Madrid
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PUENTE JUAN BRAVO, MADRID
 
Directorio:

Situado bajo el paso elevado la calle de Juan Bravo realizado por los ingenieros Alberto Corral López Dóriga, José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón. Este puente se convirtió en un cambio para llegar a formar un emblema de modernidad y calidad estética en la década de finales de los años 60. En aquel tiempo, Madrid era una ciudad que imperaba los pasos elevados del tipo scalextric. Ante las críticas que suscitaron estos puentes, se convocó desde el Ayuntamiento un concurso para este paso elevado, intentando cambiar esta tendencia tan contestada entre los técnicos y los propios madrileños, ganó el proyecto presentado por José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón. El diseño resolvía brillantemente su arranque en la calle Serrano instalando en el desnivel un museo de escultura al aire libre en el que colocaron sus obras algunos artistas de vanguardia como Pablo Serrano, Julio González, Eduardo Chillida, Joan Miro, etc. Eusebio Sempere diseñó la barandilla del tablero además de otros elementos para la decoración como barandillas, escaleras, luces y asientos, resuelta en dos planos para producir un grato efecto óptico cuando se contempla en movimiento.

En este puente se emplea la técnica de construcción denominada mixta Fernández Ordóñez y Martínez Calzón combinan perfiles de acero y hormigón armado blanco, con este tipo de construcción realizarían buena parte de su obra posterior.

En este caso se utilizó por vez primera el acero corten traído de Europa, ya que aquí todavía no se fabricaba. Este tipo de acero crea una película que provoca que la corrosión del acero (en condiciones normales) quede interrumpida debido a la acción protectora del óxido que se produce en el mismo, con lo que no es necesario realizar una protección especial. Tiene un bonito color siena carmelita por su alto contenido en níquel, cromo y cobre. Combinado con el hormigón armado blanco, consiguió una nueva imagen entre los puentes urbanos, mucho más noble y esbelto. Esto, unido a la acertada sencillez del diseño, consiguió que el paso elevado se integrara perfectamente en el paisaje urbano.

Dado el éxito obtenido el paso principalmente reconocido por su vistosidad, el Ayuntamiento se propone dotarlo de un museo de esculturas y un parque para contemplación y esparcimiento, El proyecto se aprobó en 1971 pero no fue inaugurado definitivamente hasta 1979, Dotando a la ciudad de uno de los primeros espacios modernos.

Muchos recordarán la polémica surgida cuando se intentó colgar del puente una voluminosa escultura de Eduardo Chillida. El alcalde, que no quería ver la obra del escultor vasco en el museo de la Castellana , prohibió colgarla del puente por su gran peso. Pero, tras un debate más estético y político que técnico la obra se colgó, sin haber supuesto ningún problema técnico en más de 25 años que lleva colgada.

   
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