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BLOG DEL VIAJE A LA ALCARRIA EN AUTOCARAVANA, por A. López
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INTRODUCCIÓN

El diseño de esta viaje ha sido muy simple, seguir los pasos de nuestro admirado escritor Camilo José de Cela en su relato del “Viaje a la Alcarria ”, y su famosa frase que describe lo que vamos a descubrir «La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana de ir», con esta afirmación tan rotunda Cela nos pone en el disparadero para justificar por qué la comarca de la Alcarria es tan bonita y tan olvidada que no sabe por qué nadie quiere ir.

Viaje a la Alcarria (Guadalajara)

Hemos intentado nuestro particular “Viaje a la Alcarria” intentaremos transmitiros las sensaciones que experimentamos en el camino como los olores, los colores de los paisajes, los sonidos que le ofrece la naturaleza, sin olvidar una descripción del arte que vamos a descubrir.

EL VIAJE

Itinerario del viaje

Día 22 de marzo (viernes)
Ruta: Madrid-Brihuega Km 901; tiempo estimado: 1 h 08'

Civica (Guadalajara)

Comenzamos el viaje un viernes cualquiera del mes de marzo, justo cuando el invierno nos ha dicho casi adiós y esperamos disfrutar de una primavera que se refleje en los campos de cultivo.

Salimos sin mucha prisa por la nacional A-2 hasta la población de Torija, lugar donde abandonamos la autovía para tomar la lenta carretera CM-2011 que nos conduce hasta la localidad de Brihuega.

Cruzamos Brihuega y vemos las posibilidades de pernocta, pero optamos por continuar unos 12 km más por la carretera comarcal hasta la vecina población de Cívica. Tardamos pocos minutos en llegar y aparcamos en un rellano abierto en la carretera.

El aparcamiento habilitado para autocaravanas en Cívica (Guadalajara) es gratuito, se puede pernoctar en caso de necesidad. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 40.8012235 W 2.7846553.

Entrada a Civica (Guadalajara)

Al llegar y aproximarnos nos damos cuenta que Cívica está en estado de abandono total, algunos muretes anexos a la roca kárstica estaban derrumbados, la vegetación y la maleza crece sin control, al entrar en el recinto vemos que las escaleras se hacen un tanto peligrosas, se puede apreciar los restos de lo que fue una especie de fuente y una pequeña plazoleta con adoquinado, al parecer en tiempos en una de las grutas de la parte inferior hubo un bar que frecuentaban mucho los pescadores de la zona entre Masegoso y Brihuega. Subimos y bajamos por distintas escaleras pero nos da miedo entrar en el interior de las cuevas.

Cívica, Ceivica o Cíbica: tres formas de llamar a un lugar que sorprende necesariamente al viajero. No se trata de un lugar común. Entre las localidades de Masegoso de Tajuña y Brihuega, la aldea abandonada de Cívica parece un lugar sacado de una película fantástica. Poco antes de llegar, a la izquierda de la carretera, hay una pequeña cascada que hace un paisaje completamente distinto.

Arcos de Civica (Guadalajara)

La historia dice que Don Aurelio, cura de la cercana localidad de Valderrebollo, que tras adquirir una propiedad en la misma aldea se dedicó todos los días entre 1950 y hasta la década de los setenta, con ayuda de cuadrillas de vecinos de los pueblos cercanos de Valderrebollo y Yela y siempre después de la misa, a tallar en la roca todo tipo de pasadizos, arcos ojivales de inspiración medieval, balaustradas y otras curiosas formas. Cuentan que acudía a labrar la piedra de Cívica hiciera sol, lluvia o nieve, pero el propósito final de la obra sigue siendo un misterio a día de hoy.

El lugar parece un tanto enigmático y a la vez frágil y peligroso. Su pintoresca asociación entre piedra, selva y arroyos para hacer un jardín de vivienda troglodita donde la naturaleza había esculpido la base y al que se quisieron hacer algunos añadidos. Cívica emerge como un pequeño conjunto urbano, emplazado en un paraje de gran belleza, visible a pie de carretera, cubierto de frondosa vegetación con arroyos y cascadas surgiendo por todas partes, con grutas, manantiales, cavidades, corredores y pasajes obra de la naturaleza. A ellos se mezclan elementos arquitectónicos como escaleras, terrazas, arcos, paseos, rellanos, puertas y balaustradas de piedra, que son obra del hombre.

Gótico de Civica (Guadalajara)

Debajo de unos cipreses se abre una puerta de aspecto gótico, aunque no es muy antigua, que da acceso a una caverna en la que se ven algunos restos que permiten adivinar que allí hubo una pequeña taberna o algo parecido. Aunque no hay indicios que lo confirmen, es muy posible que todos los huecos y galerías fueran utilizadas desde muy antiguo por el hombre como refugio, quizá en la Edad Media (cuando pertenecía a la tierra de Atienza), como abrigo de eremitas, habitualmente interesados en lugares como Cívica.

Al visitar el lugar tienes la sensación de hallarte ante un enclave sagrado en el que resultaría relativamente fácil entregarse a visiones místicas. Las galerías forman un pequeño laberinto, con sus rincones iluminados por pequeños huecos a través de los cuales entra una significativa luz especial.

La sensación que se crea cuando te vas acercando es de sorpresa por una extraordinaria pared kárstica llena de grutas cerradas con diversas balaustradas, sobre unas balconadas naturales. En la base de la roca se abren otras tres puertas parecidas a la anterior. A la derecha, una escalera un tanto frágil conduce a la parte superior.

Arcos de Civica (Guadalajara)

No se sabe mucho de la historia y pasado de Cívica. Solo hay algunas citas sueltas que aseguran que aquí hubo una casa grande y una granja que fueron compradas en 1441 por los monjes jerónimos de Villaviciosa de Tajuña a su dueño, Antón Díaz, residente en Cifuentes.

En otros textos se habla de su origen celtíbero. En realidad, se trata de una construcción de mediados del siglo XX, aunque dé la sensación de tratarse de una aldea muy antigua. Y su responsable fue don Aurelio, un sacerdote enamorado de la belleza del entorno, que heredó los terrenos donde trabajo para convertir este laberinto rocoso.

Desde aquí regresamos a Brihuega, la pernocta la pesábamos hacer en el parking situado en el Paseo Ruiz Pastor, donde se encuentra el parque Maria Cristina GPS N 40.7626279 W 2.869134. Pero vemos que se aparca en batería y han puesto un murete que impide colocar la trasera de la autocaravana.

Plaza Mayor de Brihuega (Guadalajara)

Damos vueltas por las calles y llegamos a la zona de los colegios donde pensamos que podremos estar más tranquilos y vamos a molestar menos porque las calles son más anchas, muy cerca se encuentra el cuartelillo de la Guardia Civil que nos da un plus de seguridad.

Al final, pernoctamos en el parking de autocaravanas de Brihuega (Guadalajara), situada en la avenida de Madrid, junto a las Pistas Municipales, es gratuito y no tiene ninguna limitación que afecta a las autocaravanas. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 40.7640404 W2.8728297.

Nada más llegar nos damos una vuelta para conocer la localidad y hacernos una idea para la visita de mañana.

Bajamos andando siguiendo las indicaciones hasta la plaza del Ayuntamiento. El edificio de la Casa Consistorial me recuerda al de mi pueblo por lo que el aspecto de la plaza me resulta muy familiar.

Castillo de la Piedra Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Se ha hecho de noche rápidamente, las calles están desoladas y parece un pueblo fantasma. Me sorprende gratamente lo bonito del entorno y también la falta de publicidad que tiene una localidad con tantos atractivos medievales.

Llegamos a la Puerta de la Guía que nos da paso al conjunto amurallado, en su interior se puede ver el Castillo de la Piedra Bermeja , un poco más adelante la magnífica parroquia de Santa María de la Peña ; el antiguo Convento de San Jose, que ahora es ocupado por el Museo de Max. Enfrente, se encuentra la plaza de Manu Leguineche, se llama así porque en uno de los casones del siglo XVII vivía el periodista y escritor Manu Leguineche.

Se dio a conocer como reportero de TVE, tuvo ocasión de presenciar y transmitir algunas de las crisis y conflictos bélicos más desgarradores del siglo XX. Inició su trayectoria profesional en el semanario Gran Vía de Bilbao. Con posterioridad, trabajó como corresponsal y enviado especial en el diario El Norte de Castilla -siendo su director Miguel Delibes-, así como en Televisión Española. Fundó las agencias de noticias Colpisa y Fax Press y es autor de numerosos libros.

Murallas de Brihuega (Guadalajara)

Sus experiencias abarcaron desde la revolución de Argelia, en 1961, hasta la guerra entre India y Pakistán (1965), Guerra de Vietnam, Líbano, Afganistán, Bangladés o la Nicaragua sandinista en 1978.

La vivienda que ocupó Manu Leguineche en Brihuega la llamaban la “Casa de los Gramáticos”, que es un monumento en sí misma. Por su porte señorial, porque en ella pasó Leguineche los veinte últimos años de su vida, dicen que también perteneció a Margarita de Pedroso, el amor platónico de Juan Ramón Jiménez. Por eso resulta un tanto triste ver que ahora está cerrada. Tan cerrada, que tiene un cartel que indica: “SE VENDE”.

Después de tomar el pulso a la ciudad monumental de Brihuega decidimos regresar a la autocaravana para cenar y descansar. La hemos situado en la parte más alta de la ciudad, está un poco solitario aunque hay varios edificios, uno de ellos es una residencia de ancianos donde no se escucha un alma.

La noche es muy tranquila, algo fría, porque todavía estamos a finales del mes de marzo lo que nos obliga a dar un calentón antes de acostarnos y nada más levantarnos para tener un buen nivel de confort.

Día 23 de marzo (sábado)
Ruta: Brihuega

Plaza del Coso de Brihuega (Guadalajara)

Para comenzar el día nos desplazamos a la Plaza del Coso (GPS N 40.759482 W 2.8702434) donde se encuentra la Oficina de Turismo, tenemos la intención de realizar la visita guiada a la ciudad. La realizan solamente sábados, domingos y festivos a las 12:00 horas. Tiene un precio de 6 euros y es necesario un mínimo de 8 participantes,

El recorrido se hace por: Plaza del Coso, Prado de Santa María, Castillo de la Piedra Bermeja, barrio de San Juan, lavadero, Jardines de la Real Fábrica de Paños e iglesia de San Felipe. Se visita el interior del Castillo y los Jardines.

De camino, bajamos por la calle Atienza, hacemos una parada en uno de los lugares más típicos, se trata de la Fuente de los Doce Caños (GPS N 40.7612539 W 2.8700244), también es conocida como Fuente Blanquina, es la más famosa de todas las fuentes de Brihuega. En algunos documentos antiguos del siglo XVI ya aparece reflejada.

La fuente brota un agua fresca y transparente que proviene de manantial y, según la tradición, la moza que beba agua de todos los caños encontrará pronto novio.

Fuente Doce Caños de Brihuega (Guadalajara)

La ciudad de Brihuega es muy rica en fuentes naturales, al estar situada en la vega del río Tajuña, repleta de manantiales y arroyos, el agua brota por multitud de fuentes durante todas las épocas del año, dando un sonido de fondo característico a esta localidad.

Antiguamente, había doce fuentes que se repartían por todo el casco urbano y luego había otras cinco más que se situaban a las afueras de la ciudad. Muchas de ellas tomaban el nombre del lugar donde se encontraban como la situada en Valdeatienza, mientras que otras daban su nombre por la conmemoración de acontecimientos como la de la Princesa o la de los Quiñoneros.

Las fuentes eran utilizadas como fuentes y abrevaderos, perfeccionándose su aprovechamiento en la época musulmán, verdaderos especialistas en este tipo de obras, En la Edad Media abastecían a los baños públicos, recogiéndose las normas para su utilización en el Fuero de Brihuega de 1242 otorgado por el arzobispo D. Rodrigo Ximénez de Rada, Posteriormente, en el siglo XVIII, hicieron llegar a sus casas el agua de manantiales considerados como propios.

Lavadero La Boquera de Brihuega (Guadalajara)

Este tipo de fuentes eran utilizadas por las mujeres del pueblo para lavar la ropa y fregaban los cacharros en los Pilancos, junto a las Eras del Agua, aprovechando el agua de un arroyo que surgía del barranco de Valdeatienza, canalizado y acondicionado para tal fin.

A las espaldas de la Fuente de los Doce Caños se levanta actualmente un lavadero, está formado por tres pilones de piedra. Fue construido sobre uno anterior, conocido como “La Boquera”. Fue inaugurado en diciembre de 1905 y sirvió de gran utilidad, aunque por aquel entonces no había techado, permitía a las mujeres lavar de pie, en lugar de rodillas, como habían hecho hasta entonces.

Bajamos por la calle del Tinte donde en la parte más alta se encuentra otra de las fuentes que daban agua a la ciudad “Fuente del Tinte” (GPS N 40.7603035 W 2.8704803), sirvieron de abastecimiento de agua en los hogares, donde las mujeres iban a llenar sus cántaros hasta que a mediados del siglo XX se dispuso de agua corriente en las casas. Hoy es un placer para el caminante echar un trago de agua fresca de este tipo de fuentes. Está construida con un simple pilón de piedra y tres caños por donde brota el agua continuamente.

Fuente del Tinte de Brihuega (Guadalajara)

Llegamos a la plaza de San Simón donde podemos ver el tipo de construcción de la ciudad, se trata de galerías porticadas con muros de piedra que soportaban las casas de adobe y de madera. Desgraciadamente vemos muchas caídas y otras que las han tirado recientemente a la espera de la construcción de un edificio nuevo.

El lado izquierdo de la calle Mayor es otro de los mejores ejemplos de viviendas porticadas, en la planta a nivel del suelo se dedicaban a los comercios y en las galería servían para el mercado semanal y para resguardarse de los rigores del invierno o del verano, qué aquí también es bien riguroso.

Cuando llegamos a la Plaza del Coso vemos otras dos fuentes, fueron mandadas construir por el monarca Carlos III en estilo barroco, junto con la Real Cárcel (ahora Oficina de Turismo), tiene una clara advertencia: AGUA DE FUENTE NO VIGILADA, quizás el ayuntamiento nos están diciendo que aunque saben que es agua potable no quieren hacerse responsables.

Fuente del Coso de Brihuega (Guadalajara)

Para hacer tiempo hasta las 12,00 horas, en la misma plaza del Coso, se encuentran las Cuevas Árabes (GPS N 40.7592126 W2.8704613), es un laberinto de 8 km que recorre el subsuelo de Brihuega y que servía, entre otras cosas, para salir de las murallas en épocas de asedio. Se pueden visitar acudiendo a la carnicería Hermanos Gutiérrez que se halla en una de las esquinas de la plaza. La entrada cuesta 2 euros. Horario: de 10.00h a 14.00h y 16.30h a 19.30h.

Pegada a la carnicería hay una entrada con unos escalones que según los bajas empiezas a hacerte una idea de la arquitectura. Son unos pasadizos con arcos que forman un auténtico laberinto, tienes la sensación que en cualquier momento pierdes la orientación.

La superficie visitable es de unos 700 metros de visita libre, pero que se estima que debajo de Brihuega más de 7 kilómetros de pasadizos que comunicaban con las bodegas, de los que se han ido tapando las entradas al hacer edificaciones nuevas.

Entrada Cuevas Arabes de Brihuega (Guadalajara)

Las cuevas están talladas a mano, y parece que se usaron en algunos momentos de la historia con fines defensivos. Por su temperatura constante de 12 grados era empleada para guardar cosecha y alimentos.

Dentro de los pasadizos llama mucho la atención una serie de arcos apuntados uno debajo de otros. Según reza el cartel, estos arcos son de origen visigodo y otros parecen de origen árabe.

Aunque no se ven espacios muy grandes en este laberinto, los huecos donde están colocadas tinajas de gran tamaño, podrían ser un espacio ideal para tener carácter defensivo y poder esconderse de los ataques de los invasores en los momentos de asedios.

A las 12,00 horas en punto estamos en la puerta de la Oficina de Turismo, parecía que no íbamos hacer el cupo mínimo pero al final nos juntamos una veintena de personas.

Los comienzos de la visita guiada están destinados a poner la localidad de Brihuega en el mapa del mundo y en su historia.

Cuevas Arabes de Brihuega (Guadalajara)

Su origen se encuentra en un poblado celtibérico llamado Brioca, de donde derivó a su actual nombre. El rey Al-Mamún de la taifa de Toledo apreciaba esta zona por sus ricos cazaderos, al punto que alojó en su palacete de Brihuega a su amigo Alfonso, rey de León, cuando en 1072 éste fue derrotado en la batalla de Golpejera por su hermano Sancho II de Castilla y expulsado de su reino. La localidad fue una plaza estratégicamente relevante de cara a las campañas para la toma de Toledo por los cristianos, que cristalizaron en 1085.

Alfonso VI no tardaría en hacerse, aquel mismo año, con el Reino de Castilla y conquistar después para sí, ya en 1085, todo el valle del río Tajuña. En 1086 cedió Brihuega al arzobispo Raimundo de Toledo, primer constructor de la fortaleza que preside el valle del Tajuña. Durante mucho tiempo la villa estuvo rodeada de murallas, que concluyó ya en el siglo XIII el también arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, quien en el año 1242 concedió fuero a Brihuega. La localidad vivió su mayor esplendor en el segundo tercio del siglo XIII.

Cuevas Arabes de Brihuega (Guadalajara)

Durante los siglos XVI y XVII se habría producido una significativa migración de briocenses a la ciudad mexicana de Puebla. En 1615 se fundó el monasterio de Santa Ana. Por distintas circunstancias históricas ha sido escenario de importantes acontecimientos bélicos. En diciembre de 1710 fue asaltada por las tropas de Felipe V, comandadas por el duque Luis José de Vendôme en un acontecimiento militar trascendente en el desarrollo de la Guerra de Sucesión, en las batallas de Brihuega y Villaviciosa. Las tropas británicas del general James Stanhope hubieron de capitular.

A mitad del siglo XVIII se fundó en la localidad la Real Fábrica de Paños. Aunque fue una de las instalaciones industriales más prestigiosas del país, en 1835 cerró sus puertas; si bien su uso continuó en manos privadas hasta la Guerra Civil Española.

Durante las reformas territoriales que se plantearon durante el trienio liberal, se llegó a considerar a Brihuega como una candidata, junto a Cifuentes, para la capitalidad provincial, por su mayor centralidad, en detrimento de Guadalajara, desestimándose sin embargo tal posibilidad.

Cuevas Arabes de Brihuega (Guadalajara)

A inicios del siglo XX llegó el cine a la localidad. Desde el inicio de la Guerra Civil, los cenetistas instauraron el comunismo libertario en Brihuega. Según escribe Armand Guerra, Brihuega era la envidia de los pueblos de alrededor, y a ella llegaban campesinos de pueblos vecinos huyendo del hambre para comunarse. Armand Guerra cuenta que al pasar por la barbería, llevado por la costumbre de pagar, le dio una peseta al barbero y este le habría respondido: «¡Aquí no circula esa porquería, compañero! Los cuartos no los da más que el gran reloj de la plaza. El trabajo se paga con trabajo».

Durante la Guerra Civil sus calles y términos fueron escenario, en marzo de 1937, de la batalla de Guadalajara, que supuso una importante victoria del Ejército Popular Republicano frente a las tropas sublevadas y sus aliados, en este caso fundamentalmente tropas italianas. En los años 1964 y 1965, la Promotora Briocense de Jesús Ruiz Pastor construyó la plaza de toros. En 1979, miembros del movimiento Hare Krisna adquirieron una finca en el municipio, a la que denominaron Nueva Vrajamandala y donde instalaron una comunidad.

Panorámica de Brihuega (Guadalajara)

Su impotencia fue tal que el escritor Ernst Hemingway, por aquel entonces corresponsal de guerra en España, redactó: “Este corresponsal que ha estado estudiando la batalla durante cuatro días, revisando las posiciones sobre el terreno, con los comandantes que la dirigieron y los oficiales que lucharon en ella, y siguiendo las huellas de los tanques, declara rotundamente que Brihuega tendrá un lugar en historia militar junto a otras batallas decisivas en el mundo”.

Plaza de Toros de Brihuega (Guadalajara)

Desde aquí marchamos andando todo el grupo hasta la plaza de Toros de la Muralla (GPS N 40.7582385 W 2.8710899) situada en la plaza de la Virgen, fue construida en 1965 y recibe el nombre porque esta construida al lado de la muralla y se debió de emplear en su construcción sillares y piedras de ella.

Fue inaugurada en plena época del franquismo y seguramente dentro de un amplio ideal político con un cartel de lujo Paco Camino, Andrés Hernando y “El Cordobés” con toros de Manuel Camacho.

La tradición de correr toros en Brihuega se remonta varios siglos atrás; se tiene constancia de que en 1530 el Ayuntamiento multó a la cofradía de la virgen del Remedio por correr un toro el día de su fiesta. De manera que podemos asegurar que el encierro de Brihuega es de los más antiguos de España.

Los toros se traían desde alguna ganadería cercana y al caer la noche se intentaban juntar todos los animales; siempre se movían en manada y en raras ocasiones se separaban de los bueyes. Sobre la una de la madrugada subían los toros por la carretera que viene desde el río, con el fin de guardarlos en San Felipe como en la actualidad. Y así, a eso de las once o doce de la mañana, conducirlos a la Plaza del Coso, que durante aquellos años fue el coso Taurino de Brihuega.

Arco de Cozaón de Brihuega (Guadalajara)

Muy cerca tenemos el Arco de Cozagón (GPS N 40.757744 W 2.8728577) era la puerta de entrada más importante de la villa. Se sitúa al sur, como acceso al camino que se dirige al Tajuña primero y al Tajo después. De esta forma, conectaba el camino que se dirigía a Toledo. Se compone de un doble arco, cuya altura máxima es de 10 metros y su anchura de 3.30 metros. Está toda labrada en piedra de toba, muy blanda a la hora de tallarla, pero de endurecimiento progresivo con el paso del tiempo.

Casa de Manu Leguineche de Brihuega (Guadalajara)

En ella dejaron los canteros sus señales, siendo repetidas la cruz, el aspa (o cruz de San Andrés), la escuadra y las paralelas inclinadas, sin que se haya podido encontrar ni una sola señal con la media luna, signo inequívoco de haber sido construida por los cristianos y de no haber intervenido en ella mudéjares, que sí parece que actuaron en la muralla del castillo (en la puerta del juego de pelota (hoy plaza de Manu Leguineche) se aprecia la media luna).

Por esta puerta penetraron los personajes importantes que visitaron Brihuega a lo largo de su historia (Alfonso X el Sabio, Rodrigo Jiménez de Rada, el Cardenal Cisneros...).

Seguimos por la puerta que abre la muralla que nos adentra en el Prado de Santamaría, a la izquierda se encuentra la casa de Manu Leguineche, que ayer comentamos.

A la derecha el Convento de San José (GPS N 40.757426 W 2.871413), una parte lo ocupa el Museo de Historia de Brihuega –que después de la visita guiada visitaremos– y la otra parte lo ocupa el Museo de Miniaturas Max –que por la tarde también tenemos intención de visitar–.

Convento de San José de Brihuega (Guadalajara)

El convento fue fundado en 1606 por Don Juan de Molina, refitolero –persona que tiene cuidado del refectorio– de la iglesia de Toledo que también levantó el convento de religiosas bernardas, aprovechando varias estancias abandonadas del cercano castillo situadas en el recinto exterior que le rodea con altas murallas por la parte del poniente.

Según el padre Bejar, en un primer lugar el convento acogió a religiosos carmelitas y luego a franciscanos de la reforma alcantarina. En 1620, en el testamento D. Juan de Molina, son citados como franciscanos. En ese testamento dejaba como patronos del convento a sus sucesores y al Ayuntamiento de la Villa, que se comprometió a abonar 2000 reales anuales para el sostenimiento del convento.

Se sabe que en ocasiones uno de los frailes ejercía las labores de Rector de la vecina Escuela de Gramáticos fundada por Don Juan García Barranco y que también ejercía los frailes como confesores de las monjas bernardas

Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Pocos datos más tenemos de este convento. Su desaparición fue motivada por la desamortización de Mendizábal. En el inventario realizado de los bienes existentes se veía reflejada la pobreza con la que vivían los frailes, aunque contrastaba con los 390 volúmenes de su biblioteca y el rico ajuar litúrgico de su iglesia, con imágenes y cuadros de valor que fueron repartidos entre las restantes iglesias y que se perdieron en la guerra civil. Las dos huertas que cultivaban fueron sacadas a subasta e incautadas los demás bienes, siendo aprovechado el edificio del convento para ser convertido en hospital en 1845 y sus bajos para cárcel de la Villa. Durante la guerra civil acogió a los numerosos heridos del frente y de los bombardeos habidos durante la batalla de Guadalajara. El 9 de septiembre de 1947 sufrió un incendio que aceleró el mal estado en que ya se encontraba.

Seguimos andando hasta el Castillo de la Piedra Bermeja (GPS N40.757435 W 2.8707242). La guía hace un alto en la entrada para explicarnos la leyenda de la mencionada piedra que da nombre al castillo.

Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

En los tiempos de los musulmanes, había en Brihuega un hidalgo llamado D. Alonso de Medina. Era hombre de parcas rentas, pero vivía muy feliz en su casa solariega junto a su bella hija, la más linda y preciosa doncella nacida jamás en la Alcarria, a la que las crónicas dieron en llamar Elisa.

Dedicaba mucho de su tiempo el hidalgo a narrar, no sin pizca de exageración, en alegres tertulias contaba las mil y una de las batallas, decía que su espada había desmochado cabezas de moros, sus piernas escalado castillos o sus manos, arrancado pendones.

Poseía D. Alonso junto al Tajuña un huerto donde cultivaba amén de las rosas más bellas de la Alcarria , las más ricas hortalizas de esta vega. Allí, en un recodo del río, en un remanso escondido en el que crecían robustos chopos y cubrían algas y eneas, al abrigo de unas peñas que impedían las miradas indiscretas, tenía la bella Elisa el lugar propicio para refrescar su hermosura en las aguas claras y cristalinas del Tajuña.

Entrada al Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Todos los buenos mozos de Brihuega, que eran muchos, estaban prendidos de los encantos de la joven, no menos que los niños admirados de las proezas del hidalgo. Pero en esa época los musulmanes eran dueños del castillo y su alcalde, llamado Abul, hombre de taimada cabeza, se enamoró de la doncella y quiso conseguir por la fuerza, lo que nunca podría alcanzar de buen grado.

Contaban nuestros abuelos que cuando un día la casta y bella Elisa se disponía a tomar un baño, abalanzose el taimado moro sobre ella, como bestia feroz sobre su presa. Rápidamente respondió de su sorpresa defendió con uñas y dientes su pureza. El moro Abul, ciego de rabia por el despecho hundió su puñal en el cuerpo hermoso que cayo abatido sobre una piedra que la sangre tiñó de color bermejo.

El moro Abul al ver la belleza muerta se arrojó al río y es fama que el diablo se llevo su alma a los infiernos.

EI hidalgo D. Alonso murió de pena y los brihuegos recogieron aquella piedra, teñida con sangre de la bella, y la pusieron come piedra angular del castillo, que desde entonces pasó a llamarse “Castillo de la Piedra Bermeja ”.

Del que famoso castillo
allá en sus tiempos mejores
fuera orgullo de Brihuega,
villa en la Alcarria muy noble,
aún como recuerdo quedan
algunas ruinosas torres
que son para el pueblo ingenuo
nidal de sus tradiciones;
por eso junto a sus muros
solícito se recoge
y siente al par de su alma
que el tiempo los desmorone,
como siente el árbol viejo
los ásperos aquilones
que, hoja tras hoja, le roban
el abrigo de sus flores.

Una de esas, ya musgosa,
vieja y desmochada torre,
la que más al Sur avanza
sus robustos murallones,
conserva entre los sillares,
como incrustación informe,
un arenizo pedrusco
ya de muy gastados bordes,
de un color rojo subido
que contrasta con el ocre
oscuro de la tobosa
de que se forma la torre;
mas de esa piedra el Castillo
tomó sin duda renombre
del de la Peña Bermeja
con que por la historia corre;
la razón no da la historia,
ni aquí nadie la conoce,
pero esa piedra rojiza
que entre los muros se esconde,
tiene escrita su leyenda
del ayer en los rincones:
leyenda triste, medrosa
como las brumas del Norte,
yo entre el humear de unas pajas
la recogí­ de una pobre
anciana cuya existencia
iba apagando la noche;
hela aquí y que en tu alma el cielo
ideas grandes evoque.

Aunque con renta mezquina
moraba alegre en Brihuega
y en su casa solariega
Don Alonso de Medina:
hombre de su tiempo, austero,
viendo en la fe su tesoro,
en cien lides contra el moro
desnudó su noble acero.

Y no anhelando más prez
que el triunfo de sus pendones
se le vio más de una vez
arrollar los escuadrones
de las huestes agarenas,
ganar los más altos muros,
romper puentes y cadenas,
y en los mayores apuros
él sólo contra ocho o diez
batirse supo, de suerte
que en su brazo iba la muerte
sembrándola por doquier.

Pero, lo que hacer no pudo
el hierro de los extraños,
los achaques y los años
rindieron a hombre tan rudo.

Por eso, aunque con mezquina
renta, vivía en Brihuega
y en su casa solariega
Don Alonso de Medina.

Feliz porque en su largueza
una hija le diera el cielo,
que era un ángel en el suelo
y una mujer de una pieza.

Hermosa como el ensueño
que finge en su mente el hada,
no dio el jardín alcarreño
una flor tan delicada,
ni la fuente en primavera
mintió tan dulce sonrisa,
como diz que era hechicera
y sin par la bella Elisa.

Así, el pueblo con cordura,
blancos de su amor hací­a
al padre por su hidalguía,
a la hija por su hermosura.

Junto al tranquilo Tajuña,
de sus mayores herencia,
poseía Don Alonso
una bien situada huerta,
que más que de utilidad
finca de recreo era,
pues allí, entre los parrales,
los tilos y las moreras,
se pasaba el noble hidalgo
del blando estío las siestas,
sin más ambición, ni sueño
que seguir, mientras se riegan
sus coles, el manso arroyo
que entre los surcos serpea;
del ruiseñor en la rama
escuchar la cantinela,
ver si en el tendido anzuelo
algún pececillo ceba,
y sobre todo a su Elisa,
el alma de su existencia,
por quien Don Alonso vive,
tenerla siempre a su vera,
llenar sus manos de flores,
de besos su frente tersa,
hablarla de sus hazañas,
cuando él era hombre de guerra
y recordarla su madre
que era como Elisa, bella:
sus mismos ojos tenía,
su misma boca de perlas.

Y así su vida pasaba
Don Alonso con su huerta
que del tranquilo Tajuña
se asomaba a las riberas;
pero es verdad que la dicha
dura muy poco en la tierra,
ni aun en el cielo, sin nubes
mucho tiempo está la estrella.

Un alcaide del Castillo
de la vetusta Brihuega,
en tiempo aquel en que el moro
dueño de sus torres era,
vio al cruzar de su caballo
a Elisa y prendose de ella.

Y era Abul hombre terrible
para cejar en la idea
que tomara posesión
de su taimada cabeza.

Vio a Elisa y hacerla suya
quiso luego y por la tuerza,
ya que de grado y por gusto
no se vio jamás sin mengua,
a joven cristiana y noble
ser de un infiel compañera.

Desde aquel momento el moro
astuto en estratagemas,
a la hija de Don Alonso
por todas partes acecha,
y aunque es un Argos su padre
que constantemente vela
sobre su tesoro, el diablo
que en lo malo se deleita,
a Abul ocasión ofrece
que perder Abul no deja.

En un recodo que el río
daba lamiendo la huerta
de Don Alonso, las aguas
reposábanse serenas,
sombreadas por el ramaje
de corpulenta chopera.

Allí­, escondido remanso,
cubierto de algas y eneas,
tenía Elisa su baño
al abrigo de unas peñas,
que recatadas la libran
de miradas indiscretas,
pero hasta aquel santuario
del pudor de una doncella
osó penetrar aleve
del torpe Abul la demencia.

Una tarde en que a las aguas
iba a descender honesta
la hermosa Elisa, el alcaide
que como lobo a su presa
la acechaba rato hacía,
lanzose ciego sobre ella
como se lanza el milano
sobre tórtola indefensa,
y... ¿qué pasó allí?; relámpago
fue aquello en noche siniestra,
cuando el hosco vendaval
pasa por las alamedas,
rompe con terrible estrago
las ramas que no doblega;
así Abul hecho una furia,
de Elisa ante la firmeza,
hunde el puñal en su pecho,
y cuando la mira muerta
bañada en su propia sangre
que tiñe la blanca piedra
por donde bajaba al baño
la joven, a toda priesa
huye arrojándose al río
el alcaide de Brihuega.
¡Leyenda triste, medrosa,
como las sombrías nieblas
que entre los picos del monte
por el invierno se acuestan!
Abul desapareció
como una sombra funesta;
alguien dijo que el infierno
se lo tragó; de tristeza
murió a poco Don Alonso,
y el pueblo que feliz lleva
en el fondo de su alma
germen de santas creencias,
que en lo misterioso y grande
se entusiasma y se consuela,
miró siempre con respeto
aquella rojiza piedra
a quien las aguas no pueden
borrar, por más que lo intentan,
la mancha de noble sangre
que Elisa dejara en ella;
y andando el tiempo ese pueblo
que sus memorias venera,
en la torre del Castillo
hizo poner esa peña:
por donde vino a llamarse
el de la Peña Bermeja
que, aun después de tantos años,
caso tan triste recuerdan,
siendo al par honroso escudo
de las hijas de Brihuega.

Para entrar al castillo hay que atravesar el cementerio, mejor dicho en el interior del castillo (Patio de Armas) fue dedicado como enterramiento municipal.

Entrada al cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El Castillo es el edificio más antiguo de la población ya que su origen se remonta a la época califal y sería construido entre los siglos IX y XI. Desde el patio de armas (hoy Prado de Santa María) se accedía al recinto por la Puerta del Rastrillo, junto al ábside de Santa María, hoy sustituido por uno de medio punto con despiece de dovelas. Desde ahí se ascendía por un camino de ronda o rampa a la Puerta de Hierro, la principal del Castillo, situada en el lado sur. Actualmente esta puerta se cegó y en su lugar se abrió otra con rampa moderna que da entrada al patio, hoy cementerio de arriba. Brihuega, junto con otras poblaciones, fue incorporada a territorio cristiano por Alfonso VI en las operaciones de reconquista que culminaría con la capitulación de Toledo en 1085. La villa briocense pasó a la mitra toledana por carta de donación que el monarca hizo a fecha de 18 de diciembre de 1085. La fortaleza musulmana se convertiría en residencia de los arzobispos de Toledo y sería don Rodrigo Jiménez de Rada el que la transformaría en un gran palacio con capilla privada y otras dependencias en las primeras décadas del siglo XIII. A partir de esta fecha vamos a encontrarnos este edificio con el tratamiento de Palacio arzobispal o palacio fortaleza.

Cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Con el paso del tiempo quedaría configurado en dos zonas claramente diferenciadas, la superior o núcleo principal en torno a un patio al que dan las principales dependencias y la zona inferior o jardín. La Guerra de la Independencia trajo la ruina sobre todo al final de la contienda cuando fue incendiado en 1812 por un sargento de artillería.

El actual cementerio fue habilitado en 1834 por culpa de una epidemia de cólera morbo asiático acaecida en el mes de agosto del citado año. Oficialmente pasó a manos municipales con la Desamortización de Mendizábal en 1835 y fue inaugurado como tal en 1838. Así reza en la dovela central del arco de entrada. En la Capilla General del viejo cementerio encontramos una lápida que nos da pistas sobre el inicio del cementerio. Empotrada a la pared hay una destinada a don Antonio Serrada que contribuyó a su construcción y en prueba de gratitud, el ayuntamiento le concede ese espacio tanto para él como para su familia. La fecha de su muerte es la de 27 de diciembre de 1850.

Puerta cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El cementerio fue ampliado (hoy conocido como cementerio de abajo) sobre la huerta llamada del Arriero el 24 de abril de 1881 y fue bendecido por el abad del cabildo de curas don Pedro Trijueque, cura párroco de San Miguel. El primer difunto que fue enterrado en el nuevo campo santo fue un ciego apodado “el ahumado”. El cementerio se configurará en dos partes: el de arriba o antiguo, puesto que será el primero y donde las familias más poderosas se irán enterrando en grandes panteones o capillas; y el de abajo, donde se enterrarán las gentes más desfavorecidas que verá más tardía su conversión en lápidas o panteones.

El cementerio antiguo sobre el castillo es el que posee las lapidas más valiosos. Destacan tres capillas funerarias herederas de los tres espacios que tienen un origen medieval.

En su interior están enterradas algunas de las personalidades más destacadas de los siglos XIX y XX.

Capillas cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

La capilla de la izquierda está presidida por una cruz además de una bella vidriera. Allí encontramos tumbas como la de don Justo Hernández Pareja que compraría la Real Fábrica de Paños y construiría los famosos jardines románticos. La capilla central es una capilla común o también denominada Capilla general como reza en la puerta de entrada. Encontramos lápidas tanto en el suelo como en la pared. Muchas de ellas son de las más antiguas que conserva el cementerio de Brihuega.

La capilla de la derecha posee en la rosca del arco: Capilla de San Francisco de Asís. Año 1915. Propiedad de Ángel Pérez Ballestero. Esta capilla está presidida por una talla con la efigie de San Francisco de Asís abrazando a Cristo que está clavado en la cruz. En la actualidad está siendo restaurada. Entre las figuras enterradas en la capilla está don Ángel Pérez Ballestero, titular de la capilla. Fue uno de los más importantes empresarios con la fábrica de chocolates, harinas y tienda donde se vendía todo tipo de objetos.

Nos vamos a encontrar fundamentalmente dos tipos de enterramiento: sepulturas o tumbas que se cubren con lápidas y columbarios que contienen pequeñas lápidas. En este último caso no contienen detrás ningún resto mortal o cenizas como cabría pensar, sirven para señalar que están enterrados en el suelo. Vamos a ver las diferentes lápidas haciendo hincapié en su antigüedad, iconografía y tipología.

La lápida más antigua la encontramos en la pared sur: Doña Asunción Haedo de Bedoya con fecha de 1849. Contiene un epitafio que reza:

Aquí yace la tierna y dulce esposa/

de amistad y virtud noble modelo/

pague el mundo a esta madre cariñosa/

santo tributo en lágrimas de duelo/

y una plegaria ardiente y generosa/

alce a dios, de asunción, para consuelo,/

que aunque yerto su cuerpo aquí reposa/

su alma lo escucha en la región del cielo.

Interior Capilla Castillo

Los epitafios y textos sirven para honrar al difunto y sobre todo los vamos a encontrar en lápidas destinada a los niños.

Una sepultura infantil con un largo epitafio es la del niño Vicente Humanes Cabañas, fallecido el 3 de junio de 1931 con 3 años de edad. El texto que leemos:

Puerta del Castillo

Nos dejastes hijo amado/

en tan triste desconsuelo/

al marchaste de este suelo/

donde Dios te había llamado/

por ser tan desbenturado/

te lloran de noche y día/

tus padres que te querían/

con todo su corazón/

te rezan una oración/

al pie de tu tumba fría.

En esa misma línea encontramos otra lápida de la adolescente Rosa Martínez Viejo, fallecida a los 16 años el 17 de abril de 1920. El breve texto nos dice:

La muerte me trajo aquí/

A los 16 años cumplidos/

Tenían mis padres puesto en mi/

Su alma vida y sentido.

Capilla cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El siglo XIX es todavía un siglo con una alta mortandad infantil y eso es algo que se refleja en el alto número de ejemplares que posee el cementerio briocense. Enumeramos algunos ejemplos:

Antonio Ruiz Serrada, falleció el 14 de diciembre de 1883 a los 6 años. O el caso de dos hermanos que comparten la misma lápida. Se trata de Julio y Alejandro Serrada Díaz, fallecidos con tan solo 5 y 13 meses en 1889 y 1893 respectivamente.

Matías González Pérez, falleció el 15 de junio de 1885 a los 5 años y 3 meses. Se acompaña de exclamación: ¡Hijo Mío! A veces una breve expresión entre símbolos de exclamación sirve para reflejar el dolor por la pérdida de un hijo. Es el caso del niño Casimiro y la expresión:

¡¡Jamás te olvidaremos/ Hijito del alma!!

Frase y nombre ocupan la mayor parte de la lápida desgraciadamente partida por la mitad. Queda reflejada la fecha de su muerte el 14 de junio de 1909 pero desconocemos la edad de su fallecimiento.

Las lápidas infantiles continúan con los siguientes ejemplos:

Alfonso Fernández Lequerica, falleció el 21 de julio de 1920 con 7 meses de edad.

Manuel López Gallardo, falleció el 28 de agosto de 1923 con 5 años de edad.

Milagritos Valero Gordo, el 8 de septiembre de 1926 con 4 años de edad.

Pero quizá el caso más desgarrador sea el de los tres hermanos fallecidos y que curiosamente se encuentran contiguos. Todos fallecidos en el aciago año de 1885.

Pilar Belmonte y González, fallecida con 5 años y 7 meses.

Amalio Belmonte y González, fallecido con 4 años y 3 meses.

Mariano Belmonte y González, fallecido con 2 años y 2 meses.

Capillas cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

En algunas de las lápidas empotradas en la pared descubrimos la profesión del finado como el caso de Don José Torrecilla y Corral, Notario, fallecido el 5 de octubre de 1896; o el ejemplo de Don Diego Ruiz del Castillo, que fue Arcipreste y Párroco de Santa María, fallecido el 12 de noviembre de 1913. En otros casos, como en el de Doña Ramona Bedoya, se hace mención de la profesión del marido que era Coronel de Infantería. Falleció el 9 de enero de 1853. Este ejemplar nos sirve para abrir una nueva clasificación que podríamos considerar artística. Si nos fijamos se intentan combinar varios tipos de mármoles que sirvan para enmarcar una urna y a ambos lados podemos observar dos pares de guadañas, símbolo inexorable de la muerte.

La tipología que muestra una urna en el centro y contiene el nombre del fallecido es notable y variada. Suele ir acompañada de jarrones a cada lado. La lápida de Don Francisco Garrido es una de las más antiguas con esta disposición. Está fechada el 2 de diciembre de 1852. También la de doña María Manso de Atienza, fallecida el 5 de enero de 1852. En la parte superior intuimos que tenía una calavera y dos tibias.

Cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El de doña Ramona Pernejón también responde a la tipología de urna pero en este caso el nombre de quien aparece es el del marido, don Mariano Rey. La fallecida aparece en una especie de manuscrito extendido cuya fecha de defunción es 13 de agosto de 1855.

Pero acaso la más expresiva por los numerosos elementos que aparecen sea la de doña Matea Jiménez. Una gran urna centra la composición. En la parte superior aparece entre nubes un esqueleto, símbolo de muerte. A la izquierda, la imagen de la Fe , velada y con una cruz y un cáliz. A la derecha, un personaje de rodillas que representaría al que encarga la lápida, es decir, al marido de la fallecida. Junto a él, un reloj de arena, símbolo del paso del tiempo. Falleció el 12 de noviembre de 1851.

Concluimos este repaso por las lápidas empotradas en la pared con dos ejemplares que reflejan el Brihuega macabro.

Una de ellas es la correspondiente al cabo de serenos Don Leandro Ortega y Lozano asesinado el 28 de diciembre de 1887. Fue un episodio luctuoso que llenó de consternación la localidad como así se refleja en la prensa de la época. También fue asesinado otro de los serenos, Pascual del Castillo y salvó la vida un tercero, Ramón Tapia. El lugar que eligieron los criminales fue el callejón que une la calle de las Armas con la de Atienza. Unos días después fueron detenidos varios individuos según refleja El Correo militar: Tras las averiguaciones, el capitán don Lope Rodríguez Mesa y el sargento primero Juan González detienen a Miguel Torija, Catalino García y Ramón Condado como autores del doble asesinato.

Cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

La otra lápida que recoge otro suceso luctuoso es la de Manuel del Amo Perojuan. Fue asesinado el 5 de febrero de 1905 y falleció al día siguiente. La prensa nos desvela las razones: El día 5 del actual cuestionaron en Brihuega por motivo de intereses los vecinos Francisco Barriopedro Garrón y Manuel del Amo, resultando este último gravemente herido a consecuencia de una puñalada que le propinó el Francisco. Trasladado a su domicilio la víctima de tan lamentable suceso, falleció a las veinticuatro horas, dejando en el mayor desamparo a su mujer y dos hijos de corta edad. El agresor está también casado y tiene otros dos hijos.

En este repaso que estamos haciendo nos queda el espacio central donde localizamos las lápidas de mayor tamaño. Una de las más curiosas y artísticas es la de la Familia Sánchez Rael. Es un panteón de grandes dimensiones, destaca una gran cruz de hierro forjado con dos faroles a ambos lados. Este estilo tan andaluz responde a su propietario, don Agustín Sánchez Rael, terrateniente de Jaén y casado con una briocense, doña Manuela Almazán Pajares.

Cementerio bajo Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Las sepulturas cercadas por verja de hierro son muy numerosas en todo el patio. Cumplían una función decorativa y sobre todo delimitaban el terreno. La mayor parte de ellas están presididas por cruces. Podemos encontrar la cruz desnuda o bien con un santo sudario, símbolo de resurrección. Es el caso de la doble sepultura de Don Sebastián Bedoya y su esposa Eusebia

González que data de 1904. También el caso de Doña Francisca Jordán y Hermanas, como reza en la base de la cruz y que responde a esta mismo tipo.

Hay una cruz muy especial que se localiza también con su correspondiente verja de hierro. Me refiero a un ejemplar con connotaciones modernistas. Está datada en 1901 y es propiedad de Don Marcos Vallés y su esposa Ramona Atienza. Es una cruz en mármol por la que trepa una cascada de flores de todo tipo para terminar formando una corona en la intersección de los dos palos.

Dentro de esta lejana corriente modernista deberíamos situar la sepultura de la Familia Gumiel Cepero. Está presidida por la consabida cruz pero en su base localizamos una bella imagen de la Soledad rodeada de delicadas flores, azucenas, símbolo de la pureza de María.

Cementerio alto Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Es muy común encontrar en lugar señalado a quien pertenece el grupo de sepulturas. Lo que no es tan habitual es que aparezca su escudo de armas. Es el caso de un interesante grupo funerario propiedad de Don Luis del Río, obra de grandes dimensiones fechado en 1885 y delimitado por verja. La fecha de construcción es de 1885 como podemos leer a los pies del monumento. En el centro surge gran pedestal para sostener la cruz y allí localizamos el escudo nobiliario bastante desgastado.

En el centro del cementerio destaca por extensión el conjunto de lápidas Propiedad de Don José Castro y su esposa Doña Antonia Romero como así reza en la parte central. El conjunto está presidido por una sencilla cruz que cuenta con enorme pedestal que alberga una gran hornacina. Entendemos que esta contaría con un cristal protector hoy perdido. A ambos lados de la citada hornacina encontramos sendas antorchas boca abajo, símbolo de la muerte. Debemos situar su construcción en las últimas décadas del siglo XIX.

Son escasos los sepulcros que cuentan con grandes esculturas de bulto redondo. Tenemos dos buenos ejemplos que destacan por tamaño y calidad. Uno es el de Propiedad de Doña Carmen Pérez Ballesteros coronada por una imagen de la Virgen del Carmen. El otro ejemplo es Propiedad de Don Juan Antonio Nieto que se corona con una gran figura de San Antonio de Padua.

Vista desde cementerio Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Vamos a cerrar este resumen sobre el cementerio de Brihuega con un breve repaso a algunos de sus más ilustres moradores. Es el caso de Don Pedro Marlasca Riaza, creador de la Banda Municipal briocense; Don Ramón Casas, diputado y uno de los principales motores para que se llevaran a cabo las celebraciones del II Centenario hace cien años; Don Jesús Ruiz Pastor, auténtico mecenas del sigo XX para Brihuega con la construcción de uno de los edificios más emblemáticos de la localidad como es la Plaza de toros; Don Valeriano Herrera, salmantino de nacimiento y brihuego de adopción al casarse con una brihuega, le debemos el mayor legado fotográfico que tiene la Villa ; y por último, Don Juan Elegido Millán, prestidigitador e hipnotista nacido en Brihuega, coleccionista incansable de miniaturas cuyo fiel reflejo es el actual Museo de Miniaturas que alberga el Convento de San José. Uno de sus últimos moradores ha sido Don Antonio Pareja Serrada. Sus restos mortales fueron traídos recientemente al cementerio briocense desde el madrileño de la Almudena. Nacido en Brihuega en 1844, fue cronista provincial, historiador y amante de su pueblo.

Muchos son los ejemplares que no han sido incluidos pero todos ellos con un gran valor tanto histórico como artístico. Como reflexión y resumen nos gustaría recordar que estos monumentos funerarios son lo suficientemente importantes para ser tenidos en cuenta en un futuro cementerio o en su lugar actual pero con una actuación que devuelva al conjunto su antiguo esplendor.

Arco de entrada al Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El Castillo de la Peña Bermeja de Brihuega abrió sus puertas al público en el año 2017 después de una profunda consolidación y rehabilitación. Es de origen árabe, conserva casi íntegro su recinto amurallado y la referencia histórica más antigua que se tiene del recinto es del siglo XI, en tiempos del Rey Alfonso VI. Desde 1845 acoge el cementerio de la localidad, pero su uso fue principalmente residencial más que militar. El núcleo original del castillo es casi cuadrangular, adaptándose su contorno a la orografía de la peña donde se asienta directamente, sin ninguna cimentación.

En esta rehabilitación se ha mejorado tanto el interior como el exterior de la zona alta, correspondiente al salón noble y la capilla de la Vera Cruz. Se ha asegurado la seguridad estructural de todo el edificio y se ha reparado la totalidad de las armaduras de madera, así como los alfarjes y forjados del mismo material. También se han tratado los yesos, morteros de trabadillo y morteros de cal y estucos, incluidos motivos decorativos y la cantería de la Vera Cruz. Además se ha procedido a la recuperación del Salón Noble mediante la ejecución de una cubierta a dos aguas sobre los restos de los arcos transversales, que eran apreciables en el lienzo de la muralla. También se ha conseguido hacer visitable la cubierta de la Capilla Gótica del Castillo a través de una escalera y se ha cambiado el material de los arcos fajones a piedra, para usar materiales adaptados al entorno.

Salón del Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

Atravesamos el cementerio y llegamos al núcleo central del castillo o palacio - fortaleza como antiguamente le llamaban sus obispos, que consta de un espacio central, el más elevado, en el que hoy aparecen unas construcciones o amplia logia dividida en tres tramos cubiertos de bóvedas de sencilla crucería, que pertenecieron a salones del palacio. Adosado a este primitivo núcleo constructivo, existe el conjunto de edificaciones al norte, recientemente recuperado en todo su esplendor, consistentes en una larga nave cubierta de bóveda de cañón, y que hoy se denomina y utiliza como capilla de la Vera Cruz, a la que han abierto una sencilla puerta de medio punto, adovelada, en el prado de Santa María, pero que antaño solo tenía entrada desde el interior del castillo. En el piso superior, al que se accede desde el cementerio, se ha recuperado totalmente el gran salón noble de la alcazaba.

Desde este gran salón se accede, a través de estrecha puerta de arco apuntado, a lo que fuera capilla del castillo, y que es hoy la pieza artística más singular que en él se conserva. Se trata de un espacio de dimensiones cuadradas, de poco más de seis metros por cada lado, que remata en ábside semicircular, de planta poligonal, con cinco lados, de los cuales los dos primeros son continuación de los de la nave. Esta capilla, que constituye un elegante espacio de arquitectura gótica inicial, obra sin duda de los primeros años del siglo XIII, ofrece sus cubiertas formadas por arquerías apuntadas, ojivales, y en el ábside se abren tres ventanales esbeltos y apuntados, mostrando ménsulas de decoración vegetal, y claves en las bóvedas. El muro correspondiente al fondo del ábside tuvo pinturas de estilo mudéjar, de las que aún quedan algunos restos mínimos, con decoración geométrica y figuras de animales.

Zócalo de la capilla Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El zócalo de la capilla del castillo está formado por una serie de compartimentos, separados por las columnas del ábside, en los que aparecen distintos dibujos geométricos, creados a base de líneas rectas y curvas que forman polígonos estrellados, encontrándose también algún resto de motivo vegetal y animal, como es el dibujo de un pez.

Esta decoración mural de la capilla, que ha llegado hasta nuestros días en un relativo buen estado por encontrarse en un recinto techado y protegido de la intemperie, y por haber estado recubiertas por un blanqueo de cal durante muchos años, parece que no fue única, sino que la mayor parte de las estancias del castillo estuvieron decoradas con pinturas similares, pudiendo apreciarse hoy en día algún mínimo resto en una de las ventanas de la nave norte, en bastante mal estado de conservación.

Fue precisamente D. Juan Catalina quien dio a conocer el descubrimiento de otro zócalo de pinturas en unas habitaciones, destruidas hace muchos años, que estaban situadas al pie del torreón de la capilla, en el cementerio bajo. Allí encontró, tras derribar un muro construido por delante del primitivo, otro zócalo en ángulo, de unos dos metros de largo por uno de alto, que contenía en cuatro compartimentos rodeados por una tracería más complicada que la de la capilla, varias figuras de músicos, una dama y una cigüeña con un pez en el pico.

Capilla del Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

En el antiguo castillo de Brihuega, villa importante de la Alcarria, a cuyas puertas se dio la célebre batalla de Villaviciosa, último lance de la guerra de Sucesión, acaban de descubrirse algunas pinturas murales que ofrecen bastante interés.

Aun cuando en mal estado esta fortaleza, y sirviendo hoy de cementerio, se conservan en pié todos sus muros principales, interiores y exteriores y del examen de ellos puede resultar la afirmación de que todas, ó la mayor parte de las habitaciones han sido pintadas.

De mayor interés y antigüedad entre ellas es la que existió en el ángulo de la izquierda del cementerio bajo, apoyada en la torre del Homenaje, y en la cual, derribada una mampostería, se halló un zócalo en ángulo, de unas tres varas de longitud total, adornado de curiosas pinturas. Estas estaban divididas en cuatro compartimientos, ocupado el primero por dos figuras humanas al parecer músicos; el segundo con una linda tracería arabesca; el tercero presenta una cigüeña con un pez en el pico, y el último es igual al segundo. El color empleado para el fondo es rojo, las figuras son blancas, y el todo está recamado por dos cenefas de adornos imitando toscamente una serie de SS. La pintura está dada al temple y sobre una capa de bastante buen estuco, separada del muro por otra de cal, fue imposible hacer la segregación deseada para la traslación del monumento a esta corte, y con gran sentimiento mí-o quedó expuesto al aire libre, aunque encomendado a personas celosas.

Pez del zócalo de la capilla del Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

A juzgar por los trajes y por el gusto artístico del castillo, no creo sea aventurado hacer subir esta pintura a finales del siglo XIV. Es su estilo el mudéjar, revelado en las tracerías puramente árabes que adornan dos de los cuatro compartimientos.

Decoración del zócalo de la capilla del Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

En este mismo género, y sin duda a imitación de dicho monumento, se pintaron las tracerías (de puro estilo árabe casi todas) que adornan los zócalos de muchas habitaciones, incluso el salón de la gran torre. Es este de figura semielíptica; columnas adosadas en sus muros y rematadas en capiteles góticos hábil y graciosamente dibujados, los cuales sostienen las fuertes herraduras de la bóveda que convergen en un sencillísimo rosetón: por encima de una cornisita de aristas angulares que corre a dos metros de altura, se ven (y en los desconchados que ha sufrido el blanqueo que posteriormente cubrió el salón) trazos dorados de cuya intención artística no pude cerciorarme por no haber tenido tiempo sino para descubrir a la ligera todos estos restos pictóricos. El zócalo es de negra tracería árabe, diversa en los diferentes muros. En otras habitaciones he visto adornos remedando pinas, rosetoncillos y cenefas de diferentes colores, aunque empleados de peor manera.

Capilla del Castillo de Peña Bermeja de Brihuega (Guadalajara)

El último piso de esta torre, hoy destruido casi por completo hasta en sus paredes, de las que sólo resta la puerta, también estuvo pintado y aún conserva un medio grifo al cual la intemperie ha respetado hasta hoy. Cuando estaba a punto de salir de aquella población, supe que debía haber restos pintados, si bien cubiertos por el blanqueo, en los dos muros en que se apoyan las galerías del cementerio bajo.

Este tipo de pinturas, en forma de polígonos estrellados, se pueden encontrar en lugares tan dispersos como la Mezquita de Córdoba, las ruinas del Castillejo de Monteagudo en Murcia, o más próximas, en el Cristo de la Luz y el palacio de la Galiana en Toledo, la Torre de Hércules y el Alcázar en Segovia o en el convento de Santa Clara de Tordesillas.

Desde el castillo marchamos andando por la avenida de la constitución hasta la iglesia San Felipe (GPS N 40.760979 E 2.8697653), situada en la plaza de San Felipe.

Exteriormente el muro de la nave meridional es de mampostería y en él se abre, sobre cuerpo resaltado con tejaroz flanqueado por dos contrafuertes, una bella portada de cinco arquivoltas apuntadas de baquetón y nácela, con guardapolvos de puntas de diamante.

Portada de la Iglesia de San Felipe de Brihuega (Guadalajara)

La puerta del costado meridional tiene cuatro pares de columnas separadas por jambas decoradas con puntas de diamante forman los apoyos. El alero de la nave tiene canecillos de rollos.

La nave principal, más alta, se ilumina mediante tres ventanales ajimezados acusadamente góticos.

La fachada occidental es lo más bello del templo, realizada con perfecta sillería. En primera instancia se observa la diferente altura de la nave central con respecto a las laterales. En lo alto de los muros de las naves laterales hay sendos óculos con su moldura interna formando una estrella de seis lóbulos.

En la parte superior del muro correspondiente a la nave central existe un rosetón circular con varias molduras y guardapolvos de puntas de diamante. Las tracerías forman una preciosa estrella de seis puntas.

Bajo éste se abre la puerta principal, también sobre un adorno escoltado por contrafuertes y tejaroz sostenidos por canecillos zoomórficos. Es similar a la meridional, con arquivoltas apuntadas rematadas por chambrana de puntas de diamante y cinco pares de columnillas separadas por jambas con igual decoración.

Iglesia de San Felipe de Brihuega (Guadalajara)

El interior tiene una planta de tres naves de cinco tramos, más alta la central, separadas arcos formeros muy apuntados que se apoyan en pilares con columnas adosadas en sus frentes oeste y este además de otras más finas acodilladas.

Estas columnas se rematan en elegantes capiteles vegetales góticos con cogollos y ornamentos.

Arcos son formeros sobre esbeltos pilares con columnas. Sobre dicho formeros, los muros se extienden en vertical permitiendo la apertura de ventanales bíforos de forma trilobulada con un óculo tetralobulado encima.

La cubrición del cuerpo de dichas naves es con una techumbre de madera, no hay bóvedas pétreas.

Las naves laterales no se prolongan en ábsides mientras que la nave central remata en largo presbiterio recto con bóveda de cañón apuntado y ábside con cuarto de esfera. En el tramo presbiteral se abren dos ventanas aspilleradas y en el hemiciclo otras tres.

Ábside de la Iglesia de San Felipe de Brihuega (Guadalajara)

En la nave norte, muy próxima a la cabecera encontramos una puerta transformada de claro carácter románico: arco de medio punto formado por una moldura convexa y escocias, guardapolvos de puntas de diamante y el apoyo de dos cortas columnas entregas sobre altos plintos.

También encontramos una pila bautismal caliciforme extremadamente sencilla. No tiene basa, sino un pie cilíndrico que recoge una semiesfera gallonada.

Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

Desde la iglesia de San Felipe marchamos andando por el Paseo de la Fabrica hasta que llegamos ante la Real Fabrica de Tapices (GPS N 40.7608461 W 2.8682463). La entrada al jardín están incluidas en la visita guiada.

La Real Fábrica de Paños de Brihuega se localiza en el extremo este del núcleo urbano de esta villa española de la provincia de Guadalajara. Constituye uno de los ejemplos de arquitectura industrial del siglo XVIII en el país

En Brihuega existe una tradición textil importante, que se inicia en los siglos XIII y XIV, como queda demostrado por los numerosos batanes que se localizan en sus inmediaciones. En 1750 se funda la Real Fábrica , que se construirá a lo largo de los primeros años de ese decenio, dentro del recinto amurallado de la ciudad y en el lugar que ocupaba la ermita de Santa Lucía.

Es en el año 1718 se crea la Real Fábrica de Paños de Guadalajara, pionera en este tipo de establecimientos en España, que junto con Vicálvaro y San Fernando formaban parte de la red de manufacturas reales del país.

Entrada a la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

El 1 de abril de 1750, durante el reinado de Fernando VI, y como sucursal de la fábrica de Guadalajara, se crea la Real Fábrica de Paños de Brihuega. Los motivos para dicha instalación, además de la insistencia de los vecinos de la villa, fueron la existencia de mano de obra especializada, agua y leña en abundancia y el río Tajuña cuya corriente movería el batán.

En el verano de 1751, con la dirección del arquitecto Manuel de Villegas, comenzaban las obras de construcción de la fábrica. Su primer director fue Ventura de Argumosa, Gobernador y Superintendente General de las Reales Fábricas de San Fernando y Guadalajara. El inicio de las obras supuso la llegada a la villa de buen número de trabajadores que se emplearon en la construcción de la fábrica. El costo de este primer edificio ascendió a 617.857 reales.

Antes de que el edificio estuviese terminado, en abril de 1751, ya funcionaban repartidos en varias casas de la villa 20 telares. A principios de 1752 había 30, y 50 a mediados de 1753. El Catastro del Marqués de Ensenada, realizado ese año, describe la fábrica de la siguiente manera:

Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

Una casa en el barrio de Santa Lucía, su figura circular que tiene 624 pies de circunferencia y 200 de diámetro, con la puerta principal al norte, otra que sale a la Rama y tendedero al mediodía y la puerta de la intendencia al poniente, que no linda con casa alguna por estar dominando a todas, y dentro del recinto de las murallas. Su vivienda se compone de un zaguán por la puerta principal y en él un cuarto para el portero y otro para los soldados de la guardia. Un patio también circular con una fuente con dos crujías para sentar 66 telares, el cuarto de la intendencia con su recibimiento, salas, cocina, y demás piezas correspondientes en el cuerpo bajo, un zaguán en la puerta de la intendencia con diferentes oficinas como son contaduría, tenería, 4 almotacenes para lanas, utensilios, aceite y paños acabados, una oficina de emborradores donde al presente hay 20 oficiales con su despacho para el maestro, despacho de lanas y urdidor con lo demás correspondiente a él y un despacho para el maestro y oficial de libros, otra oficina de tundidores donde al presente hay 3 mesas con 6 oficiales, otra oficina de perchadores donde al presente hay dos mesas a la moda inglesa con ocho oficiales, y dos mozos para hacer y limpiar palmares, otra oficina de despinzadores de paños en limpio para 4 mesas con ocho oficiales, en el cuerpo de desvanes hay una oficina de despinzadores de paños en jergas para seis mesas con 12 oficiales, oficina de desmotadores, descadilladores y baqueteadores, con 12 oficiales, tenderos de lanas y paños en invierno, así mismo tiene dicha Real Fábrica a la parte de mediodía, y contiguo a ella, la rama y tendederos de paños, con su cerca de mampostería que ocupa tres fanegas de tierra

Puerta de la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

El número de trabajadores ascendía a 335, entre oficiales, maestros, tejedores, cardadores, etc., además de 120 niños de las escuelas de hilazas que se habían creado en la Brihuega y otros pueblos de los alrededores. En la fábrica de Brihuega se pretendía formar a los aprendices que luego pasarían a formar parte de la misma o de otras fábricas como operarios, tal y como se refleja en el contrato de arrendamiento firmado con el Gremio de Paños de Madrid en 1757:

A pesar de que durante la segunda mitad del siglo XVIII la Fábrica fue una de las instalaciones industriales más prestigiosas del país, en 1835 cerró sus puertas; si bien su uso continuó en manos privadas hasta la Guerra Civil Española.

Casi todas las labores del proceso de fabricación de los paños se realizaban en Brihuega: se lavaba la lana para eliminar la grasa, los cardadores la trabajaban para eliminar el pelo, se hilaba, se realizaba el tisaje. Al pasar al batán del Tajuña los paños se compactaban y se desengrasaban nuevamente. Después los tundidores con sus tijeras, igualaban el pelo de los paños. El prensado se realizaba en Guadalajara. En 1761 se instaló en Brihuega un tinte, labor que antes también se hacía en Guadalajara. Las piezas fabricadas eran de 30 varas cada una, y se vendían a 60 reales la vara.

Jardines de la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

En el año 1768, debido a la epidemia ocurrida entre sus trabajadores por las malas condiciones en las que trabajaban, la fábrica de San Fernando se trasladó a Brihuega, que aumentó sus telares a 117, y allí siguió hasta 1778 en que fue llevada a Guadalajara. Este enorme crecimiento motivó la ampliación del edificio de la fábrica, usando primero parte de las dependencias del castillo para almacén, oficinas y vivienda de los trabajadores, y construyendo después dos nuevos pabellones: la Casa Nueva y el edificio que, pegado a la antigua muralla de la villa, se orientó hacia la iglesia de San Felipe enlazando así la fábrica, en un primer momento aislada, con el pueblo.

Tras este periodo de independencia, en 1785 la fábrica de Brihuega vuelve a depender de la de Guadalajara, ajustando los tipos de paños fabricados, reduciendo sus variedades, y haciendo desaparecer de ellos la marca de Brihuega, mientras que se convertía en una de las más prestigiosas del país. Las obras de ampliación continuaban, y en 1787 se llegó a la cifra de 100 telares funcionando, con intención de instalar 40 más. Se calcula que el 30% de la población de Brihuega trabajaba para la fábrica de paños. En 1791 se alcanzó la cifra total entre empleados directos e indirectos de 1.038, cuando la población de Brihuega era de unos 4.000 habitantes.

Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

Durante la Guerra de Independencia y la ocupación francesa cesó su producción, siendo saqueada por los franceses y por las partidas guerrilleras. Fue usada como cuartel y en su interior se alojó el general Hugo (padre del escritor Víctor Hugo). Gracias a Castillo, el contador, que logró sacó paños y enseres y huyó a la zona no ocupada, los franceses no se apoderaron de cuanto había en la fábrica. La ocupación de Brihuega duró desde mayo de 1810 hasta agosto de 1812, y volvieron en noviembre de 1812 hasta mayo de 1813. Al acabar la guerra, se recuperaron la mayor parte de los útiles desperdigados por Castillo y en 1814 volvieron a funcionar 10 telares, tras arreglar los desperfectos de los edificios.

La fábrica de Brihuega estaba condenada a desaparecer. Su director, Felipe González Vallejo, fue condenado por Fernando VII el 28 de enero de 1816 a reclusión en Ceuta y destitución de su cargo por emitir falsos informes y providencias contrarios a los intereses de la corona. En el mes de Noviembre de ese mismo año se produjeron algaradas porque no se abonaban los jornales a los obreros, hasta el extremo de desarmar a la guardia de los suizos que custodiaba la fábrica. Solo la intervención del rey, a quien los trabajadores enviaron una carta exponiendo su situación, hizo que recibieran parte de los salarios atrasados.

Jardines de la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

Finalmente, en 1822, la Hacienda Real intentando recuperar parte de lo invertido en la fábrica de Brihuega, decide su venta para hacer frente a la deuda nacional. Hubo varios intentos que fracasaron de arrendarla o venderla, hasta que en 1840, durante el proceso desamortizador de Mendizábal, vacía ya de enseres, es comprada por D Justo Hernández Pareja, quien continuó fabricando allí paños ordinarios y mantas para el ejercito hasta el inicio de la guerra civil en 1936.

Destacan como parte intrínseca de la fábrica sus jardines versallescos, con parterres y cipreses, adornados con farolas, miradores, cenadores y fuentes; dominando el conjunto de la ciudad los edificios destinados a la administración y residencia de los funcionarios que se ocupaban de su gestión.

Los jardines fueron llamados erróneamente de Carlos III, su construcción es muy posterior al conjunto fabril. En el inventario de 1811 en su lugar aparecen tendederos y mimbreras, y en los planos de 1825 tampoco aparecen reflejados. En el plano de 1895, no aparecen dibujados, aunque se rotula su existencia en el lugar que hoy ocupan.

Jardines de la Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara)

Podemos pues situar su origen a mediados del siglo XIX en el sector sureste, posiblemente después de 1840, al ser comprada la fábrica por D. Justo Pareja Hernández durante la desamortización de Mendizábal. Su trazado geométrico, con placitas circulares y paseos lineales, forman una malla intrincada de estructura casi barroca.

Los que actualmente existen en el sector suroeste, que en el siglo XIX también aparece como zona ajardinada, no son los primitivos, sino que proceden de una época muy reciente. Fueron realizados por los actuales propietarios, con el trabajo del jardinero actual y de su padre, quienes rehabilitaron y conservaron esta zona.

Estos jardines, conservados y enriquecidos con nuevas especies por la familia propietaria del conjunto, han llegado a nuestros días con todo su enorme atractivo.

Saliendo de la fábrica, continuamos hacia la derecha, y llegaremos al mirador. Hay una preciosa vista de la vega del Tajuña. Desde este punto tenemos a nuestros pies toda la población de Brihuega, toda la vega del río Tajuña y toda su comarca.

Fuente doce caños de Brihuega (Guadalajara)

Es la hora de comer, después de despedirnos de la guía que no ha acompañado durante toda la mañana, decidimos mirar en los restaurantes del centro para ver si encontramos algo económico. Decidimos comer en nuestra casa, pera ello vamos a comprar pan a una de esas panaderías que hacen el pan a mano y no utilizan la masa congelada, este es nuestro primer ingrediente, el segundo y el tercero lo vamos a encontrar en una tienda DIA, compramos media docena de huevos y un sobre del mejor jamón que encontramos, con esto ya tenemos todo para una suculenta comida.

Nos da tiempo para echarnos la siesta y dejamos tiempo suficiente para poder visitar el Museo de Historia de Brihuega, que teníamos pagado con la visita guiada. Para llegar tenemos que marchar andando hasta la Plaza de Manu Leguineche donde se encuentra el Convento de San José (GPS N 40.757235 E 2.871288)

El Museo Municipal de Historia hace una cronología sobre la memoria de la localidad desde sus primeros pobladores celtíberos, pasando por la Reconquista y su pertenencia a la Mitra toledana, la Edad Moderna hasta la Contemporánea.

Museo de Historia de Brihuega (Guadalajara)

El museo cuenta con tres apartados destacados: la cronología histórica, el asalto a Brihuega y la posterior batalla de Villaviciosa durante la Guerra de la Sucesión española, y la batalla de Guadalajara ocurrida en la Guerra Civil. Ésta última expone numerosos objetos y artilugios, además de una amplia y buena exposición de fotografías, tomados en y los alrededores de Brihuega. Sin duda, un documento fotográfico muy especial. Se narra cómo fue la vida cotidiana en el ámbito social y bélico. Por otro lado, una parte del museo está destinada al archivo municipal y a personajes briocenses ilustres como Sebastián Durón.

Como no podía ser de otra manera, se hace una excelente explicación de la Real Fábrica de Paños del siglo XVIII, edificio emblemático de la villa cuyo propietario es el Ayuntamiento desde el pasado año 2016 que junto a los jardines de estilo francés, los cuales están contiguos a la fábrica, hacen del conjunto uno de los mayores reclamos turísticos de Brihuega.

Borbones contra Austracistas Museo de Historia de Brihuega (Guadalajara)

El museo se localiza en el antiguo convento de San José (con unas exclusivas y bonitas vistas), sito en la parte más monumental de Brihuega, en el Prado de Sta. María, lugar en donde se ubica el palacio-fortaleza.

En las paredes podemos ver “Cristo Crucificado”, obra de un pintor anónimo español, realizado en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

Este crucificado estaba expuesto en el Convento de la orden de Bernardas de Santa Ana de Brihuega y ha sido cedido al Museo de Historia.

El área dedicada a los episodios más significativos de la historia local está documentada con otros espacios dedicados a personajes históricos vinculados al Jardín de la Alcarria. Por ejemplo, el compositor Sebastián Durón, un prestigioso organista considerado el mejor autor de música escénica de la segunda mitad del siglo XVII. Fue el impulsor de la lírica moderna en plena Edad Moderna. Ejerció como organista en las catedrales de Sevilla, Cuenca, El Burgo de Osma y Palencia, y en 1691 fue nombrado organista d e la Real Capilla del rey Carlos II en Madrid.

Sebastian Duron Museo de Historia de Brihuega (Guadalajara)

Después, durante el reinado de Felipe V, fue nombrado maestro de la Real Capilla en 1701. Finalmente, se vio obligado a exiliarse en Francia, donde murió, como consecuencia de su apoyo al archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión en la que acabó imponiéndose el aspirante Borbón. Los paneles y la información dedicados a Durón en el museo de Brihuega cuentan con la dirección y orientación de Jesús Villa Rojo, clarinetista, profesor de música y compositor briocense que recibió el Premio Nacional de Música en 1994.

Otro de los personajes destacados que tiene su propio rincón en el museo es Manu Leguineche. El visitante encontrará información sobre el decano de los corresponsales de guerra, fallecido en 2014, además de objetos personales como libros, acreditaciones de prensa o libretas que contienen anotaciones de galeradas de algunas de las obras que escribió. Leguineche convirtió a Brihuega, desde mediados de los años 80, en la “capital mundial del silencio”.

Guerra Civil Museo de Historia de Brihuega (Guadalajara)

Pertrechado de montañas de periódicos y de un jardín extenso y bien cuidado, el reportero vasco hizo de Brihuega epicentro de su particular mirada al mundo. Allí recibió a periodistas de todo el país, allí organizó conferencias y charlas, allí juntaba a sus amigos y allí concedía entrevistas que luego servían a la villa briocense a modo de difusión global. Además, Manu Leguineche escribió en Brihuega dos de sus libros más líricos: La felicidad de la tierra y El club de los faltos de cariño, que forman un hilo de continuidad alrededor de dos dietarios rurales, a medio camino del relato y el ensayo, que condensan la hondura intelectual, filosófica y humanística de quien está considerado un modelo de periodista y padre de la “tribu” de corresponsales.

En cuanto a la Guerra Civil, todos los historiadores coinciden en señalar el papel central que jugó la batalla de Brihuega en el curso de la batalla de Guadalajara y de la propia Guerra Civil. Ocurrió en marzo de 1937 y el hecho de que la República lograra frenar el avance de los sublevados por la carretera de Aragón, en unos campos de la Alcarria ahítos de barro, significó evitar la caída de Madrid y, por tanto, el final de la guerra. Brihuega fue sellada a sangre y fuego, y fue también triste portada del mundo. La victoria sobre las legiones enviadas por Mussolini fue usado por la propaganda republicana durante toda la contienda.

El legado de estos acontecimientos y de estos personajes, justo aquellos que determinaron el pretérito de uno de los municipios más importantes de Guadalajara, es lo que el visitante puede comprobar desde este sábado en el Museo de Historia de Brihuega. Un extraordinario acicate para dinamizar la actividad cultural y turística en la Alcarria Alta.

Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

En el edificio contiguo se encuentra el Museo de las Miniaturas Profesor Max, situado Convento San José, Plaza de Manu Leguineche, 2, ( GPS N40.7571286 W 2.8715178), precio de entrada 7 euros.

El Museo forma parte de los Museos Mundiales de Miniaturas “MAX”, que ven la luz, gracias a la idea y voluntad del Profesor Max, Juan Elegido Millán. Conocido briocense, ilusionista de fama mundial o parafraseando a Rafael Duyos:

Gracias a él, a su gran labor, a su tesón y a sus viajes, estos Museos se abren en España, primero en Mijas (Málaga), Costa del Sol y después en la Costa Alicantina , siendo los únicos en su género que existen en el mundo.

La colección comienza como recuerdo de los lugares de paso, poco a poco va entrando en el mundo del Profesor, contagiando a su familia, hasta llegar a ser un hobby para la misma.

Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

El Museo es una realidad gracias al esfuerzo solidario de la familia Elegido que lleva en el maravilloso mundo de la miniatura más de 80 años, por lo que ha conseguido reunir a través de éstos, según la prensa especializada, la mayor y mejor colección de miniaturas del mundo, abarcando desde la prehistoria, hasta nuestros días; Aptas para todo tipo de público, niños, jóvenes, menos jóvenes y adultos.

En el Museo se expone parte de esta colección, que consta de unas 65.000 piezas: sombreros, armas, maletas, zapatos, perros, juegos de café, pinturas, esculturas, muebles de diferentes estilos y épocas, más de 30 países representados con su variedad de artistas, escenas reducidas a escala 1/12, 1/24, 1/100, 1/144, de palacios, salones, tiendas, etc… y las maravillosas casas de muñecas hechas exclusivamente para el Museo, decoradas con todo lujo de detalles por los mejores artistas del globo; siendo poseedores de la casita más pequeña del Mundo.

Por supuesto la colección de miniaturas del Profesor Max tiene en su haber 4 Récords Guinness, comenzando por el tamaño de una caja de cerillas, y llegando hasta la cabeza de un alfiler.

Algunas de las piezas que podemos ver:

Esculturas de Chile Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

Esculturas en chicle, jabón, tiza de la escuela o simplemente un palo de cerilla, donde se encuentra tallada un ave, que es por sí sola, un monumento a la paciencia, junto a la habilidad y el tiempo sin precio.

Banderas sobre un alfilel Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

Pinturas en marfil, madera o lienzo, manuscrito en el canto de una tarjeta de visita, globo terráqueo y banderas del mundo, pintado sobre la cabeza de un alfiler.

Última cena Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

Una de las miniaturas más importantes es una copia de la Última Cena de Leonardo Da Vinci sobre un grano de arroz. No es que la réplica sea exacta, ni mucho menos, pero a través de la lupa se puede ver perfectamente la increíble obra en miniatura. Plaza de toros y paseíllo de toreros en una cabeza de alfiler.

Indios Jíbaros Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

En una vitrina se puede ver las cabezas reducidas de los Jíbaros. Su escalofriante refleja con claridad la crudeza de los rostros y del proceso al que fueron sometidas las Tzantzas. El origen de las cabezas es incierto y tampoco se sabe a ciencia cierta su veracidad, pero de cerca parece bien real.

Paisaje en alfilel Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

Otra de las miniaturas más destacadas es un paisaje en una cabeza de un alfiler, que solo se puede ver por microscopio.

Pajarita de Miguel Unamuno Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

Quizás la miniatura más histórica que podemos contemplar es una pajarita que con paciencia moldeó Don Miguel de Unamuno, aficionado a la papiroflexia.

Miniaturas chinas Museo de las Miniaturas Profesor Max de Brihuega (Guadalajara)

Las siete maravillas del mundo, pintadas en una lenteja, etc. etc.. y cientos de piezas más

Después de la visita a este interesante museo solamente nos queda poder ver la iglesia de Santa María de la Peña , desgraciadamente después de llevar dos días en Brihuega no hemos podido ver el interior porque este cerrada a cal y canto. Pese a que en muchas web hemos visto que abre todos los días a las 20,00 horas y por las mañanas a las 12,30 horas.

Paisaje de Brihuega (Guadalajara)

Brihuega puede considerarse que tiene un patrimonio de lo más notable de España y que gracias a su patrimonio e historia podría vivir confortablemente toda su población, pero todavía hay cosas que no funcionan y esto nos diferencia con Francia, país que pone todo a disposición general para un uso que repercuta en el bien común de la localidad. Aquí la iglesia sigue fallando y considera que los bienes que han atesorado durante siglos son de uso privados, esto repercute en el conjunto de la sociedad.

El futuro es un cambio de mentalidad para que el patrimonio eclesiástico, privado, publico sea propiedad de la sociedad, por ejemplo últimamente el sitio donde mejor se ha solucionado esto es en Jerez de la Frontera, donde todos los edificios religiosos se han integrado en el patrimonio de la ciudad. Donde por un precio de un importe general se puede ver y visitar pero no como si fuera una iglesia sino como un verdadero museo, a la entrada te dan una audioguia donde te explican perfectamente iluminado la historia, las obras de arte como si estuvieras en el Museo del Prado.

Iglesia de santa María de la Peña de Brihuega (Guadalajara)

La iglesia de santa María de la Peña se encuentra situada Prado de Sta. Maria, 2 (GPS N 40.7572832 W2.8701793); abierta cuando el cura quiere.

Iglesia de Santa María de la Peña de Brihuega es uno de los cinco templos cristianos que tuvo la ciudad de Brihuega y, en este caso, su construcción, como San Felipe y San Miguel, se asocia a los tiempos en que el Arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada fue señor de la población.

Este templo del siglo XIII es un edificio de extraordinaria belleza y calidad y, sin embargo, no nos parece de los templos medievales más divulgados de la provincia de Guadalajara. Es además un ejemplar muy interesante desde el punto de vista estilístico, donde se fusionan diferentes corrientes artísticas: la tradición tardorrománica popular de la Extremadura Castellana , la arquitectura cisterciense de los monasterios alcarreños (Bonaval, Monsalud, etc.), y las innovaciones góticas que comienzan a importarse de Francia y que tienen en la catedral toledana una de sus primeras manifestaciones en los reinos hispanos. Hay que reiterar aquí la relación de esta iglesia con el prelado Ximenez de Rada que fue el impulsor de la catedral gótica de Toledo.

Desde el punto de vista arquitectónico, Santa María de la Peña es una iglesia de tres naves de tres tramos, siendo más ancha y alta la central, con ábside sólo para dicha nave principal constituido por un presbiterio rectangular y un ábside poligonal.

Iglesia de santa María de la Peña de Brihuega (Guadalajara)

La parte más bella de la iglesia de San Felipe es quizás su fachada occidental, compuesta de dos techumbres y sus fuertes muros los bajos cubiertos de mampostería y los más altos dejan visible los sillares abigarrados junto a dos ventanales de corte gótico con estrellas decorativas de cuatro puntos, bajo los tejadillos encontramos unos canecillos simétricos sin motivo aparente y su torre se deja asomar, construida en sillares de granito, se anexó años más tarde al edificio cuando está formaba parte de la muralla defensiva que tuvo la ciudad.

La portada es sobria y anodina puerta de la fachada occidental, al haberse reconstruido en el siglo XVI. Sin embargo, cobijada bajo un porche moderno, se nos aparece la preciosa puerta septentrional tardorrománica que nos detendremos a contemplar. Posee cuatro arquivoltas apuntadas con baquetones y superficies planas adornadas con motivos florales y unos guardapolvos de puntas de diamante. Una especie de tímpano se rebaja con dos arcos apuntados simétricos decorados con flores que dejan espacio a un enorme pinjante horadado con tres óculos, siendo el central un pequeño rosetón circular con cinco círculos formando una especie de estrella.

Escudo de la Iglesia de santa María de la Peña de Brihuega (Guadalajara)

Los apoyos son las jambas interiores y tres parejas de elegantes columnillas separadas por molduras con puntas de diamante. Los capiteles muestran un ciclo bastante completo de la Natividad, desde la Anunciación , pasando por la Visitación , el Nacimiento, la Epifanía y la Huida a Egipto, aunque los capiteles del lado izquierdo están muy meteorizados y cuesta adivinar su iconografía.

Una somera inspección de esta notable puerta deja a las claras una profunda restauración moderna que afectó especialmente a las basas y partes inferiores de las columnas, así como a los capiteles del lado derecho del espectador (zona oeste).

La cabecera, que forma el remate de la nave central, tiene un presbiterio rectangular y un ábside poligonal. En cada vértice de este polígono de cinco lados existe un poderoso contrafuerte escalonado que sirven para sujetar los nervios de la bóveda de crucería interior.

En los paños murales se abren elegantes ventanales muy rasgados, de medio punto rodeado de cuatro arquivoltas. La interior, que rodea el hueco, es plano. La segunda es de baquetón continuo que rodea el vano sin intermediación de impostas. Las dos externas también tienen baquetón sobre esbeltas columnillas de capitales vegetales tipo crochets. Todo el conjunto esta rodeado por una banda continúa de puntas de diamante.

Capiteles Iglesia de santa María de la Peña de Brihuega (Guadalajara)

En el interior se aprecia la diferente anchura y altura de las naves, separadas por arcos formeros de medio punto que apoyan en pilares de planta cilíndrica (ya se han abandonado los pilares cruciformes románicos) con columnas adosadas que soportan bóvedas de crucería.

El arco triunfal es apuntado, con guardapolvos de puntas de diamante y da acceso al presbiterio con columnas y bóveda también de crucería. El ábside poligonal se cubre con bóveda nervada.

El aspecto ornamental y constructivo de lo descrito hasta el momento en esta iglesia está muy cercano al mundo cisterciense (aunque con grandes dosis del gótico toledano). Por ello, es muy significativa la colección de capiteles figurados que se encuentran en el interior, con escenas marianas, bestiario fantástico medieval, personajes en diferentes faenas, etc. que rompen, inesperadamente, la tendencia al habitual ornato vegetal cisterciense.

Se conserva también en el interior del templo de Santa María de la Peña una pila bautismal de aspecto medieval. Lo más notable es su voluminosa copa tallada a bajorrelieve con hojas lanceoladas de diferentes tamaños.

Capiteles Iglesia de santa María de la Peña de Brihuega (Guadalajara)

Se asienta la iglesia de Santa María de la Peña, como su propia advocación indica, sobre una abrupta prominencia rocosa que, además de funcionar como muralla defensiva natural para la población durante los tumultuosos siglos medievales, permitía dominar amplias panorámicas sobre la campiña alcarreña y el fértil valle del Tajuña.

Precisamente sobre ese vertical roquedo y accesible a través de unas modernas plataformas metálicas habilitadas al costado sur del templo puede accederse a la pintoresca gruta de Nuestra Señora de la Peña , de gran devoción entre los briocenses y cuya imagen es sacada en procesión por las calles de la localidad cada día 15 de agosto.

Dicha imagen, venerada en la propia cueva horadada en la peña, es de factura reciente aunque de hechuras románicas, respondiendo al modelo de "Virgen negra" entronizada ataviada con ricos ropajes y que sostiene al Niño en una de sus rodillas y una esfera en su mano derecha.

La devoción a Nuestra Señora de la Peña procede de una vieja leyenda medieval que narra cómo la Virgen , rodeada de un gran resplandor y durante una noche veraniega, se apareció a la princesa mora Elima, hija de Almamún. De inmediato, ésta hizo llamar a todo su séquito, que corrió apresurado al lugar, donde encontrarían una imagen de María con el Niño Jesús en sus brazos.

Conjunto historico de Brihuega (Guadalajara)

Aquí damos por finalizada la visita a Brihuega, como estamos súper cansados nos marchamos a cenar a la autocaravana, nos preparamos una simple pizza acompañada de una patatas y unas latillas.

Desgraciadamente tenemos un susto, es la primera vez que nos sucede en una calle de España, a las 2,00 de la mañana notamos un gran golpe en la autocaravana que nos hace balancearnos en la cama, enseguida salgo para ver que ha sucedido y a lo lejos puedo notar las risas de unos jóvenes, no se como lo han hecho pero el susto ha sido tremendo.

Día 24 de marzo (domingo)
Ruta Brihuega-Cifuentes Km 28; tiempo 0,30' -Madrid

Balsa de Cifuentes (Guadalajara)

Amanece que no es poco, desayunamos tranquilamente y salgo a ver si tenemos algún destrozo en la autocaravana y puedo ver que aparentemente no hemos sufrido ningún daño, solamente el susto de estos desalmados que se divierten la mona de los sábados haciendo el mal.

Salimos rápidamente para la vecina población de Cifuentes, nos separan 29 Km. que hacemos en poco más de media hora. No tenemos referencia de donde aparcar pero estos pueblos no son complicados.

Justo a la entrada vemos un parking de tierra que nos parece un lugar perfecto para poder aparcar y visitar la localidad, se encuentra en la calle de la Soledad , 8 (GPS N 40.7831271 N 2.621779). Es un lugar que no tiene una limitación y esta muy cerca del centro urbano.

Lo primero que nos sorprende por proximidad es la balsa de Cifuentes (GPS N 40.7838861 W 2.6221572), el color verde esmeralda nos llama la atención y la claridad de sus aguas, se encuentra a los pies de la loma donde se asienta el antiguo castillo de Don Juan Manuel, ya la mencionaba Camilo José Cela en su libro Viaje a La Alcarria , comentaba que el río Cifuentes nace de debajo de las casas y es verdad, en uno de los extremos de la balsa se puede ver lo que parece ser una fuente pero no es más que un orificio que esta horadado en la roca por donde brota la fría y cristalina agua del río Cifuentes, Cela, comentaba que allí se bañaba una bandada de patos domésticos y como si de un viaje en el tiempo se tratase ahí seguían los patos, caminando por la orilla de la balsa y nadando en este espejo de cristal en el que el fondo se ve traslucido dejando poca intimidad a las truchas.

Molino de Cifuentes (Guadalajara)

La balsa fue construida para conseguir que el agua cayese por gravedad al molino e hiciese mover sus enormes muelas, así en Cifuentes se aseguraban la molienda del cereal para abastecer a las tropas de la reconquista, a finales del siglo XIII Doña Beatriz, Señora de Cifuentes cedió el molino al consistorio de la villa a cambio de su limpieza y saneado, aguas abajo del molino se crearon industrias de batanes, tenerías e incluso varios aserraderos que aprovechaban la fuerte corriente del Cifuentes para mandar la madera al río Tajo.

Desde aquí vamos andando hasta la Plaza Mayor ( GPS N 40.7854194 W 2.6226454) era el espacio dedicado al comercio dentro de los siglo XII y XIII y su configuración fue adaptándose durante el paso de los siglos.

Preside la plaza la Casa consistorial y a la derecha de unas escalinatas estaba pegada al Palacio de los Condes de Cifuentes que desapareció victima del ataque de las tropas de Felipe V de Anjou.

En la actualidad la planta de la plaza tiene forma triangular con edificaciones de dos plantas que tienen soportales para la venta del mercado cediendo el protagonismo al edificio del Ayuntamiento. Los edificios son típicos alcarreños de dos plantas donde tienen una planta dedicada al comercio y en la parte trasera un corral para los animales.

Plaza de Cifuentes (Guadalajara)

La plaza tiene una amplia escalinata que conduce hacia plaza de la Provincia (GPS N 40.7854397 W 2.622699), donde se encuentra la iglesia El Salvador, el conjunto de ambas plazas proporciona una magnifica vistas quedando ambos espacios doblemente vinculados.

La iglesia de El Salvador es una de las mayores atracciones de la localidad de Cifuentes (GPS N 40.7857784 W 2.6235965), entrada gratuita.

La iglesia de San Salvador de Cifuentes aúna diversos estilos. Su construcción primigenia se adscribe al románico de transición al gótico, del siglo XIII. A los siglos XIV y XV corresponde la construcción de las naves y el ábside, que ya siguen las pautas propias del gótico. A lo largo de los siglos XVI y XVII se añadieron una serie de capillas y otros elementos siguiendo las trazas renacentistas después de que la iglesia sufriera un incendio, donde se desmoronó la portada principal de la fachada sur substituyéndose por la actual renacentista.

Se trata de una iglesia de planta basilical con tres naves orientadas de este a oeste, siendo más ancha y alta la central. Ésta se encuentra provista de un ábside de planta poligonal y las naves laterales estuvieron en su origen rematadas por absidiolos poligonales que fueron substituidos en el siglo XVI por nuevas capillas de cabecera plana. En el muro norte se abren tres capillas más y la sacristía, además de otra del siglo XVIII en el muro sur.

Plaza de la Provincia de Cifuentes (Guadalajara)

Las naves se hallan divididas en cinco tramos por arcos apuntados, sostenidos por cuatro pilares cilíndricos de estilo románico a cada lado, decorados con columnillas adosadas en los pilarfes más próximos a la cabecera las columnillas son cuatro y de ellas arrancan los arcos formeros sin modular y de trazado ojival irregular. En los restantes pilares, más cercanos a los pies del templo, van adosadas otras cuatro columnillas, más delgadas, de las que arrancan nervios sencillos que sostienen las bóvedas ligeramente ojivales.

El arco triunfal de acceso al presbiterio se halla decorado en su paramento por un pequeño rosetón gótico.

El ábside alberga la capilla mayor y está provisto de contrafuertes en los ángulos. Sus paños están rasgados por altos y estrechos ventanales que conservan dos líneas de molduras en cenefa de punta de diamante. Cegados desde el siglo XVII cuando se colocó un ostentoso retablo barroco que fue destruido durante la guerra civil española, actualmente han sido habilitados de nuevo. La cubierta del ábside es de bóveda de casquete de esfera con nervios que apoyan sobre las columnillas adosadas, las cuales, a su vez, descansan sobre unas repisas a un tercio de la altura total.

Iglesia El Salvador de Cifuentes (Guadalajara)

De las capillas situadas a los lados del ábside, la del lado del evangelio está cubierta por una bóveda de crucería compuesta. La del lado de la epístola es barroca y presenta una cubierta de bóveda de arista vaída. De las dos capillas adosadas a la nave de la epístola, una es de estilo barroco y está cubierta con cúpula vaída sobre pechinas, y la otra es de estilo renacentista y se cubre con bóveda de cañón vaída sobre casetones. A continuación, hacia la puerta de entrada, hay un lucillo gótico rematado con un frontón plateresco.

En la nave del evangelio se encuentran la capilla del Sagrario, con cúpula semiesférica sobre pechinas, la sacristía y la capilla de los Calderones o de San Vicente Ferrer, con bóveda de crucería compuesta.

En el tramo anterior al coro se encuentra la capilla con la pila bautismal, que data del siglo XIII y está circundada por sencillos arcosolios apuntados que, a su tiempo, cobijaron esculturas funerarias de las que aún perviven algunas muy deterioradas.

Iglesia El Salvador de Cifuentes (Guadalajara)

El coro ocupa el ancho de la nave central. Se accede por una escalinata renacentista y está sostenido por fuertes pilares con arcos escarzanos en sus lados mayores y de medio punto en los menores. Le proporciona luz el rosetón gótico de la portada de Santiago.

En su interior destaca el púlpito, gótico del siglo XV, que perteneció al antiguo monasterio dominico de San Blas de Cifuentes.

La entrada de la iglesia se efectúa por la nave de la epístola y está provista de un cortaviento en su interior.

En el exterior el material empleado es sillería de piedra y mampostería. Las cubiertas son de teja árabe, a dos aguas en la nave central, a una sola vertiente en las laterales y a tres en las capillas anejas al ábside.

La portada principal, orientada al sur, fue románica en origen. La actual es renacentista y consta de un arco de medio punto enmarcado por columnas acanaladas de orden toscano y frontón clásico con hornacina. El conjunto se halla rematado en sus ángulos por pirámides con bolas que se cobija bajo un arco rebajado de factura irregular.

Púlpito de la Iglesia El Salvador de Cifuentes (Guadalajara)

La portada de Santiago, situada en la fachada oeste bajo un bajo tejadillo sobre ménsulas dentadas, es la parte más notable del conjunto. Fue concebida en estilo románico, si bien la profusa decoración es gótica. Penetra profundamente en el muro, cuyo espesor fue necesario doblar para dar cabida a sus hondas arquivoltas. Consta de un gran arco de medio punto, con una serie de arquivoltas en degradación, la mayoría de ellas solamente decoradas con baquetones resaltados, pero otras, las más externas e internas, con tallas múltiples, entre ellas las del obispo Andrés, obispo de Sigüenza entre 1262 y 1268. Estas arquivoltas se apoyan en impostas y series de capiteles, seis por lado, más las dos de las jambas, también decoradas con figuras a modo de jeroglíficos. Todo ello carga sobre una serie de columnas cilíndricas adosadas sobre pequeños pedestales.

Sobre esta portada se encuentra el rosetón gótico, cuyos radios forman columnas bizantinas y arcos góticos. Sus calados ocupan un profundo óculo.

Rosetón de la Iglesia El Salvador de Cifuentes (Guadalajara)

En el ángulo derecho del rosetón se adosó en el siglo XV una torre coronada por saliente de cornisa con matacanes. Actualmente está rematada en sus ángulos por pirámides con bolas.

Portada de la Iglesia El Salvador de Cifuentes (Guadalajara)

Sobre el arco triunfal yergue una pequeña espadaña con campana de factura posterior.

La fecha de la construcción de esta puerta se sitúa entre 1261-1268. De estilo románico tardío, por su conjunto iconográfico se puede afirmar que ha recibido influencias del arte románico francés.

Imagen de la portada de la Iglesia El Salvador de Cifuentes (Guadalajara)

La Psicomaquia, o lucha entre las Virtudes y los Vicios, constituyen una temática traída por los peregrinos del camino de Santiago.

Doña Mayor Guillén de Guzmán, y el obispo de Sigüenza están representados en el conjunto de figuras de la arquivolta exterior.

Convento y Claustro Dominico de San Blas de Cifuentes (Guadalajara)

Un poco más abajo se encuentra el Convento y Claustro Dominico de San Blas (GPS N 40.7851179 E 2.6234094); esta desamortizado y la entrada en gratuita.

En el Siglo XIV, Don Juan Manuel mandó construir un convento dedicado a San Blas en Gárgoles de Arriba, que fue habitado por monjas de la Orden de Santo Domingo. Dada la pobreza de los materiales de construcción, rápidamente, se deterioró provocando el traslado en 1.611, de las monjas a la Villa ducal de Lerma. La nueva institución fue edificada durante la primera mitad del Siglo XVII para alojar en ella a frailes dominicos continuando de este modo la presencia de esta Orden en la Villa.

En el año 1.625 ocupaban ya el convento, según lo avala la inscripción que sobre la entrada al mismo se conserva, continuando las obras de la Iglesia , probablemente hasta mediados del Siglo.

Fueron mecenas importantes de la nueva obra, el obispo D. Antonio Venegas Figueroa, y su sucesor Fray Pedro de Tapia, lo que explica la gran unidad constructiva de la fábrica y su monumentalidad.

Convento y Claustro Dominico de San Blas de Cifuentes (Guadalajara)

La Desamortización de 1.835, terminó con la vida conventual, destinándose las edificaciones del Convento a Juzgado y Cárcel del Partido Judicial, quedando la Iglesia abandonada a su ruina.

En 1.979 se inician los trabajos de restauración, que se realizan en varias fases. En la actualidad acoge las dependencias de Biblioteca Municipal, Sala de Conferencias, Sala de Exposiciones y como Centro Cultural de Cifuentes.

El Convento, gran fábrica de mampostería, tiene una sencilla puerta de ingreso adintelada y sobre ella el Escudo de la Orden de los Dominicos con la leyenda: “PRAEDICATORUM PAREN/TI AC PRIMO INQUISITO/RI D. DOMINICO GUZMANO SACRUM. ANNO 1.625”.

El interior, parcialmente conservado, se haya transformado por las sucesivas reutilizaciones en el transcurso de su historia.

Las dependencias se distribuían entorno al claustro, elemento neurálgico del edificio conventual. Es de planta cuadrada y doble piso. Mientras el primer piso es de buena sillería, el segundo es de ladrillo cerrado con ventanas adinteladas; todo ello de extrema sencillez de líneas.

Convento y Claustro Dominico de San Blas de Cifuentes (Guadalajara)

Sólo se conservan dos pandas completas, que se cubren a base de bovedillas de yeso entre vigas de madera.

La muralla de Cifuentes se encuentra repartida en varios tramos de la localidad del mismo nombre, construida a principios del siglo XIV sobre otra anterior del siglo XII. Para su acceso tenia cuatro puertas o accesos principales; al norte la Puerta de Atienza, al nordeste, la Puerta Salinera , próxima al manantial de la Balsa existió la Puerta de la Fuente y al poniente, la Puerta de Briega o de Brihuega.

La Puerta Salinera daba paso al camino hacia la Sierra del Ducado y Saelices de la Sal (de ahí su nombre), donde desde la época romana se encontraba una importante industria de extracción de sal, tan necesaria para la época. Este es el conjunto de restos de la cerca o muralla mas amplio que circundaba la villa, de los que solo se conservan dos torreones.

Esta edificación defensiva fue mandada construir por doña Blanca, Señora de Cifuentes, a principios del siglo XIV, protegiendo a los habitantes y personas de paso de los asaltos y saqueos habituales, debidos principalmente a la notable expansión que sufre la población en la época.

Muralla de Cifuentes (Guadalajara)

Construida de mampostería rellena de tapial, de ella se puede apreciar un importante paño de muralla con dos torres; una de planta rectangular, la otra de frentes curvos, ambas con arcos vistos apuntados, a la altura de los adarves de la muralla, que las atraviesan de parte a parte. Recientes excavaciones ponen en manifiesto la existencia de esta importante puerta para la Villa.

El Torreón de la Nevera defendía un pequeño portón que daba acceso a un pozo o cavilla de grandes dimensiones con accesos laterales por cuevas, donde se depositaban los alimentos a conservar, cubriéndolas en invierno con nieve y alternado esta con paja, evitando de esta modo quedar desabastecidos en los duros inviernos que hacia escasear los alimentos.

Este paño de la muralla, situada en el frente Norte de la cerca conserva una torre contrafuerte de planta rectangular, que bordea el camino hacia el cementerio, y de forma discontinua por el otro extremo, se extiende hacia el antiguo Convento de San Francisco.

Restos Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

Caminando por las estrechas calles del centro de Cifuentes llegamos hasta la ermita de la Virgen de los Remedios (GPS N 40.7861299 W2.6204582) terminada de construir en el siglo XV y que durante largos años tuvo la función de hospital para los más desfavorecidos, pobres e incluso que peregrinos que cruzaban la Alcarria primero con la Ruta de la Lana para comerciar en Burgos y más tarde, caminantes que por devoción tomaban esta ruta desde Alicante hasta Santiago de Compostela.

Desgraciadamente del antiguo Hospital del Remedio anexo a la pequeña ermita solo quedan los arcos, en la actualidad sirven como fondo escénico de un pequeño auditorio donde se celebran actualmente pequeños conciertos de música y alguna que otra obra de teatro.

EL hospital del Remedio formó parte del Convento de San Francisco de la Cruz ubicado en el extremo noroccidental de la villa, su emplazamiento quedaba un poco alejado del centro, aunque ya pegado a la muralla y sito intramuros. Ocupaba una gran manzana, donde se ubicaba en primer lugar la iglesia (de la que queda únicamente la portada de piedra) cuyo lado del lado del evangelio pegaba con la panda sur del claustro principal, (del que se conservan varios arcos), la sala capitular y refectorio, biblioteca, enfermería y paso a las celdas individuales definirían el núcleo principal del convento franciscano, al que habría que unir otras dependencias que se agrupan en torno a una serie de patios preestablecidos, como era el patio o claustro del hospital del Remedio y se cerraba el conjunto con la ermita del hospital, dedicada por tanto a la advocación de Nuestra Señora del Remedio.

Portada Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

La fundación del convento franciscano de Cifuentes tuvo lugar en el año 1484, previa licencia y autorización del papa Inocencio VIII. Su fundador fue el tercer conde de Cifuentes, don Juan de Silva, quien le llamaría de la Cruz , dejándole generosísimas limosnas, buena librería, objetos para el culto y edificando convento y capilla. Su hijo el benefactor don Fernando, el cuarto Conde de Cifuentes, fue aun más generoso y se dedicó a completar lo que su padre no alcanzó a terminar del recinto conventual, costeó el claustro alto y bajo y la enfermería y otras dependencias y que tras cerrar con una tapia la huerta del convento, amplió ésta después, la proveyó de alta cerca; transformó en iglesia lo que era la primitiva capilla que construyeron los frailes, para la cual mandó enviar desde Italia un magnífico retablo. El convento se ajustaba al tipo de arquitectura difundido por los frailes mendicantes, resultando desde el punto de vista artístico, un buen edificio grande y sólido, con amplia capilla y severo claustro con arquerías superpuestas.

Con el paso de los años, el convento franciscano fue creciendo en extensión, prestigio y riquezas, debido al renombre que alcanzaron las órdenes mendicantes, toda esta fama se materializó en aumento de la devoción de los fieles hacia las mismas. Durante los siglos XVI y XVII numerosas personas solicitaron ser enterrados dentro de sus muros y construir sus propias capillas en la iglesia conventual. Otros muchos se acordaron a la hora de firmar testamento, de los frailes de la cruz, a los que hicieron beneficiarios de importantes donaciones. Por último no debemos olvidar que quienes hacían donativos al convento franciscano esperaban que a cambio sus religiosos tomaran parte en sus honras fúnebres y posteriormente rezasen por su alma a perpetuidad.

Portada Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

El fervor de los fieles hacia los frailes al Convento de la Cruz siguió aumentando durante el siglo XVIII, tal como demuestra el aumento del patrimonio del convento, que llegó a poseer importantes propiedades por toda la Alcarria y aún por tierras de Atienza y Molina. A comienzos del XIX, el convento franciscano pudo sobrevivir a los estragos provocados por la invasión napoleónica, pero ya no pudo hacer frente a la desamortización, un proceso por el que el Estado ordenó la disolución de aquellas comunidades religiosas que contaban con menos de doce miembros y les expropió todos sus bienes. En el caso de Cifuentes, se expulso a los frailes de la villa y se vendió el convento a vecinos algo adinerados a bajo precio. A finales del XIX fue derribada la iglesia debido al estado de deterioro en el que se encontraba.

Según consta en las Relaciones enviadas a Felipe II, no había pueblo por insignificante que fuese, carente de modestísimo hospital o albergue para pobres; Cifuentes no podía ser una excepción, y se construye el hospital del Remedio, en un principio mantenido por los monjes franciscanos y después por el concejo ayudado de donativos particulares hasta formarse la cofradía de Nuestra Señora del Remedio, para poder atender todas las necesidades, mejorar la atención y la seguridad del establecimiento y sufragar los gastos resultantes del hospital. Cofradía que sabemos se mantuvo hasta los primeros años del siglo XX, debido a que existen noticias de que en las primeras décadas de ese siglo existían dos médicos y dos farmacéuticos.

Interior Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

Las necesidades del hospital se solventaban con las cuotas de los cofrades, rentas de bienes propios y donaciones de particulares, e incluso con tal fin solían celebrarse corridas de toros y para regir la institución existía un Patronato constituido por el Conde de Cifuentes, el señor cura párroco de la Iglesia de El Salvador y el padre guardián del convento de San Francisco, correspondiente al primero asignar abad o capellán de la cofradía, así como mayordomo, eligiéndoles entre los que le propusieran los cofrades reunidos en cabildo; un mayordomo administraba las rentas.

Entre los años 1500 y 1520 fue construida la capilla del hospital de Nuestra Señora del Remedio, contribuyendo económicamente a su construcción don Fernando de Silva. La ermita perteneció a este hospital que se encuentra cerca de la llamada puerta de Atienza. En la actualidad, del conjunto que formó el hospital solo queda la iglesia y parte de la arquería que pertenecía al patio

La portada principal de acceso a la ermita está situada en el lado de la epístola y aunque se construye durante la época renacentista resulta una obra de tipología medieval con reveladoras connotaciones renacentistas, resultando el conjunto de estilo gótico flamígero

Bóveda Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

Consta de dos arquivoltas de medio punto, adornadas con bolas, baquetones y cabezas de clavo con columnillas muy delgadas, encerrada dentro de una imposta saliente con arco conopial de grandes hojas, rematado en un florón, todo a su vez dentro de dos pilastrillas colgadas de cabecera piramidal y hojas. A ambos lados del arco conopial del siglo XVI, aparecen dos escudos con flores de lis con coronas ducales encima, a modo de emblema mariano. La labra de esta portada queda protegida por un pequeño tejadillo.

La realización de la fachada es de piedra de sillería con contrafuertes semicirculares y la cornisa se apoya en canecillos sencillos de cara curva, sin decoración, posiblemente sean todos nuevos, de las últimas reformas y no quede ninguno original. Sobresale del conjunto una pequeña espadaña con hueco para una campana, situada justamente sobre la portada.

El exterior del edificio presenta también contrafuertes semicirculares en la cabecera, dejando el testero recto con una ventana, dispuesta justamente donde se sitúa el altar, que en la actualidad se encuentra cegada y al interior forma una hornacina donde está colocada la imagen de la Virgen del Remedio.

Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

El interior es una nave dividida en dos secciones, con pilares adosados y cubierta por bóveda de crucería, según se puede apreciar en planta, decorada con escudos condales y del cabildo, los arcos formeros ligeramente apuntados. El arco triunfal de medio punto con pilastras de menuda base prismática e intradós con rosetas y decoración plateresca propia del siglo XVI, divide la iglesia en dos partes, a las que corresponden las mencionadas secciones de la bóveda.

Los haces de nervios de la bóveda rematan en seis modillones góticos con decoración vegetal, de los cuales dos mantienen el escudo con jarrón y flores, otros dos se encuentran en mal estado de conservación y en los dos restantes la decoración es inexistente. El ábside de planta hemiexagonal, queda alumbrado por dos ventanas enfrentadas, una de ellas de arco abocinado por dentro y por fuera y con columnillas y baquetones apenas indicados. En la cabecera encontramos una puerta pequeña que nos conduciría a la sacristía y que no se corresponde en tamaño con el gran arco apuntado que queda en el exterior.

Portada Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

A los pies de la nave hay una puerta grande de arco muy rebajado, que daba paso al patio de columnas del hospital de las que se conservan solamente cinco arcos escarzanos sujetos por una elegante columnata clasicista perteneciente a la planta baja del claustro y que perdura situada en su lugar de origen, esta gran puerta, que todavía se conserva, servía para que los enfermos accedieran directamente a la capilla, y al lado queda una ventana cegada por fuera y a modo de hornacina por dentro. Ventana que daba directamente al patio y que serviría para que los convalecientes escucharan la misa directamente desde el claustro.

El hospital quedó semiarruinado durante la Guerra Civil española (1936-1939), y el edificio antes de su demolición en el año 1969, conservaba una sencilla portada de ingreso realizada en piedra sillar, formando un arco de medio punto, de estructura simple, sin molduras y se accedía al interior mediante cinco escalones. El lienzo de pared realizado en sillarejo con cadenas de sillares en los ángulos. Una vez traspasada la puerta se accedía directamente al claustro que formaban esas cinco columnas, ya que en todos los edificios hospitalarios se construían corredores para espaciadero de los enfermos y para donde tomen el sol, a la vez que servía también para que los enfermos diesen paseos cortos. Es claustro o patio constaba de dos alturas lo que le daba más esbeltez al conjunto y permitía la existencia de distintos espacios autónomos, adecuados para los diversos huéspedes del hospital, además de facilitar la ventilación de las salas. El lado norte del patio se cerraba con la muralla de la villa, según se puede apreciar en una fotografía antigua rescatada.

Claustro de la Ermita de la Virgen de los Remedios de Cifuentes (Guadalajara)

Seguimos andando para descubrir otra de las partes amuralladas, porque Cifuentes tenía una importante muralla hasta no hace mucho tiempo. Este recinto tenía cuatro puertas de acceso, anteriormente llamados “Carras”. En este lugar, donde se conserva parte de esta pared, la puerta se llamo Puerta Salinera (GPS N 40.7854597 W 2.6196678). Dos torres de mampostería están aún en pie, uno tiene forma cuadrado y la otra redondeada. Las fechas de pared del siglo XIV y fue levantada por Doña Blanca de Guzmán, Sra. Cifuentes.

Fuente de Pastrana (Guadalajara)

Uno de los mayores atractivos es poder ver el río Cifuentes en un manantial a los pies del castillo mandado construir en 1324 por el infante don Juan Manuel junto a la localidad. Este río atraviesa los términos municipales de Cifuentes, por los pueblos de Gárgoles de Arriba y Gárgoles de Abajo, y de Trillo, donde desemboca en el río Tajo en cascada. Aunque es de corta longitud, el río Cifuentes cuenta con un gran caudal. Contiene gran cantidad de vegetación en sus orillas, así como gran variedad de truchas. A su paso hay dos molinos de agua.

Aquí damos por finalizada la visita a la población de Cifuentes, nuestro siguiente punto de destino es la ciudad de Pastrana, nos separan 61 Km. Tardamos en hacer el recorrido poco más de una hora y cuarto.

Entramos en Pastrana por la parte alta de la CM-200 , vemos un sitio pegado a la báscula (GPS N 40.4179618 W 2.9286363), es un estupendo mirador de la ciudad. Decidimos dejar allí la autocaravana y recorrer a pie la visita a la población.

Pastrana (Guadalajara)

Lo primero que hacemos es un recorrido por la localidad para ver donde podemos comer, Pastrana tiene mucha oferta gastronómica, en la calle Mayor hay numerosos chiringuitos para tomarse unas tapas. Enseguida nos acordamos que en la primera visita comimos en el Bar del Centro Social que esta en una de las bocacalles antes de la Colegiata, justo en el centro de la localidad histórica de Pastrana, concretamente en la Calle San Juan de la Cruz nº 2, se encuentra el Bar Centro Social (GPS N 40.4169696 W 2.9236317), en la zona ofreciendo un servicio familiar, cercano, rápido y de calidad. La decoración dispone de una exposición fija de fotografías antiguas rememorando a las gentes y momentos importantes de la localidad. El resultado es un menú por 12 euros con un resultado aceptable.

La ciudad de Pastrana era una de las localidades que habíamos señalado para nuestro siguiente destino, es la segunda vez que la visitamos siguiendo las huellas después del viaje a Lisboa, allí conocimos la obra de uno de los mejores pintores góticos flamencos Nuno Gonçalves o también Nuño Gonçalves, se cree que sus cartones de los Tapices de Pastrana fueron diseñados por este pintor para realizar un encargo del rey Alfonso V que luego se plasmo en el taller flamenco Passchier Grenier en Tournai.

Palacio Ducal de Pastrana (Guadalajara)

Marchamos directamente para descubrir la ciudad, lo primero que vemos es la fachada del precioso Palacio Ducal, situado en la Plaza Mayor o Plaza de la Hora , es un espacio diáfano de marcado carácter renacentista donde en el centro esta presidido por una Cruz. En una de las portadas del Palacio Ducal.

Continuamos por la calle Mayor hasta llegar a la Colegiata de la Asunción, la actual iglesia sustituyó a la iglesia románica, fue levantada por la Orden de los Calatravos, mediante una bula del Papa Pío V a petición de los duques de Pastrana la convierte la iglesia en colegiata.

La colegiata a constituido el Museo Parroquial de los Tapices de Pastrana (GPS N 40.4167328 W 2.9243564), la visita al museo es guiada y se necesita un grupo mínimo de 5 personas, a las 16,00 horas somos los únicos dispuesto hacerlo, el responsable nos indica que ni pagando todo el grupo nos haría la visita, tendremos que esperar a la segunda oportunidad a las 17,30 horas.

Pastrana (Guadalajara)

Enseguida nos sentimos mal porque seria la segunda vez que acudimos a Pastrana para ver los Tapices y la posibilidad de no poder verlos nos entristece, ante la actitud tan negativa del guía pensamos que no podremos ver, jamás he visto un individuo tan desagradable no se como puede estar contratado para un trabajo tan gratificante y no desprender ninguna actitud positiva. Con paciencia nos quedamos en la puerta para la gente que se acerca poder vender la exclusividad del Museo teniendo en su interior un conjunto de obras de arte históricos. Al final conseguimos llamar la atención de dos parejas que se apuntan a la visita guiada, con nosotros somos ya seis.

El exterior de la iglesia destaca por el bonito portal de estilo gótico florido con un arco conopial apoyado en dos columnas laterales rematadas con pináculos y florones.

La Colegiata sufrió una importante reforma entre el siglo XVI y XVII manteniéndose la nave central de la anterior iglesia como el actual coro. La Colegiata incorporo a la nueva planta la antigua, teniendo en la actualidad una planta del primitivo gótico y la nueva como de estilo renacentista.

Portada de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

Se levanto un gran arco renacentista que separa el coro de la epístola, este se separo mediante una gran reja de hierro forjado donde en el centro podemos ver el relieve en madera del escudo de los duques de Pastrana y el trascoro realizado mediante una celosía.

La cripta de la Colegiata de Pastrana esta ocupada con los huesos de los duques del infantado, estos procedían del convento de San Francisco de Guadalajara, debido a la desamortización de los conventos en 1852 se produjo el traslado de los restos familiares de los infantados y pastranas por orden Manuel de Toledo. En 1862 se incrementaron los restos de la cripta con el cuerpo de fray Pedro González de Mendoza, también en 1868 se trasladaron desde Madrid los cuerpos del noveno duque del infantado y de su esposa, además se enterró el actual duque de Pastrana Manuel de Toledo (1886) y de su hermana, en el lugar que ocupo el V duque del infantado, estos restos se mezclaron en una lápida de mármol negra que indica “restos del V, VI, VII duques de Pastrana y otros del Infantado”.

Sarcofago Pedro González en Pastrana (Guadalajara)

En uno de los laterales, sobre el suelo, se encuentra el sarcófago de madera de “Mosén Rubi” del que nadie conoce su historia ni como los huesos llegaron allí para mezclarse con tan distinguida familia. El cuerpo no tiene cabeza pero la leyenda le dan un poder curativo, especialmente todo lo relacionado con las hernias.

Los restos del poderoso marqués de Santillana, Iñigo López de Mendoza no esta claro que estén en la cripta porque los cuerpos de las urnas están perfectamente identificados y parece poco probable que se encuentre entre las fosas comunes que se hallan en el suelo.

En un lugar destacado de la cripta se encuentran la urna con los resto de Ana de Mendoza, princesa de Éboli, se puede leer “Aquí yace doña Ana de Mendoza y Cerda, murió en Pastrana en 1592. RIP”. Debajo esta la de su esposo Ruy Gómez de Silva, en la urna indica “Aquí yace Rui Gómez de Silva. Murió en Madrid año 1577. RIP”, aunque la fecha de la inscripción tiene un error porque el duque de Éboli murió en 1573.

Sarcofago de Ana de Mendoza Princesa de Ebolí Pastrana (Guadalajara)

También se encuentra el túmulo de los padres de la princesa de Éboli, don Diego Hurtado de Mendoza y doña Catalina de Silva; sus hijos, fray Pedro González de Mendoza, Diego y Rodrigo de Silva y Mendoza.

El grueso del museo son los tapices narran las acciones militares que dirigió el rey Alfonso V, el Africano, monarca de Portugal, en 1471, al conquistar las ciudades norteafricanas de Arcila y Tánger donde se narran los hechos históricos titulados: El Desembarco de Arzila, El Cerco de Arzila, El Asalto de Arzila y La Toma de Tánger.

Las escenas de los tapices representan un importante documento visual donde se aprecian el ritual y las vestimentas militares durante las batallas. Donde se puede estudiar los principales acontecimiento guerreros y las actuaciones de un conjunto de soldados con sus armas, los estandartes que portaban, otros elementos de guerra, podemos identificar barcos, ciudades, escudos y una infinidad de detalles, destacando la figura de los principales protagonistas como el rey Alfonso V el Africano y de su hijo el príncipe Juan. En su parte superior, largas leyendas en latín con caracteres góticos, explican las escenas.

Detalle Tapices de Pastrana (Guadalajara)

No esta claro de cómo llegan los tapices a España, según la leyenda dice que fueron tomados como botín en la Batalla de Toro; también se piensa que se trata de un obsequio personal del rey portugués al Cardenal Mendoza como gesto de gratitud por su postura a favor de los prisioneros lusos. Incluso otras fuentes citan que formaba parte de los bienes particulares del Rey Felipe I el Hermoso, y que, a su muerte en 1506, fueron vendidos en pública almoneda, quedándose con ellos el duque del Infantado.

Una vez que llegan a la propiedad de la familia Mendoza. En el siglo XVII, la heredera de los bienes y el título ducal del Infantado, es doña Catalina Gómez de Sandoval y Mendoza se casó con el cuarto Duque D. Rodrigo Silva, quien, al no disponer en palacio de sitio suficiente para colgarlos, los legó a la Colegiata de Pastrana con la condición de que se sacaran cada año a las calles para embellecer la villa con motivo de la procesión del Corpus Christi.

Detalle de los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Con el inicio de las Exposiciones Universales a partir de la segunda mitad del siglo XIX, España comenzó a exhibir en ellas los Tapices de Alfonso V de Portugal, que permitirán darlos a conocer internacionalmente y que progresivamente pierdan su anonimato. Tal es el caso de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, la de París de 1900 o la celebrada en Sevilla en 1929. Será a comienzos del siglo XX cuando empiecen a escribirse monografías sobre los tapices de Pastrana, puestos en valor tras la conferencia del catedrático de la Universidad Central D. Elías Tormo, 1905. En 1927, el portugués Afonso de Dornelas, delegado artístico del gobierno portugués y uno de los primeros en estudiar los tapices, realizó la primera intervención de restauración, consolidación y recosido de los tapices (AMP, acta del 24 abril 1944, sig.52.6, libro 48, f. 32r).

La década de los años treinta será un punto de inflexión para la historia de las obras. El presidente de la República de España, Manuel Azaña, encargo una copia de los tapices a la Real Fabrica de Tapices, el Gobierno portugués adquirió las copias por su vinculación al patrimonio histórico de Portugal. En la actualidad se puede ver la replicas en el Palacio de los Duques de Bragança en Guimaraes.

Detalle de los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

El estallido de la Guerra Civil sorprende a los tapices de Pastrana en Madrid. El Gobierno de la República y la Junta de Defensa del Tesoro Artístico, con el objetivo de proteger el patrimonio nacional ordenan la evacuación de las obras del Museo del Prado, junto con la serie de tapices de Alfonso V, con destino primero a Valencia, Cataluña y finalmente a la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza).Tras el fin de la contienda, en septiembre de 1939 todo el patrimonio artístico desplazado fue devuelto a Madrid y las obras del Prado regresaron a sus salas. La fecha de entrega de los tapices a Pastrana se produjo el 20 de marzo de 1950 y tan sólo cuatro meses después se inauguró el Museo Parroquial en la antigua sacristía mayor de la Colegiata.

En el 2008, gracias a la iniciativa de la Fundación Carlos de Amberes y del Obispado de Sigüenza-Guadalajara, los tapices fueron sometidos a un proceso de conservación en la Real Manufactura de Wit, en la ciudad belga de Malinas, tras la que serán expuestos en importantes museos europeos, estadounidenses y nacionales. Simultáneamente comienzan las obras de remodelación del museo que le darán un aspecto moderno y actual distribuido en tres salas, con unas condiciones óptimas de exposición y conservación para los tapices. El nuevo Museo Parroquial de Tapices de Pastrana fue inaugurado el 10 de octubre de 2014.

Los tapices muestran una extraordinaria perfección técnica y una excepcional calidad de tintes e hilos de lana y seda que les imprime un gran esplendor. La pormenorizada narración de los acontecimientos sigue un orden cronológico y lineal.

Desembarco en Arcilla en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

-“El desembarco en Arcila” muestra como las naves portuguesas arriban a la ciudad en la noche del día 20 de agosto y se produce un naufragio por el mal estado de la mar. Este primer tapiz lo componen tres escenas. Las naves portuguesas en plena mar, los soldados tomando los botes para arribar a la costa, en uno de los cuales viaja el rey y el príncipe, y en la tercera algunas naves portuguesas naufragan mientras otros soldados toman tierra encabezados por ambos personajes reales.

Detalle Desembarco en Arcilla en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

La inscripción dice: El serenìsimo y victoriosìsimo Alfonso V, por la gracia de Dios rey de Portugal y de los Algarbes, de aquí y de allí del mar en África. Como ya otras muchas veces para la exaltación de la fe católica, ahora también en el año del Señor 1471, en el día 15 del mes de agosto, fiesta de la beata Virgen, navegando desde Lisboa con el serenísimo príncipe D. Juan, su hijo único primogénito y heredero, pasó a África con una flota de cuatrocientas naves y otras embarcaciones, y con un ejército de treinta mil hombres dispuestos a pelear por la fe de Cristo contra los moros. Habiendo llegado al sexto día, martes, a tocar el puerto de Arcila, ciudad opulentísima de los moros, al siguiente día, miércoles, el agua enfurecida del mar hizo difícil el desembarque del ejército a tierra. Entonces, el rey, magnánimo en todas las dificultades, creyendo por muchos motivos que nada era en esta dificultad tan peligroso como la duda y la vacilación, sacrificando el riesgo de su vida por el grande ardor de su fe, saltó a tierra, hundiéndose en la revuelta gran número de embarcaciones y pereciendo sumergidos por las aguas algunos hombres nobles con sumo dolor del Rey .

La escena del desembarco ocupa una extensa zona en el tapiz. Numerosas barcas transportan a los soldados a tierra firme. En una de ellas van dos personajes, que por la riqueza de las armaduras y por la presencia del escudo real y del emblema de Alfonso V (el rodizio) nos remiten al rey y a su hijo. De la mitad del tapiz hacia la derecha está representada la llegada a tierra. Dirigiéndose a la amurallada de Arcila, van el rey y el príncipe con su ejército, y al fondo de esta marcha se ven cuerpos flotando en el mar. El desembarco se completa, en su extremo derecho, con la ciudad rodeada por los soldados portugueses, en cuyo interior se ve a sus habitantes portando lanzas y estandartes.

La dureza de este desembarco, donde se perdieron algunos barcos y unos doscientos hombres, tardando tres días en tomar tierra, la describe el portugués Ruy de Pina (1440- 1522).

El Cerco de Arcila en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

-Durante “El cerco de Arcila”, el ejército portugués asedia la ciudad durante tres días, construyen una empalizada de madera rodeando el campamento para proteger la retaguardia de posibles ataques enemigos. Dividen el ataque en dos sectores dirigidos por el rey y el príncipe a caballo, a derecha e izquierda del tapiz, respectivamente. Se describen al detalle las armas de artillería y fuego mostrando la estrategia que se empleaba en los ataques a las ciudades fortificadas.

La inscripción dice: de inde succedentibus muro militibus bonbardisque et machinis admotis contineti atrocique oppugnatione pluribus loci(s) murus dirutus est is egregie amauris defensus et impigre reparatus

Seguidamente, al escalar los soldados por la muralla y tras hacer avanzar las bombardas y máquinas, en un ininterrumpido y atroz ataque la muralla fue derruida por muchos sitios. Pero esta fue defendida excelentemente por los moros y reparada con rapidez.

Detalle El Cerco de Arcila en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Este tapiz, al contrario que los otros dos, está íntegro en su parte inferior, aunque al estar cortado en la zona superior, la leyenda ha quedado reducida a una sola línea.

Es la segunda pieza de la trilogía, ateniéndose al desarrollo histórico de los hechos, según la narración de las crónicas de Ruy de Pina. Por estas sabemos que se tardaron tres días en poder tomar tierra, sitiando luego el rey la ciudad en torno al mar, cerrando y defendiendo su campamento de tropas con un profundo foso. También menciona el cronista las bombardas que se colocaron en las dos partes de la ciudad.

En el centro del tapiz está Arcila, rodeada por un palenque, y cercando la ciudad por el mar la escuadra portuguesa, de la que divisamos los mástiles de las naves. En el lado izquierdo, en medio de los soldados, vemos un personaje a caballo, con armadura de brocado, al que podemos identificar con el príncipe D. Juan, hijo del rey, por la riqueza con que va ataviado y por su situación destacada en la escena. En la zona derecha la composición es muy similar: una figura coronada y a caballo-Alfonso V-, con riquísima armadura revestida también de brocado, y en torno a él, su ejército. En el paño abundan los estandartes que nos remiten a Portugal, y sobre la figura del rey, el escudo portugués y su emblema personal.

Asalto de Arcilla en el Museo de Tapices de Pastrana (Guadalajara)

-“El Asalto de Arcila”. El 24 de agosto y después de derribar parte del lienzo de la muralla el ejército portugués asalta la ciudad. En este tercer tapiz, el príncipe Juan aparece en el lado izquierdo con el bastón de mando, mientras que a la derecha se nos muestra la imagen más impactante del rey Alfonso V con la espada en alto en el momento de iniciar carga. Mientras la infantería portuguesa intenta acceder a la ciudad, las tropas musulmanas desde el interior defienden la plaza fortificada.

Detalle Asalto de Arcilla en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

La inscripción dice: Mas al dìa siguiente, sábado, fiesta de San Bartolomé, dìa 24 del mismo mes de agosto, antes de la salida del sol, después de una arenga del Rey a los soldados, unos por las brechas recientes hechas en las murallas, otros subiendo por escalas, entran a fuerza de gran trabajo en la ciudad, donde hubo una lucha sangrienta en la que murieron no pocos de los que peleaban a pie firme. Después, la mayor parte de los moros refugiáronse en el castillo mejor fortificado, donde sobrevino más grave peligro para ellos y una mayor mortandad porque se hacía más difícil la entrada. Duró esta lucha tan atroz por todos lados hasta el mediodía, cual puede imaginarse que sería entre unos vencedores llenos de ira y entre unos vencidos desesperados. De los moros que sobrevivieron a esta mortandad y de sus riquezas hízose tan copioso botín, que no parecía guardar relación con el vecindario de la población, y eso que era el principal emporio de esta región. El Rey, liberalísimo, repartió toda la presa entre sus soldados.

Aquí se representa el último paso de la conquista, el asalto de la ciudad, después del duro desembarco y cerco al que se la sometió. La leyenda superior relata con detalle la lucha atroz que tuvo lugar entre vencedores y vencidos el 24 de agosto de 1471, y el copioso botín que consiguieron los portugueses en Arcila, principal emporio de esta región Las crónicas de Pina nos amplían la información: hubo unos dos mil muertos y 5000 prisioneros; el botín fue estimado en ochenta mil doblones de oro.

Arcila ocupa la parte central del tapiz y la más extensa. Los soldados están dentro, en dura lucha con los moradores de la ciudad, que está rodeada a su vez por los portugueses. En la escena izquierda, otro grupo de soldados entre los que destaca una figura a caballo -posiblemente el príncipe D. Juan-, anunciado por dos trompeteros de cuyas trompetas pende el escudo real. La escena derecha es muy similar: el rey Alfonso V, ricamente ataviado, con el escudo real y su emblema personal.

Toma de Argel en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

- El cuarto y último tapiz de la serie representa “La Toma de Tánger”, verdadero objetivo portugués. Tras la conquista de Arcila y dada la cercanía entre ambas ciudades, transcurridos cuatro días tropas portuguesas toman la fortaleza tras la firma de capitulaciones, los tangerinos rinden la ciudad para evitar su destrucción dado la batalla encarnizada llevada a cabo en la ciudad vecina.

En la Entrada en Tánger las figuras son muy esbeltas y elegantes, llegando a un alargamiento que recuerda a ciertas miniaturas.

Detalle Toma de Argel en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

El sentido de la decoración apreciado en los estandartes, armaduras, arquitecturas… y el gran cuidado puesto en todos los detalles es una de las características más notables. Se presta gran atención a los motivos vegetales: árboles frutales, diminutas flores formando una especie de alfombra vegetal, decoración más abundante y variada en la Entrada en Tánger que en los de Arcila.

Las arquitecturas siguen los cánones flamencos pero con la introducción de ciertos elementos, alminares y torres, de estilo africano. También hay aquí una ligera diferencia entre la representación de la ciudad de Arcila y la de Tánger: esta última está tratada con un mayor sentido decorativo, percibiéndose con claridad la mezquita y los minaretes.

Son tres las escenas que podemos ver en este tapiz, de izquierda a derecha: la entrada del ejército portugués, la ciudad de Tánger y la salida de los habitantes de esta. Estos hechos tuvieron lugar los días 28 y 29 de agosto del año 1471. En esas fechas, Alfonso V envía a Tánger, al frente de la expedición, a D. Juan, hijo del duque de Braganza, y al día siguiente entra él con su hijo y los demás nobles de su corte. Los habitantes de la ciudad, temiendo que se reprodujese la mortandad de Arcila, la abandonaron antes de la llegada de los portugueses. La ocupación, por tanto, se hizo de manera pacífica, según consta en las crónicas2. En este paño, al contrario que en los de Arcila, no aparece el emblema personal del rey, aunque si el escudo real portugués, que es llevado por uno de los soldados que está en lo alto de la puerta de la muralla de la ciudad.

En la misma sala y compartiendo espacio se expone otro paño de origen flamenco perteneciente a la Colección de Tapices de Alejandro Magno que adquirió el II duque de Pastrana, Rodrigo de Silva y Mendoza en Amberes a finales del siglo XVI.

Marcha triunfal de Alejandro Magno en Carmania en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Detalle del tapiz “Marcha triunfal de Alejandro Magno en Carmania” siglo XVI. Taller de Jacob Goebbels El Viejo. Brabante-Bruselas.

Detalle Marcha triunfal de Alejandro Magno en Carmania en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Alejandro Magno fue otra de las historias predilectas entre los gustos de las altas clases europeas del siglo XVII. Es la narración de la vida de uno de los prohombres más determinante y atractivo de la historia antigua. Su grandeza, de ejemplar educación clásica, su fama y la supuesta piedad que profería, eran argumentos suficientes para explicar el magnetismo de la personalidad de Alejandro Magno. Aunque su exitosa carrera militar frente al ejército más efectivo y disciplinado de su época, sus grandes conquistas con continuas anexiones territoriales, su irrefrenable ambición y una vida corta y apasionada llevada hasta el límite, fueron elementos que sin duda tuvieron un peso notable en la gran aceptación que la historia de este rey macedonio del siglo IV a.C. inspiró entre los estratos sociales más poderosos de la Edad Moderna.

En trece años de reinado, Alejandro repelió los ataques que asolaban las fronteras de Macedonia y venció al ejército persa aqueménida doblegando en repetidas ocasiones al poderoso rey Darío III. Extendió sus fronteras por toda Asia Menor hasta la base del Himalaya para tomar también parte del subcontinente indio, dejando importantes bastiones en el océano Índico. Las memorables jornadas de Alejandro III de Macedonia fueron glosadas por algunos de los más celebrados cronistas de la Edad Antigua, que aumentaron su leyenda participando en la perpetuación de su figura como la de uno de los líderes militares más importantes de la historia de occidente.

Detalle Misa y besamanos de Alfonso V en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

En otra de las salas aparte de Museo de Pastrana nos muestran dos tapices menos conocidos relacionados también con el rey Alfonso V de Portugal y sus conquistas africanas. Son excepcionales no solo por sus dimensiones sino también por la calidad del tejido y su riqueza decorativa. Aparecen tanto en la Casa del Infantado de Guadalajara en un primer momento, como en la iglesia de Pastrana posteriormente, junto con los cuatro de Arcila y Tánger. Los dos tapices son citados por vez primera como propiedad de la Casa del Infantado en el inventario, ya mencionado, que se hizo en 1532 a la muerte del III duque Diego Hurtado de Mendoza. A partir de esta primera cita los encontramos en los inventarios de los sucesivos duques del Infantado junto con los de Arcila y Tánger, mencionando siempre que se trata de la misma historia, aunque matizando casi siempre que se trata de series diferentes: quatro de una suerte y dos de otra. Entr an en la Iglesia de Pastrana en el año 1667, al mismo tiempo que los de Arcila y Tánger, como donación del cuarto duque de la villa Rodrigo de Silva y Mendoza.

Detalle Misa y besamanos de Alfonso V en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Partiendo de estas menciones en los archivos, que unen a los dos tapices con los de Arcila y Tánger y con el rey Alfonso V, y de las crónicas sobre el reinado del rey portugués, hemos identificado los paños como Misa y besamanos de Alfonso V en Lagos antes de partir para Alcázar-Seguer y Embarque en Lagos de Alfonso V y sus tropas para Alcázar-Seguer. Estos hechos sucedieron en octubre de 1457 y tuvieron como protagonista al rey Alfonso V junto con los Infantes Don Enrique, Don Fernando y los nobles más destacados de su reino.

Las crónicas de la época nos ofrecen una descripción pormenorizada de los acontecimientos históricos tejidos en los dos tapices: …e a quarta feira tornou logo a sair armado com sua guarda diante, e todo o mais com maravylhoso e rico Estado e grande gentileza, foy ouvir Missa, e com elle todillos Senhores que eram na frota. Acabada a qual El Rey posto em meo de todos, com graciosa e allegre contenenca, e com pallavras cheas de devacam e grandeza, esforco, e perfeyta elloquencia, e com cautelas e fundamentos de bom e prudente guerreiro declarou sua yda sobre a Villa d Alcacere, louvando e agardecendo a todos com muita humanidade, a dilligencia e amor, com que o tam honrradamente vynham servir, offerecendosse a lho conhecer com as honrras, e mercês, e acrecentamento que a cada hum coubesse e merecesse. E em fym de sua falla, o Ifante Dom Fernando como pemais pryncipal lhe respondeo por todos. E em fym de suas palavras, com os giolhos no chao lhe beijou as maaos, e assy todos os principaaes que hy eram, e aa quinta feira xvii dias d outubro El rey partio de Lagos com toda fua frota... Describen las crónicas como el monarca se dirige en procesión hacia la iglesia de Santa María de Gracia, situada en la parte alta de la ciudad de Lagos, para oír misa antes de partir, acompañado de los señores e hidalgos principales y, acabada esta, dirige unas palabras de reconocimiento a los que le acompañan que, posteriormente, arrodillados en tierra le besan las manos. A continuación, embarca y zarpa de Lagos con la flota hacia Alcázar Seguer.

Misa y besamanos de Alfonso V en Lagos antes de partir para Alcázar Seguer en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

El primero de los tapices se titula: Misa y besamanos de Alfonso V en Lagos antes de partir para Alcázar Seguer. Tejido en los Países Bajos Meridionales, posiblemente Bruselas, h. 1500. 395 x 1070 cm. Pastrana, Museo de Tapices de la Colegiata.

En este tapiz reconocemos los momentos previos a la partida hacia Alcázar Seguer que describen las crónicas. La escena de la procesión ocupa un espacio destacado de la composición, yendo al frente el rey bajo palio. A la derecha, la iglesia de estilo gótico tardío acoge al cortejo, encabezado por un numeroso grupo de obispos y sacerdotes. En la zona superior izquierda, vemos la escena de los nobles que dispuestos en fila y arrodillados ante el rey le besan la mano.

Embarque en Lagos de Alfonso V y sus tropas para Alcázar Seguer en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

El segundo de los tapices se titula: Embarque en Lagos de Alfonso V y sus tropas para Alcázar Seguer. Tejido en los Países Bajos Meridionales, posiblemente Bruselas, h. 1500. 395 x 1135 cm. Pastrana, Museo de Tapices de la Colegiata.

Detalle Embarque en Lagos de Alfonso V y sus tropas para Alcázar Seguer en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

En este tapiz vemos, en el lado izquierdo, la salida del rey y de su flota desde Lagos hacia la ciudad africana. Varias naves con grandes mástiles dominan la composición. Entre ellas destaca una donde va el rey, de pie y rodeado de numerosos caballeros. En el lado derecho del tapiz parece estar representada la llegada a Alcázar Seguer, donde varios personajes ya van caminando por tierra firme.

En estos dos tapices no aparecen ni la bandera portuguesa ni el estandarte real de Alfonso V, solo cruces de Jerusalén. Es una expedición cruzada la que emprende el rey portugués cuando se dirige a Alcázar Seguer. El mismo significado parece tener la inscripción de la montura de uno de los caballos del cortejo: XPR.ISTUS.IHE.SUS (en defensa de Jesús). Y no es la única, pues en el mismo caballo hay otras dos que, aparentemente, no forman palabras o frase legible. Una de ellas, la s uperior, está invertida, pero puesta de forma correcta sí puede tener un cierto significado relacionado con la anterior, es decir, con el servicio a Cristo. La inscripción inferior y la de la vestimenta de un personaje de la citada procesión parecen carecer de sentido. Podrían tener una función meramente decorativa, fenómeno frecuente en todas las artes de los Países Bajos Meridionales en el siglo XV y principios del XVI. En otras ocasiones, estas inscripciones sí tienen un significado, pudiéndose reconocer datos sobre la obra de arte, el lugar de creación, la firma del artìfice…

Detalle Misa y besamanos de Alfonso V en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Uno de los interrogantes del tapiz Misa y besamanos de Alfonso V en Lagos antes de partir para Alcázar Seguer está en el paje del cortejo que lleva las bridas del que parece ser el caballo real. En su pierna derecha hay dos letras: una C, D o E y una A unidas por un cordón. Son frecuentes, a finales de la Edad Media , las letras unidas por un lazo o un cordón. Suelen ser las iniciales de los nombres de una pareja y esa unión simboliza fidelidad entre ellos. A veces son las iniciales del nombre y apellido de un solo individuo y, en ocasiones, tienen un sentido que se nos escapa, como la divisa de un personaje o de una familia. En los tapices hay varios ejemplos, siendo uno de los más conocidos el de La caza del unicornio (col. The Cloisters). A pesar de la curiosidad que siempre han despertado entre los estudiosos y de los numerosos trabajos destinados a desentrañar su significado, el misterio de muchos de ellos perdura, como es el caso de nuestros tapices.

Estos dos tapices fueron tejidos en los Países Bajos Meridionales, posiblemente Bruselas, hacia finales del siglo XV, ya que su estilo es muy similar a otros paños que se consideran tejidos en esta ciudad en esa época. La ausencia de marcas impide una atribución segura, pues, como ya se ha dicho, hasta el año 1528 la ciudad de Bruselas no hizo obligatoria su marca para los tapices allí tejidos. Obligatoriedad que se hizo necesaria para evitar los numerosos fraudes, consecuencia del alto aprecio en que se tenían a las tapicerías tejidas en esta ciudad, que a finales del siglo XV se había convertido en el centro de producción flamenco más importante.

Detalle Misa y besamanos de Alfonso V en los Tapices de Pastrana (Guadalajara)

Respecto al autor de los modelos, sus características estilísticas ponen en evidencia la gran influencia ejercida en las diferentes manifestaciones artísticas de su época por el pintor de Bruselas Colyn de Coter (1455-1525 aproximadamente). Este artista, al frente de un extenso taller, crea tipos de personajes y composiciones que hacen fortuna, siendo sus seguidores muy numerosos no solo en Bruselas sino también en Amberes y Malinas. El papel que jugó en la producción de modelos para la tapicería parece haber sido muy destacado. A este respecto hay que destacar la relación que se aprecia entre su obra y algunos tapices de Patrimonio Nacional como La vida de la Virgen , el Cumplimiento de las profecías en el nacimiento de Cristo o La presentación en el templo, o los muy conocidos Paños de oro.

En estos tapices de “Cruzadas” se aprecia la influencia de Coter fundamentalmente en el tratamiento de los brocados y en la tipología de los personajes. En el tapiz de la Misa y besamanos de Alfonso V en Lagos antes de partir para Alcázar Seguer es donde la riqueza de las vestimentas adquiere un mayor realce y en especial en las figuras de la procesión. Figuras y caballo del rey, bajo palio, destacan por sus ricos ropajes, con granadas, rodeadas de pequeñas margaritas o de motivos florales muy estilizados, terminados, a veces, en triángulos. El otro aspecto en donde se ve la influencia de Coter es en algunos personajes que giran bruscamente el rostro hacia atrás. Fue costumbre del pintor y de su taller la colocación de rostros de perfil, rostros expresivos, aunque algunos son tratados de forma elemental y los contornos están, en ocasiones, subrayados por un cerco oscuro. Un ejemplo de esto es la escena del cortejo que se encamina hacia el templo gótico. Junto a estos rostros sumarios hay otros mucho más elaborados. Todos ellos transmiten una gran serenidad. Algunos modelos se repiten en ambos tapices e incluso en el mismo tapiz, algo frecuente en los paños de este periodo.

En las plantas superiores de la Colegiata , se encuentran la Sala 2 y la Sala Capitular del Museo, estancias repletas de piezas destacables, ornamentos litúrgicos, tallas y pinturas renacentistas y barrocas de autores tan destacados como Juan de Borgoña y Juan Carreño de Miranda.

“Aparición de la Virgen y el Niño a San Bernardo”, obra del pintor Juan Carreño de Miranda Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

El primero de los lienzos de la sala “Aparición de la Virgen y el Niño a San Bernardo”, obra del pintor Juan Carreño de Miranda, realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XVII. Tienes unas medidas de 206 x 137 cm.

Las luces del cuadro se establecen en un perfil acentuado sobre la Virgen para destacar un cabello gris, la nariz acentuada y las mejillas hinchadas. De este tipo de cuadros Carreño hizo numerosas versiones.

María se sienta en un trono con una túnica roja, envuelta en una capa azul con un Jesús casi desnudo en su regazo en la parte superior izquierda de la imagen. La aparición de la Virgen muestra la fuerte influencia de Rubens, que también es visible en el azul intenso de su manto y en su regazo alargado. La representación del niño Jesús tiene claras influencias de Van Dyck. La cabeza de María está rodeada de luces formando un círculo de estrellas para convertirla en la Inmaculada para enfatizar que nació sin pecado.

En el vórtice de cabezas entrelazadas y medio terminadas rodea su figura con Jesús de forma semicircular. En la esquina inferior izquierda de la pintura, en las escaleras del altar, hay una mitra, un palo de abad y un libro. La mitra del obispo simboliza las cinco diócesis rechazadas que se ofrecieron al santo.

Destaca la vara del abad de plata y oro lo identifica como abad de Clairvaux, que fue su representación hasta su muerte. Una diagonal apilada en la escalera también enfatiza la profundidad del espacio, y en ella una cinta de batista de seda delgada, transparente y ondeante, contrasta con la estructura gruesa de la tela tejida de lana. El libro simboliza la ciencia mundana, que es suprimida por la ciencia divina y la aparición de la Virgen con el Niño. Al mismo tiempo son símbolos de vanidad, por lo que desaparecen en las sombras hasta que el santo ante la divina misericordia proclama lleno de humildad, con la cabeza descubierta y las manos vacías. La atribución de imagen es indiscutible, aunque las firmas visibles de hoy son difíciles de leer.

“Aparición de la Virgen y el Niño a San Bernardo”, obra del pintor Juan Carreño de Miranda Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

En la misma pared, a la derecha “Descendimiento de la Cruz ” obra del pintor de Juan de Borgoña, realizado en óleo sobre tabla, está datado a comienzos del siglo XVI.

Estamos ante una escena del Nuevo Testamento que relata el Descendimiento de la Cruz del cuerpo de Cristo muerto. Participa José de Arimatea, Nicodemo y San Juan Evangelista desclavan y hacen descender el Santo Cuerpo, mientras la María Magdalena se lamenta a sus pies y la Virgen es consolada en su dolor por otras santas mujeres. Considerada como una de las mejores obras de cuidada composición cuyo equilibrio recuerda al arte de modelos florentinos.

“Nuestra Señora de la Luz”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Nuestra Señora de la Luz”, obra de un pintor anónimo, realizado en temple sobre tabla, está datado en el siglo XVII.

“Nuestra Señora de la Luz”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Nuestra Señora de la Luz ”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XVII.

“Nuestra Señora de la Luz”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Virgen de Belén”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XVIII.

“San Miguel Arcángel”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “San Miguel Arcángel”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera, está datado en el siglo XVIII.

“La Sagrada familia”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “La Sagrada familia”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XVIII.

Es una copia del pintor Federico Barrocci, pasó los últimos cincuenta años de su vida sumido en una profunda hipocondría. No podía trabajar sino una hora por la mañana y otra por la tarde, lo cual resulta sorprendente teniendo en cuenta lo abundante de su obra. No podía concentrarse durante demasiado tiempo, ni física ni mentalmente, y por la noche le asaltaban los sueños más horrorosos. Según el mismo autor, estas anomalías en su carácter estuvieron originadas en un triste incidente durante su residencia en Roma, cuando fue envenenado por unos rivales envidiosos.

“San Humberto con donantes y su Hijo”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

En la pared podemos observar “San Humberto con donantes y su hijo”, obra de un pintor anónimo, realizada en temple sobre tabla, esta datado en el siglo XVI.

Humberto era hijo del rey Bertrand de Aquitania. De joven era muy aficionado a la cacería y valientísimo para luchar contra las fieras. Un día en un bosque su padre fue atacado por un oso furioso que lo iba a matar, pero el joven Humberto llegó a tiempo y arremetió tan fuertemente a la fiera feroz que ésta tuvo que soltar a Bertrand y así el rey salvó su vida.

Fue enviado a estudiar al palacio del rey de Neustria (Bélgica) pero allá había malas costumbres y salió huyendo para no volverse vicioso. Fue entonces al palacio del rey de Austrasia, donde recibió una buena educación, y se casó con una hija del rey y tuvo un hijo a quien llamó Floriberto.

Humberto olvidó los sabios consejos de su santa madre y se dedicó únicamente a fiestas y deportes y dejó de asistir al templo. Y un Viernes Santo en vez de ir a las ceremonias religiosas se fue de cacería. Peor sucedió que yendo en pleno bosque persiguiendo un venado, éste se detuvo repentinamente y los perros y los caballos saltaron asustados hacia atrás. Entre los cuernos del venado apareció una cruz luminosa y Humberto oyó una voz que le decía: “Si no vuelves hacia Dios, caerás en el infierno”.

“María Magdalena con donantes y su hija”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente pintura formaba parte del mismo retablo “María Magdalena con donantes y su hija”, obra de un pintor anónimo, realizada en temple sobre tabla, esta datado en el siglo XVI.

“San José y el Niño Jesús”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “San José y el Niño Jesús”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera, está datado en 1630.

“Ecce homo”, obra de un pintor anónimo de la escuela madrileña Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente pintura “Ecce homo”, obra de un pintor anónimo de la escuela madrileña, en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

“Asunción de Nuestra Señora”, obra de un escultor anónimo de la escuela de Alonso Cano Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Asunción de Nuestra Señora”, obra de un escultor anónimo de la escuela de Alonso Cano, realizado en madera, está datado en el siglo XVII.

Alonso Cano se formó junto al célebre Juan Martínez Montañés, pero lo cierto es que hasta el momento no existe ningún aval documental –ni tampoco estilístico– que permita corroborar este extremo. Resulta más probable, en cambio, que Cano desarrollara esta faceta creativa de forma un tanto autónoma, sirviéndose de sus naturales dotes para el dibujo, de las lecciones sobre figuración humana que había aprendido junto a Pacheco, y de los conocimientos de la técnica de talla que había adquirido en el obrador familiar.

“Retrato de María Gasca de la Vega”, obra del pintor Felipe Duriksen Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente pintura “Retrato de María Gasca de la Vega”, obra del pintor Felipe Duriksen, en óleo sobre lienzo, esta datado en 1625.

Felipe Diricksen fue nieto de Anton van der Wyngaerde, llamado en España Antonio de las Viñas, e hijo del también pintor del rey Rodrigo Diricksen, natural de Oudenberg pero establecido en España desde muy niño, casado con Catalina Wijngaerde, natural de Amberes. Felipe Diricksen nació y fue bautizado en El Escorial en 1590. Con veinte años contrajo matrimonio con doña Ana Oliver y Bobadilla, cuya dote incluía una plaza de archero en la guardia flamenca del rey. En 1612 entró al servicio del rey jurando la plaza de archero. Al mismo tiempo debió de prestar al rey servicios como pintor, pues consta que en 1620 hizo un retrato de Felipe III en el traje con que asistió en Lisboa a la jura del príncipe, con una vista de la ciudad en la lejanía y la entrada que hizo el rey en ella por mar y tierra.

“Nuestra Señora de la Almudena”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Nuestra Señora de la Almudena”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera tallado estofado y policromado, está datado en el siglo XVII.

“San Jerónimo”, obra atribuida al Greco Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente pintura “San Jerónimo”, obra atribuida al Greco, en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

San Jerónimo penitente es el tema de varios lienzos de El Greco. Han llegado hasta nuestros días varias obras de este artista que representan a este santo como penitente, y de medio cuerpo. Sin embargo, solamente se conoce una obra autógrafa que lo representa como penitente, y de cuerpo entero.

El Greco representa a San Jerónimo, con el torso desnudo, sosteniendo el crucifijo en su mano izquierda, mientras que en su mano derecha lleva la piedra con la que se mortifica. En la mesa de piedra hay un reloj de arena, símbolo del paso del tiempo, y un cráneo. También hay dos libros y una pluma en el tintero, que recuerda su aspecto intelectual. El cápelo cardenalicio colgando de la roca en el lado izquierdo del espectador, completa esta serie de atributos.

“Ecce Homo”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte en el interior de una vitrina “Ecce Homo”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera, está datado en el siglo XVII.

En el piso alto se encuentra la sala capitular es la más rica en cuanto a variedad artística del museo se refiere: piezas de orfebrería, escultura y pintura llenan el espacio de la sala. Son piezas de pequeño tamaño, pero de gran valor artístico.

“Profeta Elías”, obra de un escultor anónimo de la escuela madrileña Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La primera de las obras de la sala donde se puede ver “Profeta Elías”, obra de un escultor anónimo de la escuela madrileña, realizado en madera, esta datado en el siglo XVIII. Algunos especialistas lo relacionan con Francisco Salzillo.

“Retrato de Fray Pedro González de Mendoza”, obra atribuida a Matías Ximeno Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente pintura “Retrato de Fray Pedro González de Mendoza”, obra atribuida a Matías Ximeno, en óleo sobre lienzo, esta datado en el siglo XVII.

Por su linaje, estaba entroncado, aunque fuese por la línea bastarda, con los mismos reyes de Castilla y de Aragón y hasta se consideraban descendientes del mismísimo Cid Campeador, y, aún más, del mismo Escipión El Africano un dichado de heroísmo, valentía y sabiduría.

Por su padre, la línea más directa, estaba inmerso en el nacimiento del Humanismo español y el mismo Renacimiento; gloriosas figuras de la literatura castellana, ya fuese su tío el canciller Ayala, Cronista de los reyes castellanos, ya su mismo padre, el marqués de Santillana, gran poeta y mecenas de las Letras y algo más lejana el mismo Jorge Manrique, le servían de ejemplo. En el arrojo y disciplina militar, su abuelo y homónimo don Pedro González de Mendoza -el héroe de Aljubarrota que cedió su caballo al rey don Juan I para que se salvase-, y su mismo padre y su hermano mayor, futuro duque del Infantado, le señalaron el camino de la fidelidad al rey y del servicio a la corona de Castilla como gesto obligado por el honor de su linaje. En la compleja faceta eclesiástica y diplomacia, su tío don Gutierre Alvarez de Toledo, arzobispo de Toledo, le sirvió de mentor y apoyo económico al darle posesión del curato de Santa María, en la villa de Hita al desde los ocho años de edad, y a las doce cederle la dignidad del arcedianiato de Guadalajara que él ostentaba con pingües beneficios.

Formado en el seno de la Iglesia, conocedor profundo del latín, humanista en fin, y poseedor de una vasta cultura basada en la gran biblioteca paterna y la de su tío Gutierre, y sus estudios en la Universidad de Salamanca, fue personaje sobresaliente en su tiempo, conocedor del movimiento cultural y literario que se gestaba en Europa, sobre todo en Italia, su Cuatrochento, en el que toda la filosofía escolástica del medievo se derrumbaba y daba paso a nuevos concepto del mundo y del hombre que pasaba a ser el eje y centro del Universo.

“Divina pastora”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Divina pastora”, obra de un escultor anónimo de estilo barroco, realizado en madera, esta datado en el siglo XVIII. Algunos especialistas lo relacionan con Francisco Salzillo.

“Ecce Homo”, obra atribuida al pintor Dierick Bouts Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Ecce Homo”, obra atribuida al pintor Dierick Bouts, realizado en óleo sobre madera, está datado en el siglo XV.

Bouts nació en Haarlem pero estuvo principalmente activo en Lovaina, de donde fue pintor de la ciudad desde 1472. Van Mander por equivocación le dedicó dos biografías, diferenciando "Dieric de Haarlem" y "Dieric de Lovaina", a pesar de referirse al mismo artista. El parecido de sus apellidos también condujo a la confusión de Bouts con Hubrecht Stuerbout, un prominente escultor en Lovaina. Se sabe muy poco acerca de los principios de la vida de Bouts, pero fue altamente influenciado por Jan van Eyck y por Rogier van der Weyden, de quien posiblemente haya sido aprendiz. Fue documentado por primera vez en Lovaina hacia 1457 y trabajó allí hasta su muerte en 1475.

“Retrato del Padre Jerónimo Gracián”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Retrato del Padre Jerónimo Gracián”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XVII.

Jerónimo Gracián se enfrenta a la decisión de abandonar el mundo, para hacer mayor su sacrificio, abrazó la estrecha reforma que acababa de hacer en la Orden Carmelitana Santa Teresa de Jesús. Los sólidos principios con que antes de entrar en la Religión Fr. Gerónimo había comenzado a trabajar en el camino de la virtud y de la sabiduría, sirvieron infinito a los rápidos progresos que hizo después en una y otra, y contribuyeron a la firmeza del establecimiento de su instituto. Su ejemplar Reformadora, aunque inspirada del mismo Dios en la maravillosa obra de la reforma, y sostenida de su fuerte brazo en las terribles luchas que tenía que sufrir en sus fundaciones.

“Cruz Relicario”, obra de un escultor anónimo madrileña Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Cruz Relicario”, obra de un escultor anónimo, realizado en madera policromada y plata, esta datado en la segunda mitad del siglo XVII.

“Fragmento de la carta nº 96 de Santa Teresa de Jesus” Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Fragmento de la carta nº 96 de Santa Teresa de Jesus”, enviada desde Sevilla el 30 de diciembre de 1575.

La carta fue enviada por Santa teresa de Jesus desde Sevilla a la madre M. Bautista que estaba en Valladolid

“Retrato de Anda de Silva y de Mendoza”, obra de un pintor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente obra de arte “Retrato de Anda de Silva y de Mendoza”, obra de un pintor anónimo, realizado en óleo sobre lienzo, está datado en el siglo XVII.

Ana Gómez de Silva y Hurtado de Mendoza (1560-1610), aristócrata española. Hija de Ruy Gómez de Silva y Ana de Mendoza de la Cerda, príncipes de Éboli y duques de Pastrana, fue duquesa de Medina Sidonia, marquesa de Cazaza, condesa de Niebla y señora de Sanlúcar por matrimonio. La duquesa Ana de Silva, símbolo de elegancia y refinamiento, compartió con su marido, el VII duque de Medina Sidonia, la pasión por la música y desarrolló labores de mecenazgo musical. Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época.

“Buen Pastor”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Buen Pastor”, obra de un escultor anónimo luso-singalés, realizado en marfil cincelado, esta datado en el siglo XVII.

“Crucifijo”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Crucifijo”, obra de un escultor anónimo, realizado en marfil cincelado, esta datado en el siglo XVII.

“Retablo de la piedad”, obra de un escultor anónimo Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Retablo de la piedad”, obra de un escultor anónimo, realizado en marfil enmarcado en plata, esta datado en Roma antes de 1626. Fue donado por el papa Urbano VIII.

“Arca Eucarística”, obra del maestro platero Juan de Pedraza Museo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

La siguiente de las obras de la sala donde se puede ver “Arca Eucarística”, obra del maestro platero Juan de Pedraza, realizado en plata, esta datado en Madrid 1676.

Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

Después de la visita al museo hacemos un repaso a la colegiata de Pastrana está dedicada a la Asunción de la Virgen. La orden de calatrava construyó la iglesia primitiva, en el siglo XIII. Durante los siglos XIV y XVI se construyó en su derredor una iglesia con naves cancela y portada gótica. Y finalmente en el siglo XVII el obispo de Sigüenza, fray Pedro González de Mendoza, hijo de los príncipes de Éboli, para cumplir con el deseo expreso de su madre, doña Ana de Mendoza y de la Cerda, derribó la cabecera anterior y la amplio con un gran crucero y capilla mayor (1625-1637) de estilo herreriano. Bajo el altar mayor construyó el panteón para enterramiento de sus padres y los sucesivos duques de Pastrana.

El coro se encuentra al fondo de la nave central, ocupando el espacio donde se encontraba la primitiva iglesia gótica, y es una de las joyas del templo. Su sillería, obra del escultor Antonio Arteaga Cano, está tallada en madera de nogal.

Junto al coro se encuentra el órgano colegial, una de las piezas más emblemáticas de la colegiata y posiblemente la más querida por don Emilio Esteban, párroco titular y gran erudito musical. El órgano es de estructura barroca y fue construido por Domingo Mendoza, maestro de los organeros de la corte de Felipe V. La pieza ha sido recientemente restaurada recuperando todos los matices sonoros de los 931 tubos de su estructura.

Retablo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

El retablo mayor que preside la nave central data del año 1637, terminada la última ampliación de la colegiata. Fue un encargo del arzobispo González de Mendoza a Melchor Mejía, ensamblador vecino de Pastrana, la elaboración de traza y condiciones para el retablo del altar mayor de la colegial recién terminada; este maestro estableció en 2.100 ducados su coste y en un año el plazo de ejecución. Pero el ensamblador seguntino Andrés Estaija ofreció al prelado levantar la obra en 10 meses y por 1.900 ducados,

La obra se compone de cinco calles y tres cuerpos de diferentes estilos y está adornado por diez lienzos pintados con santas, vírgenes y mártires. Como motivo central en el cuerpo superior, de mayor tamaño que el resto, hay un cuadro que representa a Cristo en la Cruz, de Matías Jimeno, que había pintado en la Colegiata y estaba afincado en Sigüenza.

En las naves laterales hay otros 17 retablos de bella factura; casi todos ellos proceden de ermitas y conventos ya desaparecidos. En el trascoro, junto con la capilla del Santísimo, se encuentra la capilla de las Reliquias, donde se puede ver la pila bautismal. Al fondo, dentro de una hornacina, protegida por dos grandes puertas, se guardan más de trescientas reliquias, entre las cuales destacan un Lignum Crucis, una reliquia de santa Teresa y cartas de la misma y san Juan de la Cruz, ilustres huéspedes y fundadores en Pastrana.

Retablo de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara)

Solamente nos queda regresar a Madrid, nos separan 88 km. Durante el fin de semana hemos realizado 250 Km. Los doy por bien aprovechados.

 

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Ángel López

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