La primera de las salas de la visita guiada es por la dedicada a las deliberaciones, es un gran espacio presidido por el escudo de las Naciones Unidas.
Atravesando un gran Hall que nos conduce a la gran sala de deliberaciones de los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones, destaca el techo que fue decorado por Miquel Barceló.
Se le ha llamado la capilla Sixtina del siglo XXI de la ONU , en sus principios la sala tenia una simple cúpula blanca, ocupa 1400 metros cuadrados y según las propias palabras del artista Barceló representa una cueva que es barrida por olas y con miles de afiladas estalactitas que resume su idea del mundo: un planeta-cueva que reúne a los hombres y que viaja al futuro. La sala ocupa el espacio de reuniones llamada “ Los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones”.
El propio autor Barceló la define como: “Se asemejará al oleaje del mar, dará una impresión de algo inacabado, de un espacio que construye la mirada a medida que uno va transitando por él”.
La sala fue una donación de España ante la petición de las Naciones Unidas de colaboración para la renovación del edificio de Ginebra, entre las que participaron: Gobierno español, Fundación ONUART, el Gobierno de Baleares y la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM).
La cúpula de la sala se incorporó una estructura metálica capaz de soportar los 30.000 Kg. de pintura con un universo abstracto de pintura barroca chorreante de color con una paleta de más de 200 colores para crear un mar en movimiento sobre las cabezas de los delegados de las Naciones Unidas. Comenzó creando una serie de estalactitas de color verde luego fue coloreando en azul.
Luego pasamos a otra de las salas de deliberaciones de las Naciones Unidas, es muy sobria y solamente destaca por el símbolo de la organización sobre un panel de madera.
Pasamos a un enorme mirador sobre el lago Leman donde podemos contemplar las numerosas esculturas de bronce que han sido donadas a esta organización y que crea un museo al aire libre.
En los pasillos se hallan numerosas obras de arte que hablan de la historia de las Naciones Unidas, por ejemplo el retrato de Ralph J. Bunche, fue un diplomático americano que consiguió el alto el fuego entre palestinos y judíos en 1941 y le otorgaron en 1950 el Nobel de la Paz.
Una placa conmemorativa en honor de los fallecidos durante el atentado contra el edificio de las Naciones Unidas en Bagdad el 19 de agosto de 2003 qué se cobro un saldo de 22 personas muertas.
Una replica del código de Hammurabi del rey de Babilonia, datada entre 1792 al 1750 a .C.; el original se encuentra en el Louvre de París. Donada por la misión de Irak el 25 de junio de 2013.
Un replica de la escultura Cycladic Idol es una de representaciones más tempranas y mas conocidas en el arte griego de mujeres desnudas hasta el siglo IV a.C. Fue donada por Grecia el 5 de marzo de 2014.
En uno de los pasillos se encuentra los numerosos lienzos donados entre los que destacan “Malos tiempos”, obra de M. Eduardo Kingman, fue donado por Ecuador en 1997.
A su lado el cuadro “Meditación VIII”, obra de Trento Longaretti, fue donado por Italia en 1999.
El siguiente cuadro “Reunión (23 Street Cycle)” obra de Kazimeras Lazoromski, esta datado en 1987, fue donado por la República de Lituania en el 2008.
Pasamos por el pasillo de los Pasos Perdidos donde podemos admirar la sala principal del edificio y sobre el jardín la famosa Esfera Armilar ante el lago Leman.
En el Hall del edificio principal de la ONU se halla en estos momentos una exposición titulada “Energía y Transformación” donde se exponen una serie de cuadros de Pedro Trueba de Méjico.
El artista Pedro Trueba es un gran colorista, emplea en cada punto, línea y trazo, para conseguir una superficie hecha de pintura en aceite, acrílicos, pasteles, materiales diversos, suelen ser meros pretextos para integrar aleaciones y colisiones como el big-bang y dar génesis a nuevas constelaciones y superficies terrestres.
Sobre las paredes un relieve hace mención en el honor de Robert Cecil (1865-1958), fue uno de los encargados de la redacción de los estatutos de la Sociedad de las Naciones –antigua precursora de las Naciones Unidas– fue galardonado con el Nobel de la Paz en 1937.
Visitamos la Cámara del Consejo, donde se han tomado muchas negociaciones históricas importantes, está decorada con murales de José María Sert uno de los más prestigiosos muralistas del siglo XX.
La Sociedad de las Naciones –precursora de la ONU – de Ginebra decidió construir un edificio como sede de sus actividades. Entre sus necesidades debía de ser un edificio para albergar las reuniones de todos los países miembros.
Los estados miembros que participaban de la organización se encargaron de una serie de donaciones para la construcción y para su ornamentación, el gobierno de la República española ofreció la decoración de su salón principal por el artista español José María Sert.
El ministro de asuntos exteriores de la República , Salvador de Madariaga plasmo los acuerdos para decorar la sala que se llamaría Francisco de Vitoria dejaría un toque de español y un nombre para la posteridad en la gran Sala de los Consejos.
Las pinturas de Sert producen una visión escenográfica de color monocromo donde el tamaño de sus figuras se mueven dentro de un escenario titánico y apocalíptico creando un universo muy parecido a la realidad de aquellos tiempos.
El pintor solamente utiliza tres colores para pintar toda la sala, el fondo es de color oro, las figuras son de color sepia, y el mármol son las grisallas. Es conocido que el color no es el fuerte de la pintura de Sert, su visión cromática es abandonada para centrarse en los volúmenes y en el dibujo.
Frente a los ventanales de la sala el pintor hace una grisallas que representan: La justicia, la fuerza, la trilogía de la paz; a la izquierda: La paz muerta; a la derecha, la paz insurgente; en el centro: evocación de la paz, la ley y la inteligencia.
Por encima de estas grisallas se extienden los seis tapices cuyos títulos evocan el sentimiento general de la sala que se identifica con la idea: lo que separa y lo que une a los hombres.
Se pintan seis grandes tapices, el situado frente a las grandes ventanales de la sala se divide en dos que se relacionan y se oponen entre si: “Los vencedores” con su desfile de la victoria, unos ciclópeos portan un gran ataúd, marchan los soldados victoriosos vestidos con uniformes franceses; a su lado “Los vencidos” están de pie entre los muertos, estos claman venganza.
Sobre los muros de la sala representan la victoria del hombre sobre todos los males del mundo, capaz de alcanzar la paz: “la esperanza” después de la guerra los soldados vuelven a casa con la esperanza de recuperar la armonía; “el progreso de la ciencia”, es la necesidad de la apuesta por el futuro siempre basado en el estudio y la investigación; “el progreso social”, habla de la libertad y la victoria de la esclavitud; “el progreso técnico” hace referencia a la liberación del hombre de los trabajos más pesados gracias a la técnica; “la lección de Salamanca”, el hombre puede llegar al estado de paz y concordia, lugar donde en el siglo XVI se pusieron las bases para establecer el Derecho Internacional, gracias a su cátedra en dicha universidad de Francisco de Vitoria. Con el paso del tiempo el nombre cayó en el olvido y nunca se materializo.
En la actualidad la sala sirve para las reuniones de la Conferencia del Desarme, órgano de las Naciones Unidas que trabajan por la paz en el mundo, siguiendo el tema central de los murales que muchos años antes había diseñado José María Sert en defensa de la paz.
La sala más grande del Palacio de las Naciones corresponde con el gran salón de actos, esta dentro de un edificio neoclásico que se encargo a los arquitectos: Carlo Broggi (Italia), Julien Flegenheimer (Suiza), Camille Lefèvre, Henri-Paul Nénot (Francia) y Joseph Vago (Hungría) para poder elaborar un proyecto común.
Desde los ventanales del Palacio de las Naciones hay una magnifica vista del Jardín de Ariana, en el fondo hay una preciosa imagen del lago Leman y las montañas de los Alpes. |