Nace en Barcelona, el 20 de abril de 1893, en el número 4 del Pasaje de Crédito (Barcelona). A los siete años ingresa en la escuela de la calle Regomir nº 13. En 1901 realiza sus primeros dibujos que se conservan. A los diecisiete años se matricula en la escuela de Comercio de Barcelona y en la escuela de Bellas Artes. Fracasa en ambas especialidades, es suspendido en Bellas Artes por no adaptarse a las enseñanzas que se impartían en esos momentos. Su padre la coloca de aprendiz contable en la empresa “Dalmau y Oliveras”, entra en una grave depresión y coge el tifus, su padre lo mando a la masía de Montroig del Camp para reponerse de su enfermedad, durante ese tiempo se dedica de forma paciente a dibujar.

Durante 1912 ingresa en la escuela de arte de Francesc Gali, un gran pedagogo que le ayuda a desarrollar esa personalidad tan particular del artista. Gali es un hombre de una amplia visión para el arte, muy abierto y poco convencional, Salían a pasear todos los alumnos del taller a la montaña para tomar unos esbozos, a la vuelta escuchaban música y se leían a los poetas del momento. Monta un pequeño taller en la calle Baja de San Pedro nº 51, se hace amigo de Joan Prats y de J.F. Ráfols, Obiols, Marià Espinar y Sebastián Gasch.

En 1914 pinta el óleo “El campesino” donde pone de manifiesto el horizonte neofauvista en el que se mueve el pintor, también pinto “El campesino” donde evidencia los cambios que esta sufriendo, incorpora una temática paisajística y poética, que busca un contacto mucho más directo con la naturaleza. Sigue perteneciendo a la escuela de Gali hasta 1915 cuando empieza a trabajar en San Lluc y conoce a Joan Prats.

En 1917 ya es un pintor casi consagrado, con un dominio de las formas y empieza a crear su propio lenguaje personal. Destaca por el movimiento de sus figuras, el ritmo, la tensión pinta “Bailarina y desnudo femenino” o “Composición” donde plamas figuras dispares que parecen invitar a la lectura de la imagen.

El 16 de febrero de 1918 participa en su primera exposición personal en las Galeria Dalmau, con cuadros de paisajes de Montroig y de Cambrils y retratos que posteriormente se convirtieron en famosos como el de Juana Obradors. Los numerosos dibujos de esa época son bocetos y estudios del cuerpo humano, desnudos femeninos y masculinos donde el artista lucha por diferenciarse de lo tópicos académicos, sobre todo en la relación de volúmenes.

Hasta 1919, su pintura sufre un profundo cambio dominada por un expresionismo formal con influencias fauvistas y cubistas, centrada en los paisajes, retratos y desnudos. Ese mismo año viajó a París donde sobrevive a veces con gran estrechez económica, y conoció a Picasso, Jacob y algunos miembros de la corriente dadaísta, como Tristan Tzara. Pinta el famoso cuadro “ La Masia ” y pinta incansablemente. Alternó nuevas estancias en la capital francesa con veranos en Montroig y su pintura empezó a evolucionar hacia una mayor definición de la forma, ahora cincelada por una fuerte luz que elimina los contrastes. En lo temático destacan los primeros atisbos de un lenguaje entre onírico y fantasmagórico, muy personal aunque de raíces populares, que marcaría toda su trayectoria posterior.

En 1920 viaja a París donde realiza su primera exposición universal en la Galería La Licorne y comienza su influencia surrealista de la mano de Masson, Leiris, Artaud. De esa época son los cuadros “La joven de la gabardina”; “La mesa”; “Retrato de bailarina española”; “La masía” y “La granjera” muchas de estas obras son la historia del arte. Crea la pintura titulada “Huerto con asno” y la “Masía” donde el pintor busca el dibujo descriptivo, no absorbido por una pintura ilusionista. Toda la obra tiene una sensación puramente naif por la singularidad en el que pinta cada motivo de la escena, con el afán de no olvidar ninguno. Los árboles con sus ramas, los surcos de la huerta, la casa de trabajo con sus aperos y herramientas, la casa de piedra con todo lujo de detalles, el pilón de abrevadero de animales, etc. Hay don obras que indican su paso por los limites del surrealismo: “Tierra labrada” y “El carnaval de arlequín”, la primera es una nueva reinterpretación de la masía y la segunda es un adelanto de sus posteriores como “Interior holandeses”.

En 1924 firma el Manifiesto (1924) e incorporó a su obra inquietudes propias del movimiento surrealista, punta el cuadro “ El carnaval del arlequín” . La otra gran influencia de la época vendría de la mano de P. Klee, del que recogería el gusto por la configuración lineal y la recreación de atmósferas etéreas y matizados campos cromáticos.

En 1925 pinta “El nacimiento del mundo” un oleo de grandes dimensiones (250,8 x 200) donde rompe con la trayectoria lineal y anuncia un cambio de orientación en su obra

En 1928, el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió dos de sus telas, lo que supuso un primer reconocimiento internacional de su obra; un año después, contrajo matrimonio en Palma de Mallorca con Pilar Juncosa.

En 1937 pinta “ El segador” pintada para el pabellón de la República Española en la Exposición Universal de París de 1937 donde se exhibió junto al Guernica.

En 1940, desde el pueblecito normando de Varengeville, donde Miró se había instalado huyendo de la guerra, cuando su carrera dé un giro definitivo con veintitrés pequeñas pinturas sobre papel mojado y arrugado genéricamente titulada Constelaciones. Estas pequeñas composiciones, inspiradas por la contemplación del cielo estrellado de la costa normanda, no son sino tramas de pequeños pictogramas que cubren por igual toda la superficie pintada

En 1941 Miró vuelve a España, y expone en New York en la galería Pierre Matisse y en el Museo de Arte Moderno.

En 1944 comienza una serie de esculturas como: “Pájaro solar”, “Pájaro lunar” “Mujer (Cabeza), “Personaje”, piezas que siguieren un escultor de formas primitivas, casi arcaico. Presenta mujeres con grandes aberturas sexuales, las formas excesivamente marcadas, Venus totémicas, imágenes con signos solares que hablan de la creación de la vida

En 1958 realiza su gran mural para el edificio de la UNESCO , encargado directamente por el propio Organismo. Por estos mismos años comienza a hacer diseños
para tapices y textiles, siempre en armónica colaboración con destacados artesanos del sector, conquistando así nuevos dominios para su lenguaje.

Desde 1956 hasta su muerte, en 1983, Miró vive en su isla de Palma de Mallorca en una especie de exilio interior mientras crece el reconocimiento internacional de su figura.

En 1961 realiza alguna pintura basadas en la serie azul donde crea un nuevo foco en esa costelación como es “Azul III”, “El disco rojo”, “El oro del azul”, “Pájaro en la noche” “Personaje delante del sol” todas estas pinturas estan ya dentro de la propia constelación y del mundo de Miró.

Posteriormente celebra numeras exposiciones con gran éxito en New York, París y Tokio.

Muere en su taller de Palma de Mallorca el 25 de diciembre de 1983.

ANALISIS DE OBRA Y SUS INFLUENCIAS

Joan Miró tiene una especial vinculación de su obra con su tierra natal, las esencias más puras, como su luz fulgente, sus tradiciones más arraigadas, el espíritu de su tierra, trata de representar las condiciones de vida de su pueblo más cercano. Todo ello con una seriedad absoluta, con una pureza casi maniática, y al lado de su preocupación por las fuerzas vivas y su dominio de las fuerzas ocultas de la naturaleza, su inspiración por las texturas de un captus, la sobra de un árbol, las ramas de un algarrobo, las raíces de un árbol moribundo, el desarrollo de una calabaza, las ramas de una palmera, el esqueleto de la cabeza de una oveja. Es un apasionado de la cultura ancestral del pueblo, por las artes y oficios.

Vive a caballo de su masía en “Montroig” (Tarragona) y la de “Son Sabrines” (Palma de Mallorca”, este es su lugar preferido donde monta su gran estudio construido por el arquitecto Joseph Lluis Sert.. En ambos lugares esta muy cerca de la naturaleza donde siente la inspiración de cosas cotidianas, el agua, los insectos, las nubes, el sol, el campo. Así pronto surgirá la inspiración por las luces nocturnas de los campos, las estrellas de la noche. La parte mas antigua de la obra de Miró se desarrollo por tierras amadas por el pintor, Cornudella, Coll-de-Jou, Llavería, Prades, Pratdip, Torre de Fontaubella, son esencialmente los lugares que sirven al autor para plasmar sus vivencias en sus primeros cuadros. Su abuelo era natural de Cornudella donde trabajaba en el oficio de cerrajero donde forjó los hierros de la iglesia del pueblo. Su abuelo materno vivía en Palma de Mallorca y se dedicaba a la fabricación de muebles.

Sus padres compraron la masía de Montroig lo que convirtió esa tierra en su refugio durante su vida, fue una liberación de la vida que debería haber pasado entre los despachos de Barcelona y del piso situado en el Pasaje de Crédito. Durante los veranos acudía a los campos de Montroig y configuro la gran visión sobre su entorno, pudo aprender la caligrafía de las tejas de un tejado o de los árboles. Presto atención a cosas pequeñas, una jara, una piedra, una pequeña hierba, comprendió que los pintores pintaban cosas más generalistas como un gran paisaje, un monte, un bosque, etc. Sin poner atención a la música de estas cosas sencillas.

Otro lugar que le marco fue en Barcelona la Plaza Real donde su padre tenia una relojería y joyería llamada “El acuarium”, de la fuente situada en la plaza viene el nombre de la tienda, además el fluir del agua ha sido una fuente de inspiración para muchas de sus obras posteriores. El pequeño Miró se quedaba ensimismado contemplando el fluir cambiante del agua de la fuente, que le parecían desmayadas caballeras y que luego encontramos en muchos de sus personajes, también conectaba con las palmeras de la plaza y formaba el gótico catalán, formando su arquitectura tan particular que plasmaría e sus obras: Santa María del Mar, Pedralbes, El Tinell.

La obra de Miró se enmarca dentro de un estilo personal y a la vez mágico, dentro de un universo complejo y vasto, trata de pintar las fuerza ocultas de la naturaleza que se encuentran dentro de su cosmos particular. También trata de retratar sentimientos del hombre como: la ira y el sexo. Posteriormente su atención fluye hacia ese cosmos oculto como: estrellas, lunas, fosforescencias de ríos a través de las constelaciones del cielo, trata de unir las fuerzas sobre naturales con las fuerzas terrenales, el universo con las plantas, con el hombre. El origen del hombre lo encontramos en grafittis primitivos como los de las cuevas de Altamira, y posteriormente el hombre moderno los realiza en nuestras las grandes ciudades, entre unos y otros se sitúa la pintura de Miró. Se trata de una pintura de niños para hombres, es el resultado de la concentración de unos esquemas puros y diáfanos.

Dentro de la pintura tan primitiva destaca el uso del color que la hace tan particular. Miró fue el gran maestro del color en nuestro tiempo, su estudio y su uso ha sido determinante para poder entender la psicología de la pintura actual. Podríamos decir que la pintura del artista es inmediata dado la escasez de medios utilizados, pero obedece a una mesura dentro de un amplia reflexión y estudio calculado al milímetro. Miró tenia un ojo extrañamente agudo y plasmaba cosas inverosímiles como: la sobra de una lagartija, el cordón de un zapato, una lata de sardinas, un trozo de papel en el suelo, el desarrollo de un insecto, son cosas cotidianas, que luchaba por decir que también eran cosas atractivas para el ojo humano, por qué solo admirar las cosas bellas de la vida, toda manifestación de la tierra es bella y hermosa.

Una característica de su pintura es tratar de pintar las cosas inmóviles, como las piedras o guijarros y darles movilidad por medio de sugerir movimientos. El artista lo consigue a través de dos factores contradictorios: realidad e imaginación. La realidad es la piedra, el agua, la luna, la lagartija, son todas cosas tangibles dentro del universo particular del artista. Por el contrario lucha con la imaginación para realizar un cambio dentro del orden particular. La imaginación no puede basarse nada mas que en lo real. cosas que podemos tocas y sentir. Con esta visión su obra nos lleva a lugares alejados, dentro de un mondo imaginativo y lleno de libertad.

Dentro de sus influencias creadoras y realistas Miró, siente fascinación por la ardilla a la que considera el animal perfecto. La ardilla es inteligente, está dotada con una capacidad de saltar, pero su salto no es un salto cualquiera, el salto esta lleno de espacio y libertad que la hace volar. Su vuelo no surge de su interior como en las aves, surge de la propia tierra, de un árbol, de un guijarro como una propulsión aleatoria.

Trabaja de hortelano como una afición que le dota de una paciencia casi infinita, de una dedicación amorosa, y de una actitud humilde ante la vida. Las plantas siguen su curso natural. Crecen, maduran. Todas ellas hay que mimarlas para conseguir su fruto.

Trabajo en muchas cosas: la pintura, grabado, litografía, escultura, cerámica. De todas estas material lucha por indagar en la material que da fruto a las cosas, la madera le llena el espíritu y le proporciona el mate del color, el cobre le inspira los colores brillantes. También la cerámica proporciona más brillos en su lucha entre la tierra y el fuego.

En 1935 todavía prestaba mucha atención al espacio y a sus formas, y aún su pintura estaba dentro del claroscuro, pero poco a poco todo ello desaparece. Pero hacia 1940 este estilo desapareció radicalmente, al eliminar el espacio y el claroscuro dota a su pintura de la una profundidad visual sin límite: el movimiento tiene un alcance visual hasta el infinito. El numero de formas y colores pasan a estar limitados dentro de sus obras posteriores como había descubierto en los frescos del siglo X, la viveza de sus formas y colores resultan más humanos y vivas que representarlas con todos los detalles.

La originalidad de su obra y sus métodos le coloca dentro de uno de los artistas más grandes del siglo XX y a la altura de los grandes maestros.