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HISTORIA DEL HOTEL LOS INVÁLIDOS, PARÍS
 
Directorio:

Esta es la segunda obra en importancia del Rey Luis XIV después del Palacio de Versalles, se comenzó en 1671, hasta 1706 en que se consagró la iglesia real, famosa para su cúpula dorada, señaló la terminación de los trabajos sobre Los Inválidos.

Hasta el siglo XVII los antiguos soldados cuando volvían del campo de batalla no se integraban en la sociedad. Eran rechazados por el ejército ya que mayoritariamente estaban lisiados o caducos, su integración era muy difícil y solamente les quedaba la mendicidad y la miseria. Sólo a partir de 1670 es cuando reciben un reconocimiento real y se crea el hospital de los inválidos, hasta después de 1764, comenzaran los cobros de pensiones de incapacidad y a formar un grupo social normalizado en la sociedad francesa contribuyendo así a la restauración de la imagen del ejército.

Con la inauguración del hospital de los inválidos tuvo tal avalancha de solicitudes que era complicadísimo ser atendido. El número de registros del hospital fue: 111.391 entre 1673 y 1796. Ninguna otra institución en el reino de Francia había reunido a tantos hombres. Lo que caracterizaba a estos hombres era su gran diversidad de condiciones y orígenes. Es necesario también destacar el aspecto excepcional para su tiempo en el desarrollo de servicio de salud, médicos y cirujanos tenían en este hospital un nutrido grupo para estudios y trabajos. Esta institución reunía franceses originarios de todas las provincias en su mayoría de los campesinos que acababan su vida en ciudad. Los que procedían de las regiones tradicionalmente militares eran los más numerosos (septentrional, noreste, Alsacia, Lorena, del Languedoc y, menos numeroso Bretaña, Anjou y Touraine).

Había una disciplina muy severa y la institución tendía a aislar sus pensionistas de la ciudad. Pero poco a poco, en el marco de programas de rehabilitación de esta población, se hicieron las normas de vida. Sin embargo, la adaptación continua de los espacios no bastaba para hacer frente a la afluencia de los soldados inválidos. Esta es la razón por la que a partir de 1690, se estableció una distinción entre los hombres menos graves y los verdaderamente inválidos. Los primeros debieron ejercer funciones secundarias relacionadas con el ejército en fuertes o castillos, por lo general en los cuerpos de guardia por ejemplo: las Tejerías, el Louvre, o la Prisión. Es por orden del Rey que se crean unas compañías con gente con daños menores para guardar los lugares de la frontera del Norte y el este (de Lille a Valenciennes, y de Besançon y Grenoble) en el Rosellón y en los lugares costeros: If ou Agde. Al término de su misión, los soldados podían volver de nuevo al hotel de los Inválidos. Poco a poco, se estableció un sistema más flexible para la reinserción de estos hombres en la sociedad (como la concesión de permisos de duración variable). Un nuevo barrio se creó en torno a esta institución y comienzan aparecer tiendas de artesanía regentadas por estos antiguos soldados. Los viejos soldados van poco a poco a encontrar una posición social más favorable y a desaparecer del mundo de la delincuencia en los años 1750.

A partir de 1764, por resoluciones del Rey, se crea una pensión en favor de los soldados inválidos que desean retirarse en su país. En 1771 se crea un salario para todos los soldados que servirán más allá de tres contratos. En 1776, las pensiones de saldo, media paga o incapacidad van a transformarse en un un nuevo régimen bajo el nombre de recompensa militar. Gracias a esta pensión, los antiguos soldados habrán adquirido una gran independencia económica aunque el importe era poco elevado pero al menos representaba la adquisición de una determinada dignidad moral.

Esta política real garantizó al menos el restablecimiento de los antiguos soldados ante la opinión pública. La jubilación militar, resumida por la monarquía del siglo XVIII, sirvió también de modelo general a otros cuerpos del Estado francés y también a otras instituciones extranjeras como el hospicio de Chelsea en Londres y los Invalidados de Viena, luego de Berlín. En adelante, gracias a estas medidas, no se considerará ya la condición militar como vulgares mercenarios sino como una carrera militar, en algunos casos, será una señal sensible de promoción social dado el origen tan humilde de los soldados del Rey de Francia .

   
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