El tipo de construcción es única en el mundo y no puede compararse a ningún otro monasterio, por su forma piramidal de la antigua isla. Sus edificios se fueron adaptando como un guante al peñasco granítico que formaron sus cimientos.
La Iglesia de la abadía, se sitúa en la parte más alta de la montaña, reposa sobre criptas que forman una plataforma capaz de soportar el peso de una iglesia con 80 mts. de largo.
El edificio principal es el testimonio de la maestría arquitectónica de los trabajadores y diseñadores del siglo XIII, que lograron sujetar en la pendiente de la isla dos cuerpos de edificios de tres pisos. Esto fue para la época todo un reto de difícil solución.
Todas las disposiciones técnicas que se tomaron son de una gran precisión lo que permitieron la realización del conjunto arquitectónico. En la planta baja, el estrecho colateral (nave lateral de la nave del edificio) de la bodega sirve como un verdadero apuntalamiento. Más adelante, se superponen los soportes de los dos primeros niveles del edificio occidental. En la parte superior, las estructuras son más ligeras a medida que se avanza hacia la cima. En el exterior, el edificio se sostiene en pie con unos grandes contrafuertes formado por unos pilares elevados que se apoyan en un muro. La forma de vida de los monasterios condiciona la construcción y organización de los edificios. En esos momentos el monasterio obedecía a los mandatos de “ La Regla de San Benito” promulgada por Benito de Nursia en el siglo VI en el monasterio de Montecasino en Italia, esta regla obliga a los monjes de los monasterios a la oración y al trabajo, en este monasterio de cumplía a raja tabla. Así, sus salas fueron diseñadas en torno a esas dos actividades respetando el principio de la clausura. Las salas para recibir a los laicos se instalaron en la planta baja y en su primer piso.
En conclusión su estilo arquitectónico obedece a la necesidad de la vida monástica adaptada a las dificultadas ortográficas del terreno.