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ARQUITECTURA DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS, LISBOA
 
Directorio:

Dado que el proyecto de construcción se dilata durante casi un siglo son numerosos los arquitectos que trabajan en ese espacio de tiempo, comienza con Diogo de Boitaca, es uno de los precursores de lo que posteriormente fue llamado arte manuelino, nació en Setúbal en 1460 y trabajó en numerosas obras publicas para la corona, fue nombrado por el rey el título de “Maestro constructor del Reino”, también participo con mucho éxito en la construcción del Monasterio de la Batalha, más adelante le sucedió Joao de Castilho, nació en Cantabria en 1475 y fue un fiel seguidor del arte manuelino, además de su trabajo en el Monasterio hizo numerosos encargos como en Tomar y en Braga. Más adelante Diogo de Torralba nació probablemente en España en 1500, fue nombrado “Maestro de obras reales” entre sus famosas obras destacan el Templo da Conceição de Tomar y el Convento de Madre de Deus (Lisboa). Jerónimo de Ruao nació en 1475 y fue unos de los diseñadores de la capilla mayor dotandola de un estilo renacentista.

La fachada principal presenta una dimensiones de más de trescientos metros, con un principio de horizontalidad para dotar al conjunto de una fisonomia llena de equilibrios y serenidad. Su construcción es en piedra caliza blanca, procedente en su mayoría de la vecina zona de Ajuda (Lisboa), también fue acompañada con piedras extraídas del Valle de Alcántara, Laveiras, Río Seco y Tercena.

Su acceso principal es por el Portal Sur, puerta que dispone una grandiosidad y una riqueza en la decoración como es la figura central de Nuestra Señora de los Reyes o Santa María de Belém, también encontramos la figura del infante D. Enrique, con su barba típica, representado como un gran guerrero, vestido con una imponente armadura y su espada en la mano, fue colocado en el pilar que divida las dos puertas de madera en cuya base se colocaron las figuras de dos leones que representan el símbolo de San Jerónimo. En la cima del portal se encuentra la figura del el Arcángel San Miguel es el ángel custodio y protector de Portugal.

En su lateral izquierdo se encuentra el Portal Axial, situado en la conexión con la entrada al claustro. Esta puerta da acceso a la Iglesia de Nuestra Señora de Belém, sus dimensiones son inferiores a la puerta sur, su importancia radica en su localización pues se accede al altar mayor, su decoración es de gran importancia: destacando a la izquierda el nacimiento de Jesucristo y a la derecha la anunciación de que María será la madre de Jesús; la natividad donde se representa el nacimiento de Jesús; la Epifanía con la llegada y la adoración de los reyes magos, más abajo del portal se encuentran las estatuas del Rey Manuel I y la Reina María acompañados de los Santos Patronos San Jerónimo y San Juan Bautista, en este conjunto trabajo el arquitecto y escultor Nicolau de Chanterene de origen francés, introduciendo elementos de estilo renacentista, como los querubines --animales mitológicos con aspecto humano—también se mezcla el estilo realismo, representado en las estatuas de los reyes y los santos.

Accediendo por la puerta axial se llega a la Iglesia teniendo la sensación de estar en el interior de una gran gruta o cueva por la disposición de la bóveda polilobulada, su luminosidad es escasa y se va acrecentando según caminamos hacia el altar mayor.

La Capilla Mayor contiene los túmulos funerarios del rey Manuel I y su mujer la reina María (en el lado norte); su hijo, el rey Joao III y su mujer, la reina Catharina de Austria (en el lado sur). Fue mandada construir por la Reina Catharina e inaugurada en 1572. Son notables las diferencias arquitectónicas entre esta capilla y el resto de la iglesia. Fue nombrado al arquitecto Jerónimo de Ruao para la construcción de este elemento e introdujo elementos característicos del arte manierista. Se levantaron columnas de orden clásico revestidas con mármoles de colores en oposición al color blanco de la piedra caliza de la iglesia.

Al fondo de la capilla mayor se levanta el altar mayor donde están cinco grandes cuadros de Lorenzo de Salzedo, representan escenas de la Pasión de Cristo, en la parte superior, la adoración de los reyes magos, en la parte inferior, también en la cima esta las tres pinturas que representan el sufrimiento y la muerte de Jesús Cristo. En el centro se encuentra el sagrario de plata, del orfebre Joao de Sousa y ofrecido por el Rey D. Pedro II, cumpliendo la promesa de Alfonso VI en agradecimiento por la victoria en la Batalla de Montes Claros (1665) con las tropas españolas y dio fin a la Guerra de Restauración.

Las capillas laterales del transepto esta dispuestas con los túmulos de la familia real situadas al norte y al sur, también en la misma nave se encuentra el túmulo de Vasco da Gama, primer navegante portugués en llegar hasta la India en 1498. A su derecha está el túmulo de Luis Vaz de Camoes, poeta portugués que vivió como nadie la época de los descubrimientos e fruto de esas epopeyas escribió la obra cumbre de la literatura portuguesa “Os Lusíadas”, versos que describen el viaje de Vasco da Gama hasta llegar a la India y la Historia de Portugal

Las armas y varones distinguidos,

Que de Occidente y playa Lusitana

Por mares hasta allí desconocidos,

Pasaron más allá de Taprobana;

Y en peligros y guerra, más sufridos

De lo que prometía fuerza humana,

Entre remota gente, edificaron

Nuevo reino, que tanto sublimaron:

(Canto I ,1º) El Claustro es de forma cuadrangular con cuatro galerías cubiertas, abiertas al patio central por medio de arcadas, su disposición es en dos pisos. Su construcción se ubico en el lateral de la iglesia, dotándole de las dependencias conventuales: como la Sala Capitular ; el refectorio, y acceso al coro alto. En el piso inferior los techos son abovedados, con una rica decoración de estilo manuelino típica donde se representan plantas y animales de diferente procedencia, símbolos nacionales y emblemas del rey, también temas más relacionados con lo religioso y también la inspiración en símbolos de carácter náutico, tan de moda en su época. En el piso superior la decoración tiene un carácter renacentista, obedece a una evolución natural del proyecto y más por la adaptación a los nuevos movimientos, en esta parte intervienen los arquitectos Joao de Castillo y Diego de Torralba.

Esta parte del Monasterio de los Jerónimos es considerada la obra cumbre de la arquitectura portuguesa, sobre todo por la riqueza y minuciosidad de las esculturas y el trabajo en general de la piedra, como las esculturas de la pasión de cristo entre grandes símbolos de la corona y la gran fuente del León, situada en un extremo del claustro.

Antes de llegar al refectorio tenemos en una esquina del claustro la fuente del león, era el lugar que empleaban los monjes para lavarse la manos antes de acudir al refectorio, se apoyaban en la pata del león para hacerlo de forma discreta. El león representa como animal heráldico la fuerza de San Jerónimo.

El refectorio es el lugar destinado a la comida de los monjes, donde de forma solemne a la vez escuchaban los pasajes de la Biblia , no estaba permitido conversar. Para dotarlo de una mayor sonoridad se construyo un púlpito de madera. La decoración era austera y dispone de dos cenefas de piedra a modo de cuerda que la confiere un aspecto regio. Posteriormente en el siglo XVIII la sala fue revestida con azulejos policromados, donde se representan escenas de Antiguo y Nuevo Testamento. En el lado norte de la sala por encima del panel de azulejos que representan el Milagro de la multiplicación de los panes y los peces se encuentra la pintura de Avelar Rebelo donde se representa a San Jerónimo, es una pintura al óleo sobre tela del siglo XVII, en este cuadro se puede ver los símbolos del santo como los libros como símbolo del conocimiento y la calavera como símbolo de la muerte. En la pared sur sobre una moldura de piedra labrada hay una pintura mural el óleo estucado del siglo XVI, representando a la adoración de los Pastores, en ella, se puede ver a Nuestra Señora que expone al niño Jesús para se adorado por los pastores, en el lado derecho de la virgen esta San José y a su alrededor están los pastores, detrás hay un cesto, un cabrito, un borrego, el pesebre con la mula y el buey.

Antes de llegar a la sala capitular se puede contemplar el túmulo de Fernando Pessoa. Este poeta nació en Lisboa en 1888 y murió en 1935. Después de numerosos movimientos sus restos fueron llevados hasta este claustro en 1985. Escribió un gran poema alusivo al tema de los descubrimientos llamado Mensagem:

Mar Português

O mar salgado, quanto do teu sal
São lágrimas de Portugal!
Por te cruzarmos,quantas mães choraram,
Quantos filhos em vão rezaram!
Quantas noivas ficaram por casar
Para que fosses nosso, ó mar!

Valeu a pena? Tudo vale a pena
Se a alma não é pequena.
Quem quer passar além do Bojador.
Tem que passar além da dor.
Deus ao mar o perigo e o abismo deu,
Mas nele é que espelhou o céu.

Mar Portugués

¡Oh mar salada, cuánta de tu sal
son lágrimas de Portugal!
¡Por cruzarte, cuántas madres lloraron,
cuántos hijos en vano rezaron!
¡Cuántas novias quedaron por casar
para que fueses nuestra, oh mar!

¿Valió la pena? Todo vale la pena
si el alma no es pequeña
Quien quiere pasar allende el Bojador
tiene que pasar allende el dolor.
Dios al mar el peligro y el abismo dio,
mas fue en él donde el cielo se miró.

La sala capitular era la sala de reunión para los monjes. Después de la misa la comunidad se juntaba en esta sala para la reunión diaria que comenzaba con las gracias por el día, seguido por la lectura del Capítulo de las reglas de San Agustín. Más adelante, los monjes discutían temas relativos a su vida diaria, unas de carácter administrativo, como la compra de tierras, la distribución de las tareas entre la propia comunidad y el apartado disciplinario también era tratada en este lugar.

La sala fue terminada de construir en el siglo XVI y su interior sufrió algunas modificaciones en el siglo XIX, tal como lo vemos actualmente. En la última fase de la reforma se coloco el túmulo de Alexandre Herculano, un gran historiador romántico del siglo XIX y primer presidente del Municipio de Belém.

Dentro de la galería sur del claustro se encuentra la escalera de acceso al segundo piso y al coro alto, allí hay varias puertas ornamentadas con cenefas manuelinas, corresponden con los antiguos confesionarios, por el otro lado de la pared se encontraba la iglesia, el confesor entraba por esta puerta del claustro y el penitente por la iglesia, ambos estaban separados por una gran grada de hierro.

Subiendo hasta el coro alto, era un lugar muy importante para la adoración de los monjes, Donde se celebraba la oración comunitaria también llamada “Oficio Divino” era el deber más significativo para todos los religiosos. Esta oración estaba repartida en siete horas a lo largo del día, eran llamadas “Horas canónigas”. Los monjes subían siete veces al día al coro para rezar, recitando y cantando, se sentaban en la sillerías, en la primera parte de la oración los monjes podían estar sentados, en la segunda parte debían de permanecer de pie, y no se le permitía apoyarse como signo de misericordia, tenían un pequeño saliente colocado debajo del asiento de cada uno de los asiento lo que les permitía aliviar el peso del cuerpo.

El diseño de esta parte del convento obedece al diseño de Diogo de Torralva y posteriormente fue ejecutado en 1550 por el maestro Diogo de Çarça, Hemos de destacar los dos series de sillerías, cada una de ellas tiene una asiento levadizo en el que esta representado la misericordia, también están decorados con vasos, animales mitológicos cabezas y guerreros. Los asientos son todos diferentes unos de otros por la decoración que los diferencian unos representan temas profanos y otros temas sagrados con gran inspiración religiosa. En las paredes se colocaron en el siglo XVIII grandes pinturas que representan a los apóstoles y a los santos entre los que están: San Jerónimo y San Agustín.

En la parte central y de espaldas al retablo mayor se encuentra la imagen de Cristo Crucificado, es una escultura en madera del escultor flamenco Philippe de Vries, fue ofrecido por el infante D. Luis (hijo del rey D. Manuel, al monasterio en 1551.

Saliendo del coro alto volvemos a las galerías superiores del claustro donde se pueden admirar numerosas gárgolas, que representan animales, también se puede admirar numerosas esculturas en la cima del monasterio como la de D. Manuel I, situado en lo mas alto, rodeado de las virtudes con forma humana, santos y profetas de la Biblia.

 

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