La historia de la Prisión comienza en 1356. Después del desastre de la batalla de Poitiers, la situación del reino de Francia es catastrófica: el reino es incruento y el rey Jean es detenido por los ingleses. En ausencia real Etienne Marcel ejerce el poder en París. Decide la construcción de un nuevo recinto alrededor de París para preservar la ciudad de toda amenaza externa.
La puerta de St Antoine era el lugar donde se empieza a construir la torre de la prisión de la bastilla. La construcción de la Prisión responde a tres objetivos: proteger la parte de este lado de París, proteger la puerta San Antonio y proteger finalmente el hotel San Pablo, una residencia real que se encontraba muy cercana a la prisión.
La primera piedra de la fortaleza se coloca el 22 de abril de 1370 y se termina bajo el mandato del rey Carlos VI en 1382. constaba de ocho torres de 22 metros con unas paredes de 4 metros de grosor.
La cárcel con el tiempo se convirtió en una prisión de estado: se encerraba allí por orden del rey, con una carta sellada por el rey. Era pues una prisión para los enemigos personales del rey, a menudo eran personas famosas. Como el cardenal del Balue, encerrado en una jaula por Luis XI, Montgomery para haber matado por accidente el rey Henri II en un torneo, el protestante Bernard Palissy durante las Guerras de religión, el mariscal de Biron para espionaje en favor de España, Eléonore Galigaï, esposa de Concini, el mariscal de Bassompierre porque era temido por Richelieu, el Superintendente de las Finanzas Fouquet, la famosa envenenadora el Vecino y el Hombre a la Máscara de hierro. Voltaire también se le encerró para haber escrito de los gusanos satíricos contra el Regente: durante el año de su cautiverio él pudo terminar en la cárcel su a Edipo. Una vez recuperada la libertad, el regente le concedió 1.000 libros después de haber visto esta obra. Voltaire le respondio una nota al Rey: "agradezco a su Alteza Real de lo que quiere bien encargarse de mi comida, pero le ruego ya no se encargue de mi alojamiento".
En realidad, el régimen penitenciario se mejoró después de 1707 y el mantenimiento de esta prisión costaba muy caro al rey. Pero lo que era realmente doloroso al preso, cuando cruzaba para la primera las distintas cámaras de la prisión, era ignorar cuando podía cruzarlos en el otro sentido. Los guardias debían también seguir siendo sordos a las preguntas de las familias. La Prisión terminó por personificar a los ojos del pueblo parisiense el poder tiránico del rey
Por aquel entonces, las prisiones estaban dispersas por todo el país y una de sus funciones era imponer respeto a las decisiones del soberano sobre todo en materia de justicia. Todos los órganos jurisdiccionales, incluso del poder judicial o el poder eclesiástico, tenían una sanción real, más importante aún era que el derecho de propiedad; que también era ejercitado por los reyes por medio de concesiones territoriales.
La justicia era delegada por el rey donde se ejercía de una forma directa por ciertos hombres que no salían de su casa sin la espada en su cintura, durante la Edad media no había un castillo, un feudo, o un convento que no tuviera en sus sótanos una mazmorra, así como un castillo sin su cárcel propia. Desde Enrique IV, por ejemplo, los reyes de Francia prodigaron los títulos nobiliarios y los honores con un alto coste económico y sobre todo en tierras para dar en recompensa buenos y leales servicios; al favor dado estas munificencias, poco a poco recobraron de derecho divino el de justiciero, sin casi afectar a la propiedad, si no está indirectamente. Las cartas sellada por el rey no fueron más que una transición indispensable, en este lento y curioso movimiento de reacción.
El día 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles más conservadores al igual que la opinión de su esposa, María Antonieta y su hermano, el Conde D'Artois, relevo de su cargo al ministro Necker y ordenó la reconstrucción del ministerio de Finanzas. El pueblo de la ciudad de París interpretó esta acción como un intento de golpe de estado por parte del rey, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo.
La asamblea nacional inicio la sesión del 13 de julio de 1789, ante la gravedad de los hechos ocurridos en Francia se acordó declararse en Asamblea Permanente hasta las 10 de la noche del día 15.
Entre medias se produce los sangrientos hechos de la toma de la Bastilla , estos hechos se extienden como la pólvora por toda Francia. Posteriormente se producen los levantamientos de Troyes, el 18 de julio; Estrasburgo, el 19; Cherburgo, el 21; Ruán, el 24; y, Maubeuge, el 27.
A raíz de aquellos sucesos, una gran parte de los miembros de la Corte , así como no pocos nobles y clérigos, al igual que ciertos burgueses adinerados, salieron desde Versalles y París hacia el extranjero. La falsedad del rumor esparcido, del supuesto golpe de Estado; el acuchillamiento y degollina de todo aquel partidario o simpatizante de la corte.
Luis XVI, contemplaba desde los balcones reales como la corte huía muchas de estas intrigas era proporcionadas desde la casa real que nunca veía el peligro a su poderío legal. Como una de las soluciones contempladas era el nombramiento del defenestrado Necker y demás ministros, puesto que esta decisión no seria menoscabo ni su autoridad ni mucho menos su poderío. Muy por el contrario, la petición de la Asamblea Nacional en ese sentido, reforzaría su imagen de Rey prudente y atento a los deseos de sus súbditos.