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QUÉ VER EN LA CIUDAD DE TOLEDO, ESPAÑA
 
Directorio:

Tour por Toledo

Día 1

Nada más llegar nos situamos en el parking para autocaravanas en Toledo, es denominado Parque Safont. Es un aparcamiento compartido, mejor situado al fondo. Es gratuito sin ningún servicio. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con N 39.866144 W 4.017923 .

Hay otra opción de parking para autocaravanas en la ciudad de Toledo, se encuentra situado un poco más lejano (GPS N 39.8620217 W 4.0159724, se le conoce como aparcamiento de Azarquiel. Es gratuito sin ningún tipo de servicio. En mi opinión la comunicación con el centro es más lejana, por el contrario se puede aparcar mucho mejor.

Lo primero que se puede ver antes de acceder a la puerta principal es la figura de Carlos I, rey que contribuye a su grandeza al nombrar a Toledo como la capital del reino de España y desde aquí se dirija la historia de medio mundo, fue la época de oro del imperio español.

Las calles de Toledo ejercen por la noche una fascinación especial porque te pueden llevar hasta diferentes períodos de los últimos 1000 años, según su arquitectura.

La plaza mayor con sus colores morados de la conmemoración del día 25 de noviembre se presenta con mucho ambiente previo a la navidad.

No podemos perdernos la fachada de la catedral y la nueva iluminación de la torre. Allí tenemos ocasión de saborear un vino chau para entonarnos por la noche, esto es muy típico en Alemania.

Durante el recorrido hemos planificado la comida de mañana atendiendo a los menús de sus restaurantes que atravesamos y hay algunos platos típicos que nos comprometemos a saborear.

Toledo es una de las ciudades que debes de visitar varias veces en tu vida porque siempre encontrarás nuevos rincones que no aparecen en las guías, lugares nuevos que se ponen en valor o simplemente balcones sobre el río Tajo que es difícil olvidarlo.

Os pongo unas fotos para poneros los dientes largos.

Día 2

La noche la pasamos en uno de los grandes parking situado a 100 metros de las escaleras mecánicas que te suben hasta el centro de Toledo.

Nuestro primer destino es la sinagoga del Tránsito (GPS N 39.855569 W 4.029621), si encuentra situada en pleno barrio judío en la calle Samuel Levy. Horario: 9,30 a 19,15 horas. La entrada es gratuita.

Su interior es considerado una verdadera joya del arte hispanojudío donde la decoración de sus yeserías nos rememora la cercanía del arte musulmán con detalles de cualquier mezquita.

Destaca la galería superior donde las mujeres podían asistir a los oficios sin ser vistas por un varón.

La sinagoga se construye en el siglo XIV, bajo el mecenazgo de Samuel-ha-Levi Abulafia (almojarife en la corte del rey de Castilla), durante el reinado de Pedro I de Castilla, lo que al ser contemporáneo se asemeja a algunas yeserías de los salones del Alcázar de Sevilla, que también es de estilo artístico mudéjar. En el reinado de Alfonso X el sabio se establecía la prohibición de edificar sinagogas, pero el rey don Pedro I concede una excepción a la ciudad de Toledo por su apoyo.

Del interior destaca la Sala de Oración es un prisma casi rectangular y su eje longitudinal coincide casi exactamente con el Este-Oeste. Sus paredes arrancaban, posiblemente, con un zócalo de azulejería hoy perdido, y se rematan con un primer friso de yeserías mudéjares; un segundo, másalto, en el que se incluyen arcos polilobulados, ciegos o abiertos, que dotan a la sala de una luz tenue y uniforme; y un tercero formado por una cinta con inscripciones hebraicas. El paño del Este, destaca sus yeserías de estilo gótico con un marcado caracter naturalistas hasta el nivel del zócalo inferior, uniéndose, en sus motivos, las tres culturas que intervinieron en su realización. Entre zócalo friso se extiende un entelado de seda dorada, de reciente factura, que refuerza el tono de la iluminación del espacio, La Sala se cubre la techumbre con una armadura de perfecto trazado con lacería en madera policromada. Su sección es de forma de artesa, de unos 3,00 m. de alto, con las esquinas ochavadas y resuelta con cinco pares de tirantes que se apoyan sobre canes lobulados. El plano superior de la artesa se decora con lazos de ocho.

En el museo se puede ver un ejemplar de la Torah, manuscritos del siglo XIII con escenas de Génesis, un contrato marital de las obligaciones dentro del matrimonio, artículos del ritual de la circuncisión y trajes de la época.

A la salida es hora de almorzar europea y decidimos tomarnos unas tapas típicas en la taberna Tristana (GPS N 39.855427 W 4.029649) para hacer tiempo hasta la 2, hora que el museo del Greco se convierte en gratuito. Nos sentamos en la terraza a un sol tenue que nos calienta en un mes de noviembre.

A la hora convenida entramos en la casa museo del Greco, situado en el paseo del Transito (GPS N 39.8555605 W 4.0286774), Después de las 14,00 horas los sábados entrada gratuita.

En 1905 el Marqués de la Vega-Inclán compró unas casas arruinadas cercanas a la Sinagoga del Tránsito, con la intención de recuperar un ámbito característico del Toledo del siglo XVI y convertirlo en una recreación de lo que pudo haber sido la casa del Greco. Lo que en realidad adquirió Vega-Inclán fueron las llamadas casas de la duquesa de Arjona, muy cercanas al antiguo solar propiedad del marqués de Villena donde había vivido en realidad el Greco.

El Museo del Greco tiene como tema principal la obra de Doménico Theotocopoulos, conocido como el Greco, pero se consideró necesario explicar la figura de nuestro fundador por varias razones. La primera es por su importante papel en la revalorización del Greco, y la segunda es que muchas de las características actuales del Museo se deben a las decisiones y visión del marqués a principios de siglo. Por ejemplo nuestra localización se debe a su interés por crear un ambiente evocador que contextualizase al Greco. Igualmente gracias a su idea de crear un Museo de arte español en donde las obras del Greco fuesen las piezas centrales.

En su interior es un verdadero Palacio castellano dónde cuelgan un buen número de obras propiedad del Estado español.

Podemos ver un magnífico apostolado pintado por el Greco en plenitud de expansión de su pintura manierista. Mucha atención merece este apostolado porque se dice que el Greco tomaba los modelos en hospitales psiquiátricos, verdaderamente las caras y las miradas parecen representar hombres con enfermedades mentales.

El Greco era un pintor denostado y siempre considerado un artista menor, hasta principios del siglo XX que fue reconocido por los románticos que le pusieron en escena y desató una verdadera pasión por su pintura y un reconocimiento por los críticos de arte y museos.

Una de las obras más importantes del museo es el cuadro “Las lágrimas de San Pedro”, obra del pintor el Greco. Realizado en óleo sobre lienzo.

La obra muestra a Pedro eleva su mirada pidiendo perdón tras negar al Maestro en la noche en que Jesús es conducido como prisionero ante el Sanedrín. Esta datado en 1580.

La imagen de San Pedro se sitúa cobijada bajo la roca de una gruta. A la izquierda de este espacio se abre un paisaje en el que sitúa una escena inmediatamente posterior a la resurrección de Cristo. Delante de un fondo rocoso, envuelto en la luz fría del amanecer, aparecen representadas dos pequeñas figuras.

En primer término una mujer que camina hacia la escena principal (María Magdalena) y en segundo término una figura con forma de ángel, que sobre un sepulcro, viste resplandecientes vestiduras y queda envuelta en una luz fría. La imagen del ángel sigue la descripción de los textos evangélicos.

El Greco esta unido a Toledo, no hay iglesia o museo que no tenga alguna de sus obras.

Desde aquí marchamos a la iglesia de San Salvador (GPS N 39.856711 W 4.026883), situada en la plaza del Salvador s/n. Entrada 3 euros.

El edificio se puede considerar verdaderamente de un amasijo de culturas que se representan en la arquitectura.

En su interior se puede ver en el lado derecho los vestigios de una nave de la anterior mezquita con arcos árabes sobre columnas románicas y capiteles visigodos.

Destaca la primera columna es un relieve visigodo historiado con escenas de la vida de Jesús. Las caras están desdibujadas y mutiladas para poder ser exhibidas en el interior de la mezquita y que no alterase el rito musulmán.

La nave central es la posterior adaptación del edificio a la iglesia cristiana del siglo XIV.

La nave izquierda correspondía a la parte más antigua de la iglesia visigoda del siglo VII.

Lo más llamativo es que en sus bajos la arqueología ha sacado a la luz multitud de vestigios romanos con algunos enterramientos en sarcófagos.

Seguimos nuestra ruta y el siguiente templo es uno de los más importantes de la cristiandad, la catedral de Toledo (GPS N 39.857244 W 4.022829). Entrada por la calle Sixto Ramón Parra. Horario de 9,00 a 18,30 horas, Precio entrada precio con audio guía 12 euros.

Su interior describe que fue edificado sobre la gran mezquita, en su acuerdo de la toma de Toledo se cita que se conservaría pero el obispo hizo desaparecer cualquier vestigio y no corrió la misma suerte que la mezquita de Córdoba.

La arquitectura es una verdadera fascinación renacentista con alguna aplastante incidencia barroca que destaca el llamado Transparente, prodigioso modelo de arquitectura escenográfica barroca, fue ideado con la finalidad esencial de iluminar con luz natural, obtenida con el atrevido recurso de abrir un amplio ventanal en la bóveda, el reducido espacio o capilla que queda tras el Retablo Mayor, en que se reserva el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Mármoles y jaspes de la más exquisita calidad sirvieron para la ejecución de la espectacular escenografía diseñada por Narciso Tomé, que ideó todo un apoteósico conjunto de esculturas y pinturas en que exprimió el simbolismo y la exaltación eucarística, de acuerdo con el lugar y la finalidad del proyecto.

La pinacoteca de la catedral es quizás la más importante del mundo por la cantidad y calidad de sus artistas.

Podemos ver obras, por supuesto del Greco, pero además, podemos ver Caravaggio, Tiziano, Van Dick, Orrente, Tristán, Goya, Morales, José Ramos. Junto a la Sacristía se encuentra la llamada sacristía arzobispal con obras de pintores como Rivera, Bassano o Bellini.

La sacristía de la catedral se construye a finales del siglo XVI por Vergara el Mozo. En su bóveda, un grandioso fresco de Lucas Jordán, que representa la Descensión de la Virgen en la imposición de la casulla a San Ildefonso, y en la cual podemos contemplar el autorretrato del autor en la última ventana del lado izquierdo. Al fondo, destaca el cuadro llamado ”el Expolio” del Greco que pintó en ese mismo lugar en 1587 por encargo del Cabildo, está enmarcado en un retablo de mármol y bronce realizado en 1798, que sustituyó al realizado por el mismo Greco y del que se conserva solamente un grupo escultórico con la Imposición de la casulla. Toda la sala es una auténtica pinacoteca con cuadros de los más importantes pintores, como son: El Greco, Caravaggio, Tiziano, Van Dick, Orrente, Tristán, Goya, Morales, José Ramos. En uno de los laterales, se halla el sepulcro de alabastro romano del Cardenal D. Luis de Borbón, obra de Salvatierra en 1824. Junto a la Sacristía se encuentra la llamada sacristía arzobispal con obras de pintores como Rivera, Bassano o Bellini entre otros, y más adelante, dos salas completan estas dependencias con vestiduras litúrgicas realizadas en Toledo entre los siglos XV y XVII.

Y qué decir la sala capitular Por iniciativa del Cardenal Cisneros se crea esta nueva sala capitular con dos estancias, una antesala y la sala propiamente dicha, sustituyendo la antigua que estaba en la Capilla Mozárabe.

La antesala capitular fue edificada por Enrique Egas y Pedro Gumiel entre los años 1504- 1512, con una portada esculpida por Copín de Holanda. Su interior es de estilo “Cisneros”, combinación del gótico flamígero y último mudéjar. De forma rectangular donde los laterales están cubiertos por armarios, que sirven para archivar las actas capitulares. Los del muro izquierdo, labrados entre 1549 y 1551, por Gregorio Pardo a instancias del cardenal Silíceo, los de enfrente son copia de 1780 realizados por Gregorio López. Las pinturas murales del friso tienen una decoración vegetal realizado por Luis Medina, Diego López y Alonso Sánchez según las trazas de Juan de Borgoña en 1511. La portada de entrada a la sala capitular realizada en 1510, es de yeserías moriscas o mudéjares.

Entrando en la Sala Capitular destaca el artesonado dorado y policromado, realizado por el famoso tracista y tratadista Diego López de Arenas y ejecutado por Francisco Lara. Está rodeada esta sala por pinturas al óleo sobre el muro de yeso, que representan trece escenas de la Vida de la Virgen y la Pasión de Cristo, separadas por columnas fingidas, pintados por Juan de Borgoña en 1508. Debajo de estas la serie de 32 retratos de los primeros Arzobispos toledanos, pintados por Juan de Borgoña. A partir del Cardenal Tavera, lo ejecutaron insignes pintores, como: Comontes, Carvajal, Tristán, Rizi, Goya ó Vicente López, entre otros. La silla Arzobispal es obra de Copín de Holanda realizada en 1509.

El altar mayor es de una gran armonía donde se pueden ver esculturas que representan reyes y algunos de los personajes célebres de la Reconquista.

Enfrente está el coro bajo, pasaje a pasaje, representados en el respaldo de cada sillería se encuentran los hitos que preceden a la toma de Granada.

Podríamos hablar mucho más de la catedral, pero solamente decir que los reyes católicos la nombraron primada esto significa que es el primer templó de la cristiandad y por su contenido podemos decir que no ha sido superado.

Día 3

Pasamos la noche en el parking Safont, pero estuvimos un poco intranquilos porque cuando llegamos estaba repleto, la gente había aparcado en todos los viales y aquello se había convertido en una ratonera, sin posibilidad de salir con un vehículo tan grande. Se habían juntado las familias que acudían al centro para ver la iluminación nocturna de la navidad con la gente habitual de la noche que va a Toledo a divertirse los fines de semana.

Afortunadamente a la mañana siguiente aquello estaba totalmente despejado para salir cuando quisiéramos y tampoco hemos sufrido muchos ruidos durante la noche.

El parking de Safont es el más adecuado para visitar el centro de Toledo porque esta junto a la estación de autobuses y a unos 100 metros hay un remonte de escaleras metálicas que te conduce hasta la plaza de Zocodover.

En el camino podemos ver unas ruinas que no están identificadas, pertenecían al antiguo convento de dominicos de San Pablo del Granadal (GPS N39.862028 W4.020474). Aquí en Toledo, que si hay abundancia de algo, es patrimonio histórico artístico no parece tener relevancia. En otra ciudad seguro que tendrían más presencia. Pero aquí es un sitio de ruinas más. No obstante es muy interesante su historia.

El rey Fernando III el Santo dono los terrenos a la orden de los predicadores dominicos en 1229 y construyeron en ella su convento y vivieron en él hasta 1407 fecha en que abandonaron el lugar para instalarse en San Pedro Mártir.

Nuestro primer destino es Museo de Santa Cruz, situado en la calle de Miguel de Cervantes (GPS N 39.859604 W 4.020395 ), el acceso es gratuito.

El Hospital de Santa Cruz es un edificio de tal monumentalidad que constituye uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura renacentista civil en España.

Nada más llegar la contemplación de la majestuosa portada nos indica que estamos ante al go especial, en el interior, la amplitud de cruceros o naves con sus elevadas techumbres recubiertas de casetones de madera, las perspectivas de un claustro sencillo o la riqueza de la escalera principal, nos sorprende imaginar que aquello en alguna época era un hospital para pobres, no podemos dejar de pensar aquellas naves llenas de camas con gente gritando de dolor.

La idea de la construcción de un hospital en Toledo para dedicarlo fundamentalmente a cuidar niños expósitos nace de don Pedro González de Mendoza, el Gran Cardenal de España, Arzobispo de Toledo, quinto hijo del marqués de Santillana, figura de gran personalidad y con enorme influencia política en la corte de Enrique IV y sobre todo con los Reyes Católicos.

Obtiene del Papa Alejandro VI una Bula por la que se le autoriza en 1494 a fundar un hospital en Toledo, y así lo hará bajo la advocación de la Santa Cruz de Jerusalén, de la que el Cardenal era muy devoto.

Ese mismo año, el Cardenal se retira al palacio del Infantado de Guadalajara ( que pudimos ver en nuestra última salida) que le había visto nacer y, cansado y enfermo, redacta su testamento, falleciendo unos meses después, en enero de 1495. En él se dictan las cláusulas a favor de destinar la totalidad de sus bienes para la fundación y sostenimiento de un hospital y casa-cuna en Toledo: «E porque no sabe si Dios nuestro Señor le llamara antes que pueda efectuar este su pensamiento e pio proposito. Ordena, manda y es su voluntad, que sea fundada e edificada una casa grande e suntuosa acomodada para hospital. E que fecha la dicha casa e hospital con su capilla sea fornida e proveyda de Capellanes e de ornamentos e de las otras cosas concernientes al altar. E de camas e de medicinas e médicos e Cirujanos e servidores e de las otras cosas necesarias e convenientes para acoger e curar los enfermos que a él quisieran venir. E para criar los niños expósitos»

El fallecimiento del Cardenal no afectará a su deseo de fundar un gran hospital, ya que sus albaceas testamentarios, la reina Isabel la Católica, el cardenal Cisneros y el arzobispo de Sevilla y sobrino del Cardenal, don Diego Hurtado de Mendoza, se encargarán de cumplir su última voluntad con generosidad y rapidez.

La elección del arquitecto recayó en los maestros Antón y Enrique Egas, de los cuales el primero será el tracista y Enrique el director de la obra, quien la dirigió, entre 1500 ó 1504 a 1515. Su disposición está inspirada en la estructura cruciforme del Ospedale Maggiore de Milán que el arquitecto Filarete, autor de la obra, empleara por primera vez para la construcción de hospitales.

El Hospital de Santa Cruz, como ocurre con los otros proyectos realizados por el maestro Enrique Egas, los Hospitales de Santiago de Compostela –actualmente Hostal de los Reyes Católicos– y el Hospital Real de Granada, realizados entre los años 1501-1511, consiste en una planta formada por una gran cruz griega inscrita dentro de un cuadrado, dando lugar a cuatro patios.

Enrique Egas comienza la construcción hacia el año 1500 aproximadamente de la cruz que marcan sus dos naves con sus dos plantas: cubierta de armaduras de lazo y tirantes pareados de tradición toledana la planta superior, que se destinará a los niños expósitos y a los enfermos no infecciosos; y de casetones renacentistas, la inferior, dedicada al resto de hombres y mujeres. También de Egas son los dos patios más grandes de los cuatro proyectados, si bien no interviene en la decoración de los mismos. A él se debe igualmente, la delicada ornamentación de los pilares del crucero y las portadillas del mismo. En ella se forma una amalgama de elementos góticos, mudéjares y renacentistas dando lugar a una unidad artística que sólo puede darse tan bien en este ambiente toledano.

Más adelante, sobre el año 1530 fue sustituido por el gran arquitecto renacentista que fue Alonso de Covarrubias. Se atribuye generalmente a la mano de Covarrubias la hermosa fachada y su vestíbulo general, y sobre todo el patio noble con su monumental escalera.

En su fachada principal, de sillería e inacabada, destaca por su riqueza la portada mayor. De hueco adintelado con profusión de relieves en la guarnición, su tímpano semicircular acoge las figuras del cardenal Mendoza adorando a la Santa Cruz, las de santa Elena, san Pedro y san Pablo, más dos pequeñas de pajes o acólitos arrodilladas en ambos extremos, que sostienen el sombrero y la mitra pastorales.

Sobre el entablamento se dispone el segundo cuerpo de la portada. Una hornacina central reproduce el abrazo de san Joaquín y santa Ana. Por encima, remata un frontón adornado por las monumentales armas de los Mendoza, soportadas por dos ángeles.

En si interior las naves se han convertido en un improvisado museo, como ya sabemos El Greco esta por toda la ciudad y aquí se pueden ver una parte de sus mejores obras como:

La Inmaculada Ovalle, La Inmaculada con San Juan, El tríptico de Nicolás Bari con San Agustín, San Francisco y Santiago Peregrino, Verónica con la Santa Faz.

Cuando entramos en la nave lo primero que nos llama la atención es Estatua yacente de Diego López de Toledo. Obra de un probable taller genovés. 1ª mitad siglo XVI, realizada en mármol, procede del desaparecido monasterio de San Miguel de los Ángeles. Toledo.

En la nave exhiben varias obras de Luis Tristán, que está considerado como el mejor discípulo

que tuvo El Greco con un San Bartolomé. Luis Tristán.H. 1618. Óleo sobre lienzo.

Además podemos admirar alguna de las obras cercanas a EL Greco. La Adoración de los Pastores. Pedro Orrente, primera mitad S. XV. Óleo sobre lienzo. Pintor conocido como el Bassanos español. La Visión de San Bernardo. Vicente Carducho. 1634. Óleo sobre lienzo. San Jacinto. Juan Bautista Maino. H. 1620-1624. Óleo sobre lienzo. San Francisco de Asís. Atribuido a Blas Muñoz. S. XVII 2ª mitad. Óleo sobre lienzo.

Toda ellas destacan por quieren parecerse al maestro, pero con una particularidad, todos ellos ofrecen unos detalles más magnificados, las manos son más largas, las cabezas son más pequeñas, los colores son más saturados.

Quizás la obra con más historia es el Pendón o estandarte de la Batalla de Lepanto, está realizado en damasco azul, y fue entregado por Juan de Austria después de la victoria a la Catedral Primada. Batalla realizada el 7 de octubre de 1571 entre la Santa Liga y el Impero Otomano y participaron 309 y 297 naves respectivamente.

En el claustro se exponen numerosas piezas arqueológicas y lo que me llama la atención son dos Laudas sepulcrales, una es de Pedro de Silva Comendador de Otos y Guadalorza. Está decorada con motivos renacentistas y con escudos de armas. †31 enero 1511. Procede: de la antigua Sinagoga del Tránsito. Y la segunda Lauda sepulcral de Frei Gracián, caballero de la Orden de Calatrava, perteneciente a la familia Luna. Decorada con motivos vegetales y con los escudos de armas del difunto. †Finales siglo XV. Procede: de la antigua Sinagoga del Tránsito de Toledo. Imagino que estuvieron expuestas en la sinagoga durante siglos como testimonio de la toma de Jerusalén y en la actualidad no tiene cabida en la imagen actual de Sinagoga Judía.

En el otro lado del claustro me llama la atención un Cipo funerario de Ahmad bsim, contiene parte de una inscripción con caracteres cúficos. S. V de la Hégira (siglo XI) Procedencia: Magán (Toledo).

La caligrafía cúfica es un estilo de caligrafía árabe considerado el más antiguo tipo de escritura en este idioma árabe, desarrollado en la ciudad de Kufa de la cual toma el nombre, actualmente en Irak, a partir de una modificación del alfabeto sirio antiguo y utilizada para escribir los primeros ejemplares del Corán.

El resto de la mañana lo dedicamos para descubrir los magníficos skyline de Toledo. Es una ciudad de una belleza extraordinaria, la mires por donde la mires te transportará automáticamente a la época medieval, a un mundo mágico que te brinda experiencias sorprendentes, románticas y cautivadoras.

Día 4

Comenzamos en la ciudad justo donde lo dejamos el día anterior en Toledo, en la villa de España que ha sido elegida por las revistas especializadas en viajes como los mejores skylines nocturnos del mundo.

Desde ellos se pueden contemplar las formas de las agujas del Alcázar, el verde azulado del campanario de la Catedral, los sólidos muros de la muralla y sus puertas, el castillo de San Servando o las torres de iglesias que se levantan en la ciudad, las sombras y la majestuosidad del casco antiguo parece llevarnos en el regreso al pasado.

Todo ello es una escusa para disfrutar de la ciudad de Toledo y sus innumerables secretos que van a complementar nuestra última visita del pasado mes de noviembre.

Un poco antes del anochecer llegamos al parking municipal donde son bienvenidas las autocaravanas en la ciudad de Toledo, es denominado Parque Safont. Es un aparcamiento compartido, mejor situado al fondo las autocaravanas para no molestar a los turismos. Es gratuito sin ningún servicio. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con N 39.866144 W 4.017923.

Hay otra opción de parking para autocaravanas en la ciudad de Toledo, se encuentra situado un poco más lejano (GPS N 39.8620217 W 4.0159724), se le conoce como aparcamiento de Azarquiel. Es gratuito sin ningún tipo de servicio. En mi opinión la comunicación con el centro de la villa es más lejana, por el contrario se puede aparcar mucho mejor porque las autocaravanas lo hacen en batería.

Lo primero que hacemos es caminar en dirección al centro por la avenida de Castilla La Mancha. Allí volvemos admirar las ruinas del antiguo Convento de los Dominicos. Están situadas bajo el Mirandero antes de llegar a las escaleras mecánicas. El rey Fernando III el Santo dono la zona a la orden de los predicadores dominicos 1229 y construyeron en ella su convento y vivieron hasta 1407 fecha en que abandonaron el lugar para instalarse en San Pedro Mártir. Seguro que en otro ciudad que tendrían más presencia y estarían mejor cuidadas, pero en Toledo es un sitio de ruinas de las muchas que tiene su patrimonio.

Llegamos hasta una de las construcciones más útiles de la ciudad se trata del Remonte mecánico de Safont. Hay dos remontes eléctricos muy bien diseñados. Uno por la parte norte que llega directo a la Plaza Zocodover y la otra en el costado este del Casco Histórico que es el acceso directo a la ciudad moderna, al circoromano y supermercados entre otras cosas de interés. El diseño de estas facilidades es simplemente espectacular debido a que en ningún momento rompen con la armonía arquitectónica de la ciudad milenaria.

La ciudad de Toledo destaca al estar ubicada en una colina sobre las llanuras de Castilla-La Mancha, en el destacan sus accesos que atraviesan el río Tajo, el Puente San Martín y el Puente de Alcántara. Podemos observar en su skyline el Monasterio de San Juan de los Reyes, la Iglesia de Santo Tomé, el Convento de Santo Domingo El Antiguo, la Iglesia de los Jesuitas y emergiendo del casco histórico, la catedral de Santa María de Toledo y presidiendo el skyline el Alcázar de Toledo.

Llegamos hasta el Alcázar de Toledo para ver su fisonomía nocturna, pero dejamos la visita para mañana porque es un edificio con tanta historia, conserva numerosas anécdotas y curiosidades.

Una de las cosas más interesantes de las noches de Toledo es adentrarse sin rumbo fijo por las estrechas y bonitas calles. Estas tienden a ser estrechas, sobre todo las de la zona del casco histórico. Este hecho dificultaba el paso de los carros de caballos para acceder a la ciudad, por lo que se les ocurrió la idea de rebajar las fachadas de los edificios a una altura aproximada entre los 60 y los 80 centímetros desde el suelo, para evitar el roce de los ejes de las ruedas de los carros, muchas de las entradas a las casas hacen lo mismo son más estrechas en la parte del suelo.

A lo largo de las calles se pueden ver algunas las cruces labradas en las piedras de las fachadas podrían hacer una reseña a que en ese lugar se habría producido una muerte con fuerza, principalmente porque las calles era lugar de citas para los duelos. Hasta el Concilio de Trento se dicto que aquellas personas que se batían en duelo, serían excomulgadas. Y es por esto por lo que, cuando alguien moría batiéndose en duelo no recibían cristiana sepultura sino que, lo habitual, es que fueran enterrados en fosas comunes. Al poner una cruz en el lugar de la muerte lo que se pretendía era que, todo aquél que pasara por allí y viera una cruz, realizara una oración por el alma de esa persona que había quedado anclada ahí, para ayudarle a hacer el tránsito hacia la otra vida.

Otra especialidad de la ciudad de Toledo es la colocación de trampantojos en las fachadas, es una técnica pictórica que busca suplir o completar la realidad. Engaña, simula una perspectiva o decora un espacio vacío. Una trampa para el ojo bastante común en la decoración de fachadas y elementos arquitectónicos en Toledo y que se pueden localizar en muchos lugares de la ciudad.

Según cae la noche la ciudad se transforma de una forma impresionante. La iluminación artística de Toledo permite descubrir detalles imposibles de ver a la luz del día, al tiempo que representa una guía para llegar al edificio emblemático de la Catedral Primada proporciona al viajero un recuerdo imborrable de Toledo.

Una vez que sentimos frio pensamos en regresar a la autocaravana, para cenar: tenemos preparada tortilla de patata y una empanada de pisto y chistorra.

Día 5

El día comienza con mucha pereza son las 10,00 h cuando nos levantamos, entre una cosa y la otra salimos pasadas las 11,30 horas, verdaderamente no son las horas más saludables para un viajero.

Vamos directamente al edificio más imponente y que sobresale desde todos los puntos de Toledo, se trata del Alcázar. El acceso está situado por la calle de la Paz (GPS N 39.858909 W 4.020696 ), la entrada es gratuita.

Después de tanto tiempo cerrado y la conversión en Museo del Ejército, no habíamos tenido oportunidad de verlo. En realidad seguimos igual porque está nuevamente cerrado aunque se pueden ver algunas salas de la parte añadida.

Se puede ver todo el yacimiento que quedó al descubierto en los trabajos de la última rehabilitación.

Preguntamos por la exposición de lo más destacado del antiguo Museo del Ejército que estaba en Madrid, era la espada Tizona del Cid. Parece que fue mandada a la catedral de Burgos con su antiguo dueño.

Entre los objetos que se pueden ver esta el coche donde fue asesinado Eduardo Dato. El hecho se produce en Madrid, al llegar a la plaza de la Independencia una moto con sidecar se puso a la altura del vehículo, y desde ella comenzaron a disparar. Los impactos todavía se pueden contemplar en el coche; ocho atravesaron la carrocería y cinco impactaron en el cuerpo de Eduardo Dato, quien ingresó ya cadáver en la cercana Casa de Socorro de Buenavista.

Nos llama la atención un cartel de propaganda del pintor Julio Romero de Torres, nada más ver la cara de la mujer sabes quién lo pintó.

A su llegada a Madrid el pintor se vio inmerso en muchas actividades oficiales, la Comisión Organizadora —presidida por la Reina Victoria Eugenia— del festival taurino en beneficio de las víctimas del Desastre del Annual acaecido en julio de 1921, le encarga la confección del cartel anunciador de la llamada “Corrida patriótica”. Realizará el último de los carteles de fiestas que se conoce del maestro y en el se adecúa, dentro de una cierta fidelidad a su estilo, a un concepto plástico más acorde con las corrientes imperantes en la España del momento, siendo, un cartel que tratado con audacia y sobriedad de formas, se impone por la modernidad de su factura.

La composición está claramente definida en dos espacios, cuya línea de separación sólo se rompe con una decorativa peineta de sinuosas formas. En la parte superior una Dama de la Cruz Roja, semiarrodillada y de perfil, con el rostro vuelto al espectador protege con una gran bandera española —que cubre parte de su figura— el cuerpo yacente de un soldado. Bajo ellos, un amplio texto en el que se especifica el programa de la corrida: rejoneo de toros por parte de Capitanes del ejército apadrinados por Grandes de España, en segundo lugar un concierto militar con la interpretación de la Canción del Soldado y finalmente lidia de toros a cargo de Belmonte, El Gallo, Sánchez Mejías, Chicuelo, La Rosa y Granero.

Afortunadamente nos dejan ver el patio de Carlos V con su magnífica escalera imperial que nos conduce a la galería superior desde donde se aprecia la magnitud del recinto.

El patio fue convertido en Patio de Armas del Alcázar de Toledo. La belleza y el equilibrio renacentista fueron los objetivos principales en su reconstrucción y para ello se demolieron los falsos techos en forma de bóveda de arista de las galerías y se realizó un artesonado de madera similar al que había originalmente. Este artesonado se compone de módulos cuadrados y cada uno de ellos presenta en sus cuatreo esquinas el Escudo Imperial de Carlos V.

Sin quererlo se nos hace la hora de la comida y pensamos que el restaurante del museo del ejército puede ser una buena oportunidad porque los militares tienen que comer bien. Los menús tienen un precio asequible en función de los segundos platos. Nosotros comemos ensalada, entrecot, con postre y bebida 22 euros.

Comenzamos nuestro periplo de la tarde para descubrir los secretos ocultos de Toledo. En el camino pasamos por el callejón de San José para admirar la Puerta del Sol (GPS N 39.861028 W 4.024056 ).

Estamos ante de las más hermosas puerta de origen árabe se puede fechar en el siglo XII, sustituyó a aquella que se encuentra más arriba y que da acceso a la medina musulmana.

En un principio albarrana (defensiva) fue reformada por los Caballeros Hospitalarios en el siglo XIV en estilo mudéjar con influencias nazaríes, pasó a ser puerta de homenaje.

Construida con los típicos materiales que utilizaban los musulmanes: sillares, mampostería y ladrillo. El vano, es de arco de herradura enmarcado en otro, sobre el que aparece un doble friso de arquería. En el siglo XVI, se añadió un relieve con el emblema de la Catedral bajo la luna y el sol (que da nombre a la puerta).

Contiene algunos elementos ajenos a su estilo, como los restos de un sarcófago paleocristiano o un pequeño busto clásico.

Desde esta puerta podemos observar una bella imagen del río Tajo y parte de esta hermosa ciudad que nos proporciona este skyline, desde esto sobrio mirador.

Bajamos hasta la iglesia mudéjar de Santiago el mayor (GPS N 39.862007 W 4.025791), la imagen de la iglesia y del entorno nos transporta el pasado rural de Toledo que se podía admirar en el siglo XII. Desgraciadamente nos encontramos con la puerta de la iglesia cerrada y el aviso que la misa comienza a las 19,30 horas.

Nos damos media vuelta para subir por la calle Real del Arrabal y nos internamos en la parte antigua por la Puerta de Valmardón, también conocida como Bab Al Mardum o Puerta del Cristo de la Luz (GPS N 39.8609401 W 4.0244527).

El acceso se realiza por escaleras para salvar el enorme desnivel, es una de las más antiguas de la ciudad, algunos de sus restos datan del siglo IX. Es una puerta llena de encanto y bien merece la pena parar unos minutos para tomar aire y contemplarla tranquilamente.

En sus inicios fue una puerta de acceso a la Medina, la zona de la ciudad musulmana donde se encontraban los principales edificios y construcciones, como la Mezquita, el Zoco o la Alcazaba.

Sin embargo, esta puerta contiene un edificio que ha tenido muchos usos a lo largo de su historia. También ha sido la cárcel de la corte, una carnicería musulmana o la vivienda del corregidor de la ciudad.

Los Reyes Católicos la cedieron a la familia Mendoza, a la que perteneció hasta el siglo XVIII. Su último uso civil fue el de acoger al Hospital de San Lázaro, tras lo cual pasó a ser una vivienda particular.

Nuestro siguiente destino es otra de las iglesias mudéjares, más bonitas e interesantes. Se trata del Cristo de la luz (GPS N 39.860552 W 4.024264). Precio entrada 3 euros.

Edificada sobre la antigua mezquita que quedó como nave de la iglesia solamente tuvieron que añadir la cabecera en ladrillo quedando muy integrada y sin dañar parte de su origen musulmán. La adaptación a iglesia supuso una importante modificación en el muro de la qibla y el muro noreste, que fue derruido para prolongar la construcción y erigir un ábside circular y un transepto. Se añadió un pórtico en la fachada principal y una torre cuadrada de 5 metros adosada al ábside, que quedó incompleta.

De las diez mezquitas que llegó a tener la ciudad, es la mejor conservada. En época musulmana era un pequeño oratorio ligado a una puerta de acceso a la ciudad (Bab al-Mardum) para uso de los recién llegados a Toledo o para la preparación a la salida. Fue construida en el año 999, la época de esplendor del Califato de Córdoba, tal y como reza la franja epigráfica de su fachada de acceso.

El ábside mudéjar característico con los arquillos y en la semiesfera los frescos del señor en los cielos que llama a su hijo colgado en el centro.

La profunda rehabilitación dejo al descubierto magníficos frescos que en las ventanas representan a los profetas. Podemos ver en el centro de ábside el Pantocrátor, Santas y restos en los paramentos superiores, hechas con una técnica al fresco en el anteábside y con una técnica a la cal en el Pantocrátor. Las decoraciones epigráficas y los restos de los zócalos los son también de la misma época y están pintadas al fresco, pero el autor es probable que fuera un artista de la zona, conocedor del arte mudéjar».

Seguimos andando hasta que llegamos a otra de las iglesias más grandes de Toledo. Se trata San Ildefonso o de los Jesuitas (GPS N 39.858160 W 4.025885) situada en la calle Alfonso X el Sabio, 2. El precio de la entrada 3 euros adultos.

Esta iglesia destaca por dos cosas. Una es el retablo mayor, dicen que todo lo que se ve es mentira. Se trata de trampantojo que nos quiere hacer creer que es un retablo de mármol. En realidad son unos frescos de los hermanos Velázquez.

Y lo siguiente que no debes perderte es subir a sus dos torres campanarios desde donde se puede ver uno de los skylines más impresionantes de Toledo. Todo está tan a mano que parece sacado del cielo.

Se nos echa encima la tarde y no queremos dejar de ver la iglesia de Santo Tomé (GPS N 39.856669 W 4.028378), situada en la plaza Pl. del Conde, 4. Precio entrada 3 euros adultos. Fue edificada sobre otra de las mezquitas musulmanas, pero está solamente deja ver pequeñas trazas de su pasado, quizás el minarete pueda ser lo más destacado.

Aquí se encuentra el cuadro más famoso de El Greco. El entierro del conde Orgaz sobre el mausoleo.

Don Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de Orgaz (no era Conde, aunque popularmente se conozca así al cuadro) era uno de los nobles de Toledo. Estaba vinculado familiarmente con poderosas familias que durante los siglos XIII y XIV dirigieron los destinos de Castilla.

A su muerte el cortejo que llevaba su cuerpo de Don Gonzalo por las calles de la ciudad, cubierto por su mejor armadura, cincelada por artesanos toledanos, fue acompañado por numerosos nobles, amigos y clero regular y secular.

La leyenda indicaba que una vez que el cortejo llego el interior de la Iglesia de Santo Tomé, su lugar de entierro, los rezos ya habían terminado y se disponían a entregar el cuerpo a su sepultura cuando repentinamente todo se iluminó con una luz muy intensa que provenía de lo alto, y los allí presentes pudieron ver cómo las figuras de San Agustín y San Esteban descendieron, tomaron en sus manos el cadáver del señor de Orgaz, uno por los hombros y otro por los pies, encargándose ellos mismos de llevarlo hasta el sepulcro. Tras esta acción, con voz grave los dos santos dijeron: “Tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve”.

En estos momentos es uno de los lienzos más analizados de la pintura por los estudiosos de Bellas Artes. El cuadro representa el milagro en el que, según la tradición, san Esteban y san Agustín bajaron del Cielo para enterrar personalmente a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz.

Entre los personajes podemos ver al hijo del pintor (de su bolsillo sale un papel con la firma del artista), y varios curas, frailes y caballeros vestidos de negro, a la moda de la época. Algunos miran la escena, otros nos miran a nosotros, y en total hay una excelente galería de personajes que componen lo que muchos consideran el mejor retrato en grupo de la historia del arte.

La iglesia la tenemos que ver tan rápido como el sacristán apagaba las luces, pero la última mirada nos ofrece la oportunidad de ver el cuadro nuevamente del Conde Orgaz sin nadie porque éramos los últimos en abandonar el edificio. Afortunadamente ya dejan fotografiar el cuadro porque años atrás estaba un vigilante para gritar que no se podía fotografiar. Por fin han tirado la toalla aunque nos han dicho que no es definitivo.

Todavía nos queda tiempo para tomar un café y hacer shopping por las calles comerciales con el noble arte de esperar a ver si podemos ver la asignatura pendiente.

Antes de retiramos queremos pasar por la iglesia de Santiago el Mayor para ver el interior antes de la misa (GPS N 39.861998 W 4.025775) situada en la plaza Satiag del Arrabal, 4. La entrada es gratuita.

La iglesia se levanta con muros de mampostería y ladrillo con puertas enmarcadas en arcos de herradura polilobulados. Cuenta con tres ábsides semicirculares cuyos exteriores los constituyen pisos de arcos de distintos tipos (de medio punto, apuntados y polilobulados). En el interior hay símbolos árabes como la ‘mano de Fátima' o inscripciones en el techo de madera. Los arcos de las naves son góticos, igual que la bóveda del crucero es impresionante con unos arcos de ladrillo tan altos que sus parroquianos pensaban que llegaban cerca del cielo.

La nave está en penumbra hasta dos minutos antes de la misa que el sacerdote apretó el interruptor y nos permite ver un magnífico retablo.

El Retablo Mayor es de estilo plateresco, tallado por Juan de Tovar y pintado, dorado y estofado por Francisco de Espinosa entre los años 1545 y 1548. Consta de banco o pedralla, cinco calles, cuatro cuerpos y ático.

También podemos admirar el púlpito heredado de la mezquita con magníficas yeserías que nos hace pensar en el muecín desde el alminar de la mezquita convoca en voz alta a los fieles musulmanes para que acudan a la oración. Y el magnífico baptisterio romano.

Aquí damos por concluido el cansado día luchando por las cuestas de Toledo. Para cenar disponemos de Tortilla de Patata, jamón y quesos variados.

Día 6

El día comienza mucho antes de lo que hicimos ayer lo que nos permite salir como unos viajeros avanzados sin pensar que habíamos perdido las fuerzas del viajero.

Toledo es quizás la ciudad más monumental de España y las visitas son innumerables pudiendo elegir entre edificios históricos o bien por su estilo arquitectónico que abarca desde época romana, visigoda, musulmana, mudéjar, románica, gótico, gótico florido, renacentistas, incluso alguno barroco.

Visitar Toledo es muy sencillo porque sin grandes conocimientos te vas topando con esos rincones y monumentos simplemente dejándote llevar por sus estrechas y empinadas calles.

Nosotros estamos peleados con los autobuses urbanos de Toledo porque nunca acertamos cuál de ellos nos puede simplificar la visita, al final, siempre terminamos por las escaleras y llegando andado hasta la plaza Zocodover y desde aquí finalizamos andando.

Lo primero que queremos visitar es Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda se encuentra en la desacralizada iglesia de San Román. Situado en la calle de San Román, s/n (GPS N 39.858390 W 4.026801). La entrada 3 euros.

Nada más entrar la imagen nos rememora la ermita de San Baudelio en Soria por los arcos mudéjares y sobre todo por las improntas de las paredes que indican la maravillosa decoración del edificio que en la mayoría de sus rincones han perdido la parte de los frescos para dejar al descubierto las improntas empleadas en la pintura. Este espléndido conjunto pictórico datado en el siglo XIII de origen románico con motivos de raíz islámica, hace plantearse a los especialistas la posible intervención de dos maestros o de dos estilos. Realizadas al fresco con colores planos, ofrecen representaciones figurativas y elementos decorativos, respondiendo a motivos propios de la pintura románica, tales como el Pantocrátor, Adán y Eva en el Paraíso, la Resurrección de los Muertos, los Evangelistas, Santos, y Ángeles

La planta de la iglesia es basilical de tres naves –la central más alta y ancha–, separadas por arcos de herradura califal sobre columnas de mármol de fuste romano, adosadas a pilares de ladrillo y con capiteles visigodos y mozárabes. Sobre los arcos cabalga una falsa galería y el acceso a los ábsides laterales se realiza por medio de arcos de herradura.

Unas de la vitrinas se dedica a mostrar El tesoro de Guarrazar es quizás uno de los puntos oscuros de nuestra arqueología y de nuestros tesoros artísticos

Parte del tesoro de Guarrazar fue hallado por casualidad. En el año 1858 hubo unas lluvias torrenciales que causaron el desmoronamiento del terreno donde estaba la iglesia del monasterio de Santa María de Sorbaces, en Guadamur, localidad distante 11 km de Toledo. Había sido ocultado en dos "cajas" revestidas de hormigón romano, que tenían una profundidad de 1,60 m y dejaban un hueco en cuadro de 0,75 m, junto al sepulcro de un presbítero llamado Crispinus. Cada uno de los depósitos tuvo un hallador distinto. Fue el primero Francisco Morales, labrador de 40 años, quien desarticuló muchas de las joyas y vendió fragmentos y componentes en viajes frecuentes a los obradores de plateros toledanos. El francés A. Herouart, profesor en Toledo y amigo de Morales, adquirió las alhajas que este aún tenía en su poder y se hizo con la tierra donde apareció el tesoro. Herouart vendió las joyas a un diamantista, José Navarro, quien recompuso algunas coronas, rescatando lo que aún no habían fundido los plateros de Toledo. En 1859 Navarro viaja a París y negocia la venta de las ocho coronas y seis cruces pendientes al Gobierno francés. La venta se publicó en varias revistas galas. El rápido eco de la noticia en España desató la intervención de la Comisión Provincial de Monumentos, primero, y la del Gobierno de la nación, después, que inició la rápida reclamación diplomática, una investigación judicial y excavaciones arqueológicas en el lugar.

El segundo lote sufrió también continuadas mermas por ventas de su descubridor, Domingo de la Cruz. En marzo de 1861, ante la dificultad de dar salida a sus joyas, optó por obsequiar a la reina Isabel II las dos joyas que le quedaban, y entre ellas la corona de Suintila.

Hoy, tras numerosos avatares, las joyas remanentes del Tesoro de Guarrazar se conservan en tres instituciones diferentes.

Coronas votivas del Tesoro de Guarrazar actualmente están conservadas en el Museo de Cluny en París.

El Museo de Cluny parisino guarda tres coronas, la de Sonnica, con cruz pendiente, otra decorada con arquillos y la tercera de retícula abalaustrada, una cruz colgante, la R pendiente de la corona de Recesvinto, que iniciaba su nombre, otros dos colgantes y cuatro elementos de suspensión.

En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se conservan las alhajas devueltas por Francia en 1941: son las seis coronas, la de de Recesvinto, dos de lámina de oro con decoración repujada y tres de retícula abalaustrada, junto con cuatro cruces pendientes; además, existe un conjunto de elementos sueltos, venidos del Gabinete de Antigüedades de la Biblioteca Nacional, al constituirse el museo: el brazo de gran cruz, el Alfa colgante y otros fragmentos y piedras sueltas. En realidad, el llamado "brazo" son dos planchas de oro de 22 cm de anchura por 10,5 cm de altura máxima en uno de sus extremos y 5 cm en el otro. Formaban parte de una cruz patada. Las planchas forrarían un alma de madera, pero tras las idas y venidas a los plateros de Toledo, etc, la cruz quedó destruida y tan solo había sobrevivido un brazo de ella.

Finalmente, en el Palacio Real de Madrid aún quedan, procedentes del segundo lote, la corona del abad Teodosio, la cruz del obispo Lucecio, una esmeralda grabada, además de pedrería y colgantes desprendidos. En octubre de 1936 desaparecieron varios fragmentos y piezas. La Corona de Suintila fue robada de la Real Armería del Palacio Real en la noche del 4 de abril de 1921 y jamás se pudo seguir su rastro. También desapareció un trozo de corona de enrejado. El robo se divulgó poco, solo La Época hizo una publicación más extensa con grabados, para que sirviese de guía en la búsqueda de lo sustraído. Al parecer fueron localizados los autores del robo, pero no los objetos sustraídos.

El estudio gemológico de Juan S. Cozar y Cristina Sapalski reveló que el Tesoro de Guarrazar contiene 243 zafiros azules, cuyas características los hacen procedentes de la antigua Ceilán, hoy Sri Lanka, 3 cordieritas azules o iolitas, 14 esmeraldas, 1 aguamarina, 2 adularias o piedras de luna, 21 cuarzos amatista, 9 cuarzos hialinos, 6 calcedonias azuladas, 169 perlas, 154 piezas de nácar, 56 vidrios artificiales verdes, 26 vidrios artificiales azules, 2 pardo-anaranjados, 26 de color indefinido, 1 rojo y muchas piezas diminutas de granate piropo-almandino.

Lo que aquí podemos ver es una vitrina con copias exactas del tesoro, lo que no hace una idea de la magnitud de los originales.

El museo se inicio con restos arqueológicos visigodos que procedían de excavaciones antiguas de la provincia de Toledo custodiados en los fondos del Museo de Santa Cruz, así como de depósitos de la Iglesia y del Museo Arqueológico Nacional, como por ejemplo los objetos procedentes de la necrópolis de Carpio de Tajo. Igualmente con fragmentos de un credo epigráfico procedente de la Vega Baja de Toledo. Posteriormente se fueron incrementando las piezas y ahora es uno de los Museos más importantes de la época.

Nuestro segundo monumento es Real Colegio de Doncellas Nobles, se encuentra en la plaza Cardenal Siliceo, 1 (GPS N 39.858717 W 4.029334 ). Entrada 3 euros adultos.

Fue fundado Cardenal Silíceo que con una idea revolucionaria por el nuevo concepto que acercó a las clases inferiores la más alta distinción educativa. La condición que puso este cardenal es que en su interior en exclusiva solamente podía ser enterrado él. Lo que se cumplió. El imponente sepulcro que hoy guarda sus restos es único en Toledo.

El copatronazgo del rey Felipe II, que aún se conserva hoy en la figura del rey Felipe V, le facilitó el convertirse en uno de los mejores colegios de Europa.

Completan la visita el claustro cerrado de sus cuatro galerías que le hace muy confortable con la idea de colegio, pero un poco frio.

En el frente el gran salón que nos muestra el cuadro del Cardenal Silício vestido con el traje de purpura cardenalicio. Y dos estupendos tapices de Flandes hace del conjunto de una memorable sobriedad.

El tercer destino es el Monasterio de San Juan de los Reyes, se encuentra situado en la calle de los Reyes Católicos, 17 (GPS N 39.858114 W 4.031776 ). Entrada 3 euros adultos.

Entramos por la parte posterior y lo primero que vemos es el claustro bajo, nos parece que estemos ante el de los Jerónimos de Lisboa, salvando las distancias y quitando los cordeles.

El Claustro bajo está pensado como continuación del templo, por lo que no es de extrañar que coincidan bóvedas, ventanales y profusión de esculturas. La composición rítmica y repetitiva de los motivos compite con una desconcertante riqueza decorativa de la naturaleza, a la que evoca con gran sentido realista, más la ornamentación no repetida de sus archivoltas, consigue un efecto tal de luces y sombras, propio del gótico, que realmente nos impresiona.

La escalera nos conduce al Claustro alto es típicamente española, Fernando Marías la adjudica a Egas, dada la semejanza que tiene con la escalera del Hospital del Cardenal Mendoza en Toledo y otras en la geografía española. En cuanto a la ornamentación, todos los autores la atribuyen a Alonso de Covarrubias, a quien estaban encomendadas entonces las obras del Alcázar. Su estilo es plateresco, con una cúpula rebajada, dividida en fajas y casetones que ostentan florones tallados en piedra, cuyos recuadros van disminuyendo conforme se acercan en la perspectiva al rosetón que sirve de clave.

Una puerta nos conduce a la iglesia donde destaca el retablo del presbiterio, el original desapareció víctima de la guerra napoleónica. El actual proviene, desde el siglo pasado, del Hospital de Santa Cruz de Toledo, fundado por don Pedro González de Mendoza, Cardenal de la Santa Cruz de Jerusalén.

Los muros interiores del transepto se presenta la más exuberante decoración del templo a base de potentes y grandiosos motivos heráldicos entre los que destacan los repetidos escudos de los Reyes Católicos (anteriores a la toma del Reino de Granada), acogidos por águilas nimbadas de San Juan más parejas de leones a los pies. No podían faltar los símbolos eternos del yugo y las flechas.

San Juan de los Reyes se convierte en un edificio de gran valor simbólico para Isabel y Fernando que lo eligen inicialmente como panteón regio, aunque finalmente fueron enterrados en Granada.

Seguimos hasta el final de la calle del Ángel, junto a la Escuela de Artes y el Monasterio de San Juan de los Reyes (GPS N 39.857598 W 4.030789), se halla una reconstrucción de lo que fue entonces un antiguo arquillo judío que unía el barrio de la “Al-Aqaba”, el arrabal más grande de los judíos, con la Judería Mayor. En el año 1391 los cristianos asaltaron y saquearon la judería, después de forzar puertas como ésta que se cerraban de noche.

Los primeros documentos que nos informan acerca de la judería- el arrabal de los judíos-son del siglo XII.

Los judíos en aquella época sentían preferencia por la vida urbana. Las juderías llegaron a gozar de un alto grado de independencia, como verdaderas ciudades dentro de otra ciudad.

Toda la zona meridional de Toledo, desde la pendiente que baja hacia el Tajo, era aljama, ciudad de los judíos.

La judería se localizaba inicialmente en la iglesia de San Martín, desde donde se fue ampliando hacia las de Santo Tomé y San Román.

La judería se extendía, intra-muros, desde la Puerta del Cambrón y lo que hoy es el Monasterio San Juan de los Reyes hasta los Altos de Montichel (la actual alameda de San Cristóbal) y Carreras de San Sebastián, teniendo como eje la actual calle del Ángel, que era una especie de calle mayor de la judería, y como límites las del Colegio de Doncellas, de San Pedro Mártir y del Salvador.

El núcleo central de la judería estaba en lo que ahora se llama plaza de Barrio Nuevo (nombre que se dio a todo el conjunto cuando dejó de ser barrio judío) y sus alrededores. Es posible que en la plaza hubiera un mercado.

Los hebreos más ricos se concentraban en torno a la parroquia de Santo Tomé, por las calles inmediatas a la del Ángel. Más allá estaban las calles mercantiles del Alcaná, cerca de la catedral.

De algún modo, puede considerarse que Toledo contó con dos juderías: La residencial, más cerrada en sí misma (la Aljama propiamente dicha), y la Alcaná, mucho más pequeña que la judería principal y de carácter comercial, que albergaba la mayor parte de los negocios de los judíos y en la que convivían judíos y cristianos.

En 1290 el padrón de Huete recoge que la judería de Toledo contaba con alrededor de 5.000 habitantes, siendo por tanto la más poblada de Castilla.

El siglo XIV fue el tiempo de mayor extensión de la judería toledana. Se ha calculado que los judíos llegaron a ocupar una décima parte de la ciudad amurallada, hacia el Suroeste. Conforme fue creciendo, su límite interior fue siendo establecido por sucesivos adarves. Éstos no cerraban completamente la judería, sino que marcaban la delimitación con los barrios cristianos.

Los primeros adarves fueron más defensivos que coercitivos. Sólo en 1480 se impuso legalmente la separación del barrio judío.

La judería comprendía diferentes barrios poco deslindados entre sí. Correspondían a los sucesivos períodos de crecimiento desde el núcleo inicial, y también a la diversidad social de la comunidad judía, y a su idiosincrasia organizativa.

Por adarves se entendía tanto las murallas exteriores como los muros interiores y también los callejones sin salida que se abrían en éstos delimitando recintos de viviendas. En los adarves se abrían portillos.

Las juderías se estructuraron igualmente mediante un entramado laberíntico de muros y callejas cerradas por puertas, travesías estrechas e irregulares y pasajes radiales que comunicaban los diferentes recintos.

La hora de la comida se nos echa encima y tememos no poder comer porque todo está abarrotado. Llegamos a la plaza del Barrio Nuevo donde se encuentra el restaurante La Marmita de Toledo (GPS N 39.8567094 W 4.0308609 ). Lo cito para que no vayas bajo ningún concepto. La comida bien pero el servicio una autentico calamidad, entramos pasado las 14,00 horas y terminamos dos horas después. Un verdadero desastre.

Nuestra última visita se centra en la antigua Sinagoga de Santa María La Blanca, se encuentra situada en la calle de los Reyes Católicos, 4 (GPS N 39.8569527 W 4.030903). La entrada 3 euros adultos.

Lo primero que nos llama la atención es que como en todas las sinagogas la fachada parece no existir o quizás pasa totalmente desapercibida porque lo importante está en su interior.

Lo segundo que nos llama la atención es la luz y lo blanco de sus paredes que desprende una pureza especial que se refleja en el misticismo del lugar.

Se trata de una construcción mudéjar, creada por canteros musulmanes. Sus elementos de arquitectura incluyen paredes blancas y lisas, hechas de ladrillo, arcos de herradura y pilares octogonales, decoración geométrica en los frisos y vegetal en los capiteles de los pilares. Todas estas características y la distribución de los espacios, con sus naves formadas por la sucesión de arcos de herradura soportados por pilares, tienden a recordar la tipología propia de una mezquita. La articulación interior y estilo morisco de Santa María la Blanca han servido de modelo para importantes sinagogas europeas y americanas del siglo XIX.

Aquí damos por finalizada la visita a Toledo y nos prometemos darnos lo antes posible una tercera oportunidad para poder ver muchas de las cosas que hemos pasado por alto.

FIN

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