graderío y el escenario. Mientras que en el teatro griego esta zona tenía utilidad escénica, en el teatro romano se reservaba para asientos de las clases sociales más altas.

Scaena. El escenario, donde los actores representaban las obras, mimo, pantomima, tragedias...

Scaenae frons. Portada de tres pisos, adornada con columnas y estatuas de emperadores y dioses que cerraba el frente del teatro. Solían tener pantallas giratorias para cambiar de decorado y plataformas móviles, así como otros recursos escénicos, como cabestrantes que trasladaban a los actores de arriba a abajo de la escena para representar a los dioses.

La excavación sólo ha dejado al descubierto una porción del edificio, parte media del graderío y la galería que discurre bajo él, pero por ella podemos hacernos una idea aproximada de sus características. Se levantó aprovechando parcialmente la pendiente del terreno para apoyar sobre ella el graderío. Las ruinas de la escena y el pórtico que se abriría tras la orchestra permanecen sepultadas bajo el caserío del barrio del Pópulo.

Gradas del Teatro Romano de Cádiz

Las técnicas constructivas son características de la etapa republicana; sobre la mampostería y el aparejo isodomo (sillares puestos en hiladas iguales) predomina el hormigón, opus caementicium, mortero de cal, cascotes y arena, de gran plasticidad, resistencia, y sin el costo ni la complejidad de la cantería tradicional. Con él se modeló todo el graderío, que en la zona intermedia y superior iba cubierto con un leve revoco de cal y cerámica triturada, opus signinum, mientras que en la más cercana a la orchestra llevaba un forro de sillares.

Presenta rasgos muy antiguos, con graderío en forma de semicircunferencia prolongada como una herradura, asientos distribuidos radialmente en varios sectores y perfil parabólico en la sección de las gradas para conseguir la acústica adecuada. Disposición similar tienen algunos teatros helenísticos tardíos, cuyos paralelos más cercanos se localizan en el sur de la península itálica y Sicilia.

Entrando en las ruinas, vemos que la summa cavea desapareció por la reutilización de las piedras en edificaciones medievales. El graderío, o cavea, aparece dividido en tres sectores. La summa cavea podría estar basada sobre muros anulares y radiales y constituida por un armazón de vigas de madera, quizás cubierta con un toldo o velarium apoyado en postes de madera. Perdura la mayoría de las filas correspondientes a la media cavea y se han documentado las gradas inferiores y parte de la orchestra; los dos sectores inferiores, apoyados sobre galerías abovedadas, se encuentran en muy buen estado de conservación.

Cavea del Teatro Romano de Cádiz

Una zanja abierta en el eje del teatro permite observar una pequeña superficie de la zona inmediata a la orchestra y los asientos de la proedria, que estaban separados del graderío por un amplio pasillo.

Otro importante sector excavado es un amplio tramo de la galería que canalizaba la circulación de espectadores para acceder desde el exterior a los asientos de la zona media del graderío. Es de amplias dimensiones y se cubre con una bóveda anular de medio punto o de cañón. Al igual que en el exterior el material más utilizado es el hormigón.

Para construirla fue necesario recortar previamente la roca natural y luego, con sillares perfectamente labrados en la misma piedra, se levantó el muro externo, mientras en la parte inmediata al terreno natural se hizo un muro de hormigón de la misma altura. Sobre ambos se dispusieron cimbras de madera para formar la bóveda también con hormigón.

En el muro exterior se abren los vanos o vomitoria que comunican con el graderío, además de los lucernarios para iluminar el espacio de la galería. Se han localizado los cuatro vomitorios con los que contaba el teatro de Gades. En estos accesos observamos huellas de una reforma que debió realizarse cuando el edificio aún estaba en construcción.

Vomitorium del Teatro Romano de Cádiz

El diseño original disponía una serie de escalones para salvar el desnivel existente entre la galería y el graderío, pero, por causas desconocidas, posiblemente problemas en la evacuación de las aguas pluviales, hubo que elevar el pavimento de la galería y en consecuencia anular parte de los escalones cubriéndolos con una rampa de sillería para salvar el nuevo desnivel.

En las zonas donde se ha destruido la rampa podemos observar que algunos escalones quedaron incluso sin terminar de tallar, labor que debía realizarse una vez colocados. Otros, que sí están acabados, no presentan el desgaste lógico provocado por el uso. Como consecuencia de esas transformaciones fue necesario transformar también la zona superior de los vomitorios, aumentando su altura.

Esta galería permanecía casi completamente colmatada hasta finales del siglo XX, ya que en ella desembocaba una antigua cloaca.

Maqueta del Teatro Romano de Cádiz

El que era el mayor teatro romano de Hispania debió tener, pese a ser el más antiguo también, una decoración acorde con sus dimensiones. En el museo de Cádiz se conservan trozos de cornisas de mármol con delicados adornos vegetales, además de varios fragmentos de frisos del frente escénico y varios tambores de columnas de alabastro, también de la escena. Otro elemento decorativo rescatado es un fragmento de estatua representando una figura masculina. También se han recuperado fragmentos de capiteles de columna, figurando hojas de acanto y volutas.

Nada más salir del Teatro romano llegamos a uno de los lugares más insólitos de la ciudad el Callejón del Duende (GPS N 36.528820 W 6.293772). Es tan estrecho que solo podría transitar por él una persona en uno u otro sentido, que antiguamente comunicaba la calle Mesón con la plaza de Fray Félix, donde se encuentra la Catedral Vieja , pero que en la actualidad está cegado y cuyo acceso, además, está cerrado por una verja.

Callejón del Duende de Cádiz

El nombre, al parecer, le viene de una antigua leyenda de los tiempos de la guerra de Independencia, a principios del siglo XIX, según la cual, finalizada ésta, un oficial napoleónico, que iba a ser ajusticiado junto con otros prisioneros franceses por las autoridades españolas, se salvó de la pena capital gracias a las intrigas de una gaditana enamorada de él, que llegó a sobornar al verdugo para que no lo matara, simulando su ejecución. Escondido el francés durante el día, por las noches los amantes se veían en el callejón. Algunos vecinos que lo vieron pasar por allí envuelto en una capa, al que tenían por muerto, creyeron que era su espíritu que se dirigía a la iglesia de Santa Cruz para expiar sus pecados. Y así nació la leyenda. Los vecinos empezaron a conocer el lugar como el Callejón del Duende, nombre con el que ha llegado hasta nuestros días.

En otra versión de esta misma leyenda, el francés y la gaditana, enamorados ambos, se citaban a escondidas en el callejón, hasta que un día fueron descubiertos, siendo ejecutado el oficial y muriendo ella también poco después. Los vecinos, pese a estar muertos, aseguraban verlos por las noches, y todavía hoy día hay quien afirma haber visto sus espíritus por allí alguna vez. En su recuerdo, los vecinos ponen en el callejón flores y velas.

Por último, el nombre también se podría deber a un bandolero apodado El Duende, que vivió en el siglo XIX y que paraba en el callejón.

Mirador entre Catedrales de Cádiz

Desde aquí vamos hasta el Mirador entre Catedrales (GPS N 36.528395 W 6.294946), como su propio nombre indica, se encuentra ubicado justo en el hueco preexistente entre la Catedral Nueva y la Iglesia de Santa Cruz o Catedral Vieja. Obra del arquitecto Alberto Campo Baeza, el resultado es una estructura que además de funcionar como cubrimiento del yacimiento arqueológico subyacente, genera una terraza mirador con vistas sobre el mar.

A la plaza se accede por una gran rampa lateral y sobre ella se encuentra un "umbráculo" o pabellón, una estructura ligera donde resguardarse del sol y de la lluvia y desde el que se invita a la contemplación del océano. Todo el conjunto formado por pavimentos, estructuras y barandillas se encuentra coloreado en blanco como forma de acentuar su liviandad y reforzar la presencia de la luz, tan singular en Cádiz. A la espalda del mirador, se intervino sobre la medianera de la Casa del Obispo, levantando un muro de piedra ostionera en consonancia con la materialidad que caracteriza a las catedrales, creando así un fondo de la intervención que a su vez sirve de unión entre ellas.

Hospital de Mujeres de Cádiz

Desde aquí vamos hasta la calle del Hospital de Mujeres (GPS N 36.531614 W 6.299558) donde se encuentra la sede del obispado y que fue Hospital de Mujeres y Capilla de Ntra. Sra. del Carmen.

El Hospital de Mujeres de Cádiz surgió como institución durante el siglo XVII debido a las incipientes necesidades médicas de la población, sobre todo femenina. En un primer momento se ubicó en la actual calle Columela, hasta que el crecimiento urbano y poblacional de la ciudad conllevó que las instalaciones resultaran insuficientes, y se planteó la construcción de una nueva sede.

La iniciativa del proyecto corrió a cargo del obispo Lorenzo Armengual de la Mota , quien tras su muerte dejó un importante legado para que pudiesen comenzar las obras. El gasto total ascendió a 1.034.977 reales y 4 maravedíes de vellón sufragados por el propio benefactor, la ciudad de Cádiz, el Estado -a través del censo real-, y distintos particulares como don Bruno Verdugo o el canónigo Alejandro Pavía y Penecina, quien a su vez se encargó de la supervisión de la construcción.

Sacristía del Hospital de Mujeres de Cádiz

Las obras se llevaron a cabo entre julio de 1736 y el 16 de octubre de 1749, fecha en que se inaugura el nuevo Hospital; y el arquitecto designado para la ocasión fue Don Pedro Luis Gutiérrez de San Martín, más conocido como «Maestro Afanador». Si bien, es necesario tener en cuenta que el edificio ha sufrido distintas remodelaciones hasta llegar a su estado actual, como la realizada en 1909 tras el hundimiento de parte de las bóvedas de la capilla, el salón principal y la fachada, o la acometida en el año 2007 para la restauración de la capilla.

En sus casi trescientos años de historia, el Hospital ha dado acogida a miles de enfermas -especialmente durante importantes y duros acontecimientos como las epidemias del siglo XIX, la Guerra de África, el desastre del 98, o la Guerra Civil española-, y permaneció abierto hasta 1963, momento en que resulta económicamente inviable y el entonces obispo Antonio Añoveros Ataún se vio obligado a su clausura. De manera que en la actualidad funciona como sede del Obispado de Cádiz y Ceuta, y de la institución de Cáritas.

Construcción de la Sacristía del Hospital de Mujeres de Cádiz

El edificio, situado en la calle Hospital de Mujeres, nº 26, se organiza espacialmente en torno a dos patios comunicados que dan acceso a la Capilla y al resto de dependencias, y entre los que se alza una imponente escalera de estilo imperial. Un conjunto arquitectónico reforzado por los elementos iconográficos realizados por el escultor Cayetano de Acosta entre 1738 y 1745, que se centran en los espacios más representativos -fachada, patio principal y escalera-, y que resultan imprescindibles para completar el sentido religioso y curativo-paliativo del edificio.

El primer elemento que llama la atención es la fachada, que funciona como espacio de representación y relación con la ciudad. Está formada por tres plantas con entreplanta y presenta una composición barroco-popular típica de la arquitectura del momento en la ciudad de Cádiz. En la planta baja encontramos tres puertas, que no se ajustan a ejes de simetría y que dan acceso a la Capilla y al propio Hospital; y en el entresuelo destacan las ventanas cruciformes, nada comunes, que aportan una gran personalidad al edificio. Por su parte, el cuerpo principal está formado por amplios vanos coronados con frontones rotos con óvalos en el centro y un largo balcón que recorre todo el espacio. Mientras que el último cuerpo se compone por pilastras jónicas y una serie de vanos rectangulares con barandillas independientes.

El acceso al Hospital se realiza a través de un zaguán enlosado en mármol blanco, con paredes crema sobre zócalo gris, pilastras jónicas de jaspe verde y un precioso artesonado de madera del mismo color. Un espacio donde destaca un pequeño retablo realizado en mármol, al parecer de época contemporánea, en el que encontramos una pintura de Nuestra Señora del Carmen, de gran veneración para los gaditanos. Asimismo, una vez se atraviesa el gran portón, aparece un lienzo de Jesús Nazareno, datado en el siglo XVII, procedente de la Capilla de Nuestra Señora del Pópulo.

“La imagen yaciente del canónigo Alejandro Pavia y Pedecina”, obra de un pintor anónimo Hospital de Mujeres de Cádiz

La primera obra de arte es “La imagen yaciente del canónigo Alejandro Pavia y Pedecina”, obra de un pintor anónimo, realizada en óleo sobre lienzo, esta datado en el año 1789.

Fue hijo de Juan Domingo de Pavía y de Juana Pedecina. Matriculado en la Universidad de Sevilla, al acabar sus cursos se graduó doctor en Teología. Fue Canónigo de la Catedral de Cádiz, y Rector del Seminario Conciliar de San Bartolomé de la misma ciudad, en cuyo destino falleció el 15 de agosto de 1776.

El obispo Lorenzo Armengual y de la Mota lo crió desde niño en su palacio y servidumbre. Lo hizo viajar por Italia, Francia y otros países, para que cultivase su inclinación a las Bellas Artes. Logró ser Académico de la de Nobles Artes de Madrid, y de otras sociedades artísticas y literarias.

Patio del Hospital de Mujeres de Cádiz

Entre sus obras más importantes están: la Iglesia Mayor en San Fernando; y en Cádiz la iglesia y convento de las monjas Descalzas, el Hospital de Mujeres, el coro de la iglesia de Santo Domingo, las enfermerías del hospital de San Juan de Dios.

El patio principal, de planta rectangular, es el órgano regulador del espacio, en una combinación entre lo genovés, lo holandés y lo andaluz, con sus característicos muros enlucidos de cal, el verdor de las plantas y la frescura de sus pavimentos de mármol. Se divide en dos cuerpos: el primero de ellos, de orden dórico, está compuesto por tres arcos de medio punto a cada lado apoyados sobre columnas de mármol blanco; mientras que el cuerpo superior está articulado por pilastras que enmarcan vanos rectangulares que terminan en frontones partidos con óculo circular en el centro. Un conjunto decorado con elementos como cabezas femeninas tocadas de laurel, mascarones barbudos, o la representación de Hércules luchando con el león de Nemea y la columna del Non Plus Ultra, estos últimos como reconocimiento a la ayuda prestada en la construcción del edificio por la ciudad de Cádiz.

Capilla Ntra. Señora del Carmen en el Hospital de Mujeres de Cádiz

Dicho espacio también contiene un maravilloso conjunto de azulejos mezclados con ladrillos y placas de mármol. Entre ellos, en la zona inferior del espacio, destaca la presencia de un Vía Crucis realizado en 1749 con azulejos sevillanos, con escenas basadas en grabados italianos y flamencos del siglo XVII, y cuya organización responde a una disposición premeditada según la cual, aquellos que lo realicen recorrerán las mismas distancias que Cristo durante el calvario. Del mismo modo que, en el claustro alto o segundo cuerpo del patio, encontramos otro Vía Crucis, aunque esta vez de menores proporciones y características más populares. Por su parte, el segundo patio, que sigue una composición similar al principal, aunque mucho más sencillo y de menores proporciones, presenta un único azulejo, con las mismas características que los anteriores y con la representación de una Dolorosa.

La escalera, fuente de inspiración para construcciones posteriores, sirve como elemento de comunicación y ascensión, aludiendo simbólicamente a la subida al cielo de las enfermas tratadas en el recinto. Formalmente es de caja rectangular, se divide en seis tramos con descansillos centrales y está rematada por una cúpula elíptica sobre pechinas, donde la luz se filtra por ocho óculos circulares, un conjunto de celosías y un estrecho tambor.

Ntra. Señora del Carmen en el Hospital de Mujeres de Cádiz

Y por último, otro elemento fundamental del Hospital de Mujeres de Cádiz lo encontramos en su Capilla, consagrada a la Virgen del Carmen. Una construcción de planta de salón dividida en tres naves por columnas dóricas de mármol, donde destacan el coro, concebido a modo de tribuna, y las bóvedas, todas decoradas en yeso por el escultor Cayetano de Acosta. Con excepción del tramo central de la bóveda que presenta un tema carmelitano realizado por Felipe Abarzurza y Julio Moisés tras la reconstrucción de parte de la cubierta llevada a cabo en el siglo XX.

En la Capilla mayor destaca un magnífico retablo de un solo cuerpo flaqueado por columnas dóricas y coronado por frontón curvo. Una obra posterior a la construcción de la propia iglesia, pues presenta traza neoclásica y fue realizado en el siglo XIX por Torcuato Benjumeda, y que contiene como imagen principal una talla de Nuestra Señora del Carmen, probablemente la Imagen devotísima que se colocó tras la inauguración del Hospital. Del mismo modo que, el interior del edificio consta de cinco capillas colaterales: Capilla del Nacimiento, Capilla de la Inmaculada , Capilla de San Cayetano, Capilla de San Francisco de Asís y Capilla de Nuestra Señora de las Angustias.

“La visión de San Francisco con el compañero de espalda” El Greco del Hospital de Mujeres de Cádiz

En uno de los altares laterales de la capilla del Hospital de Mujeres de Cádiz se conserva una obra de arte de singular “La visión de San Francisco con el compañero de espalda” El Greco, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en 1601.

Detalle “La visión de San Francisco con el compañero de espalda” El Greco del Hospital de Mujeres de Cádiz

La obra perteneciente a la colección privada del Obispo Armengual de la Mota , y que al heredar su sobrino Bruno Verdugo, fue donada al Hospital junto con otros objetos, que llegaron a Cádiz en 1747. La pieza también adquiere un especial protagonismo porque de los más de cien cuadros que salieron del taller del Greco con la temática de San Francisco, éste es uno de los veinticinco que realmente se asocian como lienzos del artista y no de su taller.

La imagen representa el episodio de la visión de la antorcha en el Monte Alvernia que ocurrió antes de la estigmatización de San Francisco pero aun así el santo ya cuenta con las heridas en las palmas de sus manos, con un símbolo de la aceptación de la voluntad divina. El santo aparece de pie y mirando fijamente la antorcha del cielo mientras nos muestra las palmas de las manos, a su lado en el suelo aparece la figura del hermano León que se ha caído fruto de la gran sorpresa y que el artista ha aprovechado para representar en un gran escorzo demostrando su dominio de la composición y el dibujo.

En cuanto a la iluminación debemos decir que las figuras se recortan en un ambiente tenebrista, la luz incide plenamente en San Francisco dejando el resto de la composición en tinieblas.

“La Dolorosa”, obra de Domingo Martínez Hospital de Mujeres de Cádiz

La siguiente obra de arte de la capilla “La Dolorosa”, obra de Domingo Martínez, realizada en óleo sobre lienzo, esta datada en 1747.

El cuadro refleja de forma evidente el estilo del pintor en los últimos arios de su producción. El lienzo se encuentra situado en un hermoso retablo que presenta un movido diseño concordante con la época en que fue ejecutada la pintura. En ella la Virgen aparece sentada al pie de la cruz con un cuchillo clavado en su pecho, disposición característica de esta iconografía. También tiene en su regazo la corona de espinas, el paño que cubría la desnudez de Cristo y un clavo. En el rostro se refleja una profunda aflicción que no rompe la serenidad de sus facciones, dado que presenta rasgos suaves y redondeados, típicos de la expresividad artística de Domingo Martínez. Igualmente son propios de su estilo la anatomía de los ángeles niños, que aparecen en la parte superior de la composición y a los lados de la figura de María. Estos últimos muestran atributos de la pasión como los clavos que sujetaban a Cristo en la cruz, además de una cartela que indica Stabat Mater Dolorosa. Otro ángel situado a la derecha de la escena que tiene rasgos más juveniles, muestra el flagelo y la columna en la que se ató a Cristo durante su azotamiento en el Pretorio.

“Cristo discutiendo con los fariseos en el templo”, obra de Domingo Martínez Hospital de Mujeres de Cádiz

La siguiente obra de arte de la capilla “Cristo discutiendo con los fariseos en el templo”, obra de Domingo Martínez, realizada en óleo sobre lienzo, esta datada en 1747.

Se puede leer en la parte inferior izquierda de la pintura aparece una cartela en la cual figura una frase tomada del Evangelio de San Mateo (5,2) que dice Aperiens os suum docebat eos, que libremente puede traducirse “Hablándoles, les enseñaba”, en alusión a la función docente de la palabra de Cristo. La descripción arquitectónica del templo está resuelta en una marcada perspectiva que se refuerza con la presencia de personajes colocados en distintos planos de profundidad. En el espacio superior se abre un rompimiento de gloria, en el que aparece la figura del Padre Eterno

“Cristo expulsando a los mercaderes del templo”, obra de Domingo Martínez Hospital de Mujeres de Cádiz

La siguiente obra de arte de la capilla “Cristo expulsando a los mercaderes del templo”, obra de Domingo Martínez, realizada en óleo sobre lienzo, esta datada en 1747.

El asunto de este episodio lo narran los cuatro evangelistas, especialmente San Juan (7, 13-17); aquí el pintor ha dispuesto la escena en la portada del templo de Jerusalén, describiendo el momento en que Cristo golpea furiosamente a los mercaderes, quienes en su precipitada huida caen por la escalinata del atrio, configurando aparatosas y movidas actitudes corporales.

Placas de la fachada Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

Desde aquí vamos andando hasta la calle de Santa Inés donde se encuentra el Oratorio de san Felipe Neri (GPS N 36.533009 W 6.299684). Horario: Martes a viernes de 9.00 a 15.00h. Sábados de 10.00 a 15.00h. Domingos de 10.00 a 14.00h. Precio 4 euros.

La iglesia de San Felipe Neri de Cádiz, perteneciente a un primitivo oratorio de filipenses hacia el año 1671, comienza su actual transformación sobre el año 1688 a manos del maestro de obras Blas Díaz, quedando acabada para su inauguración en 1719 siendo consagrada el 17 de septiembre del mismo año. No obstante, elementos importantes como su primera cúpula debieron quedar arruinadas tras los efectos del Terremoto de Lisboa de 1755, por lo que hubo de acometerse su reconstrucción, ahora mediante el también maestro de obras Pedro Luis Gutiérrez de San Martín, quien la deja acabada en 1764, tal como hoy se ve.

En el año 1671 llegaron a Cádiz dos Padres Filipenses a quienes el Obispo de la Diócesis, Fray Alonso Vázquez de Toledo, con fecha 20 de agosto, concedió licencia para dicha fundación, a lo que el Cabildo Eclesiástico dio su consentimiento complaciente. Pero en contra de lo que pueda creerse, la formación de esta comunidad, que se dedicaba únicamente al confesionario y a la predicación, no fue tarea fácil y estuvo jalonada de vicisitudes para los religiosos que emprendieron esta tarea. Finalmente, los Padres Filipenses construyeron en el mismo lugar en que ahora se encuentra, su pequeña y primitiva iglesia.

Placas de la fachada Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

Transcurridos algunos años fueron derribadas las casas adquiridas por el Obispo para dar comienzo los Filipenses a las obras para la construcción del templo y residencia que habían de habitar los religiosos de dicha orden, cuyas edificaciones son las mismas que actualmente subsisten, con algunas ligeras modificaciones en su interior, para adaptarlas a las necesidades a que se dedicaron posteriormente.

En la realización de las obras intervinieron los arquitectos Vicente Acero y Gaspar Cayón; los escultores y decoradores Luis Antonio de los Arcos, Juan Fagundo, Jerónimo Barbás y el pintor italiano Brinardelli. Los Filipenses estaban además muy bien relacionados con las personas más pudientes de la ciudad, entre cuyos más decididos protectores se encontraban el Marqués de Casa-Recaño, el Conde de Cinco Torres y otros aristócratas que dispusieron parte de sus fortunas con destino a la fábrica del templo. Como prueba de esa ayuda económica y de la influencia que los Padres de esta Orden habían llegado a adquirir, hasta el Cabildo Municipal celebrado el día 1 de abril de 1717, acordó que se acudiera a Su Majestad pidiendo la facultad para socorrer con quinientos pesos a la Congregación de San Felipe Neri para la fábrica de su iglesia, lo que autorizó la Corona por Real Despacho de 1 de octubre del mismo año.

Fachada Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

La consagración del templo tuvo lugar el día 17 de septiembre de 1719, celebrándose con tal motivo diversas fiestas religiosas que revistieron gran solemnidad, así como otras profanas, entre las que hemos de destacar una vistosa función de fuegos artificiales costeada por el Ayuntamiento, que entre el regocijo del público se quemó en la antigua plaza del Remolar (actual plaza de San Felipe Neri). Algún tiempo después, en 1775, se le hicieron al templo diversas reformas que alteraron notablemente la buena ornamentación del mismo en su primera época, ya que con ellas desaparecieron las pinturas murales y el dorado de las pilastras, de las que años después continuaron advirtiéndose algunos vestigios.

También se realizaron en esta iglesia algunas obras durante el siglo XIX, de las que una de las más importantes fue el haber aumentado su número de capillas laterales de cinco a seis, formándose la del centro del lado de la Epístola, para la construcción de la cual se aprovechó una puerta que daba a la citada plaza del Remolar.

El aspecto exterior del templo es de una extremada sencillez, ya que ni siquiera dispone de la clásica portada de las iglesias gaditanas. Sobre su puerta campea el escudo de la Orden que lo fundara. La austeridad de la fachada está dominada por la inmensa bóveda cubierta de tejas clásicas, presentando en la esquina una torre cuadrara muy baja y sin remate alguno.

Nave del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

El interior del templo es de forma ovalada, según el profesor Miguel Martínez del Cerro, se tomó como modelo para su construcción la iglesia romana de San Jacomé del Corso. Tiene una longitud de 26,62 metros de largo por 16,70 de ancho. No posee naves laterales y todo él se encuentra rodeado de capillas.

El techo está formado por una gran cúpula con tres elipsis concéntricas y el templo está circundado por una triple balconada. La construcción debió resultar costosa, pues la mayor parte del mármol empleado fue traído de Génova.

Se trata de un templo barroco de planta elíptica articulado mediante parejas de pilastras jónicas adosadas a sus muros con hornacinas intermedias, entre las que, a través de un cuidado ritmo compositivo y simétrico, intercala capillas laterales de distintos tipos y composición.

El trazado vertical de este primer cuerpo de la iglesia queda interrumpido mediante una balconada longitudinal y continua apoyada sobre cornisa, de gran efecto visual, que a su vez se rompe junto al Altar Mayor para permitir su remonte sobre todos los demás, marcando así el eje principal de la composición. Por encima de él un segundo cuerpo vertical apenas sin huecos y con una decoración muy plana repite el ritmo de las pilastras inferiores y plantea una nueva balconada sobre cornisa, esta vez continua y cerrada de donde arranca una primera bóveda elíptica con estudiado juego de ventanales a ejes con los altares, que a su vez se corona por una tercera balconada cerrada que mediante un acertado juego arquitectónico soporta dos nuevas bóvedas elípticas concéntricas que cierran el templo.

Bóveda del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

No cabe duda de que la concepción espacial de esta iglesia es de las más complejas y logradas de cuantas existen en la ciudad; y tanto la ausencia de elementos intermedios como la potente luz que se filtra por los altos ventanales de la bóveda, hacen de este templo un ejemplar de singular belleza.

El contorno del templo lo constituyen siete capillas, incluida la mayor, de las que seis poseen retablos barrocos de madera dorada ,de distintas épocas, siendo los más antiguos el de La Anunciación , de clara influencia sevillana, y el de los mármoles genoveses de la Capilla del Sagrario, fundado por el marqués de Cinco Torres.

En su frente principal, se levanta el suntuoso Retablo Mayor, obra rococó de madera dorada, realizado a mediados del siglo XVIII. Consta de un cuerpo, dividido en tres calles por columnas corintias, sobre el que se eleva un ático, y está presidido por una espléndida pintura de La Inmaculada , obra del artista sevillano Bartolomé Esteban Murillo hacia 1681. En las calles laterales se sitúan las imágenes de San Servando y San Germán y, en el ático, San Felipe Neri, flanqueado por San Pedro y San Pablo, curiosamente se colocan sobre las columnas principales del retablo, quizá por la consideración que se tiene de estos santos como pilares de la Iglesia. Todas ellas obras en madera policromada, contemporáneas del retablo. Sobre la clave del arco de acceso al presbiterio hay un lienzo ovalado que representa al Padre Eterno, del pintor murillesco Clemente de Torres. La bóveda fue pintada al fresco en 1719 por Pedro Tomás Gijón, si bien actualmente estas pinturas permanecen ocultas por un repite posterior.

Bóveda del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

Merece una mención especial el cuadro que se encuentra en el centro del retablo del altar mayor, que representa a la Inmaculada, obra de Murillo, de la que puede destacarse sin duda que es la última que pintó. El lienzo mide 2,77 metros de alto por 1,86 de ancho y corresponde a una época avanzada del que fue gran pintor sevillano, siendo de una gran belleza su acabado.

Diversos críticos e historiadores coinciden en afirmar que este cuadro fue pintado durante la última estancia de Murillo en Cádiz (septiembre de 1680-enero de 1682), con ocasión de estar realizando los lienzos para el altar mayor de la iglesia conventual de Santa Catalina.

Retablo Mayor del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

El investigador sevillano y gran conocedor de la obra de Murillo, Santiago Montoto, escribió de esta Inmaculada que una circunstancia le inclina a creer que Murillo pintó el rostro de su hija Francisca María en las Inmaculadas de Capuchinos y San Felipe Neri.

Algunos historiadores cuentan que Murillo pintó este cuadro para un caballero de la Corte, quien, al no quedar satisfecho de la obra, se negó a pagar por ella lo acordado. Por ello Murillo lo donó a los Padres Filipenses.

La primera capilla del lado del evangelio está presidida por un retablo de estípites, realizado en madera dorada durante la primera mitad del siglo XVIII. La hornacina central contiene una Dolorosa de candelero del siglo XIX y en las laterales se sitúan las tallas de San Andrés y San Pedro, de madera policromada que, al igual que la imagen de la Virgen del Rosario que ocupa el ático, son obras contemporáneas del retablo. En los muros laterales se sitúan sendas vitrinas con las tallas de San Antonio y San Félix, esculturas barrocas de procedencia italiana, realizadas en los años centrales del siglo XVIII.

Capilla del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

Capilla del Sagrario: Fue cedida en 1719 a Bernardo Recaño con la condición de que en ella se instalase el sagrario del templo. En 1723 ya estaba construido el retablo, que es una destacada pieza barroca de origen italiano realizado en mármoles de colores, que ocupa todo el ámbito de la capilla. La obra está atribuida a Francesco María Schiaffino, aunque existe un desfase en la cronología al respecto. Está presidido por un crucificado de madera policromada, también de origen italiano, flanqueado por dos ángeles niños orantes a sus pies. Los muros laterales se articulan mediante ángeles atlantes, que sustentan capiteles jónicos sobre los que corre un movido entablamento. Entre ellos se abren hornacinas con las imágenes de la Virgen Dolorosa , Santa María Magdalena, San Bernardo y San Francisco de Asís, destacando en todas ellas su expresividad, lograda a través de la armonización de las actitudes y del complejo plegado de los paños. La bóveda se decora con yeserías a base de hojarascas que enmarcan medallones con motivos eucarísticos y cierra el ámbito de la capilla una balaustrada, ante la cual se encuentra la losa del panteón del marqués de Cinco Torres, propietario de la capilla en la segunda mitad del siglo XVIII, cuyo escudo preside el arco de acceso. Sus restos fueron trasladados desde este panteón a la cripta del templo en 1919.

Capilla del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

La siguiente capilla está ocupada por un gran altorrelieve de madera policromada, que representa la Epifanía , realizado en 1728 por José Montes de Oca. Tanto la composición como la ejecución de esta obra ponen de manifiesto la tendencia hacia los modelos montañesinos del referido autor. Sobre la mesa del altar hay una expresiva cabeza de San Juan Bautista, en barro cocido, atribuida al escultor dieciochesco granadino Torcuato Ruiz del Peral, que estuvo en el Oratorio de la Santa Cueva y, porque distraía la atención de los fieles, fue donada por el Marqués de Valde-Íñigo a los Padres Filipenses. Es una obra que impresiona por su gran realismo.

La primera capilla, donde está enterrado el alarife Blas Díaz, autor de las trazas originales del templo, tiene un retablo de madera dorada, realizado hacia 1738. Se sustenta mediante estípites y está presidido por un altorrelieve que representa la Encarnación , a cuyos lados se sitúan las imágenes de San Juan Bautista y San José, presidiendo el ático el Padre Eterno. Todas estas obras, realizadas en madera policromada, fueron talladas por José Montes de Oca hacia 1738-1739.

Capillas del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

En la capilla central se situó originariamente una puerta lateral, pero fue cerrada durante la reforma dieciochesca, colocándose en este lugar el actual retablo rococó, hoy parcialmente oculto para ubicar las imágenes de la cofradía del Cristo de las Aguas. El crucificado y la Dolorosa son obra de Francisco Buiza Fernández (1982) y el San Juan, de Antonio Eslava (1951).

La tercera capilla tiene un retablo de estípites en madera dorada, de esquema semejante a los anteriormente descritos y está presidido por una talla del Niño Jesús, sobre la que hay un crucificado de marfil situado ante una ráfaga con el Corazón de Jesús, obras fechables a mediados del siglo XVIII. En el ático hay un lienzo con el Corazón de María y en los muros laterales se disponen sendas vitrinas, con las tallas dieciochescas de la Inmaculada y el Niño Jesús Pasionario.

En las hornacinas, que se abren entre las pilastras que articulan el templo, se disponen varias esculturas de madera policromada, de probable origen genovés, fechables a mediados del siglo XVIII y, a los lados de la puerta de acceso al templo, dos aguamaniles de mármol blanco, realizados en Génova en ese mismo siglo y relacionadas con las esculturas de la Capilla del Sagrario.

Capilla del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

En la sacristía se conserva un crucificado de madera policromada, realizado a mediados del siglo XVII y atribuido a José de Arce. También se guardan algunas piezas de orfebrería del siglo XVIII, entre las cuales hay un ostensorio, un juego de candelabros y dos relicarios.

Placa conmemorativa del Primer Centenario de la Proclamación de Las Cortes de 1812 en el exterior de San Felipe Neri de Cádiz.

Además de su indudable interés arquitectónico y artístico, la iglesia tiene especial significado histórico a nivel nacional por haber sido sede de las Cortes Generales que crean aquí la primera Constitución moderna española, modelo de otras que luego se elaborarían en Europa y América.

En el mes de febrero de 1811, las Cortes españolas, que venían celebrando sus sesiones desde el 24 de septiembre de 1810 en el Teatro de Las Cortes de San Fernando, ante la falta de seguridad para sus miembros, debido a la aproximación del ejército francés, decidieron trasladarse a Cádiz. En reunión secreta se designaron tres vocales para que se trasladasen a esa capital, para escoger y preparar el salón de sesiones. Los comisionados encontraron como más adecuado para ese fin la iglesia de San Felipe Neri, debido a su aforo y a que en las casas a ella contiguas, había aposentos suficientes para instalar las oficinas de la secretaría, archivos y demás dependencias necesarias para el alto órgano legislativo, así como porque la Comunidad de Padres Filipenses cedió el templo para tal fin con un patriotismo verdaderamente ejemplar. Ramón Solís afirma en “El Cádiz de las Cortes”, que era el lugar más indicado por su forma ovalada, la ausencia de pilares y por su planta, muy parecida a la del Teatro de las Cortes de San Fernando.

Detalle del Retablo Mayor del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

En un breve espacio de tiempo, se efectuaron en el interior del templo los trabajos necesarios a fin de habilitarlo para el nuevo uso a que había sido destinado, bajo la dirección del ingeniero de la Armada Antonio Prat, que también había acondicionado el Teatro isleño.

Una vez terminados estos trabajos, los diputados se trasladaron de San Fernando a Cádiz. La primera sesión que las Cortes celebraron en esta Iglesia tuvo lugar el día 24 de febrero de 1811 y en la misma residieron hasta el 14 de septiembre de 1813, fecha en que se trasladaron de nuevo a San Fernando. En cuanto a la función religiosa, se habilitó en una de las pequeñas casas entonces existentes en la calle Santa Inés, una modesta capilla donde decían misa diariamente muchos de los numerosos sacerdotes que eran diputados de las Cortes. Cien años más tarde, con motivo de la conmemoración del primer centenario constitucional, por iniciativa de Cayetano del Toro, se acordó la creación de un Museo Iconográfico e Histórico de las Cortes y Sitio de Cádiz (hoy Museo Histórico Municipal) que se ubicó en lo que había sido aquella capilla.

Detalle del Retablo Mayor del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

En esta segunda etapa de las Cortes de Cádiz, se desarrollaron los primeros éxitos parlamentarios de los diputados Tomás Izturiz, López Cepero, Argüelles y Martínez de la Rosa. Durante este espacio de tiempo, cerca de tres años, se celebraron un total de 1478 sesiones y se dictaron numerosos decretos de las Cortes. Pero la obra principal de las Cortes de Cádiz fue la redacción de la Constitución. La Comisión encargada a tal proyecto se constituyó bajo la presidencia de Muñoz Torrero el día 23 de diciembre de 1810 y el proyecto se presentó por partes a la Asamblea el 18 de agosto de 1811. Una semana después comenzó el debate que, tras algunos intervalos, desembocó en la aprobación total del texto, a principios de marzo de 1812. La Constitución consta de 384 artículos repartidos en 10 títulos. Los dos ejemplares que se firmaron en aquellos años se conservan en el Archivo del Congreso.

La Constitución fue aprobada el día 11 de marzo de 1812, publicada el día 18 y jurada por los 184 Diputados presentes, de los 204 que integraban la Cámara entonces, al día siguiente, 19 de marzo, motivo por el que se conoció popularmente por La Pepa

Detalle del Retablo Mayor del Oratorio de san Felipe Neri de Cádiz

La epidemia de fiebre amarilla que se declaró en Cádiz en el año 1813, por la que enfermaron 60 diputados, llevaron a las Cortes a trasladarse de nuevo a San Fernando. El 14 de octubre de 1813 las Cortes abandonan el templo de San Felipe Neri y vuelven a San Fernando, donde permanecerían hasta el 29 de noviembre de ese año. En esa fecha vuelven a Madrid, donde residirían hasta que en mayo de 1814 fueran disueltas por el Rey Fernando VII a su regreso de Valencia, donde había sido prisionero de los franceses.

En el año 1823 y a causa de la nueva intervención militar francesa en España, el Gobierno y las Cortes, huyendo desde Madrid y Sevilla, se refugiarán de nuevo en el Oratorio gaditano celebrando diversas sesiones ordinarias y extraordinarias.

De aquella efeméride queda un significativo recuerdo y homenaje en el exterior del propio templo, cuya fachada se organiza mediante pilastras jónicas de orden gigante, y entre las que se disponen numerosas lápidas dedicadas a aquellos diputados doceañistas, colocadas la mayoría en 1912 con motivo del primer centenario de las Cortes de Cádiz. Bajo la iglesia hay, además, una cripta con dos mausoleos que contienen los restos mortales de varios de los diputados de aquel evento y de las víctimas de la represión del levantamiento liberal de 1820.

Escalera del Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 de Cádiz

Después de la iglesia visitamos el edificio contiguo de la calle Santa Inés, 9 que aloja al Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 (GPS N 36.532867 W 6.299529). Horario: Lunes a viernes de 9.00 a 15.00h. Precio: Entrada libre.

El edificio en que radica el Museo se halla situado en la calle Santa Inés, en pleno centro del casco antiguo de la Ciudad y junto a la histórica iglesia-oratorio de San Felipe Neri (sede de las Cortes de Cádiz y lugar de discusión y aprobación de la famosa Constitución de 1812).

Por iniciativa del ilustrado alcalde Cayetano del Toro y Quartiellers y con motivo de la conmemoración del Centenario de las Cortes y de la Constitución de Cádiz, fue creado este Museo por acuerdo municipal de 7 de julio de 1909, adquiriéndose para su instalación dos fincas colindantes (por nuevo acuerdo de 7 de julio de 1910). Se inauguró oficialmente el 5 de octubre de 1912. De 1981 a 1984 fue objeto de obras de ampliación y reforma, centralizándose en él –desde diciembre de 1992- la Dirección de la entonces creada Sección de Museos Municipales. A fines de la década de 1990, se procedió a una remodelación de oficinas y almacenes, así como a una reordenación general de la planta baja del Centro.

Desde enero de 2001 a marzo de 2002 y dentro del “Programa Grandes Ciudades”, se efectuaron nuevos trabajos generales de modernización y ampliación, comportando la creación de la biblioteca técnica auxiliar y un nuevo almacén de fondos no expuestos, así como la instalación de un ascensor y otros elementos para hacer accesible el Museo a personas con movilidad reducida. Por último, destacó especialmente la ejecución de un innovador proyecto de “Realidad Virtual”, destinado a sumergir al visitante en la ciudad de finales del siglo XVIII. Los equipos informáticos necesarios para ello se ubicaron en los bajos del torreón central de las fortificaciones de la Puerta de Tierra, formando parte de un pequeño Centro de Interpretación de las defensas militares de la época.

Las últimas obras de mejora y mantenimiento del Museo se llevaron a cabo a fines de 2006 e inicios de 2007, así como de 2009 a 2011; aprovechándose para efectuar una redistribución general de fondos y una ampliación de salas expositivas.

Vidriera del Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 de Cádiz

El Museo se halla dedicado a la Historia de Cádiz durante el siglo XVIII y primer cuarto del XIX , especialmente al Cádiz de las Cortes y a la Constitución de 1812. Por ello, sus fondos –de naturaleza muy variada- hacen referencia tanto a los principales eventos ocurridos en la Ciudad de entonces como a los personajes que los protagonizaron. De entre los objetos expuestos, descuella la amplia serie de retratos al óleo de gaditanos insignes y de visitantes ilustres. La mayoría de estos lienzos han conservado sus marcos originales y, en buena parte de los casos, constituyen la única o la mejor representación conocida de dichas personalidades (por lo cual son muy frecuentemente reproducidos en publicaciones científicas y de divulgación).

En la planta baja, en concreto, se exhibe una amplia colección de personajes señeros del Cádiz dieciochesco, incluyendo los más insignes militares, artistas y científicos ilustrados de aquel período.

Al fondo de dicha planta, en una zona dedicada a los antecedentes históricos, hemos de resaltar un cuadro al óleo que representa la plaza de San Juan de Dios durante el asalto y saqueo anglo-holandés de 1596, así como una gran vista panorámica de Cádiz en el siglo XVII (donada generosamente por la gaditana familia Arámburu). Destaca también una notable talla escultórica que procede de un navío de la época y que representa, al parecer, a la Virgen del Rosario.

También en esta planta baja figuran importantes dependencias del Centro (Dirección de Museos, oficina administrativa, archivo y biblioteca auxiliares, almacenes y taller operativo), así como los aseos y un espacio orientado a la información audiovisual.

En la escalera principal luce una artística vidriera en la cual se recrea alegóricamente la Jura de la Constitución de 1812 por parte de las distintas representaciones de la nación.

Maqueta de la ciudad Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 de Cádiz

Una vez ya en la planta primera, nos sorprende la pieza central del Museo: el gran plano en relieve de la Ciudad , popularmente conocido como la “Maqueta de Cádiz”. Dicho modelo tridimensional, a escala 1/250 aproximadamente, refleja el estado del intramuros de Cádiz a comienzos del último cuarto del siglo XVIII. Fue realizado, a instancias del rey Carlos III, por un amplio equipo de artesanos dirigido por el ingeniero militar Alfonso Jiménez (entre julio de 1777 y marzo de 1779). Para ello, se utilizaron maderas de diversas calidades (caoba, acebo, cedro, acana y ébano), marfil, hueso y ciertos detalles en plata. Asimismo, el océano circundante fue reproducido sobre planchas de cedro tallado –imitando el oleaje- y revestidas por una fina lámina de plata. En el modelo, muy fiel en origen y luego alterado por reparaciones antiguas poco rigurosas, algunos edificios señeros en construcción se completaron de acuerdo con los proyectos en curso, a veces modificados después (caso, por ejemplo, de las torres y cúpula de la Catedral Nueva ). En suma, este modelo a escala constituye un elemento de primer orden para el conocimiento de la ciudad dieciochesca, la cual perviviría –con pocos cambios significativos- en la época de las Cortes de Cádiz (1810-1812). Por otra parte y tras largos años de intervenciones municipales previas, el mecenazgo de la Fundación Unicaja ha permitido llevar a cabo el proyecto de restauración integral de este modelo topográfico a escala de la ciudad dieciochesca (2006 a 2011).

Promulgación constitución Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 de Cádiz

La misma sala se complementa con el monumental lienzo de Salvador Viniegra, realizado entre 1910 a 1912 y titulado “La Promulgación de la Constitución de 1812”. Esta obra fue el último gran encargo realizado a su autor, el cual le dio comienzo definitivamente en marzo de 1911 –tras la ejecución de varios bocetos previos– finalizándolo en septiembre de 1912. Representa la cuarta y última lectura que se hizo en Cádiz del Código recién aprobado, lectura que tuvo lugar, la lluviosa tarde del 19 de marzo de 1812, en la plaza de San Felipe Neri (que luego se denominaría “Plaza de las Cortes”). En concreto, se pone en escena el acto de la proclamación solemne de la Constitución de Cádiz, a viva voz, efectuada por el más antiguo de los cuatro “reyes de armas”, en presencia de las autoridades y del principal protagonista: el pueblo soberano.

En las dos salas anexas a la de la “Maqueta”, así como en la pasarela superior y en las escaleras laterales de servicio, se exhiben planos y vistas de Cádiz; sobresaliendo una gran colección de facsímiles cartográficos dedicados a los edificios principales de la época y a las fortificaciones y murallas de la Ciudad , especialmente las que flanquean la antigua Puerta de Tierra.

Condesa del Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 de Cádiz

Al final de la pasarela superior que permite la visión cenital de la Maqueta, existe un pequeño espacio con materiales relacionados con la batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805), de los que resaltamos un espejo procedente de la casa en la que falleció el Almirante Gravina (tras ser herido mortalmente en dicho combate).

La sala principal de dicha planta alta se centra en la defensa de Cádiz y de la Isla de León –hoy ciudad de San Fernando- frente al asedio de las tropas napoleónicas (1810 a 1812) durante la Guerra de la Independencia española. Destaca la colección de modelos con los uniformes de los cuerpos de los Voluntarios Distinguidos y la galería de retratos de algunos miembros de la Junta Superior de Defensa y Gobierno de Cádiz, así como de otros personajes involucrados en los eventos de entonces. Junto a dichos lienzos se exhiben una bandera, una coraza, armas y proyectiles, pertenecientes todos ellos a ese momento histórico.

Tras bajar la escalera interior, se accede al área dedicada monográficamente a las Cortes de Cádiz y a la Constitución de 1812. De sus paredes penden óleos con vistas de la ciudad y escenas de la época, así como retratos de varios personajes relacionados con dichas Cortes y Constitución de Cádiz, especialmente algunos diputados doceañistas (sobresaliendo de entre ellos los más prestigiosos representantes de Hispanoamérica).

Busto de Carlos III del Museo de la Constitución de Cádiz de 1812 de Cádiz

Por último, el recorrido museístico finaliza con una pequeña sala que recoge algunas escenas y personajes implicados en los apasionantes sucesos del período denominado Trienio Liberal o Constitucional, en el cual estuvo vigente en la práctica la Constitución de Cádiz (1820 a 1823).

Desde aquí marchamos andando hasta el Museo de Cádiz situado en la plaza de la Mina s/n (GPS N 36.535108 W 6.296555). Horario: martes a sábado de 09:00 a 21:00; domingos y festivos de 09:00 a 15:00. Lunes cerrado. Entrada gratuita.

“Sarcófago antropoide femenino”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Sarcófago antropoide femenino”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, esta dato 470 a.C. El tamaño longitud, 2,14 m.; anchura, 0,86 m.; altura, 0,42 m.

El viernes 26 de septiembre de 1980 se comunicó al Museo de Cádiz el hallazgo de una tumba en un solar de la calle Ruiz de Alda, donde se estaba construyendo un edificio. Dado lo avanzado de la hora y la proximidad del fin de semana, se indicó que se cubriera con arena para proceder a su excavación a partir del sábado. El lunes 29, el personal del Museo se encontró con la sorpresa de que se trataba de un sarcófago antropoide, esta vez con una figura femenina labrada en su tapa.

Detalle “Sarcófago antropoide femenino” Museo de Cádiz

El sarcófago se encontraba protegido por una funda de sillares verticales alrededor de la tapa, que habían sido labrados interiormente siguiendo la forma antropoide, y quedaba cubierto por bloques de piedra de gran tamaño, ahuecados para proteger la cubierta. Una excavadora había chocado con la tumba, desplazando la cubierta y seccionando la tapa a la altura de los tobillos.

En la tapa del sarcófago se indicaban los rasgos físicos de una figura femenina. La cabeza, en altorrelieve, corresponde a los rasgos de una mujer joven peinada con tres filas de bucles en forma de bolas. El rostro tiene una expresión serena y reposada. Los ojos son grandes y de párpados gruesos, la nariz recta y la boca pequeña. El cuello queda indicado por una pequeña depresión que parece imitar el borde superior de la túnica. El vestido es liso, sin pliegues ni cinturón, no se marcan las mangas y debe pensarse que todos los complementos decorativos se indicarían mediante pintura, que ya no se observa. La única policromía que permanece es la del pelo, de color rojizo. La mano derecha está extendida y abierta, mientras que la izquierda se pliega sobre un alabastrón alargado.

En la excavación no se detectó otro objeto o estructura constructiva relacionado con el sarcófago. No existían trazas de si se abrió una zanja con rampas para bajarlo, pero la falta de cualquier paramento para la contención de la arena invitaba a pensar que se abrió un espacio amplio hasta unos dos metros de profundidad bajo el nivel natural y que el sarcófago se colocó en el fondo, procediéndose después a su revestimiento con los sillares ya preparados.

Detalle “Sarcófago antropoide femenino”, Museo de Cádiz

La descomposición de los restos humanos y de las envolturas con las que se habían preparado formaron una capa homogénea de tierra ennegrecida, posiblemente por la penetración de algunas raíces, que tenía unos siete centímetros de profundidad y en la que se contenían los huesos y algunos objetos. Sólo quedaban por encima de este relleno la parte superior del cráneo y la arista externa de las tibias.

La disposición de los huesos indicaba que el cadáver había sido colocado con los brazos estirados y las manos recogidas sobre la pelvis, la izquierda sobre la derecha, y que se le había vendado fuertemente de modo que la columna vertebral estaba sensiblemente doblada y que las rótulas quedaban en contacto.

A los lados del cráneo se encontraron unas pestañas de bronce que indican la existencia de una máscara funeraria; esta máscara formaría parte del estuche cuya forma se vació en el fondo de la caja. Cuatro clavos de bronce hallados junto a los pies deben corresponder a otro estuche similar que cubriría esta parte. El resto del cadáver podía ir cubierto con cartones estucados y pintados al estilo de los sarcófagos egipcios tardíos.

Los restos de tejidos, de los que a simple vista se observaban hasta ocho capas superpuestas, invitaban a pensar en una momificación parcial a base de vendajes muy apretados, mejor que en un sudario único.

Los únicos objetos de ajuar eran piezas de uso muy personal, sin valor material. Se trata de un escarabeo de calcedonia verde y cinco pequeños colgantes de loza en forma de ureus.

“Sarcófago antropoide masculino”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Sarcófago antropoide masculino”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, esta dato 470 a.C. Tiene unas medidas: Longitud, 219 cm.; anchura, 81 cm.; altura, 84,5 cm.

“Sarcófagos antropoide”, Museo de Cádiz

El hallazgo del sarcófago antropoide masculino se produjo de manera casual, como consecuencia de los desmontes realizados en el lugar llamado "Punta de la Vaca" de la ciudad de Cádiz, en 1887. El 10 de marzo aparecieron los dos primeros hipogeos de una serie de doce. Uno contenía un esqueleto de hombre junto con restos de armas de hierro y huesos de animales tallados, y el otro un esqueleto de mujer y algunas joyas de oro. El 30 de mayo apareció el tercer hipogeo, el más importante de todos por contener el sarcófago.

Éste está compuesto de dos piezas de mármol, caja y tapa. La tapa representa a un hombre barbado, vestido con túnica bajo cuyo borde asoman los pies, que sostiene en una de sus manos una granada, labrada en la tapa, y en la otra una guirnalda de hojas o flores, pintada, que ya hoy no se conserva. Dentro se encontraba un esqueleto, algunos fragmentos de madera y cinco clavos de bronce, restos de la caja interior.

El trabajo de la piedra indica la labor de un artista griego o fenicio muy helenizado, buen conocedor de las técnicas de los grandes maestros del arte clásico del siglo V a.C. .

Dadas las circunstancias del hallazgo, y la falta de documentación, es imposible reconstruir con detalle la estructura que cobijaba el sarcófago.

Los hallazgos de tumbas en el lugar se prolongaron hasta agosto de 1892, pero sin producir ningún otro resultado de la importancia del sarcófago.

“Escultura de Trajano”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Escultura de Trajano”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, esta dato 98-117 d.C. Tiene unas medidas: altura, total 2,675 m.; altura de la cabeza, 0,66 m.

Escultura recuperada en las excavaciones llevadas a cabo en la zona de la basílica de Baelo Claudia. La cabeza apareció separada del cuerpo, situada a sus pies. Ambas piezas estaban en buen estado de conservación, faltando los antebrazos, y con algunos desperfectos en los pies y la nariz. Ocupaba un lugar destacado en el intercolumnio central de la basílica, justo delante de la tribuna de los magistrados, presidiendo los actos públicos que se celebraban en el citado edificio. El cuerpo y la cabeza tienen distintos.

Capitel de volutas”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Capitel de volutas”, obra de un escultor anónimo, realizado en piedra caliza tallada y pulimentada, datado en época fenicia arcaica (siglo VII a.C.). Tiene unas medidas: altura 28 cm. diámetro de la base 18,5 cm.

El capitel fue encontrado en el área de la Punta del Sur y Castillo de San Sebastián, Cádiz. Este capitel es testimonio de la existencia en el extremo más noroccidental de la antigua isla de Cádiz de un importante edificio fundado en época fenicia. Plinio el Viejo señala que en esta parte de la ciudad de Gades existían dos templos: uno dedicado a la Venus Marina y otro a Cronos. Mientras que los hallazgos submarinos del entorno de la Punta del Nao y Castillo de Santa Catalina se han vinculado a la primera divinidad, este magnífico capitel señalaría la presencia en la Punta del Sur y Castillo de San Sebastián del templo de Cronos. Este dios no sería más que la versión romanizada de Baal que, junto con Melqart y Astarté, forman la tríada oficial de Tiro y, seguramente, de Gadir. Este tipo de capiteles, llamados también “protojónicos” o “protoeólicos”, fueron bastante corrientes en Siria-Palestina en las construcciones patrocinadas por las diversas casas reales, como vemos en lugares como el primer templo de Jerusalén, Samaría y Megiddo. Resulta muy significativo que en una de las más conocidas representaciones de Tiro, concretamente un relieve del palacio asirio de Jorsabad (siglo VII a.C.), la gran metrópoli fenicia aparezca coronada por un edificio monumental, seguramente el templo de Melqart, cuya puerta está flanqueada por dos columnas con este tipo de capitales. Al igual que en los capiteles del relieve de Jorsabad, la pieza gaditana carece de función arquitectónica. Es un capitel meramente decorativo, ya que su ábaco abombado impediría la colocación sobre el mismo de un dintel.

Estatuilla de Hércules Gaditano”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Estatuilla de Hércules Gaditano”, obra de un escultor anónimo, realizado en bronce a la cera perdida con incrustaciones de plata en los ojos, datado en época altoimperial romana (siglos I-II). Tiene unas medidas: altura conservada, 22 cm.

La estatuilla fue encontrada en el entorno del islote de Sancti Petri (San Fernando-Chiclana de la Frontera, Cádiz).

La pieza permite apreciar toda la fuerza y vigor de Hércules, portando en su mano derecha las tres manzanas del Jardín de las Hésperides. Nos encontramos aquí con el viejo mito que vincula al héroe con el final del mundo conocido, tal y como lo concibió el escultor Lisipo en el siglo IV a.C., conocido gracias al célebre Hércules Farnesio, copia de época romana y adoptado como símbolo del Museo de Cádiz. No obstante, esta pieza plantea una serie de problemas de atribución que todavía no se han resuelto, dado que carece de contexto arqueológico. La opinión mayoritaria de los investigadores señala una datación en época altoimperial romana, siendo una copia en pequeño formato de la estatua de culto de Melqart-Hércules que existía en el famoso templo de Cádiz y que conocemos por monedas de época de Adriano. Las siglas H.G. aludirían a su carácter de ofrenda al santuario y su pertenencia a la propia divinidad "de Hércules Gaditano", que ya ha adoptado una iconografía totalmente helenizante, en contraste con su culto anicónico y liturgia oriental de épocas anteriores.

“Escultura de emperador heroizado”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Escultura de emperador heroizado”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, datado en Siglo II d.C. Tiene unas medidas: altura, 1,90 m.

Esta escultura fue encontrada en aguas de Sancti Petri por un buceador en 1905. Representa una figura masculina, desnuda, de la que no se conservan los brazos, la cabeza, el pie izquierdo y parte del derecho. El peso del cuerpo descansa sobre la pierna derecha, trazando suavemente la curva praxitélica. El apoyo de la pierna se refuerza por detrás con un pequeño pilar en forma de tronco. Sobre el hombro izquierdo lleva doblada una clámide que cae por la espalda. Representa a un emperador heroizado y ha sido asignada a la época de Adriano.

Coraza de emperador”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Coraza de emperador”, obra de un escultor anónimo, realizado en bronce, datado en a finales del siglo I d.C.- Comienzos del siglo II d.C.. Tiene unas medidas: 85 cm.; brazo izquierdo, 82 cm.; lambrequines, 67 cm.

La obra fue encontrada en el Escollo de Rompetimones, al Este de Sancti Petri, Cádiz. La Escultura que representa a un emperador divinizado. Se conserva la casi totalidad del torso, la pierna derecha y el hombro izquierdo y hay otros elementos sueltos que podrían pertenecer a la misma pieza. La figura masculina aparece de pie, descalzo y con armadura militar. En la coraza se aprecian dos grifos afrontados y un candelabro central; una máscara de océano la decora debajo del cuello y unos roleos rematados en rosetas rodean el frente, la zona ventral y los costados. Esta escultura sigue el modelo del Augusto de Prima Porta. El lugar donde apareció se identifica con el Templo de Hércules Gaditano, en Sancti Petri, por lo que se supone que estaría ubicada en él.

Sarcófago paleocristiano”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Sarcófago paleocristiano”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, datado 300 d.C. Tiene unas medidas: longitud, 2,14 m.; altura, 0,68 m.; anchura, 0,60 m.

Fue encontrado en el Cortijo de Rocadillo entre Guadarranque y Puente Mayorga, Cádiz. El sarcófago de forma paralelepípeda decorado en bajorrelieve en su frente, lo que indica que fue concebido para estar pegado a la pared. La decoración consta de estrígilos en forma se “ese” estilizada, con dos pilastras en los extremos, acanaladas y rematadas por capiteles corintios; en el centro, un medallón de forma almendrada con las representaciones de un cordero y un árbol de laurel. La tapa es "a dos aguas" con acróteras en las esquinas y cinco nervaduras transversales rematadas por antefijas.

Retrato y cuerpo de Livia”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Retrato y cuerpo de Livia”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, datado 14-37 d.C. Tiene unas medidas: cabeza Altura, 0,36 m.

Cabeza femenina esculpida en mármol blanco de grano fino. Es una réplica provincial del modelo de retrato de la esposa de Augusto con peinado del tipo denominado nodus, caracterizado por un tupé alto sobre la frente, ondas laterales, pelo liso sobre el cráneo y moño grueso bajo. Los rasgos fisonómicos más relevantes son los ojos grandes, pómulos anchos, boca pequeña y mentón breve. Debió ser realizado por algún copista provincial.

Un grupo de investigadores han encontrado en los fondos del Museo de Cádiz el cuerpo de una estatua dedicada a Livia Drusila, emperatriz de Roma, cuya cabeza fue hallada hace 57 años en un yacimiento en Medina Sidonia y que está expuesta en la institución, por lo que ahora se ha podido unir toda la escultura.

Sileno dormido sobre un pellejo de vino”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Sileno dormido sobre un pellejo de vino”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco con vetas grises, segunda mitad del siglo I. Tiene unas medidas: 50 x 55 x 190 cm.

Figura duerme plácidamente, recostado sobre un plinto, con la cabeza apoyada sobre un odre hinchado, repleto de vino, el cuerpo girado hacia el espectador, y la pierna derecha levantada y flexionada, que cruza sobre la pierna izquierda. El brazo derecho descansa doblado sobre el pecho mientras sujeta, con la mano izquierda, la boca del odre cuyo extremo anudado puede apreciarse junto a la mano.

“Sileno dormido sobre un pellejo de vino”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Sileno dormido sobre un pellejo de vino”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco con vetas grises, segunda mitad del siglo I. Tiene unas medidas: 45 x 55 x 190 cm.

Estas dos esculturas remataban espectacularmente el "pulpitum" del teatro -área que separa la orchestra de la scaena-, el cual disponía también de ricos revestimientos de mármol y estucos pintados.

Las figuras de los silenos aparecen barbadas, desnudas, recostadas cada una hacia un lado sobre una piel de animal y apoyadas en el codo con las piernas semi-flexionadas. Están abrazando un odre, a través del cual arrojaban agua a modo de fuentes sobre dos piletas adosadas al muro de la scaena. El juego del agua combinado con la belleza del grupo escultórico y los revestimientos hacían de ese lugar un punto de referencia estética dentro del teatro.

“El Mosaico de Baco (Puente Melchor, Cádiz)”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “El Mosaico de Baco (Puente Melchor, Cádiz)”, obra de un escultor anónimo, realizado en teselas, segunda mitad del siglo I. Tiene unas medidas: 5,44m x 6,78m.

Detalle: “El Mosaico de Baco (Puente Melchor, Cádiz)” Museo de Cádiz

En el año 2004 se halló una villa romana en la intervención arqueológica que se realizó en la duplicación de la carretera N-IV. Tramo: Puerto Real – Tres Caminos. Una de las estancias presentaba un mosaico de grandes dimensiones con forma de T invertida y con bustos policromados del dios Baco y su cortejo, insertados en motivos geométricos blancos y negros. Tras la extracción del mosaico, este se depositó en el Museo de Cádiz. En este artículo se describe el estudio interdisciplinar que documenta el contexto histórico, las técnicas constructivas del mosaico y los análisis arqueométricos. Se analizan y datan los motivos figurativos y geométricos en comparación con otros semejantes, tanto de la península ibérica como del resto del Imperio y se estudian todos los procesos desde la extracción, consolidación, restauración, conservación hasta la musealización del mosaico en el Museo de Cádiz.

En el primero de los mosaicos de 3,28m x 6,78m, se nos muestra una orla decorada mediante un meandro de esvásticas formado por unas líneas negras, de dos teselas de anchura, que se entrecruzan y, a su vez, envuelven figuras geométricas cuadradas sobre fondo blanco. Este meandro, junto con una línea de dos teselas negras que lo rodea, enmarca el primer campo. Se trata de una composición muy frecuente en la musivaria romana.

Detalle: “El Mosaico de Baco (Puente Melchor, Cádiz)”Museo de Cádiz

Tanto la cenefa de esvásticas como las estrellas de rombos sirven de marco de cinco figuras cuadradas de mayor tamaño, que albergan en cuatro de ellas figuras mitológicas, y en la última un motivo geométrico floral. Las figuras elaboradas a base de pasta vítrea, cerámica, etc., van policromadas con tonos ocres, azules, rojizos, verdes; son personajes mitológicos que forman el cortejo del dios Baco, y lo componen en esta ocasión Apolo, Pan, Ariadna y Sileno. Todos ellos aparecen coronados con pámpanos, atributo característico del dios principal de esta composición, Baco. Se representan sus bustos ataviados con túnicas excepto Sileno que aparece con el torso desnudo. Las dos primeras figuras, Apolo y Pan, son representaciones de jóvenes acompañados con sus principales y más conocidos atributos, hoja de laurel sobre su hombro derecho y flauta de caña o siringa respectivamente; las miradas de ambos personajes están orientadas hacia las otras dos figuras siguientes, Ariadna y Sileno los cuales dirigen su mirada hacia arriba, hacia el medallón del dios Baco.

“El Mosaico de Baco (Puente Melchor, Cádiz)”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “El Mosaico representado a Apolo y Marsias”, obra de un escultor anónimo, realizado en teselas de mármol, datado en el alto imperio romano. Tiene unas medidas: altura = 48 cm; anchura = 61 cm

Mosaico rectangular formado por teselas polícromas, conservado en su totalidad a excepción del ángulo superior izquierdo. Representa la escena mitológica del duelo musical entre Apolo y Marsias, en el que las Musas declaran vencedor a la divinidad. El episodio concreto plasma el momento en el que Apolo se sienta para disfrutar del castigo del vencido y osado Marsias, atado a un árbol, a punto de ser desollado por el sirviente del dios que sitúa al otro lado del tronco. La escena está enmarcada por bandas concéntricas, realizadas con teselas blancas y negras, la más interna una gruesa línea negra seguida de un damero y de una serie de ovas en blanco con los intersticios en negro, cerrando el marco una nueva banda negra.

Escultura de mujer”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Escultura de mujer”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol, datado en el alto imperio romano. Tiene unas medidas: altura = 1,47 m

Escultura de bulto redondo que representa a una figura femenina togada, en pie, de tamaño mayor que el natural. Le falta la cabeza, los antebrazos y la mitad del brazo derecho. Está vestida con una fina túnica, que deja intuir la forma de los pechos, ceñida por una cinta oculta por un pronunciado sinus -o pliegue- del manto o palla, cruzado por delante sobre la cintura y recogido en gruesos plieges sobre el brazo izquierdo. El peso del cuerpo descansa sobre la pierna izquierda, mientras que la derecha queda ligeramente flexionada, en actitud de reposo, apoyando únicamente el extremo delantero del pie.

La iconografía del tipo corresponde a la estatuaria honorífica típica del Alto Imperio, en particular entre finales del siglo I y mediados del II d.C. Es un ejemplo de escultura con el tipo de estatua vestida femenina de la Themis de Ramnunte, prototipo del primer helenismo con gran predicamento en época romana.

“Escultura de mujer”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Estatua hombre joven”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol, datado en el alto imperio romano. Tiene unas medidas: profundidad = 22 cm; anchura máxima = 27 cm; altura máxima = 77 cm.

Escultura de bulto redondo que representa un hombre joven, del que sólo conservamos el torso y la mitad de las piernas, justo por encima de las rodillas. Tiene el torso desnudo, cubierto desde la cintura hasta los muslos por un manto, resuelto en grandes pliegues, que cuelga de una correa que le cruza el pecho y la espalda por el hombro izquierdo.

Figura de hombre joven, en pie, con el torso desnudo, y vestido con una túnica a la cintura sujeta por una correa que cruza pecho y espalda.

Cabeza masculina”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Cabeza masculina”, obra de un escultor anónimo, realizado en piedra rosa [piedra conocida como pórfido rojo], datado en el alto imperio romano. Tiene unas medidas: altura = 14 cm; anchura = 8 cm; profundidad = 6 cm.

Las características que apreciamos en el casco se corresponden, en líneas generales, con el modelo generalizado en las legiones romanas desde época de Augusto. Llama la atención el tocado, inusual en general, que sólo solían portar soldados de caballería y oficiales.

“Cabeza masculina”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Cabeza masculina”, obra de un escultor anónimo, realizado en arcilla, datado en fenicio-púnico. Tiene unas medidas: Altura = 22,50 cm; Anchura = 16,50 cm

Cabeza masculina de terracota, en bulto redondo, hueca, que representa un individuo con rasgos de raza negra. Presenta una frente corta y estrecha, delimitada por una línea que representa en el cabello, como si fuese una especie de casquete sobre el cráneo. Los ojos, hundidos en cuencas muy marcadas, son de tendencia almendrada, con el iris bien dibujado en relieve, enmarcados por dos cejas prominentes y rectas. La nariz es chata y ancha, con grandes aletas nasales. La boca está cerrada y permanece inexpresiva, con labios muy gruesos, en especial el inferior. La barbilla es pequeña y redondeada. Las orejas se moldean con cierto detalle. Son asimétricas en posición y tamaño, siendo la derecha de mayor tamaño y situado algo más bajo y adelantado que la izquierda. El cuello está constituido por un tronco de cono invertido, en cuyo interior se aprecia una perforación vertical de más de dos centímetros quizás destinada a encastrar o fijar la pieza.

“Estela funeraria”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Estela funeraria”, obra de un escultor anónimo, realizado en arenisca, datado 500 al 201 aC. Tiene unas medidas: profundidad = 0,37 m; anchura máxima = 0,53 m; altura máxima = 1,07 m.

Pieza monolítica de forma prismática rectangular con remate superior que presenta frontal triangular y cubierta a dos aguas. La mitad superior de la cara frontal del objeto presenta un rebaje cuadrangular que contiene a su vez otros dos rebajes: uno rectangular en el tercio inferior; otro rectangular con remate en arco, en los dos tercios restantes. Dentro de este último espacio se representa en relieve una figura compuesta por un triángulo al que se superpone, en el mismo eje vertical, un óvalo.

La cara frontal de la estela está rematada por una suerte de frontón triangular, con cubierta a dos aguas, y en cuyo interior se define un tímpano mediante un suave rebaje respecto al contorno.

Presenta restos de argamasa de cal en su superficie. En la base, particularmente, se aprecia una línea horizontal a unos ocho o diez centímetros, que podría indicar la zona que quedaba bajo tierra, en contacto con ella, con la estela clavada al suelo.

“Cabeza femenina”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Cabeza femenina”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol blanco, datado en alto imperio romano. Tiene unas medidas: anchura máxima = 21 cm; altura máxima = 23 cm.

Fragmento de escultura que representa la cabeza de una mujer joven, de expresión adusta y serena, rasgos suaves, armónicos y naturales. Presenta un peinado con raya en medio, bandas anchas de ondas laterales que se recogerían en trenzas tras las orejas y coleta anudada en la nuca, que en este caso no se conserva. De oreja a oreja, sobre una frente corta, discurre una hilera de mechones muy cortos, acaracolados, terminada sobre las sienes en un grupo más nutrido de rizos formando una patilla. Los ojos son grandes y almendrados, con los párpados bien marcados, sin dibujo de detalle en las pupilas. La nariz se conserva sólo en parte, aunque parece de dorso recto y estrecha en la punta, con las fosas nasales bien dibujadas y proporcionadas. La boca está cerrada, con labios finos y las comisuras muy acusadas. Los pómulos son suaves, al igual que el modelado de la mandíbula y de la barbilla, fragmentada.

Mosaicos con centauros marinos”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

La siguiente obra de arte que podemos ver “Mosaicos con centauros marinos”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol negro, datado en época adriano. Tiene unas medidas: anchura máxima = 21 cm; altura máxima = 23 cm.

“Mosaicos con centauros marinos”, obra de un escultor anónimo Museo de Cádiz

Los mosaicos representan dos centauros marinos que formarían parte de un cortejo báquico. Por su temática y por estar realizados solo en blanco y negro se pueden fechar en época del emperador Adriano.

Alameda Apodaca en Cádiz

Aquí damos por finalizada la visita al Museo de Cádiz, la exposición de pintura con los cuadros de Murillo, no podemos verla. Solamente nos queda caminar hasta el puerto para seguir nuestro camino hasta nuestro siguiente punto del viaje en la ciudad de Medina Sidonia.

Para llegar al parking de Cádiz tenemos que atravesar la Alameda Apodaca (GPS N 36.537119 N 6.298483) está incluida dentro del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz y además de vegetación variada (plátanos, ficus, chirimoyo…) cuenta con más de 400 años de historia.

El diseño presenta un trazado lineal ligeramente quebrado en su planta, marcado por el estilo regionalista imperante a principios del siglo XX, plasmado por el arquitecto Juan Talavera, con la utilización de cerámica vidriada y la forja de hierro en bancos y farolas, como rasgos característicos. El espacio está constituida por una serie de glorietas y salones de forma circular y rectangular que forman pequeñas plazoletas que tienen su centro en el monumento al Marqués de Comillas, inaugurado en 1922 y obra del escultor catalán Antonio Parera Saurina y que divide en dos partes el espacio siguiendo el trazado primitivo del Salón alto y bajo.

Tardamos casi una hora en llegar a nuestro siguiente destino en Medina Sidonia, tenemos varias referencias, pero vemos que es n pueblo complicado para andar dando vueltas, es estrecho y en montaña. Nos decantamos por el parking situado cerca del Mercadona.

Medina Sidonia (Cádiz)

El parking para autocaravanas en Medina Sidonia (Cádiz) se encuentra situado en la zona nueva, se halla en la calle villa de Rota, es gratuito y ofrece buena seguridad. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 36.460722W 5.930571.

Día 6 de diciembre (viernes)
Ruta: Medina Sidonia-

Plaza del Punto en Medina SIdonia (Cádiz)

Nada más desperezarnos y desayunar salimos a descubrir esta ciudad que tanto nombre tiene. No tenemos problemas en pensar por donde empezar, nada más subir una cuesta nos plantamos en la plaza del Punto y desde allí se adivinan las murallas y el Arco de la pastora de estilo árabe.

Estamos ante la puerta de acceso al más puro estilo musulmán, con un arco de herradura y una gran escalinata en su conjunto. Data del siglo X.

En efecto, es una de las puertas de acceso al recinto amurallado y el más representativo de los símbolos de Medina Sidonia. Su construcción data de la época califal, en torno al siglo X. Presenta dos arcos de herradura apuntados, uno de los cuales se apoya sobre columnas reaprovechadas que pertenecieron al templo de Hércules. El conjunto está elaborado con sillares de muy cuidada elaboración a partir de piedras de canteras que se hallaron en el término municipal.

En el lateral podemos advertir una torre que tuvo por misión la guarda y defensa de esta entrada. La diferencia de niveles entre uno y otro lado del arco se salva con una rambla escalonada.

Plaza del Punto en Medina SIdonia (Cádiz)

El nombre más antiguo es el de Puerta de la Salada (GPS N 36.460126 W 5.928493), tomado de la cercana fuente del mismo nombre; y el de Arco de la Pastora, por el que actualmente se le conoce, se debe a una imagen que se encuentra en la hornacina que se conserva en uno de los lados internos del arco.

Antes de atravesar el Arco de la Pastora (GPS N 36.460180 W 5.928580) podemos ver pegado a la muralla la llamada Fuente Salada, se trata de un abrevadero para el ganado que era muy utilizado por las caballerizas antes de entrar en la ciudad. Las condiciones geológicas de Medina Sidonia favorecen la acumulación subterránea de depósitos naturales de agua bajo la ciudad y en sus alrededores, habiéndose canalizado su salida a la superficie a través de este tipo de fuentes.

Atravesamos la puerta de la Pastora y desde lo más alto te das la vuelta para contemplar el paisaje a través del arco. A la izquierda se encuentra la Muralla de la Fuente Salada, un cartel del Ministerio nos indica que ha sido rehabilitada recientemente, ahora es de piedra y antes estaba encalada.

Muralla de la Fuente Salada en Medina Sidonia (Cádiz)

La Muralla de la Fuente Salada forma parte del conjunto del lienzo de muralla medieval de Medina Sidonia, con una longitud frontal de 63 m. Su extremo oeste y este lo conforman respectivamente la Torre Noroeste y el Arco de la Pastora que constituía una puerta de entrada por la zona norte al casco histórico intramuros. La muralla de la Fuente Salada cuenta en su parte baja y tramo central con un pilón o abrevadero adosado al muro ocultando su basamento, del que se desconoce la fecha de su construcción. Bajo la muralla se desarrollan galerías subterráneas de conducción de agua, como una atarjea de principios de siglo XX, la canalización del siglo XIX y una galería original medieval que sigue funcionando como surtidor.

En las calles podemos apreciar unas buenas pastelerías que llaman la atención por la vistosidad de los productos que venden, y es que en lo que se refiere a la industria del dulce en Medina Sidonia, se dice que llegó a ser la capital repostera del mundo árabe. De entre los productos más típicos se pueden destacar los amarguillos, las tortas pardas o los pestiños, que se producen y consumen durante todo el año. Sin embargo, el producto más famoso y emblemático de la ciudad es el típico Alfajor de Medina Sidonia.

Ayuntamiento de Medina Sidonia (Cádiz)

Según vamos hacia la plaza de España nos damos cuenta por la cartelería que hemos tenido suerte de visitar hoy la ciudad de Medina Sidonia porque se celebra la jornada de puerta abiertas, donde todos los monumentos y patios se pueden visitar de forma gratuita y además hay un gran mercadillo en la calle.

Llegamos a la antigua plaza de Abastos donde en uno de los edificios se encuentra la oficina municipal de turismo, allí nos informan de las diferentes visitas guiadas y las diferentes opciones para descubrir la ciudad.

Nos aconsejan que primero vayamos al ayuntamiento que muestra en este día en su biblioteca una serie de archivos incunables que se refieren a la historia de una de las ciudades más antiguas de Andalucía.

El ayuntamiento se encuentra situado en la plaza de España ( N 36.456880 W 5.927995) Construido en un edificio del Siglo XVII de estilo manierista, obra de Andrés Cárdenas, en donde se encuentra el Archivo Histórico Municipal.

Archivo Municipal de Medina Sidonia (Cádiz)

En 1673 se comienzan las obras del edificio. Es de estilo barroco, con portada de arcos apoyados sobre columnas en su parte baja.

El segundo piso, de estilo neoclásico, presenta en su fachada un balcón que lo recorre de extremo a extremo y ventanas coronadas por frontones triangulares, separados por pilastras. En el siglo XX se levanta el tercer piso.

Subimos al Archivo Histórico Municipal de Medina Sidonia donde un guía nos cuenta “in situ” la historia de los principales documentos que allí se exponen.

Esta dependencia destinada al depósito del archivo, es concebida de una forma exenta respecto al resto de las oficinas del edificio, y se encontraba ubicada en la segunda planta, se trata de una sala más bien pequeña de 3,5 m. de ancho por 8 m. de largo, con dos puertas opuestas que comunicaban con sendos pasillos. La imagen nos rememora la solemnidad de ciertos museos que guardan tesoros importantes.

Archivo Municipal de Medina Sidonia (Cádiz)

El interior de este recinto estaba rodeado por un mueble de estanterías realizado en madera de pino, que se extendía desde el suelo hasta el techo, el cual albergaba los legajos, destacando en uno de los laterales una puerta monumental con tres cerraduras simbólicas, donde al parecer se guardaban las Actas Capitulares, consideradas como los documentos más valiosos para el Ayuntamiento.

Sin embargo, tras el zócalo de una de las paredes, se guardaba un arca de madera en cuyo interior resultó estar el verdadero tesoro documental de este Archivo: Privilegios Rodados, Cartas Plomadas y Cartas Ducales entre otros.

En 1987 dentro del Plan de Ordenación de Archivos Municipales puesto en marcha por la Excma. Diputación Provincial, se lleva a cabo la clasificación, ordenación y realización de inventario de los fondos documentales. El trabajo fue realizado por las archiveras Francisca Ruano y Victoria Martín, quedando plasmado en la edición del Inventario del Archivo Municipal de Medina Sidonia, publicado por la Excma. Diputación Provincial de Cádiz en el año 1992.

Privilegio Rodado Alfonso X Archivo Municipal de Medina Sidonia (Cádiz)

El resultado de este arduo trabajo, por tanto, no fue otro sino sacar a la luz un importante fondo documental y dejarlo en condiciones óptimas para la investigación, convirtiéndose este Archivo en un importante instrumento para el estudio de la historia de la etapa bajomedieval, la cual desborda por completo el marco local y se imbrica de lleno en el proceso histórico del reino castellano.

Del mismo modo, se considera uno de los mejores Archivos locales para las épocas moderna y contemporánea, por el volumen y calidad de la documentación existente, así como el óptimo estado de conservación de la misma.

Unos, o quizás, uno de los documentos más importantes allí se encuentra un Privilegio Rodado otorgado por Alfonso X a Medina en 1268, concediendo fueros para que se repoblasen aquellas tierras.

Por el amplio periodo y la cantidad de datos que saca a la luz es de resaltar la Serie de Actas Capitulares que van de 1557 a 1978, aparecen casi ininterrumpidamente, a excepción de una laguna entre 1605-1610. Mención especial merece la amplia gama de Disposiciones Varias que recoge Privilegios Rodados, Cartas Plomadas, Reales Cédulas, Provisiones, Órdenes y las Cartas Dispositivas de los Duques; dada la gran importancia de esta documentación se ha relacionado en sendos Anexos al Inventario.

Privilegio rodado Alfonso X Archivo Municipal de Medina Sidonia (Cádiz)

Otro documento importante es la Carta dispositiva de 25 de Mayo de 1482 de D. Enrique de Guzmán el Bueno y Meneses, duque de Medina Sidonia al Concejo de Medina Sidonia. Los Reyes le han pedido que envíe gente a caballo a Córdoba para la guerra contra los moros, y por ello manda que Medina Sidonia participe con 24 lanzas repartidas entre los caballeros de confianza.

También se conserva un Privilegio Rodado dado en Sevilla por Pedro I a Medina Sidonia el 18 de Julio de 1350. Toma para si y sus sucesores la villa que promete no enajenar de la corona. Concede a sus moradores la exención de todos los pechos y tributos, tanto a la población como en el resto del reino.

Especialmente interesante es el Privilegio Rodado de 12 de abril de 1434 dado en Valladolid por Juan II a Pedro González de Medina, tesorero de la iglesia de Sevilla, en nombre de la iglesia de Cádiz. Confirma privilegio anterior dado por Alfonso X, que concede al Obispo y Cabildo de Cádiz la alcairía de Benalup con todos sus términos, montes, ríos, pastos, entradas y salidas y todas sus pertenencias.

Pleito Concejo Medina Sidonia con el Rey Archivo Municipal de Medina Sidonia (Cádiz)

Somos muy afortunados por poder ver hoy la transcendencia, magnitud y valor de la documentación que en el se conserva, porque prácticamente es muy difícil acceder a ella, tan solo los historiadores, investigadores, cronistas y muy excepcionalmente en alguna ocasión puntual, como nos ha sucedido hoy.

Después marchamos para ver el interior del Ayuntamiento y sus dependencias municipales, nada más atravesar la puerta nos topamos con un estupendo personaje:

“Estatua de un togado”, obra de un escultor anónimo de Medina Sidonia (Cádiz)

Podemos ver la escultura “Estatua de un togado”, obra de un escultor anónimo, realizado en mármol, esta datado dentro del periodo romano. Tiene unas medidas de 240 x 35 cm.

El 24 de mayo de 1926 el Ayuntamiento de Medina Sidonia remitía a la Real Academia de la Historia un oficio firmado por su alcalde don Antonio María de Puelles en el que daba cuenta del reciente hallazgo, durante las obras de renovación del alcantarillado de la calle Padre Félix (hoy, La Loba ), de una escultura de época romana que representaba a un togado.

La oficina del togado esta adornada por una cinta en forma sinuosa, y corresponde tal objeto a simbolizar la cualidad de magistrado encargado de aplicar las leyes, que se suponen contenidas en la caja, pues, como es sabido, se extendían tales documentos en largas cintas de cuero, pergamino, vitela, papiro, etc., enrollándose en una vara y desarrollándose para su lectura. En cuanto a la anatomía, obsérvase que el tamaño del hombre esculpido es superior al normal, pues, aun contando con el mayor desarrollo y robustez de nuestros antepasados, no llegaron a tener de estatura más de dos metros que tendría el representado en la estatua de ser exacto el tamaño del simulacro al del modelo; pues por lo demás los miembros se hallan esculpidos con gran propiedad anatómica y en la misma pureza de línea se hallan expresados los pliegues y demás partes de la indumentaria.

Tiene una inscripción que aparece debajo de la base de la estatua. Dibujada la inscripción en ese sitio no visible después de emplazada la estatua, es de suponer que grabó esa leyenda algún oficial del escultor, con la intención de recordar a las generaciones venideras, fecha referente a la muerte del honorificado con el privilegio de imagen pues el trazado de las letras es rudo e incorrecto y en particular la L se halla colocada en forma invertida así + ; la primera X tiene el ángulo superior mucho mayor que el inferior y la D se halla trazada con gallardía teniendo ligada una C cuyos trazos en vez de ser curvilíneos son semirectilíneos, entendiendo el que suscribe que leído todo en esta forma L X I I X D C parece haberse querido expresar que el honrado con la estatua murió a los 62 años, en el 590 de la fundación de Roma o los 164 antes de Jesucristo.

“Estatua femenina”, obra de un escultor anónimo de Medina Sidonia (Cádiz)

Además, en el mismo lugar podemos ver “Estatua femenina” obra de un escultor anónimo, realizada en mármol blanco, está datado en periodo del alto romano.

Desde el siglo XVII al siglo XIX estuvo incrustada en los muros del ángulo exterior de la iglesia de San Cristóbal en la esquina de las calles san Juan y Hércules, pertenece a la época del emperador Tiberio siglo I d.C., debiéndose de hallarse al realizarse las obras de la construcción de la iglesia del Convento de las monjas Agustinas. En un momento se coloco la cabeza femenina de una mujer pero no pertenecía a esta estatua.

Lleva una vestimenta muy común de la época ricinium, compuesta por una túnica y un manto o palla que cubren la mayor parte del cuerpo y con la que también se cubrían la cabeza, que usaban las viudas romanas durante el periodo de luto; los brazos, a la que la faltan las manos, mantienen una posición extendida hacia el exportador.

Por otras estatuas similares encontradas dentro del Imperio Romano se puede decir que se trata de la estatua de Agripina Maior, nieta del emperador Augusto, vestida de luto por la muerte de su esposo Germánico. El emperador Tiberio decreto celebrar honores fúnebres entre los años 19 y 20 d.C. erigiéndose monumentos escultóricos en su honor en muchas ciudades romanas.

Salón de plenos Ayuntamiento de Medina Sidonia (Cádiz)

La escalera que nos conduce al piso superior esta decorada con piedras de molino y en las paredes restos de paneles de cerámica portuguesa encontrados en la ciudad.

Accedemos al salón de espera anterior al de plenos, tiene mobiliario de madera de estilo con pañería roja, en el centro una mesa con una maqueta de una de las iglesias de la localidad, en las paredes objetos y documentos importantes.

El interior del salón de plenos esta presidido con un repostero con el escudo de la ciudad con un fondo oro, se puede ver el apóstol Santiago en actitud de batalla, en caballo bordado y rampante, sobre terraza, todo ello en sus colores naturales. Timbre de corona ducal rematada en castillo de oro donjonado sobre el que fulgura una estrella de plata de ocho rayos. En las paredes cuadros que representen algunos de los históricos alcaldes con uniformes militares que ha tenido la localidad. Una reja estilo andaluz separa la mesa del alcalde y la de los concejales, a los lados, con el publico general.

Desde el ayuntamiento marchamos para visitar el Convento de San Cristóbal (GPS N 36.457728 W 5.928149) se halla en la calle de las Huertas, 1, en la misma puerta podemos ver como las hermanas venden sus deliciosos dulces de navidad polvorones, mazapán y el pan de Cádiz, nos animamos a comprar para apoyarlas económicamente. Gracias a las jornadas de puertas abiertas podemos ver la iglesia del convento.

Obrador del Convento de San Cristóbal (Cádiz)

Para llegar hasta aquí no es difícil porque desde el exterior sobresale la torre con el cuerpo de campanas, rematado por un pretil decorado con motivos geométricos, siendo coronada por un pináculo, terminado en cruz y veleta. De cualquier forma, el obrador se encuentra perfectamente señalizado. En la portada del torno del convento, junto a los sillares vistos que forman el arco de medio punto, que le sirve de ingreso, y bajo una moldurada cornisa, existe un cartel en el que aparece escrito “Pastelería”.

Desde 1677 existía en Medina Sidonia un Oratorio de San Felipe Neri, que fundado por el religioso franciscano fray Francisco Cañas, era conocido con el nombre de la Santa Escuela de Cristo. Asentado, en un principio en la ermita de Santa Catalina, el 30 de mayo de 1683, se traslada, en solemne procesión de su imagen titular, el Cristo de la Sangre , a la antigua ermita de San Cristóbal, cambiando, así, el nombre y la advocación del antiguo recinto monacal. Por estas fechas, se reforman las viejas construcciones, siendo prueba de ello, los restos de la portada de la ermita. Al extinguirse el oratorio, la ermita será vendida, mientras que parte de las imágenes que en ella se veneraban, fueron trasladas a la iglesia de Santiago, donde aún permanecen un San Felipe Neri y un San Francisco Javier, en el coro.

Retablo Mayor del Convento de San Cristóbal (Cádiz)

En 1651 se terminan las obras del nuevo Convento de San Cristóbal, cuando las monjas ya estaban completamente instaladas. A pesar de lo que puede parecer hoy día, sobre todo, al visitar su pequeña iglesia, el convento gozó de gran prosperidad, siendo de grandes dimensiones. El número normal de religiosas que aparecen en las distintas crónicas, era de 80 hermanas, entre las que no se contaban las criadas que atendían la Casa. Prueba de esta prosperidad es su alta renta que, en 1835 al ser desamortizado, ascendía a 43.232 reales, siendo el más rico de los seis conventos que existían en la ciudad en esta época. Dichas rentas procedían, la mayor parte, de las tierras que poseía el monasterio y que fueron vendidas entre los años 1836 y 1839. Según los censos realizados, éstas eran "1.564 fanegas y 110 aranzadas".

La iglesia, con una planta de cruz latina de una sola nave, se ensancha en el crucero donde se forman los arcos y las pechinas de la cúpula, siendo el resto de la cubierta a base de bóveda de cañón con lunetos.

La estructura general de esta iglesia es de un sobrio barroco que responde a su época de construcción –segunda mitad del siglo XVII–. Al exterior, en su fachada principal, bastante sobria, sobresalen dos grandes y elevados arcos que comunican con la torre.

Virgen de los Remedios del Convento de San Cristóbal Medina Sidonia (Cádiz)

En el Altar Mayor tiene un retablo de estilo barroco del siglo XVIII con un banco y dos alturas divido en tres calles divididas por columnas salomónicas decoradas con pámpanos de vid, está presidida en la calle del centro por la imagen de la Virgen de los Remedios, además. San Agustín, Santo Tomás de Villanueva, San Nicolás y Santa Mónica.

Retablo de Santa Rita del Convento de San Cristóbal (Cádiz)

En el lateral de la nave se levante el retablo de Santa Rita, esta realizado a mediados del siglo XVIII está presidido por la imagen, una excelente talla barroca, muestra a la Santa de Casia, vestida con hábito de la orden, contemplando el crucifijo que porta en su mano derecha. En su izquierda, un cardo, en alusión a la espina que de la corona de Cristo se desprendió y se incrustó en su frente. Según cuenta la tradición, la herida que había supurado un olor fétido y putrefacto durante toda la vida de la santa, al morir desprendió un perfume intenso de rosas. En el remate del retablo, el lienzo del busto de la Virgen de la Soledad , más conocida como la Virgen de la Paloma , por estar inspirada en esta pintura madrileña que alcanzó una gran devoción durante los siglos XVII y XVIII.

Coro del Convento de San Cristóbal Medina Sidonia (Cádiz)

Frente a él, y en el fondo de la iglesia, se sitúa la zona de clausura, comunicada con el convento y separada de la nave de la iglesia por una alta reja, desde donde las religiosas pueden seguir los actos litúrgicos.

El coro de grandes proporciones contrasta con el tamaño de la iglesia, si se tiene en cuenta que tenía que dar cabida a las 80 religiosas que habitaban normalmente el convento. De gran interés es el Cristo crucificado, obra de mediados del siglo XVI, cuyas características formales lo enmarcan dentro del círculo de Pedro Millán. Asimismo, son importantes las piezas que componen el ajuar litúrgico en el que destaca la colección de orfebrería. Interesantes cálices de los siglos XVIII y principios del XIX, se encuentran entre sus piezas más llamativas, aunque de todas destaca la custodia con el nudo de aires manierista. Otro de los elementos interesantes de éste es el magnífico facistol situado en su centro.

La siguiente parada es el Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico (GPS N 36.459559 W 5.929660) donde iniciamos la visita guiada dentro de la jornada de puertas abiertas, se encuentra situado en la calle Ortega 10-12. El horario: 10:00h. a 14:00h // 16:00h a 18:00h. - Del 15 de junio al 15 de septiembre: 10:00h. a 14:00h. // 18:00h. a 21:00h.

Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

El interior nos muestra las Construcciones hidráulicas del siglo I d.C. con un total de 20 metros de galerías subterráneas cuya función como sistema de alcantarillado en la época romana, nos indica el grado de urbanización de la ciudad Assido-Caesarina.

La verdadera dimensión del urbanismo asidonense en la antigüedad está presente en las obras públicas hasta ahora localizadas, de la que es ejemplo singular este tramo de vía romana descubierta en 1997 y que discurre en parte a cuatro metros por debajo de la calle Álamo.

La gran cantidad de hallazgos arqueológicos que se han venido produciendo a lo largo de los siglos en Medina Sidonia, así como las excavaciones sistemáticas realizadas en los últimos años, nos descubren que la ciudad romana que se levantó en este cerro hace más de dos mil años, llamada ASIDO CAESARINA, alcanzó un esplendor urbanístico extraordinario, acorde con su estatus jurídico como Colonia de Derecho Romano.

La verdadera dimensión del urbanismo asidonense en la antigüedad está presente en las obras públicas hasta ahora localizadas, de las que es ejemplo singular este tramo de vía romana descubierta en 1997 y que discurre en parte a cuatro metros por debajo de la calle Álamo.

Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

Construida con grandes losas de piedra, se compone de dos aceras, y una calzada que tiene cinco metros de ancho, capaz de permitir el paso de dos vehículos a la vez.

A lo largo de la línea central de la calle, por debajo del enlosado, se halla una cloaca de casi un metro de altura, que canalizaba las aguas de lluvias y las residuales de edificios y fuentes de la ciudad.

Se han encontrado también un par de tableros de juego grabados sobre las losas de una de las aceras, a los que eran muy aficionados tanto niños como adultos romanos.

Con la puesta en valor de este lugar, no sólo se ha dado un importante paso en el conocimiento histórico y urbanístico de la Medina Sidonia antigua, sino que también se ha acondicionado un espacio cultural que puede ser disfrutado por el público.

En la exposición permanente, a partir de los objetos descubiertos en las excavaciones y hallazgos aislados, acompañados de paneles informativos, se hace un completo recorrido por la trimilenaria historia ininterrumpida de Medina Sidonia, en la que se asientan las diferentes civilizaciones aprovechando su excelente situación geográfica y riqueza de su entorno, que la convierten en un núcleo estratégico de vital importancia para el control del territorio (la cumbre del Cerro del Castillo ha servido como vigía y protección de la población, habiéndose descubierto hasta ahora restos de tres fortalezas militares de diferentes épocas (romana del siglo II-I a. C., islámica del siglo XI y cristiana del siglo XV, además de vestigios prerromanos y utilización como cuartel en el siglo XIX). En sus vitrinas puede verse la evolución de la ciudad a través de las huellas que han dejado las distintas culturas que han poblado este monte.

Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

Los vestigios expuestos en el MAMS más antiguos hasta la fecha datan de la época del Bronce Final tartésico, el mítico reino que ocupó la Andalucía occidental entre los siglos IX y VI a. C., que encontramos representados por hallazgos de útiles de piedra y cerámicas realizadas a mano; y cuyos habitantes entran en torno al siglo VIII a. C. en contacto con colonos fenicios que vienen del otro extremo del Mediterráneo. De sus sucesores, turdetanos y cartagineses, se exponen interesantes piezas venidas de zonas de influencia griega, armas de hierro y bronce, cerámicas ibéricas pintadas y otros objetos. A partir del año 218 a. C., la colonización romana supuso para la entonces llamada Asido Caesarina la creación de una extensa ciudad de nueva planta en torno al siglo I, momento del que tenemos gran cantidad de hallazgos arqueológicos, que nos descubren que la ciudad romana que se levantó aquí hace más de dos mil años alcanzó un esplendor urbanístico extraordinario, acorde con su estatus jurídico como Colonia de Derecho Romano, representado en el museo a través de elementos arquitectónicos y decorativos de edificios monumentales, una importante colección de esculturas en mármol, distintos ritos de enterramiento y objetos de la vida cotidiana. En la Edad Media , aunque reducirá su área urbana, mantendrá su importancia como núcleo estratégico militar y capital social y religiosa de un extenso territorio, siendo ocupada por los bizantinos, que son expulsados por los visigodos en el 571, período de mayor esplendor del obispado asidonense; hasta que en 711 se produce la entrada de los musulmanes en la Península , y la ciudad recibe el nombre que aún hoy conserva, Medina Sidonia, conservando la capitalidad de la cora o provincia islámica de Sidonia hasta el siglo X y construyéndose su cuádruple recinto amurallado. Los hallazgos de este momento proceden fundamentalmente del Cerro del Castillo, y se componen de restos cerámicos de diversa tipología y objetos de uso cotidiano como amuletos y útiles característicos de diversas profesiones. De la Baja Edad Media cristiana (el Rey Alfonso X la ganará definitivamente para la corona castellana en el año 1264), los hallazgos más numerosos seguirán siendo de la zona del castillo, convertido en un reducto defensivo frente al vecino reino islámico de Granada, y a través de los materiales rescatados en las excavaciones nos acercamos a la vida de la población en tierra de frontera. Pocos años antes de entrar en la Edad Moderna , la entonces villa (el título de ciudad es de 1472) se convertirá en cabecera del Ducado de Medina Sidonia, volviendo a recuperar el protagonismo de otros tiempos y extendiendo progresivamente su urbanismo fuera de las murallas. El recorrido por la historia de la ciudad finaliza con la ocupación de Medina Sidonia entre los años de 1810 a 1812 por las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia , de lo que la arqueología viene encontrando huellas en diferentes puntos de la población (proyectiles de fusiles y cañones, restos de armas, botones de uniformes franceses, etc.).

“Vaso Libaciones” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La primera de las obras que vemos expuestas “Vaso Libaciones”, obra de autor anónimo, realizado en arcilla cocida, esta datado siglo VIII a.C.

Se trata de un vaso ritual destinado al culto religioso que fue localizado muy fragmentado en el transcurso de la segunda campaña de excavación del castillo de Medina Sidonia.

La superficie de la vasija tiene un engobe rojo, pero lo que hace singular a esta pieza son las tres figuras zoomorfas que, a modo de asas, tiene en la intersección del cuerpo y cuello del vaso. Representan con gran detalle a tres cérvidos recostados, con las patas plegadas sobre el cuerpo, a los que faltan las cabezas, que no se hallaron en la excavación, al igual que otros fragmentos de la vasija que sí se han podido reconstruido en el proceso de restauración. Las bocas de los animales estaban conectadas con el interior de la vasija y por ellas se vertería el líquido en los ritos de libaciones de carácter religioso que se realizasen con este vaso.

Cabeza Negroide” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Cabeza Negroide”, obra de autor anónimo, realizado en arcilla cruda, esta datado en época púnica 500-206 a.C.

Esta cara era empleada en las ceremonia fúnebre púnica que consistiría en la presentación del individuo ante los dioses por medio de una serie de actos sacrificiales en honor a éstos, las diferentes ofrendas alimenticias y las cáscaras de huevo de avestruz, serían colocadas en este momento junto con el resto del ajuar que rodeaba al muerto; al mismo tiempo eran realizadas las libaciones rituales que según se cree debieron hacerse con agua, leche, o vino.

Árula” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Árula”, obra de autor anónimo, realizado en piedra, esta datado en época imperial.

El árula de piedra tiene la forma de pedestal o de pequeña y gruesa columna, por lo común en la parte superior y casi siempre con relieves e inscripciones votivas en alguna de sus cara. Era utilizado como ajuar doméstico con objeto de culto religioso.

Lápida Funeraria” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Lápida Funeraria”, obra de autor anónimo, realizado en mármol, esta datado en el siglo I d.C.

La lápida lleva la inscripción en latín que dice “Quinto Cornelio Materno, de 30 años aquí esta enterrado”, fue encontrada en la necrópolis-Sur.

“Lápida Funeraria” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Lápida Funeraria”, obra de autor anónimo, realizado en mármol, esta datado en el siglo III d.C.

Consagrado a los Dioses Manes. Vinuleya Severa, de 1 años y seis meses. Sea (para ti) la tierra leve, fue encontrada en la necrópolis-Sur.

Los manes, en plural siempre, en la mitología romana, eran unos dioses familiares y domésticos o caseros por lo general asociados a otros llamados lares o dioses familiares y penates o dioses de la despensa. Eran espíritus de antepasados, que oficiaban de protectores del hogar. El pater familias o padre cabeza de familia, era su sacerdote y oficiaba sus ceremonias religiosas y ofrendas en las viviendas.

“Antefija” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Antefija”, obra de autor anónimo, realizado en terracota, esta datado en el periodo altoimperial.

Una antefija, palabra que proviene del latín antefixa, fijar por delante, es un ornamento arquitectónico, una pieza vertical que se coloca el extremo inferior de las tejas, en las cubiertas. En grandes edificios, la cara de las antefijas de piedra son talladas con sumo detalle, a menudo con un ornamento de palmeta. En edificios de menores proporciones se utilizan antefijas modeladas en cerámica, por lo general terracota, las cuales pueden estar decoradas con figuras o máscaras, especialmente durante el período romano. En esta época era común encontrarlas en numerosos edificios y en casas particulares.

Enterramiento de inhumación” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Enterramiento de inhumación”, obra de autor anónimo, realizado en piedra de arenisca, esta datado en el periodo bajoimperial siglo IV d.C.

La tumba fue encontrada en la necrópolis bajoimperial oeste, en terrenos que formaban parte de la antigua ciudad romana, situada en la plaza Ramón y Cajal de Medina Sidonia.

A pesar de que la inhumación se practicaba con regularidad en la Roma arcaica, la cremación era la práctica de enterramiento más común en a finales de la República Romana y el Imperio durante el I y II siglo. Las imágenes crematorias aparecen en la poesía latina sobre el tema de los muertos y el luto.

Ara funeraria romana” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Ara funeraria romana”, obra de autor anónimo, realizado en piedra caliza, esta datado en el siglo II d.C.

LICINIA . M . LIB . GALL . VLA . AN . L . S . T . L.

Licinia M (arci) Lib (erra) L (euris) GALLULA . AN (norum) L . S (it) T (ibi) T (erra) L (euris).

Traducción Licinia Galula, liberta de Marco, de 50 años. Sea para ti la tierra leve.

Bajo la inscripción presenta la decoración en relieve con dos bucráneos (cráneos de bueyes) y sertum (guirnalda con hojas de laurel) y las caras laterales del ara un árbol de la vida y corona vegetal en la posterior.

“Figura del dios Pan” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Figura del dios Pan”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en el siglo II d.C.

Como dios de los bosques y de los campos, Pan vigilaba la fertilidad de los rebaños. Se trataba de un dios benevolente al que le gustaba vivir al aire libre. No obstante, cualquiera que le molestase descubriría su otra cara, pues podía enfurecer y hacer temblar de miedo a los demás: de ahí la palabra «pánico». También podía sembrar el terror entre los ejércitos. Según los atenienses, hizo huir a los soldados persas durante la batalla de Maratón, en el 490 a.C., en la que los griegos estaban en desventaja. Un altar dedicado a Pan en Atenas muestra el agradecimiento de Atenas por su ayuda.

Los dioses romanos Silvano y Fauno se identificaban con Pan, aunque el último se diferencia de él en varios aspectos.

Fragmento de grupo Ninfa y Sátiro” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Fragmento de grupo Ninfa y Sátiro”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en el siglo II d.C.

La figura de la Ninfa se cubre ligeramente con un manto, la del sátiro, que estaría colocada a su izquierda solamente nos ha llegado el brazo derecho que recorre la espalda de la figura femenina y con la mano coge su pecho. La escultura fue descubierta en el yacimiento de la calle de san Agustín.

Reproducción busto de Livia” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Reproducción busto de Livia”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en la época tiberiana año 14-37 d.C.

El magnífico busto de Livia nos recuerda la importancia de la que fue colonia de derecho romano. Hallada en 1960, está esculpida en mármol blanco con una altura de 37 centímetros. Representa una cabeza femenina, cuyos rasgos más destacados son los grandes ojos, los anchos pómulos y la pequeña boca.

El peinado de nodus, caracterizado por el tupé alto sobre la frente, aladares de ondas laterales, banda de pelo liso sobre el cráneo y moño grueso bajo, nos hace ver que se trata de un retrato de Livia, puesto que este tipo de peinado era el propio de la dinastía Julio-Claudia.

Afortunadamente hemos tenido ocasión de ver el original que se encuentra expuesto con el cuerpo completo en el Museo de Cádiz, que anteriormente os he explicado durante la visita a la ciudad.

Fragmento de ménsula” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Fragmento de ménsula”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en el siglo II d.C.

Esta mensura es la piedra decorativa que formaba parte de la clave que cerraba el arco romano. Esta decorada con la figura de Victoria alada, corresponde con la clave de una puerta monumental de Asido Caesarina.

Cabeza de niño” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Cabeza de niño”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en la época Claudio-neroniana (41-68 d.C.).

Muchas de las figuras de mármol encontradas del periodo romano eran de importación, otras fueron esculpidas por artistas locales, este busto de niño es con liderado de un taller de Medina Sidonia que debió ser de los más importantes de la Bética, como otros que funcionaron en Córdoba, capital de la Bética, o Carmona (Sevilla), especializado en retratos.

Cabeza de Sátiro” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Cabeza de Sátiro”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en el siglo II.

Esta cabeza pertenece al personaje que formaba parte del sequito del dios Baco, tiene la cabeza cubierta con un velo sujeto por una cinta y corona de corimbos. Fue encontrada en el yacimiento de la calle de San Juan.

Retrato masculino” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Retrato masculino”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en la época de Claudia (41-54 d.C).

Se trata de un personaje no reconocido, esta obra es de un escultor local, probablemente de Asido Caeserina, fue esculpida en la época El nombre dinastía Julio-Claudia hace referencia a los cinco primeros emperadores romanos emparentados con Julio César: Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Gobernaron el Imperio romano del 27 a. C. al 68 d. C., cuando el último de la línea sucesoria, Nerón, se suicidó.

Retrato de Agripina la menor” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Retrato de Agripina la menor”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en la época de Claudio-neroniana (41-68 d.C).

Agripina la menor fue hija, hermana, esposa y madre de emperadores. Mujer ambiciosa, quizás por la herencia materna, no dudo en mancharse las manos de sangre, también práctica habitual a lo largo de la historia, para alcanzar sus propósito y el poder de Roma. Les hablamos de la mujer que más poder, e intrigas, reunió en la historia de las damas de la nobleza romana.

Retrato de Anciano” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Retrato de Anciano”, obra de autor anónimo, realizado en mármol blanco, esta datado en la época de tardorrepublicana (siglo I a.C).

La escultura presenta un estado de conservación muy deficiente, con la nariz y las orejas rotas, multitud de pequeñas fracturas y un gran desgaste de toda la superficie, motivados por el rodamiento que sufrió y por el hecho de haberse utilizado como material de construcción, ya que fue hallada formando parte de un muro moderno medianero entre dos fincas. Pero, a pesar de ello, es bien reconocible que se retrata a un hombre anciano, de cráneo alargado en el que apenas se representan cabellos, con una amplia frente surcada de arrugas, que también son patentes en torno a los ojos, la boca y el cuello, signos de la avanzada edad del personaje, siendo este tipo de retratos naturalistas muy frecuentes a finales de la época republicana romana. Presenta en la parte inferior del cuello una prolongación más estrecha, que sirvió para encajar la cabeza en una estatua, posiblemente un togado. Este tipo de esculturas solían formar parte de un monumento funerario, que debió situarse en alguna de las necrópolis conocidas situadas fuera de la ciudad, y desde allí se trasladaría la cabeza como un material pétreo más, reaprovechado para la construcción del muro en el que se encontró en el año 1994.

Inhumación” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las representaciones “Inhumación”, recreación del proceso de excavación y documentación de un enterramiento. Los clavos de hierro de alrededor pertenecen a la caja fúnebre de madera (perdida). Esta datado en el siglo XIV-XV. Procede de la iglesia de Santiago del Castillo. Cerro del Castillo (Medina Sidonia).

Cruz de Camino” Conjunto Arqueológico Romano y el Museo Arqueológico Medina Sidonia

La siguiente de las obras que vemos expuestas “Cruz de Camino”, obra de autor anónimo, realizado en piedra caliza marmórea, esta datado entre el siglo XV-XVI.

Patio de la calle Herrete, 5 Medina Sidonia

Representa la imagen de la Virgen con las manos unidas a la altura del pecho, sosteniendo lo que parece un corazón y un rosario; y por el otro un crucificado con el torso desnudo. Faltan, por rotura, los remates del brazo superior, laterales e inferiores de la cruz y parte de las figuras.

Después de la visita al museo subimos hacia la parte alta, de camino, aprovechamos para ver alguno de los patios de las Jornadas de Patios Abiertos, entramos en patio de la calle Herrete, 5 (GPS N 36.458508 W 5.928473). Es fácil identificarle porque en la fachada luce la banderola azul y burdeos.

Para nada son comparables los patio de Medina Sidonia con los de Córdoba, aunque en ambos casos existe el amor de sus dueños por el cultivo de plantas en macetas, es traer un trozo de la naturaleza a sus casas, aquí el espíritu de los patios sobre la arquitectura comunal no se da en Medina.

En el interior del patio sus dueños exponen su amplia colección de objetos antiguos, es como un verdadero mercadillo, donde puede ver mezclado de todo: herramientas de varios oficios, utensilios domésticos, vasijas de barro, cámaras fotográficas, discos, fotos, postales y mucho más.

Arco de Belén de Medina Sidonia

Seguimos nuestro ascenso y llegamos al Arco de Belén (GPS N 36.457337 W 5.926368), esta datado entre el siglo X y el siglo XIII es una de las tres antiguas puertas del recinto amurallado del municipio de Medina Sidonia.

La Puerta de Belén es de origen musulmán, y su nombre actual se debe a que en la parte superior interna del arco existe un altar con una imagen de María Santísima de Belén. En el siglo XVIII era conocida por Arco de los Gitanos. El arco tiene distintos tonos de marrón. Es el arco más pequeño pero el más bonito.

Se sitúa en pleno Casco Histórico, y da acceso a la antigua villa medieval. Se conservan lienzos de muralla en ambos lados, aunque sin el almenado superior, y su lado se encuentran las Caballerizas del Duque, así como también un torreón con mazmorra que servía para la defensa. Esta después de la iglesia santa María de la coronada.

Una hipótesis es que esta no forma parte del contexto de la villa medieval sino que se construyó muy posteriormente. La verdadera puerta, que reúne las características de la islámica sería la que hoy se encuentra enmascarada en la vivienda existente a la derecha del arco, que fue inutilizada por no permitir un tránsito cómodo de vehículos, dado que por necesidades defensivas hacía un recodo en su camino hacia el otro lado de la muralla.

Plaza de la Iglesia de Medina Sidonia

Llegamos a la plaza de la Iglesia Mayor (GPS N 36.458139 W 5.925984) es una verdadera joya arquitectónica porque desde diferentes puntos una verdadera panorámica de toda la ciudad, además de poder contemplar la fachada principal de la iglesia Santa María la Coronada.

Son las 14,00 horas momento para ir pensando en almorzar, en el entorno de la plaza hay varias alternativas, algunas tan sugestivas como la terraza del restaurante la Vista de la Medina , pero desgraciadamente no ofrece una buena carta de menús del día y en la reseñas de Google mucha gente dice que se paga por la vistas.

Decidimos bajar hacia la calle principal donde habíamos visto un restaurante de obreretes con unos menús muy decentes. Bajar hasta el centro de la ciudad no lleva poco más de 10 minutos. Del restaurante lo mejor es decir que comimos y punto.

Volvemos a subir hasta la plaza de la Iglesia para visitar Santa María de la Coronada (GPS N 36.458275 W 5.925742). Horario: (verano): De 11:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas, precio de entrada 2,5 euros.

Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Santa María de la Coronada es un templo tardogótico que se eleva sobre las ruinas de una antigua mezquita amortizada a su vez por un templo mudéjar, ocupando un rectángulo de proporción dupla.

El templo comienza a levantarse por los pies, como la catedral de Sevilla, referente para todas las iglesias tardogóticas que se construyen luego en la provincia de Cádiz. Consta de tres naves con alzado y ensanche en la central, así como en el crucero y en la Capilla Mayor , que se cubre con una bóveda plateresca finamente labrada. Sin fuentes documentales muy precisas, se atribuyen a Francisco Rodríguez Cumplido sus trazas y primeras direcciones de obra, al que seguirían arquitectos y maestros mayores de la talla de Ginés Martín de Aranda y Bartolomé Sánchez, entre otros artistas, en general asociados a los círculos constructivos de Sevilla y Jerez de la Frontera.

La estructura gótica de la iglesia se manifiesta claramente al exterior a través de la espléndida crestería superior -que oculta los arbotantes-, los contrafuertes, y la fachada de los pies, de mediados del siglo XVI. Interiormente cuenta con el clásico Coro que se disponían en todas las iglesias importantes, este con basamento de piedra sobre el que se asienta una doble sillería de cedro y caoba, que tal como se conserva hoy, es obra de de Juan de Gatica, inaugurada en el año 1732, sustituyendo a otra anterior que se conserva en la parroquia de Santiago.

Portada de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

La Capilla Bautismal, de bella bóveda estrellada renacentista, conserva una pila de alabastro con inscripción del obispo Oliverio Garafa, que dirigió la diócesis entre el año 1501 y 1509.

La portada lateral, de estilo herreriano, se compone de dos cuerpos con superposición de órdenes; siendo el inferior de columnas pareadas de tipo dórico, enmarcando el arco de la puerta y dejando entre ellas espacio para decoración de estatuas; y el superior de dos columnas de orden jónico sosteniendo un frontón triangular con imagen de mármol de su titular, Santa María Coronada.

La torre, con más de 40 metros de altura, se adosa a la fachada norte en el ángulo que forma ésta con el claustro, y se compone de tres cuerpos, coronado el último de templete y cúpula. Se terminó en el año 1623 y su sobrio estilo escurialense se atribuye a Agustín de Argüello, Maestro Mayor de las fábricas de Medina-Sidonia y Vejer de la Frontera , donde trabajaba hacia el año 1596.

Retablo Mayor de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

El retablo mayor se debe por completo a las manos de Jerónimo de Valencia y Cristóbal Voisín. Sobre el banco se levantan cuatro cuerpos y un ático, constando cada uno de los cuerpos de cinco calles. La preponderancia de los elementos arquitectónicos está muy marcada. Cada cuerpo se encuentra articulado por columnas abalaustradas (en el cuerpo inferior columnas), solas, en parejas o en grupos de tres, y a veces acompañadas de otro tipo de soportes. El hueco destinado a la imaginería se encuentra rematado por uno, dos o tres arcos de medio punto que, en el caso de múltiples arcos, no descansan en soportes, sino que mueren en ménsulas. El entablamento de cada cuerpo está muy desarrollado y sobresale de manera pronunciada en el lugar donde están los soportes creando un efecto de claroscuro. El banco se ubica sobre un basamento muy pronunciado y contiene cinco relieves separados por dobles ménsulas que rematan por la parte inferior las columnas del primer cuerpo. Atendiendo al ático, en las tres calles centrales mantiene la estructura de los cuerpos inferiores, mientras que en las calles laterales se resuelve por hornacinas más estrechas, quedando todo el conjunto rematado por templetes de uno, dos o tres pisos, que se coronan por querubines, jarrones o querubines que sostienen jarrones sobre su cabeza. En cuanto a la ornamentación de la arquitectura, en el banco aparecen parejas de querubines separados por roleos y que sostienen cartelas con motivos de rollwerk con los instrumentos de la Pasión de Cristo, tipos conocidos en Sevilla tiempo atrás. Estos roleos son idénticos a los que figuran en la sillería de la cartuja donde se encuentran en los alcotores. Las parejas de ángeles tenantes, que también están en la sillería cartujana, las volvemos a ver en Medina en los frisos de alguno de los cuerpos, así como el motivo de rollwerk. Los balaustres y columnas se ven cubiertos en toda su superficie por tallas que recuerdan al candelieri pero que en realidad son una sucesión vertical de telamones, rollwerk, paños y máscaras. Por su parte, las pilastras se decoran con guirnaldas formadas por cintas que sostienen frutas, rollwerk y máscaras. Por último, las enjutas de los arcos que rematan los espacios destinados a la imaginería en el retablo se adornan con máscaras, menos los del cuerpo inferior, que lo hacen por ángeles que ocupan por completo el espacio disponible. Si bien todos estos elementos que ornamentan los soportes se encuentran en la sillería cartujana, el retablo de Medina supone una versión enriquecida de la misma

Santa María de la Coronada Medina Sidonia

En el banco hallamos los relieves de la Oración en el Huerto, el Prendimiento, un relieve doble que contiene las escenas de la Flagelación y el Ecce Homo, la Caída de Cristo camino del Calvario y los Preparativos para la Crucifixión. Flanqueando los relieves las figuras de san Ambrosio, san Agustín, san Gregorio, san Marcos y san Lucas. En el primer cuerpo la Inmaculada , el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana, el Nacimiento de la Virgen , la Presentación de la Virgen y la Sagrada Parentela de la Virgen. En el segundo cuerpo la Anunciación , la Adoración de los Reyes, Santa María la Coronada , el Nacimiento de Cristo y la Circuncisión. En el tercer cuerpo el Abrazo de la Virgen y Santa Isabel, la Presentación de Jesús en el templo, el Descendimiento de Cristo y la Quinta Angustia. En el cuarto cuerpo la Resurrección , el Entierro de Cristo, la Coronación de la Virgen, la Muerte de la Virgen y el Noli me tangere. En el ático san Juan Bautista, la Ascensión , el Calvario, Pentecostés y san Juan Evangelista.

Detalle Retablo Mayor Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Altar de la Ntra. Sra. de la Antigua tiene una tabla con la Virgen, que preside el altar, es obra de Juan Ruiz Soriano de 1752. El altar es posterior a 1766 y de estilo rococó. Las pinturas sobre ágata y mármol son italianas. Los otros seis cuadros son de diferentes estilos y tamaños; los dos superiores de estilo flamenco de principios del siglo XVI atribuidos a Alberto Durero, los del centro (San Pedro y San Pablo), de estilo tenebrista de la escuela de Rivera y los de abajo y los más interesantes, el Nacimiento y la Epifanía son obras de Pedro de Orrente.

Altar de la Inmaculada contiene la imagen de la Virgen es obra del escultor Juan de Giralte, se trajo de Sevilla en 1596; el altar es de 1868 de estilo neoclásico.

Altar de San José: El altar es barroco churrigueresco y la imagen del siglo XVII, del escultor gaditano Bartolomé de Medina.

Altar del Cristo del Perdón es del año 1667 y obra de Pedro Roldán, el padre de la Roldana , es una representación mística, que no histórica, ya que se trata de un Cristo aún muerto que sube al cielo a pedir perdón a Dios por el pecado de los hombres. Su único punto de apoyo que tiene es la rodilla sobre el mundo.

Altar Sagrario de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Altar de San Bartolomé. Este altar ya existía en la anterior iglesia, aunque no en el mismo sitio, la tabla de San Bartolomé es de estilo italo-bizantino y el altar es de transición al renacimiento.

Altar de San Pedro. Lo más destacado de este altar es la imagen de San Pedro que es de 1554 y de Roque Balduque, esta imagen pertenecía a una antigua cofradía de igual título a la cual pertenecía todos los sacerdotes de la ciudad.

Altar de San Juan Pascual Bailón. La imagen es de Martínez Montañés de la primera mitad del siglo XVII y perteneciente a un antiguo convento de San Francisco que ya no existe, se encuentra en muy mal estado y pendiente de restauración. El altar es de principios del renacimiento quizás perteneciente a la antigua Iglesia. a ambos lados de la imagen hay dos huecos donde hasta hace poco estaban dos lienzos de San Servando y San Germán.

Baptisterio. Por esta capilla entraron los franceses en 1810, para saquear la iglesia rompiendo la pila bautismal que es de alabastro, de estilo renacentista italiano y regalada por el que fue obispo de Cádiz y Nápoles, Oliverio Caraffa, de 1501 a 1509. Justo en el centro del arco se encuentra el rostro del diablo y que según los entendidos este detalle es único en esta iglesia. La Santa Cena es obra de Roque Balduque, uno de los autores del Retablo, es del año 1554 de estilo gótico, y pertenecía al antiguo retablo del sagrario que fue remodelado en el siglo XVI para albergar el camarín de Virgen de la Paz, recientemente ha sido sometida a una proceso de conservación.

Claustro de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

La portada del claustro es de estilo renacentista interrumpido su arco por una de la esquina de la torre, en la parte superior o palco se establecía la cantoría o coro de la iglesia, como puede indicar el escudo de Santa Cecilia, patrona de la música. Todo parece indicar que aquí pudo estar la puerta de la mezquita árabe ya que cuando el rey Alfonso X conquistó la ciudad a los musulmanes puso la imagen de santa María siguiendo su tradición de colocar en la puerta principal de las mezquitas la imagen de Santa María en alabastro.

El coro está compuesto por una sillería de cedro y caoba de estilo barroco, es de año 1732 y obra de Juan de Gática, con pinturas al óleo de mérito, cuyo motivo son Apóstoles, Padres y Doctores de la Iglesia. el órgano es del año 1742 y obra del organero Juan de Hotigues, en la actualidad no funciona. la verja del coro es anterior al siglo XVII y desde esta parte de la iglesia se puede disfrutar del esplendor del retablo y del propio templo.

Bancos del Tribunal de la Inquisición. Estos bancos son del siglo XVI, en ellos se sentaban el Inquisidor, a su derecha un fraile dominico y demás miembros del Tribunal a la hora de juzgar.

Altar San José Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Nave de la Epístola. Hasta el año de 1766 no hubo altares en esta nave ya que desde 1499 en que la Inquisición empezó a funcionar en Medina-Sidonia se iban colgando en la pared de esta nave los sambenitos de los procesados por la Inquisición en la ciudad, hasta totalizar 29 cuadros de los 29 ejecutados. El nivel del suelo por el exterior llega justo por debajo de la ventana, estando la mayor parte de este muro debajo de tierra produciendo una gran humedad.

Custodia del Corpus y Cruz Procesional. Son obras de estilo gótico-plateresco y mudéjar con influencia árabe siendo obra del orfebre sevillano Juan Tercero y del año 1575. La custodia es de reducido tamaño ya que antiguamente sólo la podían portear sacerdotes.

Fallo arquitectónico. Justo en la parte superior de la columna que está al lado del altar de San Pedro y entre el altar de San Isidro nos encontramos un error de construcción con dos tipos diferentes de apoyos de la bóveda, pudiera parecer como si la construcción de la Iglesia hubiese terminado en este sitio, no coincidiendo las medidas. En esta misma parte de la Iglesia se encuentra el cuadro de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen niña posiblemente de la escuela de Murillo y en ese mismo sitio hay una alacena donde se guardaban los privilegios de la ciudad y otros muchos documentos que tras entregar los privilegios al ayuntamiento de Medina-Sidonia mandó quemar en la segunda mitas del siglo XIX un cura llamado Padre Pelufo, perdiéndose así cantidad de datos que nos esclarecerían mucho más la historia de este.

Baptisterio de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

El Altar del Sagrario y Virgen de la Paz es de 1868 de estilo barroco rococó aunque las imágenes pertenecían al antiguo retablo del Sagrario del año 1554 y cuyo autor fue Roque Balduque, uno de los autores del retablo mayor. El frontal de plata mejicana, del siglo XIX, elaborado con la vajilla de la familia Montes de Oca. En el centro se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Paz , patrona de esta ciudad desde 1802, es imagen de candelero, posiblemente del siglo XVI aunque fue restaurada en el siglo XVIII poniéndolo la nave faz e incrustando la original en el pecho de la imagen.

Puerta del Castillo. Se solía abrir en funciones solemnes como la toma de posición de los duques de Medina Sidonia y visitas del Obispo. Esta puerta fue incendiada accidentalmente por unos niños en el verano de 1981, en ella se encuentra empotrados dos cipos o podiums romanos de carácter funerario y de época imperial flavia que ya estaban aquí en 1541. En el de la izquierda se puede leer "A Lucio Fabio Capitón, hijo de Lucio, de la tribu Galeria, óptimo amigo. Lucio Elio Romano". Y el de la derecha "A Marco Antonio Siriaco, hijo de Marco, de la tribu Galeria, duumvir". El Municipio Augusto Gaditano por decreto decurial. Cabe resaltar que Medina Sidonia fue colonia romana con el nombre de "Assiso Caesarina".

Coro de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Tesoro-Museo. A través de una puerta situada en la nave de la Epístola , existente junto a la cabecera de la iglesia, se accede a una serie de dependencias interiores de ésta, entre las que se incluyen la Antesacristía , la Sacristía , y otras más, donde en la actualidad se muestran distintos objetos litúrgicos, imágenes y distintas obras de temática religiosa de gran valor. Desde una de esas dependencias arranca una estrecha escalera de caracol realizada en piedra, que da paso a otras salas en el piso superior, a lo largo de las cuales se desarrolla el "tesoro" o “museo” de este viejo templo.

El Crucificado en el Museo de la iglesia se cita un apostolado completo formando un grupo escultórico que representa la Santa cena, obra del escultor sevillano Roque Balduque, el mismo que intervino en la elaboración del gran Retablo Mayor de este templo.

Otra pieza de indudable valor es un Crucificado que se muestra sobre un lateral de una de las salas. Representa a un Cristo crucificado y ya muerto en la cruz; una imagen realizada con una fuerte carga dramática, y según se dice en la leyenda que tiene a su lado, policromada con pintura al óleo.

Ecce Homo de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Asimismo es de gran interés un Manifestador existente al fondo de una de las salas, una importante obra de orfebrería en tres cuerpos, que muestra en su centro el lugar donde se alojaba la Forma sagrada. Minuciosamente labrado con temas eucarísticos y líneas barrocas, se asienta en el suelo sobre una peana de madera y se remata por una gran corona que protege el paño central, profusamente adornado sobre terciopelo morado.

Lunetos del Convento de las Descalzas Medina Sidonia

Desde la iglesia marchamos hacia el Convento de las Descalzas (GPS N 36.458537 W 5.926109) situada en la calle de Plateros, 5. Horario: todos los días de 09.30 a 12.15 y de 16.30 a 18.15 horas.

Tras la fundación, inmediatamente, y siempre costeadas por el Capitán Iparraguirre, se comenzaron las obras del nuevo convento que durarán hasta 1692, dando como resultado un conjunto de construcciones de gran belleza y rara fisonomía, si se tiene en cuenta lo extraño de su iglesia, que rompe con la tradicional tipología seguida en los monasterios femeninos.

La portada es de gran sencillez. Sobre el muro blanco se abre el vano rectangular de ingreso rematado con frontón triangular. En cuyo tímpano existe una hornacina con una imagen. A ambos lados, dos cañones sirven de decoración. Sobre la portada dos ventanas, con orejetas y rejas, coronadas también por frontón triangular. Las mismas características presenta el ingreso de la clausura, que se encuentra abierto en la misma pared, pero siendo de menores dimensiones que la anterior.

Lunetos del Convento de las Descalzas Medina Sidonia

El convento estuvo rematado por una airosa espadaña que fue demolida al levantarse el actual campanario. En su construcción se tardaron cinco años, pues comenzado el 10 de mayo de 1739 fue terminado el 9 de marzo de 1742.

Ya en el interior de la clausura, las dependencias comunes se organizan en torno al claustro principal, de forma cuadrada y con galería porticada sobre columnas toscanas. En la zona noroeste del cenobio se encuentran situadas las celdas.

La iglesia es de planta octogonal, a la que se le han añadido dos volúmenes rectangulares en la cabecera y en los pies, que sirven, respectivamente, de presbiterio y de coro. En ella destacan las pinturas murales de la bóveda y los retablos que decoran sus muros.

Los tesoros que guardan estas Madres de Medina en el interior de sus muros son muchos y muy valiosos. Para las grandes solemnidades, las religiosas utilizan la custodia ideada por la prelada Sor Leonor María de Santo Tomás, que fue estrenada el año de 1777. Este manifestador, una verdadera alhaja, está decorado con racimos de uvas y otros elementos alusivos a la eucaristía. Realizada en oro se completa con 64 esmeraldas grandes, 62 pequeñas, 148 diamantes y 142 rubíes.

Retablo Mayor del Convento de las Descalzas Medina Sidonia

Desde el punto de vista espiritual los restos de la Venerable Madre Sor María Dolores del Amor de Dios representan la fama de santidad que siempre tuvo el Convento. Gracias a ella, el monasterio de agustinas se ha convertido en uno de los focos de peregrinación más importantes del sur de Andalucía.

Para completar la visita y antes de bajar al otro convento de la ciudad conviene acercarse a su torno. En el se puede probar su bebida reconstituyente “Rompope”, para recuperar las energías gastadas. Además son muy recomendables los amarguillos y las tortas pardas, únicos dulces elaborados por el convento.

Como se ha podido observar, desde su fundación, el Monasterio ha vivido momentos de gran esplendor, no sólo por las donaciones del Capitán Diego de Iparraguirre, sino también por la cantidad de bienhechores, como Manuel de Casadevante, con las que las religiosas han contado a lo largo de su historia. Pero entre los momentos críticos habría que señalar el periodo de la Desamortización religiosa, en el que se le incautaron al cenobio las 307 fanegas y 413 aranzadas que le producían una considerable renta y que hasta entonces les permitía llevar una vida cómoda.

Retablo Cristo en la Cruz del Convento de las Descalzas Medina Sidonia

La iglesia es de planta octogonal, a la que se le han añadido dos volúmenes rectangulares en la cabecera y en los pies, que sirven, respectivamente, de presbiterio y de coro. Tanto uno como otro están cubiertos por bóveda de cañón con lunetos, siendo una bóveda vaída la cubierta del espacio central. Al estar ricamente decorada con pinturas murales, fingiendo labores de arquitectura, la impresión que da, al mirarla desde abajo, por los efectos de la perspectiva, es la de una elevada cúpula. Así, tras el pretil abalaustrado, aparecen las ventanas rematadas con óvalos, que formarían el tambor, y sobre éste el gran casquete semiesférico compartimentado en gallones. Las pinturas murales se han resuelto con tonalidades grisaceas para simular juegos de luces y sombras.

Tan sólo por la iglesia y por sus pinturas murales, el convento se ha convertido en una de las piezas fundamentales del arte gaditano del siglo XVII. A ello, hay que unir el conjunto de retablos e imágenes que armonizan perfectamente con el edificio, ofreciendo una de las visiones más sorprendentes de todo el barroco del seiscientos de la provincia. Comenzando por los pies, en el muro de la izquierda, se halla un relieve que ofrece una particular interpretación de la Genealogía terrenal de Cristo o la Santa Parentela.

Retablo Virgen con el Niño Convento de las Descalzas Medina Sidonia

El retablo siguiente está dedicado a la Virgen con el Niño, con la particularidad, de que la imagen de la Madre de Dios lleva a la cintura la “Correa Agustina”. A los lados, Los santos fundadores de las Órdenes religiosas más importantes. A saber, San Agustín, con calavera en la mano, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua y Santo Domingo de Guzmán. A lo largo del banco, sobre la mesa de altar, se disponen una serie de relicarios con huesos de diferentes santos. En el siguiente retablo se halla la imagen del Nazareno ambos del siglo XVIII.

El retablo mayor esta dedicado, al igual que el monasterio, a la Sagrada Familia , se articula en banco, un cuerpo dividido por columnas salomónicas y ático. En el lado de la epístola se encuentra un retablo de un solo cuerpo dividido en dos vitrinas. En la inferior, una Dolorosa y, sobre ella, San Miguel. A los lados se sitúan el Ángel de la Guarda y el Arcángel San Gabriel, que al añadirle la espada y el demonio, en fechas más tardía, pasó a representar a San Miguel. Junto a él, Tobías y San Rafael.

Retablo de la Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

El último retablo del lado derecho del templo, es contemporáneo a la construcción de la iglesia. Consta de un solo cuerpo, compartimentado por columnas corintias, y en el que dos Santas Agustinas flanquean la imagen, moderna, de Santa Teresa. En el ático se ha situado un lienzo de San Nicolás de Bari.

En la iglesia del convento esta enterrada Simi Cohen, era hija la familia judía de Jacoh Cohen y Esther Leví, que falleció al darle a luz en la primavera de 1801.

La familia Cohen provenía de Marruecos, donde había buscado refugio una parte de los judíos sefardíes expulsados de España. Contaba con una buena posición económica y era muy religiosa. Su padre había contraído nuevo matrimonio y, al igual que ocurrió con su anterior esposa, la segunda falleció de parto de su primer hijo.

Tumba Sami Cohen Iglesia Santa María de la Coronada Medina Sidonia

Sami se escapa de la casa de sus padres en Gibraltar y cruza la frontera española, después de dos meses de estancia en San Roque, Simi Cohen partió hacia Medina Sidonia, en cuya iglesia de Santa María la Coronada , recibió el bautismo el 1 de junio de 1817. La nueva cristiana adoptó el nombre de María de los Dolores Trinidad (fiesta del día) Josefa Cohen. A continuación fue confirmada y comulgó por primera vez.

Trabajo en el convento como ropera, enfermera, tornera, sacristana, subpriora… cualquier ocupación en el convento la hacía feliz. Su sueño se había cumplido. Tuvo larga vida para la época. Murió el 8 de enero de 1887.

El 18 de noviembre de 2001 se abrió el proceso de canonización de Simi Cohen en un acto celebrado en el templo de Santa María la Coronada de Medina Sidonia. Estuvo presidido por el obispo de Cádiz Antonio Ceballos, participando en el mismo el de Gibraltar Charles Caruana. Entre los invitados estuvieron los alcaldes de Medina Francisco Carrera, y de Gibraltar, John Alcántara.

Castillo de Medina Sidonia

Desde la iglesia nos desplazamos al Cerro por la calle del Castillo para poder ver el yacimiento arqueológico del Castillo de Medina Sidonia (GPS N 36.456591 W 5.925085). Horario de: lunes a jueves 10-14h, de viernes a domingo 10-14h y 16-18h.

Las actuaciones arqueológicas realizadas en este espacio indican la existencia de tres fortificaciones superpuestas temporalmente: Restos del castellum militar romano, Restos del alcázar árabe y Restos del castillo medieval.

Del Conjunto Histórico-Arqueológico existen una buena cantidad de vestigios materiales que retrotraen la presencia humana en la cumbre del cerro de la actual Medina Sidonia al Bronce Final, compuesto de diversas tipologías de cerámicas a mano que, por lo general, presentan una factura muy cuidada, junto a la que, en menor medida, encontramos piezas líticas pulimentadas (hachas-azuelas y manos de mortero) y talladas (diente de hoz); aunque muy escasos, asociados a éstos se encuentran en ocasiones otros restos cerámicos a torno con engobe rojo y fragmentos de ánforas, que dejan patente, todavía de manera testimonial, la presencia fenicio-púnica, tal como recoge la historiografía tradicional. Se entiende que en estos momentos, como ocurrirá en todos los períodos de ocupación de esta altura, la presencia indígena responde a motivos estratégico-defensivos y de control del vasto territorio que desde aquí se domina.

Castillo de Medina Sidonia

A lo largo de los siglos posteriores nos encontramos con la utilización de la cumbre del Cerro del Castillo como espacio destinado, especialmente, a la defensa de la ciudad, además de control del territorio dada su estratégica situación y altura, habiendo contado a lo largo de la historia con varios recintos fortificados, como deja entrever las fuentes documentales y bibliográficas manejadas y, de manera incontestable, los datos arqueológicos.

Desde el mismo momento de la llegada de los romanos, o poco después, se cree que se inicia la construcción de lo que se ha venido en identificar como un castellum militar. De éste se ha sacado a la luz la mayor parte de su perímetro amurallado, que se conserva con un alzado que supera en ocasiones los 2 metros de altura. El lado mayor Este, de una longitud cercana a los 60 metros, presenta seis pequeñas torres-contrafuertes macizas distribuidas a tramos regulares; al Sur, dos torres huecas cuadrangulares de unos 10 metros de lado en sus extremos Sureste y Suroeste (el lado Oeste sólo se conoce aún de manera parcial). Como hipótesis de trabajo se plantea que el foso situado en la cara Norte, cuyos escarpes están tallados sobre el terreno geológico del cerro, de casi 10 metros de luz y mas de 8 metros de profundidad, hay que asociarlo a este edifico defensivo romano.

Castillo de Medina Sidonia

Este Castellum romano siguió en uso a lo largo del Alto Imperio, si bien hay que suponer que con una función más simbólica que real como construcción, militar, pasando a convertirse en reflejo del poder de Roma en el territorio. Se trata, a la luz de los datos que manejan los técnicos encargados del proyecto, hasta ahora del único referente de estas características en España.

En el siglo XI se construirá por los almorávides en esta altura un nuevo castillo, esta vez de fábrica de tapial, del que se han podido documentar algunos tramos aún in situ y diversos trozos de muralla caídos en el exterior de la fortaleza.

Hacia mediados del siglo XV se va a iniciar la construcción de un nuevo castillo, por voluntad del Primer Duque de Medina Sidonia, en el deseo de mejorar la defensa de esta población y en el de convertirla con ésta y otras acciones en la cabecera de su señorío. La nueva fortaleza, de muros de sillarejos, mampuestos y alambor en su primer tramo, como novedad poliorcética tras la aparición de las armas de fuego, se adosará a los restos del castillo de tapial musulmán.

Además de la historia, una de las cosas de las que se puede disfrutar en el castillo de Medina Sidonia son sus espectaculares vistas de la Bahía de Cádiz. Aunque no se aprecie (pero allí en persona con la ayuda de un mapa sí se veía perfectamente), en la siguiente foto se ven a lo lejos varias poblaciones, entre ellas San Fernando y Chiclana.

Panorámica desde el Castillo de Medina Sidonia

Coronando lo más alto del castillo encontramos un vértice geodésico, que indica una posición geográfica exacta y permite triangular medidas junto a otros vértices ubicados en otros lugares. En España hay 11.000 como este, que suelen ser de 1,20m de altura y 30 cm de diámetro.

Patio de la calle san José, 4 Medina Sidonia

De regreso hacia el centro vemos en la puerta de la calle de san José, 4 como hay las banderolas que nos indican que estamos ante un patio de jornadas abiertas en la ruta de los patios.

Su interior nos parece de los patios más auténticos, con unos paramentos muy rústicos, nos rememora los patios en Marruecos, en sus paredes se pueden ver la dedicación de sus propietarios por los tiestos donde exponen: helechos, aspidistras o pelistras, hojas de la mortadela, alegrías o permanentes, geranios, mimos o fucsias, cintas. Nos llama la atención que pese a estar en invierno muchas de sus variedades están en floración.

La arquitectura del patio es muy llamativa porque es utilizado como nudo de distribución para los pisos superior, en el centro tiene una escalera que tiene un tramo y mediante un descansillo se divide en dos tramos opuestos.

Marchamos hasta la cercana Muro, 4 donde se encuentra el antiguo Salón Parroquial, fue Escuela Católica, presenta una fachada simétrica de una planta con arcos de medio punto rematados por espadaña almenada coronada por chapitel. Data de 1.873. Tiene una planta de altura y se organiza en torno a patio central de forma cuadrada cubierto con montera translúcida y galería perimetral con cubierta inclinada de teja a un agua hacia el interior.

Patio calle Muro 16 de Medina Sidonia

En estos momentos se celebra una exposición de pintura conjunta de pintores de Medina Sidonia, entre otros, encontramos la obra de Jesús Mora Ortega, un pintor autodidacta de la acuarela y el carboncillo.

Marchamos hasta la calle Muro 16 (GPS N 36.459451 W 5.928060) donde se encuentra uno de los patios de puertas abiertas, una vez dentro, lo que más llama la atención el enorme limonero que preside el patio y la cantidad de macetas que rodea todas sus paredes, unas estructuras de máquinas de coser Alfa sirven de mesa para mostrar otras macetas.

Más adelante, en la calle Muro 20 (GPS N 36.459661 W 5.928184) hacemos otra parada para ver otro de los patios. Nos presenta uno de los patios más pequeños, una gran parte de las macetas se dedican al cultivo de los helechos. Su cultivo en Andalucía no es nada fácil porque tiene que tener un lugar húmedo donde no le de sol directo y si lo recibe directo, debe de ser el de la mañana, ya que el de la tarde para ellos es fatal.

Patio de la calle Muro 22 de Medina Sidonia

El siguiente patio está en la calle Muro 22 (GPS N 36.459752 W 5.928242) y representa el patio típico andaluz, en este caso la referencia más cercana la podemos ver en los patio cordobeses. Las macetas son rojas, las cortinas de las puertas en tela son blancas y rojas, puede ver una trócola de un cubo que parece estar por encima de un pozo tapado, las escalera blanca con una hilera de macetas rojas en cada huella nos lleva hasta el primer piso.

La arquitectura popular de esta zona con respecto al terreno es de optar por la solución mejor en cada momento. Medina Sidonia, que se enclava a unos 300 metros de altitud, en una ladera orientada hacia la Bahía de Cádiz. Los desniveles superan a veces el 15% por lo que numerosas calles son perdidas para la tracción al optar por las escaleras. La dirección urbanística es de norte-este, que es también la dirección de la carretera. Centros de confluencia de sus calles serán las iglesias y las plazas. En el siglo XIX tenía 981 casas y 8 plazas, formando «cuerpo de población».

Puerta de la Pastora de Medina Sidonia

En sus casas la distribución es la ya conocida de zaguán y patio distribuidor del resto de las estancias. Las casas son de dos plantas y en general poseen un segundo patio o corral. La única novedad la encontramos en los materiales, donde el uso de la piedra es más frecuente que en otros lugares, gracias a las canteras locales, aunque siempre cubierta por el encalado.

Aquí vamos a dejar la visita a esta preciosa localidad de Medina Sidonia, es un verdadero descubrimiento de uno de los pueblos más bonitos de Andalucía y de España, no solo por su arquitectura y monumentos, también por su historia.

Abandonamos por la preciosa Puerta de la Pastora , el sol de la tarde le da un color y sabor especial, es la esencia de la Andalucía musulmana que nos ha llegado hasta nuestros días.

En un día normal en estos momentos cogeríamos la autocaravana y seguiríamos nuestro camino hasta el siguiente punto en Vejer de la Frontera pero esta vez nos vamos a quedar en el parking de Medina Sidonia y mañana a primera hora emprendemos el viaje. Este tipo de pueblo serranos de Andalucía son complicados para atravesarlos por la noche y es mejor hacerlo con prudencia y mucha calma.

 

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© Fotografías y textos son propiedad:

Ángel López

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