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IMAGEN SALA ORATORIA SUR DEL PALACIO NACIONAL DE MAFRA
 
Directorio:
   
 

El Real Convento de Mafra incluye las siguientes estancias: el Palacio, el Monasterio, la Biblioteca y la Basílica.

Obedece a la promesa hecha en 1711 por el rey Don João V para que la reina, Doña Maria de Austria, concibiera un hijo varón; nada más nacer su primer hijo varón y heredero al trono. El cuatro de diciembre del mismo año, nacía su primogénita la Princesa María Bárbara, más tarde llego a ser la reina de España al casarse con Fernando VI. Posteriormente, nacerían los príncipes don José, don Carlos y don Pedro. El rey cumplió su voto y dio orden de construir un convento dedicado a San Antonio, también incluía en su voto la curación de una grave enfermedad.

Se convoca un concurso internacional para llevar a cabo el sueño del una obra tan gigantesca y ante la falta de arquitectos portugueses capaces de concluir este proyecto, se presentaron al concurso Felipe Javara, Antonio Canaveri y Johann Friedrich Ludwing.

La obra se encomendó al orfebre alemán Johann Friedrich Ludwig (Joao Frederico Ludovice), además tenia formación de arquitectura en Italia y también aprovecho su estancia para italianizar su nombre, había nacido en Hall, Suabia, se traslada a Lisboa donde comienza a trabajar en el pórtico de Santo Domingo y el Palacio de San Pedro de Alcántara, siendo autor de la excepcional biblioteca de la Universidad de Coimbra y del ábside de la catedral de Évora. Siempre contó con el apoyo de los reyes. Juan V lo nombro coronel de ingenieros y su sucesor, José I, brigadier, en 1740 se le impuso la Orden de Cristo, máxima condecoración de la monarquía portuguesa.

El arquitecto realizó los planos en un tiempo record entre 1714 y 1715, con tal magnitud que este conjunto monástico y palaciego junto viene a ocupar una extensión de cuatro hectáreas.

El edificio es la obra cumbre del estilo barroco portugués se comenzó el 17 de noviembre de 1717, fue bendecida la ceremonia por el patriarca de Lisboa Occidental ante toda la corte que asistió al acto, levándose a cabo las obras a un ritmo vertiginoso, para lo que se estableció en el lugar un campamento para albergas a más de dos mil operarios de una gran variedad de oficios, bajo la dirección de Carlos Batista Garvo, como jefe de albañilería y de su hijo Juan Pedro, encargado de los trabajos de cantería, pero en 1729, se impulsó aun más el ritmo para aprovechar la inauguración de la Basílica con el cumpleaños del monarca y duro su construcción para lo cual se tuvo que contratar a cincuenta y dos mil obreros, se concluyó la primera parte del proyecto en 1730, pero no finalizaron las obras hasta 1791.

El conjunto se desarrolla simétricamente desde un eje central donde se situaría la Basílica , dentro dos rectángulos adosados. El delantero, mayor, corresponde con la fachada principal, donde se levanta una larga la fachada de doscientos metros de largo flanqueada por dos torreones a cada extremo. El rectangulo posterior, más pequeño corresponde con la zona dedicada al convento y el gran claustro conocido como el Jardín de Buxo, se le otorgo a la Orden de San Francisco de la Provincia de Arrabida, que en un principio fue ocupado también entre 1771 y 1791, por los Canónigos Reglantes de San Agustín .

Fue construido exteriormente en piedra calcárea lioz, procedente de Pero Pinheiro y los mármoles de la vecina Sintra, las maderas de Leiria y Torres Vedras, y además de numerosos materiales de importación de otros países. El convento ocupo un área de 37.790 metros cuadrados , todo un alarde de grandes medidas en su construcción con 1.200 Habitaciones, a los que se les pusieron más de 4.750 puertas y ventanas, 156 escaleras y 29 patios y zaguanes. Pasando a ser la mayor fábrica en cuento a la mano de obra del país, con más de 50.000 trabajadores, todo ello financiado mediante el oro que llegaba desde el otro lado del mundo, sobre todo el procedente del quinto de todas las riquísimas minas de Brasil.

Las dimensiones del conjunto difiere mucho con la tradición portuguesa de sencillez y sobriedad en cuento a las medidas, la fachada principal se divide por impostas en tres plantas concentrándose en el eje central esta la Basílica a la que se llega mediante una elegante escalinata. Presenta un pórtico del tipo paladino. Alternando el arco y el arquitrabe entre columnas con capiteles ornamentados con guirnaldas. El cuerpo principal se articula por columnas que dividen balcones y nichos guardapolvos en arco o bien en triangulo con grueso entablamento y un magnifico frontón con exuberante ornamentación. Todo ello se flanquea por altas torres de estilo alemán, destacando el cimborrio de forma octogonal que se concluye con una linterna.

El interior de la iglesia es una planta de cruz latina, recortándose la capilla mayor en forma absidal, se disponen de capillas entre los contrafuertes, de planta casi circular. El techo tiene una bóveda de medio cañón. Se construyen tribunas a modo de balcón en la capilla mayor y en el crucero, todo ello revestido de lujosos mármoles contribuyendo para dar esplendor y suntuosidad al conjunto.

En el interior del monasterio se empleo madera de Brasil; de Francia, Bélgica, Italia y en Flandes se construyeron las 92 campanas y dos carillones, además de estatuas, las vajillas y los candelabros de plata, la escultura y la pintura se encargaron a grandes maestros italianos y portugueses, y los objetos litúrgicos a Francia e Italia; como resultado, se obtuvo un edificio inmenso uno de los más grandes del mundo semejante al Palacio de Aranjuez en Madrid o al Palacio de Potala en el Tibet.

El convento en principio fue diseñado para albergar a 13 frailes, pero sufrió sucesivas modificaciones para comunidades de 40, 80 y finalmente de 300 religiosos, dado el éxito del proyecto de unir la corte y la iglesia en un mismo edificio.

Las habitaciones palaciegas se distribuyen a lo largo de la fachada principal, de torreón a torreón, alineándose en once salas. En el centro se encuentra la Sala Bênçao para la que se utilizaron nobles materiales pétreos, abriéndose hacia la Basílica tres espectaculares tribunas. Los aposentos reales se instalaron en los dos torreones, correspondiendo al del norte al rey y el sur a la reina

La solemne inauguración se realizó el 22 de octubre de 1730, fecha del 41º cumpleaños del Rey, se consagro la Basílica, dedicándola a la veneración de Nuestra Señora y a San Antonio, sus fiestas duraron 8 días con una fastuosidad nunca vistas por estos lugares, fruto de la herencia versallesca imperante en las realizas de la época.

Se crea la Real Biblioteca de Mafra una de las más importantes de Portugal, con cerca de 40.000 obras, donde se logra depositar todo el saber del siglo XVIII. Parte de esta cantidad de volúmenes eran encuadernados en los talleres de la Casa de la Librería, proyectada por Manuel Caetano de Sousa en estilo Rocaille, por encargo de los Canónigos Reglantes de San Agustín.

El Palacio Real era una residencia de verano, además de alojar a la Corte durante la temporada de caza; un corredor gigantesco cruza el palacio, dando acceso a todos sus aposentos y recámaras. Era visitado durante cortos periodos de tiempo por la Familia Real, pero tuvo una excepción durante el año 1807 fue habitado por Don Joao VI, antes de su partida hacia el exilio en Brasil por la invasión de Portugal por los franceses.

João V fue el rey que inicio la decoración más amplia del Palacio, como las pinturas murales de las sala del Trono -- debido a los trabajos en relieve, dan la impresión de que se tratase de esculturas-- de la Guardia, de Diana, obras encomendadas a Ciryllo Wolkmar Machado, Domingos Sequeiro, Bernardo Oliveira Góis y Vieira Lusitano, en este periodo son seis los órganos de Joaquim Peres Fontanes y Antonio Xavier Machado Cerveira, que sustituyeron al órgano existente en la Basílica, configurando uno de los conjuntos mas bellos del mundo.

Cuando regresaron a Portugal la corte retomo sus visitas a Mafra, sobre todo durante el verano y para las numerosas cacerías en la Tapada.

Desde este Palacio el último rey de Portugal don Manuel II, partió para su exilio, el 5 de octubre de 1910, después de proclamada la República.

La Basílica fue decorada en época del rey D. Joao V, obras de los pintores Italianos Masucci, Giaquinto, Trevisani o Bartoni y de portugueses becarios en Roma, como Vieira Lusitano e Inácio de Oliveira Bernardes.

La colección de paramentos se realiza mediante un encargo real en Italia y en Francia, son obras de Giuliano Saturno y Benedetto Salandri, sus bordado se realizan con la técnica del oro, pero utilizando hilo de seda del mismo color.

Además del interior del Palacio destacamos:

El Salón de Caza donde se exponen una enorme colección de trofeos, todos de animales cazados en la «Tapada», la vecina Reserva Real de Caza; incluso el mobiliario fue hecho utilizando astas de ciervos.

El Monasterio refleja muy bien el estilo de vida de los monjes franciscanos, muy humilde, contando sólo con lo esencial.

La visita incluye la cocina, la farmacia, el hospital (adjunto a la capilla, con una serie de cubículos que conducen al corredor central donde se colocaban las camas de los enfermos durante los servicios religiosos), y las celdas de los monjes donde los instrumentos de auto-castigo, para la expiación de los pecados, eran una constante.

Después de abandonar el Palacio, suba la escalera central para admirar la Basílica: una serie de esculturas invita a pasar al interior, todo en mármol, con once capillas, cuarenta y cinco tribunas, seis órganos, cuarenta estatuas de figuras religiosas, cuarenta y cinco tribunas, dieciocho puertas, cuatro carillones (dos manuales, con teclados de cuatro-octavas, y dos mecánicos), y ciento diez campanas, de las cuales noventa y tres están conectadas a los carillones; las gigantescas campanas de las torres Norte y Sur fueron fundidas en Amberes, Bélgica.

En todas las ceremonias de la da Basílica eran acompañadas de canto Gregoriano. D. João V, era un gran seguidor de este arte, se reunía con frecuencia con los fraile y cantaba en el coro da Basílica.

   
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