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QUÉ VER EN ALCALÁ DEL JÚCAR ALBACETE (ESPAÑA)
 
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Qué ver en Alcalá del Júcar (Albacete)

   
 

La llegada a la localidad es memorable pues bajás por un cañón hasta que llegas ante la fotografía única de la localidad que se confunde con la roca.

Alcalá del Júcar es considerado como el pueblo más bonito de Albacete y de los más bonitos de España. Podemos decir que está a la altura de Albarracín, Baeza, Ronda, Almagro, Alcorcón o Chinchón.

Lo que diferencia Alcalá de Júcar es que su arquitectura convive el espacio con la roca y la erosión del agua.

Está edificada entre los meandros del Júcar que le ha llevado tiempo, millones de años para horadar la piedra.

Los árabes eran especialistas en crear ciudades donde eran por si solas fáciles de defender, además, su arquitectura mimetiza con la montaña y el agua a sus pies tiene la combinación perfecta para una vida hermosa.

Nos acercamos los 300 metros que nos separan y lo primero que nos llama la atención es el rumor del agua que se escucha desde cualquier lugar de la ciudad.

El agua y la roca es algo que hace diferente este lugar. Puedo asegurar que escuchas el agua desde cualquier punto, seguro que los lugareños ya no lo oyen.

Lo primero que hacemos es ir a la oficina de turismo dónde sacamos un bono para visitar los principales monumentos de la ciudad 3,5 euros.

Después continuamos haciendo la visita guiada a la plaza de toros (GPS N 39.190341 W 1.426100), se encuentra situado en la parte contraria al puente medieval. Es una de las más bonitas de España.

Está excavada en la roca hasta conseguir el terreno suficiente para poder celebrar este espectáculo. Las gradas parecen de épocas romanas y las paredes de tapial árabe hacen del recinto único.

Después regresamos a comer a casa porque todos los restaurantes tienen cero mesas libres.

Enseguida preparamos el aperitivo y unas patatas en ensalada de verano. De postre unos Miguelitos. Nos echamos la siesta, tomamos un reconstituyente café para ayudarnos físicamente en lo que nos espera.

Cruzamos el puente medieval sobre el río Júcar (GPS N 39.190969 W 1.428075 ), allí están los molinos de agua que ayudaban la molienda del grano, ahora todo ese espacio está dedicando al esparcimiento, incluido la playa.

Subimos por las escarpadas calles, en zig zag, hasta salvar los cientos de metros de altura que nos separan.

El castillo es el primer protagonista de la localidad (GPS N 39.191298 W 1.430212), mires dónde mires, allí está. Esbelto, callado, serio, nos indican que desde siempre fue uno de los poderes fácticos.

De origen árabe, pero desgraciadamente mires dónde mires no ha llegado ningún vestigio hasta nuestros días. Esto es proyectado para todo el pueblo. La historia ha borrado cualquier elemento de la arquitectura árabe si exceptuamos el trazado de las calles que nos recuerda a Essauira en Marruecos.

Desgraciadamente el cambio de hora, ya es de noche, nos impide disfrutar de las vistas panorámicas sobre el río Júcar, pero, tenemos la suerte de ver en la noche las luces y las sombras de un lugar distinto. Además, los turistas han abandonado y los pocos que estamos somos los más enamorados de estos lugares.

El bono tenía incluido la visita a una casa cueva, llamada del Castillo (GPS N 39.191212 W 1.429970). Es difícil imaginar cómo es una casa cueva pues aquí vemos un lugar único como si los propietarios se hubieran marchado cinco minutos antes y nos hubieran transportado en el túnel del tiempo para llegar a principios del siglo XX, en la España profunda, en la España rural, en la España pobre y con un futuro incierto.

La decoración es totalmente original, las camas tienen las colchas originales, los muebles nos muestran las fotografías de toda la familia. Los aperos de labranza nos indican de dónde llega su sustento.

Son las 19,00 horas en este momento la noche es cerrada, las empinadas calles están vacías, parece que estemos en la pausa obligatoria de una obra de teatro de sombras chinescas.

El azar nos lleva hasta las cuevas árabes del rey Garaden, aquí sacamos un bono de 3 euros que nos permite ver las cuevas del Diablo (GPS N 39.192090 W 1.429555), incluye una consumición.

Esta cueva árabe es una maravillosa oportunidad de trasladarnos a la época de la dominación musulmana porque estaba dedicada a servir para el descanso de las caravanas en sus viajes.

Las dos cuevas están unidas por una serie de pasadizos y túneles que nos hace imposible imaginar por donde vamos y como ha sido posible horadar en la montaña ese caminó que más parece una mina.

Por fin llegamos a la cueva del Diablo, es difícil imaginar su arquitectura y más complicado poder explicarlo en pocas palabras.

En un principio tenía una función defensiva pues sus miradores por ambas caras hacía que los árabes dominarán la entrada a la ciudad.

Luego pasó a convertirse en un criadero de palomas en tiempos que este tipo de animales eran muy preciados por la carne y las plumas. Si del cerdo se aprovecha todo de la paloma se aprovechaba hasta sus excrementos.

Luego se convirtió en cueva restaurante hasta que en los años 80 Juan Luis la compro y la fue acondicionado para qué albergará su particular locura. Una combinación de restauración y museo, cualquier cosa que puedas imaginar allí está, billetes de curso legal, sellos de correos, máquinas de coser, televisiones, radios, máquinas y aperos de labranza, trillos de madera. Vamos una verdadera locura.

Continuamos bajando y vemos el antiguo cine convertido en museo, desgraciadamente está cerrado, y dicen que en su interior es una verdadera preciosidad.

Más abajo, está la iglesia, es el otro poder de la ciudad, tanto, que es muy difícil ver su interior. Solamente podemos apreciar la cúpula de gres cerámico de estilo mudéjar y su portada que se abre bajo la torre de las campanas.

   
 
   
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